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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.  Empty Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 10:54 am

    Todo tipo de izquierda actual, desde la más moderada y vendida hasta la más extrema (en la que englobo a anarquistas, movimientos autónomos, estalinistas y trotskistas) parecen haber perdido el rumbo en este tema. Consecuencia de la época tan posmoderna, tan posmoderna en la que estamos.

    Voy a aportar unos artículos, desde la izquierda y alejados de discursos xenófobos, que considero vital que leamos todo/as. Da igual la corriente revolucionaria en la que estemos.


    Voy a intentar dejar clara una idea antes de publicar los artículos: la palabra "islamófobo" se acuñó con la misma intención que las palabras "feminazi", "perroflauta" o, más claro todavía: "rojo de mierda".


    La intención de todas estas palabras es la de condenar a quienes se atreven a cuestionar la forma en la que están establecidas el orden de las cosas.

    Las primeras personas que fueron acusados de "islamófobas" también eran musulmanas. Hoy, el calificativo abarca a cualquier persona crítica...pero se sigue acusando de "islamófobos" a musulmanes/as que cuestionen temas cómo los velos para la mujer o la imposición de ramadán obligatorio en algunos países islámicos.


    El wahabismo saudí y el jomeinismo iraní coinciden en castigar la blasfemia: nombrándola "islamofobia", disfrazándola de "racismo" y ejecutando a los blasfemos.

    ¿Por qué no se habla de "musulmánfobia"? La elección de la palabra "islamofobia" advierte de fobia, críticas hacia una religión, una espiritualidad...no hacia las personas que la practican.

    Se demuestra que la verdadera intención es salvaguardar la integridad del islam. No la de los musulmanes, los cuales se convierten en meros recipientes de una espiritualidad mucho más valiosa que sus propias vidas....
    Evil or Very Mad Evil or Very Mad Evil or Very Mad Evil or Very Mad

    El primer y muy, muy ilustrativo artículo:

    1)  "Desgraciadamente, más que denunciar este racismo contra los musulmanes, con frecuencia se prefiere llamarlo con una denominación más corta pero más confusa: la de “islamofobia”. Aunque a veces se utiliza de buena fe, su etimología –“fobia hacia el islam”—sirve sobre todo para hacer pasar cualquier crítica hacia la religión musulmana, o hacia el integrismo musulmán, por una forma de racismo hacia los musulmanes, una suerte de “musulmanofobia”. Algo que contribuye a sembrar la confusión, incluso a hacer derivar el combate antirracista en una lucha anti-blasfemia. Este es, por otro lado, el objetivo que persiguen las redes que empezaron a utilizar el término. Un ejemplo entre otros: en Inglaterra, a finales de los años ochenta, poco después de haber liderado la campaña contra los “Versos satánicos” de Salman Rushdie, diversos grupos islamistas comprendieron que su batalla sería más eficaz si reclamaran la censura no debido a la blasfemia, sino en tanto que minoría víctima de “islamofobia”. La forma cambia, pero el objetivo persiste: acallar cualquier crítica al islam. La Islamic Human Right Foundation, una de esas organizaciones islamistas que intentan hacerse pasar por el equivalente musulmán de Amnistía Internacional, y como tal participa en todo evento antirracista o antiglobalización, definía la “islamofobia” como un “atentado contra los derechos de Dios”.

    A sus ojos, las principales víctimas de islamofobia son los talibanes, y los principales islamófobos no son otros que Taslima Nasreen y Salman Rushdie. Esta trampa semántica, diseñada para hacer pasar las demandas de censura integrista como reivindicaciones antirracistas, y a los apóstatas como racistas, se parece mucho a otra concebida en la misma época en las redes de la extrema derecha cristiana, bajo la batuta de Bernard Antony, electo del FN y jefe de la Asociación General por el Respeto a la Identidad Francesa. Tras haber liderado una campaña contra la “Última tentación de Cristo” de Martin Scorsese, comprendió que sería más eficaz denunciar como “racismo anti-cristiano” cualquier dibujo o cartel que ofendiera la fe cristiana.
    Lo cual afectaba, con cierta frecuencia, a Charlie Hebdo. Sin embargo, la misma izquierda antirracista que entiende rápidamente la trampa tendida en torno a la expresión “racismo anti-cristiano” o “cristianofobia”, se desgarra a causa del término “islamofobia”.

    Ciertos sectores utilizan el término para dirigir su combate más contra la difamación de religiones que contra el racismo. Y la confusión avanza entre la juventud: según un sondeo realizado por “La Croix” en el momento del proceso de las caricaturas de Mahoma, tres cuartas partes de los entrevistados entre 18 y 25 años piensan que reírse en público de la religión es racista. Estos jóvenes parecen no distinguir entre una crítica de carácter esencialista, orientada a inferiorizar una categoría de individuos, de la crítica a una ideología o a una religión. Algunos emplean el término “islamofobia” como utilizan “homofobia”, sin observar que existe una diferencia semántica de categoría. La homosexualidad no es ni un sistema de pensamiento, ni una religión: es una orientación sexual. Difícilmente se puede tener fobia a la homosexualidad sin tenérsela a los homosexuales."
                                                                [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
         

    2)   "Charlie Hebdo suscita una especie de auto de fe de la inquisición, una cábala alimentada por los (y las) idiotas útiles de los islamistas, que buscan una popularidad fácil, respaldada por el instinto gregario y la ignorancia.

    La islamofobia. Qué concepto más maravilloso. Tan amplio como la chilaba de un integrista. Es capaz de absorber todo lo que no le plazca: la razón, el espíritu crítico, incluso el humor. El término, hoy día tan consagrado como la xenofobia -concepto mucho más preciso-, se escuchó por primera vez de boca de los mulás iraníes que exigían asesinar a Salman Rushdie. Eso les importa poco a los (y las) idiotas útiles de los islamistas, cuando hoy lo ponen al servicio de su falsa filantropía.


    El resultado de sus investigaciones es la conclusión, sin la sombra de una duda, que ser islamófobo es ser racista, y de paso atacan a la religiofobia, igual de sospechosa. Para ellos, el derecho de criticar una religión se debe limitar al catolicismo. Los musulmanes, en cambio, se meten en el saco de los minusválidos, víctimas por haber nacido así, en resumen: aquellos de los que uno no se puede reír porque la vida ya los ha castigado lo suficiente. Vaya visión de igualdad.


    El (o la) idiota útil sostiene que un religiófobo no tiene derecho a criticar el islam, dado que sin duda no lo conoce lo suficiente como para hacerlo. Este argumento lo he escuchado mil veces de parte de los radicales al sur del Mediterráneo, allí donde el islam ocupa el lugar de la ley, y donde sería muy extraño llamar racistas a los “islamófobos”, hijos del país; es más fácil tacharlos de occidentalizados. “Usted critica el islam porque lo desconoce: usted no tiene derecho a hablar de él”. Porque evidentemente, si una conoce el islam, con sus cinco rezos diarios, su ramadán y sus placeres polígamos, no hay más remedio que amarlo.

    Yo, Zineb, nacida en Casablanca, donde me he criado, me reservo el derecho. En nombre de los 16 años de educación islámica obligatoria, desde Primaria al bachillerato, me reservo el derecho de criticar el islam como me venga en gana, sin que ningún(a) idiota útil de los barbudos me explique que yo estoy sufriendo un síndrome de odio a mí misma. Estos impostores de la diversidad deben en primer lugar comprender que criticar una idea no es lo mismo que insultar a quien la defiende. Sin este postulado de base, no se puede llevar a cabo ningún debate de opiniones.

    La cultura del argumento ad hominem, que tanto les gusta a los integristas musulmanes, no vale para los laicos. En los ambientes en los que ejercen un poder de coacción, los islamistas no dudan en calificar de “puta” o “maricón”, según el sexo, a cualquier persona que se atreva a criticar su ideología. Sí: es así de trivial, ellos no se esfuerzan en buscar respuestas elaboradas; aquello les basta para condenar a muerte, o a prisión, a sus adversarios.

    Pero respetemos, aun así, su particularidad, dirá el (o la) idiota útil. ¿Relativismo cultural? Podría contentarse con responder “bua”. El argumento importa muy poco, el respaldo de las masas está garantizado.

    Otro linchamiento fácil, sin correr riesgo alguno, es el de atacar a las Femen, que desde luego deben de ser racistas, dado que están indignadas con la situación de las mujeres en los países árabes… según piensa el (o la) idiota útil. Un argumento, presentado con toda seriedad, es que las Femen se expresan como Chuck Norris. ¿Humor? Amén. Pero ¿se puede tener el mismo sentido de humor en todo? ¿Realmente en todo? No: del islam no se puede burlar uno, responderán.

    Idiota útil, permíteme que te diga: tu obsesión con que te puedan tomar por racista hace que defiendas a la extrema derecha musulmana. Entre los 1.500 millones de musulmanes en cuyo nombre tú crees hablar, sólo algunas miles quieren llevar el niqab. La mezquita de La Meca, el lugar más sagrado del islam, prohíbe entrar con niqab, y tú defiendes que se lleve en la Universidad en Francia. Al tomar partido por el ala fascista del islam, arrojas a sus fauces a los demás, a la mayoría silenciosa y a la minoría laica militante. La Historia no te lo agradecerá."


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    3) Marieme-Hélie Lucas, feminista socialista y reconocida luchadora laicista argelina:

    "A mí me gustaría que la vociferante defensa de la “elección” de las mujeres con velo y del “derecho al velo” por parte de “gentes progresistas” anduviera a la par con su defensa de las mujeres masacradas por no llevar velo. Pero lo que, en cambio, vemos esconderse tras la defensa unilateral de los derechos humanos de las mujeres con velo por parte de la izquierda postlaica y de la comunidad de derechos humanos en Europa y en Norteamérica es, de hecho, una posición claramente política. Los pretendidos “progresistas” han optado por defender a los fundamentalistas como víctimas del imperialismo estadounidense antes que a las víctimas de esos fundamentalistas, es decir, entre otras, a los millones de mujeres sin velo que han resistido a las imposiciones de sus victimarios, así como a los millones de laicos, agnósticos, ateos, etc., a quienes se ha abandonado a su suerte como a “occidentalizados”, o aun como “aliados del imperialismo”! La historia juzgará esa miope opción política de modo no menos inmisericorde a como ha juzgado la cobardía de los países europeos en el arranque del nazismo en Alemania. "

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    4)  "El debate tras la prohibición del burkini en algunas playas de Francia ha revelado la dimensión del colaboracionismo europeo con la expansión de la mortífera ideología wahabí. En su afán de “dar voz al colectivo afectado”, la prensa española publica artículos en los que salen a posicionarse... mujeres españolas conversas, como Laure Quiroga o Amanda Figueras, apoyadas por personajes como Brigitte Vasallo que sin declararse musulmanas defienden a ultranza el hiyab como “libertad de vestir”. Beneficiándose del secuestro del término “feminismo”, al definir el “feminismo islámico” como una postura que da a la mujer plena libertad de someterse a la doctrina religiosa elaborada por teólogos para proteger al varón contra la perniciosa influencia de la fémina.

    Porque eso, y no otra cosa, es la justificación teológica del dogma del velo, el niqab y el burkini en el islam fundamentalista que hoy se ha hecho con el poder: evitar al hombre en el espacio público el mal trago de ver la piel o, Dios no lo quiera, el pelo de una mujer. Si lo atisbara, afirma la doctrina, podría tener pensamientos impuros e incluso verse incitado a asaltarla y violarla. Para proteger la sociedad contra tales desmanes que forman parte de la naturaleza del varón, deben ocultarse “los encantos” de la mujer: hiyab para las normales, niqab -tapando todo salvo los ojos- para las especialmente guapas (esto no es una broma mía: es la doctrina oficial).

    Es curioso el argumento final de las islamistas mencionadas cuando se llega a este punto: se declaran “hartas de que un hombre
    "A mí me gustaría que la vociferante defensa de la “elección” de las mujeres con velo y del “derecho al velo” por parte de “gentes progresistas” anduviera a la par con su defensa de las mujeres masacradas por no llevar velo. Pero lo que, en cambio, vemos esconderse tras la defensa unilateral de los derechos humanos de las mujeres con velo por parte de la izquierda postlaica y de la comunidad de derechos humanos en Europa y en Norteamérica es, de hecho, una posición claramente política. Los pretendidos “progresistas” han optado por defender a los fundamentalistas como víctimas del imperialismo estadounidense antes que a las víctimas de esos fundamentalistas, es decir, entre otras, a los millones de mujeres sin velo que han resistido a las imposiciones de sus victimarios, así como a los millones de laicos, agnósticos, ateos, etc., a quienes se ha abandonado a su suerte como a “occidentalizados”, o aun como “aliados del imperialismo”! La historia juzgará esa miope opción política de modo no menos inmisericorde a como ha juzgado la cobardía de los países europeos en el arranque del nazismo en Alemania. " opine sobre cómo visten las mujeres”. Una frase que revela la ideología que comparten con el burkini: el derecho a la palabra se da en función del sexo de las personas. Argumentar entre iguales sobre qué ocurre con la sociedad, debatir posturas políticas, eso ha quedado desfasado. Ahora se trata de segregar la humanidad en dos mitades, hombres y mujeres, que no deben tener opinión respecto a lo que haga el otro sexo. Encaja perfectamente con la ideología que, basándose en Biblia y Corán, niega a las mujeres el derecho al voto, porque la política es cosa de hombres.
    Pero extrañamente, esa “hartura” de que “un hombre opine sobre cómo visten las mujeres” solo se aplica a quienes estén en contra del velo. Porque de la opinión de miles de teólogos, todos ellos hombres, que a lo largo de los siglos han elaborado la doctrina de la sexualidad del pelo de una mujer, de esa opinión no están hartas en absoluto. Que ni siquiera podrían imaginar qué es un 'hiyab' -no lo explica el Corán- sin esa opinión detallada de hombres barbudos sobre lo pernicioso que es su cuerpo, de eso se olvidan.


    Se olvidan también de explicar que es esa ideología la que ha llevado a una australiana en 2004 a patentar la marca 'burkini' para “las mujeres deportistas y púdicas” y que la prenda es solo una expresión de ese “pudor” que consiste en no tocar a un hombre, salvo el marido o hermano, en no quedarse a solas con un hombre en una habitación “porque Satán es el tercero”. Con tal de camuflar la existencia de la inhumana ideología wahabí, todo vale, incluso proferir brillanteces como esta, dedicada al burka: “Pensar que esta prenda es patriarcal y que las mujeres no tienen manera de redomarla es una mirada totalmente colonial”. Palabra de Vasallo.


    Colonial. Esa es la palabra. Las conversas españolas y sus aliadas tachan de “coloniales” a las feministas marroquíes, argelinas, tunecinas, egipcias, sirias o turcas que llevan décadas denunciando la expansión del islamismo radical. En sus intervenciones públicas no solo las silencian: las agreden y condenan cuando a alguien se le ocurre mencionarlas. “Me parece que el chico no se ha enterado que Wasila Tamzaly es atea y que no sé qué pinta opinando sobre islam o los musulmanes” se queja la conversa Quiroga tras descubrir el nombre de la feminista argelina Wassyla Tamzali, de 74 años, cerca al suyo en un reportaje. “Tampoco creo que nos vayamos a morir esperando que la señora colonial nos regale su sello de garantía feminista”.
    Llamar “señora colonial” a una abogada argelina que ya como estudiante militaba en las filas del independentismo y que ha dedicado toda su vida a construir una Argelia con más derechos para sus ciudadanas, jugándose la vida, expresa esa inversión de la realidad: quien no apoye la doctrina wahabí respecto a la bondad de exhibir la marca de “identidad musulmana” que constituye el hiyab o niqab, solo puede ser “un macho blanco colonialista”. Cuando casualmente es una mujer magrebí, se le ha de llamar colonialista de todas formas.

    Quien no apoye la doctrina wahabí respecto a la bondad de exhibir la marca de 'identidad musulmana' que constituye el hiyab o niqab, solo puede ser 'un macho blanco colonialista'Porque en nombre de “las musulmanas” solo pueden hablar las islamistas, aseveran las conversas, no una persona nacida como musulmana en un país que obliga a todos sus ciudadanos a ser musulmanes de por vida, y de cumplir con una legislación fundamentada sobre la teología musulmana. No no: ellas no deben opinar de la ideología que determina cada día la rutina de su vida, bajo amenaza y coacción.

    Sorprende la soltura con la que manejan las conversas la maza de la “islamofobia” para quien denuncie la imposición de la ideología inhumana wahabí. Islamofobia es lo que practican ellas: acallar y denigrar a las mujeres nacidas musulmanas en un país musulmán, feministas que creen en la igualdad sin adjetivos religiosos, simplemente la igualdad.


    Mujeres como Wassyla Tamzali (“El burka es el grado máximo de la deshumanización de la mujer, que empieza con el velo”) Nawal Saadawi (“Religión y feminismo son antagónicos. Hay profesoras que se ponen el velo porque tienen la mente velada”), Soumaya Naamane Guessous (“Lo que me molesta es que hay una vinculación fanática a la religiosidad. Todo debe pasar por la religión”), Salwa Neimi (“Lo que vivimos es una deformación de nuestra propia cultura árabo-musulmana”), Aïcha Maghrabi (“Desgraciadamente, las niñas en la escuela son ya obligadas a usar el hijab”), Sukran Moral (“El velo es una puesta en escena para conquistar toda la sociedad a través del cuerpo de las mujeres. Es un juego sucio”). A ellas y a todas las mujeres marroquíes que agradecen el aire de libertad en España y observan con preocupación cómo la ideología wahabí está llevando a cada vez más inmigrantes a adoptar un traje prescrito por normas ultramontanas que nunca existió en su patria ni su tradición, que nunca han visto en sus abuelas.

    “No es que las musulmanas sean sumisas: es que son lo bastante rebeldes como para retar con sus cuerpos al Estado racista”, es la última perla de Vasallo. Claro, retar a un Estado laico que tiene entre sus fundamentos la igualdad de mujeres y hombres. Eso sí. Nunca retar la autoridad de los Estados que destierran esa igualdad, nunca la de los teólogos que decretan obligatorio el velo, la segregación de mujeres y hombres. No, Dios no lo quiera. Qué 'cool' queda rebelarse contra el sistema que le otorga a una la libertad de rebelarse, en lugar de amenazarla con violencia, cárcel y muerte.

    No siempre es sumisión: hay mujeres que enarbolan esta ideología por decisión propia y que llevan orgullosamente la bandera de la segregación sexual en nombre de la fe. Han elegido el bando de quienes imponen esa ideología en medio mundo, mediante pistola, ley, cárcel, porra y ácido. No son sumisas ni oprimidas. Son opresoras."



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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.  Empty Re: Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 11:22 am

    ".El islamismo es un movimiento político de la extrema derecha sunita y chiita del islam, -como lo son el nacionalcatolicismo y el sionismo-, y utiliza los conceptos de familia, mujer y comunidad para llevar adelante una agenda política al servicio de las clases privilegiadas.

    .El velo –prenda que cubre el pelo, la cabeza y el cuello de la mujer-, es la bandera política de dicha fuerza, independiente de la conciencia de sus portadoras.

    .La prenda que llevan sobre su cabeza millones de mujeres, como las kurdas, tayikas, paquistaníes o senegalesas, complementan su indumentaria: son un signo de identidad étnica (como el sari o el tul de las ghashghaei) o una señal exterior de la subordinación de la mujer al hombre (Biblia-Corintios 11:1-10)."      

                                                     (...)


    "El hábito de las monjas es el uniforme de una peculiar tropa espiritual -que no de todas las mujeres cristianas- del imperio religioso dirigido por el Papa. Millones de niñas y mujeres musulmanas están forzadas por las autoridades del Estado o de la familia a llevar el velo como muestra de su obediencia a las normas en cuya redacción nunca les han dejado participar.
    "

                          (...)

    "Algunas feministas defienden el burka, prenda obscena, peligrosa y humillante que convierte a la mujer en un bulto sin identidad, además de provocarle numerosas enfermedades capilares y de visión, ya que la prenda “disimula las actividades prohibidas de las activistas”.

    .“La talla 34 asfixia como el velo” afirman, queriendo denunciar la tiranía de la moda, como si en los países musulmanes no existiera la moda, o lo que es peor, la cirugía estética plástica. En ninguna parte del planeta se ha flagelado, multado o encarcelado a ninguna mujer por no llevar la talla 34, pero sí a aquella que se ha negado a cubrirse con el velo. La sudanesa Lubna fue condenada a 40 latigazos, no por ponerse bikini, sino por llevar pantalones."




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    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 11:35 am

    "¿Es España un país islamófobo?

    No existe la islamofobia. Lo que existe es la aporofobia, el miedo al pobre. El objetivo del odio o el rechazo no es la raza, si no el estrato social. La mayoría de los inmigrantes en España están en la parte pobre de la sociedad, por eso se les ataca. La prueba es que las autoridades negocian y tienen buenas relaciones con países como Qatar o Arabia Saudí, extremistas en sus acciones y en la concepción del Islam, pero ricos. En cambio, se ceban contra los pobres, a quienes consideran que ponen en peligro a su propiedad privada.


    ¿Es este «miedo al pobre» el que provoca que se gestione con el cierre de fronteras la crisis de refugiados en Europa?

    El acuerdo entre la Unión Europea y Turquía es un ejemplo de ello. Europa ha pagado a Turquía para que haga el trabajo sucio. Cierran fronteras y las personas más débiles que tratan de huir de Siria hacia su salvación ya no lo pueden hacer. Los gobiernos europeos son responsables de esta situación y conscientes de ello. El interés económico está pisando los derechos humanos más básicos de las personas que buscan refugio en una continente próspero. "




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    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 12:12 pm

    "Humillando a los débiles? ¿En serio?

    Esto es lo que ha defendido, da vergüenza admitirlo, la izquierda europea. Una izquierda que ha enterrado su cabeza todavía mucho más profundamente en la arena que la derecha. No han aprendido: apenas ha dejado de retumbar el eco de los disparos de París cuando una legión de pensadores de izquierda se ha abalanzado sobre Charlie Hebdo para denunciar que caricaturizar a Mahoma es racista y xenófobo y se burla de los débiles.

    Los débiles: como si el islam en Europa fuera la religión de los débiles. No lo es: ese islam que defienden los predicadores europeos, ese de las mezquitas de ostentación, sea la de la M-30 o sea la que pretenden construir en Colonia, de débil no tiene nada. Es la religión de varias monarquías bañadas en oro negro, países cuyos dirigentes son los dueños de Harrods y parte del resto de Londres. Países con dinero suficiente como para financiar cadenas satélite, universidades con becas para todos (a condición de convertirse al islam) y milicias cortacabezas por medio Oriente.

    Seguramente también han financiado el mejor gabinete de relaciones públicas del mundo, si la izquierda europea cree que una revista satírica francesa al borde de la quiebra estaba humillando a “los débiles” cuando esta revista desafió la prohibición de dibujar a Mahoma, prohibición que no existe en el islam y de la que nunca han sabido nada los obreros magrebíes o turcos, hasta que no la proclamasen urbi et orbi los teólogos saudíes.

    Tristemente, nada hace presagiar que los disparos contra Charlie Hebdo vayan a despertar las conciencias europeas. Ya en el editorial conjunto que seis diarios europeos publicaron al día siguiente, se repite tres veces la palabra “Europa” en alusión a la defensa de la libertad de expresión. Como si más allá de sus fronteras no hiciera ninguna falta defenderla: allí no la necesitan, esa libertad, allí son musulmanes de todas formas, es el mensaje.

    Bajo este prisma, la derecha vociferará más que antes contra “los inmigrantes”, enarbolará más alta aún la cruz del “Occidente cristiano”, como si el Renacimiento y la Ilustración hubiesen sido posibles sin siglos de ciencia y filosofía árabes, como si Europa no fuera en su integridad un resultado de aquella civilización histórica que hoy llamamos islámica. Como si la Biblia y los mandamientos de la Iglesia fueran un ápice mejor que los del Corán.

    El islam ya es wahabí

    Y la izquierda probablemente desgastará sus últimos cartuchos de tinta en intentar convencerse a sí misma de que luchar contra siglos de opresión eclesiástica y contra los coletazos de la reciente dictadura nacionalcatólica es justo y necesario, pero que el islam de los saudíes es diferente, exótico, intocable, digno de todo respeto como cualquier rito de una lejana tribu caníbal. Mientras se coman entre ellos."

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    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 4:18 pm

    El sueño del "relativismo cultural" produce monstruos cómo este, Brigitte Vasallo: "El velo les da privacidad, así que eso de pensar que esta prenda es patriarcal y que las mujeres no tienen manera de redomarla es una mirada totalmente colonial."  Rolling Eyes  Rolling Eyes  Shocked  cyclops  Neutral  Laughing

    Una "experta" que defiende a la vez el poliamor y los burkas...  ¿Cómo es eso posible? Fácil: poliamor para ella, burkas para las afganas. Y todos contentos, según ella...


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    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 4:29 pm

    "Es una manera de distinguirse de los negros, pobres ellos, que sufren de simple racismo, y de reclamar la pertenencia a una especie de raza superior, un estatus de víctima de categoría 'deluxe'. Casi al mismo nivel que los israelíes judíos, víctimas de aquel delito único, incomparable, inigualable en la historia que fue el Holocausto (eso es dogma) y su expresión cotidiana, el antisemitismo.

    Al igual que en la abultada lista de 'delitos antisemitas' que cada año se publica en Europa, también en la de 'islamofobia' abundarán las pintadas y su versión moderna: Twitter. Si las pintadas y los tuits fueran una amenaza, seguramente en este país no quedaban ni banqueros ni políticos con vida. Pero hay que hacer bulto para ser víctima.


    (.........)

    A nadie se le escapa que el 'hiyab' es una exhibición voluntaria de un uniforme ideológico moderno estandarizado en las últimas décadas para identificar a las mujeres desde Indonesia a Marruecos y más allá bajo un signo distintivo único. Solo algunas conversas, escudadas en una ignorancia a prueba de lecturas, mantienen que se trata de una “prenda tradicional islámica” (¿cuál es la prenda tradicional cristiana?), concepto imposible porque las tradiciones pertenecen a las culturas y el islam es una religión y como tal tiene teología.

    La teología que hoy se ha hecho con el monopolio de ese abanico de creencias llamado islam es la wahabí. La que preconiza tapar a la mujer lo máximo posible, a poder ser hasta la cara, pero afirma (sin que se le caiga la ídem de vergüenza) que 'en el islam' es obligatorio taparle al menos el pelo. Y si es obligatorio, por supuesto, una musulmana velada no es responsable de esta decisión porque no puede actuar de otra manera, y entonces criticarle que lleve velo es una discriminación, es islamofobia."


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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.  Empty Re: Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

    Mensaje por salto Mar Nov 29, 2016 7:02 pm



    "En realidad, la palabra "islamofobia" está mal escogida, si se supone que describe el odio que algunos con discapacidad cerebral tienen contra los musulmanes. Y no sólo está mal escogida, es peligrosa. Desde un punto de vista puramente etimológico, la islamofobia debe significar "miedo al islam" — sin embargo, los inventores, promotores y usuarios de esta palabra la despliegan para denunciar el odio a los musulmanes. Pero ¿no es extraño que "muslulmanfobia", o simplemente "racismo", no se usen en vez de "islamofobia"?

    ¿Por qué esta palabra tomó la delantera? Por ignorancia, por pereza... pero también porque los que hacen campaña contra la islamofobia no lo hacen para defender a los musulmanes como individuos. Lo hacen para defender la religión del profeta Mahoma.

    El racismo ha estado presente en todos los países desde que el chivo expiatorio fue inventado. Probablemente siempre habrá racistas. La respuesta no es hacer redadas policiales en las mentes de nuestros conciudadanos en busca de la menor chispa de racismo. La respuesta es evitar que los racistas de formulen sus nauseabundas opiniones públicamente, que exijan el "derecho" a ser racista, a expresar su odio.

    En Francia, el lenguaje racista fue puesto en libertad por Sarkozy y su debate sobre la identidad nacional. Cuando la autoridad de más alto rango en el estado se dirige a los cretinos y cerdos y dice: "Sáquenlo todo, chicos", ¿qué creen que los cretinos y cerdos hacen? Empiezan a decir en público lo que antes sólo habían rugido al final de las comidas familiares borrachos.

    El lenguaje racista —que los grupos de presión, los políticos e intelectuales habían logrado acorralar en el espacio entre la boca del xenófobo y su puerta de la cocina— se ha derramado en la calle. Fluye a través de los medios de comunicación y ensucia las redes sociales.

    Así que, sí, estamos en medio de una explosión de comportamiento racista — sin embargo, la palabra "racismo" se utiliza sólo tímidamente, y está en vías de ser suplantada por "islamofobia". Y los activistas a favor del multiculturalismo, que tratan de imponer la noción de "islamofobia" en las autoridades judiciales y políticas, tienen un solo objetivo en mente: forzar a las víctimas del racismo a que se identifiquen como musulmanes.

    El hecho de que los racistas tambiénn sean islamofóbicos es, me temo, irrelevante. Son, ante todo, racistas. Al atacar al islam, ellos se dirigen a los extranjeros o personas de origen extranjero. Pero al centrarse sólo en su islamofobia, estamos minimizando el peligro del racismo. Los activistas anti-racistas entrados en años están en peligro de convertirse en distribuidores de nicho sobreespecializados en una forma minoritaria de discriminación.

    Combatir el racismo es combatir contra todas las formas de racismo. Combatir la islamofobia es combatir — ¿qué exactamente? ¿Es un medio para suprimir toda crítica de la religión? ¿O es una manera de resistir el odio a los musulmanes porque son de origen extranjero? Mientras estamos discutiendo sobre si es racista decir que el Corán es un disparate, los racistas están riendo bajo la manga. Si, mañana, todos los musulmanes en Francia se convirtieran al catolicismo —o abandonaran la religión por completo— los racistas ni siquiera pestañearían. Los extranjeros, o franceses de origen extranjero, seguirían siendo la fuente de todos los males.

    Tomemos a Mouloud y Gérard. Ambos son musulmanes. Mouloud es de origen norteafricano. Gérard es de origen europeo. Ambos van tras el mismo apartamento. ¿Cuál tiene la mejor oportunidad? ¿El que tiene una cara árabe o el que tiene una cara "franchute"? El apartamento no se le negaría al musulmán. Sería negado al árabe. O tomemos el ejemplo de Mouloud y Abdelkader. Ambos son musulmanes. Ambos son extranjeros. Ambos tienen mejores bronceados que Gérard. Mouloud no tiene un centavo, Abdelkader es millonario. ¿A cuál se le negaría el arriendo del apartamento? ¿Al musulmán o al millonario?

    Temerle al islam es, sin duda, cretino, absurdo y muchas otras cosas, pero no es un crimen. Puedes, igualmente, expresar tu miedo del cristianismo o el judaísmo sin interrumpir el sopor de un juez de instrucción o poner en marcha la maquinaria judicial retumbante. Los creyentes suelen tener miedo de las religiones de los demás. Se les ha dicho que la suya es la mejor del mundo — no, no la mejor, la única. Pero al proclamar que sus propios textos sagrados son la verdad, ellos están sugiriendo que todas las demás son mentiras. Es fácil imaginar que un creyente pueda sentir miedo por la idea de que la mayoría de la gente podría convertirse a una religión falsa. O, más probablemente, que la competencia podría alcanzar a todos los clientes.

    Sin embargo, un texto sagrado sólo se vuelve peligroso cuando un lector fanático decide usar sus horas de sueño leyendo literalmente. Hay que ser muy ingenuo para tomar al pie de la letra los textos fundadores de todas las grandes religiones. Tienes que ser psicópata para tratar de hacer lo que dicen en tu propia casa. En resumen, el problema no es ni el Corán ni la Biblia (ambas de ellos novelas aburridas, incoherentes y mal escritas). El problema es el creyente que lee el Corán o la Biblia como instrucciones de Ikea para construir estanterías: "Si no le corto la garganta al infiel, Dios me desterrará del Club Med cuando esté muerto".

    Toma cualquier libro de cocina y decláralo La Verdad. ¿El resultado? Un baño de sangre. ¿Tu vecino hace tortitas sin gluten porque tiene una alergia? El Libro sagrado no lo menciona. ¡Quema tu vecino, es un blasfemo! ¿Él pone demasiada mantequilla en la parte inferior de su molde? ¡Matalo!

    En las mentes de los comunistas nunca entraría llamar "comunismofóbicos" a los anticomunistas o exigir que sean procesados por racismo anticomunista. Por mucho que tuerzas la realidad, nunca conseguirás que el mundo diga que hay una raza "comunista". Igualmente, no hay una raza "islámica". En la Francia de hoy, el comunismo es un punto de vista minoritario que es burlado, a veces con violencia, por los fieles defensores del modo liberal pro-mercado que todo lo conquista. Ahora, a diferencia de Dios, es difícil negar que alguna vez existieron Marx o Lenin o (el exlíder del Partido Comunista Francés) Georges Marchais. Pero no es una blasfemia, ni es racista, ni comunismofóbico cuestionar la validez de sus escritos o sus dichos.

    Del mismo modo, en la Francia laica, todas las religiones son sólo una colección de textos, tradiciones y costumbres que cualquier persona tiene derecho a criticar. Ponerle una nariz de payaso a la cara de Marx no es más indignante o escandaloso que poner la misma nariz en la cara de Mahoma.

    Un no creyente, por mucho que se esfuerce, no puede blasfemar. Dios sólo es sagrado para los que creen en Dios. Para insultar a Dios, tienes que creer que Dios existe. La estrategia de los multiculturalistas disfrazados de antirracistas es mezclar la blasfemia y la islamofobia, la islamofobia y el racismo. Aún así, la palabra "islamofobia" no habría disfrutado de su brillante éxito sin la complicidad —a menudo con la estúpida complicidad— de los grandes medios. ¿Por qué se la apropiaron tan rápidamente? Por pereza, por amor a lo nuevo y por ánimo de lucro. Ellos no tienen motivos antirracistas en la popularización de la palabra "islamofobia". Por el contrario.

    En pocas palabras, cualquier historia sensacionalista de terror con la palabra "islam" en su titular vende bien. Y desde el 11-S los medios de comunicación han querido empujar en el escenario ese fascinante y aterrador personaje, el terrorista islamista. ¿Por qué? Porque el miedo vende. El miedo al islam vende. Y el islam que asusta a la gente es el único islam que el público en general ve.

    A menudo, lo que los medios de comunicación presentan como noticias sobre el islam son sólo una caricatura. Pero entonces, hay pocas protestas de las organizaciones dedicadas a la caza de la islamofobia. Por otro lado, si el islam radical es en realidad caricaturizado —y abiertamente caricaturizado— los cazadores de islamofóbicos gritan con ira. Para que tu nombre aparezca en los medios de comunicación, es menos riesgoso atacar a un jugador pequeño como Charlie Hebdo que criticar a los grandes canales de televisión o las revistas.

    Charlie Hebdo publicaba caricaturas de Mahoma mucho antes del escándalo de las caricaturas danesas (en 2006) y, desde entonces, sus ilustradores han sido descritos como caricaturistas. Pero por favor tengan en cuenta que antes los ilustradores de Charlie Hebdo eran descritos —y se describían a sí mismos— como "ilustradores periodísticos". La caricatura es una manera de comentar la noticia, pero hay otras maneras de ilustrar los acontecimientos. No hay nada vergonzoso en la caricatura, pero la obsesión con esta palabra muestra cómo fue guiado el público en masa para ver la obra de Charlie Hebdo.

    Como ya he dicho, Charlie Hebdo dibujaba al profeta musulmán mucho antes del escándalo de las caricaturas danesas. Ninguna organización o periodista expresaron su horror. Unos pocos individuos enviaron cartas quejándose. Eso es todo. Sin demostraciones, sin amenazas de muerte, sin ataques terroristas. Fue sólo después de la denuncia y la explotación de las caricaturas danesas por un grupo de extremistas musulmanes que caricaturizar al Profeta comenzó a detonar crisis histéricas en los medios y entre los musulmanes (aunque los medios de comunicación venían primero).

    Así que cuando Charlie Hebdo reafirmó el derecho de un dibujante a comentar sobre el terrorismo religioso, republicando las caricaturas danesas, la atención de los medios se enfocó en nuestra revista satírica. Charlie Hebdo también fue declarado un potencial objetivo de los lunáticos religiosos. Los medios de comunicación decidieron que publicar las caricaturas provocaría la furia musulmana — y por lo tanto provocaron la furia de algunos grupos musulmanes. Pero en algunos casos fue ira falsa. Cuando el micrófono era empujado en sus rostros, los portavoces tuvieron que reaccionar. Ellos tenían que mostrar a los miembros más excitables de su rebaño que eran verdaderos defensores de la fe.

    El dibujo que mostraba a Mahoma con un turbante en la forma de una bomba se convirtió en el más conocido. No todo el mundo lo interpretó de la misma manera, pero todo el mundo podía leerlo porque no había subtítulos. Sus críticos decidieron que era un insulto a todos los musulmanes: poner una bomba en la cabeza del Profeta era decir que todos los creyentes eran terroristas. Pero había otra interpretación que no intereso a los medios de comunicación. (No era escandalosa y no vendía periódicos.) Mostrar a Mahoma llevando una bomba en la cabeza podría ser un ataque a los terroristas por explotar la religión. En este escenario, el dibujo diría: "Mira lo que los terroristas le están haciendo al islam; mira cómo los terroristas que dicen ser seguidores de Mahoma ven al profeta".

    Lo que es más, sólo porque la gente dice que el islam es la segunda religión más practicada en Francia, eso no significa que todos los inmigrantes procedentes de países musulmanes sean musulmanes: recordemos que en 2010, un estudio realizado por la el INED (Instituto Nacional de Estudios Demográficos) mostró que 2,1 millones de personas en Francia se consideraban musulmanes practicantes, pero estas cifras nunca son citadas por los multiculturalistas que siguen hablando, según su estado de ánimo, de alrededor de seis, ocho, 10 o incluso ¡13 millones de musulmanes en Francia! La religión no se transmite genéticamente como nos quieren hacer creer los multiculturalistas —y la extrema derecha—.

    Sin embargo, ¿por qué los dibujantes de Charlie Hebdo, que saben que sus dibujos serán explotados por los medios de comunicación, por los comerciantes de la lucha contra la islamofobia, y por los musulmanes y nacionalistas de extrema derecha, insisten en dibujar a Mahoma y otros símbolos "sagrados" del islam ? Simplemente porque los dibujos de Charlie Hebdo no tienen a la gran mayoría de musulmanes como su objetivo. Creemos que los musulmanes son capaces de reconocer la ironía. ¿En virtud de qué retorcida teoría es el humor menos compatible con el islam de lo que lo es con cualquier otra religión?

    Si argumentas que puedes reírte de todo, menos de algunos aspectos del islam —porque los musulmanes son mucho más sensibles que el resto de la población— ¿no estás practicando una especie de discriminación? Y si es así, ¿no es hora de acabar con el repugnante paternalismo de los intelectuales blancos, burgueses, de izquierda que quieren encajar con "los pobres y los miserables y subeducados"?

    Ellos son educados, ya ves, y obviamente entienden que Charlie Hebdo está destinado a ser divertido — porque, por un lado, son muy inteligentes y, por otro, fueron criados así. Pero por respeto a las personas que aún no han aprendido sobre humor, ellos condenan estas caricaturas "islamofóbicas" que pretenden no entender, por un sentido de solidaridad. "Me rebajo a su nivel para demostrar cuánto los amo", dicen. "Y si tengo que convertirme al islam para estar aún más cerca de ustedes, ¡lo haré!" Estos demagogos ridículos son impulsados por una interminable necesidad de aprobación y un complejo de superioridad indignante.

    Las personas que acusan a los caricaturistas de Charlie Hebdo de islamofobia cada vez que sacan un personaje con barba no son sólo deshonestos o hipócritas. Ellos están apoyando el llamado islam radical. Si dibujas a un anciano cometiendo un acto de pedofilia, no estás poniendo en duda a todos los hombres viejos. No estás diciendo que todos los hombres viejos son pedófilos; o que todos los pedófilos son hombres viejos. Aparte de unos pocos imbéciles, nadie acusaría a un dibujante de Charlie Hebdo de hacer tal cosa. El dibujo muestra a un viejo pedófilo. Eso es todo.

    La portada de la edición de Charlie Hebdo dedicada a las caricaturas danesas es un magnífico ejemplo de este punto. El dibujo de Cabu muestra a un hombre con barba y un turbante con la cabeza entre las manos. O está bien enojado o está llorando. Tal vez ambas cosas. La burbuja de diálogo dice: "Es duro ser amado por cretinos". El titular de arriba dice: "Mahoma abrumado por los fundamentalistas".

    Mahoma se queja de la actitud de sus seguidores fundamentalistas. Eso es bastante claro. Y aún así Charlie Hebdo fue violentamente acusado de llamar cretinos a todos los seguidores del Profeta. Los dibujos de Charlie Hebdo no sólo son malinterpretadas por los ignorantes. Son redibujados por personas muy inteligentes que quieren mutilar su significado.En realidad, la palabra "islamofobia" está mal escogida, si se supone que describe el odio que algunos con discapacidad cerebral tienen contra los musulmanes. Y no sólo está mal escogida, es peligrosa. Desde un punto de vista puramente etimológico, la islamofobia debe significar "miedo al islam" — sin embargo, los inventores, promotores y usuarios de esta palabra la despliegan para denunciar el odio a los musulmanes. Pero ¿no es extraño que "muslulmanfobia", o simplemente "racismo", no se usen en vez de "islamofobia"?

    ¿Por qué esta palabra tomó la delantera? Por ignorancia, por pereza... pero también porque los que hacen campaña contra la islamofobia no lo hacen para defender a los musulmanes como individuos. Lo hacen para defender la religión del profeta Mahoma.

    El racismo ha estado presente en todos los países desde que el chivo expiatorio fue inventado. Probablemente siempre habrá racistas. La respuesta no es hacer redadas policiales en las mentes de nuestros conciudadanos en busca de la menor chispa de racismo. La respuesta es evitar que los racistas de formulen sus nauseabundas opiniones públicamente, que exijan el "derecho" a ser racista, a expresar su odio.

    En Francia, el lenguaje racista fue puesto en libertad por Sarkozy y su debate sobre la identidad nacional. Cuando la autoridad de más alto rango en el estado se dirige a los cretinos y cerdos y dice: "Sáquenlo todo, chicos", ¿qué creen que los cretinos y cerdos hacen? Empiezan a decir en público lo que antes sólo habían rugido al final de las comidas familiares borrachos.

    El lenguaje racista —que los grupos de presión, los políticos e intelectuales habían logrado acorralar en el espacio entre la boca del xenófobo y su puerta de la cocina— se ha derramado en la calle. Fluye a través de los medios de comunicación y ensucia las redes sociales.

    Así que, sí, estamos en medio de una explosión de comportamiento racista — sin embargo, la palabra "racismo" se utiliza sólo tímidamente, y está en vías de ser suplantada por "islamofobia". Y los activistas a favor del multiculturalismo, que tratan de imponer la noción de "islamofobia" en las autoridades judiciales y políticas, tienen un solo objetivo en mente: forzar a las víctimas del racismo a que se identifiquen como musulmanes.

    El hecho de que los racistas tambiénn sean islamofóbicos es, me temo, irrelevante. Son, ante todo, racistas. Al atacar al islam, ellos se dirigen a los extranjeros o personas de origen extranjero. Pero al centrarse sólo en su islamofobia, estamos minimizando el peligro del racismo. Los activistas anti-racistas entrados en años están en peligro de convertirse en distribuidores de nicho sobreespecializados en una forma minoritaria de discriminación.

    Combatir el racismo es combatir contra todas las formas de racismo. Combatir la islamofobia es combatir — ¿qué exactamente? ¿Es un medio para suprimir toda crítica de la religión? ¿O es una manera de resistir el odio a los musulmanes porque son de origen extranjero? Mientras estamos discutiendo sobre si es racista decir que el Corán es un disparate, los racistas están riendo bajo la manga. Si, mañana, todos los musulmanes en Francia se convirtieran al catolicismo —o abandonaran la religión por completo— los racistas ni siquiera pestañearían. Los extranjeros, o franceses de origen extranjero, seguirían siendo la fuente de todos los males.

    Tomemos a Mouloud y Gérard. Ambos son musulmanes. Mouloud es de origen norteafricano. Gérard es de origen europeo. Ambos van tras el mismo apartamento. ¿Cuál tiene la mejor oportunidad? ¿El que tiene una cara árabe o el que tiene una cara "franchute"? El apartamento no se le negaría al musulmán. Sería negado al árabe. O tomemos el ejemplo de Mouloud y Abdelkader. Ambos son musulmanes. Ambos son extranjeros. Ambos tienen mejores bronceados que Gérard. Mouloud no tiene un centavo, Abdelkader es millonario. ¿A cuál se le negaría el arriendo del apartamento? ¿Al musulmán o al millonario?

    Temerle al islam es, sin duda, cretino, absurdo y muchas otras cosas, pero no es un crimen. Puedes, igualmente, expresar tu miedo del cristianismo o el judaísmo sin interrumpir el sopor de un juez de instrucción o poner en marcha la maquinaria judicial retumbante. Los creyentes suelen tener miedo de las religiones de los demás. Se les ha dicho que la suya es la mejor del mundo — no, no la mejor, la única. Pero al proclamar que sus propios textos sagrados son la verdad, ellos están sugiriendo que todas las demás son mentiras. Es fácil imaginar que un creyente pueda sentir miedo por la idea de que la mayoría de la gente podría convertirse a una religión falsa. O, más probablemente, que la competencia podría alcanzar a todos los clientes.

    Sin embargo, un texto sagrado sólo se vuelve peligroso cuando un lector fanático decide usar sus horas de sueño leyendo literalmente. Hay que ser muy ingenuo para tomar al pie de la letra los textos fundadores de todas las grandes religiones. Tienes que ser psicópata para tratar de hacer lo que dicen en tu propia casa. En resumen, el problema no es ni el Corán ni la Biblia (ambas de ellos novelas aburridas, incoherentes y mal escritas). El problema es el creyente que lee el Corán o la Biblia como instrucciones de Ikea para construir estanterías: "Si no le corto la garganta al infiel, Dios me desterrará del Club Med cuando esté muerto".

    Toma cualquier libro de cocina y decláralo La Verdad. ¿El resultado? Un baño de sangre. ¿Tu vecino hace tortitas sin gluten porque tiene una alergia? El Libro sagrado no lo menciona. ¡Quema tu vecino, es un blasfemo! ¿Él pone demasiada mantequilla en la parte inferior de su molde? ¡Matalo!

    En las mentes de los comunistas nunca entraría llamar "comunismofóbicos" a los anticomunistas o exigir que sean procesados por racismo anticomunista. Por mucho que tuerzas la realidad, nunca conseguirás que el mundo diga que hay una raza "comunista". Igualmente, no hay una raza "islámica". En la Francia de hoy, el comunismo es un punto de vista minoritario que es burlado, a veces con violencia, por los fieles defensores del modo liberal pro-mercado que todo lo conquista. Ahora, a diferencia de Dios, es difícil negar que alguna vez existieron Marx o Lenin o (el exlíder del Partido Comunista Francés) Georges Marchais. Pero no es una blasfemia, ni es racista, ni comunismofóbico cuestionar la validez de sus escritos o sus dichos.

    Del mismo modo, en la Francia laica, todas las religiones son sólo una colección de textos, tradiciones y costumbres que cualquier persona tiene derecho a criticar. Ponerle una nariz de payaso a la cara de Marx no es más indignante o escandaloso que poner la misma nariz en la cara de Mahoma.

    Un no creyente, por mucho que se esfuerce, no puede blasfemar. Dios sólo es sagrado para los que creen en Dios. Para insultar a Dios, tienes que creer que Dios existe. La estrategia de los multiculturalistas disfrazados de antirracistas es mezclar la blasfemia y la islamofobia, la islamofobia y el racismo. Aún así, la palabra "islamofobia" no habría disfrutado de su brillante éxito sin la complicidad —a menudo con la estúpida complicidad— de los grandes medios. ¿Por qué se la apropiaron tan rápidamente? Por pereza, por amor a lo nuevo y por ánimo de lucro. Ellos no tienen motivos antirracistas en la popularización de la palabra "islamofobia". Por el contrario.

    En pocas palabras, cualquier historia sensacionalista de terror con la palabra "islam" en su titular vende bien. Y desde el 11-S los medios de comunicación han querido empujar en el escenario ese fascinante y aterrador personaje, el terrorista islamista. ¿Por qué? Porque el miedo vende. El miedo al islam vende. Y el islam que asusta a la gente es el único islam que el público en general ve.

    A menudo, lo que los medios de comunicación presentan como noticias sobre el islam son sólo una caricatura. Pero entonces, hay pocas protestas de las organizaciones dedicadas a la caza de la islamofobia. Por otro lado, si el islam radical es en realidad caricaturizado —y abiertamente caricaturizado— los cazadores de islamofóbicos gritan con ira. Para que tu nombre aparezca en los medios de comunicación, es menos riesgoso atacar a un jugador pequeño como Charlie Hebdo que criticar a los grandes canales de televisión o las revistas.

    Charlie Hebdo publicaba caricaturas de Mahoma mucho antes del escándalo de las caricaturas danesas (en 2006) y, desde entonces, sus ilustradores han sido descritos como caricaturistas. Pero por favor tengan en cuenta que antes los ilustradores de Charlie Hebdo eran descritos —y se describían a sí mismos— como "ilustradores periodísticos". La caricatura es una manera de comentar la noticia, pero hay otras maneras de ilustrar los acontecimientos. No hay nada vergonzoso en la caricatura, pero la obsesión con esta palabra muestra cómo fue guiado el público en masa para ver la obra de Charlie Hebdo.

    Como ya he dicho, Charlie Hebdo dibujaba al profeta musulmán mucho antes del escándalo de las caricaturas danesas. Ninguna organización o periodista expresaron su horror. Unos pocos individuos enviaron cartas quejándose. Eso es todo. Sin demostraciones, sin amenazas de muerte, sin ataques terroristas. Fue sólo después de la denuncia y la explotación de las caricaturas danesas por un grupo de extremistas musulmanes que caricaturizar al Profeta comenzó a detonar crisis histéricas en los medios y entre los musulmanes (aunque los medios de comunicación venían primero).

    Así que cuando Charlie Hebdo reafirmó el derecho de un dibujante a comentar sobre el terrorismo religioso, republicando las caricaturas danesas, la atención de los medios se enfocó en nuestra revista satírica. Charlie Hebdo también fue declarado un potencial objetivo de los lunáticos religiosos. Los medios de comunicación decidieron que publicar las caricaturas provocaría la furia musulmana — y por lo tanto provocaron la furia de algunos grupos musulmanes. Pero en algunos casos fue ira falsa. Cuando el micrófono era empujado en sus rostros, los portavoces tuvieron que reaccionar. Ellos tenían que mostrar a los miembros más excitables de su rebaño que eran verdaderos defensores de la fe.

    El dibujo que mostraba a Mahoma con un turbante en la forma de una bomba se convirtió en el más conocido. No todo el mundo lo interpretó de la misma manera, pero todo el mundo podía leerlo porque no había subtítulos. Sus críticos decidieron que era un insulto a todos los musulmanes: poner una bomba en la cabeza del Profeta era decir que todos los creyentes eran terroristas. Pero había otra interpretación que no intereso a los medios de comunicación. (No era escandalosa y no vendía periódicos.) Mostrar a Mahoma llevando una bomba en la cabeza podría ser un ataque a los terroristas por explotar la religión. En este escenario, el dibujo diría: "Mira lo que los terroristas le están haciendo al islam; mira cómo los terroristas que dicen ser seguidores de Mahoma ven al profeta".

    Lo que es más, sólo porque la gente dice que el islam es la segunda religión más practicada en Francia, eso no significa que todos los inmigrantes procedentes de países musulmanes sean musulmanes: recordemos que en 2010, un estudio realizado por la el INED (Instituto Nacional de Estudios Demográficos) mostró que 2,1 millones de personas en Francia se consideraban musulmanes practicantes, pero estas cifras nunca son citadas por los multiculturalistas que siguen hablando, según su estado de ánimo, de alrededor de seis, ocho, 10 o incluso ¡13 millones de musulmanes en Francia! La religión no se transmite genéticamente como nos quieren hacer creer los multiculturalistas —y la extrema derecha—.

    Sin embargo, ¿por qué los dibujantes de Charlie Hebdo, que saben que sus dibujos serán explotados por los medios de comunicación, por los comerciantes de la lucha contra la islamofobia, y por los musulmanes y nacionalistas de extrema derecha, insisten en dibujar a Mahoma y otros símbolos "sagrados" del islam ? Simplemente porque los dibujos de Charlie Hebdo no tienen a la gran mayoría de musulmanes como su objetivo. Creemos que los musulmanes son capaces de reconocer la ironía. ¿En virtud de qué retorcida teoría es el humor menos compatible con el islam de lo que lo es con cualquier otra religión?

    Si argumentas que puedes reírte de todo, menos de algunos aspectos del islam —porque los musulmanes son mucho más sensibles que el resto de la población— ¿no estás practicando una especie de discriminación? Y si es así, ¿no es hora de acabar con el repugnante paternalismo de los intelectuales blancos, burgueses, de izquierda que quieren encajar con "los pobres y los miserables y subeducados"?

    Ellos son educados, ya ves, y obviamente entienden que Charlie Hebdo está destinado a ser divertido — porque, por un lado, son muy inteligentes y, por otro, fueron criados así. Pero por respeto a las personas que aún no han aprendido sobre humor, ellos condenan estas caricaturas "islamofóbicas" que pretenden no entender, por un sentido de solidaridad. "Me rebajo a su nivel para demostrar cuánto los amo", dicen. "Y si tengo que convertirme al islam para estar aún más cerca de ustedes, ¡lo haré!" Estos demagogos ridículos son impulsados por una interminable necesidad de aprobación y un complejo de superioridad indignante.

    Las personas que acusan a los caricaturistas de Charlie Hebdo de islamofobia cada vez que sacan un personaje con barba no son sólo deshonestos o hipócritas. Ellos están apoyando el llamado islam radical. Si dibujas a un anciano cometiendo un acto de pedofilia, no estás poniendo en duda a todos los hombres viejos. No estás diciendo que todos los hombres viejos son pedófilos; o que todos los pedófilos son hombres viejos. Aparte de unos pocos imbéciles, nadie acusaría a un dibujante de Charlie Hebdo de hacer tal cosa. El dibujo muestra a un viejo pedófilo. Eso es todo.

    La portada de la edición de Charlie Hebdo dedicada a las caricaturas danesas es un magnífico ejemplo de este punto. El dibujo de Cabu muestra a un hombre con barba y un turbante con la cabeza entre las manos. O está bien enojado o está llorando. Tal vez ambas cosas. La burbuja de diálogo dice: "Es duro ser amado por cretinos". El titular de arriba dice: "Mahoma abrumado por los fundamentalistas".

    Mahoma se queja de la actitud de sus seguidores fundamentalistas. Eso es bastante claro. Y aún así Charlie Hebdo fue violentamente acusado de llamar cretinos a todos los seguidores del Profeta. Los dibujos de Charlie Hebdo no sólo son malinterpretadas por los ignorantes. Son redibujados por personas muy inteligentes que quieren mutilar su significado."




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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.  Empty Re: Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

    Mensaje por salto Miér Dic 07, 2016 3:13 pm

    "Incluso el paisaje de los musulmanes que bien en Europa ha variado sensiblemente en los últimos años : hace 15 años los musulmanes que vivían en España no tenían los hábitos ni el comportamiento ni el sentido de gueto que en estos momentos practican.

    Tú no veías a esa población, fundamentalmente marroquí, como están ahora, incluso en su manera de vestir, que estaba más europeizada. Toda esta involución viene al socaire de lo que invariablemente sucede en el mundo islámico: en el momento que aparece cualquier elemento que intenta ir hacia la individualidad del hombre y sus derechos más allá de lo que es la voluntad divina teóricamente revelada por un Dios, se produce toda una oleada en contra que aplasta todo eso y que vuelve a lo que es la esencia misma del pensamiento teocrático. La verdad revelada está por encima de las leyes de los hombres, de los estados, de las constituciones…

    En resumen, ‘no hay otra ley que la ley de Dios’. Esto choca con cualquier idea del Renacimeinto, de la Ilustración, de los Derechos Humanos. Eso da igual porque está supeditado a la voluntad de Alá y además única e interpretada de una manera terrible. Antes eran los almohades, como recojo en mi novela, y ahora es el Daesh. Luego, además, hay otro elemento que impacta también: si te fijas en todo lo que son los terribles atentados, nosotros no lo vemos, pero quienes ataca mezquitas, quienes pone bombas en los templos sagrados son otros musulmanes, porque detrás de todo esto está la lucha entre las dos grandes ramas del Islam, Suitas y Chiitas, que se han masacrado desde el siglo VII hasta nuestros días de una manera feroz. Y esto sigue sucediendo. En el contexto en el que sitúo ‘El rey pequeño’ unas tribus bereberes eran de un lado y otras pertenecían a otro. Córdoba, por cierto, sabe mucho de eso. Parece como si el Islam fuera incapaz de dar un salto hacia adelante como sí hizo la religión cristiana. Los Derechos Humanos delante de la ‘Verdad Revelada’ desaparecen.

    Y lo que además resulta alucinante es que un pensamiento presuntamente progresista resulta absolutamente reaccionario, porque no hay otra cosa más reaccionaria que la teocracia, sumida en la tiniebla de los tiempos. Y algunos sectores lo que están aceptando es que alguien te pueda imponer la teocracia.

    Recientemente, Juan Manuel de Prada denunciaba en su columna dominical que lo mismo que la izquierda alentaba el multiculturalismo , la derecha estaba alimentando la islamofobia. ¿Tan polarizadas son las posturas?

    No comparto ninguna de las dos. Me deja perplejo que cada vez que sucede un atentado terrible aparezcan una serie de voces que se consideran progresistas diciendo ‘cuidado con la islamofobia’, y son las mismas voces que callan cuando se produce la persecución de cualquier otra religión en otras partes del mundo. En Europa no hay ninguna persecución contra ninguna religión, eso es una falsedad total. Y lo que parece es que se intenta negar a la civilización de los derechos humanos la defensa de sus propios valores. Y se acaba llegando a la conclusión de que los culpables de que nos maten somos nosotros. Eso subyace y es algo suicida. No puedo entender, y yo provengo de la izquierda de una manera clara y precisa, cómo en estos momentos lo que es un pensamiento no solo débil, sino estúpido y suicida, cargado de clichés bobos, está amparando lo que de verdad es la amenaza peor que ha tenido la Humanidad desde hace muchísimo tiempo. Y hablo de la Humanidad porque lo que se atacan son los Derechos Humanos.

    No existe la islamofobia, sino un miedo justificado a lo que está sucediendo. ¿Cómo no voy a temer al terrorismo? Resulta imbécil no hacerlo."



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    Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.  Empty Re: Desmontando el tabú de la "islamofobia". Termino creado por la derecha islamista para condenar la blasfemia y disfrazarla de racismo.

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