UNA ENTREVISTA PARA PENSAR:
HACIA UNA ERÓTICA DE LA EXPERIENCIA
Nunca como ahora ha estado lo erótico tan escondido, nunca ha sido tan reprimida la expresión de la realidad de lo sexual. Apenas se habla de la experiencia de la gente común, solo una minoría de extravagantes exponen hábitos (¿reales o fingidos?) referidos a sus usos sexuales, por lo demás la hipocresía reina en este ámbito, se dice lo que se debe en lugar de lo que sucede, todo el mundo copia modelos postizos y esconde sus prácticas verdaderas.
Así lo erótico auténtico vuelve a la clandestinidad o se esconde detrás de una cortina de humo que presenta una imagen falsa, estúpidamente feliz. Lo cierto, por el contrario, es que una parte de los hombres y muchas más mujeres abandonan esa dimensión de la existencia por el sufrimiento que hoy provoca la fusión y la entrega carnal. La asexualidad es creciente.
Las prácticas reales se maquillan para que coincidan con lo que demandan los "científicos" del sexo y la vulgata de quienes deciden la biopolítica pero la verdad reaparece en la forma de angustia y depresión.
Tal vez poner con valentía encima de la mesa algunas experiencias personales nos ayude a ver con naturalidad la diversidad de inclinaciones y prácticas en este terreno. En el pasado el erotismo fue considerado un arte, un arte para el que estamos capacitados todos por el hecho de ser sujetos sexuados pero que hay que cultivar con esfuerzo y creatividad. En "El arte de amar" Ovidio señala que el amor se aprende sin maestros, a través de la propia experiencia.
Me gustó por eso la espontaneidad con que Claudia me contaba algunos detalles de su mundo erótico por correo electrónico después de haberme escuchado decir en alguna intervención pública que sería necesario descorrer el velo de ocultamiento que cubre la realidad del sexo hoy.
Claudia quería compartir conmigo una penetrante observación de su entorno y una experiencia, la propia, bastante diferente a lo que solemos escuchar. De las conversaciones mantenidas por correo y por teléfono he sintetizado lo más original en esta entrevista sin ocultar algunos detalles atrevidos o escabrosos pues sin ellos todo sería una exposición abstracta de intenciones.
La presentaré, Claudia tiene 38 años, cuatro hijos y una vida sexual no sujeta a los cánones convencionales. Su situación económica es bastante holgada, tiene un trabajo con un cargo de responsabilidad en una empresa grande .
Claudia está acostumbrada a tomar decisiones porque bajo su supervisión hay más de 250 personas, se define a sí misma como poco interesada en la política pero sí en estar informada y cultivar su personalidad en todos los terrenos.
No tiene el perfil de una mujer sumisa, ni inculta, ni dependiente y sin embargo sus gustos y sus prácticas pueden parecer asombrosas a muchos.
Dejo aquí la entrevista (en realidad un resumen hecho por mí del largo diálogo mantenido, eso sí, supervisado y aprobado por Claudia).
"El amor se hace duradero gracias al arte"
Ovidio "Ars amatoria"
P.E: Defínete a grandes rasgos ¿quién eres? ¿porqué consideras importante tu experiencia en el terreno erótico?
Claudia: Tengo cuatro hijos y más de 20 años de vida erótica, la mayor parte de ellos con mi esposo-amante, pero todavía me excito y me electrizo pensando en él a cualquier hora del día, mientras hago cualquier actividad... trabajando, conduciendo, cocinando... la llama está siempre encendida, ni los años ni los hijos han traído el aburrimiento.
Trato con muchas mujeres por mi trabajo y fuera de él y soy consciente de que mi experiencia es muy distinta de la suya.
En el departamento de la empresa en la que trabajo hay 93 mujeres y, aunque yo tengo un cargo de responsabilidad tengo buenas relaciones con casi todas, según mis cálculos solamente 7 tenemos una vida sexual que pueda llamarse buena, es decir, ni siquiera un 8%. La vida erótica de quienes tienen novio no es mejor que la de las que tienen marido y tampoco las superan las que tienen amantes permanentes u ocasionales, cuando son sinceras, todas, salvo ese pequeño porcentaje que he señalado, reconocen la miseria de su vida sexual. Además casi un 25% carecen de sexo con otros, practican la castidad o la satisfacción solitaria; de estas la mayor parte viven para la comida, los viajes, el consumo o los psicofármacos. Me impresiona también la cantidad de televisión que ven las mujeres, todas, las casadas, las comprometidas, las solteras.... pasan muchísimo tiempo delante de la pantalla viendo sobre todo programas de ficción.
Aunque es difícil demostrarlo tengo la certeza de que mi empresa representa fielmente lo que sucede en la sociedad y que los porcentajes que doy deben medir con bastante acercamiento la realidad de las mujeres en nuestro país. Por eso creo que mi experiencia es importante, porque he conseguido una vida sexual plena con fórmulas que no se atienen a la ortodoxia.
P. E: ¿Cual es el secreto de la plenitud erótica de tu relación?
Claudia: La gente está obsesionada con la idea del orgasmo y reduce toda su búsqueda erótica a ese asunto. Hay un bombardeo permanente, desde la prensa "seria" a las revistas para mujeres, los libros, los profesionales, la televisión... todos reducen el erotismo a buscar los puntos, las posturas, las técnicas... para el orgasmo.
En realidad lo que se ha conseguido es que las mujeres estén tan concentradas en sus genitales y los hombres en los genitales de las mujeres (porque se considera que el triunfo de toda relación sexual es el orgasmo femenino) que lo que debería ser una explosión de pasión y de ardor erótico termina como una sesión de estudio ginecológico.
Intuyo, aunque no puedo dar cifras, que nunca ha sido más escaso que ahora el orgasmo femenino y que esa obsesión ha creado tanta angustia que incluso muchos hombres y no menos mujeres esquivan el encuentro sexual por no pasar el mal rato.
para mí es diferente, nunca me planteo si llegará el orgasmo o si será grande o pequeño, a la altura del clítoris, de la vagina o del útero, simplemente me sumerjo, me dejo arrastrar por el ansia de mi amante. Encuentro la mayor satisfacción erótica en entregarme por completo al ardor masculino, me parece que la plenitud sexual no acaba en el orgasmo físico sino que es mucho más compleja. El deseo, la pasión, es la esencia de toda relación plena. El orgasmo es la parte y, al convertirlo en todo, se ha hecho una obsesión y casi un imposible.
P. E: Hablas de entrega, no es un concepto muy de moda ¿Crees que la mujer debe ser sumisa en el terreno sexual?
Claudia: Creo que el sexo tiene sus propias reglas, es un espacio especial; hay que comprender las leyes de lo sexual si se quiere llegar a la cima. La gente tiene la idea de que lo que vale para una reunión de negocios vale para un romance pero no es así.
Para encontrar un sexo de calidad sé que necesito rendirme ante el empuje animal del hombre, que no puedo poner obstáculos a su impulso, que tengo que entregarme y no poner condiciones.
En el sexo tiene que haber algo salvaje, no domesticado; no puede ser tan educado y tan suave, yo al menos lo vivo así.
Muchas mujeres no son capaces de ponerse en esta situación porque están acomplejadas o porque llevan una vida muy sometida en otros terrenos. Hay que sentirse muy fuerte y muy segura para elegir libremente esa posición en las relaciones, porque tienes que tener muy claro que fuera de ahí nadie va a dominarte.
P. E. Lo que quieres decir es que este modelo es para mujeres emancipadas, muy autosuficientes ¿es así?
Claudia: Sí, quiero decir que es una elección libre, no una imposición. Yo he tenido el privilegio de realizar con plena libertad mi Yo erótico, de encontrar una persona que no ha malinterpretado mi entrega sexual y que ha entendido siempre los límites de ciertos usos. Es un modelo para mujeres fuertes y libres y para hombres no machistas, sin esas condiciones no puede funcionar.
Además hay que conocer los límites de lo erótico, pero ahora hay una forma muy simplista de entender la vida, se desea una norma para toda ocasión, un protocolo aplicable sin necesidad de pensar. Eso es un desastre. Luego en realidad no se usa una norma única porque la mayor parte de las mujeres son sumisas donde no se debe (por ejemplo con los jefes, eso lo noto yo misma por la posición que ocupo en lo laboral) y levantiscas con los hombres en la cama. Así no es de extrañar que desaparezca la vida erótica.
P. E: ¿Crees entonces que la sexualidad masculina ha de ser cuidada y protegida estableciendo ciertos rituales y formas de estar las mujeres?
Claudia: ¿Cómo se puede pretender que haya ardor y potencia sexual en los hombres si se les acorrala? Creo que el motivo de la epidemia de disfunciones sexuales masculinas es la falta de comprensión de cómo funciona la sexualidad macho. En realidad el hombre es la parte débil en este terreno, necesita un espacio en el que se sienta seguro porque el miedo es incompatible con la pasión sexual, necesita además hacer un esfuerzo físico considerable que no podrá hacer si está demasiado cansado.
Hay que poner las cosas fáciles si se desea tener amante ardiente que despliegue con fuerza su virilidad, además hay que estimular su pasión, animarle. Por ejemplo, la sexualidad masculina es muy visual por eso ofrecer una imagen atractiva (no atractiva para ir a un evento social sino atractiva sexualmente hablando) atrevida, visualmente lujuriosa, es muy importante.
Muchas mujeres se sienten incómodas si se ven como una puta, sin embargo lo que hace putas a las putas no es su atuendo sino la venta de su cuerpo, la mercantilización de su persona, el vestuario que eligen es simplemente el que saben que atrae a los hombres.
¿Porqué no habríamos de usar las mujeres decentes esos afeites o esa indumentaria para cargar las pilas de nuestro amante? Si yo le espero con tacones altos y ropa sexualmente incitante seguramente su temperatura subirá más que si me encuentra con los rulos puestos ¿no te parece?
P. E: Y además has conseguido la duración ¿cómo se consigue hacer vibrar el deseo durante tanto tiempo? Siempre hemos considerado, con Freud, que la pasión erótica tiene fecha de caducidad y no puede ser mantenida sino unos pocos años con mucho esfuerzo.
Claudia: Eso es lo más difícil, yo he elegido ser perfecta y completamente fiel a mi esposo, él, por el contrario, tiene otras relaciones. Supongo que la causa de su ardor sexual es la cantidad de encuentros que consigue, la cantidad de mujeres que tiene alrededor. Yo no sé si podría ser de otra manera, pero lo nuestro es así, y así funciona. Su libertad erótica es la garantía de mi plenitud sexual, ese es el hecho.
Hay otros alicientes. Ahora la gente no aprovecha el lado sexual de los embarazos, se va a hacer un hijo como si fuera un acto médico, todo aséptico e higiénico, pero follar para preñar es el acto más animal, el más pasional y alocado que se puede tener. Tengo cuatro hijos pero he estado embarazada más veces, todas han sido el resultado de momentos pletóricos en el terreno sexual. Ahora nos disponemos al quinto embarazo, después de cuatro niños espero que sea una niña, pero no voy a parar aquí.
Sentir el deseo, sentir el empuje salvaje del sexo es una experiencia que te deja marcada para siempre, luego ya no quieres otra cosa.
P. E: Sientes entonces también la erótica del embarazo y los partos ¿Cómo has vivido esta parte de tu sexualidad?
Claudia: La vida sexual de las mujeres es en realidad más compleja que la de los hombres, las formas de entrega y rendición al impulso macho es una manera de vivir lo sexual como una fuerza natural, como una necesidad a la que no puedes poner freno, también parir -sin epidural, claro- es así, es un impulso al que no te puedes negar, está determinado, tienes que dejar que suceda, tienes que entregarte a ello. Tengo la sensación de que la epidural se ha impuesto para evitar que las mujeres conozcan esa experiencia tan poderosa que mezcla lo sexual con el amor más perfecto.
Pero, extrayendo su parte estrictamente erótica, no puedo comprender como tantas mujeres se dejan arrebatar esa experiencia, en algunas ocasiones me gusta rememorar los partos, recordar, como si lo estuviera viviendo de nuevo, esa fase final, el expulsivo, es impresionante que algo que es una experiencia tan breve en el curso de nuestra vida tenga una importancia tan grande y cambie tanto nuestra percepción del mundo.
P. E: Y el sexo tántrico. Ahora se habla mucho de eso ¿En qué se parece tu práctica a ese modelo?
Claudia: Creo que no se parece en nada. Conozco alguna gente que sigue esa corriente, por lo general se sigue como una moda, nadie está mucho tiempo, aunque muchas continúan defendiendo que es sexo sagrado, el hecho de que no permanezcan en ello refleja que hay algo que no funciona. Para mí lo más llamativo es el desapasionamiento, la falta de deseo, yo al menos lo viviría como una frustración; esas formas tan blandas, tan desvitalizadas... me parece un sexo triste.
Pero yo lo conozco de segunda mano, tal vez debería hablar alguien que lo conozca por dentro, me puedo equivocar.
P. E: Tu propuesta es rompedora, ahora que todo el mundo va con sus catecismos lo que tu propones no encaja en ninguna teoría al uso ¿podría ser que tu experiencia sea algo solo válido para ti y no realizable a escala social?
Claudia: yo no creo que tenga que haber un modelo único, estoy en contra de todos los catecismos. Lo mío es el producto de mi vida y de mi experiencia, pero me parece que lo que yo hago es bastante "natural" y que si la gente se dejase llevar por sus impulsos muchas más mujeres y hombres terminarían llegando a cosas parecidas.
Lo lógico es cada uno busque su camino pero hoy los catecismos son la norma, lo que se está imponiendo es la mujer que renuncia a toda sexualidad que no sea la masturbación.
No pretendo estigmatizar la masturbación pero es obvio, para mí al menos, que es el escalón más bajo y más pobre de la sexualidad humana y no la más perfecta consumación del erotismo como se dice ahora. La masturbación y el sexo con aparatos (ahora todo el mundo, hasta las más carcas, han ido a algún tupper-sex) es desde mi punto de vista lo más cercano a la miseria sexual plena. En mi opinión la masturbación representa un acto fisiológico que a mí me cuesta considerar que sea auténticamente un acto de vida erótica, ni siquiera sé si es sexo o un escalón inferior al sexo.
P. E: Una conclusión y un consejo:
Claudia: Una conclusión: no hay que creer en teorías, hay que atreverse a explorar.
Un consejo: soltaros la melena, olvidad todo lo que os han contado, perded el miedo a ser políticamente incorrectas y buscad un macho que os devuelva a la vida. Esto para el sexo porque para el resto de la existencia tenemos que tener proyectos propios e independientes en los que no necesitemos ni ayuda ni protección de nadie. Eso es lo que yo creo.
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HACIA UNA ERÓTICA DE LA EXPERIENCIA.
ENTREVISTA A EVA
Después de la entrevista a Claudia [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] recuperamos el acopio de experiencias que nos acerquen a la realidad de la erótica en nuestros días. Eva, me ofreció hablar de sus vivencias y ella misma se presenta y contesta a mis preguntas con total sinceridad.
HABLA EVA:
Me llamo EVA, soy española y vivo en Barcelona.
Cuando Prado me informó del proyecto de hablar sobre el erotismo como experiencia, enseguida me interesó, pues eso suponía reflexionar y razonar algo muy importante pero para el que no hay un espacio en nuestra vida. El erotismo cada día está más ausente de nuestras vidas, probablemente porque es un espacio de libertad y unicidad, y este es un mundo de esclavitud, uniformidad y borreguismo.
Al final de los años 70 un chico puso una cámara de vídeo escondida en las escaleras del Metro de París que filmaba de abajo a arriba. La cinta mostró que muchas mujeres que llevaban faldas usaban medias con ligueros y no llevaban bragas. Aquella anécdota me encantó. Me imaginé a todas esas mujeres yendo a trabajar pero con el cuerpo dispuesto a disfrutar sensualmente. Qué listas, pensé. La literatura erótica tiene en el país galo una larga tradición, y no es soez ni obscena, sino que puede ser elegante y muy excitante. Personalmente, siempre me ha gustado tener a mano alguna novela erótica, pero en francés. En español no me resulta tan sugestiva, no sé, manías.
Algo que sólo acontece en la intimidad de la cama, mi lugar favorito. El coche, un ascensor, un cine, un camino perdido en un monte del País Vasco, un columpio, la oscuridad de un aparcamiento, la mesa de la cocina y hasta un rincón del museo de arte abstracto de Cuenca han sido espacios de electrización erótica que guardo como tesoros en mi memoria de los polvos de estrellas, pero la intimidad de las sábanas no tiene rival, ese espacio mágico, cálido, envolvente, en el que nacemos, amamos y morimos.
Me ha costado muchos años comprender que el sexo puede ser satisfactorio sin llegar al orgasmo. Lo decía, pero no lo pensaba, en el fondo cuando yo o mi pareja no alcanzábamos el orgasmo sentía que de alguna manera, la relación era incompleta. Que en el fondo no lo habíamos logrado plenamente. Ahora, con el tiempo, y el descenso de mi deseo sexual, he finalmente sentido satisfactorias unas relaciones sin coito y sin orgasmo, aunque si tengo que elegir, prefiero llegar porque todo mi cuerpo recibe una descarga eléctrica que me deja suave y rendida. Curioso, una descarga eléctrica que me descarga de la tensión. El cuerpo es misterioso.
P. E.: Háblame de las fuentes de inspiración de tu vida erótica.
Se suele decir que el sexo es mental, y doy fe de ello. Por supuesto que un amante que sabe acariciar el clítoris con sutileza será mucho más excitante que los que lo tocan mecánicamente, pero al final, es la película que tengo en la cabeza la que me llevará a la excitación máxima. Y en mi caso, estas películas suelen ser escenarios de transgresión. Sí, transgredir el orden moral establecido es muy excitante para mí. Mis fantasías eróticas son tan políticamente incorrectas que soy incapaz de describirlas. Incluso desde el anonimato que me brinda este lugar. Apenas me atrevo a apuntar que tratan de esclavas y esclavos, orgías en villas romanas o en monasterios, mujeres azotadas y torturadas sofisticadamente, zoofilia... El Marqués nunca anda lejos.
Pero el origen de mis fantasías eróticas no ha sido la literatura erótica, sino que he encontrado en ella el eco que ya estaba en mí. Por cierto, los videos pornos son bastante malos. Hubo una época que buscaba algo diferente, y era muy difícil. Casi todos están claramente rodados para satisfacer a los espectadores, mientras nosotras no contamos. Hasta pensé en dedicarme a escribir guiones pornos, tan penosos, feos y repetitivos me parecían todos! jaja!
Muchas veces me he preguntado cómo puede ser que mis fantasías sexuales sean tan violentas si en la vida real la agresión y la violencia sobre las personas me descomponen. También debo señalar que soy incapaz de soportar esas torturas en mí misma. Simplemente las imagino, y lo que es más curioso, es que la mayor parte de las veces en estas imaginaciones yo soy un hombre que somete a esas mujeres imaginarias. La mente es un auténtico misterio. Bueno, todo es un misterio! El cosmos, la energía, la vida, el erotismo…
He estado muy culpabilizada por estas fantasías, avergonzada por tener una mente “retorcida” hasta que por fin he comprendido que así es mi mundo interior en ese ámbito, y que mi juicio sobre ello no cambiará nada. Creo que debemos aceptarnos como somos. Y que es un mundo mental, pues jamás podría someter a nadie a semejantes vejaciones.
Finalmente, he llegado a pensar que estas fantasías sadomasoquistas son heredadas de mis vidas anteriores. Es como si en otra vida hubiera sido un hombre que practicaba todas esas cosas. También creo que en la prehistoria, hombres y mujeres en la penumbra de las cavernas practicaban sexo en grupo; pero no era sexo, como lo entendemos nosotros, era más bien un ritual de comunión, pues ellos estaban mucho más cerca de lo mágico, de lo sagrado que nosotros que practicamos un sexo egotista y carnal, completamente desvinculado del misterio de la vida.
P. E.: ¿Cómo ves la situación sexual de las mujeres hoy?
No puedo contestar a esta pregunta, no tengo información. Las mujeres de mi edad que tengo a mi alrededor suelen estar separadas y sin pareja. Supongo que recurrirán a la masturbación, pero no es un tema del que yo hable con ellas. Si no surge, yo no lo provoco. Hace unos años, hablando con una vecina de unos 35 años sobre los métodos contraceptivos, le dije que yo utilizaba el diafragma. Para las que no saben lo que es, lo recomiendo: es como un sombrerito de plástico que se coloca con crema espermicida en el fondo de la vagina, sobre el cuello del útero justo antes de la penetración. Se retira a la mañana siguiente, se lava, se seca y se guarda con talco en su cajita. No se nota y al menos no está el pene envuelto en plástico… Bueno pues cuando le expliqué lo que era, me dijo que qué horror, que ella no se metía los dedos en la vagina nunca. Tenía tres hijos. Los miré y pensé en el camisón con agujero… Creo que podrías lanzar una encuesta entre tus lectoras para que nos enteremos de lo que pasa de verdad. Sospecho que la vida sexual en este país es muy pobre y está llena de frustraciones.
P. E.: La monogamia como opción tiene fama de ser una opción segura pero aburrida ¿Cómo la vives tú?
Gracias por utilizar el término monogamia, porque se suele confundir con fidelidad. Puedes ser fiel y polígamo. Puedes ser monógamo e infiel. La fidelidad tiene que ver con la claridad en tu compromiso y cumplir con lo pactado. Si tienes varios compañeros sexuales y tu pareja lo sabe, eres fiel. Fiel a tu palabra.
Hay personas que dicen tener una pareja abierta pero luego se encelan si ven que su pareja se interesa mucho por la otra persona… Se mienten, no son claros, luego son infieles de alguna manera porque anuncian libertad y luego no la hay. Es muy difícil no ser posesivo, la verdad que Claudia me ha parecido una mujer muy impresionante, de gran templanza, fortaleza y claridad.
He tenido varias parejas, y algunas han durado mucho. Aunque haya tenido algún amante esporádico mientras estaba en pareja, siempre lo he vivido como una gran traición, pero luego entendí que esta aventura se debía a una carencia. En general puedo decir que siempre he sentido que mi vida sexual era satisfactoria dentro de la monogamia, que yo entiendo como la entrega plena, incondicional a una persona con la que comparto la parte más secreta de mí. Cuando he tenido aventuras estando en una relación estable de pareja, cuando estaba en brazos de uno, pensaba en el otro, y viceversa, y encima con la losa de la culpa. Aquello se convertía en una pesadilla, no tenía ninguna gracia!
No creo que la monogamia sea una “opción”, no se elige. Lo eres, y ya está. Como contaba Claudia en su entrevista, ella lo es pero su pareja no. Lo que es aburrido no es la monogamia, es estar con una persona aburrida a la que no deseas, y que tampoco te desea. Creo que ese aburrimiento es el resultado del miedo: la gente se queda en la misma pareja por miedo a la separación, a la soledad y todo lo que viene detrás.
Cuando era joven creía que la atracción sexual desaparecía a los dos años de relación, pues era lo que me había pasado. Pero luego conocí a una persona que ha sido mi gran compañero sexual durante más de 35 años… Es algo muy especial. Es un tipo de monogamia en el tiempo. Nos conocimos, nos separamos, nos casamos, nos separamos de aquellas otras parejas, nos volvimos a reencontrar, y nos volvimos a separar, luego nos reencontramos…y así hasta hoy, esto no tiene fin. Como comprenderás, esta monogamia no es nada aburrida… jajaja!! Y la verdad, en la historia de mi vida erótica está él, y todos los demás. Ni color.
Me siento muy afortunada por haber tenido esta vida erótica tan colorida y llena de sorpresas.
P. E.: Podríamos llamarlo entonces una experiencia de renacimiento o reencuentro pertinaz a lo largo de la vida ¿qué aportan los entreactos a tu centro erótico?
Qué bonita expresión, mi centro erótico… Sí, este hombre es mi centro erótico, es un maestro. Cuando hace el amor, todo su ser está atento, conectado, como en trance. Intuye, presiente, comprende, cambia, inventa…No hay dos veces iguales, no tiene trucos, ni técnicas que aplica desde el pasado, sino que actualiza su saber adaptándolo al momento presente. También me dice que sólo le pasa conmigo, pues esto es algo que se hace y construye de a dos.
Los entreactos me han servido para ver con más claridad lo que él es para mí, lo que me gusta. Las comparaciones no son odiosas, son necesarias, fundamentales. Son la base de nuestro conocimiento. Si no comparas no sabes si algo es alto o bajo, dulce o salado… Esa frase hecha es tan estúpida como decir “sobre gustos no hay nada escrito”. Sobre el gusto hay escritas bibliotecas enteras, otra cosa es haberlo leído…
Los entreactos son experiencias que permiten comprender mejor quién soy, dónde estoy, donde quiero estar y donde no. Sospecho que las personas que se casan con su primera pareja y les son fieles hasta la muerte carecen de curiosidad, o tal vez tengan miedo.
P. E.: Habéis tenido muchas crisis, ¿Qué aportan a la experiencia amoroso-sexual?
Las crisis se deben a etapas de crecimiento personal. Es difícil que dos personas se desarrollen al mismo ritmo. Nuestra primera crisis ocurrió cuando éramos veinteañeros. Toda la iniciativa que tenía en lo erótico era la que le faltaba en la vida real, ámbito en el que lo veía extremadamente dependiente e inactivo. Eso me alejó de él. Cada uno tuvo sus historias, sus parejas y sus hijos, pero cuando de vez en cuando nos veíamos, aquello era un terremoto! Es como si necesitáramos vivir aquellas experiencias al margen de nuestra invisible unión para seguir nuestro camino vital, que yo vivo como un camino de fortalecimiento y afianzamiento de nuestro ser interior.
El segundo alejamiento se produjo por algo semejante: sentía que a medida que yo iba buscando, indagando, estudiando, él se encerraba más y más en su rutina existencial y se iba vaciando de sí mismo. Esta segunda crisis provocó en él una profunda convulsión y una toma de conciencia que, al cabo de un tiempo, nos ha vuelto a unir. Es como si uno fuera caminando, el otro queda rezagado y, cuando ya no se le ve y lo dabas por perdido, echa a correr, te alcanza y te vuelve a dar la mano. Cada uno tiene su ritmo y compás. Cuando te vuelves a unir después de una separación es emocionante. Vuelve a aparecer el deseo y, como cada uno está más consciente de quién es y lo que quiere, la relación es más profunda, más sincera, más íntima, más madura.
P.E.: Un resumen y un consejo.
Para los orientales, el símbolo del amor es el tallo de loto porque cuando lo quiebras, las dos partes siguen unidas por unos filamentos que, por mucho que tires y tires, siguen alargándose uniendo las dos partes sin fin. Cuando lo ves no te lo puedes creer: tiras y tiras y no se rompe ni se acaba, y te preguntas ¿de dónde sale todo ese hilo?
Las relaciones no se acaban, todas esas personas amadas están de alguna manera ahí, en nuestro corazón, unidas eternamente a nuestras vidas. Y es importante aceptar ese vínculo eterno como parte de nuestra historia vital. Solemos decir “me equivoqué”, “fue un error estar con esta persona” pero no hay equivocación. Si lo hicimos es porque no podíamos hacerlo de otra manera, no había elección, necesitábamos vivir esa experiencia. Juzgarnos nos lleva al rechazo de lo que somos y nos divide entre el que juzga y el que es juzgado, convirtiéndonos en verdugos de nosotros mismos. Sólo aceptando lo que somos no uniremos a quienes somos, y podremos encontrar la armonía. Querer cerrar la puerta, borrar definitivamente una vivencia sentimental parte de una condena de lo que somos, un renegar de lo que hemos hecho, eso, además de no servir para nada, nos puede enfermar.
Recuerdo una amiga mía que se separó del padre de sus hijos, me decía que le odiaba tanto que deseaba su muerte. Al cabo de un tiempo la tuvieron que operar de los riñones, pues los riñones son los órganos donde se sitúa nuestra relación de pareja, por eso son dos. (ver La enfermedad como camino, Dethlefsen y Dahlke)
Mi experiencia me ha enseñado: sé sincera contigo misma; sé clara con tu pareja; permítete sentir lo que sientes; no le eches la culpa al otro de lo que te pasa; acepta lo que has hecho y lo que deseas como parte de ti, y no te juzgues; no temas la curiosidad, la investigación, la soledad ni la separación; si no tienes una vida sexual satisfactoria con tu pareja, investiga en tu corazón por qué estás con esa persona, acéptalo y actúa en consecuencia.
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Pues no sé, colgando experiencias para rellenar un poco más el hilo.
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