por Francesc 57 Jue Sep 04, 2014 11:27 am
Es evidente que hubo errores, nadie lo puede negar. Pero aquí ocurren varias cosas: en primer lugar, la Unión Soviética sufre un bloqueo económico brutal; una amenaza constante de intervención militar; una/s campaña/s de desinformación y de mentiras; construir la primera potencia potencia mundial a base de planificaciones. Por si todo esto fuera poco se recrudece una lucha de clases tremenda con la colectivización del campo, por no hablar de la Gran Guerra Patria. En estas situaciones, ¿qué dirigente actúa con las manos plenamente libres para conseguir tirar adelante un país? Stalin no es un dios, es un hombre pragmático, un hombre adorado por su pueblo (aún hoy en día es el personaje histórico más votado en Rusia), pero te equivocas con lo del culto a la personalidad. Este tema ya ha sido tratado en este mismo hilo y en otros; hay infinidad de pruebas que desmontan las mentiras del informe del resentido Krushev. Está claro que durante las represiones pagaron justos por inocentes, por desgracia esto es algo que siempre pasa y, evidentemente, no tiene ninguna disculpa. Pero es el mismo Stalin y el Comité Central quienes intentan frenar los abusos que se produjeron con la destitución y ejecución de Yezhov y el nombramiento de Beria. También hay que tener en cuenta que, a pesar del poder que tenía Stalin, no era todopoderoso, y él mismo se veía atado de pies y manos por el enorme poder de los comisarios regionales (entre ellos el propio Krushev, que fue un gran represor —cosa que en pocos sitios se dice—). Sobre la represión, purgas y gulacs, también se ha escrito hasta la saciedad en diferentes hilos de este foro y hay documentos y enlaces muy interesantes.
No todo es blanco o negro, hay matices, y hay que tenerlos muy en cuenta. Son estos matices los que hacen de Stalin un gran estadista, un gran dirigente, un hombre que impulso a la Unión Soviética al primer plano mundial, el que dio bienestar a su pueblo.
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