- Frederich Engels en Karl Marx. Contribución a la crítica de la economía política:
La tesis de que «el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general», de que todas las relaciones sociales y estatales, todos los sistemas religiosos y jurídicos, todas las ideas teóricas que brotan en la historia, sólo pueden comprenderse cuando se han comprendido las condiciones materiales de vida de la época de que se trata y se ha sabido explicar todo aquello por estas condiciones materiales; esta tesis era un descubrimiento que venía a revolucionar no sólo la Economía Política, sino todas las ciencias históricas (y todas las ciencias que no son naturales, son históricas). «No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia». Es una tesis tan sencilla, que por fuerza tenía que ser la evidencia misma, para todo el que no se hallase empantanado en las engañifas idealistas. Pero esto no sólo encierra consecuencias eminentemente revolucionarias para la teoría, sino también para la práctica: «Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella... Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo». Por tanto, si seguimos desarrollando nuestra tesis materialista y la aplicamos a los tiempos actuales, se abre inmediatamente ante nosotros la perspectiva de una potente revolución, la revolución más potente de todos los tiempos.
Pero, mirando las cosas de cerca, vemos también, inmediatamente, que esta tesis, en apariencia tan sencilla, de que la conciencia del hombre depende de su existencia, y no al revés, rechaza de plano, ya en sus primeras consecuencias, todo idealismo, aun el más disimulado. Con ella, quedan negadas todas las ideas tradicionales y acostumbradas acerca de cuanto es histórico. Toda la manera tradicional de la argumentación política se viene a tierra; la hidalguía patriótica se revuelve, indignada, contra esta falta de principios en el modo de ver las cosas. Por eso la nueva concepción tenía que chocar forzosamente, no sólo con los representantes de la burguesía, sino también con la masa de los socialistas franceses que pretenden sacar al mundo de quicio con su fórmula mágica de liberté, égalité, fraternité. Pero, donde provocó la mayor cólera fue entre los voceadores democrático-vulgares de Alemania. Lo cual no fue obstáculo para que pusiesen una especial predilección en explotar, plagiándolas, las nuevas ideas, si bien con un confusionismo extraordinario.
El desarrollar la concepción materialista, aunque sólo fuese a la luz de un único ejemplo histórico, era una labor científica que habría exigido largos años de estudio tranquilo, pues es evidente que aquí con simples frases no se resuelve nada, que sólo la existencia de una masa de materiales históricos, críticamente cribados y totalmente dominados, puede capacitarnos para la solución de este problema. La revolución de febrero lanzó a nuestro partido a la palestra política, impidiéndole con ello entregarse a empresas puramente científicas. No obstante, aquella concepción fundamental inspira, une como hilo de engarce, todas las producciones literarias del partido. En todas ellas se demuestra, caso por caso, cómo la acción brota siempre de impulsos directamente materiales y no de las frases que la acompañan; lejos de ello, las frases políticas y jurídicas son otros tantos efectos de los impulsos materiales, ni más ni menos que la acción política y sus resultados.
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Los seres humanos y sus ideas son producto, en primer lugar, de las cuatro interacciones fundamentales que determinan el movimiento de la materia, en segundo lugar de las fuerzas que determinan la evolución biológica, en tercer lugar de actos consciente de infinidad de seres vivos y por último, el homo sapiens, es un producto del desarrollo económico, del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción por ellas sustentadas, más el desarrollo ideológico y político en una formación social históricamente determinada.
- Friedrich Engels en Carta a José Bloch:
…Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta --las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas-- ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (es decir, de cosas y acaecimientos cuya trabazón interna es tan remota o tan difícil de probar, que podemos considerarla como inexistente, no hacer caso de ella), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico. De otro modo, aplicar la teoría a una época histórica cualquiera sería más fácil que resolver una simple ecuación de primer grado.
Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia. Pero también desempeñan su papel, aunque no sea decisivo, las condiciones políticas, y hasta la tradición, que merodea como un duende en las cabezas de los hombres. También el Estado prusiano ha nacido y se ha desarrollado por causas históricas, que son, en última instancia, causas económicas. Pero apenas podrá afirmarse, sin incurrir en pedantería, que de los muchos pequeños Estados del Norte de Alemania fuese precisamente Brandeburgo, por imperio de la necesidad económica, y no por la intervención de otros factores (y principalmente su complicación, mediante la posesión de Prusia, en los asuntos de Polonia, y a través de esto, en las relaciones políticas internacionales, que fueron también decisivas en la formación de la potencia dinástica austríaca), el destinado a convertirse en la gran potencia en que tomaron cuerpo las diferencias económicas, lingüísticas, y desde la Reforma también las religiosas, entre el Norte y el Sur. Es difícil que se consiga explicar económicamente, sin caer en el ridículo, la existencia de cada pequeño Estado alemán del pasado y del presente o los orígenes de las permutaciones de consonantes en el alto alemán, que convierten en una línea de ruptura que corre a lo largo de Alemania la muralla geográfica formada por las montañas que se extienden de los Sudetes al Tauno.
En segundo lugar, la historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida; son, pues, innumerables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una resultante --el acontecimiento histórico--, que a su vez, puede considerarse producto de una fuerza única, que, como un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad. Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone otro, y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido. De este modo, hasta aquí toda la historia ha discurrido a modo de un proceso natural y sometida también, sustancialmente, a las mismas leyes dinámicas. Pero del hecho de que las distintas voluntades individuales --cada una de las cuales apetece aquello a que le impulsa su constitución física y una serie de circunstancias externas, que son, en última instancia, circunstancias económicas (o las suyas propias personales o las generales de la sociedad) -- no alcancen lo que desean, sino que se fundan todas en una media total, en una resultante común, no debe inferirse que estas voluntades sean = 0. Por el contrario, todas contribuyen a la resultante y se hallan, por tanto, incluidas en ella.
Además, me permito rogarle que estudie usted esta teoría en las fuentes originales y no en obras de segunda mano; es, verdaderamente, mucho más fácil. Marx apenas ha escrito nada en que esta teoría no desempeñe su papel. Especialmente, "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" es un magnífico ejemplo de aplicación de ella. También en El Capital se encuentran muchas referencias. En segundo término, me permito remitirle también a mis obras La subversión de la ciencia por el señor E. Dühring y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, en las que se contiene, a mi modo de ver, la exposición más detallada que existe del materialismo histórico.
El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. Pero, tan pronto como se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había posibilidad de error. Desgraciadamente, ocurre con harta frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se puede manejar sin más una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado, y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche no se hallan exentos muchos de los nuevos «marxistas» y así se explican muchas de las cosas peregrinas que han aportado…
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Desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones de producción Karl Marx en Carta a Joseph Weydemeyer escribió:...Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases…
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La Historia es el campo de conocimiento que estudia la sucesión de formaciones sociales humanas. Es decir, la relación existente entre el desarrollo de las fuerzas productivas, objeto de estudio de las ciencias “naturales”, y las relaciones de producción, objeto de estudio de la economía política y las ciencias “sociales”. El “continente” del conocimiento Historia se halla en los albores del conocimiento científico.
Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo V escribió:Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino cómo, con qué medios de trabajo se hace. Los medios de trabajo no sólo son escalas graduadas que señalan el desarrollo alcanzado por la fuerza de trabajo humana, sino también indicadores de las relaciones sociales bajo las cuales se efectúa ese trabajo.
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Un primer problema surge al tratar de medir el desarrollo de las fuerzas productivas. Lo que caracteriza el desarrollo de las fuerzas productivas es la cada vez menor necesidad de fuerza de trabajo para producir bienes de consumo, debido al descubrimiento y el perfeccionamiento de las máquinas utilizadas por la fuerza de trabajo, a una más eficiente división técnica del trabajo y, especialmente, a la utilización a gran escala de fuentes de energía distintas a la fuerza de trabajo. Si bien es posible medir el desarrollo de las fuerzas productivas, utilizando la escala de Kardashev-Sagan, o la escala John D. Barrow basada en la manipulación de las partículas materiales atendiendo a su tamaño. Princeton; escala de Kardashev-Sagan y escala John D. Barrow Un segundo problema que surge es ¿cómo se establece y se mide la relación que guarda el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción?
De todas maneras, lo que resulta innegable es que las fuerzas productivas se han desarrollado y las relaciones de producción dominantes han variado, a lo largo de la historia de la humanidad, dando lugar a diferentes formaciones sociales, a la división de la humanidad en clases sociales y a distintos modos de producción.
Formación social Karl Marx en Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política escribió:…Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.
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Las hordas de australopitecos, como el resto de animales sociales, mantenían relaciones de supervivencia, hasta que el desarrollo de las fuerzas productivas permitió al género humano, crear las relaciones sociales de producción, la división técnica del trabajo y la transformación de las hordas del homo hábil en las primeras formaciones sociales. Las relaciones de producción dentro de las primeras formaciones sociales eran de igualdad, ayuda mutua, beneficio recíproco y carecían de estado como forma de organización social. Las formaciones sociales humanas son el producto de desarrollo de las fuerzas productivas.
- Karl Marx en Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política:
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
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Algunos teóricos del subjetivismo metafísico sostienen que la historia de la humanidad es una sucesión de distintos modos de producción, comunismo primitivo, asiático, esclavista, feudal, capitalista y comunista, cuando la realidad de los hechos históricos demuestra que a lo largo de dicha historia se han sucedido diferentes formaciones sociales, esta sustitución se produce cuando las relaciones de producción dominantes, en dichas formaciones sociales, se convierten en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas sociales. Han existido y existen diferentes formaciones sociales con distintos tipos de estados, en las que coexisten distintos modos de producción, debido a los diferentes grados de desarrollo de las fuerzas productivas en diferentes ramas de la producción. Formaciones sociales que se caracterizan en función de la clase social o alianza de clases dominantes. En la actualidad existen 192 estados o formaciones sociales. Un ejemplo esquemático de formación social y los modos de producción en ella existentes;
La diferencia entre un
modo de producción y otro lo constituye el desarrollo de las fuerzas productivas, y las relaciones de propiedad sobre los medios de producción. En primer lugar, si la fuerza de trabajo es o no un medio de producción, y en segundo lugar, si la fuerza de trabajo está privada de propiedad sobre los medios de producción.
El desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción primitivas utilizando la escala de Kardashev-Sagan se estima en < tipo I
- Daniel Bouille en La Economía de la energía:
Es la etapa del hombre primitivo y su consumo energético, tal como se lo mide actualmente, se puede decir que era nulo. Si se incluye el contenido energético de los alimentos se puede estimar una cifra del orden de las 2.000 kcal/día/persona.
Es la etapa que comienza con el hombre nómada, cazador, que aún no ha descubierto la agricultura y cuyo consumo energético se ha estimado en unas 5.000 kcal/día/persona parte de las cuales correspondían a la "producción" del fuego. A partir de allí se producen una serie de desarrollos tecnológicos simples que le permiten al hombre mejorar la captación de los flujos energéticos (la vela, la palanca, la rueda), perfeccionar el aprovechamiento de la energía animada (humana y animal) y por lo tanto incrementar paulatinamente su consumo de energía.
Así tenemos que, a lo largo de los siglos, la humanidad va pasando de la mera agricultura de subsistencia, con un consumo del orden de 12.000 kcal/día/persona, a un sistema socioeconómico integrado como el que se desarrolla en la Edad Media. El consumo llega a unas 27.000 kcal/día/persona, en las áreas más desarrolladas del mundo en esa época, de las cuales unas 7.000 correspondían a las necesidades de alimentación, unas 12.000 a la satisfacción de otras necesidades personales y el comercio, 7.000 al desarrollo de la agricultura y unas 1.000 al transporte. En 1870 el consumo energético es de 70.000 kcal/día/persona, para alcanzar la cifra 230.000 kcal/día/persona en 1970.
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Atendiendo al tipo de propiedad y a la distinta forma en que las clases sociales perciben su parte de la riqueza social, se pueden distinguir diferentes modos de producción;
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Modo de producción primitivo. No existen clases sociales, formaciones sociales de guerreros cazadores-recolectores; son propietarios colectivos de los recursos naturales y propietarios individuales de los medios de trabajo. Frecuentemente entran en conflicto armado con tribus y clanes vecinos por la propiedad de los terrenos de caza y recolección. El desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción primitivas utilizando la escala de Kardashev-Sagan se estima en ≤ tipo 0’1.
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La tributación. Bandas armadas, políticos profesionales, funcionarios; no son propietarios de medios de producción. Tributarios; pueden ser propietarios de medios de producción o no serlo, están sometidos al pago de impuestos.
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La usura. Usureros; son propietarios de valores de uso que prestan a cambio de un interés. Prestatarios; pueden ser propietarios de medios de producción, de valores de uso o de fuerza de trabajo que ofrecen como garantía de devolución del préstamo. Al no poder hacer frente a las deudas contraídas, el deudor, debía hacer frente a las deudas con su fuerza de trabajo por un tiempo limitado, con el tiempo esta práctica fue una de las fuentes de fuerza de trabajo esclava.
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Modo de producción esclavista. Esclavistas; son propietarios de medios de producción y de fuerza de trabajo ajena. Esclavos; son medios de producción. Independientemente de las deudas impagadas, otra causa del origen de la esclavitud lo constituyen los prisioneros de guerra, en vez de ser exterminados como era la práctica habitual en las sociedades primitivas. El desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción primitivas utilizando la escala de Kardashev-Sagan se estima en ≤ tipo 0’25.
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Modo de producción feudal. Señores; son propietarios de los recursos naturales, Siervos; están ligados al feudo, son propietarios de medios de producción, pagan una renta a los señores mediante trabajo personal, un porcentaje sobre lo producido o con una renta fija. El desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción primitivas utilizando la escala de Kardashev-Sagan se estima en ≤ tipo 0’5.
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Modo de producción capitalista. Capitalistas (burgueses); son propietarios de medios de producción. Trabajadores asalariados (proletarios); son ciudadanos libres, pero carecen de medios de producción y de consumo propios, deben vender el usufructo de su fuerza de trabajo. En el capitalismo no se reconoce la propiedad del trabajador sobre su propia fuerza de trabajo, por eso éste no puede venderla de una vez y para siempre. A diferencia con el esclavismo donde el esclavo es propiedad individual del esclavista, aunque existían esclavos propiedad del estado, y al igual con el feudalismo donde el siervo de la gleba estaba ligado al feudo, no era propiedad individual del señor feudal, en el capitalismo la fuerza de trabajo está socializada, es propiedad colectiva de todos los capitalistas. Este es el motivo por el que algunos autores denominan el trabajo asalariado como esclavitud asalariada. El desarrollo de las fuerzas productivas bajo las relaciones de producción primitivas utilizando la escala de Kardashev-Sagan se estima en ≤ tipo 1.
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Gerentes; son propietarios de su fuerza de trabajo, no son propietarios de medios de producción, pero por el papel que ocupan en la organización de la producción se apropian de fuerza de trabajo ajena.
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Modo de producción comunista. Los trabajadores son propietarios de forma colectiva de los recursos naturales, de los medios de trabajo y objetos de producción que usan, y de forma individual del producto de su trabajo. Trabajadores cooperativistas; son propietarios, de forma colectiva, de los medios de producción que usan. Trabajadores autónomos; son propietarios individuales de algunos medios de producción.
En cuanto a la naturaleza de los objetos de producción se pueden distinguir tres grandes sectores productivos;
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Extractivo; el objeto de producción es la naturaleza de la cual extrae recursos naturales que se transforman en las materias primas para otros sectores productivos. Los recursos naturales no tienen costo de producción, su coste económico, cuando lo tienen, es consecuencia de tributos impuestos por los políticos profesionales y de rentas impuestas por señores feudales.
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Industrial; transforma las materias primas en valores de uso, ya sean medios de producción o bienes de consumo.
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Comercial; transporta los valores de uso impidiendo que sufran transformación al mercado.
Una empresa puede desarrollar su actividad abarcando solo uno, dos o los tres sectores.
Saludos.