Blindar el diálogo de paz con la movilización popular, pide director de VOZ
(Ibagué, septiembre 3 de 2012) Una de las personalidades democráticas y de izquierda que ha contribuido en grado sumo al diálogo de paz entre el gobierno nacional de Juan Manuel Santos Calderón y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, FARC – EP, es el director de VOZ La verdad del pueblo y dirigente nacional del Partido Comunista Colombiano, Carlos A. Lozano Guillén.
Por estos días, y seguramente durante todo el proceso que habrá de desarrollarse fundamentalmente en la Habana, Cuba, el también dirigente nacional del Polo Democrático Alternativo y de la Marcha Patriótica, será una de las personalidades más asediada por los medios de comunicación del orden nacional e internacional, por su vasto esfuerzo en la cristalización de este proyecto de paz que se veía tan distante e imposible por la testarudez fundamental de la burguesía colombiana liderada por el presidente Santos.
Desde la misma entraña del movimiento “Colombianos y Colombianas por la paz”, el camarada Carlos A. Lozano Guillén ha sido protagonista consecuente, siendo igualmente, una de las personas más amenazadas del país por la derecha y la extrema derecha que insisten en la salida sangrienta a este crudo conflicto social y armado que vive el país hace más de 50 años.
Hablando para la página web: www.pacocol.org y otros medios alternativos de Comunicación, el camarada Lozano Guillén, con su regia personalidad que le caracteriza, ha hecho un análisis profundo del histórico acontecimiento de la apertura del diálogo de paz con las guerrillas, por cuanto es inminente la participación también del Ejército de Liberación Nacional, ELN.
Ha dicho que “La mejor manera de blindar el proceso de paz es con la movilización de las masas populares”.
Señala que “Los partidos de la unidad nacional deben apoyar a su presidente, no dejarlo solo en este proceso de paz”.
Critica varias posturas del gobierno Santos. Una tiene que ver con adelantar el proceso fuera del país. Indica: “Es un error lo que pretende el gobierno de hacer el proceso de diálogo de espaldas al país, por allá en el exterior”.
La segunda crítica tiene que ver con la idea de adelantar el diálogo en medio del agudo conflicto. Carlos A. Lozano Guillén, califica esta postura de “Garrafal error”. Considera que es una abierta concesión al militarismo.
Sostiene que todos y todas estamos en la obligación de contribuir a la paz con sus propias dinámicas, buscando por supuesto, la unidad para la contundencia e impacto nacional e internacional. Dice: “Quienes están adelantando distintas formas de buscar la paz, hay que hacerla desde su propia iniciativa”.
Se lamenta de la crisis que hay en la izquierda con la errática determinación de un sector del comité ejecutivo del Polo Democrático Alternativo de expulsar al Partido Comunista de sus filas. Subraya: “Es evidente que la crisis del Polo es funesta para un proceso de esta naturaleza”.
Dice además con suma sensatez que “El fin del conflicto armado no es el logro total de la paz”.
Señala con preocupación la presencia de los enemigos de la paz que seguramente buscarán por todos los medios sabotear y evitar la concreción del proceso serio de paz. Pronostica: “Van a haber hechos de desestabilización, magnicidios quizás”.
La entrevista completa es la siguiente:
1. Camarada Carlos A. Lozano Guillen: Comienza diálogos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón y la guerrilla de las FARC – EP. ¿Qué significado tiene para el pueblo colombiano y la misma izquierda?
Significa un viraje en el proceso político nacional, favorable a la salida política dialogada y democrática del conflicto colombiano; sin duda que este es un paso trascendental del gobierno nacional y de la guerrilla de las FARC con la inminente incorporación también del Ejército Nacional de Liberación Nacional, ELN, acuerden inicios de conversaciones de paz sobre la base de una agenda concreta que reivindica problemas políticos, sociales, económicos que son vitales en el país y que tienen que ver con las causas del conflicto.
2. ¿Asistimos a un esfuerzo más de diálogo entre el gobierno y la insurgencia, o éste tiene algunas connotaciones importantes y distintas a los anteriores esfuerzos?
Hay un acumulado en Colombia, por supuesto que hay una experiencia, pero este es un nuevo proceso de paz, yo diría que inédito, porque marca un viraje con relación a los anteriores y en un clima propicio que hace algunos meses no existía. Hoy día estamos viendo encuestas que oscilan entre el 60 – 70 por ciento. Incluso, el presidente de la república nos decía ayer, (31 de agosto) que el gobierno nacional hizo una en que se trepa al 80 por ciento la opinión favorable para establecer los diálogos de paz. Así que esto es inédito.
La otra parte interesante es que es una agenda muy concreta, muy limitada y que por supuesto deja por fuera temas importantes, interesantes; de tal forma que abre el espacio para la participación de las organizaciones populares, sociales, sindicales, de la llamada sociedad civil para que apropie sus propias iniciativas al proceso. No se trata, pues, de que se incorporen a la mesa de diálogo como algunos pretenden, sino que se abra un espacio, de que haya una vía para que la llamada sociedad civil pueda expresar sus opiniones, hacer sus propuestas y debe existir la garantía de que el gobierno nacional y la guerrilla las tomen en consideración para incorporarlas dentro de este proceso.
Yo creo que son elementos nuevos, muy significativos, y que pueden realmente si hay voluntad política del gobierno, la voluntad política del establecimiento en asumir los cambios, en promoverlos también, en aceptarlos, pues, puede abrir una nueva etapa en la nueva vida nacional, que es la de construir la paz con democracia y con justicia social.
3. Aunque aún ni el gobierno nacional ni la insurgencia han revelado oficialmente la agenda de discusión, viene trascendiendo en los medios de comunicación ésta. Según su criterio y con base en lo que se conoce, ¿Qué le falta a esta agenda?
La agenda por supuesto excluye temas sociales y económicos muy importantes, entre ellos, el modelo económico. El modelo de la economía de libre mercado, el modelo neoliberal que algunos llaman del capitalismo salvaje, ha sido nefasto, no solamente para el país sino para el capitalismo en los tiempos de hoy. En buena medida esta crisis que está padeciendo el capitalismo, son por los excesos que cometió este modelo de economía de libre mercado de capital.
Entonces, en Colombia también está haciendo estragos también en materia de salud, educación, vivienda de cultura, el tema de la tecnología – por ejemplo – mientras en todos los países están avanzando en la investigación, en el dominio de la técnica de los cambios que se dan en el mundo de hoy, desde el punto de vista de los recursos técnicos, de los recursos materiales para la investigación, aquí lo que se está haciendo es acabando a COLCIENCIAS y quitándole todo el presupuesto. Ese ha sido el debate en los días más recientes.
Estos son temas que tienen que estar allí. En este país está el tema – por ejemplo – del medio ambiente, toda la depredación que están haciendo las transnacionales que se están apoderando de nuestro territorio, apropiándose de este “boom” de la minería, de la minería – energético, que es de las pocas locomotoras que le ha funcionado al gobierno, pero que la puesto al servicio de las transnacionales. Nada de eso está allí. El Tratado de Libre Comercio, TLC, que es lesivo para nuestra economía y para nuestra soberanía. Nada de eso está en la agenda y por supuesto, son limitaciones evidentes que existen y que deben ser tomadas en consideración por el aporte de las organizaciones sociales, sindicales y populares.
Por supuesto, no se trata de que para que haya una paz, en una mesa de diálogo se resuelvan todos los problemas del país, una especie de “revolución por contrato”, eso no va a existir. La revolución, quienes creemos en ella, sabemos muy bien que se conquista es con el apoyo de las masas y con el protagonismo de las masas populares. Pero, sí es importante de que entienda el gobierno nacional y el establecimiento colombiano, la clase dominante, que hay problemas muy sensibles y que pueden ser en cualquier momento detonantes de estallidos sociales que pueden afectar en alguna medida también el proceso de diálogo, el proceso de solución política.
Aquí tiene que haber una apertura hacia introducir en la agenda los grandes temas nacionales que son del interés colectivo, del interés nacional.
4. ¿Qué diferencias y qué similitudes hay en relación con la agenda del Caguán?
La agenda del Caguán era más ambiciosa, por supuesto; la agenda del Caguán introducía muchos más puntos. Digamos, en alguna medida la agenda del Caguán era maximalista. Rebasaba las posibilidades de una solución política de un conflicto con problemas concretos.
El conflicto se debe superar erradicando las causas que lo originaron; toda la complejidad de la problemática nacional. En ese sentido el Caguán fue mucho más ambicioso. Claro, era otro momento. El propio gobierno de la época se abrió hacia eso, la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional.
Hoy, es otra la realidad. Han pasado muchas cosas en este país, aunque no se han modificado las causas que originaron el conflicto, de ahí que el tema agrario sea el primer punto de la agenda y es el primer punto que se va a discutir. Entonces, esto es muy importante. La precariedad de la democracia también existe, de ahí que el segundo punto de la agenda, por lo menos, en el orden que está establecida, es el tema de las garantías políticas, el tema del estatuto de la oposición, el tema de la libertad de opinión, el tema de las garantías para que actúe todos los partidos políticos y movimientos políticos con la mayor razón de la izquierda, de la oposición sin el temor de ser victimizados, a asumir exterminios y genocidios como ocurrió con la Unión Patriótica.
Entonces, comparadas las dos, por supuesto, que era mucho más ambiciosa la del Caguán. No quiero con esto soslayar, tener un criterio peyorativo de lo que significa la agenda actual, que es muy concreta y por supuesto, va a producir quizás, si hay el interés, si hay la voluntad, de que sea mucho más dinámico y más rápido este proceso de solución política del conflicto.
5. El Partido Comunista se reunió en Palacio con el presidente de la república el viernes 31 de agosto. En relación el proceso de paz, ¿Qué se dijo, qué se habló?
Bueno, hablamos justamente del interés que suscita en el país el tema de la paz y los peligros que se ciernen sobre ella, por eso se planteó el tema de las garantías para el Partido Comunista Colombiano, para la Marcha Patriótica, para la oposición. Planteamos inquietudes frente al tema de los planes de consolidación, que su aspecto social, además del militar, se le está entregando a las fuerzas armadas, a las fuerzas militares rebasando la autoridad civil.
Debe ser ese aspecto social manejado, controlado, adelantado e implementado por la autoridad civil que para eso ha sido constituida y esa es su razón de ser y eso está establecido en la constitución nacional. Sin embargo, aquí no, aquí se le ha entregado todo a los militares como una especie de dictadura de la fuerza y eso no establece garantías del buen manejo y que esas inversiones sociales vayan orientadas a beneficiar a todas las comunidades y no, digamos, que sea instrumentalizada a favor de las posiciones guerreristas y militaristas.
Entonces, todo esto se le planteó al presidente de la república, incluyendo los temas de la protección, que han sido debilitados por parte de la nueva Unidad Nacional de Protección, y por supuesto, exige entonces, que el gobierno nacional a la vez que se manifiesta interesado en un proceso de paz, trate también de garantizar de que no se vaya a alterar el buen desarrollo de este proceso afectando, pues, habida cuenta de la fragilidad de la seudo democracia colombiana, la integridad de los grupos y de los partidos políticos de la izquierda y de la oposición.
6. Precisamente camarada Lozano Guillén: ¿Cómo blindar este proyecto de los enemigos agazapados de la paz, de los cuales hablara Otto Morales Benítez?
La mejor manera es la movilización, y así se lo hicimos saber al presidente Juan Manuel Santos Calderón; la movilización de masas, la movilización popular, la realización de un gran congreso nacional de las fuerzas amantes de la paz en el país, sin excepción, toda. Le hemos exigido garantías para ese congreso, para esa movilización.
Incluso, decíamos nosotros que el establecimiento, los partidos de la unidad nacional deben apoyar a su presidente, no dejarlo solo en ese proceso de paz; y en lo que tiene que ver con la izquierda con las organizaciones sociales y sindicales. Tenemos que levantar un respaldo al proceso de paz, ya no al gobierno o a la guerrilla sino al proceso de paz. Hay que actuar, hay que poner en funcionamiento todas las reservas democráticas de este país, capaces de proteger este proceso. Este es el mejor blindaje que se le puede hacer.
Es un error lo que pretende el gobierno hacer un proceso de diálogo de espaldas al país, por allá en el exterior y fuera de eso sin que el país conozca lo que allí se está haciendo y sin ninguna participación en cualquier espacio de la sociedad colombiana en sus organizaciones e incluso, de sus instituciones democráticas.
Entonces, aquí se trata es de no permitir eso, estimulando la participación social y popular y sobre todo: Moviendo a la masa. Hacer que esa consigna de siempre, no se quede en un simple enunciado, eso de que hay que meterle pueblo a la paz. Eso es lo que tenemos que hacer a nivel nacional y a nivel regional. Tiene que haber eso.
Quienes están adelantando distintas formas de buscar la paz, hay que hacerlo desde su propia iniciativa, como la Marcha Patriótica con las constituyentes regionales, congreso de los pueblos con lo suyo, el Partido Comunista con sus propias iniciativas. Pero, hay que unirse en un solo haz de voluntades, en un solo proyecto de un gran evento nacional e internacional que tenga amplia repercusión en el país y en el exterior para defender este proceso de paz. Es la única manera de aislar a los que se oponen al proceso, a quienes van a tratar de dinamitarlo con actos provocadores y criminales.
7. La apertura se da fundamentalmente por la presión popular, nacional e internacional, por la presión de movimientos por la paz y personalidades amantes de la paz. Entre esos movimientos esta precisamente “Colombianos y Colombianas por la paz”, movimiento del cual hace parte usted. ¿Qué va a hacer este movimiento para que proceso avance?
Es cierto. En buena medida a este momento se ha llegado por la gestión de “Colombianos y Colombianas por la paz” que ayudó a abrir este camino. No solamente por las liberaciones humanitarias, sino con logros trascendentales que se convirtieron en gestos de paz, como la decisión de las FARC de suspender la retención personas por razones económicas, la entrega de todas las personas que estaban en injusto cautiverio por razones del conflicto, el hecho mismo de que las FARC hayan aceptado, a pesar de la muerte del comandante Alfonso Cano, a continuar con los contactos secretos, los acercamientos exploratorios confidenciales.
Así que este fue un esfuerzo muy grande de “Colombianos y Colombianas por la paz”. ¿Qué va a hacer ahora? Pues, “Colombianos y Colombianas por la paz” justamente ha convocado a este gran evento del que estamos hablando con un criterio de amplitud, que ha llamado a superar la idea de algunos de permanecer con sus estrechos y limitados planteamientos. No, esto es lo que voy a hacer, el otro va a hacer esto y el otro va a hacer esto. No, lo que estamos diciendo desde “Colombianos y Colombianas por la paz” que cada quien adelante lo suyo, sus propios eventos e iniciativas, pero en el entendido que hay una convocatoria única, una convocatoria nacional que debe unirnos a todos para que tenga contundencia.
Aspiramos hacer de alguna manera, no solamente quienes lancemos la iniciativa, sino los que busquemos cristalizarla, que es donde se consolide para que en el mes de octubre, noviembre, podamos estar celebrando ese importante acontecimiento.
8. Camarada Lozano Guillén. Hablando hipotéticamente que toda la agenda se desarrolle normalmente. ¿Se podría decir que hay un nuevo país?
No, ahí se comenzaría a construir el nuevo país. Si hay un proceso de paz importante, más o menos que consolide los puntos de la agenda, más lo que pueda plantear de alguna manera, distintos sectores de la sociedad, eso implicaría el fin del conflicto armado. Pero, por supuesto que quedan muchos problemas sociales, muchos problemas políticos que limitan ahí la posibilidad de un goce completo democrático.
Pero, justamente la paz va a generar nuevas condiciones favorables a la izquierda, a la oposición, a corrientes alternativas. Eso es lo que tiene que entender la izquierda que está en crisis. En lugar de encontrar este proceso a una izquierda unida, a una izquierda en condiciones fuertes, lo que estamos encontrando es una izquierda de mayor debilidad; aunque hay nuevos actores que es importante, como es el caso de Marcha Patriótica, pero es evidente que la crisis del Polo es funesta para un proceso de esta naturaleza.
Entonces, este proceso nos tiene que ayudar a superar estas crisis, a hacer de la izquierda una verdadera opción, a fortalecer las posibilidades de un nuevo poder en Colombia, que es la construcción de ese nuevo país.
El proceso de paz de suyo, por sí, no lo va a resolver. Nos va a resolver una nueva realidad favorable a la democracia, la justicia social, pero ahí es donde comienza la construcción de un nuevo país. O sea, el fin del conflicto armado no es el logro total de la paz definitiva en el país, no es el fin de la lucha de clases, no es el fin de las contradicciones que se dan en un país como el nuestro, bajo las condiciones de un sistema precario.
9. Es preocupante que se hayan incrementado las amenazas contra usted y muchas más personalidades de izquierda y democráticas de Colombia. Eso no le sirve a este esperanzador proceso de paz. ¿Cuál es su opinión?
Claro que no. Pero como nos lo muestra la experiencia, y este proceso no va a hacer la excepción, cada vez que se habla de las posibilidades de paz, de diálogo en este país, la derecha cavernaria, ultra reaccionaria, comienza a adelantar este tipo de actividades provocadoras, de sabotaje a los procesos.
Acordémonos de la célebre frase hace ya muchos años cuando en el gobierno de Belisario Betancur del doctor Otto Morales Benítez, de los enemigos agazapados de la paz, desde dentro y fuera del gobierno; y esta no va a ser la excepción. Y la acción de ellos no es ideológica, porque si fuera ideológica, sería lo de menos, porque sencillamente se discute, se debate, es la batalla de ideas, y va haber, sin duda, mucho debate sobre el problema de paz y de cómo debe pactarse ésta. Pero, además de eso, que es normal y democrático, va a haber la acción desestabilizadora, las provocaciones, los magnicidios, seguramente y tenemos que estar preparados, no para asimilarlos, sin para evitarlos.
10.¿Cree usted que es un error del gobierno nacional adelantar el proceso de paz en medio del tableteo de las ametralladoras?
Garrafal error…Garrafal error. El gobierno con eso le hace una concesión al militarismo. Es un poco el mensaje que quiere dar el gobierno de que de todas maneras, a pesar del proceso, va a seguir la guerra y van a seguir persiguiendo a los guerrilleros y van a tratar, pues, de ultimarlos en sus campamentos como han hecho hasta ahora.
Entonces, esa no es la vía. Ese no es el camino, porque todo ello altera el normal desarrollo del proceso. Porque así como e Estado, las fuerzas militares van a propiciar sus operativos de tierra arrasada, pues la guerrilla también hará lo suyo, es la “lógica” absurda de la guerra. ¿Qué va a ocurrir? Qué va a ocurrir cuando vengan las recriminaciones, de unos o de otros, cuando se habla en medio de conflicto tiene que haber la disposición de aceptar los horrores de la guerra. Pero, ¿Será que eso es posible hacerlo? Ahí es donde está el problema. La experiencia nos muestra que ha sido así. Todos los procesos anteriores fracasaron por esa táctica, digamos de pretender golpear al contrario para llevarlo rendido. Lo único que resulta de ahí es debilitar el proceso de diálogo, afectarlo y generar las condiciones de ruptura como ha pasado antes.
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