“Los orígenes sociales de la conciencia: un marco teórico para la salud mental”
texto de Antonio Crego Díaz
publicado en Marxismo crítico en noviembre de 2012
Resumen: argumentamos que la conciencia tiene un carácter esencialmente social. Revisamos las aportaciones de cuatro enfoques sociopsicológicos –la psicología vygotskiana, el Interaccionismo Simbólico, el Construccionismo Social y el modelo socioecológico de Bronfenbrennery sus implicaciones en Salud Mental. Se plantea la necesidad de que el profesional de la Salud Mental tome conciencia de su importante rol social.
Comienza el texto: El abordaje del tema de lo mental ha sido realizado hasta el momento desde una perspectiva predominantemente individualista, internalista, y dualista, heredera de la concepción cartesiana de la cognición. Recordemos que es Descartes quien apunta –allá en el s. XVII- a la res cogitans -al hecho de que el sujeto es un sujeto pensante- como la única entidad de la que se deriva no sólo el criterio de verdad de todo conocimiento –las ideas ‘claras y distintas’- sino que garantiza la misma posibilidad de existencia del individuo –su famoso cogito, ergo sum-. La psicología edificada a partir de estos pilares, consiguientemente, ha arrastrado las contradicciones de esta filosofía: el punto de partida es el individuo, que se nos presenta atrapado en su propio pensamiento, tornándose cualquier intento de trascender el límite de lo subjetivo en una empresa problemática. El sujeto pensante es incapaz de acceder de forma segura al conocimiento de lo intersubjetivo –surge así el problema, objeto de debate incluso en tiempos contemporáneos, de las «otras mentes»- y de lo externo a su conciencia, quedando separados e incomunicados los territorios de lo mental y lo corporal, lo cognitivo y lo conductual –viéndonos enfrentados en este punto a la cuestión del dualismo y los más diversos tipos de soluciones reduccionistas-.
Inmersa en esta conceptualización confusa, la ciencia psicológica ha tomado preferentemente como objeto de estudio al individuo, aislado de su contexto social y natural, y dentro de él ha localizado una mente: entidad metafísica, etérea y misteriosa que origina su comportamiento. Tal es así que salvo raras excepciones, la temática de lo social es vista en la Psicología desde una perspectiva de análisis centrada en lo individual, y no es hasta tiempos recientes cuando se «sociologiza» nuestra disciplina.
La tesis de la Sociopsicología y de la Psicología Social de orientación sociológica es la idea de que lo social –considerado en sus distintos niveles, que van desde la sociedad globalmente considerada, pasando por el grupo y la interacción diádica al diálogo que el sujeto mantiene teniéndose a sí mismo como audiencia- es irrenunciable en toda explicación de los fenómenos psicológicos. Obviamente, no se trata de establecer un reduccionismo de carácter social, sino de considerar que, si bien el individuo y la sociedad son realidades distintas, se encuentran unidos en una síntesis dialéctica en sus actuaciones cotidianas. Tal marco teórico, que pone en su punto de mira no ya al individuo en solitario, sino a su forma de vida social, constituye una perspectiva general desde la que afrontar –de una forma alternativa a la tradicional- los temas clásicos de nuestra disciplina, entre ellos –como será sugerido- temas relativos al ámbito de trabajo en Salud Mental (...)
son 18 páginas de muy buen formato pdf que se pueden descargar desde:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
texto de Antonio Crego Díaz
publicado en Marxismo crítico en noviembre de 2012
Resumen: argumentamos que la conciencia tiene un carácter esencialmente social. Revisamos las aportaciones de cuatro enfoques sociopsicológicos –la psicología vygotskiana, el Interaccionismo Simbólico, el Construccionismo Social y el modelo socioecológico de Bronfenbrennery sus implicaciones en Salud Mental. Se plantea la necesidad de que el profesional de la Salud Mental tome conciencia de su importante rol social.
Comienza el texto: El abordaje del tema de lo mental ha sido realizado hasta el momento desde una perspectiva predominantemente individualista, internalista, y dualista, heredera de la concepción cartesiana de la cognición. Recordemos que es Descartes quien apunta –allá en el s. XVII- a la res cogitans -al hecho de que el sujeto es un sujeto pensante- como la única entidad de la que se deriva no sólo el criterio de verdad de todo conocimiento –las ideas ‘claras y distintas’- sino que garantiza la misma posibilidad de existencia del individuo –su famoso cogito, ergo sum-. La psicología edificada a partir de estos pilares, consiguientemente, ha arrastrado las contradicciones de esta filosofía: el punto de partida es el individuo, que se nos presenta atrapado en su propio pensamiento, tornándose cualquier intento de trascender el límite de lo subjetivo en una empresa problemática. El sujeto pensante es incapaz de acceder de forma segura al conocimiento de lo intersubjetivo –surge así el problema, objeto de debate incluso en tiempos contemporáneos, de las «otras mentes»- y de lo externo a su conciencia, quedando separados e incomunicados los territorios de lo mental y lo corporal, lo cognitivo y lo conductual –viéndonos enfrentados en este punto a la cuestión del dualismo y los más diversos tipos de soluciones reduccionistas-.
Inmersa en esta conceptualización confusa, la ciencia psicológica ha tomado preferentemente como objeto de estudio al individuo, aislado de su contexto social y natural, y dentro de él ha localizado una mente: entidad metafísica, etérea y misteriosa que origina su comportamiento. Tal es así que salvo raras excepciones, la temática de lo social es vista en la Psicología desde una perspectiva de análisis centrada en lo individual, y no es hasta tiempos recientes cuando se «sociologiza» nuestra disciplina.
La tesis de la Sociopsicología y de la Psicología Social de orientación sociológica es la idea de que lo social –considerado en sus distintos niveles, que van desde la sociedad globalmente considerada, pasando por el grupo y la interacción diádica al diálogo que el sujeto mantiene teniéndose a sí mismo como audiencia- es irrenunciable en toda explicación de los fenómenos psicológicos. Obviamente, no se trata de establecer un reduccionismo de carácter social, sino de considerar que, si bien el individuo y la sociedad son realidades distintas, se encuentran unidos en una síntesis dialéctica en sus actuaciones cotidianas. Tal marco teórico, que pone en su punto de mira no ya al individuo en solitario, sino a su forma de vida social, constituye una perspectiva general desde la que afrontar –de una forma alternativa a la tradicional- los temas clásicos de nuestra disciplina, entre ellos –como será sugerido- temas relativos al ámbito de trabajo en Salud Mental (...)
son 18 páginas de muy buen formato pdf que se pueden descargar desde:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]