Las personas que sufren las consecuencias de una ideología de extrema derecha están de enhorabuena. Un equipo de investigadores de farmacología de la Universidad de California ha desarrollado un compuesto que mitiga -y en algunos casos erradica por completo- los efectos de esta alteración del pensamiento y de la conducta. “Experimentando con ratas fascistas hemos comprobado que el fármaco corrige la disfunción que exagera la alerta ante las amenazas, reprimiendo las agresiones contra ratas marrones y demás síntomas típicos como chillar levantando la patita”, explica el doctor Lovén. “Las ratas son una puta mierda y lo nuestro no es una enfermedad” ha declarado Jeremy Guishe, portavoz de la asociación americana “Puños por la paz”.
Anticipándose a las reticencias de los afectados, el Gobierno español está preparando la campaña “Ponte tranquilo” mediante la cual se intentará “concienciar a los falangistas y demás ciudadanos nerviosos para que comprendan que su calidad de vida está en juego”, en palabras de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Para los casos más difíciles, se está estudiando la posibilidad de incorporar la medicina en las hostias consagradas que muchos de los afectados ingieren cuando van a la iglesia.
Margarita Donaire, presidenta de la asociación malagueña “Mujeres de armas tomar”, ha puesto en duda el criterio de los científicos californianos apuntando a “una conspiración judía orquestada junto a las grandes farmacéuticas”. Según Donaire, “el conservadurismo extremo es una manera de estar en el mundo y de vivir las relaciones con los demás, en ningún caso se trata de algo que pueda o deba curarse mediante pastillitas o electroshocks, como sería el caso de los maricones de mierda. Sólo pedimos que se respete una opción de vida que, encima, es mejor que las demás”.
Completada la primera fase de su investigación, los expertos de la Universidad de California se centrarán ahora en desarrollar un medicamento contra el perroflautismo y las afecciones “new age”.
Fuente.
Anticipándose a las reticencias de los afectados, el Gobierno español está preparando la campaña “Ponte tranquilo” mediante la cual se intentará “concienciar a los falangistas y demás ciudadanos nerviosos para que comprendan que su calidad de vida está en juego”, en palabras de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Para los casos más difíciles, se está estudiando la posibilidad de incorporar la medicina en las hostias consagradas que muchos de los afectados ingieren cuando van a la iglesia.
Margarita Donaire, presidenta de la asociación malagueña “Mujeres de armas tomar”, ha puesto en duda el criterio de los científicos californianos apuntando a “una conspiración judía orquestada junto a las grandes farmacéuticas”. Según Donaire, “el conservadurismo extremo es una manera de estar en el mundo y de vivir las relaciones con los demás, en ningún caso se trata de algo que pueda o deba curarse mediante pastillitas o electroshocks, como sería el caso de los maricones de mierda. Sólo pedimos que se respete una opción de vida que, encima, es mejor que las demás”.
Completada la primera fase de su investigación, los expertos de la Universidad de California se centrarán ahora en desarrollar un medicamento contra el perroflautismo y las afecciones “new age”.
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