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    Teoría utilitarista del valor

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    Mensaje por inmundo Dom Mayo 06, 2012 9:39 pm

    Teoría utilitarista del valor

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    Un antecedente ominoso.

    Una vieja ocurrencia (anterior a los marginalistas) llegó a postular a la utilidad como fundamento del valor de cambio. Se decía que cuanto más útil era una cosa, tanto más valdría; e inversamente, cuanto menos útil fuera una cosa, entonces menos valor tendría. Con tan fina solución a nuestro problema, ¿para qué ahondar más en la cuestión?

    Pues bien, lamentablemente algunos tipos medio contreras se interesaron por estos asuntos tan simples, y con igual sencillez formularon la siguiente objeción: “es indudable que la utilidad del agua es muy grande, a pesar de lo cual, su valor de cambio es generalmente nulo. Asimismo, cosas tan inútiles como un diamante tienen un valor de cambio descomunal. Ergo, no puede ser la utilidad la que determine el valor de cambio de las cosas”. Había que rendirse ante lo evidente, y la utilidad quedó relegada al olvido, mientras los economistas exploraban caminos más fructíferos. Desde William Petty hasta Smith y Ricardo, en la economía política burguesa predominó la idea de que las mercancías se intercambian en proporción a la cantidad de trabajo que tienen incorporado. Esta idea en sus formas primarias no parecía representar ninguna amenaza ideológica para la burguesía, que por el contrario la abrazaba para usarla como arma contra los privilegios feudales. Sin embargo, cuando se extendió el descubrimiento de que la ganancia capitalista no era más que trabajo no remunerado, los buenos burgueses y sus economistas huyeron despavoridos al grito de ¡Mandinga!, como si se les hubiera aparecido el diablo en calzoncillos. A mediados del siglo XIX se había vuelto una tarea urgente encontrar una explicación -defensa- alternativa de la ganancia. Y para eso, ¿qué mejor que un abogado?

    Utilidad y escasez

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    Nuestro “caballero de la brillante armadura” tomaría cuerpo en el Dr Menger, de la muy imperial ciudad de Viena (sus discípulos fundarían la escuela austríaca de economía), y el blanco corcel sobre el que iría montado iba a ser, gloriosamente… el baqueteado jamelgo de la utilidad. ¡Pero atención! Esta vez sus pobres huesos vienen cubiertos por un brillante manto que quiere encandilarnos. Este adorno es el “cambio de utilidad en el margen” (Dobb) que es la “pérdida o ganancia de utilidad que provenía de “un poco menos” o “un poco más” de cierta mercancía” (Dobb). Ciertamente aquí estamos ante algo parcialmente nuevo, pues la vieja crítica a la utilidad ya no se aplica. En efecto, si el precio ya no se considera una función “de una suma de utilidad (lo que evidentemente no podía ser) sino del incremento de utilidad, de la utilidad adicional que ofrecía al consumidor la unidad marginal de una oferta dada” (Dobb), entonces sí se podría explicar que el agua no tenga valor de cambio, puesto que podría argumentarse que habiendo tanta abundancia de “unidades” de agua, una unidad más no podría añadir utilidad alguna. Del mismo modo, el elevado valor de cambio de una piedra preciosa podría atribuirse a su “escasez” relativa.

    Es evidente que lo nuevo de esta perspectiva es el relacionar a la utilidad con la “escasez”. Una cosa adquiriría más valor cuanto más útil y más escasa fuera.

    Otro supuesto fundamental es el de considerar al intercambio capitalista como a un mero trueque entre dos poseedores de mercancías. Un mercado sería una multitud de “agentes” asociales realizando trueques bilaterales, y el dinero no sería algo esencialmente necesario, sino un mero facilitador. De hecho, sólo en el marco de un trueque podían tener tanto peso las preferencias subjetivas de los participantes, y ésta es otra característica insoslayable de la utilidad marginal: al depender de cuestiones psicológicas, abandona todo intento por encontrar un valor objetivo y absoluto, en pos de un valor subjetivo y siempre relativo. Como puede suponerse, esto cambia radicalmente la problemática a la que intentaba responder la economía política científica (nada menos que cómo se crea la riqueza social y cómo se distribuye), puesto que sin costos reales es imposible pensar en un excedente, ya que no se pueden sumar ni restar “sensaciones”. Sin excedente no hay ganancia objetiva, y ahora la ganancia sería simplemente una “satisfacción” que experimentan los agentes del trueque generalizado.

    Puntos flacos de la utilidad marginal

    Lo primero que se debe destacar es que, a pesar de los parches, se sigue tratando de “utilidad”, y como tal, de algo cualitativo. La relación entre un valor de uso y el sujeto que lo va a consumir es subjetiva, individual e intransferible, y por lo tanto impide la comparación de “satisfacciones”. Pero esto no es todo. Además de que no se puedan comparar las satisfacciones de distintas personas, tampoco un individuo puede ordenar sus preferencias subjetivas. Uno puede tener una preferencia entre dos bienes, uno puede elegir un chocolate en detrimento de una empanada, si seguimos en el mundo del trueque… pero en cuanto nos situamos en el mercado, con un poder de compra dado y miles de mercancías y de combinaciones alternativas de mercancías, alguien debería sospechar que la cosa cambia. En efecto, “para ordenar sin ambigüedad un mundo de miles y miles de mercancías, o los conjuntos que son combinaciones de ellas, es necesario cuantificar, o sea, precisar cuánto más se prefiere tal combinación a tal otra; de manera que cada combinación debe recibir un número” (de aquí en más las citas son de Astarita).

    ¿Cómo decidir con un poder de compra dado, si prefiero el conjunto A de 300 mercancías, al grupo B o al C, etc., con combinaciones distintas cada uno? Habría que asignarle una cantidad a cada mercancía, para después poder sumarla con otras cantidades representativas de otras mercancías, y así y sólo así podría decidirse si una combinación de mercancías suma más “utilidades” que otra. Sólo si la utilidad marginal de cada mercancía individual pudiera cuantificarse, podría servir de base para un ordenamiento de estas utilidades y para una comparación. Por esto es que a un marginalista como Jevons le preocupaba tanto elaborar una escala cardinal de utilidades. Su fracaso en este respecto debería haber clausurado el nuevo experimento utilitarista, pero la rama austríaca sigue manteniendo que una escala ordinal de las utilidades basta para determinar los precios, porque nunca salen de la lógica del trueque, camino que los obligaría a hacer cuentas. Luego veremos la “salida” neoclásica a este problema.

    Ya vimos en posts anteriores que para determinar el precio, el mero cruce de las curvas de oferta y demanda no bastaba. Se necesita de un factor subyacente y los neoclásicos quisieron encontrarlo en la “utilidad”. Pero para que este factor pueda ser lo que cause el nivel de los precios, tiene que ser obligatoriamente independiente de esos mismos precios y de los ingresos de los consumidores. El factor determinante no puede estar determinado por aquello que pretende determinar… y de este modo los ortodoxos se ven empujados a caer en la concepción de una utilidad abstracta, una escala de utilidades previa y ajena a cualquier condicionamiento social que pudiera modificarla: “cada individuo debe ser capaz de ordenar sus preferencias de consumo con independencia de los precios y de sus ingresos”. Entonces estamos ante agentes con una racionalidad absoluta, sin vinculación con factor social alguno, ni pertenencia social ni influencia de la propaganda, etc.

    Esta perspectiva asocial también se refleja en la misma definición de Economía, como “la asignación óptima de bienes escasos entre usos alternativos”, donde la relación se plantea entre escasez y deseo ilimitado de consumo, “ya que los seres humanos somos concupiscentes por naturaleza”. Entonces “Los precios resultan de la interacción de estos dos polos que, planteados de esta manera, se convierten en fenómenos abstractos, esto es, separados de sus condicionamientos reales (…) en lo que respecta al deseo ilimitado de consumo, hay que decir que éste no existe como fenómeno económico, sino como mera posibilidad vacía, o sea, como lo que Hegel llamaba la “posibilidad formal”, la que deja de lado las condiciones efectivas por medio de las cuales algo se puede realizar. Dicho de otra manera, existe como un sueño, como un resultado de la imaginación. Por ejemplo, yo puedo soñar con realizar cualquier deseo de compra, pero esto es precisamente un sueño, una posibilidad abstracta, irrealizable en las condiciones concretas en las que vivo. Por eso, cuando considero las posibilidades reales de compra, no tomo en cuenta los deseos en abstracto sino los ingresos de que dispongo. Y ésta es la relación económicamente significativa; esto es, la relación que existe entre deseos condicionados por el ingreso y bienes producidos. Pero si mis deseos están condicionados por el ingreso, si el deseo en el aire de las ensoñaciones no tiene significado económico, el fundamento de los precios en “lo psicológico abstracto” no es fundamento. Este es un problema que no puede ser eliminado por más que el teórico neoclásico nos hable luego de las “preferencias reveladas” y de la necesidad de partir de los precios para descubrir las funciones de utilidad.”

    También la escasez neoclásica es una abstracción irreal, separada del poder de compra y de la producción real de bienes: “tomada en su totalidad, la demanda de bienes jamás aumenta arbitrariamente, ya que como totalidad está correlacionada con un poder de compra global. Así, la demanda general de mercancías no puede aumentar si no aumenta el ingreso general. Pero para que éste aumente, debe haber un aumento general de la producción, de la cual salen los ingresos, como el propio neoclásico reconoce. Por lo tanto, frente a un aumento general de la producción no puede haber una escasez en general de los bienes. Esto demuestra que la escasez en abstracto, o sea, separada de las condiciones de la producción, no tiene relevancia alguna para el análisis”. Sólo puede haber escasez particular de algún bien que se puede remediar según sea o no reproducible.

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    Este carácter tan elemental de las mercancías de ser reproducibles, al tiempo que es ignorado por la teoría utilitarista (al menos la austríaca), es crucial para rechazar la idea de que la curva de oferta debe ser ascendente (es decir, que los precios deberían subir a medida que aumenta la demanda y se venden más unidades). En efecto, si la oferta es ampliable a mediano o corto plazo (se pueden producir más unidades), a costos constantes o decrecientes, entonces la curva de oferta es horizontal o decreciente, y en este caso el cruce de las curvas de oferta y demanda no puede determinar los precios, sino sólo las cantidades que se van a producir. Ante este problema tuvieron que acudir al galope los neoclásicos con el concepto de “costo de producción”, cosa que veremos en el inciso correspondiente.

    Otra consecuencia de tener que postular a la utilidad como independiene de los precios es que no se puede admitir que algunos individuos no puedan encontrar demanda para sus productos, ya que en ese caso tendrían que modificar sus opciones de consumo (debido a la ausencia del ingreso esperado), y en este caso, sería el mercado el que determina las elecciones, en lugar de las “utilidades” o las “preferencias” abstractas. Para esquivar esto, otra vez los neoclásicos tuvieron que manufacturar una escapatoria que veremos en otro inciso: un mercado de equilibrio perfecto en el que no pueda suceder que “haya transacciones por fuera del equilibrio”.

    Hemos dicho ya que esta teoría considera al intercambio como a un mero trueque. En otro post vimos la crítica de Marx a esta idea que ignora que en el mercado capitalista los productores venden mercancías que son valores de uso para otros, pero no son valores de uso para ellos mismos. Son solamente valores de cambio y son esos valores los que quiere realizar el vendedor, sin consideración alguna hacia la utilidad concreta basada en la “cosidad” de la mercancía. Mientras que en un trueque sí sucede que los productos tengan un valor de uso para ambos participantes, esto no es lo que pasa en el intercambio desarrollado de mercancías producidas para su venta en el mercado. De hecho se puede demostrar con unos simples cuadros, que el intercambio capitalista no es un trueque generalizado.

    Cuadro 1

    Vistos los cuadros, se hace claro que la imposibilidad de que coincidan “los deseos y necesidades de los participantes en el mercado” es justamente lo que puede darnos una explicación de qué es el dinero, ya que se hace indispensable un medio de cambio, un equivalente general, el dinero. Pero para la economía neoclásica el dinero no es algo esencial que forma parte necesariamente del sistema capitalista, sino que sería algo externo, que se añade sólo para facilitar unos intercambios que, después de todo, serían simples trueques, y que por lo tanto no requieren en sí mismos de medio de cambio alguno.

    Cuando el dinero es finalmente introducido por los neoclásicos para facilitar el intercambio, de acuerdo a la lógica del trueque que nunca se abandona, tienen que suponer que cuando un “agente” realiza una operación de venta es sólo para comprar algún valor de uso que desee consumir… es decir que el dinero que obtendrá de la venta sólo es considerado por el agente (siempre) como un medio de compra de otra mercancía específica que ya tenía en mente el sujeto al momento de vender su propia mercancía. El dinero sólo sería un intermediario en el camino del trueque.

    Desde esta perspectiva toda venta tendría como fin el consumo (una compra de valores de uso), y se deja absolutamente de lado el comportamiento real de los empresarios productores de mercancías, que venden sus productos para ganar plata, es decir para realizar su valor de cambio y acumularlo y reproducirlo (adelantando capital, por ejemplo, cosa que no es un trueque) como tal indefinidamente, no porque tengan pensado de antemano el comprar un kilo de pan y un poco de manteca, o un automóvil y un televisor, etc. Como dije en otro post, el presidente de la Fiat no va vendiendo autos a mendida que se le ocurren cosas en qué gastar sus ingresos. No. Un empresario vende y acumula aunque esté podrido de consumir y decida pasar los siguientes cinco años en la más absoluta austeridad. La acumulación de capital es un permanente incremento de poder, específicamente de poder de compra, pero poder de compra abstracto, no específico. De hecho la característica más notable del dinero es que permite comprar cualquier cosa y en cualquier momento, y por lo tanto puede acumularse sin tener un fin concreto en la mente. Pero desde la perspectiva del trueque esto no se puede admitir.

    Dicho esto no debería sorprender a nadie que la economía neoclásica no pueda explicar el valor del dinero: “La razón es que en tanto para el conjunto de las mercancías el valor deviene de sus propiedades físicas y naturales -vinculadas al valor de uso-, en el caso del dinero hay que razonar a la inversa: su valor de uso presupone un valor de cambio. Dicho de otro modo, al explicar el valor de las mercancías se recurre a un principio subjetivo, y la mercancía tiene utilidad antes de tener valor. Pero en el caso del dinero se debe partir del supuesto de que tiene valor. De manera que el dinero tiene valor antes de tener utilidad. Con lo cual, además, el razonamiento es tautológico ¿Porqué tiene valor el dinero? Respuesta: porque tiene utilidad. ¿Porqué tiene utilidad? Respuesta: porque tiene valor.”

    También falta un concepto neoclásico de dinero, debido a que es considerado como algo exógeno al intercambio del trueque. Cada vez que se les pide una definición, empiezan a enumerar funciones. Para un neoclásico hablar de dinero requiere un esfuerzo de la memoria porque no pueden construir un concepto que esté integrado al funcionamiento de la economía. Para un marxista explicar qué es el dinero implica en cambio, explicar cómo funciona el capitalismo y cómo éste requiere necesariamente de un equivalente universal.

    Correcciones neoclásicas

    Habíamos anticipado que la imposibilidad de cuantificar y ordenar las preferencias subjetivas había llevado a los neoclásicos a buscar una salida.

    En el conocido manual de Samuelson, en el capítulo en el que explica la utilidad marginal, hay una nota al pie en la que el autor dice que es “agnóstico” respecto a la posibilidad de cuantificar las preferencias subjetivas. Muy bien… pero en seguida agrega que eso no importa, porque de todas maneras podemos suponer que las elecciones empíricas de los agentes nos revelan aquella escala de preferencias que no podíamos cuantificar ni ordenar. Aquí hay una renuncia fáctica a la explicación científica, ya que ahora la utilidad marginal descansa exclusivamente en una suposición. Simplemente se vincula verbalmente a los precios con las preferencias, pero no se puede mostrar relación causal alguna. También hay un grave malentendido, ya que el problema no consiste solamente en que el científico no pueda cuantificar y medir las utilidades marginales. No. Es que por su propia naturaleza subjetiva, el sujeto económico tampoco puede cuantificar sus pretendidas utilidades y por lo tanto, no puede ordenarlas. Del mismo modo que nadie puede cuantificar cuánto más quiere a un amigo respecto a otro, etc.

    De este modo, las elecciones de los sujetos no pueden “revelar” un ordenamiento que de por sí no puede existir. Para no hablar del extraño método circular que nos llevaría a querer determinar los precios, en última instancia, por los precios mismos. Entonces la economía neoclásica no puede explicar los precios a partir de la demanda.

    Otro retroceso neoclásico devino cuando tuvieron que admitir que la curva de oferta es horizontal (si las mercancías son reproducibles los precios no tienen porqué subir a medida que se producen más unidades). Entonces para encontrar otra determinante de los precios recurrieron a los “costos de los factores”, el capital y el trabajo (precio= rK+wL, donde r es renta, K es capital, w es salario y L es trabajo; se puede leer así: el precio es igual a la renta del capital más el salario del trabajo). Y otra vez intentaron encontrar una curva de oferta ascendente, en este caso postulando que la oferta de los “factores de producción” es inelástica y que por lo tanto cuesta cada vez más emplear más factores. Sin embargo, estos factores son también reproducibles, y los costos no tienen porqué subir. Al contrario, suelen bajar en las economías de escala. Entonces la economía neoclásica no puede explicar los precios a partir de la oferta.

    Más retrocesos neoclásicos

    En el blog de Astarita hay un post [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que critica la irrealidad de la función de producción neoclásica.

    Ahora vamos a ver la crítica a la idea de la productividad marginal, con la que se intenta justificar la ganancia: “para calcular la productividad marginal es necesario que las cantidades de los factores puedan correlacionarse con la producción en términos puramente físicos… Para lo cual los factores de producción deben medirse en unidades técnicas”. Pero esto no puede hacerse con el capital (considerado como medios de producción, para los neoclásicos). Es que “el capital es un agregado de bienes heterogéneos y por lo tanto lo que homogeniza a estos bienes es que tienen precio; así es como se mide, por lo demás, “el capital” en la práctica. Pero el precio de estos bienes no es independiente de las variaciones de la tasa de interés o del salario” (es decir, de la distribución de la renta) “Por ejemplo, si suben los salarios y bajan las ganancias, los bienes más intensivos en mano de obra subirán de precio en relación a los bienes que son menos intensivos en mano de obra. De manera que la unidad física de capital habrá modificado su precio. Por lo tanto el precio del capital se modifica cuando varían la tasa de ganancia y los salarios. Pero la función de producción exige que haya una relación unívoca entre cantidades de capital y cantidades físicas de producto. Sin embargo, si el precio del capital se modifica, se dará el caso de que exista una misma cantidad física de medios de producción con precios distintos”.”Esto implica que con la misma técnica, la misma cantidad de factor trabajo y la misma producción física, tenemos dos cantidadaes de capital. Se ve ahora porqué la relación unívoca entre capital y producto marginal físico no se sostiene. Y si esta relación unívoca no se puede establecer, la función de producción neoclásica, base de todas las teorizaciones macroeconómicas, se cae”.

    Como la productividad marginal también se vino abajo, hay que retroceder otra vez en la línea de trincheras, y entonces el neoclásico dice que la ganancia está justificada por las “preferencias intertemporales de consumo”, es decir que la ganancia surgiría de abstenerse de consumir un capital, que en cambio se invierte. El “sacrificio” realizado en el presente debe verse recompensado por el consumo futuro (nótese la mentalidad del trueque que esto supone). La unidad de consumo que se sacrifica hoy debe ser superada en el escenario del mañana, para que la “abstención” sea rentable. La diferencia entre estos dos consumos sería la ganancia…

    Es una lástima que la simple espera no genere beneficio, sino sería todo mucho más fácil para todos. En cambio, “algo o alguien debe acrecentarlo [al capital]“. El capital no fermenta como la levadura, sino que “leva” sólo en el proceso de producción. “Ahora bien, si los “factores de producción” son el capital y el trabajo, y hemos visto que la función de producción no puede explicar el interés, ¿de dónde proviene el incremento del dinero?“

    Por último veremos la contradicción entre la definición del interés como medida de las preferencias intertemporales, y la teoría neoclásica de la utilidad. “Supongamos que la tasa de interés anual es del 3% y que una persona tiene una renta de $500 en 2003 y piensa tener una renta también de $500 en 2004; sus necesidades no son mayores en 2004 que en 2003. Este individuo decide entonces bajar su consumo en $100 en 2003, con el objetivo de tener $3 de “plus” en 2004. Su consumo en 2003 pasa de $500 a $400, a cambio de elevarlo en 2004 a $603. En total tendrá en dos años $1003 contra $1000 que disponía antes de su decisión de ahorro. Para esto en 2003 debió renunciar al consumo de los pesos que van desde 401 a 500, a cambio de los pesos que van de 501 a 603 en 2004. Pero la utilidad que debe sacrificar por el ahorro del primer grupo de pesos -según la tesis de la utilidad marginal decreciente- es muy superior a la utilidad que obtiene con el segundo grupo. No hay manera de que el plus de $3 en 2004 compense el sacrificio de utilidad en 2003″ (presentación de Astarita del argumento de Harrod).

    *************************************************************************

    Todos estos problemas de la teoría neoclásica son probablemente conocidos por los profesores universitarios de economía, ya que son críticas que datan de hace varias décadas (debate de los dos Cambridge). Pero nunca se las enseñan a sus alumnos. Los estudiantes de economía no las conocen. Los recién egresados tampoco. Salen al mercado laboral, donde tienen una función que cumplir, y allí son lo que deben ser y nada más.

    ***************************************************************************

    Por ahora esto es todo, luego tal vez amplíe el post con el mercado walrasiano y alguna otra cosa. El texto citado de Dobb es “Introducción a la Economía”, y el de Astarita es “Valor, mercado mundial y globalización”, y este post no es más que un resumen de su caítulo 1. También es recomendable “Valor: utilidad y trabajo” de Diego Guerrero.


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    Mensaje por AnarcComunis Sáb Mayo 12, 2012 4:34 pm

    ¡claro!, si esta teoría es correcta ¿por qué entonces sera que cuando los trabajadores piden un aumento de sueldos, los empresarios lo transfieren a sus costos de producción y aumentan exponencialmente los precios?

    Supongamos que en una fábrica de sillas yo empleo:
    25 de Capital Constante (máquinas, herramientas, combustible, insumos, repuestos) MÁS 25 de Capital Variable (salarios) MÁS 25 de Plusvalía= Obtendríamos 75$ pesos de ganancia de la venta de este articulo. En el mercado pueden divagar (en unas saldrá 78$ en otras 73$ por efecto de la inestabilidad del mercado)

    Con sus huelgas y protestas los trabajadores obtienen un aumento de 5 pesos en sus salarios (capital variable). Entonces nos quedaría:

    25 C.C. Más 30 C.V. Más 25 de Plusvalía: 80$ saldrá la silla.

    Es decir que el aumento se debió, no por el uso que le damos al objeto sino porque aumentaron los costos de producción.

    Saludos. Y excelente Post.
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    Mensaje por inmundo Lun Mayo 21, 2012 4:48 pm

    Bueno, en realidad el escenario que estás planteando es el de una economía de monopolios, en el que las empresas pueden subir los precios sin temer a la competencia. Pero en la TLV y en la generalidad de los casos, un aumento de los salarios causa una caída de la ganancia, mientras que los precios finales se mantienen constantes debido a la competencia, que es la que presiona para que los valores se ajusten a los costos medidos en tiempo de trabajo.
    Cuando suben los salarios, en realidad los costos en tiempos de trabajo no suben, sino los costos del capitalista en términos monetarios.
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    Mensaje por Shenin Lun Mayo 21, 2012 9:43 pm

    Hablas de precios y salarios reales, ¿no?
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    Mensaje por inmundo Mar Mayo 22, 2012 4:36 pm

    Sí, pero a mediano plazo no veo, en este caso, una diferencia entre salarios y precios reales y nominales. Los precios de artículos de primera necesidad sólo subirían transitoriamente, hasta que se acomode la oferta, como explica Marx aquí: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por Shenin Mar Mayo 22, 2012 10:16 pm

    Sí, si precisamente a raíz de la lectura de Salario, precio y ganancia he preguntado eso.
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    Mensaje por Aelito Sáb Mayo 26, 2012 1:55 pm

    La teoría que presenta el compañero inmundo es válida y el ejemplo del compañero AnarcComunis también lo es, la cuestión en este aspecto es que la elasticidad de precios y salarios que está bien descripta por el modelo ideal de Marx, también debe ser estudiada dentro del esquema de la división internacional del trabajo, y el movimiento de capitales y su configuración dentro de las políticas imperialistas, que conlleva a la desigualdad en los términos del intercambio comercial a nivel internacional, que es justamente lo que hace que el capital se estructure en países como el nuestro (el de AnarcComunis y mío) mayormente dentro del sector de mercado externo, esto es, una economía nacional en la que más del 70% de las grandes empresas son transnacionales con intereses fuertemente ligados al exterior y que se manejan con divisas y una estructura interna del capital en donde predomina el oligopolio, sobretodo en la producción de todos los productos básicos, es por eso que acá la oferta nunca termina acomodando los precios y sólo la conflictividad social de la clase trabajadora ha frenado momentáneamente la voracidad parasitaria del capital "nacional". Es por eso que en todo análisis económico nunca hay que dejar de lado a Lenin o a todos los aque analizan las modalidades del capital a nivel internacional, para ver que la economías de la periferia no se estructuran de la misma manera que las economías centrales dentro de la política imperialista del capital. Saludos.
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    Mensaje por AnarcComunis Dom Mayo 27, 2012 1:38 am

    Aelito escribió:La teoría que presenta el compañero inmundo es válida y el ejemplo del compañero AnarcComunis también lo es, la cuestión en este aspecto es que la elasticidad de precios y salarios que está bien descripta por el modelo ideal de Marx, también debe ser estudiada dentro del esquema de la división internacional del trabajo, y el movimiento de capitales y su configuración dentro de las políticas imperialistas, que conlleva a la desigualdad en los términos del intercambio comercial a nivel internacional, que es justamente lo que hace que el capital se estructure en países como el nuestro (el de AnarcComunis y mío) mayormente dentro del sector de mercado externo, esto es, una economía nacional en la que más del 70% de las grandes empresas son transnacionales con intereses fuertemente ligados al exterior y que se manejan con divisas y una estructura interna del capital en donde predomina el oligopolio, sobretodo en la producción de todos los productos básicos, es por eso que acá la oferta nunca termina acomodando los precios y sólo la conflictividad social de la clase trabajadora ha frenado momentáneamente la voracidad parasitaria del capital "nacional". Es por eso que en todo análisis económico nunca hay que dejar de lado a Lenin o a todos los aque analizan las modalidades del capital a nivel internacional, para ver que la economías de la periferia no se estructuran de la misma manera que las economías centrales dentro de la política imperialista del capital. Saludos.

    Me encantan tus mensajes Aelito. Son muy buenos!

    Ahora quisiese preguntar ¿qué políticas puede adoptar un país para revertir la transnacionalización de la economía? ¿es posible a estas alturas?

    Segundo, no entendí muy bien lo que escribiste acerca de que "la oferta nunca termina de acomodar los precios". ¿Eso quiere decir que al haber un oligopolio o grupos muy concentrados de la economía los precios nunca se adecuaran a la capacidad de compra de la gente porque no existe una relativa competencia que "controle" los precios?

    Saludos.
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    Mensaje por Aelito Dom Mayo 27, 2012 5:20 pm

    AnarcComunis escribió:
    Aelito escribió:La teoría que presenta el compañero inmundo es válida y el ejemplo del compañero AnarcComunis también lo es, la cuestión en este aspecto es que la elasticidad de precios y salarios que está bien descripta por el modelo ideal de Marx, también debe ser estudiada dentro del esquema de la división internacional del trabajo, y el movimiento de capitales y su configuración dentro de las políticas imperialistas, que conlleva a la desigualdad en los términos del intercambio comercial a nivel internacional, que es justamente lo que hace que el capital se estructure en países como el nuestro (el de AnarcComunis y mío) mayormente dentro del sector de mercado externo, esto es, una economía nacional en la que más del 70% de las grandes empresas son transnacionales con intereses fuertemente ligados al exterior y que se manejan con divisas y una estructura interna del capital en donde predomina el oligopolio, sobretodo en la producción de todos los productos básicos, es por eso que acá la oferta nunca termina acomodando los precios y sólo la conflictividad social de la clase trabajadora ha frenado momentáneamente la voracidad parasitaria del capital "nacional". Es por eso que en todo análisis económico nunca hay que dejar de lado a Lenin o a todos los aque analizan las modalidades del capital a nivel internacional, para ver que la economías de la periferia no se estructuran de la misma manera que las economías centrales dentro de la política imperialista del capital. Saludos.

    Me encantan tus mensajes Aelito. Son muy buenos!

    Ahora quisiese preguntar ¿qué políticas puede adoptar un país para revertir la transnacionalización de la economía? ¿es posible a estas alturas?

    Segundo, no entendí muy bien lo que escribiste acerca de que "la oferta nunca termina de acomodar los precios". ¿Eso quiere decir que al haber un oligopolio o grupos muy concentrados de la economía los precios nunca se adecuaran a la capacidad de compra de la gente porque no existe una relativa competencia que "controle" los precios?

    Saludos.



    Si lo preguntás por nuestro país, no es posible con el tipo de gobiernos que tuvimos y tenemos hasta ahora.
    La burguesía nacional nunca dejó de ser una ilusión de los radicales y de los peronistas jamás concretada, esto tiene que ver con nuestro tipo de desarrollo histórico. Si hay algún sector al que se lo pueda incluir objetivamente dentro la categoría "burguesía nacional" en nuestro país, históricamente es ínfimo (CGE por ej.) y actualmente más que nunca, no representan más del 20% de la actividad económica nacional dentro del marco de acumulación capitalista.

    Con respecto a las otras preguntas, quise decir que nunca hay compentencia entre capitalistas en la mayoría de los productos, sobretodo de las mercancías de consumo básico, todo ese sector está monopolizado y/o oligopolizado, sobretodo en el sector secundario y terciario de la actividad económica, esto es, no hay otros burgueses que salgan a competirles con las mismas mercancías a menor precio, esto se ve bastante claro con el tema de la yerba, por ende, no hay mecanismos económicos intrísecos al funcionamiento de la economía nacional que equilibre ésto, y si los precios manifiestan cierta elasticidad estable es la mayoría de las veces por medidas extraeconómicas, o sea, por intervención del gobierno (acuerdos de precios y subsidios) o por protesta social de los trabajadores y/o consumidores. Si uno analiza el aumento del costo de vida tomando los últimos 40 años verá que fue aumentando constantemente, sólo se detuvo este aumento en cortos períodos y a grandes costos también a largo plazo, como fueron los primeros años de la convertibilidad, porque se financió esa estabilidad mentirosa con endeudamiento externo, desde 2002 somos los trabajadores los que financiamos los costos del "modelo". Saludos.
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    Mensaje por inmundo Jue Mayo 31, 2012 12:43 am

    Que los precios en países dependientes no dependan de la TLV, sino que estén determinados por precios de monopolio y relaciones de fuerza no me convence. De hecho en Argentina se han dado periódicas alternancias entre períodos de estabilidad de precios y períodos inflacionarios, que van precedidos por alteraciones en los tipos de cambio. El tipo de cambio es el primer precio que se modifica antes de un período inflacionario, como explica Vitelli, y parece ser el disparador del período inflacionario.
    Esto no quita que el nivel de concentración pueda ser muy elevado y que se formen verdaderos monopolios, como con la telefonía en los 90, pero esto tiende a ser anulado a mediano plazo por la puja de otros capitales por ingresar en ese mercado.
    Si la fijación de precios monopólicos fuera una ralidad estructural y permanente de la economía argentina, habría que explicar porqué han existido períodos de estabilidad de precios, en medio de los períodos de inflación.
    Otra manera de comprobar esto sería comparar la evolución de los precios de los bienes más productivos con los de los menos productivos, y ver si hay una correlación con la TLV (ver si los más productivos aumentan menos de precio que los menos productivos), pero con la actual idigencia estadística del INDEC, creo que eso sería muy difícil de realizar.
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    Mensaje por Aelito Sáb Jun 02, 2012 2:56 pm

    inmundo escribió:Que los precios en países dependientes no dependan de la TLV, sino que estén determinados por precios de monopolio y relaciones de fuerza no me convence. De hecho en Argentina se han dado periódicas alternancias entre períodos de estabilidad de precios y períodos inflacionarios, que van precedidos por alteraciones en los tipos de cambio. El tipo de cambio es el primer precio que se modifica antes de un período inflacionario, como explica Vitelli, y parece ser el disparador del período inflacionario.
    Esto no quita que el nivel de concentración pueda ser muy elevado y que se formen verdaderos monopolios, como con la telefonía en los 90, pero esto tiende a ser anulado a mediano plazo por la puja de otros capitales por ingresar en ese mercado.
    Si la fijación de precios monopólicos fuera una ralidad estructural y permanente de la economía argentina, habría que explicar porqué han existido períodos de estabilidad de precios, en medio de los períodos de inflación.
    Otra manera de comprobar esto sería comparar la evolución de los precios de los bienes más productivos con los de los menos productivos, y ver si hay una correlación con la TLV (ver si los más productivos aumentan menos de precio que los menos productivos), pero con la actual idigencia estadística del INDEC, creo que eso sería muy difícil de realizar.





    Vamos a ver amigo inmundo, si te interesa saber cómo funciona nuestra economía que no difiere demasiado de cualquier economía que dentro de la divisón internacional del trabajo cumple su rol de ser periferia dentro del esquema imperialista del capital, te recomendaría que no leas ni a Paul Krugman, ni a Joseph Stiglitz (porque creerías que todo está perfecto en nuestro país) ni tampoco a Guillermo Vitelli entre otros, éste último en particular es un economista burgués de ideas desarrollistas, de línea neokeynesianea, en cambio podés leer a Claudio Katz vinculado al EDI (economistas de izquierda), Julio Gambina o Claudio Lozano en última instancia. Como keynesiano Vitelli cae en el error de creer que los burgueses son sujetos pasivos, a los que el Estado burgués (si aplicara las políticas que él defiende) los podría manejar a piacere como si fueran peones de ajedrez, por eso es que pone el acento de su análisis de la economía de nuestro querido país sobre ciertos factores (subestimando e ignorando otros) que tienen que ver con el aumento de la demanda agregada y el tipo de cambio, centrando su mirada sobre el ámbito de la circulación de mercancías, pero un economista marxista debe ver todo el conjunto para saber cuales son las principales causas de un fenómeno y no confundirlas con sus consecuencias, y para saber lo que pasa con la inflación y la redistribución del ingreso (que es la manera en el capitalismo de apropiarse de la riqueza social) mediante los reajustes de salarios y precios vía devaluciones, hay que ver la base estructural de la economía nacional, en síntesis, cuál es la composición del capital productivo, cómo opera, de dónde proviene y cuál es su control real sobre una determinada economía.

    El tipo de cambio, no es una causa sino por el contrario expresa un efecto, que no es ni más ni menos que los intereses del capital dentro de un país, vehiculizado mediante la política del estado burgués para modificarlo según las circunstancias y las necesidades de ese mismo capital. Por ej. dentro de una economía como la nuestra totalmente monopolizada u oligopolizada, con un 70% o más del capital que es transnacional y volcado en su mayoría al sector de mercado externo, cuando el tipo de cambio está alto (funciona como barrera proteccionista) para las empresas "nacionales" pero, al ser de aquellas características que remarqué, este tipo de capital opta por apropiarse del ingreso (riqueza nacional) vendiendo a precios que se acercan al tipo de cambio sin llegar sobrepasarlo, o sea, cerca de los precios de exportación, en vez de invertir para ampliar la oferta agregada (y en este punto se basa una de las grandes falacias keynesianas, de creer que los empresarios responden automáticamente con inversión ante el aumento de la demanda agregada), por tanto el mecanismo más cómodo y menos riesgoso al que recurren, es aumentar precios (bajando los salarios reales), incluso, es tan parasitario, que a veces se adelanta a la inflación futura por una revaluación del tipo de cambio también aumentando precios, todo esto lo puede lograr porque controla la producción, distribución y la exportación de los sectores claves de la economía. Cuando pasa lo contrario, o sea, cuando el tipo de cambio está devaluado, es decir, ajustado al mismo precio de la divisa, y por tanto pierde competitividad en el mercado externo y debido a esta situación se abren las puertas a la importación de mercancías, el capital otra ves aclaro que con las características que describí anteriormente, compite por la apropiación del ingreso nacional con las mercancías importadas mediante el mecanismo de bajar los salarios nominales, o sea, siempre ajusta sobre el sector más débil y siempre aumenta su tasa de rentabilidad apropiándose del ingreso de los trabajadores, ya sea por el mecanismo de precios o el de salarios, la única vía posible para nosotros (los trabajadores) de enfrentar esta situación no es económica sino política, esto es, al parasitismo del capital "nacional" siempre se lo paró momentáneamente con la protesta social, ésto ha sido así sobretodo en los últimos cuarenta años, enfrentando dictaduras y todo tipo de represiones de los gobiernos "democráticos" burgueses.

    Esos períodos de "estabilidad" que vos mencionás han sido escasos, aún dentro de la convertivilidad con un tipo de cambio congelado, aún así, fueron aumentando los precios a lo largo de esa década, y no sólo por reajustes de los precios internacionales. Lo de las telefónicas que vos ponés por ejemplo de los 90's, eso no cambió en la actualidad, hoy el mercado de las comunicaciones lo controlan entre dos empresas (Telecom y Telefónica), y recién hace pocos años entró una tercera, no digo que no existan pequeñas empresas o cooperativas pero siempre son muy minorirtarias a nivel macroeconómico, esto sucede en la mayoría de los rubros sobretodo en el de los productos de uso masivo y más básicos, alimentos. vivienda, servicios, o sea, justamente los que más consumen los trabajadores y los pobres de nuestro país. Ahora vos me decís que esta situación sería frenada por el ingreso de capitales externos (empresas competidoras) bueno, justamente para eso están los gobiernos burgueses que tenemos desde siempre, para salvaguardar los intereses de ciertas empresas o ciertos grupos monopólicos u oligopólicos transnacionales que son justamente las que "arreglan" con ellos por mantener sus privilegios dentro de la estructura económica de nuestro país, dejando o no entrar al mercado nacional, este es un país como cualquier otro de la periferia en donde son las empresas transacionales de determinados países las que han dictado las leyes y operado para designar a sus gobernantes, incluso organizando golpes de estado para beneficiar a cierta/s empresa/s en detrimento de otra/s, la Standard Oil yanqui por ej. fue la que organizó el primer golpe de estado que tuvimos en 1930. Además no te olvides que si esos capitales externos vienen va a ser justamente para buscar esas tasa de rentabilidad y si eso se permitiera dejarían de entrar porque existiría más competencia, cosa que a los que ya están instalados no les convienen e intentan por cualquier medio que eso no suceda y el que quiere entrar no lo hará hasta que no se le asegure de algun modo esas tasas de superganancia, por eso si hay algín cambio siempre se da en el marco de una lucha interimperialista de las empresas, hoy China y Brasil de a poco están desplazando a EEUU y Holanda como inverosres directos de capital en Latinoamérica.

    El INDEC fue destruído en 2007 como intitución por el secretario de comercio actual, justamente para ocultar la inflación que se genera por la lógica estructural de comportamiento del capital y porque ésta (la inflación), también está atada a los porcentajes de los intereses de la deuda externa que hay que pagar, y además por que demostraría que su "modelo" pseudo-keynesiano está basado en concentrar aún más la estructura del capital sobre la base de unas tasas de explotación y rentabilidad como nunca antes se vieron en nuestra historia, y esa rentabilidad se basa pura y exclusivamente en los bajos costos laborales y en la constante caída del salario real, además de los buenos precios coyunturales de los commodities que se exportan.

    Por eso digo que los modelos de Marx son incuestionables para analizar el capitalismo dentro de un marco ideal o de una época en el capital monopólico e imperialista todavía no estaba tan extendido, pero dentro del capitalismo del siglo XX y más aún en la actualidad hay que acudir a Lenin y a otros economistas marxistas posteriores a él, sobretodo los que analizan estas problemáticas sobre la base de la teoría del intercambio desigual.

    Si te interesa te puedo pasar alguna crítica a las posturas de Vitelli por otro economista argentino. Un saludo hermano.
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    Mensaje por inmundo Sáb Jun 09, 2012 10:52 am

    Sí, por favor pasame lo que tengas sobre Vitelli. Por el momento te digo que las críticas que le dirigís no me suenan como aplicables a su obra "40 años de inflación en la Argentina", pero todavía no he podido repasar el libro, para refrescarlo.

    Como keynesiano Vitelli cae en el error de creer que los burgueses son sujetos pasivos, a los que el Estado burgués (si aplicara las políticas que él defiende) los podría manejar a piacere como si fueran peones de ajedrez, por eso es que pone el acento de su análisis de la economía de nuestro querido país sobre ciertos factores (subestimando e ignorando otros) que tienen que ver con el aumento de la demanda agregada y el tipo de cambio, centrando su mirada sobre el ámbito de la circulación de mercancías, pero un economista marxista debe ver todo el conjunto para saber cuales son las principales causas de un fenómeno y no confundirlas con sus consecuencias, y para saber lo que pasa con la inflación y la redistribución del ingreso (que es la manera en el capitalismo de apropiarse de la riqueza social) mediante los reajustes de salarios y precios vía devaluciones, hay que ver la base estructural de la economía nacional, en síntesis, cuál es la composición del capital productivo, cómo opera, de dónde proviene y cuál es su control real sobre una determinada economía.


    No sé a qué grado de pasividad te estás refiriendo, pero Vitelli deja muy en claro que las modificaciones de los tipos de cambio responden directamente a las necesidades de la burguesía local, dentro del contexto de la puja distributiva, y no son decisiones políticas autónomas en ese sentido. Creo que él estaría de acuerdo con lo que afirmás:

    El tipo de cambio, no es una causa sino por el contrario expresa un efecto, que no es ni más ni menos que los intereses del capital dentro de un país, vehiculizado mediante la política del estado burgués para modificarlo según las circunstancias y las necesidades de ese mismo capital.

    Agregando simplemente que el tipo de cambio es el precio que dispara los cambios en los demás precios. Vitelli presenta una correlación estadística entre precios que de ninguna manera impide que ésta se introduzca dentro de un contexto más general y en una relación de determinación. De hecho no me sorprendería que el propio autor haya aventurado la hipótesis de que la causa última de los ciclos haya sido la especificidad de la estructura productiva argentina con su baja productividad, pero a esto lo tengo que repasar (el libro está en la biblioteca).
    Independientemente de esto, al trabajo de Vitelli lo toma Astarita para realizar justamente eso, un análisis material que explica esas correlaciones de precios, esos ciclos. El trabajo es "Economía política de la dependencia y el subdesarrollo", y postula un modelo de una economía dependiente como la Argentina, con baja productividad y un solo sector (para simplificar) de alta productividad. El modelo no tiene que postular una economía regida por el monopolio, con los problemas teóricos que ello implica (http://rolandoastarita.wordpress.com/2011/03/23/imperialismo-en-lenin-analisis-critico/), sino que funciona bajo la teoría del valor-trabajo, y en este marco explica la determinación de los tipos de cambio y sus recurrentes fluctuaciones. Su anterior libro "Valor..." también toca el tema (ambos libros están en la biblioteca de Humanidades de la UNLP).

    Lo de Krugman y Stiglitz es raro... ¿desde cuándo decir que rige la teoría del valor-trabajo se parece al mundo ideal de los neoclásicos? Más bien todo lo contrario, si rige la TLV está todo mal.
    Sobre Katz, te voy a pedir que me recomiendes una obra de este autor para saber qué versión de la teoría de la dependencia y los monopolios defiende, si es que sigue esa corriente, como tengo entendido. Del EDI no tengo la mejor opinión, pero es muy heterogéneo, así que mejor diría que no tengo una opinión de conjunto sobre este grupo, salvo el desacuerdo teórico con la teoría de la dependencia. Tengo la impresión de que ya hemos tocado el tema de los monopolios en algún lado, pero parece un tema que vale la pena profundizar. ¿Lo que defendés es que el monopolio domina los precios en los países dependientes solamente, o que los domina en general en el mercado mundial y en los espacios de valor más avanzados también?

    Por ej. dentro de una economía como la nuestra totalmente monopolizada u oligopolizada, con un 70% o más del capital que es transnacional y volcado en su mayoría al sector de mercado externo, cuando el tipo de cambio está alto (funciona como barrera proteccionista) para las empresas "nacionales" pero, al ser de aquellas características que remarqué, este tipo de capital opta por apropiarse del ingreso (riqueza nacional) vendiendo a precios que se acercan al tipo de cambio sin llegar sobrepasarlo, o sea, cerca de los precios de exportación, en vez de invertir para ampliar la oferta agregada

    Desde la pespectiva de Astarita, ante una devaluación, las empresas exportadoras argentinas, que son "precio aceptantes" ya que no dominan ni juegan un papel importante en el mercado mundial (entonces no pueden desatar guerras de precios), van a vender sus mercancías a un precio real tendencialmente igual tanto en el exterior como en el interior de su espacio de valor. Esto es natural, no se puede esperar otra cosa de ninguna estructura productiva. Un conjunto de mil empresas no va a dejar de vender en BS AS al mismo precio que venden en Nueva York, sólo porque sean muchas empresas que compiten más fieramente entre sí. Si en cambio son dos las empresas que dominan el mercado nacional, el mecanismo va a ser el mismo, van a vender hacia dentro con el precio internacional, pero no porque haya monopolios. Supongo que para verificar que hay un monopolio en el interior del espacio nacional, habría que ver precios superiores en Argentina que los que se realizan en el mercado mundial (si suponemos que el MM no está también monopolizado). Es difícil encontrar contrastaciones empíricas para definirse por una teoría o por otra, en el caso mundial sí las hay, pero no sé en el caso argentino, es algo que voy a preguntarle a Astarita.
    Pero en fin, naturalmente, en este contexto, dados los bajos salarios (en relación al precio de la mercancía exportada) que son consecuencia de la devaluación, la ganancia es alta, y es extraordinaria en el caso del agro argentino y algún otro sector aislado. Las altas ganancias en este contexto no necesitan introducir la hipótesis del monopolio.

    (y en este punto se basa una de las grandes falacias keynesianas, de creer que los empresarios responden automáticamente con inversión ante el aumento de la demanda agregada)

    Estamos de acuerdo, el freno actual de la economía argentina pone en evidencia la falta de inversión de los últimos años, a pesar del aumento del gasto y el consumo.

    incluso, es tan parasitario, que a veces se adelanta a la inflación futura por una revaluación del tipo de cambio también aumentando precios, todo esto lo puede lograr porque controla la producción, distribución y la exportación de los sectores claves de la economía.

    Aquí tampoco me parece que sea necesario introducir al monopolio. Ante expectativas inflacionarias (naturales tras una devaluación) las empresas remarcan los precios, aunque sean mil empresas.

    Esos períodos de "estabilidad" que vos mencionás han sido escasos, aún dentro de la convertivilidad con un tipo de cambio congelado, aún así, fueron aumentando los precios a lo largo de esa década, y no sólo por reajustes de los precios internacionales. Lo de las telefónicas que vos ponés por ejemplo de los 90's, eso no cambió en la actualidad, hoy el mercado de las comunicaciones lo controlan entre dos empresas (Telecom y Telefónica), y recién hace pocos años entró una tercera, no digo que no existan pequeñas empresas o cooperativas pero siempre son muy minorirtarias a nivel macroeconómico, esto sucede en la mayoría de los rubros sobretodo en el de los productos de uso masivo y más básicos, alimentos. vivienda, servicios, o sea, justamente los que más consumen los trabajadores y los pobres de nuestro país. Ahora vos me decís que esta situación sería frenada por el ingreso de capitales externos (empresas competidoras) bueno, justamente para eso están los gobiernos burgueses que tenemos desde siempre, para salvaguardar los intereses de ciertas empresas o ciertos grupos monopólicos u oligopólicos transnacionales que son justamente las que "arreglan" con ellos por mantener sus privilegios dentro de la estructura económica de nuestro país, dejando o no entrar al mercado nacional, este es un país como cualquier otro de la periferia en donde son las empresas transacionales de determinados países las que han dictado las leyes y operado para designar a sus gobernantes, incluso organizando golpes de estado para beneficiar a cierta/s empresa/s en detrimento de otra/s, la Standard Oil yanqui por ej. fue la que organizó el primer golpe de estado que tuvimos en 1930. Además no te olvides que si esos capitales externos vienen va a ser justamente para buscar esas tasa de rentabilidad y si eso se permitiera dejarían de entrar porque existiría más competencia, cosa que a los que ya están instalados no les convienen e intentan por cualquier medio que eso no suceda y el que quiere entrar no lo hará hasta que no se le asegure de algun modo esas tasas de superganancia, por eso si hay algín cambio siempre se da en el marco de una lucha interimperialista de las empresas, hoy China y Brasil de a poco están desplazando a EEUU y Holanda como inverosres directos de capital en Latinoamérica.

    Tengo que ver más de cerca los ciclos, para ver cómo se pasa de una dinámica a la otra, pero los ciclos de tipo de cambio alto no fueron escasos. Lo que sí se puede decir es que no revirtieron la tendencia inflacionaria general, y el peso argentino se devaluó mucho en el siglo XX respecto al dolar y a la libra. Algo que quiero remarcar es que Vitelli había encontrado una diferencia entre los ciclos inflacionarios anteriores a los 70 y los posteriores: los primeros se vinculaban con un aumento del salario real (hay que preguntarse si esto es posible si domina el monopolio), y los segundos, con una caída del mismo. Tampoco recuerdo bien cómo funcionaba el punto de inflexión.

    Sobre las telefónicas, no tengo datos actuales, sino del 2000, cuando ya empezaron a aparecer muchos pequeños actores marginales. Si nada ha cambiado desde entonces, entonces se puede suponer que existe el control férreo que vos postulás sobre el estado, o que la competencia tiene alguna traba económica para entrar (monto de inversión inicial), o que el nivel de las ganancias del sector no es lo ssuficientemente atractivo. No lo sé. Pero dado que es lo que pasa en la generalidad de los casos, como en su momento con la industria del acero estadounidense, los televisores, las computadoras, etc, me inclino a pensar que las posiciones de privilegio no se pueden mantener por mucho tiempo.

    Por eso digo que los modelos de Marx son incuestionables para analizar el capitalismo dentro de un marco ideal o de una época en el capital monopólico e imperialista todavía no estaba tan extendido, pero dentro del capitalismo del siglo XX y más aún en la actualidad hay que acudir a Lenin y a otros economistas marxistas posteriores a él, sobretodo los que analizan estas problemáticas sobre la base de la teoría del intercambio desigual.

    Como se deduce de lo anterior, yo creo que los análisis de Marx son necesarios para el estudio de la realidad concreta, del capitalismo como un todo desde sus inicios hasta el presente, sin hacer la excepción de período alguno, ya que no creo que en ningún momento los monopolios que vieron Lenin y otros hayan dominado la dinámica del sistema. Y en lo posible sin hacer la excepción de ningún caso especial, a menos que la evidencia pertinente sea abrumadora. No por apego a la causa, sino porque el desarrollo mismo del capitalismo sólo se entiende si la TLV funciona, sino no.
    Saludos.

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