Convocatoria VIª Asamblea de la ACDT de Sevilla
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Compañeros/as:
En estos últimos años, tanto el gobierno del PSOE como el del PP han aprovechado la crisis para colocarnos a los trabajadores en una situación de indefensión total, mientras los empresarios se hacen fuertes exigiendo cada vez más recortes contra nuestros derechos. Los empresarios disfrutan de total impunidad para hacer y deshacer caprichosamente. Desde hace varios años se resisten a firmar convenios porque las nuevas leyes se lo permiten. Utilizan todo tipo de argucias que facilitan las medidas de recortes, con el fin de bajar los salarios, despedir sin motivo, deshacerse de los compañeros más combativos... En el sector de la pequeña y mediana empresa de nuestra provincia la represión es brutal; se calcula que faltan por cubrir 18.000 delegados al no haberse celebrado elecciones sindicales, bien por la presión de los patronos, bien porque ha cundido el pánico a perder el puesto de trabajo. El miedo y el terror campan a sus anchas hoy día en los centros de trabajo.
Los gobiernos, todos ellos representantes de los capitalistas, nos han tendido una trampa mortal: en los centros de trabajo nos prohíben hablar y realizar cualquier actividad que ellos consideren de carácter político. Así, la huelga de solidaridad por un compañero despedido está prohibida por ley; sin embargo, ellos utilizan la política para quitarnos a los trabajadores el pan, la educación, la salud, nuestro futuro y el de nuestros hijos a través de las leyes; es decir, por medio de la política.
Está claro que una embestida de este calibre no es posible rechazarla yendo cada uno por su lado, ni siquiera por cada sector o centro de trabajo por su cuenta, pues las leyes son universales para todos los trabajadores y además porque la lucha sectorial y de empresa se realiza siempre a la defensiva, cuando ya nada hay que hacer sobre hechos consumados. Estas luchas, por muy numerosas que sean, están perfectamente controladas y son soportables por los patronos. Tiene que ser una respuesta unida y contundente y a su debido tiempo. Desgraciadamente, esta respuesta ha de ser constante en el tiempo y convocarse de manera unitaria, como una sola clase que somos. El problema es que actualmente no existe ninguna entidad capaz de unir a todos los trabajadores; por tanto, esa labor tiene que ser obra de nosotros mismos.
En nuestro país se contabilizan por cientos los sindicatos, candidaturas y centrales, unas mayores, otras menores. Sin embargo, después de 40 años de “democracia” no han dado un sólo paso para abrir caminos para la unidad hacia una Central Única de Trabajadores. A esa negación de la unidad han contribuido particularmente las cúpulas de las centrales CCOO y UGT mediante la firma del acuerdo de capitulación mal llamado "paz social", lo que pone al descubierto que han perdido toda su perspectiva de lucha de clases.
Por ser los únicos órganos elegidos directamente por sus compañeros, capacitados para unir a todos los trabajadores sin distinción de ideología o afiliación sindical (pues la unidad y la solidaridad ha de venir desde los tajos, desde donde compartimos todo), tienen que ser los comités de empresas, las juntas de personal y delegados de personal los que impulsen este movimiento. Estamos obligados a dar ese paso o, de lo contrario, seremos cómplices pasivos de la división y la confusión, las mejores bazas que juega el gobierno y los patronos para arremeter contra los trabajadores y contra el pueblo en general.
Para tratar de estos problemas, la Comisión Permanente de la ACDT os convoca a la VI Asamblea General para el próximo 20 de Octubre a las 10 de la mañana en el Centro Cívico “El Tejar del Mellizo” (Parque de los Príncipes-Triana). Os esperamos.
En estos últimos años, tanto el gobierno del PSOE como el del PP han aprovechado la crisis para colocarnos a los trabajadores en una situación de indefensión total, mientras los empresarios se hacen fuertes exigiendo cada vez más recortes contra nuestros derechos. Los empresarios disfrutan de total impunidad para hacer y deshacer caprichosamente. Desde hace varios años se resisten a firmar convenios porque las nuevas leyes se lo permiten. Utilizan todo tipo de argucias que facilitan las medidas de recortes, con el fin de bajar los salarios, despedir sin motivo, deshacerse de los compañeros más combativos... En el sector de la pequeña y mediana empresa de nuestra provincia la represión es brutal; se calcula que faltan por cubrir 18.000 delegados al no haberse celebrado elecciones sindicales, bien por la presión de los patronos, bien porque ha cundido el pánico a perder el puesto de trabajo. El miedo y el terror campan a sus anchas hoy día en los centros de trabajo.
Los gobiernos, todos ellos representantes de los capitalistas, nos han tendido una trampa mortal: en los centros de trabajo nos prohíben hablar y realizar cualquier actividad que ellos consideren de carácter político. Así, la huelga de solidaridad por un compañero despedido está prohibida por ley; sin embargo, ellos utilizan la política para quitarnos a los trabajadores el pan, la educación, la salud, nuestro futuro y el de nuestros hijos a través de las leyes; es decir, por medio de la política.
Está claro que una embestida de este calibre no es posible rechazarla yendo cada uno por su lado, ni siquiera por cada sector o centro de trabajo por su cuenta, pues las leyes son universales para todos los trabajadores y además porque la lucha sectorial y de empresa se realiza siempre a la defensiva, cuando ya nada hay que hacer sobre hechos consumados. Estas luchas, por muy numerosas que sean, están perfectamente controladas y son soportables por los patronos. Tiene que ser una respuesta unida y contundente y a su debido tiempo. Desgraciadamente, esta respuesta ha de ser constante en el tiempo y convocarse de manera unitaria, como una sola clase que somos. El problema es que actualmente no existe ninguna entidad capaz de unir a todos los trabajadores; por tanto, esa labor tiene que ser obra de nosotros mismos.
En nuestro país se contabilizan por cientos los sindicatos, candidaturas y centrales, unas mayores, otras menores. Sin embargo, después de 40 años de “democracia” no han dado un sólo paso para abrir caminos para la unidad hacia una Central Única de Trabajadores. A esa negación de la unidad han contribuido particularmente las cúpulas de las centrales CCOO y UGT mediante la firma del acuerdo de capitulación mal llamado "paz social", lo que pone al descubierto que han perdido toda su perspectiva de lucha de clases.
Por ser los únicos órganos elegidos directamente por sus compañeros, capacitados para unir a todos los trabajadores sin distinción de ideología o afiliación sindical (pues la unidad y la solidaridad ha de venir desde los tajos, desde donde compartimos todo), tienen que ser los comités de empresas, las juntas de personal y delegados de personal los que impulsen este movimiento. Estamos obligados a dar ese paso o, de lo contrario, seremos cómplices pasivos de la división y la confusión, las mejores bazas que juega el gobierno y los patronos para arremeter contra los trabajadores y contra el pueblo en general.
Para tratar de estos problemas, la Comisión Permanente de la ACDT os convoca a la VI Asamblea General para el próximo 20 de Octubre a las 10 de la mañana en el Centro Cívico “El Tejar del Mellizo” (Parque de los Príncipes-Triana). Os esperamos.
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