Creo necesario plantear en el seno del movimiento comunista español (y por extensión en la izquierda transformadora en general) la cuestión del discurso. Es un tema del que cada vez se habla más y que en el actual contexto me parece fundamental. Por discurso entendemos la forma en que se habla (términos, actitudes...) cuando se intenta concienciar a alguien. Cuando hablemos del discurso comunista nos referiremos a la forma en la que los comunistas hablamos con las personas a las que queremos convencer de nuestras ideas.
Una vez hechas estas aclaraciones podemos proceder a estudiar el tema a tratar.
Una cosa es hablarle a un comunista y otra hablarle a una persona "común"
Una de las bases del pensamiento marxista es entender las cosas en su contexto, teniendo en cuenta lo que les rodea. De esta forma podemos analizar los fenómenos no como si fuesen cosas desconectadas de su entorno, sino teniendo en cuenta sus circunstancias. El lector pensará que es algo de sentido común, pero es importante apuntarlo para comprender lo que sigue.
Cojamos el ejemplo que aquí nos importa: el discurso. Si somos marxistas, y por tanto analizamos las cosas teniendo en cuenta sus circunstancias, nuestra idea sobre el discurso será obvia: no puede utilizarse siempre el mismo discurso, sino que habrá que modificarlo en función del entorno.
Muchos comunistas olvidan esto cuando pretenden hablar con los mismos términos a una audiencia comunista y a un grupo de personas normales (tengamos en cuenta que ser normal actualmente significa no tener ni idea de economía y de política). Tal postura entra en contradicción no solo con el marxismo sino, aún peor, con la inteligencia y el sentido común. Es decir, ¿quién puede ser tan estúpido como para pensar que la gente desinformada y con apenas conocimientos es capaz de entender términos que sólo aparecen en los libros de teoría comunista? ¿Cómo puede pretenderse utilizar algunas palabras que ya nadie usa ni comprende, sino que se quedaron estancadas hace más de un siglo? Más adelante veremos ejemplos concretos que ayudarán a comprender esto.
A esto muchos me responderán que "los bolcheviques utilizaban un discurso comunista y aún así se hicieron con la mayoría social". Antes de nada, tendremos que especificar a qué bolcheviques nos estamos refiriendo. Lenin, sin ir más lejos, no era muy dado a los grandes discursos de masas (se ponía nervioso y prefería dejarle esa tarea a otros compañeros). Él prefería los discursos para comunistas —o para audiencias ya convencidas—, terreno en el cual no tenía motivos para ponerse nervioso y en el que podía utilizar los términos con los que se manejaba a la perfección.
Por otro lado, no olvidemos que las formas en las que se pudo conquistar el poder en la Rusia zarista (mediante un movimiento armado que destruye un Estado no demasiado estable) no son aplicables a la actual situación. Ya explicaba Gramsci que en los Estados occidentales (no es una referencia geográfica, pero sin duda podemos aplicarlo a la Europa actual), donde la dominación se llevaba a cabo más por la ideología que por la fuerza el discurso y la disputa argumentativa eran claves. No ocurre lo mismo en los Estados orientales, como pudo ser la Rusia de entonces, donde el poder gobierna sobretodo por la fuerza y por lo tanto basta con oponerle una fuerza aún mayor.
Podemos concluir sin miedo a equivocarnos que los tan citados bolcheviques no tuvieron que enfrentarse al reto de construir una mayoría social mediante el discurso y la utilización de la cultura (de hecho, tuvieron que enfrentarse a retos mucho más difíciles), cosa que no podemos decir nosotras.
El discurso y el honor de los comunistas
Una de las pegas que ponen los comunistas cuando se les pide que adapten su discurso a las condiciones de la audiencia es que, de hacerlo, estarían claudicando. De algún modo, utilizar términos como "ciudadanía", "bien común" o "democracia económica" en lugar de "proletariado" o "comunismo" les convertiría en renegados del marxismo y en simples reformistas (o revisionistas, o socialdemócratas, hay insultos para todos los gustos).
El lector comunista puede hacer la prueba. La próxima vez que tenga la ocasión de debatir o de dar un discurso, que utilice términos conocidos y utilizados popularmente. Cuando acabe de hablar verá que sigue siendo comunista y que, como es de esperar, no ha perdido su "honor" ni su pureza revolucionaria. Lo que sí que habrá cambiado es que ya no le miran raro ni le atacan por utilizar terminología marxista (que en seguida le delata, como es lógico), sino que mucha gente que antes no le hacía caso ahora le da la razón.
No es el lenguaje que utilizas lo que determina si eres comunista o no, aunque esto es tan obvio que no tendría ni que escribirlo.
Una cosa es adaptar el discurso y otra adaptar las ideas
Muchas veces se nos acusa a los comunistas de decir cosas "que la gente no comprende". Por tanto deberíamos explicar las cosas "desde otro punto de vista" para así tener a más gente de nuestro lado. Es decir, no se trata solo de que adaptemos la forma en la qué hablemos, sino que también tendríamos que adaptar de lo que hablamos.
Llegados a este punto hay que hacer una distinción fundamental. Una cosa es que utilicemos términos normales, vistos como positivos (como democracia) y comprensibles por todo el mundo, y otra muy distinta es que cambiemos el discurso en sí, su esencia. Por ejemplo, dejaríamos de ser comunistas si fuésemos a un plató de televisión a decir que de la crisis se sale con más gasto público y si pusiésemos de ejemplo a Ecuador. En este caso sin duda mucha gente nos daría la razón (mucha más que si mantenemos nuestra postura comunista), pero estaríamos mintiéndoles a las personas, impidiendo que se concienciasen sobre los problemas actuales y sus soluciones. Es como si tuviésemos que decir que la crisis es culpa de los incompetentes políticos, cosa que sin duda mucha gente comparte, y no del sistema económico capitalista.
Es importante tener esto claro porque muchos comunistas que pretenden ser entendidos por la mayoría social acaban cayendo en unos postulados socialdemócratas (o reformistas) que evidentemente aprueban muchas más personas en comparación con las tesis marxistas. No se trata de hacer lo que sea con tal de ganar votos (o militantes, o simpatizantes), sino de mantenernos firmes en nuestros principios. Y no entiendan esta firmeza ideológica como dogmatismo, porque los propios principios marxistas niegan el dogma y se basan en el imprescindible análisis concreto de la situación concreta.
Diez errores que no debemos cometer a la hora de debatir o dar un discurso
1) Creer que la gente que no piensa como nosotros es tonta y recordárselo durante el discurso/debate.
2) Gastar tiempo y energías en intentar convencer a gente de clase alta o incluso media-alta.
3) Insultar al oponente si se trata de un debate.
4) Caer en la provocación de hablar sobre los sistemas socialistas cuando alguien los menciona. El oponente sabe que la mayoría de las personas cree que estos eran dictaduras totalitarias y que tiene todas las de ganar si las defiendes públicamente. Esto es bastante discutible, pero yo personalmente creo que caer en estas trampas es una pérdida de tiempo. Basta con un "no es ese el tema que estamos tratando" o un "no estamos hablando de eso, aunque si quieres discutimos al respecto en otro momento, yo no tengo ningún problema".
5) Cambiar de tema huyendo del debate. Eso se lo dejamos a quienes tienen todas las de perder (sencillamente porque no tienen razón ni argumentos empíricamente demostrables), que no es nuestro caso.
6) Dar un discurso pensando en las reacciones que tendrán otros comunistas (qué pensarán, si les parecerá suficientemente revolucionario) y no en las reacciones que tendrán los trabajadores y estudiantes a los que se pretende concienciar.
7) Dar un discurso, o simplemente hablar, creyendo que quienes te escuchan tienen el mismo nivel de conocimientos que tú.
Creer que, como tus opiniones son "lógicas" y "de sentido común", automáticamente quienes te escuchan las adoptarán como suyas.
9) Decir cosas sin explicarlas. Por ejemplo, no es recomendable decir que vivimos en una dictadura o que en Cuba hay democracia sin explicar por qué, dado que es una afirmación tan chocante que probablemente te tomen por loco si no la desarrollas.
10) Bromear con cosas difícilmente aceptadas por la población en general, como el asesinato de Trotski o los campos de trabajo soviéticos (el gulag).
Algunos ejemplos de "traducciones"
Para finalizar vamos a ver cómo podemos traducir algunos términos que solemos manejar los comunistas. Se trata de convertir algunas frases básicas de los comunistas en enunciados asimilables por la mayoría. En efecto dudo que exista otra forma de tener un discurso que cree mayorías.
Enunciado marxista: "Nosotros queremos establecer una dictadura del proletariado para llegar al comunismo"
Enunciado para el discurso: "Nosotros queremos que sea la mayoría, es decir los trabajadores, la que gobierne. Pero sabemos que los actuales poderes económicos no van a dejar el poder fácilmente, y que hará falta proteger la democracia real de estos"
¿Por qué hablamos de democracia en lugar de dictadura del proletariado, si al fin y al cabo son lo mismo? Pues sencillamente porque el término dictadura es totalmente negativa, por mucho que en este caso signifique su contrario. Además, hablar del proletariado en un momento en que esa palabra ya no la utiliza prácticamente nadie es totalmente absurdo. Debemos hablar de trabajadores o, en determinados momentos, de ciudadanos.
Enunciado marxista: "Hay que socializar los medios de producción"
Enunciado para el discurso: "Hay que democratizar la economía. Si estáis de acuerdo con la democracia política, ¿por qué no extenderla a lo económico?"
De nada sirve utilizar palabros como "socializar" o "medios de producción", básicamente porque solo los comprenden los comunistas y algún que otro estudioso. En lugar de eso hemos preferido hablar de nuevo de democracia, porque es un término que no tiene connotaciones negativas y que nadie puede criticar. Además dejamos en evidencia al oponente preguntándole por qué no quiere aplicar la democracia a otros ámbitos. Podemos suponer que nos saldrá con un "vete a Cuba" o un "ya, como en la URSS de Stalin, ¿no?".
Enunciado marxista: "Los políticos burgueses no son más que títeres de la oligarquía. Otra cosa son los políticos al servicio del proletariado"
Enunciado para el discurso: "En este país hay dos tipos de políticos: los que trabajan para los ricos y los que trabajan para el pueblo. La casta política está alejada de sus votantes y no solo eso, sino que además no gobierna para ellos sino para gente muy poderosa que nadie ha elegido"
En lugar de hablar de "proletariado" y de "burguesía" hablamos de los ricos y del pueblo. Poco importa que estas sean palabras abstractas y sin contenido para un marxista, recordemos que estamos hablando ante una audiencia a la que hay que convencer, no ante una compañera comunista. Finalizamos definiendo a la casta política como aquellos políticos que gobiernan para el poder (económico, se deduce), y así le robamos el término a la derecha. (Esto es sin duda mucho más rentable que pasarnos la vida diciendo que no existe una casta política).
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Aquí acaba este breve y, espero, polémico artículo. Creo que en una situación como la actual, con los comunistas totalmente marginados y apartados de los debates lo último que deberíamos hacer es construir discursos sectarios que nadie comprende ni comparte. Por eso le doy tanta importancia al discurso, y por eso creo que es un tema que debemos comenzar a debatir entre todas.
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