por Gaijin Miér Mayo 17, 2017 4:18 pm
Ni una ni la otra. Las masas son muchas cosas a la vez, y en la mayoría de los casos el apoyo no va tanto por la ideología sino por la situación y la idea de que X organización, persona o grupo puede traer un mejor mañana. Por eso hay apoyo al fascismo (la promesa de estabilidad política, de trabajo características de los partidos de ultraderecha). En la Revolución Rusa se ve bien este proceso con la consigna de "paz, pan y trabajo", nada de Marx o de proletariado. Hay que saber llegar a la gente con las consignas justas, pero también diferenciarse de otras organizaciones burguesas y más que nada hacer un trabajo de concientización y mejoramiento de la población políticamente hablando.
El pueblo no ve un partido fuerte y por eso no se une y el partido no crece porque el pueblo no se le une, es una situación sin salida. Generalmente aquí tienen que entrar en juego disrupciones, como lo fue PODEMOS en España, que sin ser santo de mi devoción demuestra la capacidad de movilización y creación de debate político; y eso que sus dirigentes se reconocen muchos marxistas y socialistas. Tiene que cambiar la situación de las masas o la del partido, y lo mejor que podemos hacer es cambiar la óptica de las cosas de parte del partido o la organización revolucionaria, con tal de iniciar un proceso de cambio real. Las jerarquías no asustan mucho, digo yo, la burguesía y el Estado jerarquizan todo y más que mal parece que ayuda a sostener el status quo. Es otro tema si hablamos de la imaginación popular sobre el comunismo... Pero por eso más que negarlo hay que imponerlo, de una manera novedosa y radical. Una de esas formas es hablar de acciones precisas y no irse por las ramas, llegando fácilmente, otra es debatiendo y pensando en los términos (sí, los términos importan) y el peso de la ideología en el acercamiento al otro.
El cambio real es mucho más amplio del que puede esperarse, también, no es tanto cuestión de cuan a la izquierda estás ideológicamente, sino sobre cual es tu capacidad de acción y los cambios que efectivamente posibilitás. Y acá es donde entramos en aguas pantanosas. Ajuan no yerra cuando me critica que en pos de "reformar" y "repensar" se han desintegrado un montón de logros; hay que hilar fino y comprender que hay que diferenciarse de los partidos burgueses, de la política burguesa, efectivamente ese es el peor error de todos, pero también ser ávidos con la táctica de acercamiento al conjunto de la población, eso es lo que hicieron los bolcheviques. No fueron más marxistas que Marx, supieron cual era el camino y se mantuvieron calmos en tanto lo encontraban y delineaban (en medio de la guerra, Lenin se fue a Suiza y se devoró a Hegel). Por eso fueron los más radicales.
Según lo veo hay que mantenerse radicales, pero entender a eso con lo que se trabaja, estar tranquilos y pensar. Acá en Argentina, por ejemplo, hay oportunidades perfectas para delinearse de la burguesía ajustadora y corrupta, pero los sectores de izquierda no paran de plegarse a lo que dictan los mandamases de las organizaciones burguesas opositoras, a pesar de lo que digan en sus periódicos; algunos lo hacen abiertamente, como los pecés. Ahora bien, delinearse por delinearse no trae nada si no podemos disputarle terreno al sentido común proburgués, y eso es algo que poco se debate, con tal de transicionar a un estado de cosas alternativo, otra hegemonía como diría Gramsci. Hay mucha culpa de la propia izquierda en la inmovilidad del socialismo.