Para el próximo 8 de marzo está convocado un paro internacional de mujeres en 30 países de los cinco continentes. El Día Internacional de la Mujer Trabajadora aunará bajo una misma acción de lucha las experiencias nacionales que tuvieron lugar el año pasado por los derechos de las mujeres: en Polonia un paro de mujeres derrotó el intento del gobierno de restringir aún más el derecho al aborto; en Islandia y Francia las mujeres pararon por un salario equivalente al de sus compañeros varones por igual trabajo; en Argentina, cuna del Ni una Menos, con un paro y movilización se exigió justicia por Lucía el 19 de octubre pasado. Estos hitos se replicaron por distintas causas en Chile, Brasil, Uruguay, México y Colombia y algunas capitales de Europa en el primer aniversario del Ni una Menos, y constituye una tendencia de lucha que se verificó tempranamente en 2017 con la multitudinaria marcha de mujeres en Washington contra Donald Trump.
La iniciativa se corresponde con el cuadro internacional de bancarrota capitalista que en lo relativo a la mujer no sólo la golpea duramente como trabajadora sino que también promete una reacción en materia derechos. Un caso emblemático es el de EE.UU., en el que presidente yanqui ha empezado a cumplir sus promesas de campaña para prohibir el derecho al aborto, ya recortó el financimiento en el extranjero mientras se procesan las maniobras políticas para echar por tierra el fallo "Roe vs Wade" que legalizó el aborto a nivel federal en 1973. Mientras que la Iglesia Ortodoxa está en campaña para prohibir el aborto en el primer país del mundo donde se garantizó este derecho gracias a un decreto del gobierno revolucionario soviético de 1920.
Las coordinadoras han formulado un programa que desarrolla las múltiples formas de violencia contra las mujeres y contiene un desarrollo de las condiciones materiales que hacen a la opresión de las mujeres. Derecho al trabajo, igualación salarial, socialización de las tareas domésticas, derecho al aborto legal, son algunas de las demandas del próximo 8M. Incluye una defensa de las mujeres migrantes, vital en medio de una ola fascistizante que en nuestro país recorre las filas de todos los partidos del régimen, de Macri a Pichetto. El documento denuncia la brecha salarial de género (en Argentina del 27%), "que no se reconozca que las tareas domésticas y de cuidado son trabajo que no se remunera y suma tres horas a nuestras jornadas laborales", la maternidad como tarea privativa femenina y la falta de acceso a métodos anticonceptivos y la ilegalidad del aborto, como potenciadores de la violencia machista. También contiene un apartado sobre la situación del colectivo LGTBI y los crímenes de odio.
El programa no logra caracterizar la naturaleza de la doble opresión de la mujer, por su condición de trabajadora y mujer, apartado de un método de análisis que vincule esta realidad a la etapa histórica concreta en la que se produce. Sin decirlo, hace suya la tesis del "capitalismo salvaje" (una redundancia). Denuncia "la función explotadora del capital en nuestras economías informales, precarias e intermitentes" y "del Estado y el mercado cuando nos endeudan", no viendo estas instancias como momentos concretos de una totalidad que es el régimen social capitalista. Habla de "condiciones estructurales" del sometimiento para referirse al patriarcado, del que habría que desembarazarse para conquistar un capitalismo "feliz" para las mujeres -en el que puedan ser explotadas en condiciones de igualdad con sus compañeros de clase. En esta línea, la caracterización política del documento parte de un "giro neoconservador" que convertiría a Obama y Cristina Fernández en los referentes de un progresismo desplazado, como si bajo sus gobierno las mujeres hubiesen vivido una plétora de derechos.
En Argentina, este programa lo impulsan una parte del grupo de periodistas del Ni una Menos y no ha sido puesto a discusión del conjunto de las organizaciones de mujeres, sindicales, políticas y estudiantiles que históricamente organizaron el 8 de Marzo. Por caso, el mismo establece el reconocimiento de la prostitución como "trabajo sexual", un debate profundo que no puede ser soslayado tras la apariencia de un acuerdo internacional que las tiene como pivote con grupos desconocidos (Internacional Feminista).
El Plenario de Trabajadoras impulsará en todo el país el paro nacional activo para que las mujeres y la clase obrera intervengan como fuerza social en la lucha por los derechos de las mujeres que para avanzar, debe ir de la mano de una batalla más general contra el plan de guerra que las patronales y los gobiernos le han declarado al conjunto de los explotados. La delimitación política de los bloques políticos capitalistas es un requisito elemental para que el movimiento avance, más aún en la medida en que estos acentúan su demagogia en torno a la cuestión de la mujer y de género como un artilugio para ocultar su alianza con la clase social enemiga de nuestros derechos.
A 100 años de la Revolución Rusa que tuvo su preludio en febrero con la movilización por el Día de la Mujer Trabajadora, protagonicemos una nueva rebelión contra el decadente régimen capitalista.
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