Stalin y la doble faz de Mao
capítulo del libro Stalin y Mao Zedong, el otro revisionista escrito por José Sotomayor Pérez (camarada Altamira)
publicado en dos partes en el blog Euskal Sute Iraultzailea - ESI taldea, en agosto-septiembre de 2012
El antistalinismo de Mao, durante la vida de Stalin, fue hipócritamente escondido. Puso en conocimiento sus verdaderas opiniones sobre el líder soviético, en círculos estrechos de sus más leales seguidores. Pero cuando sabía que Stalin llegaría a conocer lo que decía de él, entonces Mao, no ahorraba alabanzas. He aquí algunas:
«Stalin es el conductor de la revolución mundial. Esto es de suprema importancia. Es un gran acontecimiento histórico que la humanidad haya sido bendecida con Stalin. Desde que lo tenemos las cosas pueden ir bien. Como ustedes saben Marx está muerto, y también lo están Engels y Lenin. Si no hubiera habido Stalin, ¿quien hubiera estado allí para dirigir? Pero tenerlo… esto es realmente una bendición. Ahora existen en el mundo una Unión Soviética, un Partido Comunista y también un Stalin. Así los asuntos del mundo pueden ir muy bien». A continuación dijo; «Debemos saludarlo, debemos apoyarlo y debemos aprender de él. Debemos aprender de él en dos aspectos: su teoría y su trabajo». (54)
Diez años más tarde , con motivo de la celebración del 70 aniversario del nacimiento de Stalin, los dirigentes chinos escribían artículos laudatorios en homenaje a Stalin, como el siguiente:
«La serie de grandes acontecimientos históricos que han tenido lugar en los últimos diez años no pueden ser separados del nombre de Stalin. No pueden ser separados de la obra de Stalin o de la ayuda de Stalin a los pueblos de varios países. Los acontecimientos de la historia mundial de los últimos diez años, han probado aún más que Stalin es no solo la bandera de la victoria del pueblo soviético sino también la bandera de toda la humanidad progresiva. Estos hechos han agregado también mayor evidencia a lo que el camarada Mao Tse Tung señalaba hace diez años: «Stalin es el conductor de la revolución mundial». (55)
Ya sabemos que para Mao, Stalin era un «metafísico que enseñó metafísica». Sin embargo escribió lo siguiente, sobre una obra escrita por Stalin:
«El compendio de la Historia del Partido Comunista (b) de la URSS constituye la más elevada síntesis y resumen del movimiento comunista mundial en los últimos cien años. Es el modelo de teoría y práctica y es el único modelo perfecto en el mundo entero». (56)
Estas alabanzas públicas de Mao a Stalin, no correspondían a lo que realmente pensaba del líder soviético, como lo demuestran las siguientes opiniones vertidas entre sus acólitos:
«El presidente del Comité Central del PCCh habla con desprecio de los dirigentes soviéticos. Así sin ocultar su desdén, dijo, acerca de Stalin:
- No conoce ni puede conocer a China, y sin embargo mete la nariz en todos los asuntos. Todas sus presuntas tesis sobre nuestra revolución son puras tonterías. Y los del Comintern repiten lo mismo como loros».
«Cuando se encontraba en su apogeo la batalla de Moscú, en octubre - diciembre del año pasado, el presidente afirmó:
- Vean adónde llevó el parloteo de Stalin. ¡Es el colmo! Me gustaría ver al dirigente parloteando ahora, allí, en Moscú».(57)
«Mao se vuelve cada vez más grosero para con sus oponentes. Cuando durante una discusión, uno de ellos se refirió a un artículo de Stalin, Mao exclamó:
- Eso es muy de ustedes, los ‘moscovitas’: si a Stalin se le ocurre pedorrear, ustedes están dispuestos a husmear y admirarlo.
«Pero en nuestra presencia se deshace en alabanzas a Stalin. Hay motivos para eso: abriga la esperanza de que yo lo trasmita a Moscú. El favor de Stalin representa grandes beneficios para Mao Tse tung en el futuro». (58).
Mao tomó una posición típicamente nacionalista burguesa, frente a la política exterior seguida por Stalin después de la Segunda Guerra Mundial. Las publicaciones chinas repiten todo lo que la propaganda antisoviética propala sobre una supuesta división, en esferas de influencia, entre la URSS y EE.UU. Mao, ante una delegación japonesa, el año de 1964, declaró lo siguiente:
«La URSS ha ocupado demasiados territorios. En la Conferencia de Yalta se declaró Mongolia exterior nominalmente independiente; este territorio ha sido desatado de China, pero de hecho ha caído bajo la gestión de los soviéticos. En su momento preguntamos (en 1954) si sería posible restituir Mongolia exterior a China, ellos respondieron que eso era imposible… Ellos también separaron una parte de Rumania, Besarabia. En Alemania, también ellos tomaron territorios, especialmente una parte de Alemania del Este… ».
En estas declaraciones se pone de manifiesto el nacionalismo burgués y antisoviético de Mao, que fue una orientación constante en su política desde los años 30, en que se encumbró como el máximo dirigente del PCCh.
Mao, nunca reconoció la importancia enorme de la lucha de Stalin contra las desviaciones de Trosky, Bujarin y el nacionalismo burgués. Con su teoría de las «contradicciones en el seno del pueblo», prácticamente condena la política de Stalin contra estas desviaciones. Aquí reside lo que él llama «dogmatismo» y «rigidez» de la política de lucha frontal contra la oposición trotskista y bujarinista, en los difíciles años de edificación del socialismo en la URSS. Repitiendo las mentiras de Jruschov, Mao dice: que «gentes honestas fueron también injustamente condenadas, y así se cometió el error de ampliar el marco de la represión en 1937 y 1938».
No es casual que las corrientes contrarrevolucionarias burguesas, que se desarrollaron en el Este de Europa, levantando la bandera de la lucha contra el «stalinismo», fueran vistas con simpatía por Pekín. Fue en este período que salieron a luz las teorías maoístas del «social imperialismo» y de los «nuevos zares», de inspiración típicamente nacionalista burguesa.
El PCCh hizo abandono total de la lucha contra el revisionismo de los partidos comunistas de la Europa oriental. El año de 1975 Mao recibió al primer ministro yugoslavo, Djelmal Bijedic, previo entendimiento sobre una base común «antisuperpotencia soviética.».Antes el PCCh. entabló alianzas con grupos reaccionarios antistalinistas y pro imperialistas como Solidaridad, en Polonia. Igual posición tomó frente al eurocomunismo, cuyo antistalinismo delirante es bien conocido.
Las alabanzas de Mao al Compendio de Historia del Partido Comunista (b) de la URSS, denotan la doblez del líder chino. En el 1° punto de su Conclusión este Compendio dice:
«La historia del Partido bolchevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo, intransigente frente a los oportunistas y capituladores y revolucionario frente a la burguesía y al Poder de su Estado». (59)
Sin embargo, en la lucha contra los oportunistas, Mao aplicó su propia teoría: «Curar la enfermedad tratando al paciente». Los oportunistas para Mao son simples enfermos que hay que curar dentro del Partido. «Pero además en las condiciones de nuestro país, dice Mao, la mayor parte de los contrarrevolucionarios se transformarán en diversos grados». «Gracias a que hemos adoptado una política correcta respecto a los contrarrevolucionarios, muchos de ellos han cambiado y no se oponen a la revolución. Incluso algunos han hecho cosas útiles». (60)
Con semejantes ideas, era imposible que el PCCh se convirtiera en un Partido proletario de nuevo tipo. Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, ha dicho Lenin. Y esta es una verdad comprobado por la experiencia histórica.
capítulo del libro Stalin y Mao Zedong, el otro revisionista escrito por José Sotomayor Pérez (camarada Altamira)
publicado en dos partes en el blog Euskal Sute Iraultzailea - ESI taldea, en agosto-septiembre de 2012
El antistalinismo de Mao, durante la vida de Stalin, fue hipócritamente escondido. Puso en conocimiento sus verdaderas opiniones sobre el líder soviético, en círculos estrechos de sus más leales seguidores. Pero cuando sabía que Stalin llegaría a conocer lo que decía de él, entonces Mao, no ahorraba alabanzas. He aquí algunas:
«Stalin es el conductor de la revolución mundial. Esto es de suprema importancia. Es un gran acontecimiento histórico que la humanidad haya sido bendecida con Stalin. Desde que lo tenemos las cosas pueden ir bien. Como ustedes saben Marx está muerto, y también lo están Engels y Lenin. Si no hubiera habido Stalin, ¿quien hubiera estado allí para dirigir? Pero tenerlo… esto es realmente una bendición. Ahora existen en el mundo una Unión Soviética, un Partido Comunista y también un Stalin. Así los asuntos del mundo pueden ir muy bien». A continuación dijo; «Debemos saludarlo, debemos apoyarlo y debemos aprender de él. Debemos aprender de él en dos aspectos: su teoría y su trabajo». (54)
Diez años más tarde , con motivo de la celebración del 70 aniversario del nacimiento de Stalin, los dirigentes chinos escribían artículos laudatorios en homenaje a Stalin, como el siguiente:
«La serie de grandes acontecimientos históricos que han tenido lugar en los últimos diez años no pueden ser separados del nombre de Stalin. No pueden ser separados de la obra de Stalin o de la ayuda de Stalin a los pueblos de varios países. Los acontecimientos de la historia mundial de los últimos diez años, han probado aún más que Stalin es no solo la bandera de la victoria del pueblo soviético sino también la bandera de toda la humanidad progresiva. Estos hechos han agregado también mayor evidencia a lo que el camarada Mao Tse Tung señalaba hace diez años: «Stalin es el conductor de la revolución mundial». (55)
Ya sabemos que para Mao, Stalin era un «metafísico que enseñó metafísica». Sin embargo escribió lo siguiente, sobre una obra escrita por Stalin:
«El compendio de la Historia del Partido Comunista (b) de la URSS constituye la más elevada síntesis y resumen del movimiento comunista mundial en los últimos cien años. Es el modelo de teoría y práctica y es el único modelo perfecto en el mundo entero». (56)
Estas alabanzas públicas de Mao a Stalin, no correspondían a lo que realmente pensaba del líder soviético, como lo demuestran las siguientes opiniones vertidas entre sus acólitos:
«El presidente del Comité Central del PCCh habla con desprecio de los dirigentes soviéticos. Así sin ocultar su desdén, dijo, acerca de Stalin:
- No conoce ni puede conocer a China, y sin embargo mete la nariz en todos los asuntos. Todas sus presuntas tesis sobre nuestra revolución son puras tonterías. Y los del Comintern repiten lo mismo como loros».
«Cuando se encontraba en su apogeo la batalla de Moscú, en octubre - diciembre del año pasado, el presidente afirmó:
- Vean adónde llevó el parloteo de Stalin. ¡Es el colmo! Me gustaría ver al dirigente parloteando ahora, allí, en Moscú».(57)
«Mao se vuelve cada vez más grosero para con sus oponentes. Cuando durante una discusión, uno de ellos se refirió a un artículo de Stalin, Mao exclamó:
- Eso es muy de ustedes, los ‘moscovitas’: si a Stalin se le ocurre pedorrear, ustedes están dispuestos a husmear y admirarlo.
«Pero en nuestra presencia se deshace en alabanzas a Stalin. Hay motivos para eso: abriga la esperanza de que yo lo trasmita a Moscú. El favor de Stalin representa grandes beneficios para Mao Tse tung en el futuro». (58).
Mao tomó una posición típicamente nacionalista burguesa, frente a la política exterior seguida por Stalin después de la Segunda Guerra Mundial. Las publicaciones chinas repiten todo lo que la propaganda antisoviética propala sobre una supuesta división, en esferas de influencia, entre la URSS y EE.UU. Mao, ante una delegación japonesa, el año de 1964, declaró lo siguiente:
«La URSS ha ocupado demasiados territorios. En la Conferencia de Yalta se declaró Mongolia exterior nominalmente independiente; este territorio ha sido desatado de China, pero de hecho ha caído bajo la gestión de los soviéticos. En su momento preguntamos (en 1954) si sería posible restituir Mongolia exterior a China, ellos respondieron que eso era imposible… Ellos también separaron una parte de Rumania, Besarabia. En Alemania, también ellos tomaron territorios, especialmente una parte de Alemania del Este… ».
En estas declaraciones se pone de manifiesto el nacionalismo burgués y antisoviético de Mao, que fue una orientación constante en su política desde los años 30, en que se encumbró como el máximo dirigente del PCCh.
Mao, nunca reconoció la importancia enorme de la lucha de Stalin contra las desviaciones de Trosky, Bujarin y el nacionalismo burgués. Con su teoría de las «contradicciones en el seno del pueblo», prácticamente condena la política de Stalin contra estas desviaciones. Aquí reside lo que él llama «dogmatismo» y «rigidez» de la política de lucha frontal contra la oposición trotskista y bujarinista, en los difíciles años de edificación del socialismo en la URSS. Repitiendo las mentiras de Jruschov, Mao dice: que «gentes honestas fueron también injustamente condenadas, y así se cometió el error de ampliar el marco de la represión en 1937 y 1938».
No es casual que las corrientes contrarrevolucionarias burguesas, que se desarrollaron en el Este de Europa, levantando la bandera de la lucha contra el «stalinismo», fueran vistas con simpatía por Pekín. Fue en este período que salieron a luz las teorías maoístas del «social imperialismo» y de los «nuevos zares», de inspiración típicamente nacionalista burguesa.
El PCCh hizo abandono total de la lucha contra el revisionismo de los partidos comunistas de la Europa oriental. El año de 1975 Mao recibió al primer ministro yugoslavo, Djelmal Bijedic, previo entendimiento sobre una base común «antisuperpotencia soviética.».Antes el PCCh. entabló alianzas con grupos reaccionarios antistalinistas y pro imperialistas como Solidaridad, en Polonia. Igual posición tomó frente al eurocomunismo, cuyo antistalinismo delirante es bien conocido.
Las alabanzas de Mao al Compendio de Historia del Partido Comunista (b) de la URSS, denotan la doblez del líder chino. En el 1° punto de su Conclusión este Compendio dice:
«La historia del Partido bolchevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo, intransigente frente a los oportunistas y capituladores y revolucionario frente a la burguesía y al Poder de su Estado». (59)
Sin embargo, en la lucha contra los oportunistas, Mao aplicó su propia teoría: «Curar la enfermedad tratando al paciente». Los oportunistas para Mao son simples enfermos que hay que curar dentro del Partido. «Pero además en las condiciones de nuestro país, dice Mao, la mayor parte de los contrarrevolucionarios se transformarán en diversos grados». «Gracias a que hemos adoptado una política correcta respecto a los contrarrevolucionarios, muchos de ellos han cambiado y no se oponen a la revolución. Incluso algunos han hecho cosas útiles». (60)
Con semejantes ideas, era imposible que el PCCh se convirtiera en un Partido proletario de nuevo tipo. Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, ha dicho Lenin. Y esta es una verdad comprobado por la experiencia histórica.