La estrategia de los puros
Resulta lamentable ver cómo organizaciones que teóricamente fundamentan su actuación en un método científico pretenden tener la razón absolutamente sobre todo, criticando al resto desde posturas de pretendida superioridad incuestionable y permitiéndose arruinar políticas efectivas de colaboración por su su deseo de imponer a toda costa sus planteamientos teóricos y prácticos. Vemos ridiculeces como que para el PCPE el PCE es revisionista y reformista, para el PCE (m-l) el reformista es el PCPE, el PCOE no duda del fuerte revisionismo de los camaradas del PCE (m-l) y para el PCE (r) todos son revisionistas, al tiempo que para todos el PCE (r) peca de eso mismo. Esta secuencia puede alterarse, que la idea fundamental no se modifica: los que no piensan como yo, no son marxistas-leninistas, y hay que destruirles.
El último caso de marxistas-leninistas puros y consecuentes desenmascarando al enemigo y dando magistrales lecciones al conjunto del movimiento es el de los CJC, que a través de su órgano digital han lanzado graves ataques contra la UJCE y su debate congresual (un proceso eminentemente interno), perjudicando de forma notable las relaciones entre ambas organizaciones.
Creo que mi organización ha dado a los CJC la respuesta que merecen. La hipocresía no es buena compañera de lucha, y la UJCE no va a caer en ese juego. Los debates sobre la política de la UJCE se darán en el XII Congreso de la UJCE, no fuera. Mis posiciones sobre dicha política las trasladaré al órgano correspondiente, por tanto. Pero a título personal me gustaría hacer un análisis público no sobre la política de mi organización, sino sobre la estrategia que en sus ridículos artículos los CJC perfilan. No puedo dejar de expresar mi perplejidad ante el hecho de que los CJC se permitan publicitar una estrategia ¡antes de acordarla en su congreso! Quizá sea que dentro de CJC no existe el debate interno, es una impresión, pero no lo sé, porque no es mi organización y no me corresponde a mí hacer ese tipo de análisis. Tampoco tengo los documentos del congreso de CJC, y tampoco me corresponde tenerlos, porque al igual que los del XII Congreso de la UJCE, son documentos internos. Fundamentaré mi análisis, por tanto, en los artículos publicados por el CC de CJC.
Por decencia, no voy a cuestionar que los CJC sean una organización comunista. Así, no voy a tratar de desenmascarar oportunistas (que al fin y al cabo, ya se desenmascaran solos) ni voy a tildarles de revisionistas (esa palabra tan utilizada y tan huera de contenido, en la práctica). Voy a analizar la línea política. Lo que plantean los CJC para construir el socialismo. Su estrategia general, sus estrategias parciales, sus instrumentos de lucha y sus tácticas en el marco de la estrategia. La UJCE define muy claramente estos cuatro aspectos en su documentación para el XII Congreso.
Pueden ser planteamientos acertados o no, pero existen. Hay una idea de lo que hacer. Y en el congreso se modificará lo que tenga que ser modificado.
CJC recurre mucho a la palabrería, pero adolece de fuertes debilidades de tipo estratégico, que se manifiestan en su trabajo errático en frentes de masa y en el hecho de que tengan que recurrir a este tipo de estratagemas para ganar crédito entre la juventud comunista.
La UJCE y los CJC comparten el objetivo estratégico: la construcción del socialismo, y finalmente el comunismo. Pero más allá del objetivo se ve que ambas estrategias son muy diferentes. La UJCE plantea la construcción del socialismo a través de un poder popular a modo de estructura alternativa a las del capital. Veamos qué estrategia plantean los CJC. En el segundo artículo publicado en el órgano de expresión de CJC sobre la UJCE se hace un análisis (cuando explican sus tesis precongresuales) parcialmente correcto. Correcto del todo es señalar el control férreo de la burguesía monopolista ejercido sobre la economía y la sociedad. Pero es totalmente absurdo considerar que el conjunto de la burguesía no presenta contradicciones internas. CJC no ha aprendido nada de las diferentes formas de gestionar el capitalismo. El capitalismo se caracteriza por la dictadura de clase de la burguesía, pero no siempre es la misma burguesía la que ejerce la dominación. El capitalismo en su modelo de gestión actual (el neoliberalismo) implica un proceso de proletarización de la sociedad, más allá del tradicional proletariado industrial. La pequeña burguesía, si bien de ella no se extrae plusvalía, se ve tan oprimida (en ocasiones más) por la burguesía monopolista como los trabajadores. La burguesía es una única clase en tanto que tiene una relación concreta con los medios de producción, pero no es un conjunto homogéneo en el que todos sus miembros tienen los mismos intereses. Es la diferencia entre el proletariado y la burguesía. Los trabajadores, independientemente de su nivel económico, siempre son explotados y siempre se hallan bajo el dominio del capital. Pero la distancia entre la pequeña burguesía y la gran burguesía monopolista es abismal, perfilándose la pequeña burguesía como un aliado táctico de la clase trabajadora. CJC termina reconociéndolo, llamando al proletariado a dirigir la lucha y marcar los pasos a sus aliados pequeño burgueses. Completamente de acuerdo. En la UJCE nadie duda de ello.
Ahora bien, si hay algo verdaderamente ridículo en la estrategia de los CJC (que toman del PCPE) es el análisis de que nos encontramos en una fase de transición del capitalismo al socialismo. Primero, por lo que señalan justo antes y que es totalmente correcto: entre capitalismo y socialismo no hay términos medios. Se pueden generar contradicciones en el seno del capitalismo (como pretende la UJCE con la construcción de poder popular) a fin de forzar la ruptura revolucionaria, pero no existen fases intermedias. Y ahora mismo lo que hay es capitalismo, no ninguna fase de transición. Y en segundo lugar, si aceptamos que CJC está de acuerdo con esto y sencillamente se expresa mal, tampoco la revolución socialista es algo inminente. Es cierto: se dan las condiciones objetivas. El capitalismo está sumido en una grave crisis. Los capitalistas no saben cómo salir de ella, y ello es una baza para nosotros. Pero eso no significa que el socialismo vaya a llegar ya. Es un determinismo absurdo el de los CJC. La historia ha demostrado que las cosas no son tan fáciles. En 1917 parecía inminente la revolución mundial, y al final se circunscribió a Rusia. Tras la Segunda Guerra Mundial el avance del socialismo pareció imparable, y a finales de los años ochenta todo se derrumbó. ¿La razón? Las revoluciones las hacen las personas, no se hacen solas. Tan vigente está hoy como en su día el lema "socialismo o barbarie", que niega el determinismo dejando claro que la evolución puede ser hacia el socialismo, pero puede también no ser en esa dirección. Hoy en día el capitalismo es débil, pero su hegemonía ideológica es palpable. Se dan las condiciones objetivas para la revolución, pero no las condiciones subjetivas. La UJCE, con mayor o menor acierto (ya se verá qué ocurre en el XII Congreso), plantea una manera de vencer estas dificultades, con una orientación estratégica (la construcción de poder popular), unas estrategias parciales, unos instrumentos y una táctica. Los CJC asumen que la revolución es inminente y no se molestan en definir ninguna estrategia general para llegar al socialismo, más allá de la expresión genérica de voluntad de ser vanguardia (o convencimiento de que ya lo son, más bien) y conducir a los trabajadores a la gloriosa senda del socialismo. Y esta indefinición de una estrategia se plasma en sus estrategias parciales, sus instrumentos de lucha y su táctica.
La UJCE, en el marco de la estrategia general, se marca unas estrategias parciales que entiende que facilitan el acercamiento al objetivo estratégico general. Hablo de "estrategias parciales" porque aunque sólo son aspectos concretos de la estrategia general, van más allá de la táctica, pues señalan objetivos estratégicos que sirven a la construcción del socialismo. Me refiero, por ejemplo, a la estrategia en el movimiento estudiantil: unificarlo y organizarlo en un sindicato. O a la estrategia en el movimiento obrero, que pasa por recuperar la combatividad sindical, devolviendo la conciencia de clase a los trabajadores sindicados. Son estrategias parciales porque señalan objetivos clave para la construcción del socialismo, más allá de los pequeños objetivos tácticos que se marcan en cada momento.
Los CJC carecen completamente de estrategias parciales (unque a veces digan tenerlas), y si las tienen no las aplican. Basta con ver la trayectoria errática de CJC en los ámbitos obrero y estudiantil para verlo. Si la estrategia es impulsar los CUO, no tiene sentido en otros sitios centrarse en trabajar en CCOO, y viceversa. Si la estrategia es crear un movimiento estudiantil organizado, no tiene ni pies ni cabeza pretender que dicho movimiento lo que busque sea el abandono de la OTAN. La indefinición de la estrategia general lleva a los CJC a no ser capaces de definir estrategias parciales, mezclando y confundiendo luchas, y estropeando (poco, pues su influencia real es nimia) los logros conseguidos hasta ahora.
Si nos vamos a los instrumentos de lucha, encontramos la misma incoherencia en el caso de CJC. La UJCE (repito: con mayor o menor acierto, cosa que se debatirá en el congreso) utiliza instrumentos de lucha como la propia organización leninista, los frentes de masa (donde desarrolla una política coherente en función de las estrategias parciales y la estrategia general), IU (herramienta muy denostada por los CJC, pero que la UJCE hasta ahora ha entendido que es útil), etc.
Los CJC también conforman una organización leninista. Ese instrumento de lucha no se lo quita nadie, aunque la forma de utilizarlo (como analizaré cuando trate la cuestión de la táctica) sea más que cuestionable. Los frentes de masa, en cambio, son una herramienta muy poco útil para los CJC. Su desconocimiento de las estrategias parciales les impide desarrollar una política coherente en los frentes de masa. En muchas ocasiones crean sus propios "frentes de masa", en los que están ellos y cuatro amigos, y que no inciden para nada en los ámbitos con los que teóricamente se corresponden (estudiantil, obrero, etc). Cuando se dignan a participar en verdaderos frentes de masa abiertos a la masa desarrollan una táctica errática, tratando además de trasladar su objetivo estratégico general a donde deberían trasladar los objetivos parciales (por ejemplo, la creación de un movimiento sindical estudiantil unificado). Así, la intervención político-social de los CJC es inconsistente, débil y sin incidencia en la masa.
Y esto va muy unido a la cuestión de la táctica. La táctica de la UJCE en los frentes de masa pasa por: a) trabajar entre la masa no convencida, y no entre los ya revolucionarios, a los que no es necesario ; b) trabajar en los frentes de masa para que asuman como propios los objetivos estratégicos parciales; c) mantener la constancia en la lucha aunque a veces se produzcan derrotas. No siempre no somos vanguardia, es algo que tenemos claro. Pero el objetivo es serlo, trabajando de manera constante y leal. Los militantes de la UJCE no abandonamos un frente porque en un momento dado los compañeros no comunistas no estén de acuerdo con nuestras posturas. Mediante el ejemplo, el trabajo constante y la elevación ideológica de la masa buscamos que los frentes de masa acepten los objetivos estratégicos parciales. Y el siguiente paso es trabajar para que dichos objetivos converjan en el objetivo estratégico general. En función de esto se articula la táctica.
Para los CJC esta táctica supone situarse en retaguardia, por no trasladar a los frentes de masas de forma directa el objetivo estratégico general. Pero los hechos demuestran que la verdadera retaguardia la constituyen los CJC. Y es que los CJC pueden tener una notable formación teórica (es un suponer; hay personas con mayor formación y con menos formación, pero a efectos del ejemplo supondremos que el nivel de formación es homogéneo y aceptable), pero su táctica es tan desastrosa que, lejos de trasladar esa ideología a las masas, lo que hacen es generar rechazo. Y volvemos a la inexistencia en CJC de estrategias parciales coherentes. Desde los CJC a veces publican artículos a favor de un sindicato estudiantil unitario, por ejemplo, pero su táctica cotidiana demuestra la indefinición de este objetivo. Hago referencia a lo señalado antes: los CJC tienden a crear sus propios frentes, que aceptan el objetivo estratégico general de CJC y, al fin y al cabo, no son más que apéndices de CJC (en vez de ser verdaderos frentes de masas). Y cuando participan en frentes de masa incurren en graves contradicciones. Primero, porque al no tener claras las estrategias parciales, se defienden posturas distintas según el lugar en el mismo tipo de frente. Segundo, porque muchas veces lo que tratan de trasladar a estos frentes es su objetivo estratégico, fracasando estrepitosamente. Pondré un ejemplo al que ya hice referencia antes.
Imaginemos un frente estudiantil al que los CJC llevan la postura de que hay que abandonar la OTAN y la UE y comenzar la revolución. Seguramente muchas personas estarán de acuerdo con abandonar la OTAN, otras tantas rechazarán la UE y una minoría se emocionará ante la idea de la revolución. Pero nadie entenderá por qué en una asamblea estudiantil, reunida para cumplir unos objetios muy concretos (contra los recortes en educación, por la educación pública), alguien lleva esas posturas. ¿El resultado? El fracaso, y el desprestigio de quienes, lejos de ser vanguardia, son vistos por la mayoría como manipuladores que buscan imponer su objetivo revolucionario y desprecian los objetivos de los demás. A todos nos suenan casos como éste, así que no incidiré más en ello.
Y es que marcarse estrategias parciales y adecuarse a las circunstancias de cada frente no es ser retaguardia, como dicen, sino que precisamente es ser vanguardia. Es la manera de hacer que los trabajadores y los estudiantes vean a los cuadros comunistas como referentes. Sólo cuando esto ocurre es posible trasladar un mensaje puramente revolucionario, pues de otra forma no será escuchado. Pretender que los frentes de masa acepten los planteamientos revolucionarios sin más es desconocer lo que es vanguardia, desconocer los rudimentos más básicos del trabajo en frentes de masas y, en definitiva, desconocer el marxismo-leninismo.
Así, en resumidas cuentas, con esta estrategia y esta táctica los Colectivos de Jóvenes Comunistas no son quienes para dar lecciones a la UJCE. Y más les valdría ocuparse de sus propios problemas y dejar a la militancia de la UJCE resolver los propios.