es cierto que el expresionismo abastracto y la figura de Pollock lo potencia la CIA como arte tipicamente americano y capitalista, pero no por ello se debe condenar y rechazar tanto este genero como en general cualquier genero no realista socialista. Todos pueden tener su utilidad. Ya lo decia el camarada Mao;
SOBRE EL TRATAMIENTO CORRECTO DE LAS CONTRADICCIONES EN EL SENO DEL PUEBLO
En el arte, pueden desarrollarse libremente distintas formas y estilos y, en la ciencia, competir libremente diferentes escuelas. Consideramos perjudicial al desarrollo del arte y de la ciencia recurrir a medidas administrativas imponiendo un particular estilo de arte o una determinada escuela y prohibiendo otros. El problema de lo correcto y lo erróneo en el arte y en la ciencia debe resolverse mediante discusiones libres en los círculos artísticos y científicos y a través de la práctica en esos terrenos, no de manera simplista. Para determinar si una cosa es correcta o errónea se requiere a menudo un período de prueba. En la historia ocurre con frecuencia que lo nuevo y correcto no obtiene al comienzo el consenso de la mayoría de los hombres, y sólo logra desarrollarse en medio de luchas y vicisitudes. Sucede a menudo que lo justo y bueno no es considerado al principio corno flor fragante, sino, por el contrario, como hierba venenosa.
La teoría de Copérnico sobre el sistema solar y la de Darwin sobre la evolución fueron consideradas erróneas en un tiempo y tuvieron que atravesar una ardua lucha. La historia de China ofrece numerosos ejemplos análogos. En la sociedad socialista, las condiciones para el crecimiento de lo nuevo son radicalmente distintas y mucho más propicias que en la vieja sociedad. Sin embargo, aún ocurre con frecuencia que las fuerzas nacientes son frenadas, y ahogadas las opiniones racionales. La expansión de las cosas nuevas puede verse también obstaculizada por falta de discernimiento y no por represión deliberada. Por eso, ante la cuestión de lo correcto y lo erróneo en la ciencia y en el arte debemos adoptar una actitud prudente, estimular la discusión libre y evitar las conclusiones precipitadas. Creemos que esta actitud puede contribuir a un desarrollo más o menos feliz de la ciencia y del arte.
También el marxismo se ha desarrollado en medio de luchas. Al principio, Fue objeto de toda suerte de ataques y considerado como hierba venenosa. Esto sucede todavía hoy en muchos lugares del mundo. Sin embargo, el marxismo goza de una posición muy diferente en los países socialistas. Pero, incluso en éstos, subsisten ideas no marxistas, y aun antimarxistas. En China, aunque ha culminado básicamente la transformación socialista en lo tocante a la propiedad y han terminado en lo fundamental las vastas y tempestuosas luchas clasistas de las masas, características de los períodos de revolución, subsisten remanentes de las clases derrocadas: la clase terrateniente y la burguesía compradora; subsiste la burguesía, y la transformación de la pequeña burguesía acaba de empezar. La lucha de clases no ha terminado. La lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre las diferentes fuerzas políticas y entre el proletariado y la burguesía en el terreno ideológico, será aún larga, tortuosa y a veces incluso muy enconada.
El proletariado aspira a transformar el universo según su concepción del mundo, y a otro tanto aspira la burguesía. A este respecto, aún no ha sido solucionada realmente la cuestión de si será el socialismo o el capitalismo el que venza. Los marxistas siguen constituyendo una minoría lo mismo en el conjunto de la población que entre los intelectuales. Por eso el marxismo tiene que seguir desarrollándose a través de la lucha. El marxismo sólo puede desarrollarse en la lucha; esto no sólo es cierto para el pasado y el presente, sino necesariamente también para el futuro. Lo correcto se desarrolla siempre en el proceso de la lucha contra lo erróneo. Lo verdadero, lo bueno y lo hermoso sólo existen en comparación con lo falso, lo malo y lo feo y siempre se desarrollan en lucha con ellos. En el mismo momento en que la humanidad desecha un error y acepta una verdad, una nueva verdad comienza a luchar contra nuevas ideas erróneas. Esta lucha no cesará jamás. Esta es la ley del desarrollo de la verdad y, desde luego, también la ley del desarrollo del marxismo.
Pasará un tiempo bastante largo antes de que se resuelva en nuestro país la cuestión de quién vencerá a quién en la lucha ideológica entre el socialismo y el capitalismo. Esto se debe a que la influencia de la burguesía y de los intelectuales provenientes de la vieja sociedad, su ideología de clase, subsistirá por largo tiempo en nuestro país. Quien no lo comprenda suficientemente o no lo comprenda en absoluto, cometerá el más grave de los errores y pasará por alto la necesidad de la lucha ideológica. Esta última difiere de otras formas de lucha. En ella no pueden emplearse procedimientos toscos ni coercitivos; sólo se debe recurrir al razonamiento minucioso. Hoy el socialismo cuenta con condiciones ventajosas para la lucha ideológica. La fuerza básica del Poder se halla en manos del pueblo trabajador dirigido por el proletariado. El Partido Comunista es fuerte y goza de alto prestigio. Aunque se observan defectos y errores en nuestro trabajo, cualquier persona libre de prejuicios puede advertir que somos leales al pueblo, que estamos decididos a edificar nuestra patria junto con el pueblo y somos capaces de hacerlo y que ya hemos conseguido grandes éxitos y obtendremos otros aún mayores. La abrumadora mayoría de los elementos burgueses y de los intelectuales provenientes de la vieja sociedad son patriotas, están dispuestos a servir a su floreciente patria socialista y saben que, si se apartan de la causa del socialismo y del pueblo trabajador dirigido por el Partido Comunista, no tendrán nada en que apoyarse y, en consecuencia, no habrá para ellos ningún futuro brillante.
Alguien podría preguntar: ¿Puede criticarse el marxismo siendo que es reconocido en nuestro país como ideología rectora por la gran mayoría del pueblo? Desde luego que sí. El marxismo es una verdad científica y no teme a la crítica. Si la temiese, si pudiera ser derribado con críticas, no tendría valor alguno. ¿Acaso, de hecho, los idealistas no critican el marxismo a diario y por todos los medios? ¿Acaso no critican el marxismo también y por todos los medios aquellos que se aferran a las ideas burguesas y pequeñoburguesas y rehusan transformarse? Los marxistas no deben temer a la crítica, venga ésta de donde viniere. Por el contrario, tienen que templarse, desarrollarse y ampliar sus posiciones precisamente en medio del fuego de la crítica y en la tormenta de la lucha. La lucha contra las ideas erróneas puede compararse a la vacunación: El hombre se inmuniza contra la enfermedad cuando la vacuna le hace efecto. Una cosa criada en invernadero no tiene mucha vitalidad. La aplicación de la política de "Que se abran cien flores y que compitan cien escuelas" no debilitará la posición rectora del marxismo en el campo ideológico, sino que, por el contrario, la fortalecerá.
¿Cuál debe ser nuestra política con respecto a las ideas no marxistas? En lo que concierne a los contrarrevolucionarios comprobados y a los saboteadores de la causa socialista, la cosa es fácil: Basta privarlos de la libertad de palabra. Pero el asunto se presenta de muy distinta manera si se trata de ideas erróneas en el seno del pueblo. ¿Se debe prohibir tales ideas y negar a la gente toda oportunidad de expresarlas? Desde luego que no. La práctica de métodos simplistas para tratar problemas ideológicos en el seno del pueblo, problemas referentes al mundo espiritual del hombre, no sólo es ineficaz sino sumamente perniciosa. Las ideas erróneas no dejarán de existir por el hecho de que se prohiba su expresión. Por otro lado, si las ideas correctas han sido cultivadas en invernadero, si no han sido expuestas a los vientos y las lluvias, si no se han hecho inmunes contra la enfermedad, no podrán vencer a las ideas erróneas al enfrentarse con ellas. Por eso, sólo empleando los métodos de discusión, crítica y razonamiento podemos realmente fomentar las ideas correctas, superar las erróneas y solucionar en forma efectiva los problemas.
La burguesía y la pequeña burguesía exteriorizarán indefectiblemente su ideología. Se expresarán, obstinadamente y por todos los medios posibles, sobre las cuestiones políticas e ideológicas. No se puede esperar que actúen de otra manera. No debemos, recurriendo a la coacción, impedirles que se manifiesten; por el contrario, debemos permitirles que lo hagan y, al mismo tiempo, debatir con ellos y someterlos a una crítica adecuada. Está fuera de duda que debemos criticar las ideas erróneas de toda índole. Es inadmisible, por supuesto, abstenerse de criticar las ideas equivocadas, contemplar con indiferencia cómo cunden por todas partes y permitirles monopolizar el mercado. Todo error debe ser criticado y toda hierba venenosa, combatida. Sin embargo, la crítica no debe ser dogmática; al hacerla, no se debe emplear el método metafísico, sino esforzarse por aplicar el método dialéctico. Ella ha de contener análisis científico y argumentos planamente convincentes. Una crítica dogmática no resuelve nada. Combatimos toda clase de hierbas venenosas, pero debemos distinguir con cuidado cuáles son verdaderas hierbas venenosas y cuáles auténticas flores fragantes. Debemos aprender, junto con las masas populares, a establecer esmeradamente esta distinción y a usar métodos acertados para combatir las hierbas venenosas.
A la par que criticamos el dogmatismo, debemos prestar atención a criticar el revisionismo. El revisionismo, oportunismo de derecha, es una corriente ideológica burguesa; es más peligroso que el dogmatismo. Los revisionistas, oportunistas de derecha, siempre tienen en la boca el marxismo y también atacan el "dogmatismo". Pero lo que atacan es precisamente la quintaesencia del marxismo. Combaten o tergiversan el materialismo y la dialéctica; combaten o intentan debilitar la dictadura democrática popular y la dirección del Partido Comunista; combaten o intentan debilitar las transformaciones socialistas y la construcción socialista. Incluso después de la victoria Fundamental de la revolución socialista en nuestro país, quedan todavía cierto número de personas que sueñan con restaurar el sistema capitalista y que luchan contra la clase obrera en todos los frentes, incluido el ideológico. Y en esta lucha, tienen en los revisionistas a sus mejores ayudantes.
Tomadas en su sentido literal, las consignas "Que se abran cien flores" y "Que compitan cien escuelas" no tienen un carácter clasista; las puede utilizar el proletariado, y también la burguesía u otras gentes. Cada clase, cada capa y cada grupo social tiene su propio punto de vista acerca de qué son flores fragantes y qué hierbas venenosas. Entonces, desde el punto de vista de las grandes masas populares; ¿cuáles deben ser hoy nuestros criterios para distinguir las flores fragantes de las hierbas venenosas? ¿Cómo juzgar, en la vida política de nuestro pueblo, si son correctas o erróneas nuestras palabras y actos? Consideramos que, con arreglo a los principios constitucionales del país, a la voluntad de la aplastante mayoría de nuestro pueblo y a los postulados políticos comunes proclamados en varias ocasiones por los partidos políticos, se pueden formular, en términos generales, los siguientes criterios:
1) Las palabras y los actos deben contribuir a unir al pueblo de nuestras distintas nacionalidades, y no dividirlo;
2) Deben favorecer las transformaciones socialistas y la construcción socialista, y no perjudicarlas;
3) Deben contribuir a consolidar la dictadura democrática popular, y no minarla o debilitarla;
4) Deben contribuir a afianzar el centralismo democrático, y no socavarlo o debilitarlo;
5) Deben contribuir a fortalecer la dirección del Partido Comunista, y no descartara o debilitarla;
6) Deben Favorecer, y no perjudicar, la unidad socialista internacional y la unidad de los pueblos de todo el mundo amantes de la paz.
De estos seis criterios, los más importantes son los relativos al camino socialista y a la dirección del Partido. Estos criterios se plantean para ayudar al pueblo a fomentar la libre discusión de las distintas cuestiones, y no para obstaculizarla. Quienes los desaprueben pueden, desde luego, expresar sus opiniones y polemizar. Sin embargo, cuando la mayoría de las personas tengan claros estos criterios, se podrá encauzar por un camino acertado la crítica y la autocrítica y aplicarlos a las palabras y acciones de la gente para determinar si son correctas o erróneas, si se trata de flores fragantes o de hierbas venenosas. Dichos criterios son criterios políticos. Claro que para juzgar la certeza de las tesis científicas y el nivel artístico de las obras de arte hacen falta, además, otros criterios específicos. No obstante, los seis criterios políticos son aplicables a cualquier actividad científica o artística. ¿Acaso en un país socialista como el nuestro puede haber alguna actividad científica o artística útil que esté en pugna con estos criterios políticos?
Mao Tsetung