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http://actualidadalternativa.blogspot.com.es/2014/03/los-brics-y-el-nuevo-orden-mundial.html
Desde la caída de la Unión Soviética y ese supuesto fin de la Guerra Fría, Estados Unidos y su bloque capitalista impuso su hegemonía mundial. Pero muchos países en el mundo no estaban dispuestos a aceptar este orden mundial. El problema es que no podían competir con el gigante estadounidense. Ahora hay alguien que se enfrenta a EEUU, ese es China. Éste es un país que pertenece a la organización de estados emergentes conformada por Brasil, Rusia, India y China. Estos cuatro gigantes albergan casi un tercio de la población mundial y tienen economías muy prósperas que están haciendo frente a los modelos en crisis de occidente, a pesar de ser inherentemente capitalistas también. Desde el resurgir de la Guerra Fría debido al conflicto en Ucrania y, en concreto, a la anexión de Crimea por Rusia, los BRICS se sienten más unidos y fuertes que nunca y esto, unido con la situación de decadencia y debilidad de Estados Unidos y el hartazgo de los pueblos del mundo entero, podría suponer un cambio de orden geopolítico mundial e incluso, un cambio de sistema económico radical en algunos países.
Por una parte, los BRICS se han posicionado completamente en contra de las sanciones que la ONU pretende imponer sobre Rusia debido a la anexión de Crimea tras un referendum que consideran antidemocrático, ilegítimo y que viola el derecho internacional. El 16 de marzo un 96% de la población de Crimea votó a favor de que la república autónoma pasara a formar parte de la Federación de Rusia. El 18 de marzo Crimea y la ciudad de Sebastópol firmaron con Rusia un acuerdo sobre la reunificación de la república y de la ciudad federal en calidad de nuevos territorios de la Federación de Rusia. Los países miembros del BRICS han expresado su preocupación por las comunicaciones que aparecen en los medios sobre la posibilidad de que Rusia sea apartada de la participación en la cumbre del G20 que tendrá lugar en la ciudad australiana de Brisbane.
Así pues, Europa y EE.UU. están llevando a cabo una política de aislamiento contra Rusia, mientras que China aboga por la cooperación con Moscú. Como resultado, Pekín y Moscú pueden cambiar por completo el equilibrio de poder mundial, según ‘Der Spiegel’. la publicación china hace la siguiente reflexión: “Rusia, liderada por Vladímir Putin, hizo que Occidente se diera cuenta de que en una guerra fría no hay vencedores”. Mientras tanto, el punto de vista del gigante asiático sobre la correlación de fuerzas en el mundo queda claro al leer otro periódico chino, el ‘Global Times’, donde aseguran que “en comparación con Rusia y Putin, EE.UU. y Europa parecen tigres de papel”. ‘Global Times’ también sostiene que Occidente “subestimó las intenciones de Rusia de defender sus intereses fundamentales en Ucrania”. En cuanto a la estrategia de Occidente destinada a apoyar al autoproclamado Gobierno ucraniano prooccidental, aseguran que no funciona y “conduce al caos, ante el cual Occidente no tiene ni la fuerza ni la sabiduría” para solucionarlo. Por lo tanto, en lo referente a Ucrania, los países occidentales están destinados a un fiasco, sostiene el periódico.
¿Pero si occidente sanciona a Rusia, qué pasa? Pues ya la Unión Europea está perdiendo capacidad comercial debido a este cambio geopolítico y Rusia se está viendo reforzada en su unión con los BRICS y en especial con China y, dentro de su país, Putin ha recabado más apoyo entre la población. La Unión Europea debería pensarlo mil veces antes de imponer sanciones serias contra Rusia, ya que su intercambio comercial con este país es bastante considerable en comparación con el de EEUU y el país euroasiático. Tras observar la ineficiencia de las sanciones selectivas contra Rusia, los expertos consideran que serían más contundentes las dirigidas a los sectores económico-financiero y energético de Rusia. Valga como ejemplo la congelación de transacciones bancarias y la restricción de la importación de gas y petróleo. Sin embargo, esas contundentes sanciones afectarían el intercambio comercial entre la UE y Rusia que equivale a los trescientos treinta y tres mil millones de dólares; mientras que el de EEUU con el país euroasiático, a tan solo treinta y ocho mil millones de dólares. Además, cabe destacar que Europa consume a diario unos catorce millones de barriles de crudo y productos derivados, de los cuales cinco millones de barriles provienen de Rusia. En cuanto a las compras de gas, el 40 % de las exportaciones al bloque europeo provienen de Rusia. Como podemos observar, las sanciones contra Moscú podrían dificultar el funcionamiento de un tercio de las plantas eléctricas de la UE, el transporte público, el comercial y el privado se verían afectados por falta de gasolina y de electricidad. Para ser un poco más específicos, podemos citar como ejemplo el intercambio comercial entre Alemania y Rusia que el año pasado ascendió a más de cien mil millones de dólares. Al mismo tiempo, aproximadamente seis mil empresas alemanas tienen grandes negocios en Moscú, con inversiones cercanas a los veintiocho mil millones de dólares. Por esa razón, es muy razonable que la canciller alemana, Angela Merkel, haya abogado el miércoles por encontrar una solución diplomática al conflicto político generado tras la reunificación de Crimea con Rusia, asegurando que no está interesada en la escalada de la crisis, ni tampoco en la aplicación de sanciones sobre Moscú.
Desde la caída de la Unión Soviética y ese supuesto fin de la Guerra Fría, Estados Unidos y su bloque capitalista impuso su hegemonía mundial. Pero muchos países en el mundo no estaban dispuestos a aceptar este orden mundial. El problema es que no podían competir con el gigante estadounidense. Ahora hay alguien que se enfrenta a EEUU, ese es China. Éste es un país que pertenece a la organización de estados emergentes conformada por Brasil, Rusia, India y China. Estos cuatro gigantes albergan casi un tercio de la población mundial y tienen economías muy prósperas que están haciendo frente a los modelos en crisis de occidente, a pesar de ser inherentemente capitalistas también. Desde el resurgir de la Guerra Fría debido al conflicto en Ucrania y, en concreto, a la anexión de Crimea por Rusia, los BRICS se sienten más unidos y fuertes que nunca y esto, unido con la situación de decadencia y debilidad de Estados Unidos y el hartazgo de los pueblos del mundo entero, podría suponer un cambio de orden geopolítico mundial e incluso, un cambio de sistema económico radical en algunos países.
Por una parte, los BRICS se han posicionado completamente en contra de las sanciones que la ONU pretende imponer sobre Rusia debido a la anexión de Crimea tras un referendum que consideran antidemocrático, ilegítimo y que viola el derecho internacional. El 16 de marzo un 96% de la población de Crimea votó a favor de que la república autónoma pasara a formar parte de la Federación de Rusia. El 18 de marzo Crimea y la ciudad de Sebastópol firmaron con Rusia un acuerdo sobre la reunificación de la república y de la ciudad federal en calidad de nuevos territorios de la Federación de Rusia. Los países miembros del BRICS han expresado su preocupación por las comunicaciones que aparecen en los medios sobre la posibilidad de que Rusia sea apartada de la participación en la cumbre del G20 que tendrá lugar en la ciudad australiana de Brisbane.
Así pues, Europa y EE.UU. están llevando a cabo una política de aislamiento contra Rusia, mientras que China aboga por la cooperación con Moscú. Como resultado, Pekín y Moscú pueden cambiar por completo el equilibrio de poder mundial, según ‘Der Spiegel’. la publicación china hace la siguiente reflexión: “Rusia, liderada por Vladímir Putin, hizo que Occidente se diera cuenta de que en una guerra fría no hay vencedores”. Mientras tanto, el punto de vista del gigante asiático sobre la correlación de fuerzas en el mundo queda claro al leer otro periódico chino, el ‘Global Times’, donde aseguran que “en comparación con Rusia y Putin, EE.UU. y Europa parecen tigres de papel”. ‘Global Times’ también sostiene que Occidente “subestimó las intenciones de Rusia de defender sus intereses fundamentales en Ucrania”. En cuanto a la estrategia de Occidente destinada a apoyar al autoproclamado Gobierno ucraniano prooccidental, aseguran que no funciona y “conduce al caos, ante el cual Occidente no tiene ni la fuerza ni la sabiduría” para solucionarlo. Por lo tanto, en lo referente a Ucrania, los países occidentales están destinados a un fiasco, sostiene el periódico.
¿Pero si occidente sanciona a Rusia, qué pasa? Pues ya la Unión Europea está perdiendo capacidad comercial debido a este cambio geopolítico y Rusia se está viendo reforzada en su unión con los BRICS y en especial con China y, dentro de su país, Putin ha recabado más apoyo entre la población. La Unión Europea debería pensarlo mil veces antes de imponer sanciones serias contra Rusia, ya que su intercambio comercial con este país es bastante considerable en comparación con el de EEUU y el país euroasiático. Tras observar la ineficiencia de las sanciones selectivas contra Rusia, los expertos consideran que serían más contundentes las dirigidas a los sectores económico-financiero y energético de Rusia. Valga como ejemplo la congelación de transacciones bancarias y la restricción de la importación de gas y petróleo. Sin embargo, esas contundentes sanciones afectarían el intercambio comercial entre la UE y Rusia que equivale a los trescientos treinta y tres mil millones de dólares; mientras que el de EEUU con el país euroasiático, a tan solo treinta y ocho mil millones de dólares. Además, cabe destacar que Europa consume a diario unos catorce millones de barriles de crudo y productos derivados, de los cuales cinco millones de barriles provienen de Rusia. En cuanto a las compras de gas, el 40 % de las exportaciones al bloque europeo provienen de Rusia. Como podemos observar, las sanciones contra Moscú podrían dificultar el funcionamiento de un tercio de las plantas eléctricas de la UE, el transporte público, el comercial y el privado se verían afectados por falta de gasolina y de electricidad. Para ser un poco más específicos, podemos citar como ejemplo el intercambio comercial entre Alemania y Rusia que el año pasado ascendió a más de cien mil millones de dólares. Al mismo tiempo, aproximadamente seis mil empresas alemanas tienen grandes negocios en Moscú, con inversiones cercanas a los veintiocho mil millones de dólares. Por esa razón, es muy razonable que la canciller alemana, Angela Merkel, haya abogado el miércoles por encontrar una solución diplomática al conflicto político generado tras la reunificación de Crimea con Rusia, asegurando que no está interesada en la escalada de la crisis, ni tampoco en la aplicación de sanciones sobre Moscú.
