Crímenes soviéticos:
Gulag:
The term “GULAG” is an acronym for the Soviet bureaucratic institution, Glavnoe Upravlenie ispravitel’no-trudovykh LAGerei (Main Administration of Corrective Labor Camps), that operated the Soviet system of forced labor camps in the Stalin era. Since the publication of Aleksandr Solzhenitsyn’s The Gulag Archipelago in 1973, the term has come to represent the entire Soviet forced labor penal system. Concentration camps were created in the Soviet Union shortly after the 1917 revolution, but the system grew to tremendous proportions during the course of Stalin’s campaign to turn the Soviet Union into a modern industrial power and to collectivize agriculture in the early 1930s.
Gulag camps existed throughout the Soviet Union, but the largest camps lay in the most extreme geographical and climatic regions of the country from the Arctic north to the Siberian east and the Central Asian south. Prisoners were engaged in a variety of economic activities, but their work was typically unskilled, manual, and economically inefficient. The combination of endemic violence, extreme climate, hard labor, meager food rations and unsanitary conditions led to extremely high death rates in the camps.
While the Gulag was radically reduced in size following Stalin’s death in 1953, forced labor camps and political prisoners continued to exist in the Soviet Union right up to the Gorbachev era.
Derechos humanos:
El Gulag Soviético
por David Satter (*)
Foreign Policy Research Institute - Junio de 2007 - Vol. 12. No. 17
traducción de Pablo López Herrera Email
En las sociedades que no son libres, no todos los mecanismos de represión son violentos. La gente puede ser condicionada para obedecer, y una vez que se han instalado las condiciones apropiadas, la influencia de un conformismo masivo vuelve a las personas impotentes para resistir incluso lo que saben intuitivamente ser una ideología política falsa y una interpretación falsa de la realidad.
El papel de Rusia en la historia de la represión es central. Tan pronto como la libertad y la democracia salieron afuera del hall de la Independencia en Filadelfia, la forma asesina de dominación totalitaria que existió en el siglo XX tuvo su origen en el ataque forzoso al poder de los bolcheviques en Petrogrado en 1917. La idea que el estado tiene derecho al control total sobre el individuo y que la vida debe ser organizada para imitar los preceptos de una ideología demente, pronto fueron aceptados no sólo en la Unión Soviética sino en la Alemania nazi y más tarde en Europa del Este, así como en China, en Vietnam, y en Corea del Norte. A la vez, casi la mitad de la población del mundo fue sometida bajo el ir y venir de las ideas que llegaron a ser dominantes en Rusia cuando los bolcheviques tomaron el poder. Este acontecimiento fue anunciado por un periódico de París bajo el titulo: "Los Maximalistas son los amos de Petrograd."
La Unión Soviética fue la primera nación en la historia en ser fundada explícitamente sobre la base del ateísmo, y que se dotó con los atributos de Dios. A Rusia y a los ciudadanos soviéticos se les dijo: "No hay Dios, sólo existe el partido."
Por muchos años la gente educada en los EEUU puso en ridículo a los que argumentaban, a menudo sin mucho fundamento filosófico, que la teoría del materialismo dialéctico definía un sistema que por su naturaleza, tenía que ser malo. De hecho, sin embargo, los que llamaban la atención sobre las implicancias inevitables de la teoría del materialismo dialéctico tenían razón. Sólo podía ser la base de un sistema radicalmente malo.
El materialismo dialéctico es la base ontológica del Marxismo-Leninismo. Sostiene que todo lo que existe es materia en movimiento. No hay ni Dios, ni alma, ni espíritu. A partir de este punto de partida, Marx ofreció entonces la teoría del materialismo histórico que procuró describir la evolución de la historia. Según esta teoría, la historia fue conducida por la interacción de las fuerzas materiales con el progreso personificado en la vanguardia de la clase históricamente más progresista. Esta fue identificada como la clase obrera.
Lenin hizo un agregado a esta cosmología sustituyendo a la clase obrera por el partido revolucionario disciplinado. Nadie advirtió que sustituyendo a la clase obrera, que actuaba ciegamente según cabe suponer en su propio interés por el partido, una organización conspirativa, destruyó la parte central de la teoría marxista. Qué importante fue que una teoría universal que justificaba el control total del individuo y la destrucción de todos estándares morales, se unió a un mecanismo para "hacer realidad" esa teoría: el partido totalitario. Se creó entonces un partido que podía aspirar a gobernar sobre la base de reclamar para sí el monopolio de la verdad.
La convicción de los Bolcheviques de que operaban de acuerdo a una teoría estrictamente científica y por lo tanto infalible, y que era una herramienta confiable para transformar a sociedad, les brindó los medios para cometer crímenes sin precedentes. Durante los 120 años últimos del régimen Zarista, aproximadamente 3.500 personas fueron ejecutadas por crímenes políticos, la mayoría de ellos en el siglo XX en los años del terror revolucionario. El régimen bolchevique excedió esa cifra dentro de sus primeros cuatro meses y la situación llegó a ser rápidamente peor. Mientras el descontento se extendía a través del país, Félix Dzerzhinsky, fundador de la policía secreta soviética (originalmente llamada la Checa, y más adelante NKVD), introdujo el Terror Rojo, por el que se distinguía a la culpa de una persona de sus acciones. Ahora las personas iban a ser matadas en la base no a la culpa individual, sino por pertenecer a una clase específica.
Uno de diputados de Dzerzhinsky, Martyn Latsis, escribió en el periódico de la Checa El terror de Krasny (Terror Rojo) que durante las investigaciones no era necesario buscar la evidencia de "que el acusado hubiera actuado de palabra y de hecho contra el poder soviético." La primera pregunta a formular es, "¿A qué clase pertenece? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál es su educación o profesión? ". Estas preguntas son las que debían determinar su destino. Bajo estas circunstancias, el Terror Rojo se esparció a través del anterior imperio ruso dondequiera que los bolcheviques tuvieron el poder y se convirtió en un instrumento para destruir a los miembros de la supuesta clase "posesiva".
El Terror Rojo se encontró con el Terror Blanco. Los blancos también emplearon el exterminio total, particularmente en Ucrania, en donde asesinaron a 150.000 judíos ucranianos. Sin embargo, una vez que el Terror Blanco desapareció, el Terror Rojo se institucionalizó. Su énfasis en la destrucción de las clases "hostiles" llegó a ser una parte integrante de las políticas del régimen comunista.
Los líderes comunistas creyeron que tenían que controlar la economía, puesto que era la clave de todos los aspectos de la vida, y que aquella podría funcionar entonces en base a órdenes, como el correo. Esto se oponía directamente al ethos de una economía de mercado que funciona en base de millones de señales que reflejen los deseos de consumidores y las reacciones de productores. Cuando se instituyó la política conocida como comunismo de guerra, después del final de la guerra civil, el mercado libre fue eliminado. Como resultado, la economía se detuvo.
En marzo de 1921, el gobierno corta las raciones de alimento a las ciudades importantes en un 30 por ciento. Se rebela entonces un grupo de marineros que había sido de los soportes más leales a la revolución bolchevique, en la base naval de Kronstadt cercana a Petrograd, y es eliminado sin piedad por las tropas al mando del mariscal Mikhail Tukhachevsky, que se convertiría en líder militar de Rusia y exterminador despiadado de la mayoría opuesta a los bolcheviques (y sería el mismo víctima de las purgas de Stalin en 1937). Al mismo tiempo se rebelan los campesinos que habían sufrido bajo un sistema de requisición, porque en ausencia de un mercado les sacaban los granos que ellos mismos habían cosechado a menudo sin dejarles lo suficiente como para comer, poniendo así en marcha un levantamiento masivo de los campesinos con centro en Tambov.
Lenin, preocupado seriamente, exige los métodos más brutales para suprimir la rebelión. Esos métodos incluían matar al hijo mayor en cualquier familia que se conociera haber tenido contacto con los insurrectos, y atacar a los mismos en sus reductos del bosque con gas venenoso. Éste fue el primer uso de gas venenoso contra una población civil, y fue exitoso. La rebelión de los paisanos fue eliminada. Pero las condiciones que la habían provocado causaron un colapso masivo en la actividad agrícola, y la subsiguiente hambruna en grandes partes de Rusia y de Ucrania. Fue solamente la oportuna ayuda americana que previno una catástrofe que podría haber sido incluso mayor. No obstante, se estima que murieron del hambre 5 millones de personas.
En los años que siguieron, los líderes comunistas llegaron a entender que si continuaban con sus políticas insanas, iban a convertir al país en incapaz de hacer cualquier cosa. Instituyeron entonces lo que se conoció como la Nueva Política Económica (NEP), que permitió a la población masivamente campesina de Rusia existir en condiciones más o menos de mercado libre. Hubo requisiciones por parte del gobierno, pero se permitió a los campesinos levantar su propio alimento, a comerciar entre ellos mismos y a vender al gobierno o a las ciudades; y el país comenzó a recuperarse. Pero esto fue tan solo una breve tregua mientras el régimen se preparaba para el "round" siguiente en la guerra contra su propia población.
En los últimos años de la década de 1920, la dirección estalinista decidió que había llegado el tiempo de colectivizar la agricultura en Rusia. Después de todo, si la gente es libre de disponer de sus productos y decidir cuánto se va a vender, ella puede también rechazar la venta de sus propios productos. Al mismo tiempo, Stalin estaba convencido de que la guerra estaba por llegar y al mismo tiempo impaciente para construir la base industrial de la Unión Soviética. Y no había recursos para hacerlo. La única manera era tomar el grano del campo, exportarlo para obtener moneda fuerte, y utilizar esa moneda fuerte para comprar las maquinarias.
El primer paso en el sometimiento del campesinado se llamó "deskulakización". Identificaron a millones de personas como "kulaks" (en ruso kulak significa puño). La propaganda soviética los acusó de ser los explotadores del campo. De hecho, eran simplemente los campesinos más progresistas y más industriosos. Un kulak era alguien que quizás tenía dos vacas en lugar de una. Durante esos años, el NKVD fue inundado con cartas de los funcionarios del partido que preguntaban cómo hacer para identificar a un kulak. Y nunca había una definición exacta. Redondearon para arriba y deportaron a cualquier persona que se oponía a la colectivización, que vivía un poco mejor, o que tenía un poco más de conciencia política, enviándolas a menudo a las áreas deshabitadas de Siberia y de Asia central, donde la tasa de mortalidad fue horrible. Al mismo tiempo, la "deskulakización" aterrorizó al resto de los campesinos, los que acordaron entonces incorporarse a las granjas colectivas.
Pero este no fue el final del horror. El gobierno aumentó sus demandas a las granjas colectivas nuevamente formadas para poder vender el grano al exterior para apoyar al financiamiento de la industrialización. Si el gobierno tomaba el 15 por ciento de la cosecha bajo la NEP, en los primeros años de "deskulakización" esta cifra se elevó al 30–35 por ciento. Para 1932 llegaron hasta el 40 por ciento, lo que no dejaba virtualmente nada para la población rural. Los campesinos se defendieron robando y saboteando el proceso de secuestro de los granos, y el Politburó decidió forzarlos a la hambruna para someterlos.
El campo llegó a ser un inmenso campo de exterminio. No se permitió a los campesinos salir de sus aldeas. Las ciudades se convirtieron en zona prohibida, las estaciones ferroviarias fueron protegidas, y los campesinos fueron dejados sin alimento. En 1932-33, Ucrania pero también parte de Rusia, del valle de Volga, y Kazakstan, las áreas donde había sido más grande la resistencia a las requisiciones del grano bolchevique en los años 20, fueron la escena de una hambruna provocada artificialmente. La Unión Soviética y Ucrania levantaron suficiente grano que exportar y alimentar a la población, pero no en la escala que el gobierno demandaba.
Fue uno de los grandes crímenes menos difundidos del siglo XX, y todavía sigue siendo el singular crimen más grande del régimen soviético, que trágicamente logró su propósito. Probablemente 6 a 7 millones de personas murieron de hambre en condiciones que desafían toda descripción. La gente recurrió al canibalismo. Toda resistencia fue rota. De allí en adelante, el gobierno soviético no tuvo que preocuparse por negociar con campesinos o satisfacer sus necesidades. Y aunque las provisiones y la producción se desplomaron, el régimen controló la producción existente. Sólo unos pocos libros describen esto, notablemente Ejecución por el Hambre: El Holocausto escondido (1987), de Miron Dolot, sobreviviente ucraniano al hambre, y Cosecha de Penas de Robert Conquest (1986).
El régimen entonces comenzó a girar sobre sí mismo. El proceso de destruir la última base de la resistencia social potencial, el campesinado, había hecho probar a los líderes el sabor de la sangre y Stalin se convenció que podría cometer las atrocidades a una escala masiva. Al mismo tiempo, esto hizo a Stalin y a las personas de su entorno todavía menos dispuestas a tolerar el desacuerdo dentro del partido. Hasta este momento, había cierta capacidad limitada de discrepar dentro del partido. Hasta este momento, había alguna posibilidad limitada para no estar de acuerdo dentro del partido. Esa área de "discurso tolerado" llegó a ser más y más estrecha.
El descontento con Stalin comenzó a subir en los círculos del partido, sin embargo, en parte a causa del hambre. En 1934 el congreso del partido, congreso "de los vencedores" había signos de que el líder de partido en Leningrado ganaba apoyo. Esto preocupó mucho a Stalin, que llegó a convencerse de la necesidad de eliminar a esas personas que habían hecho la revolución, pero que tenían alguna tradición en pensar por sí mismos y que potencialmente podrían oponerse a sus reglas.
El resultado fue lo que llegó a ser conocido como el Gran Terror. Stalin estableció un control total sobre la policía secreta, que mandó cuotas para cada región con el número de personas a ser matadas como contrarrevolucionarios o detenidos y mandados a campos de trabajos forzados. Ahora se expuso a la población general a la parte del horror que se había desatado en el campo. Las camionetas negras viajaban por las calles de noche, descargando oficiales del NKVD que llevaban botas especiales con clavos. El sonido de pasos con esos clavos significaba que alguien iba a ser detenido. Las personas permanecían levantadas esperando escuchar toda la noche los clavos y el sonido del ascensor para ver en que piso paraba. Ellos oirían los golpes en las puertas seguidos por la búsqueda de un apartamento. La víctima sería detenida delante de su esposa e hijos. Los niños deberían despedirse, para nunca más ver a esa persona.
Por supuesto, la idea del régimen era erradicar toda oposición. La manera de hacerlo fue generar denuncias, como durante la inquisición española. ¿Alguien decía una palabra desleal, contaba un chiste, tenía un pariente extranjero, había viajado al exterior, estaba asociada con alguien que había sido arrestado? ¿Alguien había omitido denunciar a alguien que había sido arrestado?. Una mujer que estaba en Moscú durante esos años me dijo que si un extranjero se acercaba en la calle, la gente se dispersaba como ratones, asustados incluso de ser vistos hablando con un extranjero. En sus memorias, un ruso relataba cómo un día su profesor de las matemáticas, que tenía un nombre lituano, no asistió a dar la clase. Otro profesor tomó el control de la clase, que nunca supo lo qué le había sucedido al profesor anterior. Cincuenta años más tarde, cuando las listas de los nombres de los que habían sido abatidos comenzaron a ser publicadas en San Petersburgo, encontró el nombre del profesor. Finalmente entendió lo qué le había sucedido.
Las personas desaparecían y nadie osaba decir una palabra, o preguntar, o aún mostrar la menor simpatía. Los cargos usuales eran ser contrarrevolucionario o realizar actividades de terrorista, y los periódicos estaban repletos de pretendidas "confesiones". El efecto contagioso del terror era tal que cuando un individuo era detenido, toda su propia fábrica u oficina demandaría unánimemente que fuese ejecutado despiadadamente. Los que asistieron las reuniones donde se hicieron tales demandas a menudo tenían temor de ser los próximos, en caso de no sostener las demandas de viva voz. En esos años, era un acto de valor supremo ayudar a un miembro de la familia de una persona que había sido detenida.
En tiempos en que el gran terror culminó, 800.000 personas habían sido fusiladas. Otras 800.000 fueron detenidas y fueron mandadas a campos de trabajos forzados donde casi ninguno de ellos sobrevivió. Con toda la oposición potencial, intelectual o política aplastada, el terror finalmente disminuyó, en parte porque aún incluso con la imaginación fértil del NKVD, no había casi nadie a detener por motivos políticos. Pero los arrestos continuaron con otros argumentos. El régimen estaba basado en el trabajo de esclavos. El sistema soviético era todavía ineficaz, y necesitaba esclavos todavía.
Durante la Segunda Guerra Mundial varias nacionalidades fueron acusadas de deslealtad y deportadas a campos de trabajo forzado. Los chechenios, los Ingushy, los Kalmyks, los alemanes del Volga. Cuando prisioneros de guerra y civiles soviéticos que habían sido deportados a Alemania y utilizados como trabajo de esclavos volvían a casa, muchos de ellos eran detenidos y mandados a los campos. Así, después de la Segunda Guerra Mundial, aunque el número de las muertes había disminuido, todavía había 5 millones de personas en varias formas de confinamiento: campos de trabajos forzados, las prisiones, y el exilio. Este sólo comenzó a cambiar con la muerte de Stalin en 1953.
Y aunque Khrushchev había sido un participante activo en las purgas mientras estas ocurrían, a tal punto de seleccionar personalmente a sus subordinados leales para la muerte, tomó la iniciativa de liberar a los presos. Millones de personas fueron liberadas de los campos y vueltas a sus casas. En 1956, después de destruir los archivos que mostraban su propia participación, Khrushchev denunció los crímenes de Stalin.
Bajo Khrushchev, una nueva situación se produjo. La gente comenzó a perder algo de su miedo y a ganar confianza en que si no estaban vinculados a la actividad política, estaban seguros de la policía secreta. Pero al mismo tiempo su mentalidad había sido cambiada. Un amigo en Rusia me la describía así: "Si usted toma una manada de animales y mata a uno de cada diez delante de todos los demás, usted no tiene que continuar con la matanza para conseguirlos ir en la dirección deseada. Todo lo que usted tiene que hacer es restallar el látigo".
El moderno sistema soviético del post estalinismo había sido formado. De este punto en adelante, lo que engendró la obediencia fue la memoria del terror transmitida de padre a hijo. El régimen también, sin embargo, dependía de un sistema de represión que se podría aplicar a los que no se sometieran pasivamente. Este sistema consistió en tres partes: la represión en el lugar de trabajo, el encarcelamiento en campos de trabajo forzado políticos, y el confinamiento en los hospitales psiquiátricos.
La parte más importante fue aparentemente la más inocua: la represión de los "colectivos." En la Unión Soviética, no había empresa privada. Todos medios de la producción eran controlados por el estado. Cualquiera fuese su trabajo, usted trabajaba para el gobierno. En cada "colectivo" había una organización del partido. Por ejemplo, usted no podía formar una asociación de pescadores, o de coleccionistas de sellos, sin ser controlado por el gobierno y tener su propia organización del partido.
El partido fue centralizado y fue dominado en cada nivel por personas comprometidas exclusivamente en llevar a cabo los dictados del Comité Central, que era dominado por el Politburó. Existía una oportunidad pequeña para las actividades y el pensamiento de la oposición. El sistema comenzó a trabajar sobre los instintos humanos básicos: el deseo de no pensar, de hacer lo que se le dice a uno, de a volver a la dependencia de la niñez, de identificarse con el poder, de canalizarse agresivamente hacia un mundo exterior que cabe suponerse hostil, para sentirse que uno mismo es parte de un movimiento, de la vanguardia de la parte culta de la humanidad contra el que la parte ignorante y retrógrada de la humanidad complotaba constantemente.
Con este trasfondo, si alguien mostraba el signo más leve de resistencia, era relativamente fácil que esa persona fuera neutralizada. La KGB sería informada por la organización del partido, y ellos determinarían qué pasos tomar. El pensador libre podría ser degradado o podría ser despedido y dejado sin ninguna otra elección que no fuera sobrevivir mediante trabajos manuales. Si este tipo de represión no funcionaba, el próximo paso era sentenciar al disidente a un tiempo en un campo de trabajos forzados o ponerlo en un hospital psiquiátrico.
En 1965, Yuli Daniel y Andrei Sinyavsky, que habían publicado libros en el exterior, fueron puestos en prisión por agitación anti-soviética. El espectáculo medieval de encarcelar a personas por lo que ellos habían escrito, llamaron sin embargo, la atención mundial. Los primeros intelectuales rusos encontraron el valor para protestar. Muchos de ellos fueron detenidos, y otros intelectuales firmaron peticiones en su defensa. Éste fue el primer movimiento de protesta en décadas del libremente, y fue seguido por protestas sobre la invasión de Checoslovaquia y luego por las actividades conectadas con la firma de los acuerdos de Helsinki en 1975, por los que la Unión Soviética prometió respetar los derechos humanos a cambio de la aprobación occidental al statu-quo territorial en Europa. Por supuesto que el régimen no tenía la más leve intención de honrar este compromiso, pero el mismo hecho les brindó a los disidentes una manera de desafiar el régimen. Formaron grupos independientes para controlar el cumplimiento, lo que puso al gobierno en una posición embarazosa. No se podía detener a estas personas por controlar su conformidad, así que por un par de años acosaron a los disidentes o les permitieron emigrar, antes de empezar los arrestos de masa en 1980.
Los disidentes eran internados en campos de trabajos forzados especiales. Comparando con la era de Stalin, no había muchos presos políticos, quizás un par de cientos, y en casi todos casos ellos eran encarcelados por escribir y circular información veraz. Este material de los disidentes fue publicado por ellos y así llegó a ser conocido como "samizdat", y producido con centenares de máquinas de escribir en el papel de cáscaras de cebolla con numerosas copias con papel carbónico. El contenido era a menudo información sobre presos políticos, peticiones, protestas, literatura prohibida, todo lo que era censurado. La máquina de samizdat era ineficaz para los estándares de hoy. Pero una vez que empezó a funcionar, produjo una cantidad asombrosa de material.
El régimen combatió a los disidentes, buscando conseguir hacerlos admitir el error en sus medios empleados en los campos de trabajos forzados, donde las personas eran torturadas psicológicamente y físicamente, y también llevarlos a la confesión pública, sobre todo en la televisión, que ellos eran leales ciudadanos soviéticos que habían sido engañados. Muy pocos sucumbieron a la presión, pero sucedió.
Otra categoría de los disidentes decidió no desafiar al régimen, como lo hacían los disidentes democráticos, pero demostrar implícitamente con sus acciones que el régimen era un ejemplo de dictadura totalitaria, intentando cruzar la frontera de Finlandia o alternativamente tomando las promesas del régimen seriamente y exigiéndole sus derechos. Para tales personas, primero había evaluaciones psiquiátricas, después hospitales psiquiátricos y luego drogas para la modificación del comportamiento, el equivalente del sitio 101 del 1984 de George Orwell's, el lugar donde lo sujetaban a lo que uno más temía.
De esta manera, el sistema de la represión funcionó hasta el acceso al poder de Gorbachev y el principio de la perestroika. El control total sobre la información y la tentativa de imponer la ideología fueron abandonados. Los presos fueron liberados. Éstos fueron cambios revolucionarios, y, como resultado de ellos, la Unión Soviética se derrumbó. Pero los hábitos formados en la mente por la represión continúan existiendo y amenazan las perspectivas de la libertad en la Rusia post soviética.
Masacre de katyn:
Para los polacos Katyn es un símbolo de la política criminosa del sistema soviético dirigida contra la nación polaca. En las relaciones polaco-soviéticas de los años 1917-1991 Katyn constituye un apogeo. La „Masacre de Katyn" es una noción generalizada que se refiere a uno de los lugares utilizados para exterminar a los miembros de la élite dirigente de la sociedad polaca durante la Segunda Guerra Mundial, descubierto antes de los otros: un bosque de Katyn a poca distancia de Smolensk
La Masacre de Katyn es un homicidio alevoso realizado por la Unión Soviética en el que perdieron sus vidas 22 mil ciudadanos polacos, hechos prisioneros de guerra o arrestados tras la invasión del Ejército Rojo en Polonia el 17 de septiembre de 1939. A base de una orden secreta del Buró Político del Comité Central de Partido Comunista de los Bolcheviques de la Unión de 5 de marzo de 1940 se había matado, por medio de disparos en la nuca, cerca de 15 mil de los prisioneros de guerra anteriormente internados en los campos especiales de NKVD en Kozielsk, Ostashkov y Starobielsk y 7 mil presos en las cárceles en las comarcas del oeste de Bielorrusia y Ucrania, es decir anteriores terrenos orientales de Polonia, anexionados en 1939 a la Unión Soviética.
Las víctimas eran sobre todo ciudadanos importantes del estado polaco: oficiales de Fuerzas Armadas Polacas y de policía, funcionarios de administracion pública y representantes de la élite intelectual y cultural de Polonia. Murieron enterrados en tumbas masivas anónimas en por lo menos cinco lugares dentro del territorio de la Unin Soviética. Los prisioneros de tres campos especiales de NKVD fueron transportados por ferrocarril en los meses de abril y mayo de 1940 a los lugares de ejecución: Katyn (campo de Kozielsk), Kalinin (campo de Ostashkov) y Kharkov (campo de Starobielsk). Los asesinados en Kalinin (actualmente Tver) fueron soterrados en Miednoje. Otros, retenidos en los cárceles, fueron ultimados e inhumados en unos lugares ignorados hasta ahora: tan sólo se conoce dos sitios de las anteriores repúblicas soviéticas: Bielorrusa y Ucraniana (Kurapaty cerca de Minsk y Bykivnia cerca de Kiev).
Tras estallido de la guerra nazi-soviética y el establecimiento de las relaciones oficiales entre el gobierno polaco en exilio y el gobierno de la Unión Soviética en verano de 1941, las autoridades de la URSS no habían suministrado a los polacos - a pesar de sus numerosas peticiones - ninguna información relativa a los „desaparecidos". La URSS rompió la alianza en abril 1943 cuando el ejército nazi había descubierto las tumbas masivas en el bosque de Katyn y empleó el descubrimiento para ataques propagandísticos contra la URSS. Las autoridades soviéticas respondieron con la táctica de inculpar a los alemanes con el homicidio de los polacos después de la invasión nazi en aquellos terrenos en 1941. Stalin, con el pretexto de „calumnias contra la URSS" rompió las relaciones con el gobierno polaco en exilio (establecido en Londres).
Durante todo el régimen de la URSS el „asunto de Katyn" fue uno de los secretos guardados con mayor cuidado por el Kremlin. Cuando al final de la Segunda Guerra Mundial, durante los Juicios de Núremberg la Unión Soviética no consiguió inculpar con el crimen a los alemanes (pero al mismo tiempo consiguió evitar el juicio contra las culpas de la URSS), las autoridades soviéticas adoptaron, en contradicción con los hechos, la postura de „negacionismo de Katyn": la URSS no tiene nada que ver con el genocidio de los oficiales polacos, toda la responsabilidad la tiene el régimen fascista alemán.
La Masacre de Katyn no había sido un acontecimiento único o excepcional. Fue una consecuencia de diferencias entre los regímenes políticos, la intención soviética de crear un estado gobernado por el ploretariado mundial y la hostilidad creciente entre la Rusia soviética y las autoridades polacas de anteguerra. Cuando debido a la victoria polaca en la guerra entre Polonia y Rusia bolchevica en 1920, la Unión Soviética tuvo que abandonar su idea de exportar la revolución al Oeste para muchos años y el mismo Stalin fue sometido a crítica por sus errores significantes cometidos en el frente polaco, las autoridades soviéticas consideraron su veciono occidental el enemigo principal. Durante la Gran Purga en los años 1937-1938, realizada con el fin de pacificar la rebelión antibolchevica latente en todo el territorio de Rusia, los soviéticos destruyeron con un encarnizamiento especial a los círculos polacos en su país. En aquel entonces habían sido matados con un balazo en la nuca más de 70 mil polacos (ciudadanos de la Unión Soviética). El diez por ciento de las víctimas de la Gran Purga tenían relaciones con Polonia. Fue en aquel entonces cuando la URSS elaboró la tecnología de exterminaciones masivas.
Cuando en septiembre 1939 Stalin, tras establecer la alianza con Hitler, atacó a Polonia invadida por los nazis, uno de sus propósitos fue destruir el estado polaco. Desde los primeros momentos de la agresión, los soviéticos aislaban consecuentemente (o asesinaban de una vez) a las personas consideradas representantes del grupo directivo del estado que se pretendía destruir, especialmente el cuerpo de oficiales de las fuerzas armadas. Se puede asumir que las autoridades soviéticas habían planeado de antemano la eliminación sistémica de los élites, de la misma manera que lo habían hecho los nazis en su parte del territorio ocupado en Polonia. En el caso de aquellos arrestados o prisioneros, las autoridades soviéticas nunca han aplicado o respetado las reglas del derecho internacional y por esto luego se obstinaron a divulgar su versión mentirosa.
Habiendo roto las relaciones con Polonia en 1943 y ocupado sus terrenos en los años 1944-1945, la Unión Soviética siguió controlando hasta los años 80 el país subordinado, administrado por gobiernos títere supeditados al imperio comunista. En aquel período las demandas de la verdad sobre Katyn fueron tratadas como un acto de hostilidad no sólo contra la URSS sino también contra la República Popular de Polonia. La Polonia de posquerra fue involucrada en el „negacionismo de Katyn"
Tras los cambios sistémicos en todo el bloque soviético (en los años 1989-1991), la necesidad de esclarecer la verdad sobre „Katyn" apareció también por parte de los rusos. Muchos rusos ayudaron en investigar la verdad sobre la masacre. En los años 1990-1992 se había revelado los documentos principales sobre Katyn, incluyendo la orden del Buró Político del del Comité Central de Partido Comunista de los Bolcheviques de 5 de marzo de 1940 firmado, entre otros, por Stalin. En agosto de 1993 el grupo de historiadores rusos preparó en Moscú un informe pericial exhaustivo que presentó honestamente el transcurso de la masacre y la historia de su negacionismo posterior.
Nunca se ha logrado juzgar a los culpables de esta crimen, aunque son conocidos los que tomaron la decisión para realizarlo y también más de cien ejecutores (se había divulgado la lista de los premiados por la acción llamada „descarga de los campos"). Sin embargo, la investigación llevada a cabo en Rusia fue suspendida y las autoridades rusas se niegan a comentar sobre el asunto. Nadie ha sido y ya no será condenado en relación con el homicidio.
La masacre fue conmemorada con tres cementerios edificados por los polacos: en Katyn, Miednoje y Kharkov, dónde cada uno de casi 15 mil prisioneros polacos está mencionado por su nombre. Esta huella material constituye una excepción entre muchos lugares de entierro anónimo masivo que han dejado las atrocidades del régimen soviético.
Zbigniew Gluza
El holodomor en Ucrania:
Holodomor: Genocidio en Ucrania
Holodomor, palabra que significa la “Gran Hambre” en ucraniano, fue uno de los mayores genocidios pertetrados por la Unión Soviética en el que fueron liquidados por inanición millones de seres humanos.
Antecedentes
Ucrania, Kazakhstán y la Ciscaucasia fueron las regiones más castigadas desde que Iósif Stalin diseñara planes especiales para estas poco después de su llegada al poder en 1924. Las causas fueron diversas, pero la principal fue el inicio de la colectivización forzosa y la llamada “Deskulakización” en 1929 que terminó con la deportación de casi 2 millones de campesinos para colonizar las regiones inhóspitas de Rusia, dejando los campos vacíos de trabajadores cualificados.
Los destacamentos de la Dirección Política del Estado (GPU), practicaron unas requisas de grano y trigo tan abusivas que condenaban al suelo a no tener el tiempo necesario ni las semillas suficientes para nuevas cosechas. Mientras que para un huerto normal la cantidad de grano que debía aportar al Estado era del 12%, para los animales del 25% y para los campesinos o trabajadores el resto del porcentaje de excedentes; en el año 1930 la URSS requisó increíblemente para sus arcas el 30% en Ucrania, el 33% en Kazakhstán y el 38% en la Ciscaucasia, cifra que ascendió exagerdamente en 1931 al 41′ 5% en la primera, al 47% en la segunda y al 39′ 5% en la tercera. Aquella ambiciosa requisa por parte de la GPU marcó a todos esos lugares para que sufrieran una carencia alimenticia y una crisis rural sin precedentes.
La “Ley de las Espigas” decretada el 7 de Agosto de 1932, fue una se las iniciativas para subyugar a todos aquellos que se posicionaban en contra de las requisas. La normativa preveía la detención y condena de todos los individuos que robaran alguna espiga de trigo o cebada para comer. Primero se castigó con prisión a los ladrones, llenándose hasta el tope grandes centros penitenciarios como Balashevo o Elan. Pero tantos eran los saqueos por encontrar algo de comida que al final se hubieron de implantar tribunales que pudieran dictaminar penas de muerte a los saqueadores. Bajo esta la “Ley de las Espigas” unas 125.000 personas fueron encarceladas y otras 5.400 ejecutadas.
Represiones a campesinos
A pesar de todas las medidas económicas o represivas para acelerar la colectivización y la recogida de las cosechas, las pérdidas de grano eran abismales. Stalin impaciente por la situación envió a dos comisarios para superviar los trabajos: Vyacheslav Molotov a Ucrania y Lazar Kaganovich a la Ciscaucasia.
El Cáucaso desde Noviembre de 1932 fue un foco de resitencia ante las abusivas colectivizaciones agrarias. Los comunistas no pasaron por alto las quejas de este colectivo, especialmente de los ciscaucásicos como chechenos, daghestanos o ingsetios, e iniciaron una dura campaña de deportación. Para finales de año 71.236 caucásicos habían sido envíados a campos de concentración llegando la cifra hasta los 268.091 en 1933. En Kazakhstán pasó algo similar cuando miles de kazakos se rebelaron al ver como su economía nómada tradicional era destruida por el poder soviético, ya que habían acabado con el 80% del ganado, lo que derivó también en represiones contra este pueblo mayoritariamente ganadero.
Requisas forzosas de grano que los soviéticos se llevan en camiones, arrebatando de este modo la única fuente de subsistencia de los ucranianos.
Si las sanciones adoptadas contra los campesinos ya habían sido draconianas, lo peor estaba por llegar. Como en el campo se vivía un clima de guerra total entre los grupos agrarios y las tropas de la GPU, tensiones en las que había auténticos asaltos a los almacenes de alimentos, seguidos de una represión violenta por parte soviética en el que se debía aplastar a cada sospechoso en cada casa y en cada aldea, trabajo muy lento y costoso; Stalin decidió poner fin a todo aquello de una vez por todas. La solución fue simple: como exterminar a millones de campesinos mediante la fuerza bruta era prácticamente imposible, se los liquidaría de la manera más rápida mediante el hambre forzoso.
El decreto del Politburó restringió los alimentos destinados a los campesinos que no hubieran cumplido con los plazos de entrega de las cosechas, es decir, la gran mayoría en Ucrania, en el Cáucaso Norte y en Kazakhstán. La respuesta campesina fue sencilla, pues como se les había prohíbido comer en el campo, marcharon a las ciudades, sobretodo hacia las ucranianas, las cuales todavía estaban abastecidas. Pero los soviéticos lo habían previsto todo al detalle. Así que cuando comenzaron a llegar los primeros campesinos a las urbes, el 22 de Enero de 1933, el Partido Comunista de la URSS instauró una de las normativas más polémicas de su Historia: la negación de acceso a los campesinos dentro de las ciudades. Tal orden de Stalin condenó a millones de agricultores y ganaderos sin comida, ni dinero, ni hogar, a morir de hambre en medio de la naturaleza, algo que se conocería como el Holodomor.
La Gran Hambre
A inicios del invierno de 1933 se levantaron muy rápidamente perímetros militares de la GPU y el Ejército Rojo en torno a todas las ciudades de Ucrania y la Ciscaucasia. Se tendieron líneas de alambradas y se cortaron las carreteras y nudos ferroviarios. Simultáneamente la Marina Roja bloqueó todos los puertos ucranianos para impedir que entrase una sola mercancía o alimento. Todo el que se acercaba a las zonas de seguridad podía ser disparado o ametrallado, cuando no capturado y torturado.
El hambre comenzó a aflorar entre la clase campesina. De la sensación de hambre los primeros días, la gente comenzó a tener el vientre hinchado mientras la piel iba secándose. Después llegó el frío invernal y el duro calor de verano. Millares de personas fueron cayendo como moscas destruidas por el hambre. A la gran cantidad de muertes se sumaron las epidemias como el tifus que incrementó la tragedia. Para controlar la gran cantidad de muertos los soldados soviéticos cavaron inmensas fosas comunes en las que depositaron los miles de cadáveres que traían vagones de tren llenos hasta los topes.
Muertos por inanición se extienden por las calles de Ucrania.
Diversas dependencias y perímetros de concentraciones rurales se dispersaron por toda la geografía ucraniana. Si el hambre ya era aterrador, también lo eran las muertes por torturas que la GPU aplicaba a todo aquel ucraniano, caucásico o kazako que intentaba salir de su zona de reclusión. Uno de los métodos aplicados para matar era dejar en un hangar desnudo a una persona para que muriera de frío, o bien prenderla fuego con gasolina, incluso hubo un caso de un centro de tortura en Napalovski en el que se tostaban a los presos sobre un plancha metálica al rojo vivo.
Uno de los sucesos más tristes del Holodomor fueron los niños abandonados. Una táctica que utilizaban muchos padres y madres para intentar salvar a sus hijos era acercarse a las ciudades e infiltrarlos en centros de acogida. De este modo muchos niños pudieron entrar en las urbes tras despedirse de unos padres a los que ya no volverían a ver nunca porque les esperaba una muerte segura. Lo más siniestro de este capítulo es que la gran mayoría de centros de acogida para los niños procedentes de las áreas rurales dentro de las ciudades fueron desmantelados por las autoridades soviéticas. Entonces, una vez capturados aquellos millares de niños por los soldados soviéticos, fueron transportados en trenes de mercancías a entre 50 y 60 kilómetros de las ciudades para abandonarlos en medio del campo, en plena interperie, donde el hambre o el frío les irían provocando una muerte muy lenta que podía durar días mientras lloraban en compañía de desconocidos y sin el calor de sus padres.
Kharkov, conocida en el extranjero como “Jarkov”, fue una de las ciudades más castigadas por el hambre, que también la hubo como en el campo, aunque a menor nivel. Por las calles se veían cientos de hombres y mujeres tiradas en las aceras que se iban quedando en los huesos hasta consumirse. El centro infantil de Golodnaya estaba atestado con 8.000 niños hambrientos que tenían los vientres hichados, pocos de ellos sobrevivirían. Cada noche se sacaban hasta 250 personas sin vida a causa de la inanición. Los más desesperados rajaban a los cadáveres y se comían los hígados. Durante el Holodomor murieron 120.000 ciudadanos en Kharkov. Otras urbes como Krasnodar tuvieron 40.000 muertos y Stavropol 20.000, mientras que varios miles más hubo en Kíev, Dnipropetrovsk, Poltava, Vinnitsa y Humani.
Lamentable estado de los niños ucranianos que fueron los primeros en morir por el hambre. Gran parte de una generación fue eliminada en este genocidio.
Hubo también casos de hambre en algunas zonas de Rusia y Siberia, aunque en mucho menor grado. Por ejemplo las áreas rurales en torno a Moscú la hambruna se desató en un 50% sobre los campesinos, mientras que en la región central de Ivanovo un 35%.
Respuesta internacional
Desde el extranjero lo que estaba sucediendo en Ucrania fue silenciado de una manera cómplice y abrumadora. Especialmente jugó un papel importante el Kommintern (Internacional Comunista), que a través de todos los partidos comunistas repartidos por los diferentes países del mundo, hicieron una efectiva propaganda que desvió la atención internacional. El caso más famoso fue en Francia cuando el diputado del Partido Radical y ex-Primer Ministro, Édouard Herriot, viajó en 1933 a Ucrania en una excursión organizada por las autoridades soviéticas para demostrar al mundo que allí no estaba sucediendo nada, sus palabras fueron: “He atravesado Ucrania. ¡Pues bien, afirmo que la he visto como un jardín a pleno rendimiento!” Evidentemente el viaje de Herriot fue un montaje, pues no le mostraron las verdaderas granjas donde el hambre mataba a la gente.
Francia no fue la única nación, ni tampoco la única democracia que ignoró el genocidio de Ucrania. Gran Bretaña o Estados Unidos hicieron lo mismo, igual que el inefectivo organismo de la Sociedad de Naciones. Varios diplomáticos italianos destinados en Kharkov, Odessa y Novorossisk informaron a Benito Mussolini de lo que estaba sucediendo, pero este asombrosamente decidió hacer oídos sordos a pesar de la publicidad que podía haber hecho a favor del fascismo y en contra del comunismo, ya que desde hacía tiempo buscaba un pacto de amistad y comercio entre la Italia Fascista y la URSS, cosa que curiosamente se firmó aquel mismo 1933.
Tanto por parte de las democracias, como por parte de los fascismos, la complicidad con los comunistas fue decisiva a la hora de complicar un genocidio que ya de por sí estaba siendo terrible.
Conclusión
Al iniciarse el año 1934 la hambruna llegó a detenerse ante el exterminio de millones de personas y el Holodomor tocó a su fin.
El Holodomor fue una de las tragedias humanas por hambre más grandes en la Historia. Durante este genocidio murieron más de 9 millones de personas. Entre las víctimas se contabilizaron 7 millones de ucranianos, 1 millón de norcaucásicos y 1 millón de kazakos. Además la hambruna afectó hasta un total de 40 millones de personas en toda la URSS.
Durante años el Holodomor fue motivo de un silencio sepulcral, tanto por parte de la Unión Soviética, como por parte del resto de países en el mundo. Únicamente al caer la URSS en 1991, numerosas naciones y un gran número de historiadores empezaron a reconocer el suceso como genocidio. De hecho Ucrania calificó al Holodomor como un exterminio en masa xenófobo contra el pueblo ucraniano, motivado por el odio que tenían los comunistas a esa nación por su deseo de ser independiente; pero lo cierto fue que muchas otras regiones padecieron la devastodara hambruna. Quizá la causa más verídica del desastre fue el odio de Stalin a colectivos como el ucraniano, ciscaucásico o kazako, a los que castigó con el único fin de echarles la culpa de su fallida política económica.
Fuese como fuese el reconocimiento histórico o moral de los sucesos entre 1933-1934 en el llamado Holodomor, fue uno de los mayores genocidios cometidos en la Historia y uno más de los grandes horrores que vivió el mundo en el siglo XX.
Derechos humanos violados en Cuba:
Ninguno de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se cumplen en la Cuba de los hermanos Castro y su Partido Comunista; la violación de esos derechos està institucionalizada y ni siquiera se ha permitido la legalización del Comité y la Comisión encargada de velar por el cumplimiento de esas leyes de carà cter universal, precisamente porque no hay libertad de asociación.
Son muy tìpicos en los có digos cubanos, sanciones por desacato, desobediencia, peligrosidad, propaganda enemiga, sedición, salida ilegal del paìs y hasta el cubano tiene que pedir permiso a las autoridades civiles y militares para entrar y salir de su paìs.
En su alegato ideológico el gobernante cubano dice: “Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”, pero, ¿Qué es fuera y dentro de la revolución? Lo que a èl se le antoje.
En materia de derechos humanos los comunistas cubanos dicen sentirse orgullosos, porque conquistaron el derecho a la vida, pero sin embargo ellos le dan una única opción al pueblo: “Socialismo o Muerte”, y ni siquiera son capases de garantizar las necesidades elementales a la población.
Los artículos màs violados de los derechos humanos en Cuba son: el artìculo 5, que se refiere a que nadie serà sometido a torturas, ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes; en las càrceles cubanas son muy comunes las golpizas como medidas disciplinarias, al igual que la negación de asistencia médica a los que se resisten a la “reeducación”, existen opresivas celdas de castigo conocidas con los tètricos nombres de, “rectángulo de la muerte”, “los candados”, “Niña bonita”, “Manto Negro”, etc, igualmente se han denunciado abusos siquìatricos con electroshok no solo a los detenidos, sino a los opositores o gente que exprese opiniones polìticas adversas; en la antigua “Villa Marista”, actual sede de la Seguridad del Estado (Policia Polìtica), se encuentra uno de los centros de tortura, y su director “tècnico” es o fué el coronel Blanco Oropesa. (Para más información ver los libros: La siquiatrìa como tortura en Cuba de Charles J. Brown y Armando M. Lago y La polìtica del terror de Frank Calzón).
El artíìculo 9 , que dice que nadie será arbitrariamente detenido, preso, ni desterrado, es constantemente violado; la Seguridad del Estado tiene la potestad para detener a cualquiera que considere sospechoso, sin haber violado las leyes, igualmente las patrullas policiales hacen detenciones, muchas veces masivas, que ellos llaman “preventivas”. El artìculo 12, que plantea que nadie serà objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, es sistemàticamente violado, las autoridades monitorean todos los aspectos privados de la ciudadanìa, en cada barrio hay un comitè de vigilancia, la gente està obligada a un registro de direcciones y a portar un carnet de identidad que parece un pasaporte, muy a menudo hay censos y verificaciones, la correspondencia no tiene garantìa.
El artìculo 13, casi todo el mundo sabe que los cubanos no tienen el derecho de salir y entrar a su país libremente, si quieres irte de vacaciones tienes que amañarte con una invitación o contraer matrimonio con un extranjero, que lógicamente eso le deja una entrada de divisas al estado.
El artì culo 15 es violado por las leyes cubanas, que le quita la nacionalidad al que no regrese al paìs en un perìodo de 11 meses a 2 años y no tenga contacto y registro en su respectivo consulado, así han perdido la nacionalidad millones de cubanos, que se han ido a vivir al extranjero por razones políticas y econó micas y se ven obligados a adoptar otra nacionalidad.
Los artìculos 17, 19, 20, 21 , son consecutivamente y sistemàticamente violados, en Cuba nadie està seguro de que tiene una propiedad, el estado es el dueño todopoderoso, asì dice la ley, el que se va pierde la propiedad, es como decir: “el que se fue a mantilla pierde la silla”, no existe libertad de expresión ni de asociación, son reprimidos los que expresen ideas contrarias al règimen, no existe prensa independiente, el estado controla y dirige a sus intereses ideológicos todos los medios de difusió n, las asociaciones permitidas son las oficiales o las creadas por el gobierno y sus simpatizantes, a las cuales la ciudadanía se ve obligada a pertenecer, para no caer en la mirilla del règimen y poder obtener beneficios del gobierno, de lo contrario eres un contrarevolucionario o antisocial.
No existen elecciones autènticas en màs de 48 años en Cuba, lo que existe es un falso modelo Stalinista - Fidelista, que se le ha llamado, “carrera de un solo caballo”, donde parte del pueblo se ve obligado y engañado a votar “Si o Si”, pues solo son candidatos miembros del único partido legal postulante, el comunista, donde ni siquiera se vota por una presidencia, ni partido en el poder, sino por un delegado nacional al parlamento que ellos llaman “Poder Popular”, y la voz de los opositores ha llamado, “coro de focas amaestradas”.
Cierto es que los seres humanos estamos cada vez como los animales, y los derechos humanos no se cumplen ì ntegramente en ningún paì s, aunque algunos den màs garantias, encontrándose los derechos humanos en los cuerpos legales y constitucionales de dichos países, pero la violación de estos derechos no tiene justificación en ningún país, y Cuba se encuentra entre los mà s violadores del mundo, condenado por màs de 3 veces consecutivas por la ONU. Cada vez hay màs gente de acuerdo en que la democracia y su perfeccionamiento es la mejor manera de avanzar en el cuidado de los derechos humanos, y no sistemas totalitarios, extraños y confusos.
Háganse esta pregunta ¿En Cuba se puede ir en contra del gobierno sin ser perseguido?.
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