expulsar a los inmigrantes

ArmaTuMente escribió:

zambombazo escribió:

Carlos maoista-lininista escribió:Dejando a un lado este debate alternativo yo diría que los inmigrantes son muy necesarios, como ya se ha dicho, la población está envejecida.

Pues nada oye, que desaparezcan los españoles.

Estoy a favor de la colaboración total y unión entre los pueblos, ¿pero es necesario que desaparezcamos para ello?

Ni se trata de ser racista ni ostias,porque no lo soy, simplemente no trago con vuestro discurso buenista en el que los unicos que desaparecemos de la historia somos nosotros.

¿Y esta chorrada?¿Desaparecer? Jajajajaja. Vamos a ver, la multiculturalidad no trae la desaparición de una nación, el concepto de nación es mucho mas fuerte. Y si, eres racista de cojones, porque cualquier lectura de semejante declaración da a entender que supones diferencias genéticas entre etnias bastante marcadas y que por ende los pueblos no pueden emigrar. Es decir: Menuda chorrada

ArmaTuMente escribió:¿Y esta chorrada?¿Desaparecer? Jajajajaja. Vamos a ver, la multiculturalidad no trae la desaparición de una nación, el concepto de nación es mucho mas fuerte.

Ojo, puede pasar eso, y puede pasar que si te absorban. El ejemplo lo tenemos en Valencia, un antiguo territorio del Reino de Aragón cuyo tejido cultural-nacional ha sido absorbido por completo.

PequeñoBurgués escribió:yo debo explicarme muy mal, este hilo lo abrí para saber si estábais viendo crecer en España esa opinión de que para acabar con el desempleo basta con expusar a los inmigrantes... hay 18 páginas y solo me respondió un señor de Navarra...

Un polémico documental inglés propone «decir la verdad sobre las razas»

Su autor, Trevor Philips, un hombre de color y ex jefe de Igualdad con Blair, afirma que el multiculturalismo ha fracasado

El Channel 4 de la televisión británica estrenó este jueves, y con buenas críticas, un documental con un título que no deja indiferente a nadie: «Cosas que no nos atrevemos a decir sobre la raza y son ciertas». El primer reflejo al leer ese título hace temer que se trate de un execrable alegato racista. Difícil, porque su autor, Trevor Phillips, es quien dirigió durante diez años la Comisión para la Igualdad Racial del Gobierno de Blair. Además se trata de un periodista de raza negra. Phillips, de 61 años, con una larga trayectoria en los medios y un maestro también a la hora de publicitarse, ha dicho en su documental lo innombrable: el multiculturalismo ha fracasado y se ha convertido en un negocio para los líderes de las minorías, que viven de las subvenciones para la integración.

Phillips cuenta que lo que le abrió los ojos fueron los atentados de julio de 2005 en Londres, que dejaron 52 muertos y 700 heridos. Él llevaba dos años al frente de la Comisión de la Igualdad y asegura que por sus visitas a algunos barrios sabía estaba enquistando algo temible, pero reconoce que no hizo nada. Los atentados fueron cometidos por jóvenes radicales islamistas nacidos en el Reino Unido: «Si el sueño del multiculturalismo funcionaba tan bien, ¿qué había fallado?». Al hilo de eso, recuerda que en la universidad en la que estudió Jihadi John, el asesino mediático del Estado Islámico, «el 70% de los alumnos eran musulmanes», una endogamia que ve poco sana y peligrosa, y que a su juicio volvería a demostrar que no hay tal multiculturalismo, sino grupos diversos viviendo juntos, pero sin tocarse.

En su documental asegura que la corrección política, el miedo a ofender a las minorías, ha llevado incluso a entorpecer las investigaciones policiales sobre los abusos sexuales de Oxford, Rotherham y Rochdale y el asesinato de una niña de ocho años en 2000. También señala que se ha llegado a tolerar la mutilación genital de las mujeres como un asunto privado de las comunidades. Tal vez lo más llamativo es que asegura que el multiculturalismo y la lucha por la igualdad se han convertido en un negocio para los representantes de algunas minorías: «En la práctica el multiculturalismo se ha convertido en un timo, en el que los autodenominados líderes de la comunidad controlan los fondos de las autoridades locales para mantener su estatus y autoridad. Lejos de animar la integración, lo que les interesa es mantener el aislamiento de sus grupos étnicos».

Phillips demanda que se cuente la verdad sobre lo que está pasando en el Reino Unido con la integración de los diversos grupos étnicos: «Evitar que cada uno diga lo que piensa no va a sacar ese pensamiento de sus corazones. La gente necesita decir lo que piensa libremente, sin temor a ser acusado de racista e intolerante».

Trevor, que cuida siempre el espectáculo para mantener la audiencia, ha completado su puesta en escena con decálogo de «Las diez cosas que no puedes decir», que le ha dado portadas chillonas en la prensa tabloide bajo el título: «Por fin alguien dice la verdad». En el decálogo dice que estas diez cosas son hechos constatados que no se admiten:

-La mayoría de los negros asesinados son víctimas de otros negros.

-La mayoría de los gangs callejeros vienen de la comunidad pakistaní de Mirpuri.

-Entre los rumanos hay muchos más carteristas.

-Los crímenes relacionados con el alcohol los cometen casi siempre blancos.

-Los británicos negros son sentenciados el doble por crímenes violentos.

-Los padres pudientes prefieren poner a sus hijos en clase con asiáticos.

-Blanco y pobre es el nuevo negro.

-Los irlandeses dominan el negocio de la construcción.

-Los judíos son el doble de ricos que el resto.

-Las chicas indias tienen ocho veces más posibilidades de ser farmacéuticas.

Anticipándose a una crítica evidente, Phillips reconoce que «la larga sombra del Holocausto y el esclavismo» hace que se vea con preocupación plantear ahora situaciones relacionadas con la raza, por muy reales que sean. Pero propone darle la vuelta al argumento y convertirlas en ejemplos en positivo: si los judíos son más ricos, los demás podrían aprender de su ejemplo y sus tradiciones; lo mismo con los triunfos escolares de los asiáticos. El documental ha sido polémico también por unas declaraciones en el mismo del dirigente del partido eurófobo UKIP, Nigel Farage, que pidió que se supriman las leyes contra la discriminación laboral, bajo el discutible pretexto de que hoy ya no hacen falta.

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