El derrumbe del precio del crudo revela que la crisis iniciada en 2008 sigue vigente
20 de enero de 2016 | Por Nicolas Roveri
Con renovada fuerza la oferta mundial de crudo ha producido una de las caídas más profundas en décadas. Ya está más de 10 por ciento debajo de los menores precios alcanzados en lo peor de la crisis financiera del 2008.
Previsiones de grandes bancos no descartan que alcance la franja entre 20 y 10 dólares por barril, analistas coinciden que alcance los 20 dólares (JP Morgan; Goldman Sachs; Morgan Stanley) pero ahora un comentario en Wall Street Journal menciona que Standard Chartered prevee que alcance 10 dólares por barril, un tercio de los valores actuales.
¿Por qué baja el crudo?
La producción ha estado creciendo a un ritmo superior a la demanda, una sobreproducción que tiene al principal causante a Estados Unidos, que con métodos no convencionales de petróleo y gas aumentó la extracción a tal ritmo que tiene la mayor participación en el mercado, superando a todos los miembros de la OPEP (Organización de Paises Exportadores de Petróleo)
La OPEP y Arabia Saudita han aumentado la producción acuciados por la reducción de ingresos, abandonando su actividad compensadora de reducir la producción cuando los precios caían. Arabia Saudita; Oman y Barein acuciados por crecientes déficits fiscales han aumentado los combustibles entre el 50 y 125%.
Ahora se suma Irán al mercado, al finalizar los compromisos de control nuclear firmados con Estados Unidos, en cuestión de días estaría liberado de los embargos y en poco tiempo puede exportar hasta un millón de barriles diarios.
Este crecimiento de la oferta es una parte del problema pero no el único. El alto endeudamiento de las empresas petroleras de Estados Unidos, que han tomado créditos masivamente alentados por las bajas tasas de interés cuando el precio del petróleo era tres y cuatro veces el actual ahora los lleva a inundar el mercado de crudo para cumplir con sus compromisos o quebrar.
El endeudamiento golpea las empresas
Empresas con alto endeudamiento han quebrado, dice la FED de Dallas "las empresas enfrentan costos de producción más altos" y menores ingresos, al menos "diez empresas estadounidenses de petróleo y gas, han solicitado su quiebra" durante 2015 con varios miles de millones en deuda. ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
El endeudamiento alentado por bajas tasas de interés, y altas ganancias con el crudo por encima de los 100 dólares por barril llevó que desde 2009 las deudas de las empresas se incrementó dos veces y media desde un billón de dólares en 2006 a alrededor de 2,5 billones en 2014". ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Durante 2015 han quebrado 694 fondos de cobertura dedicados a inversiones en empresas de gas y petróleo, el doble de 2015 según Bloomberg, incluso grandes fondos como Fortress Inv. Group LLC y BlackRock Inc han vendido deuda vinculada a materias primas con pérdidas, ante la incertidumbre del sector.
Los grandes bancos también sienten el impacto, Financial Times(15/1) dice: "Tres de los mayores bancos de Estados Unidos revelaron el daño causado por el hundimiento del precio del petróleo esta semana, informando grandes saltos en los costos de los préstamos de energía de mala calidad y temores de contagio en otras carteras." Incluye a Citigroup; Bank of America y Wells Fargo, con crecientes cargos y reservas por morosidad en sus carteras de crédito.
La crisis se extiende en la industria minera
A la crisis de las empresas de gas y petróleo se suman las productoras de varias materias primas cuyos precios también han caído, como el cobre, zinc, cadmio, paladio, etc. Anglo América anunció la reducción de 85 mil empleos de un total de 150 mil; Glencore anunció miles de despidos en minas de carbón, cobre, etc.
La firma por Obama de la "iniciativa del cambio climático" que impulsa una reducción de emisiones contaminantes amplió la crisis a la minería del carbón, al limitar su uso en centrales eléctricas. Empresas enfrenta abultadas deudas por inversiones y fusiones de empresas ahora al caer los precios del carbón, enfrentan una crisis de deuda. (CNN, 3/1/16)
Una crisis de conjunto
La dependencia de varios países de los ingresos del petróleo llevó a la devaluación de sus monedas. Países que han tenido un crecimiento en sus economías por los ingresos petroleros como Brasil en expansión desde el 2000; Kazakaskan, de una economía dependiente de las exportaciones del crudo. Igualmente Rusia con grandes empresas productoras de gas y petroleo; Nigeria y varios países han padecido la caída del crudo y enfrentan una crisis financiera con salida de capitales y devaluaciones en sus monedas. Turquía; Sudáfrica; México; etc también con devaluaciones que dificulta el pago de sus deudas.(Oil Price, 23/8/16)
La economía global no ha logrado restablecerse desde la caída del producto global en 2008 a pesar de los intensos incentivos monetarios, la actividad no ha alcanzado los niveles anteriores a la crisis. Ahora, agotados la política de los bancos centrales, los países con un mayor endeudamiento enfrentan el crecimiento de las tasas de interés que ha iniciado el banco central de Estados Unidos (FED).
Las mayores economías del mundo (G7) más Brasil tienen que refinanciar en 2016 más deuda que el año anterior, en conjunto 7,1 billones. EE.UU., el mayor país deudor del mundo, con 13,1 billones de dólares, tiene vencimientos un 14 por ciento más elevadas, por $ 3,5 billones de dólares. China enfrenta el mayor incremento porcentual de refinanciación, con un salto de 41 por ciento a $ 254 billiones" informa la agencia Bloomberg (3/1/16).
La crisis de deuda se ha incrementado en los países centrales cuando las tasas suben y la economía está estancada. El aumento de la deuda; la caída de las materias primas; el hundimiento de las bolsas; la guerra de las devaluaciones y los despidos de centenares de miles son las manifestaciones de una crisis sistémica, una crisis capitalista que regresa al punto de partida pero ahora con las políticas de incentivos y bajas tasas de interés agotadas.
Fuente: Prensa Obrera.
Un pico más alto de la crisis mundial
23 de enero de 2016 | Por Jorge Altamira
El derrumbe de las bolsas y de los precios del petróleo en las últimas semanas ha alcanzado dimensiones muy amplias. En el caso de las acciones, las cotizaciones han caído, en especial en Londres y Tokio, en lo que los profesionales de la especulación llaman "zonas de corrección" - cuando superan el 20%, augurando una tendencia a la baja. Lo mismo ha ocurrido con el índice Russell, que reúne el mayor número de empresas cotizantes en la bolsa de Nueva York. El petróleo, por su lado, quebró lo que llaman "la línea de resistencia" de los u$s30 el barril.
Los medios financieros informan que las pérdidas de "capitalización bursátil" han alcanzado, desde el pico de mediados del año pasado, los u$s3.5 billones. Una desvalorización de esta amplitud en un lapso tan corto de tiempo revela el carácter ficticio del valor de capital que se cotiza en la bolsa. Esta información no nos esclarece, por otro lado, acerca de las pérdidas reales que si han sufrido los especuladores, que han adquirido esas acciones a crédito. Las bajas obligan a los 'inversores' a depositar dinero adicional para cubrir la depreciación de las garantías representadas por las acciones que han comprado. Algo similar se puede decir sobre la ficción del nuevo precio del petróleo, porque ese precio corresponde a papeles que acreditan a los especuladores el derecho a negociar un petróleo que no tienen físicamente. No corresponde a una alteración de los costos de producción. La expectativa de que Irán ingrese al mercado petrolero una producción mayor, a partir del levantamiento de sanciones impuestas por la ONU, ha detonado una nueva caída, aunque esa mayor producción solo se hará efectiva dentro de seis meses a un año. Las pérdidas reales que han sufrido los especuladores ubicados del lado 'incorrecto' de la ecuación, además de ser, de nuevo, reales afectan a los bancos que los financiaron. Mas grave es aun la situación las compañías petroleras que se han financiado con un endeudamiento enorme y la de aquellos estados que dependen de los ingresos fiscales del petróleo. La posibilidad de que todos estos derrumbes se traduzcan en quiebras reales depende, aunque solamente hasta un cierto punto, de los acuerdos y desacuerdos que puedan alcanzar acreedores y deudores.
Lehman Brothers
Los editorialistas de diarios como The Wall Street Journal y Financial Times minimizan los riesgos de una crisis generalizada. Sostienen, por un lado, que los eventos señalados constituyen una anomalía, alegando que "no hay señales de recesión" y que los indicadores económicos, al menos en Estados Unidos, son "robustos". Agrega, junto al FT, que la baja del precio del petróleo es un dato positivo, porque entraña un aumento del poder adquisitivo de los consumidores. De acuerdo a esto 'habría que pasar el invierno' (boreal). Los argumentos, de todos modos, sorprenden: 1. el estallido de una crisis tiene lugar, precisamente, cuando los indicadores en la víspera son excelentes; 2. junto al petróleo han venido cayendo en plomada todas las materias primas minerales y también alimentarias, y sin embargo no se ha visto que hubieran reactivado la economía. En un marco de sobreproducción, la deflación resultante acentúa la caída de beneficios de los capitales, incrementa el valor real de sus deudas y disminuye incluso la demanda de consumo personal vía el desempleo total o parcial y la reducción de los salarios.
El otro punto en debate entre los especialistas dice respecto a si el derrumbe ha sido desatado por el crecimiento menor de China, la caída del petróleo o el "cambio de ciclo" de los países emergentes, que de supuestos 'tigres' que tiraban la economía mundial hacia arriba se han convertido en una hipoteca impagable. Desde el inicio de la crisis, sin embargo, es claro que ella tiene un carácter de conjunto que desplaza continuamente su eje de gravedad, pero que, precisamente por esta característica, conserva su punto central en Estados Unidos. Constituye una distorsión también presentarla por países, o sea haciendo abstracción del contenido social de los estados. En numerosos países se están desmoronando sus pilares industriales y/o financieros, de modo que el derrumbe de las finanzas públicas no es más que una consecuencia. El desplome de Petrobras amenaza llevarse puesta a gran parte de la industria y de las contratistas brasileños; el de Pdvsa entraña la liquidación de un conjunto de activos estatales y el arrasamiento de la economía familiar; todo esto vale para la siderurgia y el carbón de China y de las economías locales y bancos del país, así como de la construcción.
El rescate de capitales, especialmente bancos, a partir de la debacle de 2008, ha redundado en la acentuación de un sistema capitalista 'zombie', que sobrevive a fuerza de dinero público y que ha desatado como consecuencia un crecimiento enorme del capital ficticio. Los billones de dólares dispensados por los bancos centrales y el fisco en la década reciente no solamente han alimentado, en última instancia, un proceso especulativo sin precedentes. Ha acentuado la sobreproducción, contra todo lo que exige un cuadro de excesos de capitales y producción. Es lo que ha ocurrido con los subsidios a la siderurgia y a la construcción en China, y con la industria petrolera no convencional en Estados Unidos, que ha emergido como consecuencia de una financiación a tasas cercanas a cero. Estos procedimientos artificiales para reanimar la tasa de ganancia capitalista se han agotado. Especialmente los bancos y fondos de inversión rebozan de dinero en efectivo por ausencia de oportunidad lucrativa de inversión, al mismo tiempo que el endeudamiento de las empresas en industrias decisivas es mayor que nunca. La famosa crisis de los años 30 del siglo pasado estallo, precisamente, cuando la caja de la contabilidad capitalista se encontraba en un máximo histórico.
Para un economista entrevistado por Ámbito Financiero (22.1), ni China ni el petróleo son los "detonantes" de la situación actual - "la causa", dice, es Estados Unidos. "Desde marzo del año pasado (casi un año), las ganancias esperadas de las empresas son negativas (...) la facturación viene mal y las ganancias peor". Agrega: "China crece menos porque lo que fabrican norteamericanos y europeos en ese país y lo exportan a Estados Unidos y Europa tiene menos demanda. El problema es (...) el cuasi estancamiento en Estados Unidos y Europa". En definitiva, la bolsa norteamericana se encuentra sobrevaluada, por un lado, debido a una especulación a la suba promovida por compras financiadas a tasas de interés bajísimas y, por el otro, por una caída generalizada de beneficios. Esta situación debe desembocar, al límite, en una nueva etapa de quiebras. Es un retorno al punto de partida - la quiebra de Bearn an Sternm primero, en julio/diciembre de 2007 y la de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, a una escala financiera y social considerablemente más elevada.
La "transición" china
No obstante lo anterior, la crisis que se desarrolla en China es sencillamente extraordinaria; representa un punto de viraje en la crisis mundial y en el conjunto de la situación política. No es esta, sin embargo, la opinión del 'establishment'. Para esta China debería completar su gran performance de las ultimas décadas pasando de una economía industrial de exportación a una economía con predominio de los servicios - educación, salud, una economía de crédito generalizado. La refutación de que China estaría amenazada por una crisis de alcances inestimables, residiría en las posibilidades inmensas que ofrecería el pasaje a una economía realmente moderna. China enfrenta una enorme sobreproducción industrial financiado con un endeudamiento aun mayor. "El endeudamiento general de China (...), y en especial de sus corporaciones no financieras, es mayor que en Estados Unidos". (Martin Wolf, editor del Financial Times, 20.1).
La "transición" salvadora, sin embargo, no avanza - y por causa. "Aunque el gobierno promete una gran tolerancia para compañías del sector privado e inversores extranjeros en algunas áreas de la economía, no hay apetito por privatizaciones generalizadas en áreas tradicionales dominadas por el estado (...). El enfoque preferido del estado, con relación a las "compañías zombies" es proceder a fusiones o adquisiciones en lugar de quiebras y liquidaciones". Pero las 'fusiones y adquisiciones' suponen la asociación o venta de empresas a precios cercanos a la quiebras, y a la venda de los activos superfluos a precios de remate. Esto es lo que no puede abordar el gobierno chino, porque representaría un salto al vacío, por un lado, y por el temor a un estallido social, por el otro. Para "muchos analistas, sin embargo, el retroceso de la industria pesada es tan salvaje que el gobierno no podría salvarla aunque quisiera" (Mitchell, Financial Times, 20.1). A la luz de esto, aunque el 'detonante' se encuentre en Estados Unidos, se trata de una bomba a control remoto que produciría su estallido en China. Entretanto, la sobreproducción industrial, la caída de la tasa de beneficio y el endeudamiento han producido una feroz salida de capitales, del orden de un billón de dólares en el año. China tiene su propio 'mercado blue' en Hong Kong, Macao o incluso Londres, donde su moneda se cotiza por debajo del 'oficial'. La reacción del gobierno ha sido recurrir al método Kicillof - con resultados que acabaran siendo mas catastróficos.
Brasil
Lo que los chinos parecen reacios a hacer, en Brasil va a ritmo de zamba. Es el caso de Petrobras, que fue señalada por el desarrollismo brasileño como la nave de proa de la industrial del país. En su entorno se desarrollaron contratistas de construcción y proveedores industriales de equipos petroleros para perforaciones complejas y para refinerías. Entre la caída del precio del petróleo, la tendencia decreciente de los beneficios - compensada por un endeudamiento creciente - y el retiro del financiamiento internacional, Petrobras paso de una capitalización bursátil de u$s270 mil millones a la actual de u$s25 mil millones - una desvalorización sin precedentes (Valor Económico, 16.1). La industria creada en su periferia enfrenta la bancarrota. "Hoy, dice un columnista del diario citado, están siendo ofrecidos entre 20 y 30 activos, que incluyen a Braskem, Liquigas, BR Distribuidora, TAG y las terminales de GNI de Rio de Janeiro y Pecem". Está negociando la venda de sus ramas de fertilizantes. Para salir de la quiebra pretende también vender los oleoductos y pasar de propietaria a usuaria. El pronóstico oficial es que el PBI de Brasil se hundirá mas de un 4% en 2016 y una tasa dos veces y media más alta la industria. El diario en cuestión afirma que la "capitalización de Petrobras (por el Estado) resulta inevitable", aunque advierte que cuando el tema se planteo el año pasado "la discusión no prospero por el impacto directo que tendría en la ya elevada deuda bruta del sector público".
El destino de Petrobras y de buena parte de la industria de Brasil deberá desatar una crisis social y política inmensa, que apenas se insinúa en la que ya ha puesto en marcha el llamado 'lava jato'. La siderurgia y la metalurgia brasileña están trabajando a mitad de su capacidad; la prensa alerta acerca de la inminencia de diez millones de desocupados. La crisis mundial en esta etapa ha convertido a la crisis desatada por la quiebra de Lehman Brothers, en un episodio iniciático.
Pdvsa no ha desarrollado ningún entorno industrial, pero ha sido convertida, en Venezuela, en la financista de la industria nacionalizada y de gran parte de las cooperativas y planes sociales (la nacionalizada Sidor estaría trabajando al 30% de su capacidad). Para 2016, Pdvsa y el estado venezolano enfrentan vencimientos de deuda internacionales que son impagables. Se encuentra planteada la cuestión del 'defol' - con sus inmensas consecuencias políticas internacionales.
La caída de los precios de las materias primas, así como el elevado endeudamiento de los periodos de 'vacas gordas', ha producido una salida de capitales de América Latina, en 2015, de unos u$s700 mil millones.
Estados Unidos-Arabia Saudita
La sobreproducción petrolera está estrechamente vinculada con la política de rescate capitalista aplicada para salir de la crisis. Ocurre que, mas allá de los progresos tecnológicos, el desarrollo de la producción de gas y petróleo no convencionales no habría podido desarrollarse, en Estados Unidos, sin el enorme subsidio que representaron las bajísimas tasas de interés. Habilitaron la entrada al mercado de una producción cuyo costo oscilaba entre u$s50 y u$s80 el barril. Esto autoriza las sospechas de los gobernantes venezolanos y saudíes de que la sobreproducción de petróleo fue una orientación estratégica de Estados Unidos para golpear, a unos, y condicionar, a otros, en el plano político.
La pugna ha llegado a un momento crucial, porque, de un lado, una cincuentena de empresas han debido tirar la chancleta, que ha comprometido a varios bancos. El Wells Fargo, el primer banco de Estados Unidos, tiene comprometidos unos u$s20 mil millones en esta industria. Según una agencia internacional, "las grandes compañías petroleras dependen del dinero de sus acreedores" (Ámbito, 22.1). Por otro lado, Arabia Saudita ha decidido mantener la pulseada negarse a reducir la producción para llevar los precios a nivel más alto. El resultado es una quiebra de los ingresos petroleros del reino y un fuerte déficit fiscal. La salida elegida por el reino para definir la competencia en el mercado ha sido la de privatizar parte de su empresa estatal, Aramco, un 30% - aunque sobre un valor de más de tres billones de dólares. La intención de recaudar una caja de u$s900 mil millones choca con la obvia barrera de que una colocación semejante de acciones hundiría su precio. La cuestión petrolera está llevando a la quiebra de Rusia, un fenómeno de alcance 'geopolítico' - el eufemismo para esconder la tendencia a la guerra, pero por sobre todo a una quiebra del régimen putiniano. Los jubilados rusos acaban de impedir una reducción de sus haberes por parte del gobierno.
En gran parte del mercado mundial se desarrolla esta lucha por quebrar a los rivales y monopolizar el mercado: la minera Rio Tinto está aumentando sus inversiones en un mercado claramente bajista para quebrar a competidores como Glencore, que está vendiendo activos que ha comprado poco antes del estallido de la crisis. En esta pelea puede salir muy afectada también la brasileña Vale do Rio Doce (los bonos de esta compañía están un 40% abajo de su valor de emisión).
Episodios
La prensa mundial alerta acerca de otros episodios que ilustran la extensión de la presente crisis o la diversidad de detonantes que ha plantado. El comentario del día en Europa es el elevado nivel de la cartera incobrable de los bancos italianos, una 280 mil millones de euros. El banco Monte dei Paschi enfrenta, esta vez parece que en forma definitiva, una bancarrota - que arrastraría a otras financieras.
Hasta el mercado de los buitres parece afectado. Los llamados 'bonos basura', que fueron emitidos por compañías con menor capacidad de repago, han caído en forma sustancial. Los buitres que han comprado bonos a precios de remate ("falling knive") se han visto perjudicados por un descenso ulterior de sus cotizaciones.
La conclusión que emerge de todo esto es simplemente que 2016 será un año de grandes convulsiones políticas. Los presupuestos en que basa su orientación un gobierno como el de Macri, está completamente superado.
Fuente: Prensa Obrera.
La Prensa Obrera es el periódico de un partido revolucionario argentino, el Partido Obrero. De otra forma, sería un mero grupo de estudios que no se merecería ese nombre.
El Partido Obrero es una organización de lucha política de la clase obrera, cuyo horizonte estratégico es el gobierno de los trabajadores, para que la crisis no sea descargada sobre la clase obrera en rescate del capital. Para esto es evidente que necesitamos imponer el ajuste contrario, que la crisis la paguen los capitalistas con una salida obrera, socialista y revolucionaria a la crisis.
Conquistamos un bloque legislativo a nivel nacional compuesto por cuatro parlamentarios revolucionarios del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, luchadores obreros y populares que defienden la independencia política de la clase obrera.