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Si bien la muerte de un ser humano es una desgracia, la muerte de alguien de la calidad humana de Kim Jong-Il es una desgracia aún mayor.
Todos vimos el dolor que la muerte de nuestro querido camarada coreano causó al pueblo por el que tanto lucho. Es por eso que siento una profunda indignación cuando veo el comportamiento de pseudo-artistas como Sacha Baron Cohen, ese bufón que hace subir el pan cada vez que abre la boca.
En este ocasión nos ha ofrecido una performance de lo más despreciable, esparciendo unas cenizas a modo de mofa de Kim Jong-Il para patrocinar una película llamada "El dictador". ¿Para cuándo hará una película criticando al capitalismo? Evidentemente, este perro jamás morderá la mano de su amo.
Cualquier persona con un mínimo de decencia no tendría semejante actitud, menos aún en caso de estar haciendo una promoción comercial. Desde luego, para este hombre el dinero está por delante de la moral.
¡Que no se le ocurra pisar Corea del Norte!
Todos vimos el dolor que la muerte de nuestro querido camarada coreano causó al pueblo por el que tanto lucho. Es por eso que siento una profunda indignación cuando veo el comportamiento de pseudo-artistas como Sacha Baron Cohen, ese bufón que hace subir el pan cada vez que abre la boca.
En este ocasión nos ha ofrecido una performance de lo más despreciable, esparciendo unas cenizas a modo de mofa de Kim Jong-Il para patrocinar una película llamada "El dictador". ¿Para cuándo hará una película criticando al capitalismo? Evidentemente, este perro jamás morderá la mano de su amo.
Cualquier persona con un mínimo de decencia no tendría semejante actitud, menos aún en caso de estar haciendo una promoción comercial. Desde luego, para este hombre el dinero está por delante de la moral.
¡Que no se le ocurra pisar Corea del Norte!
Caracterizado como el General Aladeen, que interpreta en su próxima película, El dictador. Así desfiló por la alfombra roja de los Oscar el actor británico Sacha Baron Cohen, que desafió a la "sugerencia" de la Academia de Hollywood de que no quería que apareciera de esa guisa en la gala.
Baron Cohen iba vestido con el uniforme blanco lleno de condecoraciones, banda incluida, que utiliza su personaje, enorme barba negra y gafas de sol, con una urna cineraria en las manos que simulaba ser la del fallecido dictador de Corea del Norte, Kim Jong-il.
El actor, custodiado por dos guardias femeninas vestidas con traje militar de minifalda, trató de esparcir cenizas de la urna por la alfombra, momento en el que fue abordado por los miembros de seguridad de la gala.
Baron Cohen había anunciado su intención de llegar a la gala vestido como el personaje de su último trabajo, un líder totalitario que quiere impedir que la democracia llegue a su país.
Sin embargo, la Academia de Hollywood afirmó que no quería que el actor apareciera vestido de dictador. Aunque no se le prohibió la entrada al Hollywood & Highland Center, sí se le advirtió que no sería bienvenido.
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