Siento no haber podido contestar antes, otros asuntos me requerían.
Cuando desde el leninismo se habla de mantener una organización de clase que sea capaz de mantener a raya a la burguesía, se habla ni más ni menos que del refuerzo y mantenimiento de un Estado totalitario en manos de la vanguardia obrera. De hecho, tan inherente es el refuerzo del Estado a la ideología leninista que muchos, incluso en comentarios en este mismo foro, acaban ya por olvidar el objetivo comunista, asegurando que para el leninismo el Estado, y no su ausencia, lo es todo.
Te animo a que me señales dónde he dicho que destruyendo al Estado se destruyan las relaciones de dominación. He dicho, por el contrario, que es imposible destruir las relaciones de dominación sin acabar con el Estado. Es decir, la destrucción del Estado es condición necesaria, pero no suficiente. He dicho también, y me reafirmo, en que el leninismo es incapaz de destruir el Estado y, por tanto, las relaciones de dominación, pues no realiza una crítica radical a la dominación, que es inherente a las diferencias sociales y, por tanto, a la existencia de jerarquías y autoridad política. La delegación en vanguardias obreras que degeneran, así como el nunca acabar del socialismo como guía a las relaciones sociales como paso intermedio no son más que trabas a la consecución del comunismo. Ya Marx dejó escrita la crítica hacia el burocratismo que luego tendría lugar en la realidad soviética, preguntándose sobre el coste que haría pagar a la sociedad civil. Hoy conocemos ese coste: el sometimiento de la insurrección, el entierro de la revolución y, en el mejor de los casos, el establecimiento indefinido del capitalismo de Estado.
Y hablo de capitalismo de Estado por el simple hecho de que en ninguna experiencia práctica basada en el marco teórico leninista ha logrado establecer una sociedad en la que se superasen las relaciones de dominación capitalista, la explotación del hombre por el hombre, el trabajo asalariado o la existencia de clases sociales. Siendo estas las condiciones de vida capitalista que el comunismo pretende destruir, no se puede atribuir otra consideración a las experiencias prácticas del leninismo que la de Capitalismo de Estado, un modelo capitalista en el que las relaciones están mediatizadas por el Estado totalitario, que se convierte en patrón, en policía, en juez y, en definitiva, como todo Estado, en aparato de la clase dominante.
Lo diré una vez más: Los medios son los fines. Solo es posible acercarse al comunismo mediante la práctica del comunismo, de la autonomía. Solo es posible la destrucción del Estado mediante su hostigamiento continuo y reemplazándolo en sus funciones mediante el establecimiento de comunas libres que autogestionen sus necesidades. Construir hoy el comunismo, acabar hoy con el Estado-Capital. Esa debería ser el objetivo de todo revolucionario.
Cuando desde el leninismo se habla de mantener una organización de clase que sea capaz de mantener a raya a la burguesía, se habla ni más ni menos que del refuerzo y mantenimiento de un Estado totalitario en manos de la vanguardia obrera. De hecho, tan inherente es el refuerzo del Estado a la ideología leninista que muchos, incluso en comentarios en este mismo foro, acaban ya por olvidar el objetivo comunista, asegurando que para el leninismo el Estado, y no su ausencia, lo es todo.
Te animo a que me señales dónde he dicho que destruyendo al Estado se destruyan las relaciones de dominación. He dicho, por el contrario, que es imposible destruir las relaciones de dominación sin acabar con el Estado. Es decir, la destrucción del Estado es condición necesaria, pero no suficiente. He dicho también, y me reafirmo, en que el leninismo es incapaz de destruir el Estado y, por tanto, las relaciones de dominación, pues no realiza una crítica radical a la dominación, que es inherente a las diferencias sociales y, por tanto, a la existencia de jerarquías y autoridad política. La delegación en vanguardias obreras que degeneran, así como el nunca acabar del socialismo como guía a las relaciones sociales como paso intermedio no son más que trabas a la consecución del comunismo. Ya Marx dejó escrita la crítica hacia el burocratismo que luego tendría lugar en la realidad soviética, preguntándose sobre el coste que haría pagar a la sociedad civil. Hoy conocemos ese coste: el sometimiento de la insurrección, el entierro de la revolución y, en el mejor de los casos, el establecimiento indefinido del capitalismo de Estado.
Y hablo de capitalismo de Estado por el simple hecho de que en ninguna experiencia práctica basada en el marco teórico leninista ha logrado establecer una sociedad en la que se superasen las relaciones de dominación capitalista, la explotación del hombre por el hombre, el trabajo asalariado o la existencia de clases sociales. Siendo estas las condiciones de vida capitalista que el comunismo pretende destruir, no se puede atribuir otra consideración a las experiencias prácticas del leninismo que la de Capitalismo de Estado, un modelo capitalista en el que las relaciones están mediatizadas por el Estado totalitario, que se convierte en patrón, en policía, en juez y, en definitiva, como todo Estado, en aparato de la clase dominante.
Lo diré una vez más: Los medios son los fines. Solo es posible acercarse al comunismo mediante la práctica del comunismo, de la autonomía. Solo es posible la destrucción del Estado mediante su hostigamiento continuo y reemplazándolo en sus funciones mediante el establecimiento de comunas libres que autogestionen sus necesidades. Construir hoy el comunismo, acabar hoy con el Estado-Capital. Esa debería ser el objetivo de todo revolucionario.