El antifascismo es una trampa
artículo de la web Nuevo Curso - Izquierda comunista española - enero 2019
en el Foro en 2 mensajes
De todas las formas de lucha contra el fascismo, hay una que conduce siempre y necesariamente a la derrota de los trabajadores: el antifascismo. ¿Por qué?
Qué es el fascismo
En el artículo anterior vimos que el fascismo es la transformación del «revolucionarismo» de la pequeña burguesía en las nuevas condiciones que para el capitalismo se abren con la primera guerra mundial. Es, como todos los movimientos políticos de la pequeña burguesía «revolucionaria», nacionalista y popular, pero a diferencia del siglo XIX:
1 La ausencia de mercados en los que colocar la producción y encontrar colocaciones al capital se ha vuelto crónica y universal. Todos los capitales nacionales son imperialistas en sus intereses con independencia de su poderío relativo frente a otros.
2 Por eso el capitalismo liberal está desapareciendo y en su lugar la burguesía se está fusionando y concentrando con el capital nacional alrededor del estado. El fascismo será una de las vías de construcción del capitalismo de estado que es hoy la forma universal de organización del capital nacional.
3 Una consecuencia importante de esa concentración monopolística es la integración de los sindicatos en el aparato del estado que irá pareja a la imposición de condiciones laborales homogéneas para todos los trabajadores de cada país (códigos de trabajo, salario mínimo, etc.). El fascismo hará de la aceleración de este proceso una de sus banderas y argumento de la posibilidad de «justicia social», es decir, conciliación de clases.
4 Pero la conciliación de clases en un capitalismo en el que la tendencia a la crisis se ha vuelto perenne, es ya imposible. En ese marco, el capitalismo, a diferencia del capitalismo ascendente, no puede permitirse ya convivir con una expresión política masiva e independiente de los trabajadores. Al revés, necesita integrar todo en el estado. El fascismo expresará de forma abierta y autoritaria esa tendencia totalitaria («Todo en el Estado; nada contra el Estado: nada fuera del Estado» en frase de Mussolini) que será adoptada en realidad por todos los partidos burgueses, empezando por la socialdemocracia y el stalinismo, que lo venderán bajo el manto de un lenguaje democrático y reformista.
El fascismo es la forma del «revolucionarismo» de la pequeña burguesía bajo las condiciones de un capitalismo decadente en las que el capital nacional se funde y atrinchera en el estado y solo puede ser totalitario e imperialista
Las condiciones para el ascenso del fascismo
En ese marco histórico general hemos visto ascender el fascismo en dos contextos distintos:
1 En una situación de agudización de la lucha de clases en el que la perspectiva de la revolución está abierta, pero en la que el movimiento revolucionario de los trabajadores vacila o se estanca. La pequeña burguesía abandona entonces la cola del proletariado y levanta el fascismo como su propio «camino revolucionario». La burguesía y el gran capital ven en ello la posibilidad de convertir a la pequeña burguesía en fuerza de choque contra el movimiento de la clase, alimenta su desarrollo y acaba entregándole las llaves del estado. La «tarea» del fascismo será ante todo derrotar al proletariado contundentemente, arrasar sus organizaciones y preparar al conjunto de la sociedad para la guerra.
2 En capitalismos periféricos, con oligarquías fuertes ligadas al sector exportador y un movimiento de clase que no llegaba a expresarse políticamete de forma independiente, el fascismo sirvió al sector «modernizador» de la burguesía para impulsar la transformación hacia el capitalismo de estado, consolidar a los sindicatos y encuadrar masivamente al proletariado en torno a las necesidades del capital nacional durante los años de bonanza bélica -cuando las exportaciones a los contendientes se disparan y financian la transformación, mejorando salarios y condiciones laborales-, sometiendo la resistencia de las viejas clases rurales y afirmando por primera vez los intereses imperialistas del capital nacional.
La debilidad y la vacilación del movimiento de clase, la pérdida de su independencia, es la condición para que la pequeña burguesía se lance contra los trabajadores o se dedique a encuadrarlos en el estado
El papel del antifascismo
La utilidad y oportunidad del fascismo para la burguesía viene dada por la debilidad y la vacilación del movimiento independiente de clase. En época revolucionaria anima a lanzar a la pequeña burguesía y el estado a la ofensiva contrarrevolucionaria. En periodos de retroceso de lucha de clases, sirvió para encuadrar a los trabajadores en el estado. En ambos casos prepara las condiciones para el desarrollo bélico de las tensiones inter-imperialistas.
Toda autolimitación de la independencia de clase, toda ilusión de «justicia social», es decir de conciliación de clases, abre la posibilidad del recurso al fascismo por la burguesía o allana su camino. Esa fue la función del antifascismo de los años 30 y 40. Porque, ¿qué es el antifascismo? La idea de que es necesaria y posible una alianza con los «sectores democráticos» de la burguesía y el estado contra la «amenaza fascista». Es decir, que hay un terreno -la lucha contra el fascismo- en el que la conciliación de clases es posible. La alternativa capitalismo-revolución es sustituida así por la alternativa fascismo-antifascismo. Como diría Amadeo Bordiga, la peor consecuencia del fascismo fue el antifascismo.
El antifascismo vende como posible la conciliación de clases con la burguesía democrática antifascista, eliminando la salida revolucionaria y preparando las condiciones de posibilidad del fascismo
—Fin del mensaje nº 1
artículo de la web Nuevo Curso - Izquierda comunista española - enero 2019
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De todas las formas de lucha contra el fascismo, hay una que conduce siempre y necesariamente a la derrota de los trabajadores: el antifascismo. ¿Por qué?
Qué es el fascismo
En el artículo anterior vimos que el fascismo es la transformación del «revolucionarismo» de la pequeña burguesía en las nuevas condiciones que para el capitalismo se abren con la primera guerra mundial. Es, como todos los movimientos políticos de la pequeña burguesía «revolucionaria», nacionalista y popular, pero a diferencia del siglo XIX:
1 La ausencia de mercados en los que colocar la producción y encontrar colocaciones al capital se ha vuelto crónica y universal. Todos los capitales nacionales son imperialistas en sus intereses con independencia de su poderío relativo frente a otros.
2 Por eso el capitalismo liberal está desapareciendo y en su lugar la burguesía se está fusionando y concentrando con el capital nacional alrededor del estado. El fascismo será una de las vías de construcción del capitalismo de estado que es hoy la forma universal de organización del capital nacional.
3 Una consecuencia importante de esa concentración monopolística es la integración de los sindicatos en el aparato del estado que irá pareja a la imposición de condiciones laborales homogéneas para todos los trabajadores de cada país (códigos de trabajo, salario mínimo, etc.). El fascismo hará de la aceleración de este proceso una de sus banderas y argumento de la posibilidad de «justicia social», es decir, conciliación de clases.
4 Pero la conciliación de clases en un capitalismo en el que la tendencia a la crisis se ha vuelto perenne, es ya imposible. En ese marco, el capitalismo, a diferencia del capitalismo ascendente, no puede permitirse ya convivir con una expresión política masiva e independiente de los trabajadores. Al revés, necesita integrar todo en el estado. El fascismo expresará de forma abierta y autoritaria esa tendencia totalitaria («Todo en el Estado; nada contra el Estado: nada fuera del Estado» en frase de Mussolini) que será adoptada en realidad por todos los partidos burgueses, empezando por la socialdemocracia y el stalinismo, que lo venderán bajo el manto de un lenguaje democrático y reformista.
El fascismo es la forma del «revolucionarismo» de la pequeña burguesía bajo las condiciones de un capitalismo decadente en las que el capital nacional se funde y atrinchera en el estado y solo puede ser totalitario e imperialista
Las condiciones para el ascenso del fascismo
En ese marco histórico general hemos visto ascender el fascismo en dos contextos distintos:
1 En una situación de agudización de la lucha de clases en el que la perspectiva de la revolución está abierta, pero en la que el movimiento revolucionario de los trabajadores vacila o se estanca. La pequeña burguesía abandona entonces la cola del proletariado y levanta el fascismo como su propio «camino revolucionario». La burguesía y el gran capital ven en ello la posibilidad de convertir a la pequeña burguesía en fuerza de choque contra el movimiento de la clase, alimenta su desarrollo y acaba entregándole las llaves del estado. La «tarea» del fascismo será ante todo derrotar al proletariado contundentemente, arrasar sus organizaciones y preparar al conjunto de la sociedad para la guerra.
2 En capitalismos periféricos, con oligarquías fuertes ligadas al sector exportador y un movimiento de clase que no llegaba a expresarse políticamete de forma independiente, el fascismo sirvió al sector «modernizador» de la burguesía para impulsar la transformación hacia el capitalismo de estado, consolidar a los sindicatos y encuadrar masivamente al proletariado en torno a las necesidades del capital nacional durante los años de bonanza bélica -cuando las exportaciones a los contendientes se disparan y financian la transformación, mejorando salarios y condiciones laborales-, sometiendo la resistencia de las viejas clases rurales y afirmando por primera vez los intereses imperialistas del capital nacional.
La debilidad y la vacilación del movimiento de clase, la pérdida de su independencia, es la condición para que la pequeña burguesía se lance contra los trabajadores o se dedique a encuadrarlos en el estado
El papel del antifascismo
La utilidad y oportunidad del fascismo para la burguesía viene dada por la debilidad y la vacilación del movimiento independiente de clase. En época revolucionaria anima a lanzar a la pequeña burguesía y el estado a la ofensiva contrarrevolucionaria. En periodos de retroceso de lucha de clases, sirvió para encuadrar a los trabajadores en el estado. En ambos casos prepara las condiciones para el desarrollo bélico de las tensiones inter-imperialistas.
Toda autolimitación de la independencia de clase, toda ilusión de «justicia social», es decir de conciliación de clases, abre la posibilidad del recurso al fascismo por la burguesía o allana su camino. Esa fue la función del antifascismo de los años 30 y 40. Porque, ¿qué es el antifascismo? La idea de que es necesaria y posible una alianza con los «sectores democráticos» de la burguesía y el estado contra la «amenaza fascista». Es decir, que hay un terreno -la lucha contra el fascismo- en el que la conciliación de clases es posible. La alternativa capitalismo-revolución es sustituida así por la alternativa fascismo-antifascismo. Como diría Amadeo Bordiga, la peor consecuencia del fascismo fue el antifascismo.
El antifascismo vende como posible la conciliación de clases con la burguesía democrática antifascista, eliminando la salida revolucionaria y preparando las condiciones de posibilidad del fascismo
—Fin del mensaje nº 1
Última edición por RioLena el Vie Ene 11, 2019 8:49 pm, editado 1 vez