Le consideran el enemigo público número uno del Vaticano por investigar sus temas más polémicos: los abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes y las finanzas de la Iglesia católica. Es Emiliano Fittipaldi, periodista italiano. ¿Cómo protege su imagen la Iglesia? ¿Por qué la canonización se ha convertido en una vía de enriquecimiento? ¿Se considera creyente después de haber visto cómo la gente supuestamente más cercana a Dios genera tanto dolor e injusticia?
Los datos secretos revelados por la Congregación para la Doctrina de la Fe demuestran que el fenómeno de los abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes se ha duplicado en los últimos años con respecto al periodo que va desde el 2005 al 2010. En los tres primeros años de pontificado de Francisco, Roma ha recibido casi 400 denuncias procedentes de iglesias de todo el mundo", desvela Emiliano Fittipaldi, periodista italiano.
Según él, se trata de un fenómeno que afecta sobre todo a los países más católicos, "como España, Italia o los países sudamericanos" del que "nadie quiere hablar de forma oficial: ni la Iglesia, ni los periodistas, ni la sociedad civil".
"Las víctimas sienten una gran vergüenza (...) el concepto de pecado está todavía muy desarrollado. He hablado con las víctimas y me contaban que cuando un sacerdote había violado a un niño, les decía: '¡Chsss! No digas que he pecado, porque tú también has pecado'", denuncia.
¿Encubre el papa Francisco a sacerdotes pedófilos?
El periodista revela que durante sus años de investigación sobre este asunto, el ejemplo que más le ha escandalizado es el caso de George Pell, un cardenal australiano nombrado por el papa Francisco como número tres del Vaticano que, según Fittipaldi, "ha protegido sistemáticamente a pedófilos cuando era obispo en Melbourne y en Sídney" y ha intentado "comprar el silencio de las familias pagando sumas muy pequeñas" por abusos sexuales "que llevaron al suicidio". Para más inri, el propio Pell ha sido acusado de haber perpetrado abusos sexuales.
"He publicado un documento en el que pide a sus hombres, a sus sacerdotes, que ayuden a los curas que han acabado en la cárcel a cambio de recibir un sueldo, una casa o un seguro sanitario", sostiene. "No logro entender por qué el papa Francisco no se deshizo de alguien como Pell y que además lo defienda diciendo: 'Hay que esperar a la Justicia'", se lamenta.
Asimismo, Fittipaldi critica que el Sumo Pontífice haya incluido en el C9 vaticano a Francisco Javier Errázuriz, "un cardenal chileno que ocultó en su escritorio durante seis años cinco denuncias contra un sacerdote pedófilo y violador en serie de Santiago de Chile llamado Karadima porque no creía a las víctimas".
"Es inaceptable que la jerarquía católica los siga defendiendo en vez de ofrecer verdadera transparencia y una política de tolerancia cero que sea no solo palabras, sino hechos concretos", añade.
"Ser santo no es gratis"
En cuanto a las actas de canonización y beatificación, el periodista italiano apunta que "los herederos o las asociaciones religiosas relacionadas con la persona que ha muerto deben hacer una solicitud al Vaticano". "Cuestan 200, 300, 400, 500 y hasta 700.000 euros. Es una fábrica que enriquece a mucha gente en el Vaticano, a muchos abogados especializados que se ocupan solo de eso", denuncia.
Fittipaldi afirma que existe una simple razón por la que en países ricos "como EE.UU. o Alemania" hay muchísimos santos mientras que "en países más pobres, como los de África o Sudamérica, aunque sean más católicos, hay muchos menos". "Siempre me he preguntado por qué es así, y ahora finalmente he descubierto la respuesta: hay que pagar para hacerse santo", concluye.