4. LA COALICIÓN ANTISERBIA
Nadie puede saber con seguridad cuáles son las otras motivaciones de la gente. Probablemente los propios motivos profundos de una persona a menudo le están medio ocultos. Sin embargo, en muchos casos podemos proponer conjeturas razonables, basadas en el contexto del comportamiento de la gente, sobre lo que da un mínimo de coherencia y de sentido a sus acciones.
Las potencias unidas en la coalición antiserbia alegan que su única motivación al tomar partido en el conflicto son motivos humanitarios. ¿Hay alguna prueba para tal afirmación o en contra de ella? Si existen pruebas positivas, ¿contribuyen éstas a demostrar que la coalición antiserbia tiene razón? Si las pruebas son negativas, ¿mina esto la causa de la coalición antiserbia?
Mi argumento es que resulta increíble que la coalición antiserbia actúe por motivos humanitarios, y en consecuencia pueden conjeturarse legítima y razonablemente motivaciones siniestras. Por lo tanto, la formación de la coalición puede plausiblemente atribuirse a fines malignos y sórdidos. Así, estén o no los serbios parcial o totalmente justificados en su lucha contra la secesión católico-mahometana, lo cierto es que la OTAN no tiene la menor justificación para su intervención, en particular en los bombardeos aéreos.
Mi argumento en apoyo de esta tesis es bastante simple: si las potencias estuvieran motivadas por intereses humanitarios, estarían interesadas de modo similar en otros casos, y de la misma manera habrían intervenido en ellos para --como afirman-- proteger al bando más débil; o al menos lo hubieran hecho cuando el bando más fuerte y despiadado en un conflicto (que supuestamente sería el de los serbios en la actual guerra civil yugoslava) no fuera militantemente anti-occidental o anticapitalista. Ahora bien, no parece existir en absoluto ninguna preocupación semejante. En consecuencia, las motivaciones de la coalición antiserbia no son humanitarias. Deben surgir, en su mayoría, de objetivos imperialistas. La única explicación alternativa de la diferencia de comportamiento sería el acendrado racismo.
Supongamos que los actos de la coalición antiserbia nacieran de un interés humanitario. Lo que, conforme a esta suposición, lleva entonces a sus miembros a intervenir en Yugoslavia contra los serbios es el hecho de que los serbios han masacrado a muchas personas inocentes y desarmadas (supuestamente --como los aliados saben por algún tipo de inspiración o intuición-- en un grado mayor que sus enemigos). Es la pérdida de vidas humanas, el derramamiento de sangre humana, los sufrimientos y la miseria resultado del conflicto, lo que ha motivado a los aliados a enviar tropas a Yugoslavia y apoyar militarmente a la federación croato-bosnia creada bajo auspicios estadounidenses.
Esta historia es la que los medios de comunicación occidentales transmiten día tras día. ¿(Cuántos millones de horas han dedicado al conflicto yugoslavo la Radio y la TV occidentales para convencernos obsesivamente de que su bando tiene razón, de que los serbios son unos monstruos, mientras que todos los croato-bosnios son ángeles o santos, unos pobres e inofensivos civiles inocentes casi desarmados, víctimas de los demonios serbios?)
Supongamos que es cierto. Así pues, los partidarios occidentales de las fuerzas antiserbias actúan movidos por intereses humanitarios. Ya que el interés humanitario es igual en lo que respecta al al ser humano que sufre independientemente de las causas, esas potencias demostrarían la misma presteza para ayudar a las víctimas de matanzas masivas en otras regiones, así como a la gente que sufre por la falta de poder --o de suministro de agua, como los de Sarajevo, independientemente de la causa de dicha carencia.
Ahora bien, cientos de millones de personas en el planeta sufren en cierta medida de una u otra de tales carencias. Quizás hasta miles de millones, no estoy seguro. No de la carencia total del agua (la vida entonces se haría imposible, y la gente simplemente se moriría), sino de la carencia de un abastecimiento de agua en cualquier sentido habitual; y desde luego también de la carencia de fuentes de energía. (En Guatemala, por ejemplo, las cifras son estremecedoras). ¿Gastan los países occidentales miles de millones de dólares para aliviar tales sufrimientos? No, en absoluto. Pensemos solamente en el magro 0,7 % que se les ha pedido y que con tacañería rehúsan conceder.
Bien, quizás mi objeción esté equivocada, porque en tales casos el sufrimiento es causado por el atraso, el fracaso económico o la mala gestión, la carencia de capacidades de iniciativa emprendedoras, o cosas así. Mientras que en una guerra como Yugoslavia la causa del sufrimiento son las acciones armadas llevadas a cabo por ejércitos humanos.
La respuesta me parece errónea. Pues si la motivación es el deseo de aliviar el sufrimiento humano, se gastaría más o menos la misma cantidad de dinero y recursos para asistir a las víctimas del atraso, los terremotos, las dificultades geográficas o climáticas, etc., que la que se gasta en las [supuestas] víctimas de la guerra. El sufrimiento humano es siempre el mismo.
Sin embargo, concedamos --para seguir con el argumento-- que los casos son diferentes y que, con o sin razón, los países occidentales piensan que las víctimas de la guerra deben ser ayudadas en un grado mucho mayor que las víctimas de catástrofes naturales, de fracasos económicos o del atraso, sea porque en tales otros casos el sufrimiento no es provocado por el hombre o porque, al contrario, hasta cierto punto las víctimas son también culpables, mientras que las víctimas de las guerras son completamente inocentes.
Incluso si una línea tan peculiar de pensamiento fuera defendida por las clases dirigentes de las potencias occidentales, no habría ninguna escasez de oportunidades para que pudieran ayudar a millones y millones de víctimas.
No voy a hablar de guerras civiles ni de otras guerras en las que las potencias occidentales obviamente están interesadas en la victoria de uno de los bandos contendientes, el que que sigue la línea BM/IMF, o apoya a los EE.UU y otras presencias occidentales, o está estrechamente ligado a inversionistas occidentales. Lo que es más, voy a abstenerme de mencionar las guerras del pasado, las que ocurrieron en una época en que podría afirmarse que el Occidente estaba ofuscado por la 'amenaza' soviética, real o imaginaria. Así pues, no voy a aducir casos como los de Indonesia, las matanzas de masas de Mobutu (con el apoyo estadounidense, francés y, en menor grado, belga) en varias guerras civiles que han asolado el Congo ('Zaire'), o el terrorismo de masas infligido a las poblaciones de Angola y Mozambique por bandas armadas por EEUU o por el antiguo régimen pro-occidental sudafricano, o las matanzas de masas en el Pakistán Oriental que condujeron a la secesión bangladeshiana, o las matanzas en Guatemala, o las miles de muertes causadas por el levantamiento islamista contra el antiguo régimen de Afganistán , supuestamente pro-soviético. Incluso si dejamos a un lado tales casos, hay muchos otros.
- Liberia. La guerra civil comienza en 1990. Menos de 3 millones de habitantes. A consecuencia de la guerra, aproximadamente 750.000 refugiados (según el informe mundial de la CIA). Al parecer cientos de miles de muertes humanas. Ningún bando del conflicto es abiertamente anticapitalista ni antiimperialista. La intervención extranjera ha consistido principalmente en un ejército expedicionario enviado por la brutal dictadura militar nigeriana en apoyo de los restos del régimen de Gama (con la presencia auxiliar de tropas de otros países del África occidental). A pesar del hecho de que los EEUU son el fundador de la República de Liberia y que durante décadas el verdadero poder estuvo en gran parte en manos de representantes americanos, que siguieron las órdenes de Washington, los EEUU se han negado a ayudar a la población liberiana en este conflicto. Las condiciones de vida existentes en Monrovia han sido peores que las de Sarajevo.
- Ruanda: 8,5 millones de habitantes. La guerra civil comenzó en 1989-90. Estaba basada en cuestiones de etnia. Las limpiezas étnicas ya habían sido cometidas contra la minoría tutsi por el régimen unipartidista hutu . En abril de 1994, después de la muerte del presidente en un accidente aéreo (fuese o no a consecuencia de un sabotaje), el régimen cometió un genocidio. Varias fuentes (probablemente no fiables) sitúan el número de muertes en más de un millón. De todos modos, lo cierto es que el objetivo era el exterminio de la minoría tutsi (menos del 10 % de la población hasta antes de las matanzas), que había dominado el país hasta la independencia de Bélgica en julio de 1962. Lo que menos se conoce es que el régimen también intentó exterminar a los Twas (pigmoides), un pueblo que nunca ha dominado a nadie y que no podía plantear ninguna amenaza en absoluto para el gobierno ni para nadie más. Los Twas constituían el 1 % de la población. Los medios de comunicación occidentales han decidido guardar silencio sobre su destino. La única intervención no africana en el conflicto ruandés fue la de Francia en apoyo del régimen genocida (o de sus restos). Sin embargo, si hay un lugar en el mundo donde una intervención extranjera estaría justificada, ese lugar es Ruanda (y Burundi), ya que allí el odio étnico alcanza tal extremo que, independientemente de quien prevalezca en la guerra civil o en la lucha política, las matanzas de masas pueden renovarse en cualquier momento. (Asimismo, puesto que el colonialismo occidental ha controlado la región y hasta ha promovido la lucha étnica [divide y vencerás], Occidente no puede esquivar sus responsabilidades con un mínimo de decencia).
- Burundi. Una situación que en algunos aspectos es similar a la de Ruanda (aunque haya también muchas diferencias relevantes). Puede desatarse en cualquier momento una catástrofe étnica, incluso mucho mayor que la de Ruanda. Tras el asesinato del presidente Nadadaye en un golpe de estado sangriento, el ejército dominado por los tutsis controla una vez más el gobierno, bajo una máscara de preeminencia hutu y un ordenamiento constitucional. Los trabajadores hutu oprimidos, que temen por sus vidas, pueden alzarse contra el sistema de poder que causaría una nueva tragedia (no sería la primera desde la independencia, lamentablemente; ya ha habido muchos conflictos sangrientos y matanzas étnicas que dejaron decenas de miles de muertes humanas).
- Ceilán. 17 millones de habitantes. La guerra civil comenzó en 1984. Varios cientos de miles de refugiados. Posiblemente decenas de miles de muertes humanas. Los separatistas tamiles alegan que el pueblo tamil --que habla una lengua india sureña sin relaciones con la lengua oficial, el cingalés-- es oprimida dentro de la República de Sri Lanka. El gobierno actual ha adoptado una política de concesiones y de conciliación, pero hasta ahora no ha logrado asegurarse la cooperación de los Tigres o siquiera un alto el fuego duradero. Los separatistas tamiles han atacado a miembros de la comunidad musulmana --nadie les llama 'nación' allí--, aun cuando muchos de esos musulmanes sean también tamiles étnicos (la religión principal entre los tamiles es el hinduismo, mientras que la mayor parte de los cingaleses son budistas --pero hay también cingaleses cristianos, que apoyan el estatus cuasi oficial de la religión budista como un componente de la identidad de Sri-Lanka). De este modo, encontramos una mezcla --parcialmente solapada y parcialmente en conflicto-- de denominaciones étnicas, culturales y religiosas; una situación mucho más compleja que la de Yugoslavia (en Yugoslavia todas las comunidades lingüísticas, excepto los albaneses, hablan lenguas de la misma familia; incluso el albanés comparte el origen indoeuropeo común con el eslavo).
- Sudán. 30 millones de habitantes. La población del sur ha sido durante siglos (o incluso miles de años) victimizada y aun esclavizada por los gobernantes del Norte. (No hay ninguna semejanza étnica, cultural o lingüística de ningún tipo entre el Norte y Sur, excepto la obligación de pertinencia a la familia humana más la de habitar un territorio artificialmente delimitado por el colonialismo). Como consecuencia de la imposición de la ley islámica, un grupo guerrillero ha estado operando en el Sur durante muchos años (este grupo era apoyado por el antiguo gobierno marxista de Etiopía encabezado por Menghistu Haile Mariam). En los años 1983-88 el número de víctimas civiles llegó a evaluarse en 259.000. Sin embargo, las etapas más sangrientas de la guerra han tenido lugar después de 1988.
Puesto que el Occidente ha permanecido indiferente ante aquellos conflictos (que a lo sumo han recibido una fracción de 1/100.000 o así del tiempo de radio y TV dedicado a la guerra civil yugoslava), la hipótesis del interés humanitario es incompatible con las pruebas disponibles. El Occidente no puede estar movido por un interés humanitario.
Quizás se halle movido únicamente por el interés hacia el sufrimiento de la gente blanca. Los liberianos, ruandeses, burundianos, etc. son negros. Los cingaleses y tamiles son también hombres de color (supuestamente los europeos son 'blancos'). Aunque es cierto que existe una fuerte tendencia racista en las actitudes de nuestras clases dirigentes, no pienso que sea tan fuerte como para esto. La división racial por sí sola explicaría un escaso interés activo por los sufrimientos de los negros, pero no que no exista ningún interés en absoluto. Confieso, no obstante, que este argumento es débil. Estoy plenamente convencido de que la diferencia racial por sí sola no puede facilitar la completa explicación de tan diferentes actitudes, pero por el momento puedo defender mi afirmación sin ningún argumento decisivo.
¿Hay alguna explicación alternativa?
1) Al principio Francia estaba poco dispuesta a abrazar la causa secesionista. Después de que toda la Yugoslavia unida hubiera sido en gran parte un producto de la diplomacia (y hasta en algunos casos de la intervención militar) francesa a finales de la Primera Guerra Mundial. A principios de los 90 el manifiesto interés alemán en situar bajo su influencia las tierras recientemente separadas puede haber despertado aversión en París. Sin embargo, varios motivos condujeron a un cambio de actitud. (1) Ya desde principios del siglo XVI --con sólo algunas excepciones-- Francia ha mantenido una alianza constante con Turquía. (2) Francia depende fuertemente del apoyo alemán para salvar la tasa de cambio del franco y para mantener su presencia militar en ultramar, fuera de cualquier proporción con su poderío económico.
2) Reino Unido. También aliado tradicional de Turquía desde el siglo XVII. El Reino Unido nunca fue tan entusiástico como Francia sobre la formación de una Yugoslavia unida al final de la Primera Guerra Mundial. Una de las líneas principales de la política exterior de Londres promueve actualmente la expansión de la Unión Europea (y también de la OTAN) hacia el Este, aislando así a Rusia. (El testamento de la reina Victoria señalaba a Rusia como el enemigo de Inglaterra.) Aunque hoy en día ya no haya ningún Indio Raj ni ningún valor del Imperio británico que defender, una persistente obsesión sobre Rusia se halla claramente presente en la mente de la clase dirigente británica. Además, la vuelta de Rusia al comunismo o el ascenso de un nacionalismo o neo-colectivismo anti-occidental es un asunto que preocupa seriamente. Sobre todo, la incorporación de la mayor parte posible de la Europa del Este a la Unión Europea se considera como el mejor medio de contrapesar la influencia alemana. Yugoslavia es considerada como un mal tipo (todos los pueblos que pertenecen a la tradición cristiana ortodoxa son vistos con profunda sospecha en Occidente, aunque excepcionalmente Grecia fuera admitida en el club occidental al convertirse en un soldado alineado contra el comunismo). [21] Por ello, los secesionistas de Eslovenia, Croacia, Macedonia y Bosnia deben ser animados y apoyados.
3) El Vaticano está interesado principalmente en la derrota de los bizantinos cismáticos, y ha lanzado una cruzada contra la Iglesia Ortodoxa incluso en la propia Rusia, arruinando así todas las perspectivas de entendimiento y reconciliación. El refuerzo de la Croacia independiente forma parte de esa política. Y hacerlo defendiendo a un gobierno musulmán es una estratagema inteligente, ya que la Iglesia Católica a menudo ha sido acusada de despreciar a todas las demás religiones.
4) EEUU. Además de la necesidad general de una constante presencia e intervención militar para mantener su superioridad aplastante en todos los países del mundo, así como la necesidad de justificar los enormes gastos militares que son beneficiosos para el lobby industrial dominante, [22] los EEUU se unen a la línea general de considerar a los cristianos ortodoxos orientales como 'ellos' y a los católico-croatas como 'nosotros'; los mahometanos entran en escena como aliados subsidiarios de éstos últimos (ninguna otra potencia ha ejercido una presión tan fuerte como los EEUU para crear la federación croato-islámica). Quizás también deba mencionarse el lobby croata. Pero probablemente la razón más fuerte sea la preocupación por los intereses turcos: Turquía sigue siendo el instrumento vital para la supremacía americana en el Mediterráneo Oriental y en el Oriente Medio, igual que antes contra la Unión Soviética y quizás en el futuro contra una nueva Rusia nacionalista o neo-colectivista.
5) Italia. Un papel muy menor. Quizás una nostalgia de los tiempos antiguos. La Italia posbélica, de todos modos, ha sido muy dócil a los EEUU y a los demás aliados.
6) España. Cualquier gobierno español, sea del partido que sea, siempre intentará demostrar que ningún otro país del mundo es más serio ni más leal en su compromiso con cualquier política que la coalición occidental pueda llevar a cabo. Un miedo obsesivo a quedarse fuera del club se ha apoderado de la mente de la clase dirigente española. [23] Además, desde luego la clase dirigente española es la misma que la que reinó en España durante 40 años por mediación del tirano Francisco Franco, el poglavnik (caudillo) español, antiguo aliado de Hitler, Mussolini, Ante Pavelic, Pío XII, Horthy, Petain, Tiso, Antonescu, etc. [24]
7) Turquía. Ésta trata de recuperar el equilibrio en una región que estuvo oficialmente bajo la soberanía turca hasta principios del siglo XX. Con ayuda de una Bosnia independiente dominada por musulmanes y de una Albania amistosa, [25] Turquía puede ejercer una presión incrementada sobre Grecia y hacer avanzar así sus propios designios (manteniendo el Norte de Chipre bajo su control; asimismo, consiguiendo sus reclamaciones en el Egeo puede dejar de preocuparse por las islas griegas, y así proseguir sin molestias su campaña militar contra los kurdos irredentos).
La Organización de la Conferencia Islámica se ha convertido en uno de los principales partidarios (secretos) del régimen de Sarajevo y de su esfuerzo bélico. Desde Malasia, Pakistán, Arabia Saudí, Marruecos, etc., una continua corriente de armas y dinero ha fluido a las áreas controladas por los secesionistas islamo-bosnios. Los reaccionarios dirigentes islámicos intentan superar así a sus propios islamistas reaccionarios, mostrándose como defensores comprometidos de la fe contra los infieles. De vez en cuando culpan a Occidente de no hacer bastante contra los serbios (quizás borrar a Belgrado del mapa satisfaría sus demandas).
YUGOSLAVIA DE NUEVO. REFLEXIONES SOBRE LOS COMENTARIOS DE BRYAN ALEXANDER. * 1 DERECHO INTERNACIONAL
Debido a alguna interferencia o algún error --no sé cuál es la razón-- yo había omitido los resúmenes 2#56, 2#57 y 2#58. Así que sólo ahora he podido leer los comentarios de Chris Burford. (Debo decir que estaría en contra de cualquier secesión de la lista 'dominada por los EEUU'. Nuestra cultura actual se vuelve más global cada día.) Chris, le prometo que voy a reflexionar cuidadosamente sobre sus comentarios críticos.
Bryan Alexander plantea cuestiones muy importantes, que deben ser abordadas y clarificadas. En esta postura discuto una de tales cuestiones, a saber, la del punto de vista legal contra el moral.
La desarticulación de la República Federal Yugoslava y la serie de secesiones que han provocado la guerra civil actual puede analizarse desde varias perspectivas. Una es la legal. Otra es la moral. Quizás Bryan quisiera decir que su propia perspectiva no es ni la una ni la otra, que es una perspectiva 'marxista' que se deriva de consideraciones que no son ni jurídicas ni éticas, sino que están arraigadas en la lucha de clases --un punto de vista, digamos, 'revolucionario' o 'proletario'. Por el momento, asumamos que los únicos puntos de vista relevantes son el moral y el jurídico (debo confesar que no entiendo --a falta de una explicación-- cómo sería un punto de vista 'revolucionario' que no consistiera en consideraciones legales ni morales).
Creo que he mostrado de manera suficientemente clara que no había ninguna base legal o moral para una secesión croata o bosnia. Desde un punto de vista jurídico, ninguna parte integrante de la República Federal de Yugoslavia tenía ningún derecho a separarse dentro del marco de la legalidad internacional.
Desde un punto de vista moral, los marxistas han discrepado durante mucho tiempo sobre la cuestión de la autodeterminación nacional. Lo que sugerí era que:
(1) Hay buenas razones para que nos abstengamos de aceptar plena e incondicionalmente el principio de Lenin de la autodeterminación nacional. (El mismo Lenin no lo apoyó tan sin reservas como a menudo se asume, ya que él siempre subordinaba cualquier demanda 'democrática' a los intereses de gran alcance de la revolución proletaria); que de hecho tal principio se halla cargado de enormes peligros, todos los cuales se han desatado con un inmenso dolor en la historia reciente; y que muchos seguidores de las ideas revolucionarias de Lenin se han abstenido (sabiamente, a mi juicio) de poner totalmente en práctica dicho principio;
(2) De todos modos, el principio de Lenin de la autodeterminación nacional no se aplica a los croatas y los islamo-bosnios, que constituyen comunidades culturales, no naciones diferentes, puesto que hablan la misma lengua que los serbios. Antes bien, si el principio de autodeterminación nacional debe aplicarse aquí, implicaría el derecho de la nación serbo-croata en su conjunto a su independencia y unidad, de la misma manera que ha sido el caso de otras naciones europeas que alcanzaron un estado nacional en el siglo XIX (Alemania, Italia, Rumanía, Grecia, etc.). La unidad de un estado serbo-croata o yugoslavo independiente es, de hecho, el logro de una larga lucha contra los opresores extranjeros que habían conquistado y sometido a las diferentes partes de Yugoslavia y que habían utilizado las divisiones religiosas con el fin de obstaculizar la unidad de la nación yugoslava.
Ahora bien, Bryan desafía la importancia de las consideraciones jurídicas, ya que la legalidad internacional es un instrumento de los imperialistas. Sin embargo , yo afirmo que no es posible, por no decir deseable, un cambio político que origine una total ruptura con el actual estatus jurídico. No ha existido jamás ninguna revolución que no haya tratado de asegurar una u otra forma de apoyo jurídico y de legitimación hasta en las instituciones del antiguo régimen, o al menos en algunas de ellos; alguna relación con el pasado. La revolución bolchevique adoptó el lema del poder soviético, cuando los Soviets ya habían sido reconocidos por el Gobierno Provisional burgués como una institución legítima que debía ser integrada en el sistema jurídico ruso. Lo que es más, al principio Lenin convocó la asamblea constituyente, aunque inmediatamente procediera a su disolución debido a la mayoría contrarrevolucionaria de dicha asamblea. Mao Tse-tung también trató de asegurar algún tipo de base jurídicamente justificable para la toma del poder por el PC chino. Y tal ha sido siempre el caso. (Lo que además demuestra que las revoluciones son menos revolucionarias de lo que piensan algunos revolucionarios fantasiosos).
En cuanto a la legalidad internacional, un conservadurismo todavía más pronunciado está funcionando claramente en las transacciones de todas las revoluciones proletarias. Recordemos, por ejemplo, el lema pacifista de los revolucionarios proletarios durante la PGM: una paz sin compensaciones ni anexiones. Aunque el significado de esta frase pueda interpretarse en direcciones divergentes, su sentido más simple es una vuelta al status quo ante. De hecho, cuando el proyecto del tratado de Brest-Litovsk se discutió en Rusia, lo que casi todos dieron por sentado fue que una paz sin anexiones implicaba la vuelta a las fronteras de 1914; por eso las nuevas fronteras impuestas por el imperialismo alemán significaron una paz con anexiones, que Rusia sólo podía aceptar temporalmente, en espera de una circunstancia favorable.
Lo que es más, las ideas de Lenin sobre la coexistencia pacífica entre la Rusia Soviética y el resto del mundo, entonces bajo el gobierno capitalista, significaba que la revolución proletaria triunfante en un país debe cumplir con la legalidad internacional, aunque tal legalidad haya sido inventada por los bandidos imperialistas. Lo que un poder revolucionario debe hacer es abogar por una revisión progresiva de dicho sistema jurídico, utilizando lo que en él hay de bueno y valioso para convencer a la opinión pública de la necesidad de una serie de cambios. Tal práctica fue la que dio lugar tras la SGM a uno de los dos cambios políticos más importantes del último milenio --el otro es la abolición de la esclavitud--, a saber, la independencia de los pueblos sometidos al yugo colonial, que al fin podían escapar de su situación de semi-esclavitud (¡el trabajo forzado fue impuesto extensivamente en África por los colonialistas europeos hasta los años cincuenta!).
A propósito, algunas personas de esta lista han afirmado recientemente que los supuestos avances irreversibles de la revolución rusa han sido revertidos. No es así. El estado del bienestar en los países industrializados capitalistas surgió como respuesta de la clase dirigente a la revolución rusa y todavía más al prestigio del PC después de 1945. Lo que es más importante, la emancipación del Tercer Mundo se hizo posible sólo por la existencia misma del bloque comunista. Y, además, el abandono oficial de la discriminación racial en los EEUU fue también un resultado de tales tendencias en el escenario político y en la opinión pública mundial.
Hay una razón poderosa para que los revolucionarios anticapitalistas se adhieran críticamente a la legalidad internacional, a saber, que la revolución no puede triunfar de manera inmediata en todos los países (lo que es una subestimación); así, o la ley internacional es cumplida o los estados revolucionarios serán aplastados sin piedad en un estado de naturaleza hobbesiana, la guerra de todos contra todos. Y desde luego hay una razón más sencilla: una revolución proletaria no tendría sentido si renunciara a las aspiraciones más queridas del corazón humano, el impulso a la fraternidad y a la felicidad o bienestar, lo que implica la paz. A falta de un nuevo orden jurídico --que podrá establecerse sólo mediante una evolución gradual--, la legalidad internacional existente es, a pesar de sus muchos defectos, un instrumento para que las masas pobres y sufrientes del mundo puedan al menos disfrutar de un mínimo de paz.
Si se abandona el principio del respeto a la legalidad internacional, se perderá cualquier apoyo existente para oponerse a las agresiones y atrocidades imperialistas. (Una de éstas es precisamente la intervención actual en Yugoslavia con los bombardeos realizados por la OTAN contra un pueblo que defiende su independencia y unidad nacional contra la secesión religiosa promovida y animada por las potencias imperialistas y apoyada por los reaccionarios y cruelmente opresivos estados islámicos).
A propósito, no estoy afirmando que todas las transgresiones de la legalidad internacional deban ser condenadas. Todavía menos que todas sean condenadas totalmente y sin paliativos. De hecho la legalidad internacional es borrosa, y muchas situaciones se hallan sólo en pequeño grado en conflicto con ella, mientras puedan ser justificadas desde un punto de vista moral más elevado. Consideremos por ejemplo el rechazo de Rusia al tratado de Brest-Litovsk sobre la rendición de Alemania el 11 de noviembre de 1917. Las cuestiones jurídicas son siempre difíciles, pero incluso si fuera cierto que tal rechazo rompía la legalidad internacional, seguía siendo moralmente justificable. En tales situaciones, puede invocarse un conjunto de principios más elevados de la 'ley natural' que minen la legitimidad jurídica de los tratados existentes. Ello no quiere decir que podamos adoptar la cínica pretensión de Bismarck de que cualquier tratado contendría una cláusula implícita de rebus stantibus (p. ej. 'mientras las cosas permanezcan como están en este momento' ...) . Ello arruinaría cualquier coexistencia civilizada. Pero precisamente en circunstancias en las que se cometiera una injusticia evidente y vergonzosa (como había sido el caso de Brest-Litovsk), el partido agraviado tenía derecho a reparar la situación tan pronto como fuera capaz de hacerlo. (Hay otros muchos ejemplos pero no quiero extenderme.)
Espero que toda la gente interesada en el marxismo, sean marxistas o no (yo no me considero marxista), estén de acuerdo en que todas las formas de nacionalismo deben ser reemplazadas a la larga, puesto que nos dirigimos hacia una República Planetaria en la que cada adulto humano sea libre de viajar y establecerse en cualquier parte, no estando atado ni confinado por ningún límite. Pero ¿cuál es el camino para lograr tal objetivo? No --desde luego-- mediante la imposición militar de la autodeclarada policía mundial (la ONU y la OTAN), que son los instrumentos de intimidación, opresión y dominación de la mayoría de la población del planeta por las grandes potencias capitalistas imperialistas, sino animando y apoyando la resistencia a la agresión e intervención de la OTAN.
YUGOSLAVIA DE NUEVO. REFLEXIONES SOBRE LOS COMENTARIOS DE BRYAN ALEXANDER. * 2 EL PUNTO DE VISTA DE LA LUCHA DE CLASES
Bryan Alexander afirma que mi análisis de la crisis yugoslava omite la dimensión de la lucha de clases. Puede que tenga razón. Pero debemos considerar cuidadosamente lo que tiene que decir sobre esta conexión.
Bryan parece defender que Milosevich representa a la vieja elite estatal capitalista que entretanto había abrazado la causa de la restauración capitalista pura y dura (Milosevich tendría su base de poder entre los 'restos de la clase superior y la burguesía creciente'), lo que explicaría que aplastase las protestas obreras, mientras que los secesionistas anti-Milosevich, al menos en Bosnia, se hallan, al menos en parte, incitados por un deseo de mantener algunas conquistas de la clase obrera que habían sido implementadas en la antigua Yugoslavia socialista. (Él no lo expresa así, pero adivino que esto es lo que quiere decir en varias frases muy explícitas, como 'Pero el estado de Bosnia-Herzegovina es mixto, y no está claramente en guerra contra la clase obrera ' o 'Bosnia desea más o menos algún tipo de capitalismo estatal' --siendo el 'capitalismo estatal' la caracterización de Bryan del sistema social bajo lo que él denomina los 'amos estalinistas').
En varias afirmaciones Bryan insiste en que es necesario un análisis desde el punto de vista de la lucha de clases, análisis --supongo-- que revele la naturaleza de clase de cada contendiente en la guerra actual, y mediante el cual podríamos alcanzar la conclusión que él nos ofrece, a saber, que 'encontramos en Milosevic una pesadilla gótica sangrienta de proporciones marxistas', lo que --dentro del contexto-- parece implicar que desde un punto de vista marxista de lucha de clases Milosevic aparece como el culpable principal, el villano de la historia.
Como Jim habrá adivinado estoy de acuerdo con Bryan en condenar tanto las injusticias sociales del régimen de Tito --como los privilegios disfrutados por la elite de la Liga Comunista-- como de la burguesía naciente. Deploro la restauración capitalista y el establecimiento de una economía de 'libre mercado'.
Pero lo que escapa a mi entendimiento es la forma en que podemos imaginar como una lucha de clases lo que opone a los secesionistas frente a los defensores de la unidad yugoslava. Es cierto que el gobierno serbio (o lo que queda de la Yugoslavia Federal) no puede considerarse como representante de los intereses del proletariado. Sus dirigentes son capitalistas o pro-capitalistas. Pero ¿qué ocurre con el otro contendiente, los confederados croato-bosnios? Éstos son más obviamente pro-capitalistas todavía.
Hay algunas personas tanto en Serbia (y Montenegro) como en Bosnia (y en otras partes) que 'desean algún tipo de capitalismo estatal', p. ej. para recuperar algunos de los avances sociales de la Yugoslavia de Tito. Lo mismo ocurre en todas partes de la Europa del Este. La caída del comunismo ha dado paso al capitalismo salvaje, cuando el capitalismo salvaje ya no existe en Europa Occidental. Les habían prometido un estado del bienestar con más derechos políticos. En lo concerniente a la libertad política, tienen algo más de la que solían tener, al precio de haber perdido casi por completo los niveles anteriores de bienestar estatal y la igualdad social relativa . (Relativa, sí, pero la mayor parte de cosas que hay en este mundo son relativas.)
Que alguna gente aquí y allá deseen la vuelta a algunas de las cosas buenas (o menos malas) del pasado no demuestra que uno de los contendientes defienda tales cosas --por no hablar de cosas mejores-- mientras que sólo el otro es un capitalista o pro-capitalista repugnante. Ambos están a la par.
O quizás no exactamente a la par, después de todo. El partido dirigente serbio es uno de los partidos ex-comunistas que gobiernan en Europa del este, y los amos Occidentales están decididos a eliminarlos a todos. Es cierto que su política actual es pro-capitalista, y las perspectivas de que vuelvan a implementar cualquier forma de socialismo son casi infundadas. Pero ¿quién sabe? Mientras no hayan sido completamente destruidos, dichos partidos siguen siendo un símbolo de lo que una vez fue el temible comunismo, una bandera para que la gente se reúna a su alrededor y proclamen --cuanto más frustrados estén por el paro-- su adhesión a las ideas del antiguo régimen. La posibilidad de un mando alternativo que agite esa bandera es, aunque pequeña, algo más que una pesadilla absurda que pueda ser desechada de un plumazo. (Se dice que la propia esposa de Milosevich rechaza el nacionalismo de éste y predica una perspectiva anti-capitalista no nacionalista.)
SI hay una diferencia relacionada con la lucha de clases entre los defensores de la unidad yugoslava, por un lado, y los secesionistas, por el otro, pienso que quienes de manera más obvia e indudable están contra los intereses del proletariado mundial en su conjunto son los secesionistas. Ningún conflicto tiene lugar en el vacío. Los alineamientos internacionales proporcionan el contexto en este caso. Los secesionistas croato-islámicos constituyen una marioneta en manos de la burguesía internacional, mientras que --al verse obligados a oponerse a la intervención y agresión de la OTAN-. los serbios se ven forzados a oponerse a la gran coalición capitalista, convirtiéndose así en aliados involuntarios de los que, por motivos bastante diferentes, también se oponen al desorden capitalista establecido: las luchas revolucionarias en América Latina, los movimientos anti-BM/FMI en África, las fuerzas anti-Yeltsin en Rusia, el nacionalismo árabe no islamista, las organizaciones en favor del Tercer Mundo en los países de la OTAN, etc.
Éste me parece el contexto genuino relacionado con la lucha de clases dentro del cual debe analizarse la guerra civil yugoslava. Actualmente la lucha de clases es mundial.
Un último comentario. No toda lucha emprendida por trabajadores favorece a los intereses de la clase obrera. Se sabe que la CIA ha derribado gobiernos progresistas provocando el malestar entre la gente trabajadora (Guyana, Chile, Nicaragua, quizás Zambia y otros estados africanos; hasta cierto punto, la India también; y de modo similar huelgas apoyadas por la CIA pueden haber tenido lugar contra gobiernos anti-occidentales en muchos otros países, como la Revolución de Abril en Portugal, Nepal, Perú en el momento de las tibias reformas del General Velasco Alvarado, etc.). Así pues, del mero hecho de que el malestar de los trabajadores haya sido tratado de un modo más o menos represivo por un gobierno no podemos saltar a la conclusión de que la lucha entre ese gobierno y sus enemigos es la que opone a la burguesía frente al proletariado, o algo semejante. En algunos casos el peor enemigo de los intereses del proletariado no es el grupo que fomenta el malestar de los trabajadores.
YUGOSLAVIA DE NUEVO. REFLEXIONES SOBRE LOS COMENTARIOS DE BRYAN ALEXANDER. * 3 ¿JUSTIFICAN LOS ABUSOS DE MILOSEVICH LA SECESIÓN?
Bryan Alexander afirma que la secesión croato-bosnia fue incitada por una serie de acciones represivas emprendidas por el gobierno de Milosevich en Yugoslavia, especialmente las dirigidas contra la minoría albanesa, más la intimidación contra Montenegro, etc., así como por el hecho de que Milosevich fue capaz de bloquear cualquier reforma constitucional profunda mediante su control de la mitad de la presidencia colectiva --ejerciéndose así un veto eficaz por parte de su grupo. Los secesionistas croato-bosnios se consideraban bajo algún tipo de amenaza y, encontrando que el régimen de Milosevich era imbatible, optaron por separarse.
Si tal argumento pudiera justificar la secesión, casi todos los países del mundo estarían rotos y desmembrados. Es más, casi todos los gobiernos del mundo han llevado a cabo acciones represivas contra huelgas o manifestaciones obreras, o han encarcelado a algunos disidentes políticos cuya oposición han considerado subversiva, aun si tales disidentes no recurrían a la lucha armada (aunque quizás algunas de sus palabras pudieran interpretarse como una apología implícita de algún tipo de resistencia armada o desarmada al orden político establecido).
Muchos otros regímenes han ejercido otras formas de discriminación represiva contra los disidentes políticos (Alemania, por ejemplo, los excluye de ocupar puestos en la administración pública, incluyendo el de barrendero). Entre tales gobiernos podemos encontrar a los de España, EEUU, Reino Unido, México, Brasil, Egipto, por no hablar de casos más ostensibles como Marruecos, Zaire, Tailandia, Corea del Sur, Túnez, Arabia Saudí, etc. Las acciones represivas de Milosevich (antes de la secesión) son un juego de niños en comparación con las de Turquía, Siria, Irán, Kuwait, Yemen, Pakistán, Indonesia etc.
En el momento de la secesión existía un sistema democrático multipartidista en varias regiones de Yugoslavia; podía ejercerse una cierta presión para llegar a cambiar el sistema político; cualquier iniciativa por parte del grupo de Milosevich dirigida a abolir la constitución podía ser frustrada satisfactoriamente, precisamente por los mismos medios que el propio Milosevich utilizaba para impedir u obstruir el cambio constitucional, a saber, paralizando la presidencia colectiva (una suerte de 'filibusterismo presidencial', por así decir). El cambio político que recientemente había tenido lugar en Yugoslavia hubiera podido ampliarse recurriendo a la presión política pacífica.
Ahora bien, incluso en los casos de las tiranías reaccionarias extremas, como la de Francisco Franco en España (1936-1975), no debe recurrirse a la secesión como medio para combatir al gobierno reaccionario central, a no ser que existan buenas razones justificativas independientes en favor de la secesión regional. En el caso de Yugoslavia podrían hallarse algunas de esas razones, en circunstancias diferentes, para regiones no yugoslavas como Bulgaria Occidental (Macedonia) o Albania del Norte (Kosovo). Ninguna región podría encontrarse en los casos de Croacia y Bosnia, dos regiones habitadas por gente de la misma nación serbo-croata (yugoslava) que los serbios --por no hablar del hecho de que incluso culturalmente un gran número de habitantes de aquellas regiones pertenece (o pertenecía) a la tradición cristiana ortodoxa, i.e., a la llamada comunidad serbia.
Es más, aunque en algunos casos excepcionales la secesión pueda justificarse parcialmente debido a que el gobierno central lleve a cabo una política represiva (a condición de que las regiones secesionistas tengan particularidades nacionales propias --una identidad nacional bastante diferente y una lengua para empezar-- que les dé derecho a reclamar de forma razonable la ruptura de la estructura del Estado), tal situación es sólo una condición necesaria pero no suficiente para que la secesión esté justificada Otras condiciones son: (1) que no exista realmente ninguna alternativa disponible, ningún modo de reparar los males que empujan a la secesión; (2) que haya perspectivas razonables de que la secesión conduzca al establecimiento de una estructura política más progresista; (3) que los males que razonablemente se puede esperar que surjan debido a la secesión sean menores que los implicados en el estado actual de los asuntos; (4) que el proceso de secesión pueda ser razonablemente acordado por la mayoría aplastante de los habitantes de la región secesionista.
NINGUNA de tales condiciones existía en Croacia ni en Bosnia en el momento de la secesión.
El proceso de secesión fue precipitado, y no pudo conducirse de una manera que ofreciera a todos el derecho a defender su caso. Los serbios boicotearon el plebiscito de secesión en Bosnia. Ninguna reforma constitucional tan profunda puede considerarse legítima si es impuesta por una mayoría simple en una consulta que ha sido rechazada de antemano por casi la mitad la población. (Nada que ver con el referéndum de Quebec, ni en el contenido ni en la forma.)
En cuanto al grado de progresismo, Croacia, con su rehabilitación parcial del Poglavnic y sus cohortes sangrientas, me parece un régimen particularmente repugnante, en ningún caso mejor --desde un punto de vista social-- que el sistema político de Yugoslavia.
Pero incluso en los casos en que la región secesionista fuera a seguir una política social de carácter progresista, ello no justificaría por sí solo la secesión. Consideremos el caso de Bengala Occidental, que durante muchos años ha tenido un gobierno regional encabezado por el Partido Comunista de la India (marxista), una organización indudablemente más progresista que los sucesivos partidos gobernantes en la República de la India. Bengala tiene un carácter nacional propio, con una lengua que, perteneciendo a la familia común indoeuropea, es completamente distinta del hindi. Sin embargo, el PCI (m) nunca ha reclamado la secesión para Bengala Occidental. Y no es que el gobierno indio no haya dado ocasiones bastantes para que un posible movimiento secesionista pudiera alegar que sus reclamaciones legítimas estaban siendo negadas por la fuerza, la coacción y la represión. Pero los comunistas indios están interesados en el bien común de todo la gente trabajadora de la India, ya sean hindis, tamiles o bengalíes, y no sueñan en convertirse en los caciques de un feudo independiente.
Además, ¿qué significa en la práctica la independencia para Croacia y Bosnia, aunque los cristianos ortodoxos de esas regiones no se hubieran alzado contra la secesión? Lo que significa es que Croacia y Bosnia van a convertirse en partes de la Unión Europea (tarde o temprano, tal vez más pronto que tarde), que se está rodeando de un nuevo telón de acero. No invento ni exagero nada. El enclave español de Ceuta en Marruecos del Norte está siendo cercado con alambradas (no sé si la barrera va a ser electrificada) para detener la supuesta inmigración ilegal de los refugiados económicos y políticos de África. ¡Imaginemos a la gente de la nación serbocroata (incluso pertenecientes a la misma tradición religiosa en varios casos), después de vivir durante varias generaciones en un estado común compartido con sus compañeros nacionales, siendo aislados y separados de ellos por un nuevo telón de acero! ¡Imaginemos las familias rotas y separadas para siempre, porque en el momento de la secesión un miembro vivía en Belgrado y practicaba la religión cristiana mientras otro miembro vivía en Sarajevo y creía en el Islam!