PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO DE CHILE
AL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA
PCR. Noviembre 1977
El Partido Comunista Revolucionario de Chile (PCR), inició sus relaciones políticas
con el Partido Comunista de China (PCCH) hace ya trece anos, cuando era aún un
grupo político marxista-leninista llamado «Espartaco». El primer encuentro entre
dicho grupo político y el PCCH efectuado en 1964, fue realizado por los dirigentes
de «Espartaco» con el propio camarada Mao Tse-tung, quién alentó y respaldó sus
propósitos de construir un auténtico Partido comunista y dio para ello valiosos
consejos. Entre ellos: «no copiar mecánicamente las experiencias de China o de otro
país: luchar contra toda tendencia seguidista y pensar con nuestra propia cabeza,
aplicando el marxismo-leninismo a la realidad concreta de nuestro país». Siempre nos
hemos esforzado por mantenernos fieles a estas enseñanzas del camarada Mao y
esta carta abierta es una expresión de ello. A comienzos de 1966, en un Congreso
Constituyente al que asistieron todos los partidos marxistas-leninistas existentes en
América Latina, congreso que tuvo como núcleo organizador al grupo «Espartaco»,
fue creado el Partido Comunista Revolucionario de Chile. El PCR continuó
manteniendo y desarrollando relaciones políticas con el PCCH, con el Partido del
Trabajo de Albania y con el resto del movimiento marxista-leninista, a medida que
conocíamos a sus representantes en cada país.
Quienes constituyeron el grupo «Espartaco» en 1963 y, más adelante, el PCR en
1966, habían iniciado ya su lucha contra la línea revisionista levantada por
Jruschov en el XX Congreso del PCUS en el seno del viejo partido «comunista» de
Chile, varios años antes del comienzo de la polémica pública entre el PCCH y los
dirigentes soviéticos y sus seguidores. El grupo «Espartaco», por su parte, estableció
relaciones políticas con el PCCH, aproximadamente un año después de su
nacimiento como grupo independiente del viejo P«C» de Chile. Las relaciones
políticas entre «Espartaco», en un comienzo, y el PCR, más adelante, con el Partido
Comunista de China, nacieron de la coincidencia mutua en los principios marxistaleninistas
y en su defensa común contra el revisionismo contemporáneo. El Partido
Comunista de China, en respuesta a la línea revisionista de Jruschov, elaboró bajo
la orientación y dirección personal del camarada Mao, su: «Proposición acerca de
la línea general del movimiento comunista internacional» (más conocida como
la «Carta de los 25 puntos»), así como los 9 comentarios de respuesta a la Carta
abierta que le enviara al PCCH el Comité Central del PCUS, con los cuales
coincidimos en todo lo esencial. Esa coincidencia fue la base de nuestras relaciones
como Partido.
Por otra parte, en la década del '60 en que iniciamos nuestras relaciones políticas -
en pleno auge de la polémica ideológica contra el revisionismo contemporáneo y,
luego, en la Revolución Cultural Proletaria- China realizaba una consecuente
aplicación de dicha política internacional revolucionaria enunciada contra los
revisionistas. Eran los tiempos en que se podía presenciar en China grandes 2
mítines de masas en apoyo a la lucha antiimperialista de los pueblos del mundo;
numerosas representaciones artísticas en que se reflejaban esas luchas, así como
propaganda al respecto en vuestra radio, revistas y periódicos. Eran los tiempos en
que las publicaciones chinas reproducían materiales de los partidos marxistasleninistas
sobre sus propios países y en que los títeres del imperialismo, los
fascistas, racistas y reaccionarios, tales como Ne Win, Mobutu y otros, eran
denunciados como tales y los traidores al marxismo, como Tito, desenmascarados.
Posteriormente, en la década del '70, coincidiendo con la «rehabilitación» de gentes
como Teng Siao-ping y otros condenados por la Revolución Cultural, se fue
haciendo evidente un cambio profundo en la política internacional de China, lo que
motivó numerosos desacuerdos y contradicciones entre nuestros partidos. Luego,
en abril de 1974, Teng Siao-ping, realizó su conocida intervención en las Naciones
Unidas en la que expuso una línea internacional absolutamente opuesta a la línea
marxista-leninista, que el PCCH y el camarada Mao levantaran contra Jruschov y
sus seguidores e idéntica, en esencia, a la de estos últimos. En nuestro primer
contacto con el PCCH posterior a dicha intervención de Teng Siao-Ping, en agosto
de 1974, realizamos una firme crítica a su línea internacional oportunista. Por toda
respuesta, y sin contestar a nuestros argumentos en contra, se nos dijo con el
mayor cinismo, que esa «era la línea internacional del Presidente Mao». A comienzos
del 1975, y luego de haber informado a la Dirección de nuestro Partido de la
negativa del PCCH a discutir su cambio de línea internacional, insistimos con
firmeza en nuestra crítica a la línea internacional de Teng Siao-Ping y, en
particular, mostramos la política reaccionaria que de ella se desprende, analizando
la actitud de los sectores oficiales chinos frente a la Junta fascista chilena. Este fue
el último contacto entre ambos Partidos.
En aquella ocasión, no hicimos cuestión (como se ha dicho falsamente a algunos
partidos hermanos), de las relaciones diplomáticas entre China y los fascistas que
gobiernan en Chile. Manifestamos sí, nuestro profundo desacuerdo ante la
insensibilidad y falta de solidaridad demostrada por quienes conducen, de acuerdo
a la línea internacional de Teng Siao-Ping, la política internacional china, respecto a
la tragedia que ha vivido nuestro pueblo a raíz del golpe fascista, que ha conmovido
e indignado a los más vastos sectores populares, democráticos y progresistas del
mundo entero.
En efecto, el único pronunciamiento en que se enjuicia en cierto modo lo ocurrido
en Chile, está contenido en el pésame enviado por el ex-Primer Ministro Chou EnLai
a la viuda del ex-Presidente Allende, en el que manifiesta su «aflicción e
indignación» por su muerte, sin enjuiciar sin embargo, a sus asesinos y sin referirse
a las decenas de miles de trabajadores que estaban siendo masacrados, torturados
y encarcelados por los militares fascistas. Las informaciones sobre algunos aspectos
de la represión en Chile, aparecidas sólo en el mismo mes del golpe de Estado, son
transcritas sin ningún comentario ni calificación. Más aun, como para poner de
relieve la decisión de no pronunciarse acerca de las atrocidades perpetradas por la
Junta fascista, se reproducen algunas condenaciones a ella, pero hechas siempre
por otros. Más adelante, incluso las noticias sobre acciones represivas son
acalladas y las publicaciones chinas se limitan a registrar, muy de tarde en tarde,
algunos antecedentes de la crisis económica que afecta a Chile. Todo esto lo
señalamos, destacando el contraste ante lo aparecido en toda la prensa mundial
denunciando las atrocidades del fascismo en Chile y señalando, además, que los
representantes de China en las Naciones Unidas y otros organismos
internacionales, se han retirado de la sesión sin votar, cuando se han planteado 3
resoluciones condenando a Pinochet y sus secuaces. Mostramos cómo esta
conducta oficial china estaba siendo calurosamente elogiada por funcionarios del
régimen fascista de Chile, como el Subsecretario de Relaciones Exteriores, quién en
enero de 1975, sostuvo que: «China Popular apoya a Chile en los foros mundiales»,
sin ser desmentido ni de palabra ni de hecho.
En la actualidad podemos agregar cargos aún más graves respecto a vuestras
relaciones con el sanguinario régimen fascista chileno: han sido concedidos créditos
a la Junta; el propio Embajador de China se fotografía entregando regalos al
dictador Pinochet y formuló declaraciones en Agosto del presente año, señalando
que las «relaciones entre los dos países se han situado siempre a un alto nivel» y que
China tenía la intención de fortalecerlas y ampliarlas. Por último, ese mismo
Embajador, ha coronado sus actividades pro-fascistas al partir de Chile a mediados
de octubre, declarando que se iba con «una óptima impresión sobre Chile y el Jefe
de Estado», ¿No es esto insultar al pueblo chileno, elogiando al carnicero que lo ha
sometido a masacres, torturas y sobre-explotación? ¿No es un sabotaje abierto al
papel revolucionario que ha jugado China para los pueblos del mundo?
En ese último contacto, a comienzos de 1975, pese a que la colaboración con la
Junta fascista chilena no se había hecho tan escandalosa como lo sería más
adelante, señalamos ya el profundo daño que causaba la política de quienes aplican
en China la línea de Teng Siao-Ping, a la lucha anti-fascista y anti-imperialista de
nuestro pueblo. Señalamos el daño que causaba a la hermandad revolucionaria del
pueblo chileno con el pueblo chino, así como el prestigio de la revolución china en
América Latina y en el resto del mundo. Por último, señalamos las dificultades que
esa política oportunista generaba a nuestro propio partido en su lucha por
movilizar a las masas populares contra la dictadura, denunciando la política
traidora del revisionismo y del Social Imperialismo, que abrió paso al fascismo y
que contribuye hoy día a mantenerlo en el poder. Como es natural, las masas
populares chilenas, conociendo nuestras antiguas relaciones políticas con el PCCH,
nos piden explicaciones acerca de vuestra actitud de amistad y colaboración con
sus verdugos, actitud que no podemos explicar desde un punto de vista
revolucionario, y que no estamos dispuestos a justificar, por ser profundamente
opuesta a nuestra resuelta política anti-fascista y a los principios mismos de la
política internacional marxista-leninista.
Como ejemplo del apoyo que habríamos esperado de China, señalamos el que
estábamos recibiendo de la mayor parte de los partidos marxistas-leninistas y de
Albania Socialista, ya sea a través de publicaciones como de mítines y otras formas
de solidariedad en apoyo a la resistencia anti-fascista; en condenación a los
crímenes de la dictadura; y para desenmascarar las tesis revisionistas, tales como
la «vía pacífica» y otras, que hicieron posible la implantación del fascismo en Chile y
que hoy entraban su derrocamiento.
Por último, solicitamos discutir realmente nuestras diferencias en relación con la
línea internacional de Ten Siao-Ping, ya que en la visita anterior no se había
respondido a ninguna de nuestras críticas. Sólo obtuvimos una charla en la que se
nos replanteó dicha línea oportunista, privándosenos del derecho a dar nuestras
opiniones y hasta a hacer preguntas sobre lo escuchado, señalándosenos que «eso
podríamos hacerlo en nuestro próximo encuentro».
Ya en ese entonces nuestro Partido se vio enfrentado a la alternativa de denunciar
pública y abiertamente la línea y la política internacionales de Teng Siao-Ping y su
equipo, profundamente opuestas al marxismo-leninismo, al Pensamiento de Mao 4
Tse Tung y, particularmente dañina para la lucha anti-fascista y anti-imperialista
de nuestro pueblo. Los militantes de nuestro Partido, nuestros aliados y numerosos
sectores de masas, reclamaban cada vez con más insistencia un pronunciamiento
al respecto. Si no lo hicimos en ese entonces, a comienzos de 1975 en que se
efectuó nuestro último contacto con el PCCH, es porque precisamente a partir de
ese año, se observaron en China hechos alentadores en relación con el desarrollo de
la lucha de clases, que nos hicieron concebir fundadas esperanzas en una
rectificación.
En efecto, a comienzos del '75 se hizo público el llamado del camarada Mao a
«fortalecer la dictadura del proletariado» y a luchar contra las supervivencias en
China del derecho burgués, así como su advertencia de que mientras éste
subsistiera, sería muy fácil «para gentes como Lin Piao montar el sistema capitalista
si escalaban el Poder». A partir de esas instrucciones del camarada Mao y bajo su
dirección, se desarrolló desde fines de 1975 hasta septiembre de 1976 en que él
muere, una sostenida y vasta movilización de masas de crítica y lucha contra el
llamado «viento desviacionista de derecha», impulsado por Teng Siao-ping para
liquidar las conquistas de la Revolución Cultural Proletaria.
Más aun, en abril de 1976, por la unanimidad del Comité Central del PCCH, a
instancias del camarada Mao y de las masas populares, fue destituido Ten SiaoPing
de todos sus cargos dentro y fuera del Partido, al comprobarse su papel como
instigador de los incidentes contra-revolucionarios acaecidos en la plaza de Tien An
Men. Esta resolución, según expresan vuestras publicaciones, fue apoyada por
mítines en los que participaron «varios cientos de millones de personas». Era, pues,
plenamente justificado estar optimistas y concebir esperanzas en que se
restableciera la línea internacional del camarada Mao, que tuvo vigencia en pleno
auge de la lucha ideológica contra el revisionismo y de la Revolución Cultural.
Esas condiciones favorables de la lucha en China, así como la necesidad de
esforzarnos por la comprensión de este problema en el conjunto del movimiento
marxista-leninista, donde algunos agentes de Ten Siao-Ping se han esforzado por
sembrar la confusión, nos movió a desarrollar la lucha contra esta nueva corriente
revisionista en forma gradual, antes de llegar a una crítica pública y a un
rompimiento. Así lo hicimos a través de diversos documentos del PCR, a través de
las formulaciones contenidas en declaraciones conjuntas con partidos hermanos, a
través de nuestras intervenciones en mítines internacionales y a través de
conversaciones bilaterales.
Finalmente, los trágicos sucesos posteriores a la muerte del camarada Mao: el
encarcelamiento de quienes se destacaron en la Revolución Cultural y combatieron
a su lado contra los cabecillas del revisionismo en China; la vergonzosa
«rehabilitación» de individuos condenados por la Revolución Cultural y algunos,
como Ten Siao-Ping, condenados después de ella por reincidir en sus delitos; la
represión brutal contra sectores de masas y cuadros dispuestos a defender las
conquistas de la Revolución Cultural y otros hechos, no dejan lugar a dudas que en
China se ha consumado un golpe de Estado contra-revolucionario. En esas
circunstancias, consideramos nuestro deber denunciar y combatir públicamente a
quienes han usurpado el poder. De ese modo respondemos al llamado hecho por el
camarada Mao en 1965, cuando señalara: «Si los revisionistas llegaran a usurpar la
dirección en China, los marxistas-leninistas de todos los países deberían
denunciarlos y combatirlos con firmeza, ayudar a la clase obrera y a las masas
populares chinas a oponerse al revisionismo».5
Particularmente en lo que concierne a la política y a la línea internacional del
movimiento marxista-leninista tenemos el derecho y el deber de pronunciarnos.
Ningún partido, por importante que haya sido para el movimiento revolucionario,
puede pretender imponer SU línea internacional al resto de los partidos, ni menos
cambiar una línea marxista-leninista por una línea revisionista y pretender que
todos le sigan en ese viraje oportunista. Problemas como el de definir al enemigo
principal de los pueblos del mundo; como el de caracterizar el frente único que es
preciso oponerles; como el de establecer la conducta a seguir ante el peligro de
guerra; o los criterios acerca de la unidad de los marxista-leninistas y acerca de su
papel de vanguardia, conciernen a todo el movimiento comunista internacional.
En la «Carta de los 25 puntos» redactada bajo la orientación del camarada Mao, se
señala: «Si se reconoce que no hay “superiores” ni “inferiores” en las relaciones entre
los partidos hermanos, es inadmisible imponer a otros partidos hermanos el
programa, las resoluciones y la línea del propio partido como ‘programa común’ del
movimiento comunista internacional». Por lo que toca a nuestro Partido, las presiones
ejercidas por el equipo oportunista que transitoriamente controla el PCCH, tales
como: negativa a discutir y hasta negativa a recibir a los partidos que no comparte
sus puntos de vista; calumnias contra ellos; esfuerzos por dividirlos y suplantarlos
promoviendo grupos oportunistas, etc., no nos harán cambiar nuestros puntos de
vista y no nos impedirán denunciar una línea internacional que consideramos
reaccionaria. Tampoco nos impedirán -en este momento en que lo consideramos
oportuno y cualquiera sean las consecuencias- desenmascarar la naturaleza
reaccionaria y anti-marxista de quienes se esfuerzan por imponer dicha línea y
orientan a través de ella sus acciones.
¿En qué consiste la línea internacional revisionista de Ten Siao-Ping y sus
cómplices, que han pretendido fraudulentamente hacer pasar como la «línea
internacional del Presidente Mao»?
Ella no es otra cosa que la reedición -casi punto por punto- de la línea revisionista
internacional de Jruschov y sus sucesores. Línea lanzada por ellos para impedir
que los pueblos se levantaran en lucha contra el colonialismo y el neo-colonialismo
y crear así las condiciones para reemplazar al imperialismo tradicional, como
explotadores y opresores de dichos pueblos. Es la línea que aplicó la URSS,
destinada a favorecer su transformación en super-potencia social imperialista y a
disputar la hegemonía mundial al imperialismo norteamericano. Esta línea fue
firmemente combatida por el camarada Mao, por el camarada Enver y otros
marxistas chinos, albaneses y de otros países, en particular, a través de la polémica
contra el revisionismo contemporáneo.
Por lo que toca a China, a denunciar esta política internacional reaccionaria de
Jruschov y sus seguidores, están destinados los documentos que hemos
mencionado al comienzo de esta Carta Abierta: la «Carta de los 25 puntos» y los 9
comentarios a la Carta Abierta del CC del PCUS al PCCH, redactados bajo la
dirección de Mao Tse-Tung. Ellos representan la «línea internacional de Mao TseTung»,
así como los conceptos contenidos en su obra ya conocida y no las
falsificaciones con que Teng Siao-Ping y su camarilla pretenden suplantarla.
Ten Siao-Ping, en cambio, como hemos señalado, sintetiza sus puntos de vista antimarxistas
en su Intervención ante las Naciones Unidas, realizada en abril de 1974 y
en algunos otros escritos. Allí comienza negando la opresión política colonial y neocolonial,
tal como lo había hecho antes Jruschov y con iguales propósitos. Señala:
«Los numerosos países en vía de desarrollo han sido durante largo tiempo victimas 6
de la opresión y de la explotación del colonialismo y del imperialismo. Ellos han
conquistado la independencia política; sin embargo ellos se encuentran
confrontados, sin excepción, a la tarea histórica de liquidar las fuerzas residuales
del colonialismo, de desarrollar la economía nacional y de consolidar la
independencia nacional».
En otro punto dice: «Según nuestra opinión, es importante en primer lugar a los
países del tercer mundo salvaguardar la independencia política, si ellos quieren
desarrollar su economía. Accediendo a la independencia política, el pueblo de un país
no da sino un primer paso, todavía le es necesario consolidarla. Pues en el interior
de su país subsisten las fuerzas residuales del colonialismo, al mismo tiempo que
hay el peligro de subversión y de agresión de parte del imperialismo y del
hegemonismo. La consolidación de la independencia política implica un proceso de
lucha repetida. En último análisis, la independencia política y la independencia
económica son inseparables. Sin independencia política, no puede hablarse de
independencia económica; y sin independencia económica, la independencia de un
país no es ni completa ni sólida».
Para este fiel discípulo de Liu Shao-Chi y de Jruschov pues, los países que llama
«en vía de desarrollo» (ocultando la dependencia política que impide o deforma su
desarrollo), «han sido» en el pasado victimas de la opresión. Actualmente, ellos «han
conquistado la independencia política» y sólo necesitan terminar con las formas
«residuales» del colonialismo. Para él, sólo se trata de «salvaguardar» y «consolidar»
dicha independencia, que da por conquistada, contra las fuerzas «residuales» del
colonialismo o contra el mero «peligro» de subversiones o agresiones imperialistas.
La independencia económica, por su parte, hay que lograrla para que la
independencia política ya conquistada, sea «completa» y «sólida».
¿Qué nos dice, en cambio, el camarada Mao y quienes con él redactaron el
comentario critico a la Carta abierta del CC. del PCUS, llamado «Apologistas del
neo-colonialismo»? Allí se señala: «Una serie de países de estas regiones han
proclamado su independencia. Sin embargo, muchos de ellos aún no se han
desembarazado por completo del control y la esclavización imperialistas y
colonialistas, y siguen siendo objeto del saqueo y la agresión del imperialismo y
arena de contienda entre los colonialistas viejos y nuevos... En algunos de estos
países los viejos colonialistas se han transformado en neo-colonialistas y, a través de
los agentes preparados por ellos, continúan manteniendo su dominio colonial». Y más
adelante: «Los hechos son bien claros. Desde la Segunda Guerra Mundial los
imperialistas no han renunciado de modo alguno al colonialismo, sino que han
adoptado una nueva forma, la del neo-colonialismo. Una de las importantes
características de este neo-colonialismo radica en que el imperialismo se ha visto
obligado a cambiar su vieja forma de dominación colonial directa, y a adoptar una
nueva forma, la de dominación y explotación coloniales a través de los agentes
seleccionados y preparados por él. Mediante la organización de bloques militares, el
establecimiento de bases militares y la formación de “federaciones” y "comunidades",
el imperialismo, encabezado por los EEUU, sostiene a los regímenes títeres y somete
a su control y esclavitud a los países coloniales y a los países que han proclamado su
independencia... Allí donde no puede mantener su dominación por medios pacíficos,
maquina golpes de Estado militares, realiza actividades subversivas, e incluso
recurre a la intervención y agresión armadas directas». «Semejante neo-colonialismo -
concluye- es la forma más traicionera y siniestra del colonialismo».7
He aquí una respuesta, de acuerdo a las auténticas ideas de Mao Tse-Tung, acerca
de la pretendida «independencia política» alcanzada por los países de Asia, África y
América Latina, según las tesis revisionistas de Teng Siao-Ping.
En otra parte de su intervención en las Naciones Unidas, Teng Siao-Ping, señala:
«Los numerosos países y pueblos del tercer mundo, puesto que han sabido
conquistar la independencia política por una lucha de largo aliento, podrán sin
duda, sobre esta base, estrechar sus filas, unirse con los países victimas de
vejaciones de las super-potencias y con todos los pueblos del mundo, incluso los
pueblos norteamericano y soviético, con vista a lograr, por lucha sostenida, un cambio
radical en las relaciones económicas internacionales basadas sobre la
desigualdad, el saqueo y la explotación, y crear las condiciones indispensables para
desenvolver con plena independencia la economía nacional».
Para este fiel discípulo de Jruschov, por lo tanto, no se trata de combatir por
conquistar una real independencia política, rompiendo las cadenas del colonialismo
y neo-colonialismo. Sólo se trata de mejorar «las relaciones económicas
internacionales basadas sobre la desigualdad» y de este modo, poder «desenvolver
con plena independencia la economía nacional». Un planteamiento de esta especie,
viene a ser lo mismo que decirle a los obreros y sectores populares bajo el yugo del
capitalismo: ustedes, son «libres» en la sociedad capitalista y para resolver vuestros
problemas, es suficiente que demandéis mejores salarios a vuestros patrones.
Obviamente, el planteamiento de Teng Siao-Ping citado más arriba, no está dirigido
a los pueblos del mundo oprimidos política y económicamente por el colonialismo y
el neo-colonialismo, sino a estimular algunos conflictos entre los lacayos de las
super-potencias y sus amos, para ganar algunos aliados entre ellos y construir su
propia hegemonía.
¿Qué nos señala acerca de este «original» sistema de Teng Siao-Ping para
«enfrentar» al imperialismo, el comentario, ya citado «Apologistas del neocolonialismo»?
Allí se expresa: «Los dirigentes soviéticos del PCUS han inventado,
además, una ‘teoría’ según la cual el movimiento de liberación nacional ha entrado en
una ‘nueva etapa’ en que la tarea económica es la central. Estiman que ‘antes, la
lucha se desarrollaba principalmente en la esfera política’, y que ahora el problema
económico ha llegado a ser ‘la tarea central’ y ‘el eslabón fundamental en el
desarrollo ulterior de la revolución’». Como vemos, tampoco en este aspecto es en
Mao Tse-Tung en quién se ha inspirado Teng Siao-Ping, sino, como es habitual en
él, en sus maestros soviéticos de oportunismo y revisionismo.
El comentario prosigue criticando esas ideas: «El movimiento de liberación nacional
ha entrado en una nueva etapa. Pero ésta no es de ninguna manera esa ‘nueva
etapa’ de que hablan los dirigentes del PCUS. En esta nueva etapa, se observa un
despertar nunca visto de los pueblos de Asia, África y América Latina y un ascenso
sin precedentes del movimiento revolucionario de estos pueblos, que exigen
ansiosamente la liquidación completa en sus países de las fuerzas del imperialismo y
de sus lacayos y la conquista de la independencia definitiva, política y económica. La
tarea primordial más apremiante de estos países sigue siendo la de luchar con mayor
fuerza aun contra el imperialismo, el viejo y nuevo colonialismo y sus lacayos. Esta
lucha continúa desplegándose en forma encarnizada en lo político, económico, militar,
cultural, ideológico y otros terrenos. Las luchas que se libran en los diversos terrenos
hayan su expresión concentrada en la lucha política, que, con frecuencia y en forma
inevitable, se convierten en lucha armada cuando los imperialistas recurren a la
represión armada, directa o indirecta. En los países recién independizados, adquiere 8
mucha importancia el desarrollo de una economía nacional independiente. Pero esta
tarea jamás puede apartarse de la lucha contra el imperialismo, el viejo y nuevo
colonialismo y sus lacayos».
Y concluye el comentario «Apologistas del neo-colonialismo», señalando: «Según esta
‘teoría’ de los dirigentes del PCUS (y de su discípulo Teng Siao Ping, habría que
agregar) naturalmente ha dejado de ser necesaria la lucha contra el imperialismo, el
viejo y nuevo colonialismo y sus lacayos, ya que el colonialismo está a punto de
desaparecer y la tarea central del movimiento de liberación nacional consiste en la
actualidad en desarrollar la economía. De este modo ¿no queda totalmente abolida -
concluye- la tarea del movimiento de liberación nacional?». Teng Siao-Ping -fiel
repetidor de las teorías anti-marxistas de Jruschov y sus sucesores*- debe
responder a esta pregunta.
Los esfuerzos de Teng Siao-Ping por abolir la tarea del movimiento de liberación
nacional, no se limitan, sin embargo, al economicismo que propone como
procedimiento para enfrentar al viejo y nuevo colonialismo. Dichos planteamientos
economicistas, que ha utilizado en China como pretexto para oponerse a la
dictadura del proletariado, arrancan de su concepción, también economicista, con
que pretende presentar la naturaleza del neo-colonialismo. ¿Concibe acaso Teng
Siao-ping al neo-colonialismo, «la forma más siniestra y traicionera de
colonialismo», como una forma de dominación política del imperialismo, «a través de
los agentes seleccionados y preparados por él», al estilo de Pinochet en Chile?
De ninguna manera. En su intervención ante la ONU afirma: «El imperialismo y
especialmente las super-potencias, recurren a procedimientos neo-colonialistas,
prosiguen con un celo redoblado la explotación y la expoliación de los países en vías
de desarrollo. Ellos han exportado allí capitales y creado lo que se llama un
“Estado dentro del Estado” por intermedio de organizaciones monopolistas
internacionales, tales como las ‘sociedades transnacionales’, a fin de perpetrar el
pillaje económico y la ingerencia política».
Para Teng Siao-Ping pues, el neo-colonialismo no es una forma «siniestra y
traicionera» de colonialismo, de dominación política y económica del imperialismo,
sino meros «procedimientos» de explotación y expoliación y tan sólo un sistema de
«ingerencia» política. No se trata para él de una forma de dominación estatal
ejercida por el imperialismo o el Social Imperialismo a través de sus agentes (por
ejemplo, los militares fascistas en casi toda América Latina y la burocracia pseudosocialista
en Europa Oriental), sino, una especie de «Estado dentro del Estado»,
logrado a través de la exportación de capitales de las «sociedades transnacionales».
El verdadero Estado, por lo tanto, independiente políticamente (según Teng SiaoPing),
puede liberarse de tales «procedimientos» neo-colonialistas tomando medidas
económicas contra las «transnacionales» y eliminando así su «ingerencia política» y
su «pillaje económico».
La esencia del razonamiento de Teng Siao-Ping en oposición al movimiento de
liberación nacional, deriva de su anhelo de apartar a los sectores burgueses lacayos
de las super-potencias, de sus amos imperialistas, para aliarse con ellos y
desarrollar su propia zona de influencia. Todo ello, oponiéndose a que el pueblo
expulse a los imperialistas y derroque a sus lacayos, sobre la base de un auténtico
movimiento revolucionario de liberación nacional con perspectiva socialista.
*
En la edición mimeografiada en Chile, no incluye la frase “y sus sucesores”. 9
Es preciso no olvidar, como lo señalara el camarada Mao en la VIII Sesión Plenaria
del VIII Comité Central en 1959 refiriéndose a oportunistas como Teng Siao-Ping,
que ellos nunca han sido revolucionarios proletarios, sino meramente
demócratas burgueses o demócratas pequeño-burgueses pasados a las filas
revolucionarias proletarias. Ellos jamás han sido marxista-leninistas sino
compañeros de ruta del Partido*.
Posteriormente, aludiendo al mismo problema, durante la lucha contra el «viento
desviacionista de derecha» levantado por Teng Siao-Ping contra la Revolución
Cultural, el camarada Mao señaló poco antes de su muerte: «Después de la
revolución democrática, los obreros, los campesinos pobres y medios-pobres no se
han detenido; ellos quieren continuar la revolución. Pero hay miembros del Partido
que no desean avanzar más, algunos de ellos han hecho incluso marcha atrás y se
oponen a la revolución. ¿Por qué esto? Habiendo llegado a ser grandes dignatarios,
ellos anhelan proteger los intereses de su casta». Si esos son sus propósitos en
China: retrotraer la revolución a su etapa burguesa y oponerse al socialismo, ¿qué
puede extrañarnos que deseen entenderse con las fuerzas burguesas de lo que
llaman «tercer mundo» o «segundo mundo» y se opongan a la liberación nacional
auténtica bajo dirección proletaria y con perspectiva socialista? Su política
internacional, no es más que la proyección de sus «intereses de casta», que
denunciara y combatiera el camarada Mao, al plano mundial.
Una de las más grandes mistificaciones promovidas por Teng Siao-Ping a fin de
oponerse al movimiento revolucionario de liberación nacional y unirse a la
burguesía en los países sometidos al colonialismo y neo-colonialismo (incluidos los
sectores burgueses lacayos de las super-potencias), es su intento de presentar a los
«países del tercer mundo», como la fuerza motriz de la historia. Los marxistas, entre
ellos el camarada Mao, han hablado a menudo de las «naciones» oprimidas, pues
dicho término designa a los habitantes de un país unidos por un mismo origen, con
una lengua y tradiciones comunes, es decir, básicamente, al pueblo de un país. El
concepto de país en cambio, alude sólo a los límites geográficos y territoriales en los
que se sitúa, por lo general, una nación.
Para la burguesía, los representantes de aquellos que viven en un país son sus
sectores dominantes, que controlan el aparato estatal y en particular el gobierno de
un país. Para los marxista-leninistas, el auténtico representante de quienes habitan
en un país es el pueblo, expresado por el proletariado y su partido de vanguardia, el
partido marxista-leninista.
Siempre los marxistas se han referido a los pueblos como la fuerza motriz de la
historia, tanto en la esclavitud, como en el feudalismo o en el capitalismo,
considerando en éste, el último modo de producción basado en la explotación del
hombre por el hombre, al proletariado como representante más genuino de los
intereses populares. Teng Siao-Ping, en cambio, nos regala con la novedad de que
los países del «tercer mundo» son la fuerza motriz de la historia. Y no se trata de un
error de traducción, debido a la complejidad del idioma chino. El y quienes lo
secundan o lo han inspirado en sus concepciones oportunistas, han elegido
cuidadosamente esta denominación de «países». Al hablar de «países», se han dejado
el margen de ambigüedad que les era necesario, para fingir que les interesa la
suerte de los pueblos de esos países y entenderse de hecho con sus gobiernos, con
sus sectores burgueses dominantes.
*
La edición preparada en offset en el extranjero no destaca este párrafo de ninguna forma a diferencia de la edición hecha
en Chile. 10
Es así, como Teng Siao-Ping afirma en su ya citada Intervención ante la ONU, que:
los países en «vía de desarrollo» constituyen «la fuerza motriz revolucionaria que
hace avanzar la rueda de la historia universal, así como la fuerza principal en la
lucha contra el colonialismo, el imperialismo y, en particular, contra las superpotencias».
En las Naciones Unidas, lugar que eligió Ten Siao-Ping para su discurso
revisionista, los países se encuentran «representados» por sus gobiernos, opuestos
por lo general a sus pueblos y sirvientes, con contadas excepciones, de una u otra
super-potencia. Es, sin lugar a dudas, a esos gobiernos a los que se refiere Ten
Siao-Ping, cuando habla de los «países» y de ninguna manera a sus pueblos.
El que para Teng, los «países» son sus gobiernos, se desprende de todo el contexto
de su Intervención en la ONU, de numerosos discursos posteriores que se le
conocen, así como de la propaganda de las publicaciones chinas, inspiradas en sus
ideas. En la citada Intervención en la ONU, por ejemplo, señala como muestras de
la lucha antiimperialista de los países del «tercer mundo»: «Décima conferencia en la
cima de los países africanos, la Cuarta Conferencia en la cima de los países noalineados,
la Conferencia en la cima de los países árabes, así como la Conferencia en
la cima de los países islámicos». Obviamente, quiénes participaron en todas esas
conferencias «en la cima», fueron los gobiernos, los sectores burgueses y, a menudo,
semi-feudales dominantes en dichos países y no sus pueblos.
Más adelante en su Intervención, el propio Teng Siao-Ping hace la diferencia con lo
que representa verdaderamente una lucha de los pueblos, cuando dice: «Los
pueblos de Mozambique, de Angola, de Zimbawe, de Namibia y de Azania
desarrollan con vigor la lucha armada y el movimiento de masas contra la
dominación colonial portuguesa y el razismo blanco en África del Sur y en Rhodesia
del Sur».
En otro punto de la misma Intervención citada, señala: «Nosotros pensamos que las
relaciones lanío políticas como económicas entre Estados deben reposar sobre los
cinco principios siguientes: respeto mutuo de la soberanía y de la integridad
territorial, no agresión mutua, no ingerencia mutua en los asuntos internos, igualdad
y ventajas reciprocas, y coexistencia pacifica». Y agrega de inmediato comentando lo
anterior y mostrando cómo, para él, «país» es sinónimo de «Estado»: «nosotros nos
oponemos a que un país, cualquiera que sea, contravenga estos principios,
establezca su hegemonía y se cree esferas de influencia en una región cualquiera».
En otra ocasión, al recibir al Canciller Helmut Schmidt de Alemania Occidental,
expresa Teng Siao-Ping: «El Canciller Schmidt ha venido a nuestro país en el
momento del tercer aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre
nuestros países». Sin duda que tales relaciones «entre países», son las relaciones con
el gobierno reaccionario de Alemania Occidental y no con su pueblo.
Los artículos de las publicaciones chinas destinados a secundar la línea de Teng
Siao-Ping, no dejan tampoco dudas de que se considera como sinónimo «país» y
«Estado». Así, por ejemplo, en el Pekín Informa N.44 de Noviembre de 1974, se lee:
«Las super-potencias no están más en condiciones de controlar las Naciones Unidas.
Los países del tercer mundo constituyen la mayoría aplástame en la ONU,
cambiando así la composición de esta organización internacional». «Países», pues,
para Teng Siao-Ping y su camarilla, son: Pinochet, Banzer, Videla, y otros militares
fascistas de América Latina, que destacan representantes de sus gobiernos en la
Naciones Unidas.
En el Pekín Informa N.43 de octubre de 1974, se lee: «El debate en general (se
refiere a la ONU) se ha convertido de hecho, en un desenmascaramiento y crítica de 11
las dos super-potencias por parte de los países del Tercer Mundo». En otro artículo
señalan: «China ha establecido relaciones de cooperación económica y técnica con
más de 50 países y les ha proporcionado la ayuda que está al alcance de sus
capacidades». Ciertamente, que la parte de esa «ayuda» y «cooperación» otorgadas al
gobierno de Pinochet, nada tienen que ver con los intereses del pueblo chileno.
Pero hay más. Teng Siao-Ping, no sólo considera que los «países» del llamado «tercer
mundo», es decir, sus gobiernos, constituyen la «fuerza motriz revolucionaria que
hace avanzar la rueda de la historia», sino que, piensa que esos gobiernos
constituidos por las clases dominantes que explotan al pueblo, a menudo fascistas
y lacayos de una u otra super-potencia, son la vanguardia de los pueblos en la
lucha por su liberación y no el proletariado y sus partidos marxista-leninistas. En
efecto, en el mismo discurso de recepción a Helmut Schmidt, dice: «La unidad y la
lucha de los países del tercer mundo han llevado a una nueva etapa la lucha de los
pueblos del mundo contra el colonialismo, el imperialismo y el hegemonismo».
¡Ni Jruschov se atrevió a formular tamaña barbaridad anti-marxista! En esta frase
para la historia... del revisionismo, realiza una clara distinción entre «países» y
«pueblos»; pero para colocar a estos últimos bajo la «hegemonía» de sus gobiernos,
como pasando a «una nueva etapa» en la lucha contra el «colonialismo, el
imperialismo y el hegemonismo». Tenemos así que Pinochet, el dictador impuesto a
sangre y fuego por el imperialismo yanqui y fiel sirviente de esa super-potencia, ha
llevado a «una nueva etapa» la lucha del pueblo chileno «contra el colonialismo, el
imperialismo y el hegemonismo».
Verdaderamente tenía razón el camarada Mao, cuando señalara a propósito de Teng
Siao-Ping; «No distingue entre imperialismo y marxismo». El camarada Mao, en
cambio, formula la tesis exactamente opuesta a la de Teng Siao-Ping, cuando
expresa: «Un país débil está en condiciones de vencer a un país fuerte, y un pequeño
país, de vencer a un gran país. El pueblo de un pequeño país triunfará seguramente
de la agresión de un gran país, si osa levantarse en lucha, recurrir a las armas y
tomar en sus manos el destino de su país».
Siempre Mao Tse-Tung en sus llamados se dirige a los pueblos del mundo, a
quienes considera la fuerza motriz de la historia. En 1958, señalaba: «Si los grupos
del capital monopolista de los Estados Unidos, se obstinan en llevar adelante su
política de agresión y de guerra, llegará inevitablemente el día en que sean
ahorcados por los pueblos del mundo. Igual suerte correrán todos los cómplices de los
EEUU».
En 1964, declara en apoyo al pueblo del Congo: «¡Pueblos de todo el mundo, uníos y
derrotad a los agresores norteamericanos y a todos sus lacayos! Pueblos de todo el
mundo, tened coraje, atreveos a luchar, desafiad las dificultades y avanzad en
oleadas. Así el mundo entero pertenecerá a los pueblos. Los monstruos de toda
especie serán liquidados».
Con motivo de la agresión yanqui contra Santo Domingo, el camarada Mao, señaló:
«La intervención armada de los Estados Unidos en la República Dominicana ha
provocado una nueva marejada anti-yanqui entre los pueblos de América Latina y del
mundo entero... Los pueblos del campo socialista deben unirse. Los pueblos de los
países de Asia, África y América Latina deben unirse... Unirse y formar el más amplio
frente único para luchar contra la política de agresión y de guerra del imperialismo
norteamericano y defender la paz mundial. La consigna para la formación de este
frente es: unión con todas las fuerzas populares y patrióticas para derrotar al
imperialismo después de una lucha dura y prolongada».12
Del mismo estilo, son sus declaraciones contra la discriminación racial en Estados
Unidos (1963); contra la agresión norteamericana en Vietnam del Sur (1963); en
apoyo al pueblo panameño (1964); en apoyo a los negros norteamericanos (1968).
En 1969, sostiene: «El imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel, los
revisionistas son también tigres de papel... Los revisionistas soviéticos y los
imperialistas norteamericanos están en una encrucijada y después de haber
cometido numerosos delitos, los pueblos del mundo no pueden dejarlos impunes. Los
pueblos de todos los países del mundo se están levantando, una nueva época
histórica de oposición al imperialismo norteamericano y al social-imperialismo
revisionista soviético ha comenzado».
La «Carta de los 25 puntos», por su parte, señala: «El imperialismo norteamericano
lleva adelante en todo el mundo su política de agresión y de guerra, pero esto sólo
puede conducir a un resultado contrario al que desea, es decir, sólo puede acelerar el
despertar de los pueblos de los distintos países e impulsar la revolución. De este
modo, el imperialismo norteamericano se ha colocado a si mismo en una posición
opuesta a los pueblos del mundo entero y ha quedado cercado por éstos últimos. El
proletariado internacional debe y puede unir a todas las fuerzas susceptibles a ser
unidas, aprovechar las contradicciones internas al enemigo y establecer el más
amplio frente único contra los imperialistas norteamericanos y sus lacayos. El
camino realista y correcto es confiar el destino de los pueblos, el destino de la
humanidad, a la unión y la lucha del proletariado mundial y a la unión y la lucha de
todos los pueblos».
Poco más adelante, enjuiciando anticipadamente la línea revisionista de Teng SiaoPing,
dicho documento señala: «La actitud que se adopte hacia la lucha
revolucionaria de los pueblos asiáticos, africanos y latinoamericanos es un
importante criterio para distinguir a los revolucionarios de los no revolucionarios».
Por lo que toca al camino que cada país colonial o sometido al neo-colonialismo
debe seguir para liberarse, existen numerosos escritos del camarada Mao, que
contradicen absolutamente los planteamientos anti-marxistas de Teng Siao-Ping. La
liberación nacional es fruto de una revolución en el país sometido, destinada a
derrocar a las fuerzas -sean feudales o burguesas- que sirven de soporte a la
dominación imperialista y que, por si mismas, en su calidad de grandes
explotadores del pueblo, constituyen también un blanco de la revolución
democrático popular y anti-imperialista. La liberación nacional implica, al mismo
tiempo, la decisión de enfrentar a través de una guerra popular de liberación, los
intentos del imperialismo de mantener su dominación por la fuerza de las armas.
Esta lucha de liberación no puede lograr sus objetivos, hoy por hoy, bajo la
dirección de la burguesía, aunque se trate de sus sectores anti-imperialistas. Menos
aun, puede lograrlos bajo la conducción de los sectores pro-imperialistas,
colaboracionistas o lacayos del imperialismo, que encontramos en los gobiernos de
gran parte de los llamados países del «tercer mundo», sectores que para Teng SiaoPing,
constituyen la «fuerza motriz de la historia».
La Revolución Democrático Popular que hace posible la liberación nacional
auténtica, no puede conducir a una independencia bajo la dominación dé la
burguesía, pues la debilidad de la burguesía en los países coloniales o sometidos al
neo-colonialismo, la conduce inevitablemente a ligarse y someterse al imperialismo
y, en nuestros días, a una u otra super-potencia.
Ya en los años 1939-1940, en sus obras intituladas «La revolución china y el
Partido Comunista de China» y «Sobre la Nueva Democracia», el camarada Mao 13
desarrolla ampliamente estos puntos de vista sobre la Revolución Democrático
Popular. Dice allí: «Puesto que los principales enemigos de la revolución china en la
presente etapa son el imperialismo y la clase terrateniente feudal, ¿cuáles son las
tareas de la revolución en dicha etapa?. Incuestionablemente, las tareas principales
consisten en golpear a estos dos enemigos, o sea, en realizar una revolución nacional
para acabar con la opresión extranjera del imperialismo y una revolución democrática
para acabar con la opresión interior de los terratenientes feudales; de estas tareas, la
primordial es la revolución nacional para derrocar al imperialismo».
Y agrega: «Las dos grandes tareas de la revolución china están interrelacionadas. Sin
derrocar la dominación del imperialismo es imposible acabar con la de la clase
terrateniente feudal, ya que el imperialismo es el sostén de ésta. Y viceversa, no se
podrá formar poderosos destacamentos revolucionarios para poner fin a la
dominación imperialista sin ayudar a los campesinos a poner fin a la dominación
feudal, porque ésta es la principal base social de la dominación imperialista en
China, y el campesinado, el contingente principal de la revolución china».
Respecto a la necesidad de la dirección proletaria en la revolución, en cualquiera de
sus etapas, el camarada Mao señala: «En esta era, toda revolución emprendida por
una colonia o semi-colonia contra el imperialismo, o sea, contra la burguesía o
capitalismo internacional, ya no pertenece a la vieja categoría, a la revolución
democrático burguesa mundial, sino a la nueva categoría: ya no forma parte de la
vieja revolución burguesa o capitalista mundial, sino de la nueva revolución mundial:
la revolución mundial socialista proletaria... ya no es una revolución de viejo tipo,
dirigida por la burguesía y destinada a establecer una sociedad capitalista y un
Estado de dictadura burguesa, sino una revolución de nuevo tipo, dirigida por el
proletariado y destinada a establecer, en esa primera etapa, una sociedad de
nueva democracia y un Estado de dictadura conjunta de todas las clases
revolucionarias». Y agrega: «Tal revolución combate consecuentemente al
imperialismo, y por lo tanto este no la tolera y lucha contra ella. En cambio, el
socialismo la aprueba, y el Estado socialista y el proletariado internacional socialista
la ayudan».
En otro lugar, en su obra: «Sobre la dictadura democrática popular» señala: «La
dictadura democrática popular necesita la dirección de la clase obrera, porque la
clase obrera es la más perspicaz, la más desinteresa y la más consecuentemente
revolucionaria. Toda la historia de la revolución prueba que, sin la dirección de la
clase obrera, la revolución fracasa, y que, con su dirección, la revolución triunfa».
Más recientemente, en 1964, en la «Carta de los 25 puntos» redactada bajo su
dirección, reprocha a los revisionistas soviéticos el pretender (al igual que Teng
Siao-Ping) que: «la contradicción entre las naciones oprimidas y el imperialismo
puede resolverse sin una revolución de las naciones oprimidas». En otro punto del
documento se expresa: «a medida que se agudizan las contradicciones sociales
internas y la lucha de clases en la palestra internacional, la burguesía, y sobre todo
la gran burguesía, tienden cada vez más a entregarse al imperialismo y a aplicar una
política antipopular, anti-comunista y contra-revolucionaria. Esto exige que el partido
del proletariado se oponga resueltamente a semejante política reaccionaria».
Y más adelante: «En la lucha revolucionaria, el partido proletario apoya el
nacionalismo progresista y se opone al nacionalismo reaccionario. Debe siempre
deslindar los campos con el nacionalismo burgués, jamás dejarse cautivar por éste».
Insistiendo luego sobre la necesidad de la hegemonía proletaria, agrega: «Si en el
transcurso de la revolución el proletariado llega a marchar a la cola de los 14
terratenientes y de la burguesía, será imposible la victoria real y completa de la
revolución democrática nacional e incluso si se obtiene cierto tipo de victoria, será
imposible consolidarla».
Por su parte, el folleto «Apologistas del neo-colonialismo», sostiene: «Otra idea que la
dirección del PCUS difunde con frecuencia es que un país puede construir el
socialismo sean cuales fueren sus dirigentes, aún cuando se trate de un nacionalista
reaccionario como Nehru. Esto se aparta todavía más de la idea de la hegemonía del
proletariado».
Teng Siao-Ping, en cambio, hemos visto, da como ya conquistada la independencia
política de los países que incluye en su «tercer mundo». Niega, por lo mismo, la
necesidad de efectuar en cada país una revolución que conduzca a la liberación del
colonialismo o del neo-colonialismo, bajo dirección proletaria. Para él, sólo resta
eliminar los «residuos» de ingerencia del imperialismo, sobre la base de medidas
tendientes a consolidar la independencia económica. La «fuerza motriz» de este
proceso para Teng Siao-Ping, serían los gobiernos burgueses o semi-feudales de su
llamado «tercer mundo», entre los que se cuentan fascistas, reaccionarios y lacayos
del imperialismo.
Lo que pretenden Teng Siao-Ping y su camarilla en realidad, es frenar el auténtico
movimiento de liberación nacional revolucionario, con perspectiva socialista, para
buscar dentro del más claro estilo nacionalista burgués, aliados también burgueses
(y aun semi-feudales) para su casta revisionista, que se propone tomar el control de
China, restaurar allí el capitalismo y transformarla en una nueva super-potencia.
En sus esfuerzos por establecer su esfera de influencias y de hegemonía en el
mundo, sólo pretenden, en los países sometidos al social-imperialismo o al
imperialismo norteamericano, apartar a los sectores burgueses sometidos a una u
otra super-potencia de sus amos, para ofrecerse como aliado en reemplazo de ellas.
Para ello, los incita a levantar algunas reivindicaciones económicas. El enemigo y
obstáculo principal de esta estrategia, más que las super-potencias rivales, son los
pueblos del mundo y su avance revolucionario bajo la dirección proletaria marxistaleninista,
destinado a liberarse de toda opresión, explotación y hegemonía y
avanzar hacia el socialismo, que Ten Siao-Ping ensaya erradicar en su propio país.
De allí que pretendiendo conjurar este peligro, Ten Siao-Ping, les niegue a los
pueblos coloniales o sometidos al neo-colonialismo su papel -bajo la dirección
proletaria como fuerza motriz de su liberación y pretenda atribuir este papel a los
sectores dominantes, con quienes se entiende a través de la relaciones diplomáticas
y con quienes se codea en la ONU y otros organismos internacionales.
¿Qué relación pueden tener estas teorías reaccionarias elucubradas por Teng SiaoPing
y sus cómplices, a objeto de hacerse de aliados burgueses en los países
coloniales, neo-coloniales o capitalistas avanzados y disputar su hegemonía a las
superpotencias, con la línea internacional revolucionaria del Camarada Mao? El
pretender hacer pasar una cosa por la otra, es creer que todos confunden los gatos
negros con los blancos.
Pero con lo que hemos analizado, no terminan aun las tesis reaccionarias que
plantea como línea internacional Teng Siao-Ping y los «seguidores del camino
capitalista» que él representa actualmente. Mostrando por anticipado sus siniestros
propósitos de restaurar el capitalismo en China, se empeña en borrar su carácter y
su papel como sociedad socialista y los deberes internacionalistas que de ello se
desprenden. «La China -dice- es un país socialista y al mismo tiempo un país en vía
de desarrollo. Ella pertenece al tercer mundo». Y en otro lugar, hablando en plural de 15
China y del resto de los países de su «tercer mundo», señala: «Nosotros, países en
vía de desarrollo, disponemos de un inmenso potencial que nos permite desarrollar
con toda independencia nuestra economía. Si nosotros avanzamos sin desfallecer
por la vía de la independencia, de la autonomía y de la confianza en nuestras propias
fuerzas, teniendo en cuenta nuestras particularidades y condiciones especificas,
seremos perfectamente capaces de alcanzar progresivamente un nivel elevado de
producción, que nuestros predecesores no habían jamás alcanzado, en la
modernización de la industria y de la agricultura...». Luego de dar diversos consejos
economicistas, concluye, que así podrán «limpiar el terreno para terminar lo más
luego posible con el estado de pobreza y de retardo».
Tenemos así que Teng Siao-Ping, luego de afirmar como por compromiso que China
aun es «socialista», la asimila por completo a los países del llamado «tercer mundo»,
sometidos de una u otra manera a las super-potencias. En efecto, en su
formulación posterior elimina por completo el significado de la revolución socialista
hecha por el pueblo chino a costa de su sangre, pues borra toda diferencia entre
China socialista y los países coloniales y neo-coloniales, a quienes supone la
capacidad de «desarrollarse» y de terminar con el estado de «pobreza» y de «retardo»,
sin hacer la revolución para liberarse a través de ella del imperialismo y sin avanzar
hacia la implantación de la dictadura del proletariado como en China.
Conclusión: para Ten Siao-Ping, la revolución Democrático Popular, la Revolución
Socialista, la Revolución Cultural Proletaria en China, no tienen ninguna
significación, puesto que expresa que, los otros países en «vía de desarrollo» a los
cuales asimila a China, pueden obtener los mismos resultados sin hacer la
revolución. Aparte de desconocer la significación de las revoluciones consumadas
en China, entrega como programa de «desarrollo» a los países coloniales y neocoloniales
la teoría «desarrollista burguesa», vieja y conocida farsa difundida hace
ya mucho tiempo por el imperialismo y sus agentes, para convencer a los pueblos
que sin hacer la revolución y tan sólo trabajando más, es decir, dejándose explotar
más intensamente, eliminarán la «pobreza» y el «retardo».
En la vergonzosa renuncia a establecer la clara diferencia que existe entre, un
Estado Socialista y un Estado sometido al colonialismo o al neo-colonialismo, sobre
la base de buscar una similitud muy relativa basada en el grado de desarrollo
económico, Ten Siao-Ping, muestra su desprecio por el socialismo y su oposición a
él, por lo que fue combatido en la Revolución Cultural. Para este pseudo-marxista,
no es el problema del Poder, el carácter del Estado, las relaciones de producción lo
que caracteriza a una sociedad, sino que, simplemente, su grado de desarrollo
económico. De tal modo que, si continuara el acelerado ritmo de desarrollo
económico de China, de acuerdo a la lógica economicista de Teng Siao-Ping, ésta
debería pasar rápidamente al «segundo mundo» y, muy pronto, se transformaría
en una super-potencia, pasando a integrar el «primer mundo», puesto que lo que
sirve para clasificar a los países es su grado de desarrollo económico.
Para Teng Siao-Ping, China no constituye un modelo socialista al que confluyen,
bajo dirección proletaria las naciones oprimidas, modelo radicalmente diferente al
régimen de opresión colonial o neo-colonial en que ellas se encuentran. Interesado
en aliarse, no con el proletariado, ni con los pueblos de Asia, África y América
Latina, sino con los sectores dominantes instalados en los gobiernos, él se empeña
en borrar ese papel de modelo socialista que tiene China y las diferencias esenciales
existentes entre el socialismo y el colonialismo. Con ello, no hace más que denigrar
al socialismo, renunciar al papel de vanguardia y a la responsabilidad que le
corresponde al proletariado en el Poder y rebajar el rol de la política proletaria y de 16
la ideología proletaria. En suma, lo mismo que se ha empeñado y se empeña en
hacer dentro de China, escribiendo también allí argumentos economicistas, para
oponerse a la Revolución Cultural y a la Dictadura del Proletariado.
El primer aspecto de su traición al marxismo que reprocha la «Carta de los 25
puntos» a Jruschov y sus seguidores, es: «borrar el contenido de clase de la
contradicción entre el campo socialista y el campo imperialista y no ver en ella una
contradicción entre los Estados de dictadura del proletariado y los Estados de
dictadura de la burguesía monopolista». Ten Siao-Ping, llega más lejos: no sólo
pretende borrar «el contenido de clase de la contradicción entre el campo socialista y
el campo imperialista», sino, el campo socialista mismo. «El campo socialista -dice en
su ya citada Intervención en la ONU- que había existido durante un tiempo después
de la Segunda Guerra mundial, ha dejado ya de existir, con la aparición del socialimperialismo».
Lenin, cuando existía un solo país socialista: La URSS, sostenía:
«Actualmente existen dos mundos: el anciano, el capitalismo... y el mundo nuevo,
creciente, que es todavía muy débil, pero que crecerá pues él es invencible»,
refiriéndose al socialismo.
¿Qué pensaba el camarada Mao respecto al papel de un régimen socialista? En su
libro «Sobre la Nueva Democracia», refiriéndose al único país socialista existente, a
la URSS antes de la traición revisionista, señala: «la Primera Guerra Mundial
imperialista y la primera revolución socialista victoriosa, la Revolución de Octubre,
han cambiado totalmente el curso de la historia mundial, abriendo en ella una nueva
era. Es una era en que el frente capitalista mundial se ha derrumbada en un sector
del globo (un sexto de su superficie) y ha revelado plenamente su podredumbre en el
resto; en que lo que queda del mundo capitalista no puede sobrevivir sin depender
más que nunca de las colonias y semi-colonias; una era en que se ha fundado un
Estado socialista, dispuesto, como lo ha proclamado, a dar activo apoyo al
movimiento de liberación en todas las colonias y semi-colonias, y en que el
proletariado de los países capitalistas, se libera cada día más de la influencia de los
partidos social-demócratas, social-imperialistas y ha proclamado su apoyo al
movimiento de liberación de las colonias y semi-colonias. En esta era, toda revolución
emprendida por una colonia y semi-colonia contra el imperialismo, o sea, contra la
burguesía o capitalismo internacional, ya no pertenece a la vieja categoría, a la de
revolución democrática burguesa mundial, sino a la nueva categoría; ya no forma
parte de la vieja revolución burguesa o capitalista mundial, sino de la nueva
revolución mundial; la revolución mundial socialista proletaria. Estas colonias y semicolonias
en revolución no pueden ser consideradas como aliadas del frente de la
contra-revolución capitalista mundial; se han convertido en aliadas del frente de la
revolución socialista mundial».
Y en 1939, en una entrevista con un corresponsal del diario «Nueva China»,
expresaba: «Fuera del mundo capitalista existe un mundo luminoso: la Unión
Soviética Socialista».
¿Se puede comparar esta grandiosa visión del camarada Mao del socialismo cuando
existía un solo país socialista, con las menguadas tentativas de Ten Siao-Ping de
confundir a China con los países oprimidos por el imperialismo y de desconocer la
existencia del mundo socialista? No significa la actitud de Ten Siao-Ping un anticipo
de lo que anhela realizar en China; liquidar el régimen socialista y restaurar el
capitalismo, por lo que fuera combatido por Mao Tse-Tung y los marxistasleninistas?
¿No significa negar el papel que el movimiento de liberación en las
colonias y neo-colonias juega como parte de la revolución socialista, empeñándose
en retrotraerlo al nivel de la «vieja revolución burguesa»? 17
Haciendo un acertado diagnóstico de posiciones como ésta de Ten Siao-Ping, el
camarada Mao señaló: «Los revisionistas borran la diferencia entre el socialismo y el
capitalismo, entre la dictadura del proletariado y la de la burguesía. Lo que ellos
preconizan es de hecho no la línea socialista sino la línea capitalista».
Toda esta estrategia revisionista de Teng Siao-Ping que hemos analizado, encuentra
su síntesis en la teoría de los «Tres Mundos». Esta teoría es la quinta esencia de la
línea oportunista y chovinista de Teng Siao-Ping. En ella, se omite sin más la
existencia del mundo socialista, confirmando lo que acabamos de demostrar que
para Teng y los suyos, el socialismo no es más que un nombre sin importancia. En
efecto, la teoría de los «Tres Mundos», sólo admite un «primer mundo» integrado por
ambas super-potencias; un «segundo mundo» integrado por una serie de países
capitalistas desarrollados; y el «tercer mundo», en el que incluye a China, cuya
característica esencial, no sería el tratarse de naciones oprimidas y explotadas por
el imperialismo, sino en «vía de desarrollo».
De acuerdo a la teoría de los «Tres Mundos», es posible y necesario unir a todas las
fuerzas del «segundo» y «tercer mundo» contra el «primero», es decir, contra las
super-potencias. Esta teoría, como ya lo han demostrado numerosos partidos
marxista-leninistas, es absolutamente unilateral, mecánica, economicista,
desprovista de todo análisis de clases y anti-marxista. No es mas que una nueva
versión actualizada de la vieja teoría burguesa, que habla de países «desarrollados»
y «subdesarrollados» o en «vías de desarrollo», para sembrar ilusiones de que es
posible «desarrollarse» y de que ya se está en «vías de desarrollo», sin necesidad de
hacer la revolución para sacudirse el yugo colonial o neo-colonial. La sola «novedad»
de la teoría de los «Tres Mundos» respecto a las formulaciones burguesas que copia,
es que reconoce la existencia de dos naciones «super-desarrolladas», a las que
califica como «primer mundo».
Última edición por militiano el Miér Feb 04, 2015 2:15 pm, editado 1 vez