Cómo está el patio burgués, nos prometen una década de peste y sufrimiento desde las instituciones del capital. Los debates televisivos son auténticos atentados contra la inteligencia, no saben ya qué decir ni qué hacer ante la ruina del capitalismo, cuando calla el griterío solo se escuchan tonterías. Hagamos un pequeño experimento, intenten recordar los temas de actualidad de hace cinco años y luego compárenlos con los temas de hoy. Hoy se habla del hambre, así, con toda claridad. Ahora intenten imaginar cinco años más de debacle económica, no es difícil pensar que para entonces tal vez estemos hablando de la guerra. Seguro que algunos dirán que exagero, exactamente lo mismo que dirían cinco años atrás sobre los niveles de hambre actuales.
El estado español se cae a trozos. Lo repetiremos las veces que sean necesarias. Hay una crisis económica, política, territorial y social. No hay por donde cogerlo. En lo económico está en quiebra y sin ninguna capacidad para arrancar, eso es lo que nos dicen a diario, no saben qué hacer, solo se les ocurren prostíbulos gigantes, y eso si los llegan a construir. En lo político, las dos principales fuerzas del régimen, el PSOE y el PP, están más quemadas que la moto de un hippie, mientras el PP no deja de caer el PSOE no levanta cabeza. Eso por no contar que prácticamente no hay semana que no conozcamos un nuevo caso de corrupción. Sus instituciones, ya sea la jefatura del estado, la judicatura, la policía… tienen el mismo respeto y credibilidad entre la clase obrera que un viejo roquero en una fiesta de música electrónica. El último escándalo real son los dos hijos no reconocidos que le han salido al Borbón, uno de los cuales podría incluso reclamar su puesto como legítimo heredero al trono. Respecto al asunto territorial, vemos que a medida que la crisis arrasa con todo lo que agarra los ánimos independentistas se incrementan, pronto veremos en qué acaba la cosa. Y por último, sobre lo social. Los obreros se debaten entre la supervivencia y la explotación más brutal. Entre Cáritas y trabajos escasos y cada vez peores. Y además de eso, el cerco burgués. Un cerco cada vez más estrecho, ya sea en los hospitales, universidades, transportes, farmacias, teatros, supermercados, viviendas… la clase obrera está siendo expulsada de todos los sitios. Esto no es nada nuevo, es lo normal en el capitalismo pero con mucha más intensidad. Ni Cáritas fue fundada ayer ni el desempleo y la explotación son el último grito. Atendiendo a todos estos fenómenos en su conjunto y, además, sabiendo que todavía no hemos tocado fondo, que la situación empeorará, y mucho, cabe pues preguntarse si este régimen resistirá. En mi opinión, lo único que les salva es una clase obrera desorganizada y confundida. Y eso por el momento.
La situación internacional no es mejor que la española. Nos quieren hacer creer que esto es cosa de un puñado de países del Sur de Europa, unos tipos que nos hemos pasado de frenada gastando y que ahora tenemos que penar nuestros pecados. Ya quisieran ellos que fuera así, qué fácil lo tendrían nuestros amigos burgueses. El asunto es bastante peor. Si comenzamos este comentario hablando de la guerra, vamos a terminar exactamente igual, hablando de la guerra. No por gusto, es que la chusma burguesa arregla sus asuntos de ese modo, a bombazos, arrasando pueblos. Si de la crisis de los años 30 se salió con la segunda guerra mundial, ¿qué nos hace pensar que esta crisis tendrá un desenlace distinto? Tal vez sí que podemos señalar una diferencia, hoy disponemos de armas muy poderosas, tanto que el pronóstico de Einstein nos parece optimista, de darse una tercera guerra es posible que no quede nadie para una cuarta, al menos nadie que pueda sujetar palos y piedras.
Dado el escenario que se nos presenta, el socialismo no solo es necesario, es la única alternativa posible para la clase obrera. La burguesía seguirá siendo burguesía, bajo este régimen o bajo otro cualquiera que nos parezca más democrático y dulce con no sé qué reformas legales e impositivas. Sencillamente el capitalismo tiene su lógica y sus límites, o se supera, y eso solo podrá hacerse con el socialismo, o de lo contrario nos vamos directos hacia la barbarie.
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