¿Por qué no puede considerarse al «Ché» Guevara como marxista-leninista? He aquí las razones
Equipo de Bitácora (M-L) - año 2017
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«Enver Hoxha ya sentenció en su día que Ernesto «Che» Guevara no era una figura que pueda calificarse de marxista-leninista. Aunque esto es correcto ningún marxista-leninista debería apoyar esta conclusión por seguidismo, sino realizar su propio análisis. Nosotros apoyamos tal sentencia con contundencia, lo hacemos debido a que se demuestra que existe una pila de cuestiones que distancian a Guevara, y el guevarismo, de los principios del marxismo-leninismo y sus figuras centrales. En esta ocasión explicaremos alguna de las razones más significativas sobre esta cuestión de las que podemos reflexionar.
1) Algunos esquemáticos, sentimentalistas y metafísicos piensan que si una figura, Guevara en este caso, o un movimiento toma las armas automáticamente se hace representante de la clase obrera y de su ideología: el marxismo-leninismo. Existen pocos pensamientos más ignorantes en cuanto a esto. Históricamente movimientos políticos representantes de la burguesía tomaron las armas contra la nobleza. ¿Y qué decir de los movimientos políticos representantes de la pequeña burguesía que se han alzado en armas millones de veces, contra la nobleza, contra la burguesía, y en menor medida –pero también sucedió– contra el proletariado? Hay multitud de recientes ejemplos históricos de movimientos de la burguesía nacional o pequeño burgueses de países coloniales o semicoloniales que luchando contra gobiernos títeres del extranjero o gobiernos colonialistas han llegado al poder. Muchos de estos movimientos decían ser marxista-leninistas o estar a medio camino del marxismo-leninismo y el liberalismo, de estar en la búsqueda de una tercera vía –véase las corrientes del tercermundismo y el no alineamiento–, pero todos acabaron cediendo a la burguesía nacional y extranjera. Por lo tanto: tomar las armas no te hace automáticamente marxista-leninista.
2) Guevara no se preocupó de la creación de un partido antes de 1959 sino únicamente de la creación de la guerrilla, y tras la toma de poder, cuando las circunstancias obligaron a la dirección cubana a crear artificialmente un partido –para facilitar la gobernabilidad y la pose comunista– no aprovechó la ocasión para apoyar la creación de un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo que estuviera libre de toda tendencia revisionista, sino que como otros oportunistas se conformó con unir mecánicamente a toda tendencia antibatistiana. De hecho, como muestran sus obras, en la construcción del partido se basó en los manuales de los revisionistas soviéticos y exigió que más allá de las tendencias que se iban a juntar, o de los lineamientos ideológicos, lo esencial era que no se discutiera la dirección de Fidel Castro; en tanto, no sólo ayudó a la creación de un partido ecléctico ideológicamente, lleno de facciones, sino que ayudó a sentar las bases del culto a la personalidad, la mistificación sobre las figuras de la revolución y el mito de la «dirigencia infalible».
3) La llamada «defensa» de Guevara de la imagen de Iósif Stalin no es cierta, de hecho otros conocidos revisionistas se han apoyado en algún momento en la imagen de Stalin como fueron Kim Il Sung, Mao Zedong, Santiago Carrillo o Gheorghiu-Dej, pero luego jamás aplicaban en la práctica sus enseñanzas, y finalmente rechazaban no solo su praxis sino también su teoría la cual sustituían por su propia «nueva» e «innovadora» teoría «superadora». En ese sentido, Guevara en muchas cuestiones decía seguir la obra de Stalin, pero hacía lo mismo: la prueba es que apoyó los planteamientos de los sepultureros políticos de Stalin, de sus más férreos detractores, y en otras ocasiones él mismo se opuso a las posiciones de Stalin en temas fundamentales que abarcan desde el rol del partido comunista, el rol de vanguardia del proletariado, la consideración de las condiciones objetivas y subjetivas, la toma del poder, el realismo socialista, etc. Así que la supuesta defensa de Stalin, los discursos de Guevara sobre la defensa de su obra, no sirve como pretexto de que era un buen marxista-leninista, porque tal defensa de Stalin en realidad está vacía de contenido pues en esencia se trata de una defensa superficial y oportunista.
4) Guevara nunca llevó a cabo una denuncia pública y completa del revisionismo soviético ni de sus teorías ni de sus prácticas oportunistas y socialimperialistas. Jamás vimos una denuncia de los largos epítetos revisionistas y tesis contrarrevolucionarias del XXº Congreso del PCUS de 1956, ni del XXIº Congreso de 1959, ni del XXIIº Congreso de 1961, ni del XXIIIº Congreso de 1966, ni el de otros partidos revisionistas, pese a que él mismo fuera testigo de la época de cómo por ejemplo estas tesis revisionistas estaban desmontando el carácter revolucionario de los partidos comunistas de África, América, Europa y Asia. Las críticas de Guevara hacia los líderes soviéticos no se diferenciaban en exceso de las de otros líderes del bloque revisionista soviético, ya que o bien no se centraba en temas de importancia o directamente en las conclusiones de esos temas importantes no llegaba a la verdad ni revelaba la evidencia del verdadero carácter oportunista de los revisionistas soviéticos al fabricar esas teorías. A pesar de realizar algunas críticas a estas figuras revisionistas siempre siguió considerando como marxista-leninistas a las dirigencias del bloque revisionista soviético a pesar de que en las cuestiones político-económico-culturales mostraran precisamente ser enemigos del marxismo-leninismo y por tanto del proletariado.
5) Guevara tampoco fue capaz de comprender el cariz burgués y nacionalista de otros revisionismos como el chino, coreano, vietnamita, yugoslavo, rumano, polaco, húngaro, etc. Incluso al contrario: se dedicó a alabar enormemente a dichos países como países «socialistas», y a sus partidos y dirigentes como «marxista-leninistas», a aprobar su «vía específica al socialismo», lo que le facilitaría a la dirigencia castrista continuar años después de la muerte de Guevara con sus lazos de amistad y sumisión ante el revisionismo moderno –en especial frente al bloque del revisionismo soviético–, ya que precisamente escudándose en la postura guevarista sobre el tema profundizaban estos lazos. Para Guevara no parecía relevante o digno de hacerse según qué preguntas el hecho de que elementos como Gomułka, Kádár o Tito –elementos que habían sido fustigados como peligrosos revisionistas en los años de Stalin por todo el movimiento marxista-leninista– ahora fuesen los líderes de los partidos de aquellos países que insultaban a Stalin y enlodaban la bandera del marxismo-leninismo.
6) Guevara y su teoría del «foco» rompe con la concepción marxista-leninista de revolución y la toma de poder, condensando toda una serie de desviaciones antimarxistas. En dicha teoría Guevara no considera las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución en su justa medida, sino que presenta las condiciones objetivas como algo a no tener en cuenta y que de hecho pueden ser reemplazadas por el «foco» –un pequeño grupo multiclasista de guerrilleros– que las crearía por fuerza. Piensa que cualquier pequeña crisis es igual a una situación revolucionaria, y que una «chispa puede prender la pradera». No comprende la concepción marxista-leninista de la concienciación de las masas –basada en que las masas se convenzan a través de su experiencia práctica–, apostando en cambio por acciones espectaculares sin conexión con las masas que estimulen a las masas para tomar conciencia política –como si la realidad existente ya fuera poco combustible para la revolución–. Niega el rol del proletariado tanto en el control del partido comunista de cualquier expresión militar –como la guerrilla–, como también niega el rol del partido comunista en la concienciación de las masas creyendo que ésta solamente avanza a través de acciones militares. Se adhiere a la teoría de que el «pequeño motor» –los guerrilleros foquistas–, a través de estas acciones pone en marcha al «motor grande» –las masas trabajadoras– para que el engranaje de la revolución se ponga a funcionar. Tiene una afinidad con la la creencia anarquista de que la «historia las hacen los héroes», negando el de la mayoría de las masas en la revolución, relegándolos a la pasividad o en el mejor caso a un papel secundario, de ahí los casos de las guerrillas foquistas y su desconexión con las masas. Así mismo se nota un desprecio por el aprovechamiento del trabajo legal bajo la excusa de la tendencia natural de la burguesía a protegerse mediante el establecimiento del fascismo. El foquismo tiende a la unilateralidad sobre dónde se debe actuar militarmente, buscando las zonas más favorables para la guerrilla que según ellos es la montaña, la selva o el campo, pues según la concepción del foco solamente así podrá debe evitarse el ser delatados por el pueblo con el que apenas se tienen lazos o evitar que éste sufra represión a causa de la guerrilla, esto significaba una notable desconfianza en las masas, se traduce en que en la práctica la cuidad y el proletariado fueran espectadores o en el mejor de los casos el furgón de cola de los acontecimientos de pugna por el poder.
7) Guevara jamás entendió el papel reservado por la historia en esta época al proletariado –inclusive en los países coloniales y semicoloniales–; cometió la vieja desviación, clásica de revisionismos como el yugoslavo y chino, de promocionar al campesinado en detrimento de la clase obrera. De hecho en sus tesis llega a borrar completamente la noción de una vanguardia de clase proletaria, y la sustituye por un grupo de voluntaristas como ya afirmamos, un puñado de héroes multiclasistas básicamente surgido de las filas de la burguesía y la pequeña burguesía «progre». Aunque como muchos revisionistas en ciertas ocasiones reivindica teóricamente el papel de la clase obrera, sus teorías como el foquismo, el no alineamiento o el tercermundismo son reflejo de esta idea donde la clase proletaria queda relegada en favor de un análisis no clasista o donde otras clases toman el protagonismo.
ocho) Guevara y su apoyo a teorías internacionales como el «no alineamiento», al «tercermundismo», y a sus regímenes –muchas veces presentándolos como socialistas–, creó una gran confusión en los movimientos revolucionarios del mundo, y de paso, sirvió a los intereses del revisionismo soviético, chino, yugoslavo y otros que utilizaban estas teorías y denominaciones para sus propios fines de dominación neocolonial sobre otros pueblos o de disimular ese estatus de país subyugado. Por supuesto, no solo a los países socialimperialistas sino al resto de imperialismos también le beneficiaba que vagaran por el mundo estas denominaciones ajenas al marxismo-leninismo sobre el carácter de clase de estos regímenes y las relaciones de producción de sus sistemas económicos, ya que también podían infiltrarse en los movimientos de liberación nacional bajo estas etiquetas que distorsionaban la lucha de clases. Gracias a estas teorías guevaristas, Cuba fue de hecho uno de los líderes del Movimiento de los Países No Alineados, e incluso el anfitrión de sus eventos años después, sirviendo de gramófono del socialimperialismo soviético para atraer a otras víctimas al redil. Guevara puso la primera piedra en este circo para mantener a los países neocoloniales engañados y subyugados.
9) Guevara no fue capaz de criticar y llegar a sentenciar la médula capitalista de las teorías económicas revisionistas del momento: bien fuera la teoría yugoslava de la «autogestión», la teoría china de «tomar a la agricultura como base de la economía», o las propias teorías socialimperialistas soviéticas de la «división internacional del trabajo», de hecho Cuba adaptaría todas ellas en mayor o menor medida. En aquellos años estas teorías se habían implementado en Cuba, y a día de hoy, son la receta económica del revisionismo cubano. También actualmente se comete la desviación guevarista de que en la pretendida transformación económica para Guevara prime más las ideas antes que las condiciones materiales –algo que deriva en negar estudio de las leyes objetivas de la economía política–, algo que es aún más burdo cuando esas ideas tampoco son revolucionarias sino revisionistas.
10) Guevara calificó, como cualquier revisionista de la época, que el realismo socialista tenía «limitaciones» y que era «dogmático», y se mostró «gratamente sorprendido» por la afluencia de corrientes burguesas en el arte, literatura y otros campos a países revisionistas-capitalistas como Yugoslavia, donde las obras de los enemigos del marxismo-leninismo, y de Stalin, como Sartre era gratamente alabadas. Recordemos que Guevara se codeaba con ideólogos como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir quienes dominaban el aspecto cultural burgués del momento. Esto indica sin ninguna duda que en la cuestión cultural Guevara cayó en la desviación típica de una laxitud respecto a aplicar la lucha de clases contra las corrientes que expresaban el pensamiento, moral y forma de vida no proletario, corrientes que precisamente en países capitalistas-revisionistas como la Yugoslavia o la Unión Soviética tanto promocionaban con fervor para enmascarar más fácil su política revisionista. De igual modo, debido a la no compresión de Guevara de la relación entre la base económica y la superestructura le lleva a cometer graves fallos antimarxista en sus tesis sobre la cultura, sobre la creación del «hombre nuevo», pues de nuevo parte de una vana ilusión de transformación voluntarista cuando la realidad indicaba que en Cuba las formas de la base económica no habían sido alteradas por la política revisionista llevada en el frente político y económico, siendo imposible que la nueva cultura del régimen fuera en pro de los intereses del proletariado, siendo su leve alteración –que no se sale del marco burgués anterior– de nuevo un elemento reforzador para las formas burguesas-revisionistas de dominación.
11) Guevara hizo caso omiso a los partidos marxista-leninistas como el Partido del Trabajo de Albania (PTA), que eran la punta de lanza en la lucha antirevisionista, una conclusión lógica a la que no llegó pese a autocalificarse de marxista-leninista y defensor del legado de Marx, Engels, Lenin y Stalin, en especial viendose que este tipo de partidos marxista-leninistas eran los únicos que no habían dedicado críticas burguesas y revisionistas a Stalin, o que luchaban consecuentemente contra los fenómenos negativos que él decía ver en los países del bloque revisionista que Guevara aún calificaba de «países socialistas» y de «partidos marxista-leninistas». Es decir Guevara visitó, se acercó y entabló amistad durante toda su vida con los partidos y figuras revisionistas de carácter socialimperialista, socialfascista, nacionalista, tercermundista; con los falsos defensores de Stalin o con los abiertos antistalinistas, pero no se molestó en conocer la lucha que los partidos marxista-leninistas estaban llevando a cabo contra la traición de Jruschov, ni se molestó en visitar ni conocer la realidad de Albania, único país que tras la muerte de Stalin no se sumó al coro de revisión de los principios ideológicos y reformas económicas, el único país que mantuvo una aplicación marxista-leninista como la de la Unión Soviética de Lenin y Stalin.
El internacionalismo proletario incluye una contribución a nivel global a la defensa y salvaguardia del marxismo-leninismo, sus figuras y los países socialistas y partido marxista-leninistas, y una exposición del revisionismo, sus figuras y sus regímenes capitalistas y partidos revisionistas, algo que Guevara desde luego nunca realizó por cobardía, seguidismo o sentimentalismo.
12) Como ya hemos expresado, el pensamiento filosófico de Guevara aplicado a cualquier campo sufre de un fuerte idealismo y metafísica intrínsecos, que se ve traducido en grandes dosis de voluntarismo y practicismo inconsciente que lo aparta sensiblemente del materialismo y la dialéctica, algo que resulta evidente no solamente en los planteamientos de toma del poder del foquismo, o en sus planteamientos económicos, sino también en la política en general, donde siempre da predominancia al espontaneismo sobre el estudio concienzudo y científico de la situación y la rigurosa aplicación práctica de los principios marxista-leninista.
13) Posteriormente, y sobre todo tras el eco de la muerte del «Che» Guevara en 1967, en Europa y Latinoamérica se empezaron a formar grupos armados de indudable inspiración guevarista tanto por sus nociones y métodos, como la inspiración confesa de los mismos.
Esta comprensión anarquista de «como hacer la revolución», de sus fuerzas motrices, este pragmatismo y desprecio por los conocimientos teóricos, precisamente serían los rasgos que convierten a Guevara en una figura atractiva y de dimensiones internacionales en mano de las figuras anarquistas, trotskistas, maoístas y demás corrientes salidas del «mayo del 68». Ello hace que sea un referente idóneo para los pequeño burgueses y sus diferentes corrientes políticas que ven en sus conceptos y acciones un modelo de justificación.
¿Cómo se explica esta influencia del guevarismo en estos grupos? Es fácil: 1) El descrédito de la socialdemocracia por sus posicionamientos en la lucha contra el fascismo o por sus medidas gubernamentales antipopulares, y la consecuente búsqueda de participar en corrientes menos desacreditadas y más radicalizadas en sus planteamientos; 2) La avalancha de nuevas tendencias revisionistas tras el XXº Congreso del PCUS de 1956 que fomentaban el «cretinismo parlamentario» y el respeto a la legalidad burguesa con sus sendos fracasos y decepciones, que inspiraban a acciones más enérgicas y decididas; 3) El descenso de algunas corrientes burguesas y pequeño burgueses como el trotskismo o el anarquismo gracias a que el factor subjetivo de los marxista-leninistas hizo que entre las masas trabajadoras más combativa se persuadieran de la inconsistencia teórica y de su práctica insuficiente de estas corrientes para superar el capitalismo, pero las mismas corrientes fueron reactivadas, revitalizadas y mezcladas con el guevarismo a partir de los 60 gracias al jruschovismo y su golpe al movimiento marxista-leninista; 4) Debido a la incapacidad de los propios marxista-leninistas ante esta situación de hegemonizar completamente la conciencia de las clases explotadas lo que abrió el paso al guevarismo, e incluso de la no comprensión de los mismos marxista-leninistas de la esencia del guevarismo, por entonces de moda, a veces incluso pecando de saludarlo como marxismo-leninismo, abriendo todavía más la puerta para su paso.
Los posteriores movimientos guevaristas tendrían sus características específicas pero sin desligarse de lo fundamental de Guevara. Debido a sus influencias filosóficos no analizarían correctamente el carácter político-económico de un régimen político-económico, lo que tuvo sus consecuencias directas en confundir regímenes revisionistas con socialistas, a veces sabiendo de sus desviaciones pero apoyándolo bajo la teoría del mal menor, o confundir un régimen democrático-burgués con uno fascista por el mero hecho de reprimir a revolucionarios, una vieja desviación infantil no común a los marxista-leninistas sino a los anarquistas, thälmannianos, y trotskistas y otros antimarxistas. La imposibilidad de acertar a analizar el carácter de un régimen llevaron a que el guevarismo plantease programas irreales. Junto a sus desviaciones que despreciaban las condiciones objetivas de la revolución, el rol del partido, el aprovechamiento de las libertades legales para preparar la revolución, llevaron a una línea política no acorde a la realidad, ficticia. Con ello acaba cayendo en consecuencia en posiciones voluntaristas, de franco aventurerismo y terrorismo. Algunos para adaptar el guevarismo a su zona crearían el concepto de guerrilla urbana y operarían por su carácter intelectual y pequeño burgués urbano en la ciudad. Los guevaristas tuvieron un claro apego al terrorismo sin conexión con las masas como respuesta al carácter represivo del régimen. En la mayoría de las agrupaciones guevaristas o filoguevaristas no existía un partido que dirigiera a estas guerrillas, algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en el mejor de los casos si existían estos partidos pero no tenían ninguna influencia real sobre sus brazos armados: siendo estos autónomos o mandandando estos sobre el partido; pero como decíamos, lo normal en estas organizaciones era que las «guerrillas» dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas, incluyendo organizaciones de masas y partidos que eran militantes de estas organizaciones armadas o simplemente simpatizantes de ellas. Estas organizaciones acabaron siendo liquidadas por los respectivos gobiernos por su incapacidades de realizar un programa atractivo acorde a las necesidades del momento –cuando algunos no tenían ni objetivos políticos claros o reales– y algunos de ellos acabaron integrándose en la democracia burguesa sin rechistar.
En general el guevarismo por sus propias particularidades ideológicas eclécticas, ha inspirado toda una suerte de movimientos políticos con influencia guevarista de infinitas variables: (1) guerrillas rurales cuyo núcleo central era el guevarismo, (2) guerrillas urbanas cuyo núcleo central era el guevarismo, (3) partidos brézhnevistas-guevaristas, (4) organizaciones trotskistas-guevaristas, (5) las bandas armadas tercermundistas-guevaristas, (6) las bandas armadas nacionalistas-guevaristas, (7) los partidos no alienados-guevaristas, (ocho) los autodenominados partidos «marxista-leninistas» que en realidad son expresiones guevaristas-maoístas, (9) los eurocomunistas-guevaristas y (10) desde hace unos años los movimientos guevaristas-socialistas del siglo XXI. Todos estos grupos se aprovechan de uno u otro concepto de Guevara para apropiárselo, cuando no directamente se basan en unos conceptos reales de Guevara y alteran otros para tal fin de obtener las simpatías del mito. Muchos grupos comparten gran parte de los rasgos específicos del otro así que podrían meterse en las otras subramas del guevarismo.
Como ejemplo de los primeros grupos tenemos al EGP en Argentina o el ELN en Colombia; como segundo ejemplo tendríamos a los Tupamaros en Uruguay, el ALN en Brasil o el FPMR de Chile; como tercer ejemplo tendríamos al PCV en Venezuela en los 60 o el actual PCPE en España; como cuarto ejemplo al al PRT-ERP en Argentina, IA en España o el MIR en Chile; como quinto ejemplo a las RAF en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia; como sexto ejemplo a ETA en Euskadi; como séptimo ejemplo al FSLN en Nicaragua; como octavo ejemplo al PRML en Argentina, a RC y el PCE(r) en España o al PC (Acción Proletaria) en Chile; como noveno ejemplo al PCE en España o el PCI en su día en Italia; como décimo ejemplo al PSUV y el PCV en Venezuela o el PCCE en Argentina.
Solamente los revisionistas o los revolucionarios sin la suficiente formación ideológica pueden publicitar a Guevara y hacerlo eje central o auxiliar de sus tesis.
14) Algunos revolucionarios, influidos por la propia propaganda y mitos que algunos sectores del castrismo inoculan en el pueblo cubano y al exterior, proclaman que lo que necesita cuba es una vuelta a los postulados guevaristas en economía para encauzar la vía al socialismo. Falso, el guevarismo, no es sino una variante del revisionismo cubano.
Entonces si el pueblo cubano desea acabar con su falta de libertades y derechos político-económicos, con los privilegios y abusos de las clases explotadoras, si anhela una economía que mire por el bienestar de los trabajadores y aumente su nivel de vida, si desea una Patria verdaderamente independiente del imperialismo y bajo el socialismo, una cultura proletaria alejada de corrientes decadentes; es decir, si desea establecer el socialismo debe de alejarse del castro-guevarismo y otras corrientes revisionistas, asimilar y luchar por aplicar el marxismo-leninismo, algo que obviamente no podrá hacer a través del podrido Partido «Comunista» de Cuba (P«C»C) cuyas corrientes internas –castristas, guevaristas, trotskistas, socialdemócratas, maoístas, socialistas del siglo XXI, etc.– no permiten a los verdaderos marxista-leninistas desarrollar su trabajo y función. El deber del pueblo cubano es crear un partido propio y una política de clase independiente a la del gobierno revisionista-burgués, porque ningún revolucionario cuerdo puede esperar que un partido lleno de oportunistas y arribistas le permita a los marxista-leninistas establecer su línea proletaria, revolucionaria, conforme el marxismo-leninismo.
Con toda la información existente los elementos que actualmente ocultan o dificultan la exposición y crítica del guevarismo como una variante del revisionismo cubano, es porque no son verdaderos marxista-leninistas, sino revisionistas abiertos o emboscados.
15) Sabemos que el mito de Guevara, como el de algunos otros ha sido inflado de forma exacerbada por la historiografía revisionista-burguesa. Sabemos que además existen algunos insanos elementos que inoculan la teoría de que mitos tan fuertes «no deberían ser golpeados por el momento» e incluso algunos otros que niegan la influencia del guevarismo en la actualidad, la cual como hemos visto en mayor o menor medida está en todas las organizaciones revisionistas de la actualidad. Dejarse seducir por estas teorías cobardes y derrotistas sería lo mismo que dejar que el mito siguiese vivo.
Como dijimos en su momento:
«Cada país tiene estos mitos por influjo interno o exterior entorno a movimientos pasados, regímenes exteriores o figuras históricas que no son puestas en su debido lugar, que son sobrestimado e incluso considerados referentes. Entendemos que no son mitos que vayan a desaparecer de la noche a la mañana porque han sido creados en la mente colectiva a través de un largo trabajo de propaganda agitada machaconamente, pero lo que no es permisible es que los llamados marxista-leninistas contribuyan a agrandar estos mitos en las masas, ya que si es que son verdaderamente la verdadera vanguardia del proletariado de su país, pondrán estos temas bajo el prisma de clase, y bajo un análisis certero se dará fin a falsos conceptos sobre estos temas. Y es que los marxista-leninistas [de cada lugar] deben preguntarse seriamente: ¿si no hacen ellos mismos este quién lo hará?
Todos los países tienen en la mentalidad colectiva de los trabajadores muchos mitos arraigados, inclusive de grupos y figuras pseudocomunistas nacionales, es necesario desmontar estos mitos ya que de otro modo se quedan incrustados en la mente de los trabajadoras e identifican erradamente conceptos como: lucha de clases, libertad, democracia, violencia, revolución, socialismo, marxismo, o comunismo y otros con experiencias erradas de grupos antimarxistas y el concepto que estos le daban. Es decir que si es importante explicar las mentiras de la llamada «derecha» de que «no existe alternativa al capitalismo», o desmontar teorías falsas sobre las causas de la crisis, no es menos importante desmontar las mentiras y mitos de la falsa «izquierda», que hace que los trabajadores adopten posiciones erradas creyendo que ciertos conceptos y poses son las correctas por desconocimiento o bajo la resignación que es a lo máximo que pueden aspirar según les enseñan estos embusteros.
La refutación de los programas, proclamas y mitos de las organizaciones políticas que sean: desde los de la derecha filofascista y más rancia, hasta la de los grupos semianarquistas aventureros y terroristas, no suponen un gran trabajo para los marxista-leninistas, que gracias a su método científico saben analizar correctamente sus fenómenos, su origen y causas. Es menester ponerse a sacar conclusiones de todo esto, pero también es menester que una vez sacadas las conclusiones se pase a explicar y desmontar con paciencia, en un lenguaje entendible, todo esto a las masas trabajadoras». Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016 - [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Anotaciones de Bitácora (M-L):
He aquí una serie de obras, capítulos y reflexiones de autores marxista-leninistas sobre Guevara o el guevarismo para estudiar sus desviaciones teórico-prácticas:
1) Obras:
Enver Hoxha; El puño de los comunistas marxista-leninistas debe también golpear enérgicamente el aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo moderno, 1968
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2) Capítulos de obras:
Equipo de Bitácora (M-L); La estupidez altiva de los pseudorevolucionarios cuando sacan pecho al decir que fueron instruidos en el «socialismo» cubano, 2013
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Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué nos enseña una vez más las experiencias históricas sobre la «guerra popular prolongada» maoísta y el «foco» guevarista?, 2015
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3) Reflexiones:
El carácter de las bandas armadas guevaristas y filoguevaristas de los años 60 y 70 en Europa
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El idealismo intrínseco en el pensamiento de Guevara
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Enver Hoxha pretendiendo y refutando las teorías pequeño burguesas de los grupos anarquistas, guevaristas, luxemburguistas de antaño
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Acerca de las diversas ideas de la revolución y toma de poder a partir del «foquismo» guevarista, o la «guerra popular prolongada» maoísta
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El leninismo sobre el factor objetivo y el factor subjetivo de la revolución
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El espontaneismo y su lucha contra la teoría marxista-leninista y su partido
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«Enver Hoxha ya sentenció en su día que Ernesto «Che» Guevara no era una figura que pueda calificarse de marxista-leninista. Aunque esto es correcto ningún marxista-leninista debería apoyar esta conclusión por seguidismo, sino realizar su propio análisis. Nosotros apoyamos tal sentencia con contundencia, lo hacemos debido a que se demuestra que existe una pila de cuestiones que distancian a Guevara, y el guevarismo, de los principios del marxismo-leninismo y sus figuras centrales. En esta ocasión explicaremos alguna de las razones más significativas sobre esta cuestión de las que podemos reflexionar.
1) Algunos esquemáticos, sentimentalistas y metafísicos piensan que si una figura, Guevara en este caso, o un movimiento toma las armas automáticamente se hace representante de la clase obrera y de su ideología: el marxismo-leninismo. Existen pocos pensamientos más ignorantes en cuanto a esto. Históricamente movimientos políticos representantes de la burguesía tomaron las armas contra la nobleza. ¿Y qué decir de los movimientos políticos representantes de la pequeña burguesía que se han alzado en armas millones de veces, contra la nobleza, contra la burguesía, y en menor medida –pero también sucedió– contra el proletariado? Hay multitud de recientes ejemplos históricos de movimientos de la burguesía nacional o pequeño burgueses de países coloniales o semicoloniales que luchando contra gobiernos títeres del extranjero o gobiernos colonialistas han llegado al poder. Muchos de estos movimientos decían ser marxista-leninistas o estar a medio camino del marxismo-leninismo y el liberalismo, de estar en la búsqueda de una tercera vía –véase las corrientes del tercermundismo y el no alineamiento–, pero todos acabaron cediendo a la burguesía nacional y extranjera. Por lo tanto: tomar las armas no te hace automáticamente marxista-leninista.
2) Guevara no se preocupó de la creación de un partido antes de 1959 sino únicamente de la creación de la guerrilla, y tras la toma de poder, cuando las circunstancias obligaron a la dirección cubana a crear artificialmente un partido –para facilitar la gobernabilidad y la pose comunista– no aprovechó la ocasión para apoyar la creación de un verdadero partido marxista-leninista de nuevo tipo que estuviera libre de toda tendencia revisionista, sino que como otros oportunistas se conformó con unir mecánicamente a toda tendencia antibatistiana. De hecho, como muestran sus obras, en la construcción del partido se basó en los manuales de los revisionistas soviéticos y exigió que más allá de las tendencias que se iban a juntar, o de los lineamientos ideológicos, lo esencial era que no se discutiera la dirección de Fidel Castro; en tanto, no sólo ayudó a la creación de un partido ecléctico ideológicamente, lleno de facciones, sino que ayudó a sentar las bases del culto a la personalidad, la mistificación sobre las figuras de la revolución y el mito de la «dirigencia infalible».
3) La llamada «defensa» de Guevara de la imagen de Iósif Stalin no es cierta, de hecho otros conocidos revisionistas se han apoyado en algún momento en la imagen de Stalin como fueron Kim Il Sung, Mao Zedong, Santiago Carrillo o Gheorghiu-Dej, pero luego jamás aplicaban en la práctica sus enseñanzas, y finalmente rechazaban no solo su praxis sino también su teoría la cual sustituían por su propia «nueva» e «innovadora» teoría «superadora». En ese sentido, Guevara en muchas cuestiones decía seguir la obra de Stalin, pero hacía lo mismo: la prueba es que apoyó los planteamientos de los sepultureros políticos de Stalin, de sus más férreos detractores, y en otras ocasiones él mismo se opuso a las posiciones de Stalin en temas fundamentales que abarcan desde el rol del partido comunista, el rol de vanguardia del proletariado, la consideración de las condiciones objetivas y subjetivas, la toma del poder, el realismo socialista, etc. Así que la supuesta defensa de Stalin, los discursos de Guevara sobre la defensa de su obra, no sirve como pretexto de que era un buen marxista-leninista, porque tal defensa de Stalin en realidad está vacía de contenido pues en esencia se trata de una defensa superficial y oportunista.
4) Guevara nunca llevó a cabo una denuncia pública y completa del revisionismo soviético ni de sus teorías ni de sus prácticas oportunistas y socialimperialistas. Jamás vimos una denuncia de los largos epítetos revisionistas y tesis contrarrevolucionarias del XXº Congreso del PCUS de 1956, ni del XXIº Congreso de 1959, ni del XXIIº Congreso de 1961, ni del XXIIIº Congreso de 1966, ni el de otros partidos revisionistas, pese a que él mismo fuera testigo de la época de cómo por ejemplo estas tesis revisionistas estaban desmontando el carácter revolucionario de los partidos comunistas de África, América, Europa y Asia. Las críticas de Guevara hacia los líderes soviéticos no se diferenciaban en exceso de las de otros líderes del bloque revisionista soviético, ya que o bien no se centraba en temas de importancia o directamente en las conclusiones de esos temas importantes no llegaba a la verdad ni revelaba la evidencia del verdadero carácter oportunista de los revisionistas soviéticos al fabricar esas teorías. A pesar de realizar algunas críticas a estas figuras revisionistas siempre siguió considerando como marxista-leninistas a las dirigencias del bloque revisionista soviético a pesar de que en las cuestiones político-económico-culturales mostraran precisamente ser enemigos del marxismo-leninismo y por tanto del proletariado.
5) Guevara tampoco fue capaz de comprender el cariz burgués y nacionalista de otros revisionismos como el chino, coreano, vietnamita, yugoslavo, rumano, polaco, húngaro, etc. Incluso al contrario: se dedicó a alabar enormemente a dichos países como países «socialistas», y a sus partidos y dirigentes como «marxista-leninistas», a aprobar su «vía específica al socialismo», lo que le facilitaría a la dirigencia castrista continuar años después de la muerte de Guevara con sus lazos de amistad y sumisión ante el revisionismo moderno –en especial frente al bloque del revisionismo soviético–, ya que precisamente escudándose en la postura guevarista sobre el tema profundizaban estos lazos. Para Guevara no parecía relevante o digno de hacerse según qué preguntas el hecho de que elementos como Gomułka, Kádár o Tito –elementos que habían sido fustigados como peligrosos revisionistas en los años de Stalin por todo el movimiento marxista-leninista– ahora fuesen los líderes de los partidos de aquellos países que insultaban a Stalin y enlodaban la bandera del marxismo-leninismo.
6) Guevara y su teoría del «foco» rompe con la concepción marxista-leninista de revolución y la toma de poder, condensando toda una serie de desviaciones antimarxistas. En dicha teoría Guevara no considera las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución en su justa medida, sino que presenta las condiciones objetivas como algo a no tener en cuenta y que de hecho pueden ser reemplazadas por el «foco» –un pequeño grupo multiclasista de guerrilleros– que las crearía por fuerza. Piensa que cualquier pequeña crisis es igual a una situación revolucionaria, y que una «chispa puede prender la pradera». No comprende la concepción marxista-leninista de la concienciación de las masas –basada en que las masas se convenzan a través de su experiencia práctica–, apostando en cambio por acciones espectaculares sin conexión con las masas que estimulen a las masas para tomar conciencia política –como si la realidad existente ya fuera poco combustible para la revolución–. Niega el rol del proletariado tanto en el control del partido comunista de cualquier expresión militar –como la guerrilla–, como también niega el rol del partido comunista en la concienciación de las masas creyendo que ésta solamente avanza a través de acciones militares. Se adhiere a la teoría de que el «pequeño motor» –los guerrilleros foquistas–, a través de estas acciones pone en marcha al «motor grande» –las masas trabajadoras– para que el engranaje de la revolución se ponga a funcionar. Tiene una afinidad con la la creencia anarquista de que la «historia las hacen los héroes», negando el de la mayoría de las masas en la revolución, relegándolos a la pasividad o en el mejor caso a un papel secundario, de ahí los casos de las guerrillas foquistas y su desconexión con las masas. Así mismo se nota un desprecio por el aprovechamiento del trabajo legal bajo la excusa de la tendencia natural de la burguesía a protegerse mediante el establecimiento del fascismo. El foquismo tiende a la unilateralidad sobre dónde se debe actuar militarmente, buscando las zonas más favorables para la guerrilla que según ellos es la montaña, la selva o el campo, pues según la concepción del foco solamente así podrá debe evitarse el ser delatados por el pueblo con el que apenas se tienen lazos o evitar que éste sufra represión a causa de la guerrilla, esto significaba una notable desconfianza en las masas, se traduce en que en la práctica la cuidad y el proletariado fueran espectadores o en el mejor de los casos el furgón de cola de los acontecimientos de pugna por el poder.
7) Guevara jamás entendió el papel reservado por la historia en esta época al proletariado –inclusive en los países coloniales y semicoloniales–; cometió la vieja desviación, clásica de revisionismos como el yugoslavo y chino, de promocionar al campesinado en detrimento de la clase obrera. De hecho en sus tesis llega a borrar completamente la noción de una vanguardia de clase proletaria, y la sustituye por un grupo de voluntaristas como ya afirmamos, un puñado de héroes multiclasistas básicamente surgido de las filas de la burguesía y la pequeña burguesía «progre». Aunque como muchos revisionistas en ciertas ocasiones reivindica teóricamente el papel de la clase obrera, sus teorías como el foquismo, el no alineamiento o el tercermundismo son reflejo de esta idea donde la clase proletaria queda relegada en favor de un análisis no clasista o donde otras clases toman el protagonismo.
ocho) Guevara y su apoyo a teorías internacionales como el «no alineamiento», al «tercermundismo», y a sus regímenes –muchas veces presentándolos como socialistas–, creó una gran confusión en los movimientos revolucionarios del mundo, y de paso, sirvió a los intereses del revisionismo soviético, chino, yugoslavo y otros que utilizaban estas teorías y denominaciones para sus propios fines de dominación neocolonial sobre otros pueblos o de disimular ese estatus de país subyugado. Por supuesto, no solo a los países socialimperialistas sino al resto de imperialismos también le beneficiaba que vagaran por el mundo estas denominaciones ajenas al marxismo-leninismo sobre el carácter de clase de estos regímenes y las relaciones de producción de sus sistemas económicos, ya que también podían infiltrarse en los movimientos de liberación nacional bajo estas etiquetas que distorsionaban la lucha de clases. Gracias a estas teorías guevaristas, Cuba fue de hecho uno de los líderes del Movimiento de los Países No Alineados, e incluso el anfitrión de sus eventos años después, sirviendo de gramófono del socialimperialismo soviético para atraer a otras víctimas al redil. Guevara puso la primera piedra en este circo para mantener a los países neocoloniales engañados y subyugados.
9) Guevara no fue capaz de criticar y llegar a sentenciar la médula capitalista de las teorías económicas revisionistas del momento: bien fuera la teoría yugoslava de la «autogestión», la teoría china de «tomar a la agricultura como base de la economía», o las propias teorías socialimperialistas soviéticas de la «división internacional del trabajo», de hecho Cuba adaptaría todas ellas en mayor o menor medida. En aquellos años estas teorías se habían implementado en Cuba, y a día de hoy, son la receta económica del revisionismo cubano. También actualmente se comete la desviación guevarista de que en la pretendida transformación económica para Guevara prime más las ideas antes que las condiciones materiales –algo que deriva en negar estudio de las leyes objetivas de la economía política–, algo que es aún más burdo cuando esas ideas tampoco son revolucionarias sino revisionistas.
10) Guevara calificó, como cualquier revisionista de la época, que el realismo socialista tenía «limitaciones» y que era «dogmático», y se mostró «gratamente sorprendido» por la afluencia de corrientes burguesas en el arte, literatura y otros campos a países revisionistas-capitalistas como Yugoslavia, donde las obras de los enemigos del marxismo-leninismo, y de Stalin, como Sartre era gratamente alabadas. Recordemos que Guevara se codeaba con ideólogos como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir quienes dominaban el aspecto cultural burgués del momento. Esto indica sin ninguna duda que en la cuestión cultural Guevara cayó en la desviación típica de una laxitud respecto a aplicar la lucha de clases contra las corrientes que expresaban el pensamiento, moral y forma de vida no proletario, corrientes que precisamente en países capitalistas-revisionistas como la Yugoslavia o la Unión Soviética tanto promocionaban con fervor para enmascarar más fácil su política revisionista. De igual modo, debido a la no compresión de Guevara de la relación entre la base económica y la superestructura le lleva a cometer graves fallos antimarxista en sus tesis sobre la cultura, sobre la creación del «hombre nuevo», pues de nuevo parte de una vana ilusión de transformación voluntarista cuando la realidad indicaba que en Cuba las formas de la base económica no habían sido alteradas por la política revisionista llevada en el frente político y económico, siendo imposible que la nueva cultura del régimen fuera en pro de los intereses del proletariado, siendo su leve alteración –que no se sale del marco burgués anterior– de nuevo un elemento reforzador para las formas burguesas-revisionistas de dominación.
11) Guevara hizo caso omiso a los partidos marxista-leninistas como el Partido del Trabajo de Albania (PTA), que eran la punta de lanza en la lucha antirevisionista, una conclusión lógica a la que no llegó pese a autocalificarse de marxista-leninista y defensor del legado de Marx, Engels, Lenin y Stalin, en especial viendose que este tipo de partidos marxista-leninistas eran los únicos que no habían dedicado críticas burguesas y revisionistas a Stalin, o que luchaban consecuentemente contra los fenómenos negativos que él decía ver en los países del bloque revisionista que Guevara aún calificaba de «países socialistas» y de «partidos marxista-leninistas». Es decir Guevara visitó, se acercó y entabló amistad durante toda su vida con los partidos y figuras revisionistas de carácter socialimperialista, socialfascista, nacionalista, tercermundista; con los falsos defensores de Stalin o con los abiertos antistalinistas, pero no se molestó en conocer la lucha que los partidos marxista-leninistas estaban llevando a cabo contra la traición de Jruschov, ni se molestó en visitar ni conocer la realidad de Albania, único país que tras la muerte de Stalin no se sumó al coro de revisión de los principios ideológicos y reformas económicas, el único país que mantuvo una aplicación marxista-leninista como la de la Unión Soviética de Lenin y Stalin.
El internacionalismo proletario incluye una contribución a nivel global a la defensa y salvaguardia del marxismo-leninismo, sus figuras y los países socialistas y partido marxista-leninistas, y una exposición del revisionismo, sus figuras y sus regímenes capitalistas y partidos revisionistas, algo que Guevara desde luego nunca realizó por cobardía, seguidismo o sentimentalismo.
12) Como ya hemos expresado, el pensamiento filosófico de Guevara aplicado a cualquier campo sufre de un fuerte idealismo y metafísica intrínsecos, que se ve traducido en grandes dosis de voluntarismo y practicismo inconsciente que lo aparta sensiblemente del materialismo y la dialéctica, algo que resulta evidente no solamente en los planteamientos de toma del poder del foquismo, o en sus planteamientos económicos, sino también en la política en general, donde siempre da predominancia al espontaneismo sobre el estudio concienzudo y científico de la situación y la rigurosa aplicación práctica de los principios marxista-leninista.
13) Posteriormente, y sobre todo tras el eco de la muerte del «Che» Guevara en 1967, en Europa y Latinoamérica se empezaron a formar grupos armados de indudable inspiración guevarista tanto por sus nociones y métodos, como la inspiración confesa de los mismos.
Esta comprensión anarquista de «como hacer la revolución», de sus fuerzas motrices, este pragmatismo y desprecio por los conocimientos teóricos, precisamente serían los rasgos que convierten a Guevara en una figura atractiva y de dimensiones internacionales en mano de las figuras anarquistas, trotskistas, maoístas y demás corrientes salidas del «mayo del 68». Ello hace que sea un referente idóneo para los pequeño burgueses y sus diferentes corrientes políticas que ven en sus conceptos y acciones un modelo de justificación.
¿Cómo se explica esta influencia del guevarismo en estos grupos? Es fácil: 1) El descrédito de la socialdemocracia por sus posicionamientos en la lucha contra el fascismo o por sus medidas gubernamentales antipopulares, y la consecuente búsqueda de participar en corrientes menos desacreditadas y más radicalizadas en sus planteamientos; 2) La avalancha de nuevas tendencias revisionistas tras el XXº Congreso del PCUS de 1956 que fomentaban el «cretinismo parlamentario» y el respeto a la legalidad burguesa con sus sendos fracasos y decepciones, que inspiraban a acciones más enérgicas y decididas; 3) El descenso de algunas corrientes burguesas y pequeño burgueses como el trotskismo o el anarquismo gracias a que el factor subjetivo de los marxista-leninistas hizo que entre las masas trabajadoras más combativa se persuadieran de la inconsistencia teórica y de su práctica insuficiente de estas corrientes para superar el capitalismo, pero las mismas corrientes fueron reactivadas, revitalizadas y mezcladas con el guevarismo a partir de los 60 gracias al jruschovismo y su golpe al movimiento marxista-leninista; 4) Debido a la incapacidad de los propios marxista-leninistas ante esta situación de hegemonizar completamente la conciencia de las clases explotadas lo que abrió el paso al guevarismo, e incluso de la no comprensión de los mismos marxista-leninistas de la esencia del guevarismo, por entonces de moda, a veces incluso pecando de saludarlo como marxismo-leninismo, abriendo todavía más la puerta para su paso.
Los posteriores movimientos guevaristas tendrían sus características específicas pero sin desligarse de lo fundamental de Guevara. Debido a sus influencias filosóficos no analizarían correctamente el carácter político-económico de un régimen político-económico, lo que tuvo sus consecuencias directas en confundir regímenes revisionistas con socialistas, a veces sabiendo de sus desviaciones pero apoyándolo bajo la teoría del mal menor, o confundir un régimen democrático-burgués con uno fascista por el mero hecho de reprimir a revolucionarios, una vieja desviación infantil no común a los marxista-leninistas sino a los anarquistas, thälmannianos, y trotskistas y otros antimarxistas. La imposibilidad de acertar a analizar el carácter de un régimen llevaron a que el guevarismo plantease programas irreales. Junto a sus desviaciones que despreciaban las condiciones objetivas de la revolución, el rol del partido, el aprovechamiento de las libertades legales para preparar la revolución, llevaron a una línea política no acorde a la realidad, ficticia. Con ello acaba cayendo en consecuencia en posiciones voluntaristas, de franco aventurerismo y terrorismo. Algunos para adaptar el guevarismo a su zona crearían el concepto de guerrilla urbana y operarían por su carácter intelectual y pequeño burgués urbano en la ciudad. Los guevaristas tuvieron un claro apego al terrorismo sin conexión con las masas como respuesta al carácter represivo del régimen. En la mayoría de las agrupaciones guevaristas o filoguevaristas no existía un partido que dirigiera a estas guerrillas, algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en el mejor de los casos si existían estos partidos pero no tenían ninguna influencia real sobre sus brazos armados: siendo estos autónomos o mandandando estos sobre el partido; pero como decíamos, lo normal en estas organizaciones era que las «guerrillas» dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas, incluyendo organizaciones de masas y partidos que eran militantes de estas organizaciones armadas o simplemente simpatizantes de ellas. Estas organizaciones acabaron siendo liquidadas por los respectivos gobiernos por su incapacidades de realizar un programa atractivo acorde a las necesidades del momento –cuando algunos no tenían ni objetivos políticos claros o reales– y algunos de ellos acabaron integrándose en la democracia burguesa sin rechistar.
En general el guevarismo por sus propias particularidades ideológicas eclécticas, ha inspirado toda una suerte de movimientos políticos con influencia guevarista de infinitas variables: (1) guerrillas rurales cuyo núcleo central era el guevarismo, (2) guerrillas urbanas cuyo núcleo central era el guevarismo, (3) partidos brézhnevistas-guevaristas, (4) organizaciones trotskistas-guevaristas, (5) las bandas armadas tercermundistas-guevaristas, (6) las bandas armadas nacionalistas-guevaristas, (7) los partidos no alienados-guevaristas, (ocho) los autodenominados partidos «marxista-leninistas» que en realidad son expresiones guevaristas-maoístas, (9) los eurocomunistas-guevaristas y (10) desde hace unos años los movimientos guevaristas-socialistas del siglo XXI. Todos estos grupos se aprovechan de uno u otro concepto de Guevara para apropiárselo, cuando no directamente se basan en unos conceptos reales de Guevara y alteran otros para tal fin de obtener las simpatías del mito. Muchos grupos comparten gran parte de los rasgos específicos del otro así que podrían meterse en las otras subramas del guevarismo.
Como ejemplo de los primeros grupos tenemos al EGP en Argentina o el ELN en Colombia; como segundo ejemplo tendríamos a los Tupamaros en Uruguay, el ALN en Brasil o el FPMR de Chile; como tercer ejemplo tendríamos al PCV en Venezuela en los 60 o el actual PCPE en España; como cuarto ejemplo al al PRT-ERP en Argentina, IA en España o el MIR en Chile; como quinto ejemplo a las RAF en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia; como sexto ejemplo a ETA en Euskadi; como séptimo ejemplo al FSLN en Nicaragua; como octavo ejemplo al PRML en Argentina, a RC y el PCE(r) en España o al PC (Acción Proletaria) en Chile; como noveno ejemplo al PCE en España o el PCI en su día en Italia; como décimo ejemplo al PSUV y el PCV en Venezuela o el PCCE en Argentina.
Solamente los revisionistas o los revolucionarios sin la suficiente formación ideológica pueden publicitar a Guevara y hacerlo eje central o auxiliar de sus tesis.
14) Algunos revolucionarios, influidos por la propia propaganda y mitos que algunos sectores del castrismo inoculan en el pueblo cubano y al exterior, proclaman que lo que necesita cuba es una vuelta a los postulados guevaristas en economía para encauzar la vía al socialismo. Falso, el guevarismo, no es sino una variante del revisionismo cubano.
Entonces si el pueblo cubano desea acabar con su falta de libertades y derechos político-económicos, con los privilegios y abusos de las clases explotadoras, si anhela una economía que mire por el bienestar de los trabajadores y aumente su nivel de vida, si desea una Patria verdaderamente independiente del imperialismo y bajo el socialismo, una cultura proletaria alejada de corrientes decadentes; es decir, si desea establecer el socialismo debe de alejarse del castro-guevarismo y otras corrientes revisionistas, asimilar y luchar por aplicar el marxismo-leninismo, algo que obviamente no podrá hacer a través del podrido Partido «Comunista» de Cuba (P«C»C) cuyas corrientes internas –castristas, guevaristas, trotskistas, socialdemócratas, maoístas, socialistas del siglo XXI, etc.– no permiten a los verdaderos marxista-leninistas desarrollar su trabajo y función. El deber del pueblo cubano es crear un partido propio y una política de clase independiente a la del gobierno revisionista-burgués, porque ningún revolucionario cuerdo puede esperar que un partido lleno de oportunistas y arribistas le permita a los marxista-leninistas establecer su línea proletaria, revolucionaria, conforme el marxismo-leninismo.
Con toda la información existente los elementos que actualmente ocultan o dificultan la exposición y crítica del guevarismo como una variante del revisionismo cubano, es porque no son verdaderos marxista-leninistas, sino revisionistas abiertos o emboscados.
15) Sabemos que el mito de Guevara, como el de algunos otros ha sido inflado de forma exacerbada por la historiografía revisionista-burguesa. Sabemos que además existen algunos insanos elementos que inoculan la teoría de que mitos tan fuertes «no deberían ser golpeados por el momento» e incluso algunos otros que niegan la influencia del guevarismo en la actualidad, la cual como hemos visto en mayor o menor medida está en todas las organizaciones revisionistas de la actualidad. Dejarse seducir por estas teorías cobardes y derrotistas sería lo mismo que dejar que el mito siguiese vivo.
Como dijimos en su momento:
«Cada país tiene estos mitos por influjo interno o exterior entorno a movimientos pasados, regímenes exteriores o figuras históricas que no son puestas en su debido lugar, que son sobrestimado e incluso considerados referentes. Entendemos que no son mitos que vayan a desaparecer de la noche a la mañana porque han sido creados en la mente colectiva a través de un largo trabajo de propaganda agitada machaconamente, pero lo que no es permisible es que los llamados marxista-leninistas contribuyan a agrandar estos mitos en las masas, ya que si es que son verdaderamente la verdadera vanguardia del proletariado de su país, pondrán estos temas bajo el prisma de clase, y bajo un análisis certero se dará fin a falsos conceptos sobre estos temas. Y es que los marxista-leninistas [de cada lugar] deben preguntarse seriamente: ¿si no hacen ellos mismos este quién lo hará?
Todos los países tienen en la mentalidad colectiva de los trabajadores muchos mitos arraigados, inclusive de grupos y figuras pseudocomunistas nacionales, es necesario desmontar estos mitos ya que de otro modo se quedan incrustados en la mente de los trabajadoras e identifican erradamente conceptos como: lucha de clases, libertad, democracia, violencia, revolución, socialismo, marxismo, o comunismo y otros con experiencias erradas de grupos antimarxistas y el concepto que estos le daban. Es decir que si es importante explicar las mentiras de la llamada «derecha» de que «no existe alternativa al capitalismo», o desmontar teorías falsas sobre las causas de la crisis, no es menos importante desmontar las mentiras y mitos de la falsa «izquierda», que hace que los trabajadores adopten posiciones erradas creyendo que ciertos conceptos y poses son las correctas por desconocimiento o bajo la resignación que es a lo máximo que pueden aspirar según les enseñan estos embusteros.
La refutación de los programas, proclamas y mitos de las organizaciones políticas que sean: desde los de la derecha filofascista y más rancia, hasta la de los grupos semianarquistas aventureros y terroristas, no suponen un gran trabajo para los marxista-leninistas, que gracias a su método científico saben analizar correctamente sus fenómenos, su origen y causas. Es menester ponerse a sacar conclusiones de todo esto, pero también es menester que una vez sacadas las conclusiones se pase a explicar y desmontar con paciencia, en un lenguaje entendible, todo esto a las masas trabajadoras». Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016 - [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Anotaciones de Bitácora (M-L):
He aquí una serie de obras, capítulos y reflexiones de autores marxista-leninistas sobre Guevara o el guevarismo para estudiar sus desviaciones teórico-prácticas:
1) Obras:
Enver Hoxha; El puño de los comunistas marxista-leninistas debe también golpear enérgicamente el aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo moderno, 1968
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2) Capítulos de obras:
Equipo de Bitácora (M-L); La estupidez altiva de los pseudorevolucionarios cuando sacan pecho al decir que fueron instruidos en el «socialismo» cubano, 2013
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Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué nos enseña una vez más las experiencias históricas sobre la «guerra popular prolongada» maoísta y el «foco» guevarista?, 2015
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3) Reflexiones:
El carácter de las bandas armadas guevaristas y filoguevaristas de los años 60 y 70 en Europa
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El idealismo intrínseco en el pensamiento de Guevara
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Enver Hoxha pretendiendo y refutando las teorías pequeño burguesas de los grupos anarquistas, guevaristas, luxemburguistas de antaño
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Acerca de las diversas ideas de la revolución y toma de poder a partir del «foquismo» guevarista, o la «guerra popular prolongada» maoísta
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El leninismo sobre el factor objetivo y el factor subjetivo de la revolución
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El espontaneismo y su lucha contra la teoría marxista-leninista y su partido
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Última edición por RioLena el Lun Mar 20, 2017 6:32 pm, editado 2 veces