Puntos de inflexión 1: Tesis políticas sobre el “nuevo proletariado” y la reconcentración
revista Wildcat - primavera 2013 en español
traducción realizada por El Salariado
—3 mensajes—
La circulación de bienes aumenta desde hace décadas y, al menos durante estos 20 últimos años, este crecimiento ha deteriorado nuestras condiciones de trabajo y ha vuelto a la “clase obrera” cada vez más invisible. Ahora los guardias de seguridad se ponen en huelga y paralizan los aeropuertos; en los Estados Unidos los empleados de WalMart están en huelga y los estibadores de los puertos bloquean la costa oeste; y el propio accidente del paquebote “Costa Concordia 2” en 2012 revelaba la existencia de estos nuevos trabajadores manuales no cualificados que trabajan en las bodegas de este tipo de cruceros.
¿Qué sucede? ¿Asistimos a la renovación de la clase obrera? ¿Están empezando a luchar los proletarios en todas partes? ¿Se trata de un giro histórico?
Un nuevo proletariado
En Alemania, en el curso de los pasados 15 años, cada vez más gente ha sido expulsada del sistema de relaciones sociales basado en los convenios colectivos y los sistemas de seguridad social (fondos de pensiones, seguro por enfermedad, educación pública) y de regulación del trabajo, sistemas que incluyen la representación de los trabajadores por parte de los sindicatos.
Las leyes Hartz han acelerado este proceso. Más de un millón de personas se han visto sometidas al régimen Hartz IV desde el 2005, entre ellos 320.000 asalariados a jornada completa. Por un momento, la aprobación de las leyes Hartz colocó en primer plano del debate social y los enfrentamientos sociales cuestiones tales como el paro, la pobreza y la exclusión. Por ejemplo, los “lunes de manifestación” en Alemania del Este han terminado provocando un conflicto y han hecho emerger importantes cuestiones como “¿en qué tipo de condiciones queremos trabajar en esta sociedad?” En el trascurso de este corto periodo, la izquierda radical ha permanecido pasiva demasiado tiempo y los sindicatos de la DGB (Confederación sindical alemana que ha colaborado en la aprobación de las leyes Hartz) han tratado de impedir otras protestas, por lo que esta oportunidad histórica se ha evaporado. Desde que se intensificó la crisis mundial, el único que ha mencionado a estos nuevos proletarios ha sido Thilo Sarrazin: “inmigrantes, individuos estúpidos e interesados”.
Nuevos trabajadores manuales no cualificados
En realidad, la mayor parte de estos “nuevos pobres” trabajan. En el Foro económico mundial de Davos de enero de 2005, Gerhard Schroeder situó las leyes Hartz en su contexto: “Hemos creado el mejor sector de bajos salarios de toda Europa”. Este sector se ha extendido masivamente, englobando tanto a trabajadores precarios (las empresas de trabajo temporal tienen contratadas a un millón de personas), los nuevos jornaleros, los “autónomos”, los pequeños empresarios, trabajadores que oficialmente no son asalariados, por ejemplo quienes siguen los programas de empleo obligatorio (empleos a un euro, voluntariado, etc.); hasta el trabajo de los presos. Este sector de “bajos salarios” incluye importantes contingentes de obreros no cualificados de la industria, que tienen turnos de trabajo flexibles y largos y entre los cuales los trabajadores inmigrantes están sobrerrepresentados. Al margen del aumento de las exportaciones, estamos viendo un “boom” de este tipo de empleos (“simples”, manuales, repetitivos y mal pagados) en Alemania. Aportan un ventaja decisiva a la industria exportadora alemana: la brecha salarial entre los trabajadores fijos cualificados y los eventuales es la más elevada de toda la UE.
En todos los sectores y a escala mundial
Estos nuevos trabajadores no cualificados intervienen en diferentes puntos de la cadena de suministro mundial, así como en los nodos centrales de esta cadena. Los nuevos trabajadores manuales no cualificados no se concentran en un solo sector, sino que están presentes en todos ellos: empleos no cualificados en el sector manufacturero, oficinistas, mensajería, tareas manuales de logística, etc. Estadísticamente, la mayor parte de estos empleos están clasificados como “servicios”. En un plano cualitativo, los sectores que más recurren a este tipo de trabajos continúan siendo las actividades clásicas como los servicios de ayuda y cuidados, el comercio al por menor y la restauración, pero en el curso de los últimos años se ha registrado un rápido aumento en los “servicios ligados a la producción”, como el trabajo temporal en la producción o en la “logística”, que constituye el nexo de unión entre la producción y el transporte (las empresas de logística se encargan de los procesos de pre-ensamblado, etc.). En la neolengua de los economistas, “suministrador de servicios” significa sencillamente “proveedor” o también “trabajador manual”.
La masificación y la industrialización del sector del transporte
En el transcurso de las pasadas décadas, las grandes fábricas de producción (viejas fortalezas del poder de los trabajadores manuales no cualificados) han sido segmentadas y fraccionadas. Esto sólo ha sido posible gracias a la multiplicación de las actividades de transporte. Durante los años 1980, se sucedieron varias oleadas de huelgas dirigidas por estos “grupos de profesionales” del sector del transporte, sobre todo los controladores (aéreos y de las pistas), pilotos de avión (a veces de barco), camioneros, ferroviarios, maquinistas de los puertos, etc. Así demostraron que eran capaces de parar la cadena de transporte, pero no superaron su marco profesional, pues en realidad tampoco les hacía falta. Esto ocurrió por ejemplo con los camioneros (que además suelen ser pequeños empresarios), ferroviarios, pilotos de avión, etc. Inicialmente su posición se vio reforzada con la producción just-in-time y los “almacenes rodantes” o “móviles”. Una breve detención del trabajo tiene aquí una enorme repercusión y muy a menudo la simple amenaza de huelga basta para lograr un aumento salarial.
La ofensiva desplegada en el plano tecnológico desde los años 80 ha minado la posición y el poder de estos trabajadores cualificados del transporte. Por otra parte, se ha extendido el trabajo manual simple, aunque durante una primera fase la extensión de este tipo de trabajos iba acompañada de una cierta dispersión espacial. La proliferación de la tecnología de la comunicación (internet, móviles, GPS, etc.) ha permitido controlar mejor a esta mano de obra dispersa. Al mismo tiempo, profesiones que antes eran muy exclusivas, como azafata de vuelo o conductor de tren, se han transformado en empleos semi-cualificados. Las condiciones de trabajo en los transportes y la logística han establecido la norma en lo que respecta a las condiciones generales en las que vive este “nuevo proletariado”. ¿Pero acaso las luchas en estos sectores suponen un giro, tras de años de luchas defensivas? En cualquier caso, las huelgas de la GDL (Gewerkschaft der Lokführer, Sindicato de Maquinistas) en 2007/2008 fueron las primeras de huelgas de “conductores de tren proletarios” en Alemania desde hace un siglo.
revista Wildcat - primavera 2013 en español
traducción realizada por El Salariado
—3 mensajes—
La circulación de bienes aumenta desde hace décadas y, al menos durante estos 20 últimos años, este crecimiento ha deteriorado nuestras condiciones de trabajo y ha vuelto a la “clase obrera” cada vez más invisible. Ahora los guardias de seguridad se ponen en huelga y paralizan los aeropuertos; en los Estados Unidos los empleados de WalMart están en huelga y los estibadores de los puertos bloquean la costa oeste; y el propio accidente del paquebote “Costa Concordia 2” en 2012 revelaba la existencia de estos nuevos trabajadores manuales no cualificados que trabajan en las bodegas de este tipo de cruceros.
¿Qué sucede? ¿Asistimos a la renovación de la clase obrera? ¿Están empezando a luchar los proletarios en todas partes? ¿Se trata de un giro histórico?
Un nuevo proletariado
En Alemania, en el curso de los pasados 15 años, cada vez más gente ha sido expulsada del sistema de relaciones sociales basado en los convenios colectivos y los sistemas de seguridad social (fondos de pensiones, seguro por enfermedad, educación pública) y de regulación del trabajo, sistemas que incluyen la representación de los trabajadores por parte de los sindicatos.
Las leyes Hartz han acelerado este proceso. Más de un millón de personas se han visto sometidas al régimen Hartz IV desde el 2005, entre ellos 320.000 asalariados a jornada completa. Por un momento, la aprobación de las leyes Hartz colocó en primer plano del debate social y los enfrentamientos sociales cuestiones tales como el paro, la pobreza y la exclusión. Por ejemplo, los “lunes de manifestación” en Alemania del Este han terminado provocando un conflicto y han hecho emerger importantes cuestiones como “¿en qué tipo de condiciones queremos trabajar en esta sociedad?” En el trascurso de este corto periodo, la izquierda radical ha permanecido pasiva demasiado tiempo y los sindicatos de la DGB (Confederación sindical alemana que ha colaborado en la aprobación de las leyes Hartz) han tratado de impedir otras protestas, por lo que esta oportunidad histórica se ha evaporado. Desde que se intensificó la crisis mundial, el único que ha mencionado a estos nuevos proletarios ha sido Thilo Sarrazin: “inmigrantes, individuos estúpidos e interesados”.
Nuevos trabajadores manuales no cualificados
En realidad, la mayor parte de estos “nuevos pobres” trabajan. En el Foro económico mundial de Davos de enero de 2005, Gerhard Schroeder situó las leyes Hartz en su contexto: “Hemos creado el mejor sector de bajos salarios de toda Europa”. Este sector se ha extendido masivamente, englobando tanto a trabajadores precarios (las empresas de trabajo temporal tienen contratadas a un millón de personas), los nuevos jornaleros, los “autónomos”, los pequeños empresarios, trabajadores que oficialmente no son asalariados, por ejemplo quienes siguen los programas de empleo obligatorio (empleos a un euro, voluntariado, etc.); hasta el trabajo de los presos. Este sector de “bajos salarios” incluye importantes contingentes de obreros no cualificados de la industria, que tienen turnos de trabajo flexibles y largos y entre los cuales los trabajadores inmigrantes están sobrerrepresentados. Al margen del aumento de las exportaciones, estamos viendo un “boom” de este tipo de empleos (“simples”, manuales, repetitivos y mal pagados) en Alemania. Aportan un ventaja decisiva a la industria exportadora alemana: la brecha salarial entre los trabajadores fijos cualificados y los eventuales es la más elevada de toda la UE.
En todos los sectores y a escala mundial
Estos nuevos trabajadores no cualificados intervienen en diferentes puntos de la cadena de suministro mundial, así como en los nodos centrales de esta cadena. Los nuevos trabajadores manuales no cualificados no se concentran en un solo sector, sino que están presentes en todos ellos: empleos no cualificados en el sector manufacturero, oficinistas, mensajería, tareas manuales de logística, etc. Estadísticamente, la mayor parte de estos empleos están clasificados como “servicios”. En un plano cualitativo, los sectores que más recurren a este tipo de trabajos continúan siendo las actividades clásicas como los servicios de ayuda y cuidados, el comercio al por menor y la restauración, pero en el curso de los últimos años se ha registrado un rápido aumento en los “servicios ligados a la producción”, como el trabajo temporal en la producción o en la “logística”, que constituye el nexo de unión entre la producción y el transporte (las empresas de logística se encargan de los procesos de pre-ensamblado, etc.). En la neolengua de los economistas, “suministrador de servicios” significa sencillamente “proveedor” o también “trabajador manual”.
La masificación y la industrialización del sector del transporte
En el transcurso de las pasadas décadas, las grandes fábricas de producción (viejas fortalezas del poder de los trabajadores manuales no cualificados) han sido segmentadas y fraccionadas. Esto sólo ha sido posible gracias a la multiplicación de las actividades de transporte. Durante los años 1980, se sucedieron varias oleadas de huelgas dirigidas por estos “grupos de profesionales” del sector del transporte, sobre todo los controladores (aéreos y de las pistas), pilotos de avión (a veces de barco), camioneros, ferroviarios, maquinistas de los puertos, etc. Así demostraron que eran capaces de parar la cadena de transporte, pero no superaron su marco profesional, pues en realidad tampoco les hacía falta. Esto ocurrió por ejemplo con los camioneros (que además suelen ser pequeños empresarios), ferroviarios, pilotos de avión, etc. Inicialmente su posición se vio reforzada con la producción just-in-time y los “almacenes rodantes” o “móviles”. Una breve detención del trabajo tiene aquí una enorme repercusión y muy a menudo la simple amenaza de huelga basta para lograr un aumento salarial.
La ofensiva desplegada en el plano tecnológico desde los años 80 ha minado la posición y el poder de estos trabajadores cualificados del transporte. Por otra parte, se ha extendido el trabajo manual simple, aunque durante una primera fase la extensión de este tipo de trabajos iba acompañada de una cierta dispersión espacial. La proliferación de la tecnología de la comunicación (internet, móviles, GPS, etc.) ha permitido controlar mejor a esta mano de obra dispersa. Al mismo tiempo, profesiones que antes eran muy exclusivas, como azafata de vuelo o conductor de tren, se han transformado en empleos semi-cualificados. Las condiciones de trabajo en los transportes y la logística han establecido la norma en lo que respecta a las condiciones generales en las que vive este “nuevo proletariado”. ¿Pero acaso las luchas en estos sectores suponen un giro, tras de años de luchas defensivas? En cualquier caso, las huelgas de la GDL (Gewerkschaft der Lokführer, Sindicato de Maquinistas) en 2007/2008 fueron las primeras de huelgas de “conductores de tren proletarios” en Alemania desde hace un siglo.
Última edición por lolagallego el Sáb Ene 02, 2021 8:54 pm, editado 1 vez