Es evidente que las mujeres y los hombres nos encontramos en posiciones distintas en la Esfera de la Reproducción, en la Producción de Vida y en el Campo del Deseo.
Sin embargo, en lo que atañe a las relaciones de propiedad, la evidencia demuestra que la universalidad del capital supera y subsume la contradicción sexo-género hombres-mujeres, en grado tal que para ser propietario de capital, en los países con más avanzado desarrollo del capitalismo, no existe ya ninguna restricción jurídico-política de sexo-género a la propiedad, es decir, pueden ser propietarios de capital los hombres y las mujeres.
Recordemos, el capitalismo es el modo de producción en el que la clase dominante, la clase explotadora, es la clase propietaria de capital, propiedad que se forma y aumenta con plusvalía, –tiempo de trabajo no pagado a la clase obrera concretado en riquezas, servicios y bienes materiales -, que se reparte en forma de títulos de valor y propiedad entre sus individuos componentes… sean del sexo-genero que sean.
No existe ya, pues, un régimen histórico que podamos denominar “Patriarcado” al interior del capitalismo avanzado, aunque exista el machismo.
El capital lo tiene muy claro… Estas son palabras de la ponencia del financiero vasco-español Pedro Luis Uriarte en la Cumbre Iberoamericana de Mujeres del 13 de noviembre del año 2008, en las que constata un proceso ocurrido ya en lo que el denomina “Primer Mundo”:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] “– Como la población femenina mundial crece a razón de 1,28 mujeres por segundo, a mitad del Siglo XXI, en el año 2050, el género femenino totalizará 4.800 millones de mujeres.
– Para calcular el impacto económico potencial de este macro-colectivo marginado, basta con multiplicar la mitad de esa cifra de mujeres (suponiendo que sólo trabajasen en oficios retribuidos el 50%) por 1 dólar diario de PIB no aportado, para apreciar que estamos hablando de un impacto de 876.000 millones de dólares anuales, casi el tamaño de la economía española.
– Si la multiplicación de ese 50% de mujeres no trabajadoras (2.400 millones) la hiciéramos por el PIB per capita global actual (alrededor de 8.900$/per capita) estaríamos hablando de 21,4 billones de $, es decir un 25% más que el PIB actual de la Unión Europea.
En otras palabras, la mayor aportación del género femenino al PIB mundial, que debe conseguirse, representará, no sólo una ENORME INNOVACIÓN SOCIAL, sino que se traducirá en una increíble generación de renta y, por tanto, de prosperidad para todos, no sólo para las propias mujeres.”
En primer lugar, aquí Uriarte (2) cuantifica incluso la plusvalía potencial de la inmersión del proletariado femenino mundial en la relación salarial, cuando señala las dos variantes de remuneración salarial media, a un dólar diario 876.000 millones de dólares, pero renumeradas a 8.900 dólares anuales nada menos que 21,4 billones de dólares, lo cual equivaldría a un tercio del Producto Interior Bruto Mundial actual, unos 60 billones de dólares. Así que la plusvalía potencial es de 20 billones de dólares.
Con semejante nueva expansión de la relación salarial, el capitalismo tendría aliento para desplegar otra larga fase de la acumulación mundial de capital, hacia 2050, cuando el despliegue de la inmersión de esta nueva concurrencia terminará. En esto van los afanes del capital. Eso si, como la composición orgánica de capital también se va elevando, el plazo real de esta eventual nueva fase de acumulación sería menor que los 36 años que van de ahora a 2050.
Ya hoy es evidente que, por este orden, la URSS, Europa, Japón y los EEUU lograron movilizar a las mujeres proletarias masivamente hacia la creación de nueva fuerza de trabajo disponible para su explotación en la Esfera de la Producción, a través de un proceso complejo en el que los capitalistas, en determinado punto, fueron capaces de asumir la Abolición del Patriarcado, con todas sus letras, para conseguirlo.
Para dejarlo claramente remarcado, en términos jurídico-políticos, en estas décadas lo que hemos vivido en nuestro país, Euskal Herria, en el estado español y en Europa entera, es la Abolición Formal del Patriarcado y estamos viviendo la culminación de la Abolición Real del Patriarcado, o, más bien, de sus restos.
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