I.- HOXHA REVISA EL PENSAMIENTO MAO TSETUNG ACERCA DEL PARTIDO COMUNISTAEl Partido Comunista de China, fundado por el camarada Mao Tsetung y dirigido por él durante más de cincuenta años, fue el partido del proletariado chino, cuya médula teórica fue el marxismo-leninismo. Inspirándose en esta teoría revolucionaria del proletariado, la aplicó creadora y correctamente a la realidad concreta de China y sólo así, pertrechado del marxismo-leninismo, el Partido Comunista de China pudo organizar, a la clase obrera, reconociéndole su papel directriz en la revolución, y, entorno a ella, organizar a las numerosas masas de campesinos y de la pequeña burguesía y conducirlas al triunfo de la revolución. Justamente porque el camarada Mao estudió, aplicó, defendió y desarrolló la teoría marxista-leninista, el Partido Comunista chino pudo resolver el complicado problema de cómo hacer la revolución proletaria en un país atrasado, semicolonial y semifeudal como lo era China, y de cómo continuar la revolución en el socialismo. Basado en el marxismo-leninismo, señaló los principios organizativos, los principios doctrinarios, el carácter de clase y el elevado rol histórico del Partido Comunista de China. Los partidos comunistas marxistas-leninistas de todo el mundo, observándolo en su práctica y tras severo análisis de su línea, lo reconocieron como un partido de verdadero corte bolchevique.
1.- Acerca del carácter de clase del Partido Comunista de China. Enver Hoxha acusa al Presidente Mao de haber organizado un partido de masas, sin principios marxistas-leninistas, un partido que daba entrada a todas las clases, que no tenía esencia proletaria. Leamos lo que escribe:
“Mao Tse-tung no ha organizado el Partido Comunista de China sobre la base de los principios de Marx-Engels, Leni, Stalin. No ha trabajado para hacer de él un partido bolchevique. Mao Tse-tung no estaba por un partido de clase proletario sino por un partido sin fronteras de clase”(1)
En otro tiempo, todo el tiempo comprendido entre 1920 y el año de la muerte del camarada Mao, ni Hoxha ni el Partido del Trabajo de Albania dijeron semejantes dislates respecto al Partido Comunista de China y al camarada Mao; dijeron, al contrario de lo que hoy se expresan, muchas alabanzas y reconocimientos. Aplaudieron e hicieron venias; afirmaron y reafirmaron que el PCCH era un gran partido bolchevique y su dirigente fundador un gran marxista-leninista. Hoy quieren tender una cortina de humo sobre los acontecimientos pasados; quieren desandar el camino. ¿Por qué lo hacen? ¿y por qué Hoxha hoy escribe calumnias? A juzgar por los acontecimientos, porque este señor, respecto al PCCH y a Mao Tsetung, hoy como ayer, se ubicó en posiciones oportunistas.
En diciembre de 1939, el Presidente Mao apuntó lo siguiente sobre la clase obrera:
“Aparte de las cualidades fundamentales que caracterizan al proletariado en general ¬ligazón con la forma de economía más avanzada, fuerte sentido de organización y de disciplina, y carencia
de medios de producción privados¬, el proletariado chino posee otras muchas cualidades destacadas.
Cuáles son?
Primera, el proletariado chino es más resuelto y consecuente en la lucha revolucionaria que ninguna otra clase, porque sufre una triple opresión (la del imperialismo, la burguesía y las fuerzas feudales), cuya intensidad y crueldad raramente se observa en otras naciones del mundo. Dado que en la China colonial y semicolonial no existe, como en Europa, base económica para el socialreformismo, el proletariado en su conjunto, salvo unos pocos vendeobreros, es la clase más revolucionaria.
Segunda, desde su aparición en el escenario de la revolución, el proletariado chino ha sido dirigido por su propio partido revolucionario, el Partido Comunista de China, y ha llegado a ser la clase políticamente más consciente de la sociedad china.
...Por lo tanto, a pesar de ciertas debilidades inevitables, como por ejemplo su número relativamente pequeño (en comparación con el campesinado), su relativa juventud (en comparación con el proletariado de los países capitalistas) y su nivel educacional relativamente bajo (en comparación con la burguesía), el proletariado chino ha llegado a ser la fuerza motriz más fundamental de la revolución china. Sin su dirección, la revolución china de ningún modo podría triunfar.”(2)Estas ideas nos entregan una precisa y clara síntesis de los factores generales que hacen del proletariado la clase más revolucionaria en la historia y, sobre este fundamento, de los factores singulares que hacen del proletariado chino la clase más revolucionaria, resuelta y consecuente en China. Semejante verdades científicas no habría podido captarlas Mao Tsetung sin un profundo conocimiento del marxismo-leninismo y de la realidad china, sin una aplicación científica del materialismo histórico al estudio de la realidad particular de China, no habría sido posible sin ideología proletaria, sin método dialéctico. Esas ideas fueron el fundamento sobre el que se organizó el Partido Comunista de China como un partido de la clase obrera, de inconfundible sello proletario; ese mismo partido estuvo penetrado de esos principios en el conjunto de su línea política. El camarada Mao se preocupó mucho de la construcción ideológica-política del partido, y de modo categórico lo puntualizó:
“Para realizar la revolución, hace falta un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido revolucionario creado conforme a la teoría revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el imperialismo y sus lacayos.”(3)
No hay duda de que se preocupó de dotar al partido de la base teórica de clase legada por Marx y sus mejores continuadores. Un partido crado conforme a la teoría revolucionaria marxista-leninista, no puede ser nunca un partido “sin fronteras”, porque el marxismo-leninismo es la ideología de la clase obrera y de su partido, a ellos, y no a otra clase, sirve de arma para transformar al mundo. Un partido con principios revolucionarios proletarios no puede ser partido de masas o de clases diversas; sucede que esos mismos principios sirven, más bien para ganar, organizar en derredor de la clase obrera y conducir a las grandes masas pobres en la revolución. Un partido con base teórica marxista-leninista sólo puede ser sólo puede ser partido del proletariado. El Partido Comunista de China fue el partido del proletariado chino; fue el partido que, asimilando las mejores experiencias y emulando los mejores ejemplos del Partido Comunista de Lenin y Stalin, se templó y desarrolló en la revolución, se elevó a la categoría de bolchevique y condujo a China al socialismo. La Revolución China no habría llegado a ningún sitio sin el Partido Comunista de China armado con los principios del marxismo-leninismo. El Presidente Mao despejó toda duda al respecto:
“En la era del capitalismo y el imperialismo, se necesita un partido revolucionario como el Partido Comunista. Sin un partido así, al pueblo le es de todo punto imposible sacudirse la opresión de sus enemigos. “(4)
Al Partido Comunista de China le tocó actuar en la dirección de una revolución de liberación nacional y social, una experiencia totalmente nueva después de la Revolución Bolchevique, pero no por nueva no proletarias, sino el desarrollo de la revolución proletaria en un país que no había podido desarrollar capitalismo, un país atrasado y sojuzgado por el imperialismo capitalista desde el exterior, por la feudalidad y la burguesía burocrática en el interior. Este problema pudo resolverlo el Partido Comunista de China solamente auxiliado de la luz teórica del marxismo-leninismo.
2.- Sobre las relaciones del Partido Comunista con el ejército revolucionario.
Una de las cuestiones claves para ver si un partido comunista practica los principios marxistas-leninistas, es ver la forma cómo practica sus relaciones con el brazo armado revolucionario. Siguiendo este camino llegaremos a distinguir la posición proletaria de clase, marxista-leninista, de todas las posiciones burguesas y pequeñoburguesas en los asuntos de cómo y en qué amplitud cumplen sus papeles el partido comunista y el ejército revolucionario en la revolución. El camarada Mao tuvo especial cuidado en delimitar los campos y las funciones del Partido Comunista de China y del Ejército Popular de Liberación.
Enver Hoxha, metiendo un vulgar contrabando y derivando ingeniosas conclusiones, intenta demostrar que el Ejército Popular de Liberación de China estuvo por encima del Partido Comunista, para lo cual cita un texto del camarada Mao, pero lo cita recortando su parte esencial para allanarse una vía que le permita levantar calumnias. Escribe así:
“Dejando a parte las fórmulas utilizadas por Mao Tsetung... en la práctica concedía al ejército el papel político principal en la vida del país.
Ya en tiempos de la guerra decía: 'Todos los cuadros del ejército deben ser capaces de dirigir a los obreros y organizar sindicatos, movilizar y organizar a la juventud, unirse a los cuadros de las nuevas regiones liberarlas e instruirlos, administrar la industria y el comercio, dirigir escuelas, periódicos, agencias de noticias y estaciones de radio, ocuparse de los asuntos exteriores, arreglar los problemas relativos a los partidos democráticos y a las organizaciones populares, coordinar las relaciones entre la ciudad y el campo, resolver los problemas de los víveres y el abastecimiento del carbón y otros artículos de primera necesidad, así como arreglar las cuestiones monetarias y financieras'.
Por lo tanto, el ejército estaba por encima del partido, por encima de los órganos estatales, por encima de todo.”(5)
Hoxha recorta y adultera las palabras del camarada Mao para hacer entender que no see fundamentaba en el marxismo-leninismo en los problemas militares y políticos. Pero leamos el texto original escrito por Mao Tsetung en febrero de 1949 y comparémoslo con el que ha citado el máximo dirigente del Partido del Trabajo de Albania. Mao dijo:
“El ejército no es sólo un destacamento de combate, es principalmente un destacamento de trabajo. Todos los cuadros del ejército deben aprender cómo tomar posesión de las ciudades y cómo administrarlas. En las ciudades, deben saber bien hacer frente a los imperialistas y a los reaccionarios kuomintanistas, tratar con la burguesía, dirigir a los obreros y organizar sindicatos, movilizar y organizar a la juventud, unirse con los cuadros de las regiones liberadas nuevas e instruirlos, administrar la industria y el comercio, dirigir escuelas, periódicos, agencias de noticias y radiodifusoras, conducir los asuntos extranjeros, arreglar los problemas relativos a los partidos democráticos y a las organizaciones populares, coordinar las relaciones entre la ciudad y el campo, resolver los problemas de víveres, carbón y otros artículos de primera necesidad y arreglar los problemas bancarios y financieros.”(6)
Al comparar ambos textos salta a la vista el tijerazo de Hoxha. Al texto que el cita le falta, adelante, la parte que dice: “El ejército no es sólo un destacamento de combate, es principalmente un destacamento de trabajo” Hoxha a recortado justamente la parte medular sobre la cual el camarada Mao señaló una serie de tareas para los cuadros del ejército. Recortando esa parte, sacando ese eje, Enver Hoxha despeja su camino para inferir que el Ejército Popular de Liberación de China, guiado por el Presidente Mao, “...estaba por encima del partido...” Por supuesto que no podría arribarse a otra conclusión usando un texto alterado y desprovisto de sus ideas fundamentales, Hoxha hace eso; inescrupulosamente separa lo que no le convienepara sembrar la confusión y dañar la imagen revolucionaria de Mao Tsetung.
“El ejército no es sólo un destacamento de combate, es principalmente un destacamento de trabajo.” Así concebía al ejército revolucionario el Presidente Mao, y sobre este fundamento principista hizo la lista de tareas para los cuadros militares. Hoxha utiliza la lista y no las ideas para fabricar su conclusión de que el ejército “...estaba por encima de todo...”. No hace ningún análisis principista, no se atiene al marxismo-leninismo.
Hacer del ejército un destacamento de trabajo no es ponerlo por encima del partido ni por encima de todo; es nada menos que hacer un ejército auténticamente revolucionario de clase que, a diferencia de los ejércitos reaccionarios, desempeña funciones militares y realiza trabajos productivos y de administración; lo hace en defensa de los intereses del proletariado y de las grandes masas de trabajadores con la conducción del partido comunista. Pero Hoxha no está de acuerdo en que el ejército revolucionario sea también un destacamento de trabajo; so pretexto de que eso lo eleva por sobre el partido, el Estado y todo, él está mejor por un ejército reaccionario que no hace más cosas que disparar balas y que sus cuadros se agrupen en una casta militar parasitaria.
El Ejército Popular de Liberación de China fue un destacamento de combate y de trabajo, porque fue un ejército revolucionario del proletariado y de las grandes masas explotadas, dirigido por el Partido Comunista de China. El camarada Mao lo señaló claramente:
“Nuestro ejército sigue siendo un destacamento de combate, y en este sentido no debe haber ningún aflojamiento; aflojar sería cometer un error. No obstante, desde ahora, la tarea que se nos impone es hacer del ejército un destacamento de trabajo.”(7)
Y agregó, más profundamente aún, lo siguiente:
“El Ejército Popular de Liberación siempre es un destacamento de combate. Incluso después de la victoria nacional, continuará siéndolo durante el período histórico en que aún no hayan sido abolidas las clases en nuestro país y exista todavía en el mundo el sistema imperialista. Respecto a este punto no debe haber ningún malentendido ni vacilación. El Ejército Popular de Liberación es también un destacamento de trabajo,...” (
Un ejército que, además de sus actividades fundamentales : las militares, ejecuta trabajos en ayuda y apoyo del partido comunista y del Estado, es en verdad un ejército revolucionario que integra dialécticamente dos clases de trabajo, con lo cual evita el militarismo y se mantiene ligado a las masas. El hecho de encomendar al ejército popular tareas económicas y administrativas no implica que se le otorgue “...el papel político principal en la vida del país”, como alega Hoxha, no significa que el partido comunista abandone su papel directriz, no significa que el Estado se subordine al ejército. El camarada Mao ha tenido muy clara la concepción de que el ejército revolucionario del pueblo obedece al Partido y al Estado y que no puede suplirlos sin riesgo de convertirse en ejército reaccionario de las clases explotadoras; por eso en vísperas de la victoria final de la Revolución China, en junio de 1949, dijo contundentemente:
“Un Partido disciplinado, pertrechado con la teoría marxista-leninista, que practica la autocrítica y está ligado con las masas populares; un ejército dirigido por tal Partido; un frente único de todas las clases revolucionarias y de todos los grupos revolucionarios dirigido por tal Partido: éstas son las tres armas principales con las que hemos derrotado al enemigo.”(9)
Enver Hoxha esconde intencionadamente estas verdades marxistas-leninistas sintetizadas por el Presidente Mao; las llama despectivamente “fórmulas” y las deja de lado.
3.- Sobre las relaciones del Partido Comunista con los partidos democráticos.-El pensamiento Mao Tsetung exacerbó y exacerba el odio de toda la reacción internacional, del imperialismo y del revisionismo. Este odio también a tocado el corazón de Enver Hoxha; este odio lo arrastra a elaborar falsedades, hacer especulaciones y acusaciones calumniosas, Hoxha afirma imprudentemente:
“Según el pensamiento Mao Tsetung un régimen democrático nuevo sólo puede existir sobre la base de la colaboración de todas las clases y de todos los partidos, y sólo así se puede construir el socialismo.”(10)
Luego, para reforzar estas afirmaciones, cita las palabras del camarada Mao en torno al modo de existencia de los partidos democráticos en el socialismo, pero las citas desarticulándolas de su fundamentación, de sus razones de causa en el tema, de manera que sirvan a sus intenciones denigrantes. Veamos:
“En último término ¿qué es mejor?, pregunta Mao Tse-tung, ¿que haya uno o muchos partidos? Y respondía: 'hoy, por lo que parece, es preferible que haya muchos. Así ha sido en el pasado, y así podrá ser en el futuro. Esto significa coexistencia duradera y control recíproco'.”(11)
Con estos trozos Hoxha quiere dar fundamento a su afirmación de que el Presidente Mao ha predicado y practicado la conciliación de clases y tenido una concepción metafísica de la historia. Claro que de esa cita, separada y alterada tan a propósito, no puede menos que llegarse a la conclusión de que el camarada Mao fue un conciliador, que predica “la colaboración de todas las clases” para construir el socialismo; que no tenía una clara, correcta posición de clase marxista-leninista respecto a las clases explotadoras y sus partidos; dicho más exactamente, que convocaba a los señores feudales, a los burgueses y a los imperialistas para que juntos con el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía construyan en armonía el socialismo; que no distinguía entre explotados y explotadores ni entre amigos y enemigos; que la historia ha sido la historia de la armonía de las clases sociales y que así seguirá siendo.
Estas falacias las desechamos con el solo hecho de citar fielmente y en todo su contexto las ideas del camarada Mao respecto a los partidos democráticos. En diciembre de 1955, había dicho:
“¿Qué es mejor: que haya un solo partido o varios partidos? Por lo que hoy parece, es preferible que haya varios. Esto no sólo es válido para el pasado, sino que puede serlo también para el futuro; significa coexistencia duradera y supervisión mutua.
En nuestro país, siguen existiendo los numerosos partidos democráticos que se formaron durante la resistencia al Japón y la lucha contra Chiang Kai-shek y que se componen principalmente de
elementos de la burguesía nacional y de su intelectualidad. En este punto, nuestra situación difiere de la que existe en la Unión Soviética. De manera consciente permitimos que subsistan los partidos democráticos, les brindamos oportunidades para expresarse y aplicamos para con ellos la política de unidad y lucha. Debemos unirnos con todas las personalidades democráticas que nos hagan críticas de buena fe...”
“...Pero, en la actualidad, son imprescindibles el partido proletario y la dictadura del proletariado y, aún más, es indispensable continuar fortaleciéndolos.”(12)
Como puede verse, Hoxha ha tomado solamente una parte del texto de Mao Tsetung, justamente la parte que podía usarla para sus difamaciones; se trata de un trozo que ha aislado intencionalmente de su contexto. Procediendo así, ha deformado la verdad y los principios que están contenidos en el texto completo del camarada Mao que acabamos de citar.
En China la revolución triunfó por la acción de tres instrumentos indispensables: el Partido Comunista del proletariado, el Frente Único de clases y grupos revolucionarios, y el Ejército Popular de Liberación. Con estas tres armas el proletariado y las grandes masas asaltaron el Poder. Una de esas tres armas fue el Frente Único de clases y grupos revolucionarios; bien, pero téngase en claro; de clases revolucionarias y grupos revolucionarios, y no de todas las clases como Hoxha calumnia. Esas clases y grupos revolucionarios, es decir, sólo con los que estuvieron de acuerdo con la revolución antiimperialista y antifeudal, organizados en el frente único con la hegemonía del proletariado y dirigidos por el Partido Comunista de China; esas clases y grupos, representados por sus propios partidos antiimperialistas y antifeudales, compartieron con el proletariado (pero bajo su hegemonía), el Poder de nueva democracia bajo el principio de unidad y lucha. Luego, entrada la revolución socialista, a los partidos de las clases aliadas se les permitió subsistir y colaborar en la gran construcción socialista aplicando siempre el principio de unirse con ellos en todo lo que aporten en bien del socialismo. No podía procederse de otra manera, no podía eliminárselos de un plumero, como no puede hacérselo hoy en ningún país cuyas características sean las de semicolonia y semifeudal. Los partidos democráticos irán desapareciendo con el desarrollo del socialismo, a medida que se vayan sentando las bases materiales, científicas, técnicas, sociales y culturales del comunismo. El camarada Mao ha puntualizado que en el socialismo se permite de modo consciente, bajo la dictadura del proletariado, la existencia de los partidos democráticos; de modo consciente quiere decir sujetándolo a las leyes socialistas. Además ha aclarado que la unión con los partidos democráticos no es una unidad a secas, que no es un conciliábulo, sino que está condicionado a principios y que se desarrolla en la observancia de ellos, en medio de la lucha; que esa unidad es necesaria pero con el indispensable predominio del partido comunista y de la dictadura del proletariado. Los principios de unidad con los partidos y personalidades democráticas fueron determinados por el mismo Mao Tsetung del modo siguiente:
“¿Cómo juzgar, en la vida política de nuestro pueblo, lo correcto y lo erróneo de nuestras palabras y de nuestros actos?...Hablando en general, las palabras y las acciones pueden considerarse como correctas: 1) si contribuyen a unir, y no a dividir, a los pueblos de las distintas nacionalidades; 2) si benefician, y no perjudican la transformación socialista y la edificación socialista; 3) si ayudan a consolidar, y no minan o debilitan la dictadura democrática popular; 4) si ayudan a consolidar, y no minan ni debilitan el centralismo democrático; 5) si contribuyen a consolidar, y no suprimen ni debilitan la dirección del Partido Comunista; 6) si benefician, y no perjudican, la solidaridad socialista internacional y la solidaridad internacional de los pueblos de todo el mundo amantes de la paz. De estos seis criterios, los más importantes son los siguientes: el camino socialista y la dirección del Partido.”(13)
Y, enseguida, abundando en esa coexistencia duradera y la supervisión mutua con los partidos democráticos agregó:
“Claro que la expresión mutua de opiniones por los partidos democráticos y por el Partido Comunista, así como la crítica recíproca, podrán revelar el papel positivo del control mutuo sólo en el caso de que correspondan a los seis criterios políticos antes enunciados.”(14)
Sin duda que el problema de las relaciones del Partido Comunista de China con los partidos democráticos ha sido resuelto por el camarada Mao a la luz del marxismo-leninismo. Señaló el modo de subsistencia de esos partidos, el modo de hacer unidad con ellos y las bases generales que sustentan esa unidad; más aún, enfatizó en la dirección del Partido Comunista y en el camino socialista como las bases más importantes de las seis fijadas para la unidad. Y mucho más todavía, en ningún momento ha incluido a los partidos reaccionarios, proimperialistas, de los explotadores como Hoxha quiere hacer aparecer. Los disparates y las calumnias de este señor caen por su propio peso.
4.- Acerca de “las dos líneas” dentro del Partido Comunista. Un requisito fundamental de existencia de todo partido político, mucho más si es marxista-leninista, es su unidad ideológica, política y orgánica; pero la unidad no anula los criterios, las opiniones, las discusiones, las discrepancias, los puntos de vista, etc. de los militantes en todos los niveles partidarios; no pueden ser anulados porque constituyen fenómenos objetivos; su presencia es dialéctica y son ingredientes de vida del partido. Se opina, discute y discrepa dentro de la unidad ideológica-política y orgánica, pues eso constituye la lucha dentro de la unidad, la lucha dentro de lo homogéneo, la lucha en el seno de los comunistas; esto es unidad y lucha en el seno de los comunistas en un partido marxista-leninista; pero la lucha en el seno de los comunistas de un partido proletario es una lucha no-antagónica, y mientras sea así se conserva la unidad. Ningún partido comunista marxista-leninista puede escapar a la unidad y lucha dentro de sus filas, porque son objetivas y porque son uno de los elementos de su desarrollo. Se trata precisamente de la presencia de la ley dialéctica de la unidad y lucha de contrarios rigiendo la vida de un partido. La unidad y la lucha son inseparables; no puede existir unidad solo ni puede existir solamente lucha. Cuando un partido hace unidad por unidad, abandona los principios y se destruye lo mismo que se destruye cuando sólo practica la lucha abandonando la unidad en sus filas.
La presencia de criterios, posiciones y tendencias dentro de un partido marxista-leninista no hace daño si revela un esfuerzo de aplicación de la teoría de clase a la solución de los problemas, si busca el desarrollo y si preserva la unidad. No hay que temer esa presencia, porque la práctica de la lucha de clases y la práctica de la crítica, la autocrítica y la contracrítica sacarán a luz los errores que se cometen. No olvidar que se deben conocer los errores para corregirlos; no olvidar que la corrección de los errores sólo es posible después de conocerlos; y no olvidar tampoco que toda corrección significa un paso hacia adelante en el desarrollo del partido.
En el proceso de desarrollo del partido es posible que surjan elementos que discrepen de alguna forma con la línea general del partido y hasta que elaboren una línea diferente; ¿pero quién puede evitar ese fenómeno sin antes conocerlo? Si la tendencia es errónea y oportunista, la lucha de clases, la lucha por la producción y la investigación científica demuestran el error; entonces la crítica y la autocrítica hacen que esos elementos se corrijan y el partido fortalece su unidad; pero si no lo hacen, persisten en sus errores, pasan de la expresión franca a la difusión subterránea y se transforman en una banda diversionista y escisionista, entonces se han pasado al lado del enemigo, por lo que el partido procede a depurarse drásticamente de esos elementos; se comprueba que la línea general es correcta; muchos militantes despejan sus dudas y se adhieren firmemente a ella. La causa de que algunos elementos elaboren una línea diferente es objetiva, es el reflejo de la lucha de clases en el seno del partido; escapa a toda voluntad; no se puede evitar mientras en el mundo existan las clases sociales; pero un partido marxista-leninista debe defender dialécticamente su línea correcta.
El permitir que unos elementos se expresen sinceramente dentro del partido, aunque hayan llegado al extremo de elaborar una línea diferente, no es legalizar la existencia de dos líneas ni predicar su necesidad, no es conciliar intereses opuestos; es practicar la democracia controlada por el centralismo, es permitir que el mal aflore para administrar la medicina precisa, porque si no se permite la enfermedad, mina a ocultas el cuerpo del partido, y esto sí que es pernicioso. Pero Enver Hoxha no entiende estas verdades que el camarada Mao las captó magistralmente; pero no las entiende a propósito porque toma unas de las palabras de Mao y las separa de su conjunto para acusarlo de “conciliador de dos líneas”. Hoxha ha escrito:
“El propio Mao Tse-tung ha predicado la necesidad de la existencia de las dos líneas en el partido. Según él, la existencia de ambas líneas y la lucha entre ellas es algo natural, es una expresión de la unidad de los contrarios, es una política elástica que conjuga en sí misma el espíritu de principios y el compromiso. Así, escribe él, con un camarada que se equivoca pueden utilizarse las dos manos : con una será combatido, con la otra se hará la unidad con él. El propósito de esta lucha es preservar los principios del marxismo, lo cual supone perservar en los principios; este es un aspecto del problema. El otro aspecto es unirnos a él. La unión tiene por objetivo ofrecerle una salida, concertar un compromiso con él.”(15)
Hoxha hace una cita deformada de las palabras que el camarada Mao anotó en su artículo “Método dialéctico para la unidad interna del Partido”. A pesar de su falta de fidelidad y de sus sofismas, la cita no ayuda a sus infamias; al contrario, lo coloca en apuros porque desmiente, por ella misma, la afirmación de que el camarada Mao “... ha predicado la necesidad de la existencia de las 'dos líneas' en el partido”. Esta especulación de Hoxha, esta falsificación de la verdad, fácilmente se la descubre. El camarada Mao no predica ni la necesidad de dos líneas opuestas ni la conciliación de ambas; predica la unidad con los camaradas que cometen faltas y no con los enemigos de clase. Leamos con cuidado lo que dijo primeramente, en la parte que Hoxha no ha citado:
“A mi parecer, debemos tomar una actitud de unidad para con todos los camaradas, sean quienes fueren, exceptuando a los elementos hostiles y saboteadores. En el trato con los camaradas, debemos adoptar el método dialéctico y no el metafísico. ¿Qué significa aquí el método dialéctico? Significa tratar todas las cosas de manera analítica, reconocer que todo hombre puede incurrir en errores y no descalificar completamente a alguien por el hecho de haberlos cometido.”(16)
En el mismo escrito, un poco más adelante, agregó la parte que Hoxha ha deformado al citarla. He aquí las verdaderas palabras del camarada Mao:
“Así, actuamos con dos manos: una para la lucha con los camaradas que incurren en errores y la otra para la unidad con ellos. El propósito de la lucha es perseverar en los principios marxistas, lo cual supone la fidelidad a los principios. Esta es una mano; la otra es para velar por la unidad. El propósito de la unidad es dar una salida a esos camaradas, contrayendo compromisos con ellos, lo que significa flexibilidad. La integración de la fidelidad a los principios con la flexibilidad constituye un principio marxista-leninista y es una unidad de contrarios.”(17)
¿Dos líneas en el partido? ¿Dónde está ese planteamiento? Hoxha hace interpretaciones antojadízas. El camarada Mao ha planteado el método dialéctico de resolver la unidad dentro del partido, la manera correcta de actuar con los militantes comunistas que se equivocan. En sus palabras no encontramos la prédica de la necesidad de dos líneas contrarias en el partido. Lo que pasa es que Hoxha utiliza esas palabras para elaborar sofismas con el interés de confundir.
En un partido comunista hay seres humanos, seres que pueden cometer errores, y no seres “sobrenaturales” que sean la suprema perfección. Los errores son producto de las limitaciones humanas. En todo partido comunista sus militantes cometen errores; los errores no detienen su vida, antes al contrario impulsan su desarrollo. Además de las limitaciones humanas que nos llevan a equivocarnos, en todo partido comunista sus militantes, de un modo general, se ubican en avanzados, intermedios y atrasados; he aquí una causa objetiva de los errores; ¿puede evitarla alguien? En todo partido comunista sus militantes tienen diferentes procedencias de clase, , diferente nivel ideológico político, diferente grado de entendimiento y asimilación, y diferente método y estilo personal de trabajo; he aquí otras causas objetivas de los errores; ¿quién puede evitarlas? La cuestión es cómo resolver el problema de los militantes que caen en faltas, en equivocaciones. El camarada Mao ha propuesto el método dialéctico “la integración de la fidelidad a los principios con la flexibilidad.” A este método Hoxha lo apoda de prédica de la necesidad de dos líneas en el partido. ¿Qué plantea él, en cambio? El método metafísico: la intolerancia y la liquidación de los camaradas que se equivocan lo que es la liquidación del partido. Confunde el método de resolver las contradicciones en el seno del partido con el método de resolver las contradicciones del partido con el enemigo de clase. Al enemigo de clase se le combate a ultranza, se le liquida sin miramiento; pero no se puede hacer lo mismo con los comunistas que caen en errores; a ellos se les critica, se analizan pacientemente sus faltas, se les orienta en los pricipios del comunismo y se les da la oportunidad de corregirse y reeducarse, es decir, se aplica la fidelidad y la flexibilidad; por la fidelidad se les hace la crítica persistiendo en los principios del marxismo-leninismo, y por la flexibilidad se les da la oportunidad de corregirse, se contrae el compromiso de que eso suceda en bien de la unidad del partido. Así queda resuelto el problema de la unidad con los militantes comunistas que incurren en faltas; pero, si gozando de la flexibilidad del partido no enmienda sus errores y, muy por el contrario, insiste tercamente en ellos, se convierten en elementos hostiles, saboteadores y fraccionalistas, la contradicción con ellos se vuelve antagónica, con ellos ya no hay unidad y la solución es la liquidación inflexible. Así ha planteado el camarada Mao la manera de resolver la unidad con los comunistas que se equivocan. ¿Dónde está allí la prédica de la necesidad de las dos líneas en el partido? Hoxha se ha enredado en sus propias especulaciones; pero no abandona su afán de deformar la verdad del pensamiento Mao Tsetung: hace nuevas especulaciones, nuevas citas mutiladas a propósito y nuevas calumnias. Veamos como insiste:
“(...)Mao Tse-tung concibe el partido como una reunión de clases con intereses opuestos, como una organización en que están enfrentadas y luchan dos fuerzas, el proletariado y la burguesía... Así, en 1956 exigía que fueran elegidos al Comité Central los dirigentes de las fracciones de izquierda y de derecha, presentando a este efecto argumentos tan ingenuos como ridículos. 'Todo el país, el mundo entero, dice él, saben bien que ellos han cometido errores de línea. La razón por la que los elegimos estriba precisamente en que ellos son famosos. ¡Qué otro remedio hay si gozan de fama y la fama de los que no han cometido errores no puede compararse con la suya! En nuestro país, que tiene una gran masa de prqueñosburgueses, ellos son dos banderas'. Renunciando a la lucha de principios en las filas del partido, Mao Tse-tung hacía el juego a las fracciones, buscaba concertar compromisos con algunas de ellas para oponerse a otras y reforzar así sus posiciones.”(18)
sigue la cantinela de las dos líneas opuestas en el partido. Hoxha escoge un trocito de las frases de Mao para componer la falacia de que el pensamiento Mao Tsetung es la teoría de la conciliación de clases enemigas en el seno del partido. El modo como lo hace puede sorprender a intonsos, ya que no indica las causas del planteamiento de Mao, y sólo utiliza el trocito mutilado y aislado del tema en el que consta. Aclaremos. Primer punto: Las frases citadas por Hoxha pertenecen al artículo “Fortalecer la Unidad del Partido...”, escrito por Mao en 1956. Segundo punto: La propuesta de Mao Tsetung se refiere a los militantes Wang Ming y LiLi-san. Tercer punto: Ellos habían incurrido en errores de línea. Cuarto punto: Ellos mismos fueron criticados, se autocriticaron y ofracieron enmendar sus faltas. Quinto punto: La contradicción con ellos era todavía no antagónica; por eso el camarada Mao propuso elegirlos al Comité Central del Partido Comunista de China. Refiriéndose a Wang Ming y Li Li-san dijo en aquella oportunidad:
“Ellos son famosos en el país y en el mundo entero por los errores de línea que cometieron. La razón por la cual los elegimos estriba precisamente en que ellos son famosos. ¡Qué otro remedio hay si gozan de fama y la fama de los que no han cometido errores o sólo han cometido pequeños errores no puede compararse con la suya! En nuestro país, que tiene una gran masa de pequeñoburgueses, ellos son sus banderas. Con su elección, mucha gente comentará: El Partido Comunista todavía los espera e incluso les ha cedido dos asientos a fin de facilitarles la corrección de sus errores.”(19)
¿Es esto predicar la necesidad de las dos líneas en el Partido y hacer un conciliábulo de clases enemigas? ¿Qué clase de marxista-leninista es aquel que como Hoxha idea embustes? El problema que trata el camarada el camarada Mao es nada menos que el modo de resolver la unidad con los camaradas que cometen errores, lo que es la solución de un tipo de contradicciones no-antagónicas. ¿Es esto renunciar a los principios marxistas-leninistas para reforzar posiciones personales? Todo lo contrario, es aplicar el método dialéctico a la solución del problema; es aplicar la fidelidad al marxismo-leninismo y la flexibilidad. Wang Ming y Li Li-san eran destacados militantes del Partido Comunista de China, que tenía errores de línea, no eran elementos extraños ni enemigos de clase; todo el PCCH los criticó; aceptaron la crítica, reconocieron sus errores y prometieron corregirse. El camarada Mao propuso, entonces, conservar la unidad con ellos. Pensamos que fue una solución marxista-leninista. Y el hecho de que Li Li-san y Wang Ming cumplieron o no su promesa, es asunto que no competía a Mao Tsetung ni al resto del partido, pues el partido supo actuar con ellos cuando se convirtieron en incorregibles. En aquel momento se trataba de resolverla unidad con ellos. El presidente Mao, en su artículo que ya tenemos dicho, fundamentó también su concepto de unidad. Con inconfundibles palabras expresó:
“Por unidad se entiende que debes unirte con aquellos que tienen divergencias contigo, que te menosprecian y te tratan sin consideración, que se han llevado mal contigo, que te han combatido o te han hecho sufrir. Con aquellos cuyas opiniones son idénticas a las tuyas, como ya están unidos contigo, la unidad no se presenta como problema. Se presenta como tal en el caso de los que todavía no están unidos contigo. Con esto me refiero a aquellos cuyas opiniones son divergentes de las tuyas o que adolecen de graves defectos.”(20)
El camarada Mao no ha predicado la necesidad de dos líneas en el partido; esto sólo es una infame calumnia de Enver Hoxha. El camarada Mao ha advertido el brote de errores de línea y de líneas no proletarias como producto del reflejo de las clases, contradicciones de clase y lucha de clases en el partido, y ha planteado, como hemos visto, el método correcto de solucionar esos problemas. Consideramos que ha hecho una aplicación magistral de la dialéctica materialista y, con eso, un aporte marxista-leninista a la teoría sobre el partido del proletariado.