Los hilos de la cruzada antisoviética acababan en canallas de la calaña de Henri Deterding, un holandés nacionalizado inglés en 1915 y ennoblecido por el Imperio británico en 1920. Era el dueño de la Royal Dutch Shell, el gran consorcio anglo-holandés del petróleo.Deterding en persona y la petrolera Shell financiaron a Hitler y al partido nazi desde su mismo nacimiento. Esto se supo muy pronto porque lo contó Glyn Roberts en 1938, el primer biógrafo de Deterding, a quien calificó como el hombre más poderoso del mundo (The most powerful man in the world, Nueva York, 1938). Según Roberts, Deterding ya había fijado su atención en Hitler en una fecha tan temprana como 1921. Por medio de George Bell, agente de enlace de Deterding con el partido nazi, y del banco londinense “Samuel&Samuel”, en 1922 Deterding entregó a Hitler 4 millones de marcos, otros 50 millones entre los años 1929 y 1933 y en 1937 otros 10 millones más.
En sus viajes a Londres, el dirigente nazi Alfred Rosenberg siempre visitaba a Deterding. Lo hizo en octubre, poco antes de que Hitler llegara a la cancillería, y lo volvió a hacer después, en mayo de 1933. Rosenberg fue recibido como huésped en la posesión campestre del magnate petrolero, situada en Buckhurst Park, cerca del castillo de Windsor. Ya existía un grupo muy poderoso y cada vez mayor de pro-nazis entre los conservadores británicos, partidarios de la cruzada antibolchevique.
Deterding también fue el responsable directo en 1924 de la falsificación de la supuesta carta de Zinoviev, que hizo llegar al Foreing Office inglés y subsiguientemente al Daily Mail. Pero, como hacen los grandes capitalistas, no lo hizo directamente sino a través de George Bell.
En aquel momento la falsa carta de Zinoviev fue un acontecimiento que atrajo la atención de los medios británicos durante semanas.
¿De qué iba todo aquello?
A finales de octubre de 1924, pocos días antes de las elecciones generales inglesas, unos grandes titulares del Daily Mail, futuro periódico de los fascistas ingleses, anunciaron que Scotland Yard había descubierto un complot soviético contra Inglaterra. Como prueba documental de la trama, el Daily Mail publicaba una supuesta carta de Zinoviev, entonces conocido como dirigente de la Internacional Comunista, que contenía las instrucciones enviadas a los comunistas ingleses sobre la forma de combatir a los conservadores en las próximas elecciones.
Era la cortina de humo del imperialismo británico y produjo su efecto: los conservadores ganaron las elecciones a base de un agresivo programa antisoviético.
Aunque el contraespionaje inglés no lo reconoció oficialmente hasta 1999, siempre se supo que aquella carta era un montaje. Por ejemplo, Windham Childs, de Scotland Yard, declaró que en realidad nunca había habido tal carta. Pero la rectificacíon del MI5, que atribuye la falsedad a los zaristas, no lo dice todo: la carta procedía de la oficina que mantenía en Berlín el coronel Walther Nicolai, jefe del Servicio de Inteligencia militar de la Alemania imperial, que ya entonces trabajaba en estrecha conexión con los nazis. En Berlín como en todas partes, los zaristas no eran más que la mano ejecutora de los gobiernos imperialistas.
Bajo la dirección de Nicolai, un guardia blanco del Báltico, el barón, Uexkuell, que después dirigió un servicio de prensa nazi, había establecido en la capital alemana una oficina especial para falsificar documentos antisoviéticos y hacer que estas falsificaciones recibiesen la mayor difusión y la más efectiva publicidad posible en los medios.
Georg Bell, el agente de Deterding con el partido nazi, también realizaba funciones de enlace con los fascistas ucranianos, a los que financiaba sus actividades antisoviéticas en París.
Deterding fue uno de los monopolistas más importantes incorporados en aquel tiempo a la campaña antisoviética, el primer defensor y portavoz de la causa antibolchevique en el mundo entero, dentro de la esfera de las altas finanzas y los negocios internacionales.
Su incorporación a la contrarrevolución antisoviética fue un éxito personal del espía inglés Sidney Reilly, que lo afilió al Torgprom, la organización de los millonarios emigrados zaristas.
El dinero abundante de Deterding dió nuevo ímpetu y alcance a la campaña de Sidney Reilly. El espía inglés trazó un plan concreto de ataque a la URSS y lo sometió a los miembros de los Estados Mayores europeos interesados en el asunto. Este plan comprendía la acción política y militar a la vez y se articuló sobre dos componentes: Savinkov, por un lado, y los mencheviques georgianos, por el otro.
Según el plan de Reilly, los gobiernos de Londres y París denunciarían solemnemente al gobierno soviético y reconocerían a Savinkov como legítimo gobernador de Rusia. Los ejércitos blancos estacionados en Yugoeslavia y Rumanía cruzarían la frontera soviética. Polonia marcharía sobre Kiev y Finlandia bloquearía Leningrado. Simultáneamente estallaría en el Cáucaso una rebelión armada, dirigida por los seguidores de Noé Jordania, un conocido menchevique georgiano.
¿Era nazi Deterding? ¿Financiaba a los nazis a fondo perdido? ¿Era una cuestión ideológica? La respuesta es: no. Se trataba de un negocio: apoderarse de las explotaciones petrolíferas del Cáucaso. De manos de Lianazov y Mantashev en París, y de otros conspiradores que residían en otras capitales de Europa, Deterding compró los derechos de explotación de los más importantes pozos petrolíferos del Cáucaso. A principios de 1924, después de haber fracasado en el intento de apoderarse del petróleo soviético por medio de la presión diplomática, Deterding se declaró "propietario" del petróleo caucásico y acusó al régimen soviético de ser ilegal y de haberse situado fuera de la civilización.
Según el plan de Reilly el Cáucaso sería separado del resto de Rusia y se establecería una Federación transcaucásica "independiente", los pozos de petróleo y los oleoductos volverían a poder de sus antiguos, propietarios y, naturalmente, de sus socios extranjeros.
El plan de Reilly obtuvo la aprobación y el apoyo de los jefes antibolcheviques de los Estados Mayores de Francia, Polonia, Finlandia y Rumanía. El Foreign Office inglés estaba positivamente interesado en el plan de separar al Cáucaso de Rusia.
Aunque Savinkov fue apresado y esa parte del plan fracasó desde el principio, la otra siguió adelante: el 28 de agosto de 1924 estalló en el Cáucaso el proyectado levantamiento menchevique. Destacamentos armados formados por los hombres de Noé Jordania atacaron la ciudad de Tschiatury, en Georgia, asesinaron a los funcionarios soviéticos locales y tomaron posesión de la ciudad. En todo el territorio del Cáucaso bombardearon los barrios obreros, causando gran cantidad de muertos. También hubo intentos de apoderarse de los campos petrolíferos. El 13 de septiembre de 1924 el New York Times informaba que el levantamiento del Cáucasó estaba "financiado y dirigido desde París por poderosos financieros y antiguos propietarios de los pozos petrolíferos de Bakú".
Pero los montañeses, con quienes la contrarrevolución contaba como aliados, se alzaron en defensa del régimen soviético. Junto con los obreros petroleros, defendieron los ferrocarriles, los oleoductos y los campos de petróleo hasta la llegada del Ejército Rojo. La lucha se prolongó de varias semanas, pero desde el principio se vió claro que el gobierno soviético dominaba la situación. Pocos días después, los restos del ejército contrarrevolucionario de Jordania eran cercados y capturados por el Ejército Rojo.
Los fracasos políticos y militares conducen a los fracasos económicos: tras la derrota de la insurrección georgiana, en 1928 la URSS expropió todas las empresas de Shell en Bakú sin ninguna indemnización.
El 28 de noviembre de 1933 el periódico de los fascistas ingleses, Daily Mail, enunciaba los principios básicos de la política imperialista inglesa: "Los vigorosos jóvenes nazis de Alemania son los guardianes de Europa contra el peligro comunista... Alemania debe contar con espacio suficiente. La desviación de las reservas de energía y de capacidad organizadora de Alemania hacia la Rusia bolchevique ayudaría a devolver al pueblo ruso a la existencia civilizada, y quizás a reorientar la corriente del comercio mundial hacia cauces de prosperidad".
Bajo la jefatura nazi, todas las fuerzas dispersas del antibolchevismo, de la antidemocracia mundial y de la contrarrevolución blanca fueron movilizadas en una sola fuerza internacional para aplastar la democracia europea, invadir la URSS y, luego, inevitablemente, lanzarse a conquistar la hegemonía mundial. Como reconoció el general de las SS Kurt von Schroeder durante juicio de Nüremberg, la elección de Hitler como canciller de Alemania fue una decisión de urgencia porque los comunistas estaban ganando posiciones en Alemania y había que impedir la estabilización del bolchevismo en la URSS.
En sus viajes a Londres, el dirigente nazi Alfred Rosenberg siempre visitaba a Deterding. Lo hizo en octubre, poco antes de que Hitler llegara a la cancillería, y lo volvió a hacer después, en mayo de 1933. Rosenberg fue recibido como huésped en la posesión campestre del magnate petrolero, situada en Buckhurst Park, cerca del castillo de Windsor. Ya existía un grupo muy poderoso y cada vez mayor de pro-nazis entre los conservadores británicos, partidarios de la cruzada antibolchevique.
Deterding también fue el responsable directo en 1924 de la falsificación de la supuesta carta de Zinoviev, que hizo llegar al Foreing Office inglés y subsiguientemente al Daily Mail. Pero, como hacen los grandes capitalistas, no lo hizo directamente sino a través de George Bell.
En aquel momento la falsa carta de Zinoviev fue un acontecimiento que atrajo la atención de los medios británicos durante semanas.
¿De qué iba todo aquello?
A finales de octubre de 1924, pocos días antes de las elecciones generales inglesas, unos grandes titulares del Daily Mail, futuro periódico de los fascistas ingleses, anunciaron que Scotland Yard había descubierto un complot soviético contra Inglaterra. Como prueba documental de la trama, el Daily Mail publicaba una supuesta carta de Zinoviev, entonces conocido como dirigente de la Internacional Comunista, que contenía las instrucciones enviadas a los comunistas ingleses sobre la forma de combatir a los conservadores en las próximas elecciones.
Era la cortina de humo del imperialismo británico y produjo su efecto: los conservadores ganaron las elecciones a base de un agresivo programa antisoviético.
Aunque el contraespionaje inglés no lo reconoció oficialmente hasta 1999, siempre se supo que aquella carta era un montaje. Por ejemplo, Windham Childs, de Scotland Yard, declaró que en realidad nunca había habido tal carta. Pero la rectificacíon del MI5, que atribuye la falsedad a los zaristas, no lo dice todo: la carta procedía de la oficina que mantenía en Berlín el coronel Walther Nicolai, jefe del Servicio de Inteligencia militar de la Alemania imperial, que ya entonces trabajaba en estrecha conexión con los nazis. En Berlín como en todas partes, los zaristas no eran más que la mano ejecutora de los gobiernos imperialistas.
Bajo la dirección de Nicolai, un guardia blanco del Báltico, el barón, Uexkuell, que después dirigió un servicio de prensa nazi, había establecido en la capital alemana una oficina especial para falsificar documentos antisoviéticos y hacer que estas falsificaciones recibiesen la mayor difusión y la más efectiva publicidad posible en los medios.
Georg Bell, el agente de Deterding con el partido nazi, también realizaba funciones de enlace con los fascistas ucranianos, a los que financiaba sus actividades antisoviéticas en París.
Deterding fue uno de los monopolistas más importantes incorporados en aquel tiempo a la campaña antisoviética, el primer defensor y portavoz de la causa antibolchevique en el mundo entero, dentro de la esfera de las altas finanzas y los negocios internacionales.
Su incorporación a la contrarrevolución antisoviética fue un éxito personal del espía inglés Sidney Reilly, que lo afilió al Torgprom, la organización de los millonarios emigrados zaristas.
El dinero abundante de Deterding dió nuevo ímpetu y alcance a la campaña de Sidney Reilly. El espía inglés trazó un plan concreto de ataque a la URSS y lo sometió a los miembros de los Estados Mayores europeos interesados en el asunto. Este plan comprendía la acción política y militar a la vez y se articuló sobre dos componentes: Savinkov, por un lado, y los mencheviques georgianos, por el otro.
Según el plan de Reilly, los gobiernos de Londres y París denunciarían solemnemente al gobierno soviético y reconocerían a Savinkov como legítimo gobernador de Rusia. Los ejércitos blancos estacionados en Yugoeslavia y Rumanía cruzarían la frontera soviética. Polonia marcharía sobre Kiev y Finlandia bloquearía Leningrado. Simultáneamente estallaría en el Cáucaso una rebelión armada, dirigida por los seguidores de Noé Jordania, un conocido menchevique georgiano.
¿Era nazi Deterding? ¿Financiaba a los nazis a fondo perdido? ¿Era una cuestión ideológica? La respuesta es: no. Se trataba de un negocio: apoderarse de las explotaciones petrolíferas del Cáucaso. De manos de Lianazov y Mantashev en París, y de otros conspiradores que residían en otras capitales de Europa, Deterding compró los derechos de explotación de los más importantes pozos petrolíferos del Cáucaso. A principios de 1924, después de haber fracasado en el intento de apoderarse del petróleo soviético por medio de la presión diplomática, Deterding se declaró "propietario" del petróleo caucásico y acusó al régimen soviético de ser ilegal y de haberse situado fuera de la civilización.
Según el plan de Reilly el Cáucaso sería separado del resto de Rusia y se establecería una Federación transcaucásica "independiente", los pozos de petróleo y los oleoductos volverían a poder de sus antiguos, propietarios y, naturalmente, de sus socios extranjeros.
El plan de Reilly obtuvo la aprobación y el apoyo de los jefes antibolcheviques de los Estados Mayores de Francia, Polonia, Finlandia y Rumanía. El Foreign Office inglés estaba positivamente interesado en el plan de separar al Cáucaso de Rusia.
Aunque Savinkov fue apresado y esa parte del plan fracasó desde el principio, la otra siguió adelante: el 28 de agosto de 1924 estalló en el Cáucaso el proyectado levantamiento menchevique. Destacamentos armados formados por los hombres de Noé Jordania atacaron la ciudad de Tschiatury, en Georgia, asesinaron a los funcionarios soviéticos locales y tomaron posesión de la ciudad. En todo el territorio del Cáucaso bombardearon los barrios obreros, causando gran cantidad de muertos. También hubo intentos de apoderarse de los campos petrolíferos. El 13 de septiembre de 1924 el New York Times informaba que el levantamiento del Cáucasó estaba "financiado y dirigido desde París por poderosos financieros y antiguos propietarios de los pozos petrolíferos de Bakú".
Pero los montañeses, con quienes la contrarrevolución contaba como aliados, se alzaron en defensa del régimen soviético. Junto con los obreros petroleros, defendieron los ferrocarriles, los oleoductos y los campos de petróleo hasta la llegada del Ejército Rojo. La lucha se prolongó de varias semanas, pero desde el principio se vió claro que el gobierno soviético dominaba la situación. Pocos días después, los restos del ejército contrarrevolucionario de Jordania eran cercados y capturados por el Ejército Rojo.
Los fracasos políticos y militares conducen a los fracasos económicos: tras la derrota de la insurrección georgiana, en 1928 la URSS expropió todas las empresas de Shell en Bakú sin ninguna indemnización.
El 28 de noviembre de 1933 el periódico de los fascistas ingleses, Daily Mail, enunciaba los principios básicos de la política imperialista inglesa: "Los vigorosos jóvenes nazis de Alemania son los guardianes de Europa contra el peligro comunista... Alemania debe contar con espacio suficiente. La desviación de las reservas de energía y de capacidad organizadora de Alemania hacia la Rusia bolchevique ayudaría a devolver al pueblo ruso a la existencia civilizada, y quizás a reorientar la corriente del comercio mundial hacia cauces de prosperidad".
Bajo la jefatura nazi, todas las fuerzas dispersas del antibolchevismo, de la antidemocracia mundial y de la contrarrevolución blanca fueron movilizadas en una sola fuerza internacional para aplastar la democracia europea, invadir la URSS y, luego, inevitablemente, lanzarse a conquistar la hegemonía mundial. Como reconoció el general de las SS Kurt von Schroeder durante juicio de Nüremberg, la elección de Hitler como canciller de Alemania fue una decisión de urgencia porque los comunistas estaban ganando posiciones en Alemania y había que impedir la estabilización del bolchevismo en la URSS.