¿Creer o no creer en el cambio climático?
breve texto elaborado por el Instituto de Investigación sobre Evolución humana en septiembre de 2012
¿Por qué algunas personas deciden no creer en el cambio climático?
A partir de la publicación de los primeros estudios sobre el medio ambiente, en los 60s y principios de los 70s, se estableció una fuerte corriente crítica en contra, representada en particular por economistas y políticos en diferentes partes del mundo.
Pero conforme el número y calidad de informes ambientales crecen década a década, nos dice Dennis Meadows, la crítica ha evolucionado:
1960s: Quienes hablan a favor de la ecología están en contra del progreso.
1970s: No tienen idea de lo que hablan, los recursos son ilimitados.
1980s: Aunque estamos de acuerdo que los recursos tienen límites, en la práctica esos límites están demasiado lejanos y no afectan el desarrollo de la economía.
1990s: En esta década se publicaron multitud de estudios científicos sobre el daño al ecosistema mundial y por fin se aceptó que los límites no están tan lejos. Pero el mercado mismo y la tecnología, la creatividad y el ingenio humanos, resolverán cualquier problema.
2000s: Está visto que la tecnología y los mercados no actúan con la rapidez necesaria, necesitamos más recursos y más crecimiento para resolver estos problemas.
2010s: Si hubiéramos mantenido un crecimiento económico como se pudo haber hecho desde los 60s, no hubiéramos tenido estos problemas de escasez de recursos en la actualidad.
En broma, podríamos decir que en las siguientes décadas el consenso será “¡Sálvese quien pueda!”; aunque como contrapunto, dada cierta tendencia en la evolución de la crítica, tal vez será: “De acuerdo, el problema es real, ¡todos a arreglarlo!”. Hoy en día hay opiniones encontradas a lo largo del movimiento ambiental: Hay quien dice, como la ONU, que apenas estamos a tiempo para lograr la sostenibilidad; otros, como Dennis Meadows, aseguran que ya es demasiado tarde y sólo hay tiempo para cambiar nuestros hábitos como especie y prepararnos para un mundo nuevo .
Después de cinco décadas de estudios científicos sobre el ecosistema global y las diversas crisis ambientales, llama la atención que la mayoría de la población mundial no cree, o no sabe, que esté ocurriendo un cambio climático. Si dividimos cada grupo en subgrupos podemos comprender las razones y motivaciones más comunes.
¿Por qué creen los que creen?
- Por la abrumadora cantidad de estudios científicos sobre el cambio climático y el daño de la actividad humana en los medios ambientes local y global.
- Porque nuestra limitación de recursos implica que nuestro crecimiento también tiene límites.
- Por conveniencia, no está de más explotar la paranoia de fin de mundo para comercializar cierto tipo de productos (desde artículos “verdes” y automóviles hasta películas).
- Por si las dudas. Más vale prevenir que lamentar.
- Por narcisismo, especialmente característico de esta época; es parte de la naturaleza humana pretender que somos únicos e irrepetibles, que la época que habitamos debe marcar el final de la historia. Algunos más, sin duda, no quieren imaginar que vendrán nuevas generaciones de jóvenes que vivirán sus vidas felizmente.
¿Por qué no creer?
- Por tradición o intereses económicos, religiosos, sociales o políticos: construimos nuestro país/pueblo/casa con nuestro trabajo y hemos domado la naturaleza, que está para servirnos. Dios proveerá. La ecología es de izquierda.
- Por simple incredulidad: Han existido miles de profecías del fin del mundo desde que se tiene memoria; predicciones sobre el colapso total a causa del aumento de población y el agotamiento de los recursos han existido desde hace siglos. Ninguna se ha cumplido.
- Por la conveniencia de corporaciones y movimientos del mercado. Los inversionistas quieren sus ganancias.
- Por ignorancia. Lamentablemente, la mayoría de la humanidad tiene preocupaciones diarias más inmediatas, como alimentarse día a día o sobrevivir a enfermedades.
- Por la poca exactitud y errores de los científicos. Ya alcanzamos el máximo de taza de natalidad en casi todos los países y el cambio climático ha sido exagerado. La ciencia también tiene su agenda.
Tal vez no hay una sola opinión correcta. Tal vez varias opiniones coinciden con fragmentos de la verdad. Todo sistema cerrado tiene un límite de crecimiento. La conveniencia y la experiencia personales son un factor decisivo. Es fácil cambiar nuestra postura o nuestras opiniones, es fácil racionalizar las cosas, pero cambiar nuestros hábitos conlleva mucho más. La siguiente pregunta, para nosotros, y que abordaremos más adelante, es: ¿Qué tanto ha influido el ser humano en el periodo de cambio climático que atravesamos en la actualidad?.
breve texto elaborado por el Instituto de Investigación sobre Evolución humana en septiembre de 2012
¿Por qué algunas personas deciden no creer en el cambio climático?
A partir de la publicación de los primeros estudios sobre el medio ambiente, en los 60s y principios de los 70s, se estableció una fuerte corriente crítica en contra, representada en particular por economistas y políticos en diferentes partes del mundo.
Pero conforme el número y calidad de informes ambientales crecen década a década, nos dice Dennis Meadows, la crítica ha evolucionado:
1960s: Quienes hablan a favor de la ecología están en contra del progreso.
1970s: No tienen idea de lo que hablan, los recursos son ilimitados.
1980s: Aunque estamos de acuerdo que los recursos tienen límites, en la práctica esos límites están demasiado lejanos y no afectan el desarrollo de la economía.
1990s: En esta década se publicaron multitud de estudios científicos sobre el daño al ecosistema mundial y por fin se aceptó que los límites no están tan lejos. Pero el mercado mismo y la tecnología, la creatividad y el ingenio humanos, resolverán cualquier problema.
2000s: Está visto que la tecnología y los mercados no actúan con la rapidez necesaria, necesitamos más recursos y más crecimiento para resolver estos problemas.
2010s: Si hubiéramos mantenido un crecimiento económico como se pudo haber hecho desde los 60s, no hubiéramos tenido estos problemas de escasez de recursos en la actualidad.
En broma, podríamos decir que en las siguientes décadas el consenso será “¡Sálvese quien pueda!”; aunque como contrapunto, dada cierta tendencia en la evolución de la crítica, tal vez será: “De acuerdo, el problema es real, ¡todos a arreglarlo!”. Hoy en día hay opiniones encontradas a lo largo del movimiento ambiental: Hay quien dice, como la ONU, que apenas estamos a tiempo para lograr la sostenibilidad; otros, como Dennis Meadows, aseguran que ya es demasiado tarde y sólo hay tiempo para cambiar nuestros hábitos como especie y prepararnos para un mundo nuevo .
Después de cinco décadas de estudios científicos sobre el ecosistema global y las diversas crisis ambientales, llama la atención que la mayoría de la población mundial no cree, o no sabe, que esté ocurriendo un cambio climático. Si dividimos cada grupo en subgrupos podemos comprender las razones y motivaciones más comunes.
¿Por qué creen los que creen?
- Por la abrumadora cantidad de estudios científicos sobre el cambio climático y el daño de la actividad humana en los medios ambientes local y global.
- Porque nuestra limitación de recursos implica que nuestro crecimiento también tiene límites.
- Por conveniencia, no está de más explotar la paranoia de fin de mundo para comercializar cierto tipo de productos (desde artículos “verdes” y automóviles hasta películas).
- Por si las dudas. Más vale prevenir que lamentar.
- Por narcisismo, especialmente característico de esta época; es parte de la naturaleza humana pretender que somos únicos e irrepetibles, que la época que habitamos debe marcar el final de la historia. Algunos más, sin duda, no quieren imaginar que vendrán nuevas generaciones de jóvenes que vivirán sus vidas felizmente.
¿Por qué no creer?
- Por tradición o intereses económicos, religiosos, sociales o políticos: construimos nuestro país/pueblo/casa con nuestro trabajo y hemos domado la naturaleza, que está para servirnos. Dios proveerá. La ecología es de izquierda.
- Por simple incredulidad: Han existido miles de profecías del fin del mundo desde que se tiene memoria; predicciones sobre el colapso total a causa del aumento de población y el agotamiento de los recursos han existido desde hace siglos. Ninguna se ha cumplido.
- Por la conveniencia de corporaciones y movimientos del mercado. Los inversionistas quieren sus ganancias.
- Por ignorancia. Lamentablemente, la mayoría de la humanidad tiene preocupaciones diarias más inmediatas, como alimentarse día a día o sobrevivir a enfermedades.
- Por la poca exactitud y errores de los científicos. Ya alcanzamos el máximo de taza de natalidad en casi todos los países y el cambio climático ha sido exagerado. La ciencia también tiene su agenda.
Tal vez no hay una sola opinión correcta. Tal vez varias opiniones coinciden con fragmentos de la verdad. Todo sistema cerrado tiene un límite de crecimiento. La conveniencia y la experiencia personales son un factor decisivo. Es fácil cambiar nuestra postura o nuestras opiniones, es fácil racionalizar las cosas, pero cambiar nuestros hábitos conlleva mucho más. La siguiente pregunta, para nosotros, y que abordaremos más adelante, es: ¿Qué tanto ha influido el ser humano en el periodo de cambio climático que atravesamos en la actualidad?.