Control obrero
La idea de que la corrupción fue la causa de la tragedia sustenta la demanda de estatización bajo el control de los trabajadores y los usuarios. Se piensa que así el Estado gestionará los ferrocarriles teniendo en cuenta los intereses de los trabajadores y los usuarios (en su mayoría gente humilde). En otras palabras, se podrían establecer islas en las que no prevaleciera la lógica del capital.
Esta demanda tiene, en mi opinión, un aspecto positivo, ya que plantea que la intervención del Estado, de por sí, no es la solución del atraso y de la falta de inversión. El problema, sin embargo, radica en que es imposible establecer el control obrero del modo de producción capitalista, y de su Estado (véase acá). Máxime cuando se pretende determinar los precios desde el gobierno, esto es, “manejar” la ley del valor. El problema es que, sencillamente, no se pueden establecer los precios desde el Estado. En otra nota he explicado por qué (ver aquí). La dificultad ya se ha puesto en evidencia en la experiencia reciente. Por caso, el gobierno congeló las tarifas ferroviarias, de manera que hoy, según las empresas, los ingresos por venta de pasajes apenas cubren el 30% de los gastos operativos. Pero… ¿quién determina estos costos y ganancias? En este punto se entra en una caja negra, en la que todo es posible. ¿Cuál es la salida que propone entonces la burguesía más “liberal”? (aunque nunca prescinde completamente del Estado). Pues liberar los precios a las fuerzas del mercado. ¿Qué propone el nacionalismo estatista? (aunque nunca prescinde del mercado). Controlemos con los funcionarios (si son de la Cámpora, mejor). ¿Cómo retruca la izquierda radical? Impongamos el control obrero. Pero sin vencer al capital, sin el poder político, esta “salida” no es viable. Un “control obrero” (que, además, se transforma, en las condiciones actuales, en colaboración de clases) no podría “determinar” los precios a voluntad. A duras penas podría intentarlo un Estado de los trabajadores, con un programa de transformación socialista; pero este escenario hoy no está planteado como posibilidad más o menos inmediata.
En conclusión, es necesario superar la idea de que la única manera de oponerse al capital es fortaleciendo al Estado capitalista. No hay que proponer soluciones utópicas, que conducen a callejones sin salida. Es importante discutir qué reivindicaciones y tácticas políticas son necesarias para enfrentar al capital y su Estado, pero teniendo presentes limitaciones que están impuestas por el modo de producción capitalista (es lo que se conoce, en la tradición del socialismo, como un programa mínimo).
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Extracto de la siguiente nota: http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/02/28/sobre-la-estatizacion-y-el-control-obrero-de-los-ferrocarriles/
Relacionado:
http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/04/07/debate-con-el-trotskismo/
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Última edición por inmundo el Dom Jun 15, 2014 6:34 pm, editado 1 vez