Vaya por delante que la formación social cubana no ha alcanzado el comunismo, ni tan siquiera en su primera fase de desarrollo, fase conocida como socialismo. En Cuba siguen existiendo clases sociales, incluso hay empresas con capital extranjero que extraen, y repatrían a sus metrópolis, plusvalía extraída de los trabajadores asalariados cubanos;
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Recordar que Cuba fue un estado colaborador del revisionismo de tipo soviético hasta la disolución de la URSS como potencia social-imperialista.
Las experiencias personales tienen una validez determinada y por su propia naturaleza son siempre subjetivas. Todos conocemos personas que por su experiencia hablan bien de Cuba, otras personas que no hablan tan bien o incluso otras que francamente echan pestes de Cuba. De las personas que conozco personalmente, que han visitado Cuba, la totalidad cuentan que se trata del típico país de revisionismo soviético. No obstante lo anterior, el usuario cubanisimo no ha relatado ninguna experiencia personal verificable, por lo tanto, lo que cuenta el usuario cubanisimo ni tan siquiera alcanza la categoría de anécdota para juzgar la realidad cubana.
Aprovecho la oportunidad para manifestarle lo que es, en mi opinión, un error conceptual por su parte;
No es necesario que un licenciado en medicina padezca una enfermedad para que pueda hablar, sobre dicha enfermedad, con mayor rigor y propiedad que un enfermo que padezca, o haya padecido dicha enfermedad. Lo más importante es que conozca teóricamente las causas y el tratamiento de dicha enfermedad.No, usted se cree que puede, pero para hablar de algo con conocimiento de causa hay que experimentarlo. Usted puede (y lo hace magistralmente) hablar del capitalismo español.
Por otro lado su afirmación;
No se corresponde exactamente con la realidad. Si me lo permite me extenderé en la aclaración sobre esta tesis, ya que es la llave que ha abierto la puerta al subjetivismo, y al empirismo, en el pensamiento teórico comunista. Por lo que los comunista no parten de la propia teoría comunista a la hora de analizar hechos, fenómenos o formaciones sociales, y frente a un mar de datos y experiencias personales se olvidan de las clases sociales y de la lucha de clases.¿No es el marxismo el que plantea que la práctica es el criterio de la verdad?
Esta práctica social, o experiencia personal, no impidió a Engels, ni a Marx, hacer concluyentes descubrimientos en el campo de la economía política, y mucho menos esa práctica social es el criterio que puede establecer la veracidad o falsedad de sus teorías y descubrimientos científicos. Lo correcto o lo erróneo de las ideas de un ser humano son independientes de su condición sexual, origen étnico, pertenencia a una clase social o cualquier otra cuestión de nacimiento u opinión.Anaclet Pons, 2009, en la reseña de LA BIOGRAFÍA DE FRIEDRICH ENGELS (UN COMUNISTA CON LEVITA) escribió:Federico Engels fue un campeón de la revolución proletaria que amaba la caza del zorro, el duelo y sentía debilidad por las faldas, una persona cuya idea de la felicidad era una botella de Château Margaux 1848 y que se benefició de la explotación de los trabajadores en una fábrica de Manchester.
Pero Engels no era un “socialista achampañado”. Fue un decidido animal político que escribió una crítica mordaz del capitalismo victoriano -La condición de la clase obrera en Inglaterra- a los 24 años de edad, que estuvo del lado de los cartistas en Manchester y, a continuación, escribió con Marx El Manifiesto Comunista, antes de que ambos se pusieran a perseguir las grandes revoluciones de 1848 por todo el continente tratando de ponerlo en práctica. Engels fue acusado de alta traición en su nativa Alemania – “ahora sí que has ido demasiado lejos”, se quejó su ultrajada madre – y luchó en las barricadas contra el poder de los militares prusianos en la revolución – “El silbido de las balas es realmente un asunto bastante trivial“, le escribió despreocupadamente a Jenny Marx. Más de dos décadas después, Engels todavía estaba tratando de ayudar a la Comuna de París a llevar a cabo su revolución. Incluso su gestión en la fábrica, de la que su padre era copropietario -trabajo del que odiaba cada momento – fue un sacrificio para mantener a Marx y a su familia mientras éste escribía Das Kapital.
Hunt ve a Engels como un hombre injustamente olvidado, y prefiere a este caballero urbano al irascible Marx. No está mal que Engels sea rescatado de la caricatura, pero a la postre quizá debiéramos aceptar su modesto juicio sobre las razones por las que sacrificó tanto por su amigo (incluso reclamando la paternidad del niño que Marx había engendrado con su ama de llaves)
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Algunas de las ideas que crea el cerebro interpretan de una forma objetiva la realidad, otras ideas son pura invención del cerebro y no se corresponden con la realidad. Para el cerebro no es lo más importante si una idea se corresponde o no con la realidad, y mucho menos si es justa o injusta, lo verdaderamente importante es si el cerebro cree que una idea le permitirá sobrevivir, dando satisfacción a sus sensaciones y emociones. El cerebro, hasta ahora, ha evolucionado para sobrevivir no para descubrir la verdad, ni para hacer justicia, la evolución biológica nos ha dotado con un cerebro con esta característica.
Soplemos la potente fragua que al hombre nuevo ha de forjar
El cerebro al interpretar los fenómenos sensibles comete errores. Mediante la observación empírica es imposible determina si un sistema inercial está en movimiento uniforme o en reposo. Pasteur, en un famoso experimento, creyó demostrar que la vida no puede surgir de forma espontánea, el experimento parece que prueba que la teoría de la generación espontánea de la vida es parcial o totalmente errónea, pero no prueba cual es la verdadera teoría sobre el origen de la vida, como la totalidad de los creacionistas pretendieron ver, tras el experimento, la mano de un creador. Debido a la cantidad de fuerzas o interacciones que afectan a un proceso de la realidad, no se puede tener la seguridad al cien por cien que una idea cumplirá total o parcialmente los objetivos buscados, pero sí se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que si no está de acuerdo con las leyes científicas fracasará irremediablemente. Lo correcto o erróneo del conocimiento en general y las leyes científicas en particular, no dependen de la “Práctica Social” del individuo que las manifiesta. El único criterio de verdad sobre una idea o teoría es que los hechos observables, que trata de interpretar, no la contradigan, y no entrando en contradicción con las leyes objetivas del movimiento de la materia ya establecidas. En caso contrario o los hechos observados contienen errores de medición, o las leyes establecidas contienen errores y no son tales leyes.
Unas determinadas concepciones de subjetivismo ideológico que defienden los intereses económicos y de poder de un grupo social se manifiestan a través de mandatos jurídicos e impiden el desarrollo del conocimiento, perjudican a determinados individuos en particular y al conjunto de la sociedad en general. El subjetivismo provocado por los intereses económicos y la ideología de un grupo social, a veces, aun estando en contra de las evidencias científicas producen resultados espectaculares. Eratóstenes que en el siglo II a.C. dirigía la biblioteca de Alejandría, había escuchado que en Siena en el solsticio de verano a mediodía los objetos verticales no proyectaban sombras, y se podía ver el agua en el fondo de los pozos. Intrigado por este hecho, dedujo que la Tierra era redonda y que Siena se hallaba en ese momento en la perpendicular de los rayos del Sol. Para comprobarlo inventó y desarrolló un método trigonométrico. Por referencias, por haberlo leído en un papiro de la biblioteca, o porque mandó a un esclavo medir la distancia entre Alejandría y Siena, estableció la distancia en 5.000 estadios. Midió la altura de un poste y la sombra que hacía en Alejandría, en el solsticio de verano a mediodía, y por cálculos trigonométricos estableció el arco en 1/50 parte de la circunferencia, es decir 7o 12’ y, en consecuencia:
Si bien es cierto que para proteger sus intereses comerciales los fenicios difundieron que la Tierra es plana, y que más allá de las columnas de Hércules se acababa el mar cayendo en un abismo, la humanidad conoce desde el siglo II antes de cristo que la Tierra es una esfera que flota en el espacio. En tiempos de Newton se definió como un elipsoide y en la actualidad se define como geoide. Otra cosa distinta es el lugar que ocupa en el espacio.
No siempre las controversias entre el conocimiento científico, la ideología y los intereses de grupos sociales dominantes se han resuelto de forma tan afortunada y cordial. Tal vez el ejemplo más célebre de lo contrario sea el juicio y abjuración, bajo amenaza de tortura y muerte, de Galileo en el año 1633, sobre su afirmación de que el Universo es Copernicano y no Tolemaico como afirmaban los doctores de la Iglesia, es decir, que la Tierra gira alrededor del Sol.
A pesar de la apariencia empírica, que los astros orbitan la Tierra, Aristarco de Samos en el siglo III ya propuso que la Tierra giraba alrededor del Sol. aunque utilizó una correcta geometría, las mediciones en la observación eran inexactas, por lo que estimó que el Sol estaba 20 veces más lejos que la Luna, cuando en realidad está 400 veces más lejos, cometiendo el mismo error en el cálculo del tamaño relativo entre el Sol y la Luna. No obstante, se acabó imponiendo la subjetiva teoría platónica de órbitas celestiales perfectamente esféricas, por ser ésta la forma geométrica más perfecta. De igual modo se impuso la metafísica teoría aristotélica de un universo con la Tierra inmóvil en el centro, apoyada por los cálculos matemáticos de Ptolomeo sobre un modelo de epiciclo-deferente, aunque con errores era la interpretación que mejor predecía la posición de los planetas en el firmamento. No fue hasta principios del siglo XVII que Kepler, partidario militante de la teoría heliocéntrica, apoyándose en las observaciones de Tycho Brahe , y ante la imposibilidad que la órbita de Marte fuera una esfera, como establecía la teoría platónica, descubrió que las órbitas que descubrían los planetas eran elípticas, con el Sol en un foco, que los radios de las órbitas barrían áreas de la elipse proporcionales al tiempo que tardaban los planetas en recorrer el perímetro de dichas áreas, lo que implica que la velocidad de rotación de los planetas varía, y descubrió posteriormente que el cuadrado de los períodos de la órbita de los planetas es proporcional al cubo de la distancia promedio al Sol. Aplicando estas leyes predecía exactamente la posición de los planetas en el firmamento.
Aunque Kepler había demostrado fehacientemente 20 años antes, con sus leyes del movimiento de los planetas que la teoría geocéntrica era errónea, Galileo fue condenado a arresto domiciliario los últimos nueve años de su vida. En el año 1979, Juan Pablo II nombra una comisión que inicia una investigación para esclarecer los distintos aspectos del proceso al que fue sometido Galileo por aquel tribunal eclesiástico. En octubre de 1992, esta comisión papal reconoció el error del Vaticano.
La constatación empírico-práctica puede demostrar que una teoría es total o parcialmente errónea, pero nunca pueden probar su veracidad, el cerebro humano al interpretar los hechos empíricos comete errores de apreciación o de medición.
Saludos.