Apreciado Molotok;
La verdad es que la pregunta que formula es la pregunta del millón. En definitiva es resolver la cuestión de Stalin, es decir, como continuar la revolución bajo las condiciones de dictadura del proletariado o nueva democracia. No existe una fórmula para la construcción de socialismo aplicable en cualquier tiempo y lugar. La construcción del socialismo es un camino zigzagueante, donde se da un pasa hacia adelante y dos hacia atrás, como dijo Engels “
De otro modo, aplicar la teoría a una época histórica cualquiera sería más fácil que resolver una simple ecuación de primer grado”.
Francamente no creo tener la capacidad de resolver el problema que usted plantea. No obstante, trataré de exponerle algunas ideas generales fruto del estudio de la teoría comunista, de la experiencia de los intentos fallidos de instaurar el socialismo, y de mi experiencia como militante comunista.
La Comuna de Paris y el revisionismo socialdemócrata enseño la necesidad de destruir el estado del capital y construir un estado de trabajadores. La segunda república española o el Chile de Allende confirmaron esta amarga experiencia. La transformación de los estados proletarios en estados capitalistas enseña que los cuadros liberados, profesionales de la revolución, son el caldo de cultivo de la ideología burguesa y la base material de la que surge la nueva burguesía. Las relaciones de producción por la que estos profesionales obtenían sus rentas no eran las de trabajadores en un proceso de producción, creando valores de uso, sino del cargo que ocupaban en el PCUS o en el estado soviético, de su papel como ideólogos o de control político y económico. Estas rentas no eran obtenidas por la aportación voluntaria de los trabajadores, por lo que no son otra cosa que plusvalía creada en las empresas de propiedad del estado. Estos profesionales de la política expropiaron a los trabajadores de los medios de producción, convirtiéndolos en trabajadores asalariados y a ellos mismos en sus empleadores. Estas rentas también podían provenir de otra forma de explotación; la tributación. Cuando un trabajador asalariado era ascendido a un cargo ideológico o político, en el PCUS o en el estado, entraba a formar parte de la nomenclatura e inmediatamente quedaba exento de la necesidad de trabajar. En algún momento, entre diciembre de 1917 y la desaparición de la URSS, los dirigentes y cuadros del PCUS transformaron la estructura económica de la sociedad soviética.
¿Qué propone la teoría comunista sobre los cambios en las formaciones sociales?
Karl Marx en Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política escribió:Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
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De donde podemos deducir que la primera tarea que se le presenta al proletariado cuando alcanza el poder en una formación social, para impedir la reinstauración de relaciones de producción capitalistas, es el desarrollo de las fuerzas productivas que imposibiliten relaciones de producción basadas en la explotación capitalista, o de cualquier otro género. Pero como se desarrolla las fuerzas productivas depende en primer lugar del estadio de desarrollo en que se hallan la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, de la coordinación social del proceso de producción, del nivel medio de destreza del trabajador en la producción y el uso de los medios de producción, y de los recursos naturales que se disponga dicha formación social en el momento de la toma del poder por parte del proletariado, y poco se puede saber al respecto de antemano.
¿Cómo se debe organizar la producción?
Karl Marx en Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores escribió:Pero estaba reservado a la Economía política del trabajo el alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y, sobre todo, a las fábricas cooperativas creadas, sin apoyo alguno, por la iniciativa de algunas «manos» audaces. Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase de las «manos»; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría. Roberto Owen fue quien sembró en Inglaterra las semillas del sistema cooperativo; los experimentos realizados por los obreros en el continente no fueron de hecho más que las consecuencias prácticas de las teorías, no descubiertas, sino proclamadas en voz alta en 1848.
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El trabajo cooperativo es la única forma de relacionarse en la producción que se puede llamar comunista. Nadie puede decidir sobre el destino del valor producido en una empresa salvo los trabajadores en forma democrática de dicha empresa. De lo contrario, quién decide se está apropiando del valor producido por el trabajo ajeno. Es decir, nadie puede decidir el destino del valor de lo producido en una empresa sino trabaja en ella, porque no he contribuido con un segundo de su tiempo de trabajo, ni con una gota de sudor de su fuerza de trabajo, a la creación de dicho valor.
La estructura económica sobre la que se puede empezar a edificar una sociedad comunista la constituye el trabajo cooperativo, basado en la propiedad común de todos los trabajadores sobre los recursos naturales, y empresas donde los trabajadores son propietarios colectivos de los medios de producción que usan, donde los beneficios o las pérdidas se reparten en igualdad entre los trabajadores, donde todos los cargos incluidos los de gerencia son desempeñados por trabajadores elegidos periódicamente mediante sufragio universal, libre, igual, directo, secreto, y pueden ser revocados en cualquier momento por sus compañeros, los cargos electos actúan por mandatos y son responsables del incumplimiento de estos. Es en este tipo de formación social donde el estado puede adoptar el nombre de Comuna, disolverse por sí mismo y desaparecer.
¿Cómo se debe organizar la distribución de lo producido?
Karl Marx en Crítica al programa de Gotha escribió:Me he extendido sobre el "fruto íntegro del trabajo", de una parte, y de otra, sobre "el derecho igual" y "el reparto equitativo", para demostrar en qué grave falta se incurre, de un lado, cuando se quiere volver a imponer a nuestro Partido como dogmas ideas que, si en otro tiempo tuvieron un sentido, hoy ya no son más que tópicos en desuso, y, de otro, cuando se tergiversa la concepción realista -que tanto esfuerzo ha costado inculcar al Partido, pero que hoy está ya enraizada- con patrañas ideológicas, jurídicas y de otro género, tan en boga entre los demócratas y los socialistas franceses.
Aun prescindiendo de lo que queda expuesto, es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y poner en ella el acento principal. La distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias condiciones de producción. Y ésta es una característica del modo mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en el hecho de que las condiciones materiales de producción les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la condición personal de producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de producción, la actual distribución de los medios de consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que esta dilucidada, desde hace ya mucho tiempo, la verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás?
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Karl Marx en La guerra civil en Francia escribió:Ahora bien, si la producción cooperativa ha de ser algo más que una impostura y un engaño; si ha de sustituir al sistema capitalista; si las sociedades cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista, ¿qué será eso entonces, caballeros, más que el comunismo, comunismo «realizable»?
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Con el actual desarrollo del conocimiento científico, es imposible conocer de antemano la fuerza física de un individuo o su capacidad intelectual, por el mismo motivo, resulta imposible para cualquier individuo u organización, planificar la economía en función de la capacidad, es decir, establecer que unidad de producción es más eficiente y, en consecuencia, asignar los recursos sociales disponibles.
Mientras llega el comunismo en su segunda fase de desarrollo, el planificador debe asegurarse que la asignación de los recursos, todavía escasos en la primera fase de la sociedad comunista se hace de la forma más democrática, cuya plasmación es el libre mercado. Asegurándose que todos los ciudadanos tienen los mismos votos, es decir, el mismo poder adquisitivo. Para que las empresas produzcan para todos por igual y no en función de quienes disponen de una mayor capacidad de compra, y que todos consiguen sus votos por el propio trabajo, no apropiándose por medio de la fuerza o del engaño del trabajo ajeno.
La forma más democrática de asignar recursos a la producción es el libre mercado, siempre y cuando los demandantes partan del mismo poder adquisitivo. Aunque el libre mercado no siempre es la más eficiente forma de asignar dichos recursos, ya que la eficiencia depende que las decisiones se adopten de forma planificada y consciente, basadas en el conocimiento científico de las necesidades sociales y los recursos disponibles.
¿Cómo debe organizarse el partido y el estado de los trabajadores?
Karl Marx en La guerra civil en Francia escribió:La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos y convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados y los gastos de representación de los altos dignatarios del estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta entonces por el estado […]
En vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante habían de "representar" al pueblo en el parlamento, el sufragio universal habría de servir al pueblo organizado en comunas, como el sufragio individual sirve a los patronos que buscan obreros y administradores para sus negocios. Y es bien sabido que lo mismo las compañías que los particulares, cuando se trata de negocios saben generalmente colocar a cada hombre en el puesto que le corresponde y, si alguna vez se equivocan, reparan su error con presteza. Por otra parte, nada podía ser más ajeno al espíritu de la Comuna que sustituir el sufragio universal por una investidura jerárquica.
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Los trabajadores al ser propietarios de los medios de producción han dejado de ser proletarios y ha desaparecido la burguesía, al desaparecer el trabajo asalariado desaparece el capital. Las organizaciones políticas que crean los trabajadores en defensa de sus intereses, es decir construir el "estado" Comuna, se rigen por los mismos principios organizativos que sus empresas cooperativas; los cargos políticos son desempeñados por trabajadores elegidos periódicamente mediante sufragio universal, libre, igual, directo, secreto, donde los elegidos actúan por mandato y no en representación, son responsables del incumplimiento de los mandatos y pueden ser revocados en cualquier momento por los electores.
Una vez hablando con un compañero de trabajo me dijo;
La capacidad humana para organizar ideologías absolutas, y después tener la perversión de traicionar sus mismos principios y lo que es más grave a quienes les dan la confianza, forma parte de su idiosincrasia.
Por esto es tan importante, o debería ser, el poder de una información independiente.
Y como no se quien decía, los males de la democracia se solucionan con más democracia.
El primer hecho de cualquier ser humano consiste en procurarse las sustancias y la energía necesaria para mantenerse vivo. Para satisfacer estas necesidades hay seres humanos que trabajan y producen los valores de uso que necesitan, o se concentran en producir aquellos valores de uso para los que tienen una especial habilidad, y el exceso de producción lo intercambian por los que no producen.
También existen seres humanos que se apropian del excedente de producción de la fuerza de trabajo ajena. Hay seres humanos que se apropian del excedente del trabajo ajeno de forma violenta, exigiendo un tributo, imponiendo la esclavitud, la servidumbre, el trabajo asalariado, mediante el robo, etc… Existen seres humanos que utilizan el engaño y la manipulación ideológica, y aprovechándose de las circunstancias, se apropian de trabajo ajeno tratando de ocultar tal apropiación, son los ideólogos y políticos profesionales. Existe un subgrupo de ideólogos y políticos profesionales que se oponen, según sus propias palabras, a la apropiación del trabajo ajeno, son los profesionales de la “revolución”, también conocidos en la tradición comunista como revisionistas.
El revisionismo en la teoría comunista dio comienzo prácticamente con la formulación de dicha teoría, esta revisión teórica es lo que llevó al propio Marx a definirse como no marxista. La línea de demarcación que diferencia a un revisionista de un comunista es que se apropie de plusvalía. Si alguien extrae plusvalía es un capitalista y si tiene ideas comunistas; o sus ideas cambian sus hechos y deja de extraer plusvalía o sus hechos cambiaran sus ideas y se convertirá en un revisionista, comunista de palabra pero capitalista de hechos. En general, esto último es lo que ha sucedido en el llamado campo socialista y en las organizaciones que les han dado apoyo.
La explotación es una cuestión objetiva, es independiente de la conciencia y de la voluntad subjetiva de los individuos. La extracción de plusvalía es la forma particular de explotación capitalista. Quién extrae plusvalía es objetivamente un capitalista y no puede ser comunista. Los comunistas, no solo se oponen a la explotación capitalista sino que, se oponen a todo tipo de explotación y de opresión. Nadie que oprima o explote a otro ser humano es comunista. La diferencia entre los capitalistas y los comunistas es de hechos. Los comunistas se oponen a todo tipo de explotación y de opresión, no solo con la palabra sino que fundamentalmente con hechos. Si se establecen relaciones de producción de explotación capitalistas no se es comunista, no solo es contradictorio explotar con el comunismo sino que es antagónico. No se puede estar en contra del trabajo asalariado y ser propietario de medios de producción y asalariar trabajadores. Los comunistas se oponen a la producción de plusvalía y a todo tipo de explotación, no solo en un mundo futuro ideal, sino que lo hacen, o deberían hacerlo, en el mundo presente de capitalismo y usura dominante. Los comunistas no son explotadores en el presente que prometen firmemente dejar de explotar en un futuro. No existe una clase social explotadora que tenga un interés objetivo en el comunismo y por lo tanto que sus miembros puedan ser comunistas, salvo que traicionen a su clase, la abandonen e ingresen en las filas de los no explotadores. Alguien que es comunista de palabra y explotador de hecho en la tradición comunista se le conoce como revisionista.
Saludos.