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    ¿ Qué pasa en Catalunya ?.

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    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. Empty ¿ Qué pasa en Catalunya ?.

    Mensaje por stalingrado en la memoria Mar Oct 10, 2017 2:19 pm

    Francia no reconocerá la independencia de Cataluña.

    09/10/2017

    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. 97c760_1f3e344de07b46b4bfff77d9d09e39b5~mv2
    Francia no reconocerá la independencia catalana, dijo Loiseau.

    La Cancillería de Francia ha alertado sobre las consecuencias de declaración de independencia en Cataluña, entre ellos una salida de la Unión Europea (UE).
    “Si hubiera una declaración de independencia sería unilateral y no sería reconocida”, ha asegurado este lunes la secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Nathalie Loiseau, en una entrevista concedida a la cadena de televisión francesa CNews.
    Loiseau ha subrayado el apoyo del Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, al Ejecutivo español. “Somos socios y aliados de España. España es una gran democracia”, ha afirmado.
    Si hubiera una declaración de independencia sería unilateral y no sería reconocida”, asegura la
    secretaria de Estado de Asuntos Europeos de Francia, Nathalie Loiseau.
    El Gobierno italiano expresa su disposición a ayudar a España a solucionar sus discrepancias con la región autónoma de Cataluña a través de un diálogo.
    En un debate en el Parlamento Europeo dedicado el miércoles al desafío independentista en Cataluña, el vicepresidente primero de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans, consideró el diálogo dentro de la Constitución como una solución para “salir de un callejón que parece sin salida” en Cataluña.

    https://www.diariolajuventud.com/single-post/2017/10/09/Francia-no-reconocer%C3%A1-la-independencia-de-Catalu%C3%B1a
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    Mensaje por sorge Mar Oct 10, 2017 5:02 pm

    El alcalde de Perpiñán: "La Cataluña francesa no tiene ambición identitaria"

    EFE - Perpiñán (Francia)
    06/10/2017 - 15:26h

    El alcalde de Perpiñán: "La Cataluña francesa no tiene ambición identitaria"

    El alcalde de Perpiñán, capital de la Cataluña francesa, Jean-Marc Pujol, no teme que la situación que se vive al otro lado de la frontera se extienda a su territorio, donde la identidad catalana se vive de forma muy diferente.

    A sus 68 años, este abogado nacido en Argelia en el seno de una familia de emigrantes valencianos mira con escepticismo y emoción el movimiento que se produce en la Cataluña española, aunque afirma en una entrevista con Efe que sus consecuencias no atraviesan los Pirineos.


    "Son dos realidades muy diferentes. Aquí la identidad catalana es cultural y festiva, no política como en el sur. Los grupúsculos catalanistas aquí apenas representan el 2 % en las elecciones", señala el regidor de Perpiñán durante los últimos siete años, miembro del partido conservador Los Republicanos.

    Pujol, que considera que el movimiento hacia la independencia liderado por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, "ha ido demasiado lejos" influido por "partidos extremistas", confía en una mediación para encontrar la salida.

    En ese sentido, considera que "Francia está bien situada, puesto que hay raíces comunes, tanto con España como con Cataluña, y mucha gente que tiene sangre de los tres territorios".

    "Estoy pensando en Manuel Valls, que ha sido primer ministro y creo que eso le da un peso para mediar entre ambos Gobierno. Además, es de origen catalán. Eso es importante, hay unas raíces comunes que hacen que se entienda mejor el problema", recuerda.

    Pese a ello, el propio Valls renunció hoy de forma tajante, en una entrevista en la televisión francesa "BFM TV", a desempeñar esa misión.

    Pujol reconoce que "en Francia no se entiende este conflicto" y lo atribuye a lo mismo que, a su juicio, provoca que el catalanismo tenga menos presencia en la parte francesa que en la española: "El centralismo republicano francés ha sido un éxito".

    Sin criticar la descentralización española ni el Estado de las autonomías, considera que "las autonomías refuerzan las identidades".

    "En los colegios se ha enseñado el catalán y todo lo demás. Todo lo contrario que en Francia, donde las escuelas han sido un vehículo para hacer pasar la cultura francesa", afirma.

    Pujol señala que en la Cataluña francesa, "los catalanes de pura cepa son minoría", frente a las oleadas de migraciones de otras regiones de Francia, de España y más recientemente del norte de África.

    Otra diferencia, a su juicio, es que "a diferencia de la Cataluña española, la del norte es una de las regiones más pobres de Francia y la gente no cree que le vaya a ir mejor siendo independientes".

    "Con esto no quiero decir que lo que pasa en España sea sólo un tema de dinero; es un todo, pero también es un tema de dinero", señala.

    El regidor culpa de la decadencia de su región "a un centralismo que sólo piensa en la capital" y pone como ejemplo que "se tarda más en llegar en tren desde Perpiñán a París que a Madrid".

    Pujol asegura que se asiste a un cierto resurgimiento de la cultura catalana, pero "que no tiene nada que ver con la política".

    Su ayuntamiento financia actividades de corte catalanista destinadas a los jóvenes con las que el alcalde quiere "contribuir a la integración de los que vienen de otras culturas".

    "Impulso las tradiciones catalanas para hacer entender a los hijos de inmigrantes que viven aquí que estamos en una ciudad plural. En una ciudad de 200.000 habitantes hay 18.000 niños procedentes del Magreb. Hay un fenómeno de encierro en los barrios y he hecho renacer las tradiciones catalanas para hacerles entender la diversidad, la historia compleja que nos ha traído aquí. Quiero hacerles comprender que en Francia se acepta todo", afirma.

    Y critica también la decisión de haber hecho desaparecer toda referencia a Cataluña en la apelación de la nueva región que integra su territorio, denominada Occitania-Pirineos Mediterráneos.

    "Hubiera servido para ponernos en el mapa y para reconocer que tenemos una identidad. La historia de la Cataluña francesa, aunque se ha debilitado, sigue presente y no quiero que se diluya en un territorio que se llama Occitania", señala.

    Por Luis Miguel Pascual
    http://www.eldiario.es/politica/Perpinan-Cataluna-francesa-ambicion-identitaria_0_694331216.html
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    Mensaje por DP9M Jue Nov 16, 2017 5:43 pm

    Hilando una ‘fake’ DUI
    Cada vez está más claro el engaño al que hemos sido sometidos, lo imperdonable de un juego irresponsable que ha creado extraordinarios daños difícilmente reparables, la complicidad de los medios y la falta de exigencia popular de responsabilidades
    ORIOL GÜELL I PUIG


    http://ctxt.es/es/20171115/Politica/16165/catalunya-independencia-proces-fake-dui.htm




    Todo el mundo, sometido a determinada presión y temperatura, puede verse inmerso y participar en un proceso de posverdad. Pero también puede distanciarse, ponderar, elaborar análisis, información y periodismo. Eso último es lo que ha hecho, a través de Twitter, el ciudadano Oriol Güell i Puig, una de las primeras personas que el 27-O deconstruyó un proceso de posverdad --una DUI fake, que culminaba un gaseoso procés de 5 años--, y lo mostró a la sociedad. En sus hilos de Twitter --@oriolguellipuig; si no lo siguen, están perdiendo amplias regiones de información y realidad--, ha explicado, con serenidad, solvencia y efectividad, datos fundamentales sobre ese tramo confuso que se inicia el 27-O, y que parece no concluir. Le hemos invitado a que explique todo ello a los lectores de CTXT. Y lo ha hecho.
    *******************
    No sé si les pasará a ustedes pero yo no puedo evitar de tanto en tanto regresar al pleno del Parlament del 27 de octubre de 2017 y a todo lo que esa sesión representa. Me siento en uno de esos sillones de terciopelo carmesí y me hago preguntas sobre lo que parece el acto político más falso de uno de los procesos políticos más falsos de los últimos tiempos. ¿Qué pasó? ¿Cómo pudo pasar lo que pasó? Voy a tratar aquí de ofrecer una respuesta. 
    ¿Qué pasó? 
    Versión comunicada. Lo que en los medios de comunicación se nos explicó sin excepción fue que, tras el fracaso de las negociaciones que casi finalizaron con la convocatoria de elecciones a cambio de la no aplicación (en todo o en parte) de las medidas autorizadas por el Senado (fracaso generalmente achacado a las presiones sufridas por el presidente Puigdemont desde el independentismo), el presidente de la Generalitat y su Gobierno decidieron que no había otra solución posible que hacer que el Parlament votase la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) de Cataluña. Los partidos constitucionalistas se opusieron a su admisión a trámite en la Mesa, pero los independentistas impusieron su mayoría. Posteriormente se produjo la votación y, aprobando la DUI, el Parlament proclamó la República Catalana. Los medios de comunicación catalanes, españoles y mundiales abrieron con el titular a toda página: “El Parlament proclama la independencia de Catalunya”. Aunque la noticia se transmitió con matices en algunos casos, no recuerdo que ningún medio negase la mayor. Lo siguiente fue el pronunciamiento de los ministerios de Asuntos Exteriores sobre la supuesta Declaración de Independencia. Las fiestas en el Parlament y en la calle no llegaron al día siguiente y, poco después de la celebración del Consejo de Ministros que aprobó la destitución del Govern y la disolución del Parlament, todo el mundo se fue a casa. Ni banderas arriadas, ni primeros decretos, ni (afortunadamente) ningún ejercicio de resistencia.
    Hechos contrastables. En realidad no fue eso lo que pasó. O no fue todo eso. O no fue solo eso. Lo vengo defendiendo desde la tarde del 27-O, cuando, al ver nuevamente el momento en que la presidenta del Parlament sometió a votación la resolución, oí las palabras “a continuación votaremos la parte resolutiva”. 
     




    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. N1KuT-DP_normalOriol Güell i Puig @oriolguellipuig

    [ltr]Us haig de dir una cosa: amb les presses i l'emoció, el processisme ens ha ficat un altre gol. El Parlament no ha declarat la independència.[/ltr]
    19:19 - 27 oct. 2017




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    Fui al texto registrado por JxS y la CUP y la sorpresa fue mayúscula. Aquello no era una declaración de independencia. Era una propuesta de resolución, lo que en otros parlamentos se llama proposición no de ley (PNL), esto es, un acuerdo para impulsar la acción del gobierno, para instarle a hacer algo. Se trata de un instrumento perfectamente legal (una Declaración Unilateral de Independencia ni tiene por qué serlo ni suele serlo) que tiene una parte expositiva y otra dispositiva. En el caso de la (no)DUI, lo que se hizo fue incluir en la parte expositiva un texto informal y privado firmado por los diputados de JxS y la CUP el 10 de octubre en un gesto de desagravio al público indepe ante la también frustrada DUI que se esperaba para aquel día. Pero tampoco en esa parte expositiva se declaraba nada. Se decía simplemente que el 10 de octubre esos diputados habían firmado el documento que se transcribía. 
    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. 29Z3-wENNtBCAQE5mgHedg6y_jLgK8BuDKMDzDidUNY3zhpI9w7FJWoktyL13HWs0Eo5WP2IeZwSx5RV7CeahcymR7yqVqWRlKUinb7w05ykvoIIM47nq_-XojwJ5l_l2LkrFT9i
    ¿Recuerdan el truco para decir en el Estatut de 2006 –y es que el procesismo hunde raíces en, al menos, la tramitación de la norma básica catalana- que Cataluña es una nación sin decirlo? Consistió en afirmar en la parte expositiva que en un momento anterior el Parlament había dicho que Cataluña era una nación. Se trataba, en principio, de un hecho incontestable que difícilmente podía ser rebatido y al que el Constitucional negó eficacia jurídica interpretativa. Es exactamente el mismo truco que el utilizado en la fake DUI: consiste en poner el punto crucial en la parte expositiva y no como una declaración sino como la constatación de un hecho anterior no vinculante. Para colmo, y como se ha dicho, la presidenta del Parlament dejó claro al iniciar la votación que se votaba solo la parte dispositiva, que curiosamente fue la parte que no se leyó: un “instar al Gobierno a” desarrollar la Ley de Transitoriedad Jurídica que por otra parte no podía entrar en vigor (incluso según la legalidad paralela creada por el Parlament y anulada por el Constitucional) sin una Declaración formal de Independencia.
    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. 0imZm_xG4IwPX8G0kfaR7u--8ZsSdvmGKM_kOxqkIjyCDzamskDJxe1Tmv14HKSsqDXeOXEwOhvGvJCLtE4OoztBdeeofAMnv250KiLE6sT0xhgyXLR-kTiwg-PkUzHpGnlWXaj_
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    Es decir, que el Parlament instó al Gobierno a hacer algo que el Gobierno no podía hacer (aún aceptando la legalidad paralela) sin que el Parlament hiciese lo que no hizo: declarar la independencia. Todo esto, era evidente, no podía significar otra cosa más que aquel acto no podía ser una declaración de independencia que pretendiera fundar un nuevo orden jurídico. Todo había sido preparado para que pareciera que era una DUI sin que lo fuera, como una válvula que, a la vez que pudiese dar salida a la presión de la olla, sirviese para minimizar las posteriores consecuencias penales (que de alguna manera se daban por hechas teniendo en cuenta la experiencia del 9-N, aunque probablemente no con el carácter de las que vamos viendo).
    LA CRUDA REALIDAD SE FUE IMPONIENDO ANTE LOS CIUDADANOS ATÓNITOS: EL EMPERADOR IBA DESNUDO, NO HABÍA PREPARADO NADA, NO TENÍA NINGÚN PLAN, SOLO EL DE DEJAR CAER A LAS INSTITUCIONES CATALANAS EN LOS BRAZOS DE LA ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
    Tras la plácida aplicación de las medidas derivadas del 155, y pese a algunos gestos algo ridículos y calculadamente ambiguos por parte del Govern (un mensaje institucional que tanto podía ser de un presidente como de un expresidente de la Generalitat, una foto de Rull que tanto podía ser la de un consejero en ejercicio como la de un consejero cesado antes de recoger sus bártulos en el último día de trabajo, una reunión de políticos que tanto podía ser el Consejo Ejecutivo como un café entre amigotes, etc), el atrezo fue cayendo y la cruda realidad se fue imponiendo ante los ciudadanos atónitos: el emperador iba desnudo, no había preparado nada, no tenía ningún plan, solo el de dejar caer a las instituciones catalanas en los brazos de la Administración General del Estado. Primero lo confirmó el exconsejero Vila. Después la Mesa del Parlament en pleno, luego la exconsejera Ponsatí, y ayer, Esquerra Republicana de Catalunya (Mas-Collell, Mas y Baiget lo habían hecho con anterioridad). En 5 años no habían hecho ni lo poco que se suponía que habían hecho: ni estructuras de Estado, ni planes reales, ni nada de nada. Únicamente la puesta en marcha de algunos organismos que bien podrían servir a la Comunidad Autónoma, un conjunto variado de informes para dar rienda suelta a un delirio autocomplaciente y mucha mucha propaganda.
    El procesismo logró transmitir como una DUI lo que no lo era, ni quería serlo, ni aspiraba a mantenerse como tal en el tiempo, gracias al control de la comunicación y a los fallos periodísticos. ¿Cómo pudieron ser compatibilizados esos hechos contrastables con la versión que se comunicó? ¿Qué fue lo que pasó realmente para que esos hechos se comunicaran de esa manera? Aquí entramos de lleno en la segunda pregunta.



    ¿Cómo pudo pasar lo que pasó?
    ¿Y cómo pudo pasar esto? ¿Cómo la versión comunicada pudo ser tan diferente de los hechos contrastables? Entre las cosas que se transmitieron aquel día fue que la cobertura periodística del evento no tenía precedentes (bueno, sí, la sesión del 10 de octubre), que los reporteros eran tantos que no cabían en el edificio y que la prensa de todo el mundo estaba pendiente de lo que sucedía en el Parlament. Pese a esa enorme congestión de periodistas, parece ser que nadie llamó la atención sobre los puntos que desvelaban la estafa. El impacto causado por las palabras mágicas convenientemente subrayadas (aún colocadas en la parte expositiva y como transcripción de un documento anterior), la aceptación acrítica (supongo) de los mensajes lanzados desde los centros de emisión procesista, el ritmo trepidante con que se sucedían los acontecimientos y el ambiente de catástrofe colectiva que se había creado durante las semanas anteriores, entre otras cosas, impidió la fiscalización correcta de aquel acto político. El mensaje se viralizó primero entre los periodistas presentes, locales y extranjeros, y después entre los medios, para llegar finalmente al público con una sola voz. 
    ¿Y fue suficiente la transmisión de un mensaje erróneo (como el que trasladaban las portadas digitales de El Punt Avui –“El Parlament proclama l’Estat català”-, el ara.cat –“El Parlament declara la República i inicia el procés constituent”-, La Vanguardia –“El Parlament declara la independencia y el Senado aprueba aplicar el artículo 155”-, El Mundo y eldiario.es –“El Parlament declara la independencia de Catalunya”, la BBC –“Catalonia’s parliament declares independence”-, la CNN –“Catalans declare independence”- o Le Monde –“Le Parlament catalan vote en faveur de l’indépendance”) para que la Unión Europea y diversos Estados se pronunciasen oficialmente? No parece seguro que en tan poco tiempo hubiesen podido tener acceso al texto aprobado en catalán... ¿Los gobiernos reaccionaron directamente a los mensajes de los medios de comunicación?
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    Hay muchas cosas por saber todavía. Un documento conocido el 13 de noviembre (en realidad una parte del documento), el acta de la sesión de la Mesa del Parlament, arroja una información que ensombrece más la cuestión.
     

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    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. DOhs6W6W4AEp88t

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    ¿ Qué pasa en Catalunya ?. N1KuT-DP_normalOriol Güell i Puig @oriolguellipuig
    En respuesta a @oriolguellipuig y 4 más

    [ltr]@LaVanguardia muestra el ACTA de la Mesa del Parlament de la sesión anterior a la votación de la fakeDUI, en la que la secretaria primera @annasimo quiso dejar constancia en acta de "QUE LAS PROPUESTAS DE RESOLUCIÓN QUE SE APRUEBEN NO TIENEN EFECTO JURÍDICO".[/ltr]
    17:41 - 13 nov. 2017




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    Se ha repetido desde el procesismo que las reacciones de algunos exconsejeros y de la Mesa del Parlament tras las querellas se debieron a la presión judicial del Estado. No obstante, ayer supimos por la hoja publicada en La Vanguardia que la secretaria primera de la Mesa, Anna Simó, hizo que constara en acta que las resoluciones que pudieran aprobarse en el pleno no tendrían efectos jurídicos, y no porque la representante del PP preguntara sobre ello –como Anna Simó manifestó ayer en respuesta al hilo que publiqué- sino porque la representante del PP tuvo mucho interés en que constara que, según lo declarado por el Constitucional, las resoluciones sí podían tener un valor jurídico interpretativo. Es decir, que el PP presionaba para reconocer el posible valor jurídico de la resolución y JxS para negarlo. Ambos remaban, parece claro, en dirección a la respuesta del Estado.
    Asimismo, la Mesa dejó claro en la misma sesión que solo se votaría la parte dispositiva, y por tanto no el texto que se parecía más a una declaración de independencia y que por eso mismo fue leído antes de la votación por la presidenta del Parlament tras la petición del portavoz de JxS Roger Torrent. Digo que esto arroja luz, o más bien sombra, porque en esa reunión en la que JxS ya había puesto boca arriba sus cartas y descubierto la jugada a los demás a poco que estos quisieran prestar atención, estaban presentes los representantes de todos los partidos no independentistas (Ciutadans, PSC, Catalunya Sí Que Es Pot y PP). Eran respectivamente el vicepresidente segundo José María Espejo, el secretario segundo David Pérez, el secretario tercero Joan Josep Nuet y la diputada María José García Cuevas. Todos ellos escucharon a los representantes de JxS decir que debía constar en acta que ni se votaba la parte expositiva ni la parte dispositiva surtiría efecto jurídico alguno en caso de ser aprobada. Es decir, que era todo una escenificación. Porque si alguien quiere declarar la independencia, y quiere que no le tomen por el pito del sereno, la declara rápida y sencillamente. Miren qué fácil es, y escribo a bote pronto: “El Parlament, depositario de la soberanía nacional del pueblo catalán, declara la independencia de Catalunya, que se constituye en una República Social y Democrática de Derecho. Se dispone la entrada en vigor de la Ley de Transitoriedad Jurídica y se ordena al Gobierno la adopción de las medidas precisas en el orden nacional e internacional para garantizar la efectividad de esta declaración”. Punto. ¿No dieron importancia los miembros no independentistas de la Mesa y sus respectivos partidos a estas claras señales del procesismo? ¿Las pasaron por alto? ¿Las obviaron a sus compañeros? Y lo que también es importante: ¿Los periodistas no tenían fuentes para conocer lo que había sucedido en la reunión? ¿No preguntaron? ¿No obtuvieron respuestas? ¿Las tuvieron y no captaron las señales? ¿Las ignoraron? Habría que hacer un análisis detallado de todo lo publicado para saber si alguien ofreció alguna información al respecto, pero lo que es seguro es que ningún medio puso el foco en esa cuestión clave. ¿Qué hubiera pasado entonces? Pues muy probablemente lo que pasó cuando el Parlament aprobó la Resolución 1/XI de 9 de noviembre de 2015, la Resolución 263/XI de 20 de julio de 2016, la Resolución 306/XI de 6 de octubre de 2016 o la Ley 19/2017 de 6 de septiembre del Referéndum de Autodeterminación, es decir, la emisión de una sentencia o de un auto del Constitucional de anulación de la disposición. En todas las resoluciones citadas o se declaraba ya la soberanía del pueblo catalán o se iniciaba o amparaba el proceso constituyente.
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    Lo que explica que pudiera pasar lo que pasó fue, en definitiva, la existencia de una masa social dispuesta a aceptar acríticamente lo que emana de sus líderes políticos y apoderada de un deseo emocional potente, la existencia de un control férreo de la comunicación por parte de ciertos sectores, y unas condiciones para el periodismo que le llevan, más que a analizar la realidad, a alterarla según estímulos ajenos y en alocada competición por el directo. ¿Algo más? ¿Algún movimiento desde un procesismo contraprocesista del Estado? Parece pronto para afirmarlo...
    He comenzado este artículo explicándoles que no puedo evitar de tanto en tanto regresar al pleno del Parlament del 27 de octubre de 2017 y a todo lo que esa sesión representa. Desde uno de esos sillones de terciopelo carmesí tengo cada vez más claro el engaño masivo al que hemos sido sometidos (unos más que otros), lo imperdonable de un juego irresponsable que ha creado extraordinarias tensiones y daños difícilmente reparables, la complicidad de los medios de comunicación, la incapacidad de describir la realidad procesista (con escasas pero notables excepciones, como la de Guillem Martínez), y la falta de exigencia popular de responsabilidades. Pero no todo parece claro y a la vez aparecen nuevas preguntas. Ayer supimos que todos los grupos conocieron antes de la votación la renuncia de los proponentes a la eficacia de la (no)DUI. En este sillón me quedo hasta que nos den las muchas explicaciones que de todos merecemos. 
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    Mensaje por DP9M Jue Nov 16, 2017 5:47 pm

    http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2017/07/11/que-pasa-en-catalunya-lo-que-no-se-dice-en-los-medios-ni-en-catalunya-ni-en-espana/




    ¿Qué pasa en Catalunya?: lo que no se dice en los medios, ni en Catalunya ni en España





    Como mostré recientemente en un artículo presentado en este rotativo (“El mayor problema que tiene Catalunya del cual no se habla: la crisis social”, Público, 30.06.17), la crisis social en Catalunya ha adquirido unas proporciones dramáticas, desconocidas antes durante el periodo democráticoNunca antes, desde que la democracia se restableció en 1978, las clases populares catalanas habían visto su calidad de vida y bienestar deteriorarse de una manera tan acentuada como ha ocurrido durante los años de crisis económica y financiera conocidos como la Gran Recesión. El desempleo, la baja tasa de ocupación, la precariedad en el trabajo, el descenso de los salarios y el empeoramiento de las condiciones de trabajo caracterizan el mercado de trabajo catalán, afectando muy negativamente el nivel de vida de las clases populares, que representan la mayoría de la población en Catalunya. Tales condiciones están teniendo un impacto devastador entre la juventud, que está perdiendo la esperanza de tener un mundo mejor que el de sus padres. Sus ingresos en términos proporcionales son menores (en su capacidad adquisitiva) que los que sus padres tenían a su edad, determinando con ello un descenso generacional en su estándar de vida.
    Esta enorme crisis, resultado del gran deterioro del mercado de trabajo, que ha tenido un efecto devastador en la calidad de vida de las clases populares, ha ido acompañada de unos recortes de los fondos públicos disponibles para financiar las trasferencias y los servicios públicos del Estado del Bienestar en Catalunya (tales como sanidad, educación, servicios sociales, vivienda social, escuelas de infancia –mal llamadas guarderías-, servicios domiciliarios, servicios y transferencias para la prevención de la pobreza y de la exclusión social, entre otros). En realidad, los recortes del gasto público social, que incluye el gasto en tales transferencias y servicios públicos, realizados por el gobierno de la Generalitat de Catalunya han sido de los más acentuados en España y en la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países de la UE de semejante nivel de desarrollo económico al existente en Catalunya y en el resto de España.
    Es muy importante señalar que estos recortes se han hecho por el gobierno catalán en unas transferencias y servicios públicos del Estado del Bienestar que estaban ya muy poco financiados, con lo cual, tales recortes han tenido un impacto muy negativo en dichas transferencias y servicios, permaneciendo, como consecuencia de ello, entre los Estados del Bienestar menos financiados en España y en la UE-15, muy por debajo de lo que la economía catalana permitiría (ya antes de la crisis Catalunya tenía un gasto social de casi 20.000 millones de euros menos de lo que le correspondía por su nivel de riqueza).

    ¿Por qué este subdesarrollo social y esta crisis social?

    Una de las respuestas más frecuentes a estas preguntas en el establishment político-mediático catalán es que tal subdesarrollo social(siendo el gasto público social en Catalunya uno de los más bajos de la UE-15) y tal crisis social (unos de los recortes de gasto público social más acentuados y uno de los niveles de desempleo y precariedad más altos de la UE-15), con uno de los niveles salariales más bajos de tal comunidad europea, es resultado de la articulación de Catalunya dentro del Estado español. La culpa de todo ello es del Estado central. Esta externalización de responsabilidades es muy común en la cultura existente en el territorio ibérico. El gobierno español justifica la aplicación (e imposición) de políticas altamente impopulares indicando que no tiene otras alternativas, pues así se lo instruyen Bruselas, o Frankfurt o lo que sea. Y en Barcelona, el gobierno de la Generalitat de Catalunya añade, además de Bruselas y Frankfurt, Madrid.
    Esta explicación pasa de puntillas y deliberadamente oculta una de las mayores causas del subdesarrollo social de Catalunya y de la enorme crisis social en la que esta se encuentra, y que es ni más ni menos que el enorme dominio que las derechas (partidos conservadores y liberales) han tenido en las instituciones económicas, financieras, mediáticas y representativas de Catalunya durante todo el periodo democrático. La coalición de un partido de derechas perteneciente a la familia liberal europea, Convergència Democràtica de Catalunya, CDC, y de un partido de derechas perteneciente a la familia conservadora democratacristiana, Unió Democrática de Catalunya, UDC, ha gobernado Catalunya durante la mayor parte de tal periodo. En realidad, Catalunya ha estado gobernada 30 de 37 años por las derechas, es decir, 9 de 11 legislaturas, mostrando la gran hegemonía de las derechas (solo superada en España por Galicia y Castilla y León, gobernadas por el PP, y el País Vasco, gobernado por el PNV).
    Dentro de esta coalición gobernante en Catalunya ahora, CDC (ahora llamada PDeCAT) ha sido la fuerza hegemónica. Y esta fuerza política continúa ahora siendo hegemónica en la mayoría de los aparatos de la Generalitat de Catalunya, presididos por el Sr. Carles Puigdemont, dirigente del PDeCAT, partido que es a su vez presidido por el ex presidente Artur Mas. Es cierto que la coalición Junts Pel Sí incluye, además de CDC, primordialmente a ERC (un partido hoy independentista), así como personas independientes no afiliadas a ningún partido. Pero la herencia de 30 años de ideología nacionalista conservadora es todavía clara en la cultura política promovida por la Generalitat de Catalunya. Ni que decir tiene que ERC es un partido amplio de sensibilidades políticas diferentes, incluyendo la izquierda, unidas todas ellas por un compromiso por la independencia, ideología que respeto y que es totalmente legítima, aunque yo no la comparta, aclarando que no me opondría a ella, naturalmente, si ello fuera el deseo de la mayoría de la población en Catalunya, lo cual es obvio que no se da en la situación actual. Dicha aclaración no diluye mi percepción de que el movimiento independentista esta hoy institucionalmente dirigido por el gobierno de Junts Pel Sí, coalición dentro de la cual el PDeCAT es la primera fuerza. De ahí que es importante que se informe sobre qué es CDC y su sucesor, el PDeCAT, lo cual no puede reducirse a una mera definición de ser un partido nacionalista conservador, ahora pro independencia.

    Los herederos del pujolismo, ideología y modus operandi que continúa

    Para entender Catalunya, hay que conocer a dicho partido, CDC, fundado por Jordi Pujol y que ha sido el eje del pujolismo, una ideología nacionalista conservadora que siempre ha considerado la Generalitat de Catalunya como su propiedad individual, familiar y colectiva, extendiendo su influencia a través de unas políticas de tipo clientelar, con prácticas intensamente corruptas. Era, y continúa siendo, la versión catalana del caciquismo en su expresión más primaria. En realidad, tiene grandes semejanzas con el Partido Popular en el resto de España. Ambos eran y son partidos nacionalistas  (españolista el PP, y catalanista CDC) y patrimonialistas (que consideran el Estado que gestionan como suyo). Es lo que Pablo Iglesias ha definido acertadamente como nacionalpatrimonialismoSu largo dominio en el gobierno se debe a su claro encaje en la estructura de poder económico, financiero y mediático del país. Su dominio sobre los medios públicos de información de la Generalitat es casi absoluto. E influencia también en gran manera a los privados a base de subvenciones amplias (a modo de ejemplo, en 2015 la Generalitat de Catalunya otorgó 810.719 euros a La Vanguardia; 463.987 a El Periódico de CatalunyaEl Punt Avui recibió 457.496; y el diario Ara, 313.495 euros). En consonancia con esta práctica, ya ha amenazado a los medios de comunicación con no proveer de tal subsidio en caso de que no promuevan su ideario a raíz del mal llamado referéndum. En TV3, sus programas económicos son de orientación ultraliberal, los cuales son conducidos por uno de los gurús económicos de CDC y sectores de ERC, el economista Sala i Martín, economista catalán, de nacionalidad estadounidense, que apoya en EEUU al Partido Libertario, un partido de ultraderecha que tiene gran influencia hoy en el Partido Republicano de aquel país. Es más que probable que el Ministro de Economía y Finanzas de la Catalunya independiente gobernada por una coalición liderada por el PDeCAT fuese tal personaje, o alguien próximo a él en su orientación política.

    Las complicidades del establishment político-mediático catalán con el establishment político-mediático español

    El nacionalpatrimonialismo pujolista continúa ejerciendo gran influencia en las instituciones de la Generalitat, y a través de estas, la vida intelectual política y mediática de Catalunya. Su partido ha sido uno de los mayores instrumentos políticos responsables de la aplicación de las políticas públicas neoliberales causantes del subdesarrollo social en Catalunya (incluyendo el resto de España), y de la crisis social creada por la Gran Recesión. CDC apoyó las reformas laborales del PSOE y del PP que causaron el deterioro del mercado de trabajo, así como la austeridad del gasto público que guió los recortes al Estado del Bienestar, y todo ello de una manera coherente con su ideología liberal (bien explicada por el Sr. Sala i Martín en su programa de TV3).

    Las consecuencias del neoliberalismo

    Como resultado de la aplicación de tales políticas, las rentas del trabajo en Catalunya han descendido, pasando de ser un 50% a un 46% de todas las rentas, durante el periodo de la crisis, 2008-2016, mientras que las rentas del capital han aumentado, pasando de un 42% a un 45% durante el mismo periodo. Que ello pasaría era entonces fácilmente predecible, como denuncié en su día. Como también era predecible, se ha producido un gran crecimiento de las desigualdades, que se han disparado, habiéndose incrementado la distancia entre el 20% de la población más rica y el 20% más pobre de 5 a 6 veces durante el mismo periodo. Estas políticas neoliberales se han hecho en colaboración con el PP, estableciéndose una complicidad no solo en las áreas económicas y sociales, sino también en las políticas, complicidades que han permitido el control por parte del PP de las Cortes Españolas, cuya presidenta, Ana Pastor, fue elegida con el apoyo de CDC, y cuya abstención en la moción de censura contra el gobierno del PP contribuyó a mantener al “supuestamente odiado” Rajoy en el poder. Los intereses de clase siempre toman prioridad sobre los intereses de nación en las derechas nacionalistas catalanas, para las cuales el mayor enemigo son las nuevas izquierdas. Y lo que pasa en los pasillos de las Cortes Española es un claro ejemplo de ello.

    El silencio mediático sobre las causas de la enorme crisis social catalana

    Como era de esperar, de todo esto no se habla o se escribe hoy en Catalunya. Este es el gran éxito del establishment político-mediático hegemonizado por los herederos del pujolismo, y ello con la ayuda de grandes sectores de la intelectualidad catalana, incluyendo algunas figuras que se consideran de izquierdas. CDC (PDeCAT) continúa hegemonizando la Generalitat de Catalunya, intentando influenciar sobre la movilización político-social que promueve el referéndum, centrándose en la confrontación entre el gobierno Rajoy, por un lado, y el gobierno de Junts Pel Sí, por el otro. Esta dualidad, presentada como el enfrentamiento entre España y Catalunya, es clave para su intento de movilización.
    La aceptación de esta estrategia es resultado de la enorme insensibilidad del Estado borbónico hacia el carácter plurinacional de España, Estado que ha sido el mayor promotor del independentismo en Catalunya. Ni que decir tiene que este enfrentamiento asume la invariabilidad del Estado español, tesis fuertemente sostenida cuya intensidad alcanza niveles de clara hostilidad hacia los que no están de acuerdo con dicha estrategia, siendo acusados de antidemocráticos o, peor aún, de tener un escaso compromiso con Catalunya, tal como hizo Pilar Rahola, el personaje mediático más parecido a Eduardo Inda en Catalunya (grosera, maleducada, que no deja hablar al adversario y que manipula en extremo), con Xavier Domènech. Y algunas voces de izquierdas han llegado incluso a presentar tal llamada a votar en el referéndum como una continuación del 15-M en su lucha por la democracia. Tales voces parecen ignorar que el 15-M rodeó el Parlament de Catalunya, forzando al president Mas a acceder al Parlament en helicóptero, en protesta por las políticas neoliberales. Viví aquella situación, pues el 15-M me invitó a dar una charla delante del Parlament (cuando este estaba rodeado de manifestantes del 15-M) en protesta por las políticas que el gobierno había propuesto y que el Parlament iba a votar. No se pudo hacer la charla porque la policía nos expulsó. Es paradójico que ahora se pida al 15-M que rodee el Parlament, dirigido por los sucesores de Mas, para protegerlo. Además de incoherente, es absurdo que el 15-M se presente como un precedente a la movilización que se presenta mediáticamente como dirigida por un gobierno liderado por los continuadores del president Mas. Naturalmente que soy consciente que el Parlament estaría ocupado por muchas otras fuerzas políticas además del PDeCAT, pero dicho Parlament seguiría liderado por un gobierno en el que los herederos del pujolismo de siempre serían la fuerza hegemónica.

    El llamado referéndum no es un referéndum

    Mis comentarios críticos no son a favor o en contra de la independencia, sino sobre la manera como esta se está proponiendo, y que en parte (y solo en parte) se debe a la oposición del Estado central. La realización del referéndum requiere toda una serie de condiciones que garanticen que se realice en un contexto democrático. Democracia es mucho más que votar en unas urnas: requiere libertad democrática con pleno acceso a los medios de información por parte de las distintas opciones consideradas en el proceso de decisión que debe realizarse en el momento de votación. Existe hoy, sin embargo, una muy acentuada falta de diversidad en los medios públicos de la  Generalitat Catalunya, realidad que, por lo visto, no han percibido algunos compañeros de viaje de izquierda, que han visto recompensadas su apoyo al referéndum y su crítica a aquellas fuerzas, como Catalunya en Comú (que lo critican), gozando de un amplio espacio mediático poco accesible a las opciones que cuestionan el referéndum. En realidad, el gobierno de la Generalitat está hoy utilizando su comportamiento clientelar (dando amplios recursos financieros a los medios privados) a fin de promocionar su estrategia política. Es un caso abusivo de utilización de los medios públicos para fines partidistas.
    Otra condición para que el referéndum sea considerado democrático es el principio de la mayoría, un eje rector de cualquier proceso democrático (hecho subvertido por la propuesta de Referéndum de Independencia del Govern, que convierte el principio de la mayoría por el principio de la minoría, tal como señalaré más adelante). Otras condiciones violadas por el proyecto del referéndum es el de haberse saltado el propio Estatut de Catalunya, así como el Parlament de Catalunya, que hasta ahora no ha sido consultado, basándose en una mayoría parlamentaria que no representa a la mayoría de la población catalana.

    La vía antidemocrática hacia la independencia

    La mayoría que el tripartito independentista (PDeCAT, ERC y la CUP) tiene en el Parlament está basada en una ley electoral que es la misma, repito, la misma, que fue transferida de España a Catalunya, sin que Convergència deseara cambiarla (como tampoco quiso cambiarla el PP). Tal ley es escasamente proporcional, y debido al sesgo conservador, dio la mayoría a unos partidos que en realidad representaban a una minoría. Tal tripartito recibió un número de votos menor que los no independentistas. Atribuirse la representación de la mayoría de la población es faltar a la verdad. Sumando los votos de los tres partidos independentistas en las elecciones del 27 de septiembre de 2015, se obtiene una cifra menor (1.966.508 votos) que sumando los votos de los no independentistas (2.147.736 votos). La mayoría proindependentista en el Parlament no se corresponde con la mayoría popular, que no es independentista.
    Pero esta situación escasamente democrática alcanza su forma extrema en la Ley del Referéndum, en la cual se indica que el resultado del referéndum es vinculante (artículo 4.3), sin especificar el porcentaje mínimo de votantes. En realidad, tal ley aclara que ganará el que sume más votos (sin indicar un mínimo de participación), proclamándose la independencia cuarenta y ocho horas después de conocerse el resultado del referéndum en caso de que sea afirmativo. Lo que ello implica es que si se consiguiera el mismo porcentaje de votos a favor de la independencia sobre el número de catalanes que podrían votar que se logró el 9-N (1.861.753 votos del SÍ-SÍ sobre 5,4 millones de personas), resultaría que el número de votos a favor del SÍ representaría solo un 34% de toda la población que pudiera votar, lo cual querría decir que prácticamente dos terceras partes de los catalanes no habrían dicho SÍ a la independencia. En base a este bajísimo porcentaje se declararía la independencia en 48 horas. Ello sería un acto profundamente antidemocrático carente de credibilidad internacional.

    No es un referéndum

    La manera como se está utilizando el mal llamado referéndum por parte de los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya conseguiría que del 80% al 90% del voto fuera a favor de la independencia, en un proceso de muy baja participación. Ocurriría lo mismo que ocurrió en el 9-N, que fue el proceso electoral en Catalunya con menor participación durante el período democrático postfranquista. Solo un 36,6% de catalanes votaron, mucho más bajo que en las elecciones autonómicas del 2012 (67,7%), que en las elecciones generales del 2011 (un 66,8%), que en el referéndum del Estatut del 2006 (48,8%) y que en las elecciones europeas del 2014 (47,6%). Que solo un tercio de los catalanes decidiera el establecimiento de la independencia no puede ser la base para que ocurra un hecho tan significativo como este. Y crearía un estallido social en Catalunya. Creerse que la mayoría de la población catalana aceptaría una decisión de tal envergadura votada solo por un tercio de la población que podría votar, es no conocer Catalunya. La pregunta que debería hacerse es por qué habría una participación tan baja en dicho referéndum, y una de las causas de ello es la identificación institucional del independentismo con el gobierno de la Generalitat de Catalunya que ha sido responsable de la crisis social que ha afectado tanto a las clases populares en Catalunya.
    Naturalmente que el movimiento independentista también recoge una protesta frente a la crisis social descrita en este artículo, pero el hecho de que sea el PDeCAT hoy la fuerza dirigente en el gobierno de la Generalitat que dirige tal movilización tendría influencia en esta elevada abstención. Las clases populares son conscientes de que detrás de un supuesto conflicto España-Catalunya ha habido una alianza de las derechas españolas y catalanas que ha provocado el deterioro de su calidad de vida y bienestar. Y de ahí el enorme silencio sobre este tema en Catalunya y en España, silencio que tiene como función dar mayor visibilidad al tema nacional asumiendo que la independencia resolvería en sí la enorme crisis social, considerando, erróneamente, que el nuevo Estado tendría una vocación resolutiva de dicha crisis, lo cual es altamente cuestionable, pues dependería de los partidos que gobernaran esta Catalunya independiente. Una transición que fuera una continuación del dominio de las derechas en el Estado catalán sería la continuación de la crisis. La evidencia de que ello sería así es abrumadora.
    Todas estas consideraciones quedan olvidadas en un proceso de transición claramente idealizado en el que los enormes problemas que podrían crearse, y que podrían afectar a las clases populares, quedan marginados. Es así como la derecha catalana intenta utilizar el mal llamado referéndum como una táctica electoral que se beneficia de las elevadas tensiones entre Catalunya y España, a fin de movilizar su apoyo electoral.
    Esta afirmación no implica, en absoluto, que la movilización que está teniendo lugar en Catalunya a favor de la independencia sea un mero instrumento creado por los partidos gobernantes, lectura generalizada en el establishment político-mediático español. Dicho movimiento incluye muchísimas sensibilidades políticas, y como movimiento contestatario lo valoro positivamente. Ahora bien, no hay duda, desde mi punto de vista, que la manera como la Generalitat de Catalunya está intentando dirigirlo incluye un deseo de instrumentalizarlo que disminuye dramáticamente su potencial de cambio. En realidad, el independentismo, al monopolizar el soberanismo o derecho a decidir, está haciendo un flaco favor a la posibilidad de una amplia movilización de las clases populares, que no siendo independentistas, desean un cambio profundo en Catalunya y en España. El independentismo no será vehículo para realizar tales cambios.

    ¿Cuál debería ser la alternativa?

    Creo que debería mostrarse que es imposible crear una nueva sociedad democrática a través de un instrumento claramente antidemocrático como está resultando ser el mal llamado referéndum. Considero que es esencial que las fuerzas que creen en el referéndum democrático presenten y defiendan una alternativa, ilusionante y creíble que presente una propuesta de futura Catalunya, poniendo la resolución del tema social como central en la discusión del tema nacional, indicando que aquellos que son responsables del enorme retraso social de Catalunya no pueden liderar el proceso de cambio en Catalunya, pues la nueva Catalunya que promueven sería una continuación de la ya existente. Creo que para las izquierdas es fundamental que se defina el concepto de nación, identificando nación primordialmente con la población, de la que las clases populares son la mayoría, afirmando que aquellos que aman más a Catalunya son aquellos que hacen más por las clases populares, denunciando a aquellos que se autodefinen como superpatriotas y a la vez están dañando el bienestar de la mayoría de la ciudadanía. En contra de lo que se cree, sí que hay un barómetro para definir el grado de compromiso con un país.
    De ahí que es importante que las fuerzas progresistas que prioricen la justicia social, la democracia y la plurinacionalidad de España y favorables al desarrollo de un referéndum auténticamente democrático desarrollen una campaña alternativa que movilice al conjunto de la sociedad catalana y de las diferentes sociedades en el territorio español para cambiar tanto el Estado Catalán como el Estado Español de tal forma que resuelva al fin la cuestión social y nacional. Esta campaña debiera de contar con actos a los que se invite a hermanos y hermanas de las nuevas izquierdas de otras partes de España, para señalar que el derecho a decidir tenemos que ganarlo a través de la movilización de la mayoría (y no solo de una minoría) de la población catalana para crear una nueva Catalunya, y abriendo la posibilidad de realizar un cambio profundo, que tenga el apoyo de las clases populares. Para que ello ocurra, es necesario poner la resolución del tema social como prioritario, y no de una manera genérica e indirecta a través de conseguir una no realizable independencia, sino muy concreta, oponiéndose a las políticas que han sido promocionadas por el Estado español por un lado, y por la Generalitat de Catalunya por el otro. Sin un apoyo generalizado entre la clase trabajadora y otros elementos de las clases populares, no se podrá tener un auténtico referéndum democrático con una petición de cambio masivo. Este cambio será facilitado por las campañas que ya existen a lo largo del territorio español para crear una España social, justa, democrática y plurinacional. De ahí que es fundamental que, para que el proceso de cambio en Catalunya ocurra (yendo o no hacia la independencia según desee la mayoría de la población en Catalunya), haya una nueva dirección y otro liderazgo del movimiento por el derecho a decidir, basada en una amplia coalición de fuerzas de izquierdas y progresistas que defienda un programa de transformación de Catalunya (y de España). Esto no es lo que está ocurriendo ahora en Catalunya.

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