En el régimen de producción capitalista, antes de producir cualquier mercancía se ha de producir un intercambio comercial; los capitalistas han de acudir al mercado y comprar, a los trabajadores asalariados el usufructo de su fuerza de trabajo, es decir, los capitalistas necesitan haber acumulado cierta cantidad de valor para poder comprar dicho usufructo de la fuerza de trabajo.
El capital y sus formas arcaicas
En las sociedades capitalistas es necesaria la existencia de dos tipos de ciudadanos que se caracterizan; los unos por ser propietarios de medios de producción y de consumo, haber acumulado en sus manos trabajo muerto, y los otros por ser propietarios del usufructo de un valor de uso su fuerza de trabajo, pero que carecen de medios de producción, por lo que su fuerza de trabajo para ellos no tiene valor de uso. En el mercado capitalista del trabajo se enfrentan los capitalistas propietarios del trabajo muerto frente al trabajo vivo, para aumentar la propiedad de trabajo muerto de dichos capitalistas. El capitalista hace uso de la fuerza de trabajo comprada, teniendo en cuenta que su propietario está en la obligación de cambiarla por un valor inferior al de su uso, y la emplea en la producción de mercancías con lo que obtiene una ganancia o plusvalía, que se materializa para el capitalista en la venta de esas mercancías. Pero la naturaleza no produce por un lado a poseedores de capital y por otro lado a poseedores exclusivamente de su fuerza de trabajo. No existe el genotipo que predestine a unos seres humanos a ser poseedores de medios de producción y a otros a estar privados de ellos. La existencia de la mercancía fuerza de trabajo, y la propiedad común sobre ella por parte de los capitalistas, es garantizada por el estado mediante el monopolio de la fuerza.
En el sistema capitalista el obrero viviente, se dirige al mercado y vende su mercancía; la fuerza de trabajo, su propia corporalidad, a cambio de una determinada cantidad de valor bajo la forma de dinero. En el proceso de producción se transforma la fuerza de trabajo en capital variable, objetivándose la fuerza de trabajo del obrero viviente en el valor de uso por él producido, transformándose una parte de la vida del obrero en trabajo muerto como capital. El capitalista se dirige al mercado para realizar la totalidad del trabajo muerto en la mercancía contenido como valor de cambio, que, al ser comprada por un trabajador asalariado, y consumido el valor de uso contenido en la mercancía, se vuelve a subjetivar en obrero viviente el trabajo muerto objetivado en el valor de uso. Esta es la apropiación de trabajo vivo sobre la que se asienta el régimen de producción capitalista, con el único objetivo confesado de vampirizar la mayor cantidad posible de la vida del trabajador asalariado como trabajo muerto.
En el capitalismo el trabajo vivo, el obrero viviente, es la fuente de donde emana todo valor de cambio, pero él mismo carece de tal valor de cambio.
El gremio
El código de Hammurabi (¿1790-1750? a. C.), entre otras cosas el primer convenio colectivo o laudo conocido de la historia, podemos constatar su regulación:
En la Fase del gremio (1000 – 1400) el modo de producción capitalista está sometido al estado feudal. Se caracteriza por máquinas manejadas por artesanos, fabricadas por artesanos y movidas por animales o por molinos de agua. Se introduce el uso del estribo y la ballesta procedentes de la China. El arado romano es sustituido por el arado normando de vertedera, más potente y con ruedas que incluía una hoja metálica vertical. Aparece el arnés para el caballo, junto a los tirantes laterales que unidos al uso del balancín y de las herraduras clavadas facilita la tracción, lo que permite aumentar la velocidad de transporte y quintuplicar la carga que movían los bueyes con el yugo. La generación de nuevos sistemas de rotación de cultivos, el barbecho, la especialización en el trigo dejando de un lado, excepto como forraje, a otros cereales. La generación de nuevos abonos y el desarrollo de técnicas de regadío muy eficaces. Nuevas líneas de comunicación como alternativa a las vías terrestres, vías fluviales en el Po, el Ródano, el Loira, el Sena, el Rin, el Oder, el Támesis, el Danubio. Inventos; Papel moneda (China siglo VII) Pluma (España siglo VII) Molino de viento (Persia siglo VII) Xilografía (Japón-China siglo VIII) Cámara oscura. Imprenta de libros (China. siglo IX) Pólvora. Esclusa (China siglo X) Rueca (Asia siglo XI) Brújula (China-Arabia siglo XI) Timón (Arabia siglo XII) Lupa (Robert Grosseteste 1200) Hojalata (Bohemia 1250) Cañón (China 1280) Gafas (Italia 1286) Teoría del ímpetu (Jean Buridan. Béthune, 1300 – 1358) Reloj-despertador (Alemania 1380)
Los Calculatores de Merton College, primera mitad del siglo XIV, tienen como principal éxito en el campo de la cinemática la elaboración del teorema de la velocidad media. Jean Buridan (Béthune, 1300 - 1358), desarrolló la teoría del ímpetu, que explicaba el movimiento de proyectiles y fue el primer paso hacia el concepto moderno de inercia. Nicolás Oresme (1320 - 1380), por su parte, demostró que las razones propuestas por la física aristotélica contra el movimiento del planeta Tierra no eran válidas en favor de la teoría de que es la Tierra la que se mueve, y no los cuerpos celestes. Descubrió el cambio de dirección de la luz a través de la refracción atmosférica.
Este período histórico, caracterizado por un gran progreso económico, es truncado por la crisis del sistema feudal en el siglo XIV. La crisis empieza como consecuencia de un estancamiento de la producción agrícola y el aumento continuado de la población. Se produjo un cambio climático de 1314 a 1317 que afectó de forma grave y continua a casi todo el mundo occidental ocasionando inundaciones y perdida de las cosechas, haciendo aparecer el hambre. El aumento de los impuestos para poder financiar guerras como la Guerra Civil de Castilla, la Guerra de las 2 Rosas en Inglaterra, y las revueltas de las ciudades italianas y sobre todo la Guerra de los Cien Años, provoca escasez de metal para acuñar moneda. La corrupción política en los estados feudales recurre a la práctica, que hundió al Imperio Romano, de devaluar la moneda rebajando el contenido en plata en la aleación de la moneda. Las levas forzosas van a incidir en el campesinado joven, lo cual va en perjuicio de la producción agrícola. El aumento del hambre provoca un debilitamiento general de la población, y junto a la aparición de la peste negra, a mediados del siglo XIV, acaba con un tercio de la población europea. La escasez de trabajadores provocó una competencia de los señores feudales por conseguirlos lo que, a su vez, indujo un enorme relajamiento de las leyes de servidumbre, un aumento general de salarios y, como consecuencia, una baja en las rentas señoriales. Los señores abandonan el cultivo directo de las tierras y lo que hacen es dejarla en manos de colonos a cambio de rentas fijas o las cesiones de las tierras mediante el sistema de aparcería. El intento de los señores de restablecer antiguos derechos feudales, provoca descontento, revueltas campesinas y urbanas, poniendo fin a la hegemonía del modo de producción feudal en las formaciones sociales de Europa Occidental. La resistencia de los siervos a los señores feudales son prueba las guerras campesinas, como la insurrección de Wat Tyler en Inglaterra (siglo XIV) y la de la Jacquerie en Francia (siglos XIV y XV), las guerras husitas en Bohemia (siglo XV), la guerra campesina de Alemania (siglo XVI) También se producen revueltas campesinas fuera de Europa Occidental como el levantamiento de los sijs en la India (siglos XVII y XVIII), los movimientos de Bolótnikov, Razin (siglo XVII) y Pugachov (siglo XVIII) en Rusia y de los tai-ping en China (siglo XIX)
Acumulación original de capital y función empresarial
Desde Marx se sabe que toda acumulación originaria de capital tiene su origen en el engaño, o en la estafa, o en el tráfico de influencias, o en la apropiación indebida, o en el robo, o en el expolio, o en el atraco, o en la piratería, o en el tráfico de esclavos, o en la guerra de conquista, o en la explotación entre otros medios o en una combinación de algunos o todos ellos, y que el único medio que seguro que no sirve al fin de crear capital es cualquier forma de trabajo propio. Estos fenómenos no son cosa del pasado, del capitalismo manufacturero o industrial, en la actualidad, en la fase del dominio de la usura, de la banca de reserva fraccionaria, la expropiación de las clases populares también se produce de forma igual o más violenta, aunque mucho más sibilina. Junto a la tradicional deuda pública, han aparecido nuevas formas de acumulación de capital como el robo de las acciones preferentes, o la no dación en pago de las hipotecas.
Este conocimiento lo han puesto en cuestión los subjetivistas ideólogos del utilitarismo marginal con las categorías de función empresarial y preferencia temporal que se definen como;
- Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo XXIV, 'la llamada acumulación originaria':
- La génesis del capitalista industrial no se produjo de una manera tan gradual como la del arrendatario. Indudablemente, no pocos pequeños maestros gremiales, y aún más pequeños artesanos independientes, e incluso trabajadores asalariados, se transformaron primero en pequeños capitalistas, y luego, mediante una explotación paulatinamente creciente de trabajo asalariado y la acumulación consiguiente, en capitalistas sans phrase [sin más especificación]. Durante la infancia de la producción capitalista solía ocurrir lo que sucedía durante la infancia del sistema urbano medieval, cuando el problema consistente en saber cuál de los siervos de la gleba huidos se convertiría en amo y cuál en sirviente, se resolvía de ordinario por la fecha, más temprana o más tardía, de su fuga. Con todo, el paso de tortuga inherente a este método en modo alguno era compatible con las necesidades comerciales del nuevo mercado mundial, creado por los grandes descubrimientos de fines del siglo XV. Pero la Edad Media había legado dos formas diferentes de capital, que maduran en las formaciones económico-sociales más diferentes y que antes de la era del modo de producción capitalista son consideradas como capital quand même [en general]: el capital usurario y el capital comercial. El régimen feudal en el campo y la constitución corporativa en la ciudad, le impedían al capital dinerario formado por medio de la usura y el comercio transformarse en capital industrial. Esas barreras cayeron al disolverse las mesnadas feudales y al ser expropiada, y en parte desalojada, la población rural. La nueva manufactura se asentó en puertos marítimos exportadores o en puntos de la campaña no sujetos al control del viejo régimen urbano y de su constitución corporativa. De ahí que en Inglaterra las incorporated towns lucharan encarnizadamente contra esos nuevos semilleros industriales.
El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos constituyen factores fundamentales de la acumulación originaria. Pisándoles los talones, hace su aparición la guerra comercial entre las naciones europeas, con la redondez de la tierra como escenario. Se inaugura con el alzamiento de los Países Bajos y su separación de España; adquiere proporciones ciclópeas en la guerra anti jacobina llevada a cabo por Inglaterra y se prolonga todavía hoy en las guerras del opio contra China, etcétera.
Los diversos factores de la acumulación originaria se distribuyen ahora, en una secuencia más o menos cronológica, principalmente entre España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. En Inglaterra, a fines del siglo XVII, se combinan sistemáticamente en el sistema colonial, en el de la deuda pública, en el moderno sistema impositivo y el sistema proteccionista. Estos métodos, como por ejemplo el sistema colonial, se fundan en parte sobre la violencia más brutal. Pero todos ellos recurren al poder del estado, a la violencia organizada y concentrada de la sociedad, para fomentar como en un invernadero el proceso de transformación del modo de producción feudal en modo de producción capitalista y para abreviar las transiciones. La violencia es la partera de toda sociedad vieja preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica.
Del sistema colonial cristiano dice William Howitt, un hombre que del cristianismo ha hecho una especialidad: "Los actos de barbarie y los inicuos ultrajes perpetrados por las razas llamadas cristianas en todas las regiones del mundo y contra todos los pueblos que pudieron subyugar, no encuentran paralelo en ninguna era de la historia universal y en ninguna raza, por salvaje e inculta, despiadada e impúdica que ésta fuera". La historia de la administración colonial holandesa y Holanda era la nación capitalista modelo del siglo XVII "expone ante nuestros ojos un cuadro insuperable de traiciones, sobornos, asesinatos e infamias”. Nada es más característico que su sistema de robo de hombres, aplicado en Célebes para explotarlos como esclavos en Java. Se adiestraba con este objetivo a los ladrones de hombres. El ladrón, el intérprete y el vendedor eran los principales agentes en este negocio; príncipes nativos, los principales vendedores. Se mantenía escondidos en prisiones secretas de Célebes a los jóvenes secuestrados, hasta que, suficientemente maduros, se los pudiera despachar en los barcos de esclavos. Un informe oficial dice: "Esta ciudad de Macasar, por ejemplo, está llena de prisiones secretas, cada una más horrenda que la otra, atestadas de infortunados, víctimas de la codicia y la tiranía, cargados de cadenas, arrancados de sus familias a viva fuerza". Para apoderarse de Malaca, los holandeses sobornaron al gobernador portugués. Éste, en 1641, los dejó entrar a la ciudad. Los atacantes volaron hacia la casa del gobernador y lo asesinaron, para "abstenerse" de pagarle las [sterling] 21.875 que le habían prometido. Donde asentaban la planta, los seguían la devastación y la despoblación. Baniuuangui, una provincia de Java, contaba en 1750 más de 80.000 habitantes, en 1811 apenas eran 8.000. ¡He aquí el doux commerce [dulce comercio]!
Es sabido que la Compañía Inglesa de las Indias Orientales obtuvo, además de la dominación política en la India, el monopolio exclusivo del comercio del té, así como del comercio chino en general, y del transporte de bienes desde Europa y hacia este continente. Pero la navegación de cabotaje en la India y entre las islas, así como el comercio interno de la India, se convirtió en monopolio de los altos funcionarios de la compañía. Los monopolios de la sal, del opio, del betel y de otras mercancías eran minas inagotables de riqueza. Los funcionarios mismos fijaban los precios y expoliaban a su antojo al infeliz hindú. El gobernador general participaba en ese comercio privado. Sus favoritos obtenían contratos bajo condiciones mediante las cuales ellos, más astutos que los alquimistas, hacían oro de la nada. Grandes fortunas brotaban como los hongos, de un día para otro, la acumulación originaria se efectuaba sin necesidad de adelantar un chelín. El proceso contra Warren Hastings está cuajado de tales ejemplos. He aquí un caso. Se adjudica un contrato de suministro de opio a un tal Sullivan aunque estaba por partir en misión oficial a una región de la India muy distante de los distritos del opio. Sullivan vende su contrato por [sterling] 40.000 a un tal Binn, Binn lo vende el mismo día por [sterling] 60.000, y el último comprador y ejecutor del contrato declara que, después de todo eso, obtuvo enormes ganancias. Según una lista sometida a la consideración del parlamento, la compañía y sus funcionarios se hicieron regalar por los indios, de 1757 a 1766, seis millones de libras esterlinas! Entre 1769 y 1770 los ingleses fabricaron una hambruna, acaparando todo el arroz y negándose a revenderlo a no ser por precios fabulosos.
El trato dado a los aborígenes alcanzaba los niveles más vesánicos, desde luego, en las plantaciones destinadas exclusivamente al comercio de exportación, como las Indias Occidentales, y en los países ricos y densamente poblados, entregados al saqueo y el cuchillo, como México y las Indias Orientales. Pero tampoco en las colonias propiamente dichas se desmentía el carácter cristiano de la acumulación originaria. Esos austeros "virtuosos" del protestantismo, los puritanos ww, establecieron en 1703, por acuerdo de su assembly, un premio de [sterling] 40 por cada cuero cabelludo de indio y por cada piel roja capturado; en 1720, un premio de [sterling] 100 por cuero cabelludo, y en 1744, después que la Massachusetts Bay hubo declarado rebelde a cierta tribu, fijaron los siguientes precios: por escalpo de varón de 12 años o más, [sterling] 100 de nuevo curso; por prisioneros varones, [sterling] 105; por mujeres y niños tomados prisioneros, [sterling] 55 xx; por cuero cabelludo de mujeres y niños, [sterling] 50. Algunos decenios después, el sistema colonial se vengó en la descendencia, que en el ínterin se había vuelto rebelde, de los piadosos pilgrim fathers [padres peregrinos]. Fueron tomahauqueados por agentes a los que Inglaterra instigaba y pagaba. El parlamento británico declaró que los sabuesos y el escalpado eran "medios que Dios y la naturaleza han puesto en sus manos".
El sistema colonial hizo madurar, como plantas de invernadero, el comercio y la navegación. Las "sociedades Monopolia" (Lutero) constituían poderosas palancas de la concentración de capitales. La colonia aseguraba a las manufacturas en ascenso un mercado donde colocar sus productos y una acumulación potenciada por el monopolio del mercado. Los tesoros expoliados fuera de Europa directamente por el saqueo, por la esclavización y las matanzas con rapiñas, refluían a la metrópoli y transformaban allí en capital. Holanda, la primera en desarrollar plenamente el sistema colonial, había alcanzado ya en 1648 el cenit de su grandeza comercial. Se hallaba "en posesión casi exclusiva del comercio con las Indias Orientales y del tráfico entre el sudoeste y el nordeste europeos. Sus pesquerías, sus flotas, sus manufacturas, sobrepujaban a las de cualquier otro país. Los capitales de la república eran tal vez más considerables que los de todo el resto de Europa". Gülich se olvidó de agregar: la masa del pueblo holandés estaba ya en 1648 más recargada de trabajo y empobrecida, más brutalmente oprimida, que las masas populares de todo el resto de Europa.
El sistema colonial arrojó de un solo golpe todos los viejos ídolos por la borda. Proclamó la producción de plusvalor como el fin último y único de la humanidad. Aquel sistema fue la cuna de los sistemas modernos de la deuda pública y del crédito.
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El capital y sus formas arcaicas
- Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo VIII:
- El capitalista ha comprado la fuerza de trabajo por su valor diario. Le pertenece el valor de uso de la misma durante una jornada laboral. Ha obtenido el derecho, pues, de hacer que el obrero trabaje para él durante un día. ¿Pero qué es una jornada laboral? En todo caso, menos de un día natural de vida. ¿Y cuánto menos? El capitalista tiene su opinión sobre esa última Thule, el límite necesario de la jornada laboral. Como capitalista, no es más que capital personificado. Su alma es el alma del capital. Pero el capital tiene un solo impulso vital, el impulso de valorizarse, de crear plusvalor, de absorber, con su parte constante, los medios de producción, la mayor masa posible de plustrabajo. El capital es trabajo muerto que sólo se reanima, a la manera de un vampiro, al chupar trabajo vivo, y que vive tanto más cuanto más trabajo vivo chupa. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el cual el capitalista consume la fuerza de trabajo que ha adquirido. Si el obrero consume para sí mismo el tiempo a su disposición, roba al capitalista.
El capitalista, pues, se remite a la ley del intercambio mercantil. Al igual que cualquier otro comprador, procura extraer la mayor utilidad posible del valor de uso que tiene su mercancía. Pero súbitamente se alza la voz del obrero, que en el estrépito y agitación del proceso de producción había enmudecido:
La mercancía que te he vendido se distingue del populacho de las demás mercancías en que su uso genera valor, y valor mayor del que ella misma cuesta. Por eso la compraste. Lo que desde tu punto de vista aparece como valorización de capital, es desde el mío gasto excedentario de fuerza de trabajo.
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En las sociedades capitalistas es necesaria la existencia de dos tipos de ciudadanos que se caracterizan; los unos por ser propietarios de medios de producción y de consumo, haber acumulado en sus manos trabajo muerto, y los otros por ser propietarios del usufructo de un valor de uso su fuerza de trabajo, pero que carecen de medios de producción, por lo que su fuerza de trabajo para ellos no tiene valor de uso. En el mercado capitalista del trabajo se enfrentan los capitalistas propietarios del trabajo muerto frente al trabajo vivo, para aumentar la propiedad de trabajo muerto de dichos capitalistas. El capitalista hace uso de la fuerza de trabajo comprada, teniendo en cuenta que su propietario está en la obligación de cambiarla por un valor inferior al de su uso, y la emplea en la producción de mercancías con lo que obtiene una ganancia o plusvalía, que se materializa para el capitalista en la venta de esas mercancías. Pero la naturaleza no produce por un lado a poseedores de capital y por otro lado a poseedores exclusivamente de su fuerza de trabajo. No existe el genotipo que predestine a unos seres humanos a ser poseedores de medios de producción y a otros a estar privados de ellos. La existencia de la mercancía fuerza de trabajo, y la propiedad común sobre ella por parte de los capitalistas, es garantizada por el estado mediante el monopolio de la fuerza.
En el sistema capitalista el obrero viviente, se dirige al mercado y vende su mercancía; la fuerza de trabajo, su propia corporalidad, a cambio de una determinada cantidad de valor bajo la forma de dinero. En el proceso de producción se transforma la fuerza de trabajo en capital variable, objetivándose la fuerza de trabajo del obrero viviente en el valor de uso por él producido, transformándose una parte de la vida del obrero en trabajo muerto como capital. El capitalista se dirige al mercado para realizar la totalidad del trabajo muerto en la mercancía contenido como valor de cambio, que, al ser comprada por un trabajador asalariado, y consumido el valor de uso contenido en la mercancía, se vuelve a subjetivar en obrero viviente el trabajo muerto objetivado en el valor de uso. Esta es la apropiación de trabajo vivo sobre la que se asienta el régimen de producción capitalista, con el único objetivo confesado de vampirizar la mayor cantidad posible de la vida del trabajador asalariado como trabajo muerto.
En el capitalismo el trabajo vivo, el obrero viviente, es la fuente de donde emana todo valor de cambio, pero él mismo carece de tal valor de cambio.
El gremio
- Karl Marx y Friedrich Engels en El Manifiesto Comunista:
- De los siervos de la gleba de la Edad Media surgieron los “villanos” de las primeras ciudades; y estos villanos fueron el germen de donde brotaron los primeros elementos de la burguesía.
Pero los mercados seguían dilatándose, las necesidades seguían creciendo. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El invento del vapor y la maquinaria vinieron a revolucionar el régimen industrial de producción. La manufactura cedió el puesto a la gran industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales, a los burgueses modernos
La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media.
Vemos, pues, que la moderna burguesía es, como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo proceso histórico, fruto de una serie de transformaciones radicales operadas en el régimen de cambio y de producción.
A cada etapa de avance recorrida por la burguesía corresponde una nueva etapa de progreso político. Clase oprimida bajo el mando de los señores feudales, la burguesía forma en la “comuna” una asociación autónoma y armada para la defensa de sus intereses; en unos sitios se organiza en repúblicas municipales independientes; en otros forma el tercer estado tributario de las monarquías; en la época de la manufactura es el contrapeso de la nobleza dentro de la monarquía feudal o absoluta y el fundamento de las grandes monarquías en general, hasta que, por último, implantada la gran industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se conquista la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo. Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.
La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario.
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El código de Hammurabi (¿1790-1750? a. C.), entre otras cosas el primer convenio colectivo o laudo conocido de la historia, podemos constatar su regulación:
Una segunda fase en el desarrollo del capitalismo tiene lugar en el Siglo X en la Europa medieval, se produce un nuevo y espectacular desarrollo de las fuerzas productivas provocando una sobrepoblación rural y su emigración a las ciudades que hará entrar en crisis las relaciones de producción feudales. Provoca la emancipación de las ciudades de la servidumbre hacia el señor feudal de turno, y pondrá fin al estancamiento económico que dura en Occidente desde el siglo III. Las primeras villas y burgos en independizarse del dominio feudal se producen en el siglo XII. En las ciudades emancipadas del poder de los señores feudales la burguesía se organiza en corporaciones por oficios, y dentro de ellas la jerarquía básica es: la burguesía, maestros propietarios, oficiales y aprendices. Fuero de Villasila y Villamelendro. Carta de Privilegios de la Comuna de DreuxLey 257: Si uno tomó a su servicio un cosechador, le pagará 8 GUR de trigo por año.
Ley 258: Si uno tomó a su servicio un vaquero (Ungnad), un trillador (Scheil), le pagará 6 GUR de trigo por año.
Ley 261: Si uno tomó a su servicio en locación un pastor para bueyes y carneros, le dará 8 GUR de trigo por año.
Ley 273: Si uno tomó en locación un doméstico, desde el comienzo del año al quinto mes le dará 6 SHE de plata por día; desde el sexto mes al fin del año, le dará 5 SHE de plata por día.
Ley 274: Si uno tomó en locación el hijo de un obrero:
precio de un hombre 5
SHE de plata precio de un ladrillero
5 SHE de plata precio de un tejedor de plata
precio de un tallador de piedra de plata
… de plata
… de plata
de un carpintero de obra 4
SHE de plata precio de un obrero de cueros de plata
precio de un carpintero de ribera de plata
precio de un obrero de la construcción de plata le pagará por día.
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En la Fase del gremio (1000 – 1400) el modo de producción capitalista está sometido al estado feudal. Se caracteriza por máquinas manejadas por artesanos, fabricadas por artesanos y movidas por animales o por molinos de agua. Se introduce el uso del estribo y la ballesta procedentes de la China. El arado romano es sustituido por el arado normando de vertedera, más potente y con ruedas que incluía una hoja metálica vertical. Aparece el arnés para el caballo, junto a los tirantes laterales que unidos al uso del balancín y de las herraduras clavadas facilita la tracción, lo que permite aumentar la velocidad de transporte y quintuplicar la carga que movían los bueyes con el yugo. La generación de nuevos sistemas de rotación de cultivos, el barbecho, la especialización en el trigo dejando de un lado, excepto como forraje, a otros cereales. La generación de nuevos abonos y el desarrollo de técnicas de regadío muy eficaces. Nuevas líneas de comunicación como alternativa a las vías terrestres, vías fluviales en el Po, el Ródano, el Loira, el Sena, el Rin, el Oder, el Támesis, el Danubio. Inventos; Papel moneda (China siglo VII) Pluma (España siglo VII) Molino de viento (Persia siglo VII) Xilografía (Japón-China siglo VIII) Cámara oscura. Imprenta de libros (China. siglo IX) Pólvora. Esclusa (China siglo X) Rueca (Asia siglo XI) Brújula (China-Arabia siglo XI) Timón (Arabia siglo XII) Lupa (Robert Grosseteste 1200) Hojalata (Bohemia 1250) Cañón (China 1280) Gafas (Italia 1286) Teoría del ímpetu (Jean Buridan. Béthune, 1300 – 1358) Reloj-despertador (Alemania 1380)
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Los Calculatores de Merton College, primera mitad del siglo XIV, tienen como principal éxito en el campo de la cinemática la elaboración del teorema de la velocidad media. Jean Buridan (Béthune, 1300 - 1358), desarrolló la teoría del ímpetu, que explicaba el movimiento de proyectiles y fue el primer paso hacia el concepto moderno de inercia. Nicolás Oresme (1320 - 1380), por su parte, demostró que las razones propuestas por la física aristotélica contra el movimiento del planeta Tierra no eran válidas en favor de la teoría de que es la Tierra la que se mueve, y no los cuerpos celestes. Descubrió el cambio de dirección de la luz a través de la refracción atmosférica.
Este período histórico, caracterizado por un gran progreso económico, es truncado por la crisis del sistema feudal en el siglo XIV. La crisis empieza como consecuencia de un estancamiento de la producción agrícola y el aumento continuado de la población. Se produjo un cambio climático de 1314 a 1317 que afectó de forma grave y continua a casi todo el mundo occidental ocasionando inundaciones y perdida de las cosechas, haciendo aparecer el hambre. El aumento de los impuestos para poder financiar guerras como la Guerra Civil de Castilla, la Guerra de las 2 Rosas en Inglaterra, y las revueltas de las ciudades italianas y sobre todo la Guerra de los Cien Años, provoca escasez de metal para acuñar moneda. La corrupción política en los estados feudales recurre a la práctica, que hundió al Imperio Romano, de devaluar la moneda rebajando el contenido en plata en la aleación de la moneda. Las levas forzosas van a incidir en el campesinado joven, lo cual va en perjuicio de la producción agrícola. El aumento del hambre provoca un debilitamiento general de la población, y junto a la aparición de la peste negra, a mediados del siglo XIV, acaba con un tercio de la población europea. La escasez de trabajadores provocó una competencia de los señores feudales por conseguirlos lo que, a su vez, indujo un enorme relajamiento de las leyes de servidumbre, un aumento general de salarios y, como consecuencia, una baja en las rentas señoriales. Los señores abandonan el cultivo directo de las tierras y lo que hacen es dejarla en manos de colonos a cambio de rentas fijas o las cesiones de las tierras mediante el sistema de aparcería. El intento de los señores de restablecer antiguos derechos feudales, provoca descontento, revueltas campesinas y urbanas, poniendo fin a la hegemonía del modo de producción feudal en las formaciones sociales de Europa Occidental. La resistencia de los siervos a los señores feudales son prueba las guerras campesinas, como la insurrección de Wat Tyler en Inglaterra (siglo XIV) y la de la Jacquerie en Francia (siglos XIV y XV), las guerras husitas en Bohemia (siglo XV), la guerra campesina de Alemania (siglo XVI) También se producen revueltas campesinas fuera de Europa Occidental como el levantamiento de los sijs en la India (siglos XVII y XVIII), los movimientos de Bolótnikov, Razin (siglo XVII) y Pugachov (siglo XVIII) en Rusia y de los tai-ping en China (siglo XIX)
Acumulación original de capital y función empresarial
Desde Marx se sabe que toda acumulación originaria de capital tiene su origen en el engaño, o en la estafa, o en el tráfico de influencias, o en la apropiación indebida, o en el robo, o en el expolio, o en el atraco, o en la piratería, o en el tráfico de esclavos, o en la guerra de conquista, o en la explotación entre otros medios o en una combinación de algunos o todos ellos, y que el único medio que seguro que no sirve al fin de crear capital es cualquier forma de trabajo propio. Estos fenómenos no son cosa del pasado, del capitalismo manufacturero o industrial, en la actualidad, en la fase del dominio de la usura, de la banca de reserva fraccionaria, la expropiación de las clases populares también se produce de forma igual o más violenta, aunque mucho más sibilina. Junto a la tradicional deuda pública, han aparecido nuevas formas de acumulación de capital como el robo de las acciones preferentes, o la no dación en pago de las hipotecas.
Este conocimiento lo han puesto en cuestión los subjetivistas ideólogos del utilitarismo marginal con las categorías de función empresarial y preferencia temporal que se definen como;
Un cazador-recolector bosquimano cuando produce un arco y flechas está modificando el presente para conseguir unos objetivos futuros, pero solo la escuela austríaca afirma que un cazador-recolector bosquimano ejerce de empresario en un sentido amplio. Los trabajadores asalariados modifican el presente, con su trabajo, para conseguir sus objetivos en el futuro, mediante el salario. Solo a los seguidores del subjetivismo marginal de la escuela austríaca, se le ocurre decir que la función empresarial de algunos trabajadores y la búsqueda del máximo beneficio personal les convierten en trabajadores asalariados, o en empresarios en sentido amplio. Todo sea para ocultar que el concepto de empresario, en sentido estricto de la economía política, es, y solo es, aquel que contrata fuerza de trabajo asalariada. Los empresarios, o capitalistas, es un concepto que se refiere a los individuos que conforman una clase social históricamente determinada, es decir, aparecieron con unas condiciones económico-políticas determinas, y que con la desaparición de dichas condiciones pasarán al museo de la historia el trabajo asalariado y los empresarios, o capitalistas.Jesús Huerta de Soto en Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, página 41 escribió:En un sentido general o amplio la función empresarial coincide con la acción humana misma. En este sentido podría afirmarse que ejerce la función empresarial cualquier persona que actúa para modificar el presente y conseguir sus objetivos en el futuro.
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Dicho en Román Paladino; vale más pájaro en mano que ciento volando. La función empresarial y la preferencia temporal por el consumo presente no son hechos biológicos, la especie humana y muchas otras almacenan en un presente de relativa abundancia para tiempos futuros de escasez. La función empresarial y la preferencia temporal son “hechos económicos” que como todas las categorías filosóficas del subjetivismo marginal no requiere demostración teórica ni de evidencia histórica. Es una verdad “praxeológica” que basta enunciarla para demostrarla, y en todo caso su demostración es mitológica, no es en el mundo de la realidad histórica analizando hechos objetivos, sino en su mundo de ideal subjetividad adaptando conocidas novelas de ficción. Así explica la escuela austríaca como la función empresarial crea el capital;La Acción Humana. Teoría de la preferencia temporal escribió:El ser humano, siempre y en todo caso prefiere la satisfacción más próxima a la más remota, es decir, prefiere consumir en el presente a hacerlo en el futuro, o dicho de otra forma, valora más los bienes presentes que los futuro.
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Este ejemplo de la aparición del capitalismo, es la forma que tiene el subjetivismo marginal de la escuela austríaca de explicar las categorías filosóficas de las que parte, una preciosa historia novelada con una completa ausencia de fenómenos objetivos, en este caso hechos históricos. Con esta explicación, el profesor Jesús Huerta de Soto, no tiene la obligación de explicar la necesidad que conjuntamente al surgimiento del capital es necesario el surgimiento del trabajo asalariado. El profesor omite la presencia de Viernes, personaje que debido al descubrimiento y cálculos empresariales de Robinson Crusoe, es el que con toda seguridad verá reducida su ingesta de moras durante los cinco días, mientras busca, arranca y fabrica la vara. Moras que antes se ha encargado de recoger para él y para Robinson Crusoe. Fenómeno que el profesor puede explicar debido; a la función empresarial de Robinson, junto a una mayor preferencia temporal por el consumo presente por parte de Viernes, y a la menor preferencia de consumo presente por parte de Robinson Crusoe.Jesús Huerta de Soto, 1998, Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, capítulo VII escribió:Supongamos que Robinson Crusoe se encuentra recién llegado en su isla y que, como único medio de subsistencia, se dedica a la recolección de moras, que recoge de los arbustos directamente a mano. Dedicando todo su esfuerzo diario a la recolección de moras, cosecha frutos en tal cantidad que puede subsistir e incluso tomar algunas más de las estrictamente necesarias para sobrevivir cada día. Después de varias semanas a ese régimen, Robinson Crusoe descubre empresarialmente que si se hiciera con una vara de madera de varios metros de largo, podría llegar más alto y lejos, golpear los arbustos con fuerza y conseguir la cosecha de moras que necesita con mucha más rapidez. El único problema es que calcula que en buscar el árbol del que pueda arrancar la vara y luego en prepararla, quitándola sus ramas, hojas e imperfecciones, puede tardar cinco días completos, durante los cuales tendrá forzosamente que interrumpir la recolección de moras. Es preciso, pues, si es que quiere proceder a elaborar la vara, que durante una serie de días reduzca algo su consumo de moras, dejando apartado el remanente en una cesta, hasta que disponga de una cantidad suficiente como para permitirle subsistir durante los cinco días que prevé que durará el proceso de producción de la vara de madera. Después de planificar su acción, Robinson Crusoe decide emprenderla, para lo cual, con carácter previo, debe, por tanto, ahorrar una parte de las moras que cosecha a mano cada día, reduciendo en ese importe su consumo. Es claro que esto le supone un sacrificio ineludible, pero piensa que el mismo sobradamente le compensa en relación con la ansiada meta que pretende lograr. Y así durante diez días decide reducir su consumo (es decir, ahorrar) acumulando moras de sobra en una cesta hasta alcanzar un importe que calcula será suficiente para sustentarle mientras produce la vara.
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