Represion Homosexual en Cuba

Maqui escribió:En la sección de Videoteca hay un vídeo sobre la homosexualidad en Cuba, cuando lo veáis me comentáis.

carlos escribió: la importante labor de la federacion de educacion sexual cubana , presidada por una hija del che guevara

miguelitez escribió:La represión homosexual es uno de los "retrotópicos" que se usan contra la Revolución.
Es cierto, reconocido por el propio Fidel, que durante mucho tiempo se denostó y persiguió, pero claro, hablamos de hace 20 o 30 años. En aquella época en prácticamente ningún país se hacía lo contrario.
Hoy en día Cuba avanza a pasos agigantados hacia el reconocimiento de los derechos homosexuales, y me atrevo a decir, que no tardaremos mucho en ver cómo se legalizan los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Pero eso sí, cuando esto pase, desde algunos sectores se seguirá difamando y diciendo que en Cuba se ahorca a los homosexuales.

SoulBored (Jue Dic 16, 2010 12:23 pm) escribió:

La homosexualidad no es ilegal en Cuba, pero, como en todas partes, la homofobia persiste
Eva Bjorklund [1]

Este artículo fue publicado en la revista sueca 'Cuba', trimestral publicado por la Asociación Cubana de Suecia.



Antes de 1959 no había ninguna diferencia manifiesta entre la situación de los homosexuales en Cuba y en el resto de América Latina, o en relación a las culturas latinas de Europa, como España y Portugal. En comparación con la homofobia y la represión en los países anglosajones, existían algunas diferencias culturales, como el culto más agresivo a la virilidad masculina propio del sexismo latinoamericano, pero esas diferencias eran relativamente irrelevantes en cuanto a los efectos de la represión. El Código Penal cubano de 1938, que a su vez provenía de las leyes españolas, se mantuvo en vigor hasta 1979. La ley de 1938 castigaba "los actos homosexuales habituales, la importunidad homosexual, el comportamiento escandaloso e indecente y las demostraciones ostentosas de homosexualidad en público".


Probablemente, el hecho de que la lucha por la liberación  asociara tradicionalmente el valor masculino con las virtudes revolucionarias, tal vez debido a la influencia de algunas leyes soviéticas homofóbicas ("un fenómeno burgués decadente"), junto con la propia homofobia latina, católica y africana profundamente arraigada en Cuba, explica el hecho de que algunos hombres homosexuales, sobre todo los de modales "afeminados" de acuerdo con las tradiciones cubanas, pudieran ser señalados como "antisociales" a mediados de los años 1960. En 1965 se crearon los campos denominados UMAP (Unidades Militares para la Ayuda a la Producción). En la práctica eran campos de trabajo militares para jóvenes considerados no aptos para el servicio militar, como homosexuales y objetores de conciencia. Estaban destinados a los hombres que no trabajaban ni estudiaban, a los Testigos de Jehová, a los Adventistas del Séptimo Día, a quienes rechazaban el servicio militar, y a otros por el estilo. Los campos se cerraron a los dos años debido a las enormes críticas suscitadas dentro de la sociedad cubana, y todos los internos fueron liberados. Entre los cubanos internos se hallaban el músico y poeta Pablo Milanés, y el pastor baptista y luego diputado Raúl Suárez. La mayor parte de los internos eran heterosexuales, pero el objeto principal de las críticas fue el internamiento de homosexuales y creyentes, algo que creó para la posteridad una imagen de represión en Cuba. Ha llovido mucho desde aquellos días, pero, por diversos motivos, en particular la propaganda anticubana y contrarrevolucionaria que domina los medios de comunicación occidentales, la imagen de la represión contra los creyentes y los homosexuales todavía prevalece hoy en día.


La Ley de 1938, todavía en vigor en los años 1970, no se hizo cumplir contra los "actos homosexuales habituales", aunque en algunos casos se aplicó al "comportamiento escandaloso e indecente y las demostraciones ostentosas de homosexualidad en público". Durante la segunda mitad de los años 1970, sin embargo, la actitud hacia la homosexualidad fue cuestionada de diversas formas. En 1977, el Centro Nacional de Educación Sexual (CNES) fue fundado por iniciativa de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y sus seminarios y publicaciones promovieron una visión más culta de la homosexualidad y comenzaron a derribar prejuicios tradicionales y tabúes sexuales. El trabajo realizado por este centro ha contribuido a cambiar actitudes y leyes, y el mérito por el hecho de que el problema del SIDA no haya sido tratado desde una perspectiva homofóbica se debe en gran parte a sus esfuerzos.


En 1979 los actos homosexuales fueron retirados del Código Penal cubano y se hicieron formalmente legales entre personas con edad de consentir, igual que ocurría al mismo tiempo en España. Sin embargo, las "demostraciones ostentosas de homosexualidad"  eran  todavía  ilegales, como lo eran los "actos homosexuales en sitios públicos". Y los actos homosexuales masculinos realizados con menores eran castigados con más severidad que los actos heterosexuales de la misma clase.


Tales artículos, sin embargo, fueron retirados del Código Penal en 1987, y las personas que habían sido condenadas conforme a dichas leyes fueron liberadas. Sin embargo, el límite de edad para los menores siguió siendo más alto (16 años) para los actos homosexuales. Las infracciones de esta ley pueden conllevar penas de cinco años de cárcel, y los actos homosexuales con niños menores de 14 pueden recibir condenas de hasta 20 años. Las personas condenadas por delitos sexuales también son excluidas de la enseñanza de niños o de ejercer la autoridad sobre niños.


El Código Penal de 1988  todavía contenía una cláusula sobre la "Peligrosidad Social", aplicada a "vicios socialmente censurables", que sin embargo no incluía la homosexualidad o el comportamiento homosexual. Esta ley se utilizaba para poner bajo custodia a personas alcohólicas y drogodependientes. También podía aplicarse a personas previamente convictas que volvieran de manera probada a los círculos criminales.  No hay ningún informe serio de que esta ley haya sido utilizada para perseguir a homosexuales desde que se reformuló en 1988.


El Tercer Libro Rosa afirma incorrectamente que los homosexuales pueden ser condenados a penas de 20 años de cárcel, en virtud del Artículo 359 sobre "Escándalo Público". Sin embargo, la sentencia máxima es de 12 meses expresamente, y la ley no hace mención ni se aplica a los homosexuales. Las instrucciones policiales de 1988 contienen una frase referida al "comportamiento lascivo e inmoral" que resulte "escandaloso", al que sólo se le puede imponer una multa. Este artículo, sin embargo, no hace ninguna distinción entre el comportamiento homosexual y el heterosexual, aunque puedan existir motivos para creer que la noción del público de lo que constituye un comportamiento escandaloso tiene límites más estrechos cuando se refiere a homosexuales.


De la misma forma, los travestis pueden ser vistos como alborotadores por algunos policías individuales --y por el gran público--, y las parejas homosexuales que se besen en sitios públicos pueden ser acosadas en Cuba como en cualquier otro lugar de América Latina o de los EEUU. La  homofobia persistente entre los policías, los jueces y la población (que participa como grandes jurados en los tribunales), pueden conducir a un trato discriminatorio en el sistema judicial.



Educación Sexual

Antes de que el Centro Nacional de Educación Sexual (CNES) comenzara su trabajo, la educación sexual era un fenómeno prácticamente desconocido en Cuba, como en el resto de América Latina, donde la presencia y la actitud de la Iglesia Católica siempre habían obstaculizado cualquier tipo de cambio. En este sentido, la educación sexual de Cuba es un hecho sin precedentes en América Latina . El CNES se inspiró en el ejemplo de Alemania Oriental, cuya actitud hacia la educación sexual y hacia la homosexualidad era la más avanzada no sólo del bloque soviético sino también de todo el mundo, y definitivamente mucho más progresista que la de Alemania Occidental. Ya en 1957, la legislación de la RDA establecía que los homosexuales sólo podían ser procesados por mantener relaciones con menores. En 1968 los actos homosexuales se legalizaron formalmente. En 1989, Alemania Oriental igualó la edad mínima de consentimiento --14 años-- para actos heterosexuales y homosexuales. Los primeros libros publicados en Cuba sobre este asunto fueron traducciones de libros de Alemania Oriental, que se oponían a todo tipo de discriminación de los homosexuales y abogaban por la plena integración de los homosexuales en la vida social, aunque se asumiera que la heterosexualidad era la norma.


Sigfried Schnabl, en su obra Vida Íntima de Hombres y Mujeres, traducida en Cuba en 1979, declaraba expresamente que "los homosexuales deben tener igualdad de derechos, respeto y reconocimiento plenos, siendo cualquier clase de discriminación social absolutamente reprobable". Este libro fue utilizado como guía de trabajo por el CNES, y como manual de estudio en muchos centros educativos. La segunda edición (1989) establece que no hay "ninguna supuesta cura para la homosexualidad, ya que ésta no es ningún tipo de enfermedad. Por lo tanto, nadie debe ser criticado por su orientación sexual, ni mucho menos presionado para cambiarla. Al contrario, debe conseguir todo el apoyo legal e institucional que necesite para vivir de manera feliz". Schnabl también advertía que la retirada de las sanciones penales contra los comportamientos homosexuales sería una mera formalidad mientras la homosexualidad estuviera sometida al prejuicio social y a la discriminación institucionalizada.


El libro de Bruckner ¿Empiezas a Pensar en el Amor?, traducido y editado en Cuba en 1981, era más ambivalente. Se dirigía a un público más amplio y argumentaba que los homosexuales tienen la misma capacidad de funcionar en sociedad que cualquier persona, pero que nunca podrían ser tan felices como la gente casada. Mónica Krause, especialista del CNES, admitió que lo anterior fue una respuesta a la crítica contra la primera edición del libro de Schnabl, por ser demasiado positivo hacia la homosexualidad. Una segunda edición del libro de Schnabl con la intención de sacar 250.000 copias (edición que, aunque se retrasó por causa de la crisis económica, logró salir adelante), enfatizaba que la violación sexual de menores no guarda ninguna relación casual con la orientación sexual, rechazaba las teorías de la seducción a la homosexualidad, y acentuaba que, al no ser nadie responsable de su orientación sexual, los homosexuales deben recibir el mismo respeto que los heterosexuales.


Según la postura oficial de Cuba, los prejuicios y tabúes profundamente arraigados no pueden erradicarse de la noche a la mañana. Por ello, como afirma Mónica Krause, "ni los padres, ni los profesores, ni los especialistas, ni los psicólogos, ni los educadores recibieron formación para impartir educación sexual, por lo que era necesario proceder sistemáticamente y con cuidado en este asunto, e informar primeramente a los profesores para que pudieran educar a la gente joven. El CNES debe trabajar con precaución para no resultar provocador ni perder credibilidad". El CNES argumenta que la educación sexual no puede separarse de la tarea global de educar a la gente para vivir en una sociedad socialista, con todos los compromisos mutuos que ello implica.


En una entrevista de 1989, Mónica Krause afirma que "se está llevando a cabo un programa profundo, sistemático y, por encima de todo, muy cuidadosamente diseñado para alcanzar nuestro objetivo, esto es, lograr que los homosexuales sean aceptados como iguales por la población entera, no sólo tolerados, sino integrados como iguales, como ciudadanos con plena igualdad de derechos y obligaciones. Esto significa que nadie, ni hombres ni mujeres, debe ser juzgado por su orientación sexual. Lo importante es su actitud hacia el trabajo y la sociedad, no sus preferencias sexuales".


Ésta puede ser una estrategia legítima para conseguir la liberación homosexual. Puede compararse con la de Holanda, y está de acuerdo con la naturaleza orgánica y comunitaria de la cultura política cubana. De todos modos, sin embargo, la heterosexualidad es el estándar en la educación sexual, la cual se centra en preparar a los jóvenes para el amor, el matrimonio y la familia.


Con todas sus limitaciones, el programa de educación sexual de Cuba y la actitud de la sociedad cubana hacia los homosexuales son un modelo para toda América Latina, y es evidente que la homofobia comienza a erradicarse, aunque no exista aún un programa activo por parte del gobierno para combatirla y el espacio concedido en los medios de comunicación sea limitado. Por otro lado, hablando de homofobia en Cuba, es importante tener en cuenta que ningún homosexual cubano corre peligro alguno de ser atacado, agredido, detenido o asesinado en Cuba a causa de su orientación, al contrario de lo que sucede en otros países de América Latina. Y la cultura machista y las corrientes homófobas son constantemente minadas por la liberación femenina y la emancipación y participación creciente de la mujer en la vida social y laboral cubana.


Los tabúes sexuales y de género también son cuestionados por muchos jóvenes, a consecuencia de la educación y la cultura que han recibido desde 1959. Como expresión obvia de una actitud más abierta y tolerante, desde finales de los años 1970 están apareciendo lugares de reunión para homosexuales tanto en las calles como en las barras y clubs de La Habana y de otras ciudades grandes. En las pequeñas ciudades y en el campo, sin embargo, todavía puede ser más difícil mostrarse abiertamente homosexual, lo que también es el caso en Suecia a pesar de la legislación más avanzada de este país. En La Habana, la intersección de la calle 23 y la calle L, que puede compararse con Kungsgatan/Sveavdgen en Estocolmo, es un lugar de encuentro popular --y un sitio de "ligue"-- , lo mismo que las diferentes partes de la avenida del Malecón, o el bulevar Prado contiguo a la Ciudad Vieja, el Parque Central, el Parque de Lenin y el Parque de la Fraternidad, por mencionar sólo algunos de los sitios más conocidos. Muchas playas se han convertido también en lugares de encuentro de homosexuales, sin excluir a heterosexuales. La Playita del 16 es uno de los sitios en que me fijé durante mi última visita a Cuba en 1998. Las llamadas "fiestas de 10 pesos", dirigidas de modo particular (aunque no exclusivo) a homosexuales, se han convertido asimismo en una institución en La Habana y en otras ciudades. Forman parte de la actividad de los pequeños empresarios que también ha dado lugar a un gran número de restaurantes privados. La casa de cultura del gobierno local de Santa Clara, "El Mejunje", se ha hecho famosa en toda Cuba por sus actuaciones de fin de semana, en particular por sus espectáculos de drag-queens. Sólo por mencionar algunos ejemplos de que existe un progreso evidente y de gran alcance, aunque las cosas no ocurran exactamente del mismo modo que en Suecia o EEUU.


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[1]  Título original: 'Homosexuality Is Not Illegal In Cuba, But Like Elsewhere, Homophobia Persists'.
     [Traducción: 'En Defensa del Marxismo-Leninismo'].
     <http://www.angelfire.com/pr/red/cuba/homosexuality_in_cuba.htm>

Soldado Rojo escribió:Me váis a tachar de fascio cavernista pero yo no veo bien la homosexualidad. Mejor dicho, no me gusta que se alardee de ser homosexual como si tu equipo hubiera ganado la Champions. Yo no voy haciendo apología de que me gustan las mujeres, si a tí te gusta un hombre pues muy bien pero no pavonearse de ello porque eso es contrario a la integración. Por un lado piden la integración y por otro se hacen destacar con un día del orgullo gay, ¿hacemos un día del orgullo hetero?
Que dos hombres hagan lo que quieran pero que lo hagan en casa y con normalidad que la orientación sexual no es militante.