Acerca del Balance de Unión Proletaria
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Después de su ruptura con el PCPE, Unión Proletaria ha realizado un balance de su recorrido político, especialmente en relación con sus dos integraciones y posteriores separaciones de dicho partido.
Dicho balance que se presenta como superador de desviaciones tanto reformistas como dogmáticas, cae en realidad, en esencia, en una repetición de posiciones esenciales que pretende criticar.
1. El "sujeto revolucionario"En su intento de justificar su crítica al dogmatismo del PCPE, Unión Proletaria cae en el extremo contrario con el mismo resultado. La base teórica de dicha oscilación es defender una concepción del
"sujeto revolucionario" seguidista y contemplativa respecto al "culo del proletariado". Un error de concepción que también muestra el propio PCPE y otras organizaciones del estado español que se proclaman "marxistas-leninistas", a pesar de su aparente "izquierdismo".
Dice Unión Proletaria:
"En el último período del MAI, se tomaba como sujeto político a los intelectuales, en vez del proletariado.../... A la luz de esta experiencia, exhortamos particularmente a los jóvenes e intelectuales progresistas a que estén en guardia contra estos 'cantos de sirena' ultrarrevolucionarios que arrecian en períodos reaccionarios y a que sigan confiando en la clase obrera, contribuyendo con sus valiosos conocimientos a su desarrollo revolucionario, sin pretender suplantarla como sujeto revolucionario" (IV. Nuestra experiencia 'izquierdista').
"…los dirigentes del PCPE ponen de manifiesto que consideran al partido de vanguardia fuera de la clase, a unos pasos delante o por encima de ella, incluso quieren hacer la revolución en su lugar, sustituyendo al proletariado por el Partido Comunista como sujeto revolucionario". (Tesis 3: avanzar con decisión en la construcción del partido necesario para la revolución española).
En realidad, esa concepción sobre el
"sujeto revolucionario" es la misma que defiende el PCPE y sus CJC:
"Contra estas opciones se orquesta, se fragua, se levanta una verdadera respuesta obrera y popular, la defensa sincera e inequívoca de los intereses de los explotados, los oprimidos, los ignorados,... sólo la Clase Obrera dará respuesta a sus problemas, y en el PCPA/PCPE y los CJC esa es nuestra razón de ser, nuestra misión histórica, que se mantiene inalterable al servicio del sujeto revolucionario." (PCPE, [ANDALUCÍA] Susana Díaz Pacheco, nada nuevo bajo el sol,
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]"Por su papel fundamental en la producción, la clase obrera es el único sujeto revolucionario que puede enterrar el capitalismo". (Los CJC contra la explotación de la clase obrera
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Las masas son las que hacen la historia. Nada puede hacer un Partido Comunista si no se integra entre las masas y parte de la situación real de éstas para aplicar en la práctica de la lucha de clases su teoría revolucionaria. En este sentido es correcta la crítica de Unión Proletaria a grupos como el PCPE que se inhiben de la lucha de las masas. Pero las masas, por su propia lucha espontánea, no pueden alcanzar la teoría revolucionaria capaz de transformar la sociedad. Eso solo puede ser obra del análisis teórico del Partido Comunista a partir del análisis concreto de las luchas y mediante su acción junto a las masas.
El proletariado es producto del capitalismo, nació y se desarrolló como necesidad de una etapa histórica determinada y pertenece por tanto al mundo objetivo. El proletariado, por sí mismo, sin la dirección de su Partido, solo puede llegar a asumir una conciencia como clase que le lleva a una lucha de resistencia contra la explotación de que es objeto, pero carece de la capacidad por sí mismo para superar esa etapa de resistencia y las manipulaciones del capital para perpetuar su dominio, y poder transformar su lucha de resistencia en ofensiva revolucionaria.
Solo el Partido Comunista, dotado del socialismo científico y la elaboración de una estrategia y tácticas adecuadas a la realidad social concreta, unido estrechamente al proletariado y a sus luchas reales, puede conseguir que el proletariado se transforme y pueda jugar el papel revolucionario. Pero incluso así, cuando el Partido Comunista yerra o degenera, el proletariado queda desorientado y pierde su capacidad de transformación, como múltiples ejemplos históricos han demostrado.
Ello muestra que solo cuando el proletariado asume ser dirigido por su Partido puede convertirse en protagonista del proceso revolucionario. Por tanto, sólo el Partido Comunista puede ser la dirección política (otra cosa no puede significar el llamado
"sujeto revolucionario") con capacidad para transformar al proletariado y, fundido a él en sus luchas, a toda la sociedad, hasta la desaparición de las clases. Partido y proletariado son las dos partes imprescindibles del proceso revolucionario, y para ello el Partido no puede diluirse en el proletariado, sino dirigirlo permanentemente.
La crítica de Unión Proletaria al PCPE por desligarse de las luchas reales es correcta (aunque para ser consecuentes debieran hacerla extensiva a sí mismos, a la propia Unión Proletaria, en su descalificación a la lucha masiva del pueblo en Catalunya por el derecho de autodeterminación), pero ello no puede llevar a obviar que es el partido marxista leninista, hoy inexistente, el que debe jugar el papel de dirección (
"sujeto revolucionario") permanente durante todo el proceso de la lucha de clases.
La terminología de
"sujeto revolucionario", "sujeto político" o
"sujeto social", no pertenece a los creadores del socialismo científico. Fueron intelectuales latinoamericanos auto declarados marxistas, como Marta Harnecker, sicóloga por la Universidad Católica de Chile, becada en Francia bajo la tutela del filósofo teoricista Louis Althusser y posteriormente asesora del gobierno cubano de Fidel Castro y del venezolano de Hugo Chaves, una de las principales figuras que puso de moda tal terminología.
El hecho de que ni Marx, Engels, o Lenin, no abordaran tal definición al referirse al partido ni al proletariado tiene una explicación lógica ya que durante la lucha de clases el proletariado cambia su papel político en la sociedad en función de la acción de su Partido.
Lo que inicialmente es una clase creada por la necesidad objetiva del capital y de una determinada época histórica, cuando su Partido de vanguardia se desarrolla en su seno y le aporta la teoría revolucionaria con una dirección correcta, se transforma en la única clase social capaz de cambiar la sociedad y eliminar las clases, incluido a sí mismo. Sólo bajo tales circunstancias, en unión y dirigido por su Partido, el proletariado juega el papel subjetivo de transformación social.
2. Una semilla para la inoperancia en la lucha de clasesDefiniendo al proletariado como
"sujeto revolucionario" sin más, se elimina automáticamente la responsabilidad del partido, único sujeto que puede crear las condiciones revolucionarias. De hecho, las últimas derivas de la discípula de Althusser, Marta Harnecker, en los últimos años, van en ese sentido, al considerar como
"sujeto revolucionario" no ya al partido ni siquiera a la clase obrera, sino a los
"movimientos sociales" interclasistas, negando el esencial papel del partido comunista y su necesidad en la transformación socialista mediante el poder hegemónico/dirigente de la clase obrera.
Las consecuencias de tal negativa al poder hegemónico la tenemos por ejemplo en Venezuela, donde la inexistencia de la dictadura del proletariado repudiada hasta ahora por el gobierno bolivariano (que a pesar de ello es acusado de "dictador" por la reacción pro-imperialista) permite a la burguesía venezolana, con el sostén del imperialismo estadounidense, mantener el control de amplios sectores de la economía productiva y financiera del país, subir precios de manera escandalosa, con una inflación anual que ya supera el 40% y donde esa misma burguesía controla importantes medios de comunicación para crear con todo ello una situación de caos político que permita derrocar el gobierno antimperialista bolivariano. De esa manera, EE.UU. y sus sicarios pretenden matar dos pájaros de un tiro: utilizar la estratagema de "dulce" asfixia con Cuba, enseñándole la zanahoria de la relajación del bloqueo mediante el arribo a sus costas de unos cuantos buques cruceros, mientras anula una Venezuela que supone su mayor apoyo económico y político en la región.
Lo más grave de toda esa confusión acerca del
"sujeto revolucionario", es que, cuando es asumida por los marxistas leninistas, puede servir para justificar la propia inoperancia, trasladando su exclusiva responsabilidad a las limitaciones objetivas del proletariado cuando, como en la actual situación, no existe su partido, sin tener en cuenta que el proceso debe ser a la inversa. O peor aún, se achaca el
"retraso de las condiciones subjetivas" a factores externos (el autoderrumbe de la URSS, contradiciéndose a sí mismos cuando dicen en otro lugar de su escrito que hay que
"partir de lo concreto y de lo interno" (IV. Nuestra experiencia 'izquierdista').
Esta semilla es plantada así por Unión Proletaria:
"Sin embargo, las condiciones subjetivas, como es habitual, están retrasadas. De manera destacada, la victoria de la contrarrevolución en la URSS y en otros países socialistas expresó y, a la vez, profundizó un período de reflujo del movimiento obrero revolucionario, consciente, del que todavía estamos lejos de haber salido. Además, entre las condiciones objetivas, no están sólo las de carácter económico-material que se necesitan para pasar a construir el socialismo, sino también las de carácter social y político, sin las cuales no es posible hacer la revolución. Y estas condiciones necesarias para alcanzar una situación revolucionaria y una crisis revolucionaria, explicadas por Marx, Engels y Lenin a lo largo de su obra, aún no están presentes". (I. La base material de la reconstitución del Partido Comunista)
La referencia al factor exterior como factor que
"expresó y, a la vez profundizó un periodo de reflujo del movimiento obrero revolucionario, consciente" demuestra que Unión Proletaria continúa subida al carro de usar el autoderrumbre de la URSS y el Este Europeo para justificar la existencia testimonial de los partidos comunistas en Occidente, en vez de asumir que la actual situación es debida esencialmente a la comodidad burguesa de la aristocracia obrera que controla aún hoy las organizaciones autollamadas comunistas y "marxistas leninistas" en Occidente.
Por otro lado, la última parte del párrafo anterior deja a uno asombrado. ¿Cuáles son las supuestas
"condiciones objetivas… de carácter social y político (que según Unión Proletaria
"aún no están presentes"),
sin las cuales no es posible hacer la revolución… explicadas por Marx, Engels y Lenin"? ¿Acaso se trata de que en Occidente no exista una clase obrera numerosa y explotada? ¿Acaso es que no existe la lucha de clases en los países capitalistas? Como parece claro que ello no es cierto, solo queda una explicación:
¿No se estarán refiriendo los autores del escrito de Unión Proletaria a una situación social y política en la que los de abajo no aceptan mantener su anterior situación, ni los de arriba pueden gobernar como en el pasado?
A falta de más concreción por su parte, parece que Unión Proletaria se refiere a tal situación política y social. Sin embargo, como hechos pasados y recientes demuestran, tras movilizaciones de masas de millones de personas en los últimos años en el estado español, tal situación
"social y política" es imposible de darse sin el papel del Partido Comunista en nuestra actual sociedad. De tal modo que Unión Proletaria define como
"condiciones objetivas" que
"aún no están presentes" a todo lo que conforma la actividad de combate del sujeto, el Partido Comunista, y como se obvia su carácter de sujeto, único capaz de crear las condiciones hoy inexistentes para la revolución, se obvia también la posibilidad del proceso revolucionario.
Sobre este asunto, añade Unión Proletaria:
"Por eso, aunque en los últimos cinco años nos hallemos en circunstancias más favorables para la reconstitución del Partido Comunista y para la revolución socialista, particularmente por un considerable flujo de las luchas de resistencia de las masas, sería aventurerismo exagerarlas y decretar una táctica de ofensiva revolucionaria."Exagerar o globalizar un objetivo de lucha desde el punto de partida cero es la mejor manera de hacerlo imposible. Una táctica de ofensiva revolucionaria no se puede
"decretar", se organiza empezando por cada lugar ligados a los problemas reales de las masas y sus organizaciones reales. Pero las luchas no han de surgir siempre de forma espontánea. Durante la Rusia zarista, cuando las condiciones de explotación y represión eran permanentemente sangrientas, las luchas surgían espontáneamente cada día y cada hora.
Sin embargo, hoy en España, la aristocracia obrera, conformando una Mafia del Estado al servicio del imperialismo y del capital monopolista no solo controla sin oposición alguna las dos palancas básicas más cercanas a las masas (sindicatos mediante delegados agradecidos y asociaciones de vecinos mediante presidentes sobornados por ayuntamientos y partidos del sistema), sino que impulsa múltiples "foros", "colectivos", "movimientos" paralelos, y "alternativos", con plena autonomía de cada uno de ellos para evitar el surgimiento del Partido Comunista centralizado, lo cual solo consigue dividir y frustrar las luchas obreras y populares, llevándolas a un callejón de desesperación sin salida.
Así pues, no es que las luchas no existan, o no existan "
condiciones objetivas" en España (más de 2 millones de parados, casi el 40% de los parados registrados, no cobran subsidio en España, algo jamás visto nunca en los últimos 40 años) sino que las organizaciones comunistas permanecen al margen de ellas, convertidos sus cuadros, con algunas excepciones, en disertadores teóricos, y por tal motivo ni pueden capitalizarlas ni acumular fuerzas.
Ello debiera obligar a que las organizaciones verdaderamente comunistas abandonen su actitud de "resistencia" para emprender ofensivas parciales junto a las masas al nivel de cada militante en cada lugar, sin esperar una señal de acción del proletariado en su conjunto carente del partido de vanguardia.
La ofensiva obrera y popular nunca tiene carácter general en los inicios de los procesos de acumulación de fuerzas, y estamos en una fase previa, pues ni siquiera existe el partido. Decir hoy que no se puede
"decretar una táctica de ofensiva revolucionaria" supone ocultar lo que cualquier sindicalista sabe: que hay que abordar primero pequeñas ofensivas locales para que algún día éstas se conviertan en general.
3. El origen de la incapacidad política y teórica en las organizaciones comunistasEl
"reflujo del movimiento obrero revolucionario consciente" en lo que respecta a España, se produce, no por el autoderrumbe de la URSS y el Este Europeo, factor al que le da determinante influencia Unión Proletaria, sino por la incapacidad tradicional en los últimos 35 años de las organizaciones comunistas del estado español para el sacrificio y la abnegación (requisito nº 1 que establecía Lenin para la actividad del Partido Comunista) partiendo de los problemas reales de las masas que tienen ante sus ojos.
Unión Proletaria, en su Balance, hace en varias ocasiones referencia a su papel para cambiar las posiciones políticas del PCPE para eliminar de él el
"viejo objetivo estratégico de la revolución democrático-burguesa" que asumían también otras organizaciones pro soviéticas (III. Nuestra primera experiencia en el PCPE) y asumir posteriormente la revolución socialista).
Sin embargo la identidad de un partido no se establece a partir de sus objetivos escritos ya sean programáticos o tácticos, sino por su acción práctica. En diversas ocasiones ha habido grupos "marxistas leninistas" en España que han cambiado en una u otra dirección, posiciones escritas incluso de principio, de forma oportunista simplemente para atraer a nuevos militantes o bien para conseguir su ansiado "reconocimiento internacional".
Es indiferente que un grupo o partido se reclame de la "revolución socialista" si al mismo tiempo se limitan al nefasto "culto a los libros" o no ponen en cuestión en la práctica las instituciones burguesas (siguiendo el vergonzoso camino de la custodia por parte del KKE del Parlamento griego) por miedo a las detenciones policiales como ocurrió ante las manifestaciones para "Rodear el Congreso", o bien hacen causa común con Falange-PP-PSOE-IU-PCPE para impedir el derecho de autodeterminación en Catalunya exigido por millones de personas en la calle.
Tanto la degeneración política e ideológica, como su contrario, la educación y fortalecimiento en el marxismo leninismo, no se producen principalmente mediante las posiciones teóricas que se dicen defender, sino debido a la inactividad o actividad práctica junto a las masas para aplicar dichas posiciones teóricas. Decir que la práctica es el único criterio de la verdad, significa asumirlo en los hechos.
Los jóvenes que pasan su juventud rodeados de libros pero al margen de la actividad de la lucha real de las masas, forman una generación que se pierde para la revolución, por muy eruditos que lleguen a ser y por mucho que se ufanen de "conocer" el "marxismo leninismo".
Por otro lado, la historia está llena de hechos prácticos que determinan los procesos de degeneración de las organizaciones y dirigentes comunistas.
Enrique Líster fue un gran combatiente revolucionario durante la guerra civil antifascista, forjador del V Regimiento y del Ejército Popular Republicano y un jefe militar comunista con un empuje, entrega y valentía excepcionales. Pero en la segunda etapa de su vida, Enrique Líster, debido a la concepción existente entonces que primaba los factores externos sobre los internos y por el seguidismo respecto a la URSS, fue separándose de los problemas de las masas españolas y adquiriendo una actitud burocrática, que le hizo mantenerse al margen de la lucha de clases en España y adoptar una actitud paternalista y personalista.
Su permanente residencia fuera de España, le hizo no solo separarse definitivamente de la realidad del país, sino defender una concepción superficial sobre el leninismo, reivindicando su legado desde el plano estrictamente histórico y teórico, pero sin aplicarlo a las condiciones y realidad de la lucha de clases en España.
Ello le impidió, al romper orgánicamente con el degenerado PCE en el exterior, consolidar una alternativa ideológica y política al mismo, llegando a asumir, por el contrario, y en esencia, las mismas posiciones respecto a la reforma del Estado monopolista que el PCE, con las cuales refundó el PCOE. De esa manera, su denuncia política de los reformistas declinó en el personalismo, lo cual fue corroborado cuando reingresó en el PCE, al abandonarlo Santiago Carrillo.
La separación acerca de los problemas reales y necesidades de las masas chinas debido al envanecimiento personal, estimulado por él mismo, fue un factor que impulsó a Mao, gran dirigente teórico y revolucionario estratega práctico creador de la Nueva China, a cometer graves errores de precipitación y arbitrariedad en la segunda parte de su vida creando el desastroso "Gran Salto Adelante" y la anárquica "Gran Revolución Cultural Proletaria", desdiciéndose en la práctica del pensamiento Mao Zedong que él mismo había elaborado teórica y prácticamente anteriormente, desde la década de los años 30 hasta los primeros años de la Nueva China.
Igualmente Stalin, gran dirigente que llevo a la URSS a derrotar al trotskismo, al nazismo y el colaboracionismo occidental, después de la gloriosa victoria de la Gran Guerra Patria, mantuvo y acrecentó su ya grande concentración de poder, tomó su voluntad por la voluntad de todo su país y todo el movimiento comunista internacional, cada vez se aisló más dentro de su propio partido y creó el caldo de cultivo para que surgieran críticos de sus graves errores que dogmatizaron la crítica de dichos errores, convirtiéndose muchos de ellos en dirigentes que abandonando la espada de Stalin, abandonaban también la de Lenin, sentando las bases a partir del XX Congreso del PCUS, para el estancamiento, el militarismo, la conversión de contrarrevolucionarios propagadores del democratismo occidental y, en definitiva, la destrucción de la URSS.
En la España de los últimos decenios, los partidos "marxistas leninistas" prosoviéticos que hoy existen, se formaron por muchas personas que se mantuvieron sumisos en el PCE en la época clave del inicio de su degeneración política e ideológica. El PCPE se formó en 1984, 28 años después de que el PCE anunciara a bombo y platillo su política de "reconciliación nacional" (junio de 1956) cuatro meses despues del XX Congreso del PCUS, y siete años después de la desmovilización general ordenada por el PCE durante mediados de los años 70 llegando a montar piquetes para romper huelgas como las de 21 dias de la Construccion en Barcelona de abril de 1977, del metal, etc., con el fin de "pagar" a los franquistas de los poderes fácticos la legalización del PCE-PSUC. Muchos de quienes participaron en la formación del PCC y el propio PCPE, estaban entonces en el PCE-PSUC en aquellos meses cruciales, donde se determinó el futuro de la reforma del franquismo.
La creación del PCPE no correspondió a los intereses de clase de la lucha obrera y popular en España. El PCPE fue creado por la embajada soviética en Madrid para apoyar la política intervencionista de la URSS, agrupando a los sectores autoproclamados "leninistas" y "afganos" favorables a las invasiones militares en Checolovaquía y después Afganistán.
Los partidos prosoviéticos en España, salvo militantes aislados, nunca realizaron un trabajo de masas revolucionario sistemático en aquella época ni ahora. El origen de tal actitud no eran sus programas profundamente reformistas. El programa era la consecuencia. El verdadero origen era que esos dirigentes "marxistas leninistas", en su mayoría, jamás habían conocido el sacrificio y la abnegación ni en el franquismo, ni durante su reforma. Al contrario, muchos de ellos, a partir de 1977, con la excusa de luchar contra la "derecha nacionalista" fueron títeres del PSOE al que consideraban un partido "socialdemócrata" y ello les proporcionó prebendas personales, como trabajos en ayuntamientos, colegios, etc. Es ahí donde está el origen del desastre organizativo de los comunistas en España: en la ausencia de ideología comunista en la práctica que tanto se alardeaba en la teoría.
Una vez que los comunistas se separan de los problemas reales de las masas, se incapacitan para dar a las luchas concretas una salida revolucionaria, no testimonial, viene la degeneración de su programa escrito y sus posiciones teóricas, pero el origen de tal actitud de inoperancia y degeneración en los comunistas es la comodidad burguesa y su dependencia hacia ella. La relación de los comunistas con las masas, sus experiencias de lucha, su disposición al combate sin importar sacrificio alguno, es lo primero que hay que saber de una organización y de unos militantes que se proclaman comunistas. Ello es previo a conocer sus posiciones teóricas que pueden ser manipuladas a placer de un día para otro cuando no existe la forja del combate.
4. La línea de masasAl lado de esa situación básica poco importa la participación de los partidos prosoviéticos, y especialmente el PCPE se sumasen a determinadas convocatorias y organismos. Al respecto dice Unión Proletaria:
"A pesar de esta clara desviación derechista del PCUS, los partidos prosoviéticos en general y el PCPE en España se diferenciaban de la socialdemocracia y de los partidos eurocomunistas en que se enfrentaban al imperialismo occidental y en que promovían hasta cierto punto la lucha de clases en sus propios países (movimiento anti-OTAN, tres huelgas generales contra el "pacto social", batallas estudiantiles, frente único por arriba cristalizado en Izquierda Unida, etc." (III. Nuestra primera experiencia en el PCPE).
Decir que el
"frente único por arriba cristalizado en Izquierda Unida… promovían hasta cierto punto la lucha de clases" es demostrativo de la concepción de Unión Proletaria sobre la política de masas de un partido comunista.
Formar un frente único por arriba mientras se boicotea su constitución por abajo, ha sido una táctica recurrente de las oportunistas dentro del movimiento obrero y popular en España. El PCPE y el PCC han boicoteado descaradamente la transformación de las Asociaciones de Vecinos (Unión Proletaria no se pronuncia sobre ellas) como Asambleas Populares que asuman mediante la lucha masiva todos los problemas que afectan al pueblo, con juntas revocables elegidas por sufragio universal, para poner en cuestión ante las masas las instituciones monopolistas.
Quim Boix, que llegó a ser responsable de relaciones internacionales del PCPE, consideraba en los años 90 las Asociaciones de Vecinos como meras entidades para hacer fiestas. Jordi Gasull, dirigente del PCC en la CONFAVC, consideraba que
"es volver al fascismo la pretensión de los compañeros de Trinitat Vella (durante la década de los 90)
de oponer las Asociaciones de Vecinos en los barrios a las Instituciones democráticas".
En ese mismo sentido a propósito de convocatoria de trabajadores y parados en el mismo barrio, se quejaba en aquella época el dirigente de UGT Jose Maria Alvarez indicando que
"las cuestiones laborales son asunto de los sindicatos, no de las asociaciones de vecinos".
La práctica ha demostrado la utilidad que ha tenido tal
"frente por arriba" del PCPE : las denuncias por parte del PCPE como
"golpista" y
"fascismo" las convocatorias masivas de "Rodea el Congreso". Con tal apoyo "institucional" de los "revolucionarios" del PCPE, el Gobierno en estos días ha elaborado un proyecto de ley de "Seguridad Ciudadana" en el que pueden ser multados por la policía (sin juez) hasta con 600.000 euros quienes realicen/participen en tales convocatorias, que hasta la monopolista UE les dice con sonrojo que la maquillen un poco para no provocar más rebeldía.
Por otro lado, se puede decir que las CUO, gemelas de las ACDT del PCOE, no aportarán esencialmente mucho, en la medida que el PCPE, igual que su partido hermano, el PCOE, con la típica actitud bullejista, no participen esencialmente en los organismos que no pueden dirigir.
5. El derecho de autodeterminaciónPero hay un punto esencial que afecta a la estrategia socialista de la revolución en España en el que Unión Proletaria confirma que su concepción sobre la línea de masas es fundamentalmente la misma que la del PCPE al que critica. Se trata de su concepción sobre el derecho de autodeterminación en las nacionalidades existentes dentro del estado español.
Dice al respecto Unión Proletaria:
"En cuanto a la cuestión nacional, apoyamos el viraje hacia el marxismo-leninismo dado por el PCPE en su IX Congreso, al apostar por la unidad de la clase obrera contra el Estado burgués frente a su anterior posición de alineamiento con las tesis separatistas de los nacionalismos periféricos. Se incluye la defensa del ejercicio del derecho de autodeterminación nacional de manera correcta, dentro del marco de la lucha de clases a nivel estatal. Se reivindica la lucha por los derechos nacionales, denunciando al mismo tiempo tanto el nacionalismo de nación opresora como el de nación oprimida porque dividen a la clase obrera y la debilitan frente al Estado imperialista. Sin embargo, las tesis del IX Congreso exageran el viraje y se pasan al extremo contrario al afirmar que "en el capitalismo no habrá derecho de autodeterminación". Lenin ya tuvo que rebatir esta posición "izquierdista" de Rosa Luxemburgo y de los "economistas imperialistas". En el capitalismo, sí puede llegar a ejercerse ese derecho democrático, siempre y cuando las contradicciones debiliten a una parte de la oligarquía y fortalezcan a otra, a la vez que se agudice parcialmente o territorialmente la lucha de clases." (Tesis 2: la revolución socialista en España).
¿En qué quedamos? ¿Se defiende el derecho a la independencia de Catalunya y de otras nacionalidades del estado español aquí y ahora, o no se defiende? Hablar del derecho de autodeterminación como si fuera un cuadro puesto en la pared, es como hablar de la promesa de felicidad eterna. Sin relación con el espacio-tiempo, es la estratagema a la que nos tienen acostumbrados todos los políticos de abstractas promesas.
El propio lenguaje de
"nacionalismos periféricos" está tomado del franquismo con nostalgia feudal que considera periferia "provinciana" y subalterna todo lo que no es el centro de la capital del Imperio, alrededor del cual debe girar, como en el chotis, todo el resto de España para mayor gloria del capital monopolista e imperialista español actual.
Denunciar
"al mismo tiempo tanto el nacionalismo de nación opresora como el de nación oprimida porque dividen a la clase obrera" es una equidistancia errónea además de falsa, porque no puede existir equidistancia entre el enemigo principal, el capital monopolista de estado y las masas populares que se le oponen en una nacionalidad.
¿Acaso está unida ahora la clase obrera, manipulada con el "café para todos" de las 17 autonomías creadas por los monopolistas? Es precisamente la lucha por la realización de ese derecho democrático de libertad de los pueblos allí donde este lo exige, lo único que puede unir realmente a la clase obrera de todo el estado.
Unión Proletaria reconoce nombrando a Lenin que
"En el capitalismo, sí puede llegar a ejercerse ese derecho democrático" y añade
"siempre y cuando las contradicciones debiliten a una parte de la oligarquía y fortalezcan a otra, a la vez que se agudice parcialmente o territorialmente la lucha de clases".
Y bien, esas contradicciones del derecho nacional reprimido, ¿acaso no debilitan a la oligarquía? ¿Cómo podrá soportar la España imperialista que quede después de la secesión de Catalunya un estado con una deuda pública de más de 1 billón de euros, un 20% menos del PIB, un 25% menos de exportaciones, 25% menos de turismo extranjero y 16.000 millones de euros menos que actualmente exprime sin contrapartidas de las ubres de los catalanes?
¿Acaso la secesión de Catalunya no favorecería el levantamiento de Euskadi, Galicia, Canarias y quizá Andalucía para seguir sus pasos? No sería a partir de ahí que podría forjarse la unidad combativa de todos los pueblos del estado contra el capital monopolista español neofranquista para herirlo de muerte? ¿No supondría todo ello el caldo de cultivo para agudizar la lucha de clases, una vez que las clases burguesas nacionalistas demostrasen su incapacidad para garantizar el "derecho a decidir" nº 1 que para los comunistas es el del proletariado?
Pero claro está, si los propios "comunistas" eluden esa batalla desde el minuto cero, está claro quiénes serán los vencedores provisionales: sin la presencia del partido del proletariado, el proceso tanto Catalunya como las demás nacionalidades, caso de ser independientes, entrarían en la órbita de una u otra potencia imperialista, para convertirse, como Kosovo, en un país "independiente" bajo una u otra bota imperial.
Eso se puede revertir… si se quiere en la práctica. Tanto Unión Proletaria, como PCPE y PCOE, debieran aprender algo de la actitud del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), un sindicato que recogió las tradiciones del SOC (Sindicato de Obreros del Campo) con formas de lucha y organización directas a partir del tajo.
El año pasado, durante la campaña electoral al Parlament, el coordinador del SAT Diego Cañamero estuvo en Barcelona en un mitin electoral de la CUP (Candidatura d'Unitat Popular, partido independentista catalán de izquierdas de creación reciente). La CUP, sin financiación y simplemente con un trabajo de base de sus militantes y simpatizantes, consiguió en aquellas elecciones 3 diputados al Parlament de Catalunya.
Diego Cañamero dijo en aquella ocasión algo que debiera hacer reflexionar a los "marxistas leninistas" defensores de la unidad de la "patria" monopolista.
"El día que Catalunya consiga su libertad y sea el pueblo el que gobierne, estaremos en Andalucía más cerca de conseguir nuestros derechos." Otra cosa es que con los partidos oportunistas mal llamados "comunistas" que hay hoy en Catalunya eso se presente difícil.
Y ya puestos a hacer referencia a Lenin sobre la cuestión nacional, Unión Proletaria debiera haber expuesto la esencia de los planteamientos de Lenin (y de Marx). Lamentablemente Unión Proletaria lo oculta y se limita a repetir la evidencia de que "
bajo el capitalismo sí se puede acceder a la independencia", ¡por supuesto, amigos, es lo más probable que sea bajo el capitalismo!
V.I. Lenin, ciudadano de la Rusia opresora, polemizaba así con la ciudadana de la Polonia sometida, Rosa Luxemburg. Ésta negaba la necesaria independencia de Polonia considerándola una
"utopía" (entonces, en 1914, Polonia era una región capitalista más desarrollada que su opresor, el estado gran ruso con reminiscencias feudales, ¡un ejemplo proporcionalmente muy parecido a Catalunya respecto al estado español de hoy!). Decía Lenin:
"Apasionada por la lucha contra el nacionalismo en Polonia, Rosa Luxemburg ha olvidado el nacionalismo de los gran rusos, aunque precisamente este nacionalismo es ahora el más tremendo. Es un nacionalismo más feudal que burgués; el mayor obstáculo para la democracia y la lucha proletaria". (Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, 4. Lo "práctico" en el problema nacional, Obras Completas de Lenin, tomo XXI, pág. 332, Akal Editor, Madrid, 1977)
"¡Por temor al nacionalismo de la burguesía de las naciones oprimidas, Rosa Luxemburg hace el juego, en realidad, el nacionalismo centurionegrista de los gran rusos!".(Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, 5. La burguesía liberal y los oportunistas socialistas en el problema nacional, Obras Completas de Lenin, tomo XXI, pág. 334-335, Akal Editor, Madrid, 1977)
Y si se trata de conocer la posición de Marx al respecto aquí la tenemos referida por Lenin en un párrafo que es una esencia concentrada del materialismo dialéctico, del marxismo leninismo, sobre la cuestión nacional de la que reniegan tanto Unión Proletaria como sus grupos esencialmente idénticos a pesar de sus disputas personales, PCPE-PCOE:
"La deducción que resulta de todas estas observaciones críticas de Marx es clara: La clase obrera debe ser la última en hacer un fetiche del problema nacional, ya que el desarrollo del capitalismo no despierta necesariamente a todas las naciones a una vida independiente. Pero, una vez iniciados los movimientos nacionales de masas, hacerlos a un lado, negarse a apoyar lo que en ellos hay de progresista, significa en efecto caer en prejuicios nacionalistas, o sea, reconocer "la propia nación" como "nación ejemplar" (o añadiríamos nosotros, como nación que posee el privilegio exclusivo de formar un Estado)" (Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, 8. Carlos Marx, el utopista, y Rosa Luxemburgo, la práctica, Obras Completas de Lenin, tomo XXI, pág. 354, Akal Editor, Madrid, 1977)
¿Acaso no hay nada de progresista en la protesta de más de un millón de personas en la calle exigiendo la separación respecto un estado parásito, neofranquista, imperialista y corrupto que ha llevado a millones de personas a la miseria hipotecándolas de por vida? Otra cosa es que dicho movimiento se frustre para la vía revolucionaria socialista, precisamente debido al boicot de quienes deberían ponerse a su vanguardia para llevar hasta el final el proceso de manera consecuente bajo el punto de vista de la clase obrera.
Unión Proletaria, como sus hermanos PCPE-PCOE, puede ponerse al lado de la nación opresora y negar en la práctica concreta el derecho de autodeterminación que proclaman en su teoría abstracta, pero no puede usar a Lenin ni a Marx como coartada de sus prejuicios de "nación ejemplar" no
"periférica".
En todo caso con su actitud, demuestran que su apego a "trabajar con las masas" son meras palabras.
Que en realidad todo su "Balance" son meras palabras, a menudo contradictorias entre sí, sin respaldo en los hechos, lo demuestra su crítica al PCPE en torno a las contradicciones de la burguesía media con la oligarquía:
"Asimismo, la Tesis 2 excluye a la burguesía media de una posible alianza con la clase obrera, argumentando que sus intereses no son antagónicos con los de la oligarquía. Es un error "izquierdista" porque no distingue las contradicciones que van desarrollándose entre ambas fracciones de la burguesía, por las que ambas pugnan por conservar su posición y destruir a la otra, resultando que la burguesía media va perdiendo paulatinamente su libertad y se ve sometida al interés de la oligarquía financiera. El proletariado debe aprovechar estas contradicciones y estas luchas -esas "reservas indirectas" , diría Stalin-, promoviendo incluso alianzas tácticas coyunturales con la burguesía media en los momentos en que aquéllas se agudizan (o, al menos, realizando maniobras tendentes a conseguir su neutralidad política). Además, es incoherente negar la existencia de antagonismos entre la oligarquía financiera y la burguesía media, cuando parte del campesinado al que se pretende incluir en el Frente Obrero y Popular por el Socialismo es burguesía media." (Tesis 2. La revolución socialista en España)
¿Acaso no debería ser este párrafo, íntegramente, la justificación teórica para apoyar resueltamente aquí y ahora el derecho del pueblo catalán a su independencia nacional? ¿No es un eclecticismo oportunista que se puedan decir tales cosas en el mismo escrito en el que se rechazan, atacándolos como
"separatistas", los movimientos de masas por la independencia actuales, haciendo causa común con las fuerzas más negras de la reacción española?
Si
"el proletariado debe aprovechar estas contradicciones y estas luchas" ¿a qué espera Unión Proletaria?, ¿a que el movimiento de masas actual en Catalunya se transforme por sí solo en movimiento revolucionario socialista y se extienda a todo el estado sin la participación de los comunistas, como "requisito" para apoyarlo a posteriori? Estamos ante una nueva versión de la revolución sin necesidad del partido, o el partido como mero propagandista teórico que espera, rodeados de libros, a que las condiciones las creen las masas espontáneamente, aquí tenemos otro ejemplo nítido de la concepción errónea de la dirección política e ideológica (el llamado
"sujeto revolucionario") y su papel entre las masas.
[
b]6. El internacionalismo[/b]
La concepción de Unión Proletaria sobre el internacionalismo es esencialmente la misma que la de los partidos prosoviéticos actuales dirigidos por el KKE de Grecia. Al respecto, aunque con algunas críticas, se identifican esencialmente con el PCPE:
"El enfoque de la unidad comunista internacional tiene el acierto de criticar los Encuentros Internacionales por su composición amorfa y las diatribas revisionistas de una gran parte de sus "socios", tratando dialécticamente la necesaria unidad sobre la base de la práctica con su contrario, que no es otro que la discusión teórica y política. Estamos plenamente de acuerdo en apostar por una unidad sobre la base del marxismo-leninismo con el objetivo de la reconstrucción de la Internacional Comunista, deslindando campos con el revisionismo…./… debemos esforzarnos por superar para poder unir a todos los marxistas-leninistas en un potente movimiento comunista internacional. Se trata, por lo tanto, de combatir el revisionismo presente en cada una de estas tendencias, empezando cada una por el suyo propio." (Tesis 1: el PCPE ante el escenario de crisis capitalista mundial)
La idea de que la
"discusión teórica y política" puede conseguir la unidad es correcta o incorrecta según los casos. Lo que determina la utilidad de tal discusión teórica y política es la práctica común. Debe ser útil en el seno del mismo partido en el mismo país, es mucho más difícil que ello sea igualmente útil en la discusión entre partidos diferentes de países diferentes, aunque defiendan todos ellos la misma causa final.
La discusión teórica y política puede tener alguna utilidad a fin de aprender de experiencias ajenas en el terreno de lo general, que podrán o no podrán ser aplicadas al terreno de lo concreto en función de las características de cada caso. Pero lo que realmente posibilita una utilidad a tal discusión es la práctica común en torno a unos objetivos concretos comunes.
En el pasado ha estado vigente en el movimiento comunista internacional la concepción de que el internacionalismo emanaba de un centro dirigente mundial. Ello fue debido a la dogmatización que hizo Stalin de la dirección centralizada del partido extendiéndola al conjunto del movimiento internacional en distintas épocas históricas, sin tener en cuenta las lecciones de la disolución de la I Internacional, la incapacidad de la II y la posterior disolución de la III .
En la época joven del capitalismo, las contradicciones sociales eran muy agudas debida a la necesidad de un intenso proceso de acumulación, con una tecnología relativamente atrasada, para consolidar dicha clase en los diferentes países. El capitalismo no contaba entonces aún con las posibilidades de una amplia aristocracia obrera consolidada que sirviera de colchón a la lucha de clases.
Debido a ello, las posibilidades de una Revolución Mundial eran palpables. Tanto Marx como Engels creían en la posibilidad de una revolución simultánea en los diferentes países capitalistas más avanzados que permitiera saltar la etapa capitalistas en los más atrasados.
Ya en la época de Lenin, y sobre todo en la Stalin, la realidad histórica demostró que cada país tenía unas características distintas que impedía llevar a cabo una revolución simultánea en los principales países capitales debido a que estos habían ya iniciado el proceso de formación de la aristocracia obrera que traicionó tanto la revolución soviética como la de su propio país con una política socialimperialista.
La disolución de la I y III Internacionales (algo, por cierto, de lo que todas las organizaciones "marxistas leninistas" españolas evitan hablar), y la transformación de la II en coordinación de las corrientes oportunistas, fue la confirmación en el terreno organizativo de lo que era evidente en el terreno de la lucha social y política.
La revolución china fue un espaldarazo a esa realidad. Desoyendo las erróneas decisiones de la Internacional Comunista dirigida por Stalin, que a partir del Congreso de 1.928 establecía un Presidium que podía tomar decisiones en todas sus "secciones", es decir, en todos los partidos comunistas del mundo, el PCCh en 1935, quitó de su dirección al dogmático Wang Ming y sus "bolcheviques".
Estos, designados de hecho por la Internacional Comunista en la dirección del PCCh, pretendían calcar la revolución soviética en China a través del levantamiento de las ciudades con un proletariado enormemente mucho menor proporcionalmente cuantitativa y cualitativamente que el de la Rusia zarista. Wang Ming despreciaba la lucha campesina a la que consideraba "enemiga del proletariado", cuando realmente eran los campesinos quienes provocaban continuos levantamientos ante la enorme miseria y represión a la que estaban sometidos. Ello estuvo a punto de llevar al desastre la revolución china.
Para impedirlo, Mao Zedong fue elegido a la dirección, después de que este creara diversos frentes revolucionarios campesinos ligados al partido y así comenzó la Larga Marcha que terminó con la toma del poder.
Desgraciadamente, aún hoy, muchos que se llaman comunistas, siguen repitiendo aquellos clichés de la Internacional Comunista disuelta, utilizándolos para falsear la realidad de la revolución china.
El internacionalismo no lo crea una dirección mundial, pues no se puede conocer integralmente, y menos dirigir, aquello que no se transforma. El internacionalismo lo crea cada revolución socialista que se consolida en cada país.
La idea de Unión Proletaria de que mediante la
"discusión teórica y política" se puede frenar la
"deriva revisionista" entre diferentes partidos a nivel internacional es totalmente errónea. Hay ejemplos de reconocimientos internacionales que hizo China durante su "revolución cultural" (primero al PCE(m-l) después PTE y ORT) que no sirvió para nada. Igualmente ocurrió con la URSS, su Pacto de Varsovia y COMECON se demostró como un castillo de naipes.
Cada partido tiene que tomar por sí mismo en exclusiva su tarea en su país y demostrar en los hechos su carácter, sin esperar el "internacionalismo" del reconocimiento exterior, que en ningún caso puede jugar un papel esencial. Internacionalista es el que da, no el que pide, pero a nivel internacional casi nunca se sabe a quién se da. Sólo el proletariado de cada país sabe y ha de demostrar con su apoyo revolucionario la realidad de cada partido.
"Unir a todos los marxistas-leninistas en un potente movimiento comunista internacional" suena muy bien metafísicamente hablando, pero eso no lo pueden propiciar los organismos internacionales, sino la actividad revolucionaria de cada partido, sin tutelas de ningún tipo, en su país. Cuando en España no existe ni asomo de ese tipo de partido, hablar de "Internacional Comunista" como objetivo es absurdo, aunque en el futuro, si el marco estatal deja de ser el marco esencial de la lucha de clases, pueda llegar a ser una necesidad.
La idea de que se puede
"deslindar los campos con el revisionismo" en el terreno internacional (o en el nacional) mediante discusiones entre comunistas de diferentes partidos es un deseo imposible producto del teoricismo.
El
"revisionismo", es decir, el reformismo o el dogmatismo, solo pueden ser combatidos mediante la actividad de los comunistas con las masas dirigiéndolas. Solo en ese trabajo se conocen a los verdaderos
"revisionistas" y revolucionarios. Ni siquiera dentro del mismo partido el
"revisionismo" puede ser combatido esencialmente mediante la discusión teórica, sino mediante las tareas prácticas junto a las masas.
Unión Proletaria dice como crítica a la URSS:
"Coexistencia pacífica y emulación pacífica con el imperialismo como principios rectores de la política exterior soviética, en vez del internacionalismo proletario". (III. Nuestra primera experiencia en el PCPE)
Ello no se aviene a la verdad, pues la URSS, incluso ya con Kruschev durante la crisis de los misiles en Cuba y sobre todo durante la época de Brézhnev, no llevó a cabo una "emulación pacífica con el imperialismo", sino una "guerra fría" que en realidad era una guerra bien caliente en las intervenciones e invasiones militares que sostuvo para confrontar el poder miliar con EE.UU. La URSS además, dio ayuda militar y económica a otros partidos y países para crear su propia hegemonía, poniéndole precisamente el nombre de
"internacionalismo". No hubo una confrontación directa, pero sí a través de terceros con EEUU.
En cuanto a la crítica de Unión Proletaria a la URSS porque ésta hizo un
"rechazo a continuar la lucha de clases bajo el socialismo hasta la desaparición de éstas" ((III. Nuestra primera experiencia en el PCPE) (consigna principal de la "revolución cultural"), es una demostración de cómo desde posiciones anti-maoístas, propias de todos los partidos prosoviéticos y sus militantes, se puede pasar a enarbolar como guía, no el pensamiento Mao Zedong, sino los principales errores de Mao al final de su vida.
Para finalizar, la posición respecto a China vuelve a demostrar que Unión Proletaria no ha cambiado su actitud del pasado reflejado en su programa de 2007, pretendiendo enseñar a los comunistas chinos con sus críticas para volverlos al buen camino.
Unión Proletaria considera que no se puede
"llevar a los comunistas a rechazar a priori experiencias de los partidos comunistas en el poder, a abandonarlos ante el acoso imperialista, a ignorar la lucha de las fuerzas más progresistas dentro del partido chino". (Tesis 1: el PCPE ante el escenario de crisis capitalista mundial)
Menos mal que Unión Proletaria considera que no hay que abandonar a China ante el acoso imperialista. Pero hablar de
"la lucha de las fuerzas más progresistas dentro del partido chino", no define el carácter de clase del PCCh. Es más, reafirma la visión de las "dos fracciones", "dos clanes" o "dos corrientes" dentro del PCCh al que tan aficionados son los medios de manipulación occidentales.
Las
"fuerzas más progresistas dentro del partido chino" están en el poder. Eso no se puede obviar, porque si no se explicita, se está haciendo ver tácitamente que hay otro sector reaccionario o derechista que posiblemente es el que tiene el poder, que es lo que realmente dice el programa vigente de Unión Proletaria:
"Apoyando a todos los países socialistas y divulgando sus realizaciones entre las masas obreras y populares de los países capitalistas como acicate para su desarrollo revolucionario. Esto supone tanto defender el socialismo de la etapa ascendente de la revolución proletaria mundial dirigida por la vanguardia internacional del proletariado, como defender el socialismo hoy en retroceso, a la defensiva o debilitado por el predominio de tendencias oportunistas en la dirección de los países que no han completado la restauración del capitalismo (China, R.P.D. de Corea, Cuba, Vietnam y Laos). Sólo así podremos ayudar al proletariado de estos países a mantener sus conquistas, a desarrollar su conciencia de clase y a recuperar la dirección revolucionaria hacia el comunismo." (Programa de Unión Proletaria, ¿Cuáles son los deberes internacionalistas de los proletarios conscientes?)
Es decir, que las direcciones de todos los países socialistas tienen el
"predominio de tendencias oportunistas" y Unión Proletaria va a
"ayudar al proletariado de esos países a mantener sus conquistas, a desarrollar su conciencia de clase y a recuperar la dirección revolucionaria hacia el comunismo".
¿Cómo puede un país ser socialista y al mismo tiempo haber perdido
"la dirección revolucionaria hacia el comunismo"? Ese contrasentido es imposible de entender desde la razón, sino más bien como un dogma de la fe, como el de la "Santísima Trinidad" o la "infalibilidad" papal. Pero todo es posible para una organización que se arroga la capacidad prácticamente divina de
"ayudar al proletariado" de la otra parte del mundo a
"recuperar la dirección revolucionaria".¿Cabe más prepotencia neocolonial, mayor soberbia inaudita? Es como si un niño que sabe sólo algunos números que incluso se equivoca al cantarlos, una buena mañana se sentara en la mesa del profe de matemáticas pretendiendo enseñarle álgebra.
[*]Balance de la experiencia de Unión Proletaria, octubre de 2013