Galin escribió: el_republicano2 escribió:¿Qué es el eurocomunismo en sí? ¿En qué se basa? ¿Qué diferencias tiene en los planos tanto teórico como práctico del M-L?
Os dejo un resumen que encontré aquí
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Eurocomunismo es anticomunismo En anteriores capítulos, he hablado de la oposición de Hoxha al revisionismo soviético y chino. Pero además, condenó un subgénero del mismo conocido con el nombre de “eurocomunismo” en una obra escrita en 1979 titulada “Eurocomunismo es anticomunismo”.
Para entenderla, previamente debemos explicar en qué consiste el eurocomunismo. O
ficialmente, el eurocomunismo nace en 1977 a través de Santiago Carrillo (Secretario General del Partido Comunista Español), Georges Marchais (del Partido Comunista Francés) y Enrico Berlinguer (del Partido Comunista Italiano). Más tarde surgirían otras corrientes eurocomunistas, pero siempre en situación minoritaria.
Los puntos clave del eurocomunismo son los siguientes:
· Renuncia al marxismo-leninismo, es decir, al carácter revolucionario que debía adoptar un partido comunista. Los eurocomunistas afirman que es imposible realizar una revolución proletaria en los países capitalistas, apostando en su lugar por el reformismo. En palabras de Santiago Carrillo, “considerar el leninismo como el marxismo de nuestro tiempo es algo inaceptable” (IX Congreso del PCE, 1978)
·
Rechazo al modelo marxista aplicado en la URSS, es decir, a la dictadura del proletariado.·
Aceptación del sistema parlamentario burgués, con un sistema pluripartidista.
· En el caso del Partido Comunista Francés y en el Italiano (no en el caso español),
apoyo a la OTAN.· Apoyo a la Unión Europea y sus respectivos organismos.En esencia, se podría decir que el eurocomunismo no es más que una forma de
socialdemocracia. Hoxha se plantea el por qué de la degeneración de estos tres partidos. Afirma que el error estuvo en no haber ligado su combate antifascista con su lucha por el socialismo, al contrario que los comunistas del Este de Europa:
“En cambio, los partidos comunistas de Europa Occidental no se mostraron capaces de aprovechar las situaciones favorables que habían creado la Segunda Guerra Mundial y la victoria sobre el fascismo. Esto demostraba que no habían comprendido ni aplicado debidamente las orientaciones del VII Congreso de la Internacional Comunista. Este Congreso sustentaba que, al oponerse y combatir al fascismo, se irían creando en condiciones determinadas también las posibilidades de formar gobiernos de frente único, totalmente diferentes de los gobiernos socialdemócratas.” (“Eurocomunismo es anticomunismo”, p. 26)
Ciertamente, el Partido Comunista Francés había llevado a cabo la resistencia contra el nazismo en el Interior de Francia, mientras que la “Francia Libre” de Charles De Gaulle la dirigía desde el exterior. Sin embargo, fue De Gaulle quien se llevó el mérito de todo:
“El Partido Comunista Francés llevó adelante la lucha antifascista que él mismo dirigía, pero no la convirtió en lucha revolucionaria de todo el pueblo. Y no sólo esto, sino que consideró más viable y más «revolucionario» rogarle a De Gaulle que aceptara en su comité «Francia Libre» a un representante suyo. En otras palabras venía a decir: «Por favor, señor De Gaulle, acépteme también a mí en su comité»; «Señor De Gaulle, el Partido Comunista Francés y las fuerzas guerrilleras se ponen bajo su mando y el del comité «Francia Libre»; «Señor De Gaulle, los comunistas no tenemos intención de hacer ninguna revolución, ni de tomar el Poder, sólo queremos que en la Francia del mañana se dé el viejo juego de los partidos, el juego «democrático», que también nosotros pasemos a formar parte, de acuerdo al número de votos, del futuro gobierno» . (Ídem, p. 28)
Los comunistas italianos, que tanta importancia tuvieron en su lucha contra el Fascismo (así lo recuerda la célebre “Novecento” de Bertolucci), llegaron a dominar la totalidad del Norte de Italia, pero cometieron el mismo error que los franceses:
“Mientras que en el Norte, la lucha del partido evolucionaba en general en una vía correcta, que no sólo podía conducir a la liberación del país sino también a la instauración del Poder popular, en el Sur y a nivel nacional, el partido no planteaba en absoluto la cuestión de la toma del Poder. Sólo postulaba la formación de un gobierno fuerte y con autoridad y no luchaba por el derrocamiento de la monarquía y de Badoglio.(...) El partido estaba por una solución parlamentaria en el marco de la legalidad del orden burgués. Su máxima pretensión era participar en el gobierno con dos o tres ministros.”(Ídem, p. 29-30)
“De esta forma, el Partido Comunista Italiano se fue introduciendo en las combinaciones políticas burguesas y comenzó a hacer sucesivas concesiones sin principio. En vísperas de la liberación del país, poseía una gran fuerza política y militar, que no supo o no quiso aprovechar, quedando, por propia voluntad, desarmado ante la burguesía. Renunció a la vía revolucionaria y se introdujo en el camino parlamentario, que lo fue transformando gradualmente de un partido de la revolución en partido burgués de la clase obrera por reformas sociales.” (Ídem, p. 30)
El partido eurocomunista que más detesta Hoxha es el PCE. Ciertamente, tuvo conflictos con Dolores Ibárruri, alias La Pasionaria, porque éste no adoptó la política revisionista de Kruschev. Quisiera aclarar que La Pasionaria fue una importante militante antifascista y una intelectual que merece la pena ser leída, pese a los errores que pudiera haber tenido con Hoxha. Él mismo conoció en primera persona la Guerra Civil Española al combatir con las Brigadas Internacionales contra Franco. Sin embargo, el personaje sobre el que más centra sus críticas es Santiago Carrillo:
“Al haber desaparecido en la lucha armada y bajo los golpes del terror fascista los elementos más sanos, más preparados ideológicamente, más resueltos y valientes, en el Partido Comunista de España cobró supremacía y ejerció su influencia negativa y destructora el elemento cobarde pequeño-burgués e intelectual como Carrillo y compañía. Estos fueron transformando gradualmente al Partido Comunista de España en un partido oportunista y revisionista.” (Ídem, p. 32)
Acusa al PCE de humillarse aún más que los otros dos partidos eurocomunistas:
“Pero el Partido Comunista de España no tenía todavía un status legal, razón por la cual desplegaría grandes esfuerzos, ya en vida de Franco, para lograr su legalización. Ni el franquismo ni Franco permitieron tal cosa. Tras la muerte de Franco, con el acceso al Poder del rey Juan Carlos, Carrillo consiguió algunos resultados de cara a la legalización del partido. Pero, para obtener ésta, tuvo que hacer declaraciones y concesiones de principio de tal magnitud que ni siquiera el Partido Comunista Francés y el Partido Comunista Italiano se habían permitido hacer ante la burguesía capitalista de sus propios países. Para entrar en España y legalizar su partido, Carrillo aceptó reconocer al régimen del rey Juan Carlos, incluso llegó a elogiarlo, a calificarlo de régimen «democrático», admitió la monarquía y su bandera. Después de esta sumisión, los monárquicos le dieron carta blanca.”
“En las diversas elecciones que se han celebrado en España, el partido de Carrillo no ha conseguido más que un 9 por ciento de votos, y apenas unos pocos escaños en el parlamento. Esto para Carrillo ha sido una «gran victoria democrática que cambiará la imagen de España» (...) Han arrojado por la borda la bandera roja de la revolución y han pisoteado sin la menor vergüenza la sangre derramada por decenas y cientos de miles de héroes en la Guerra de España.” (Ídem, p. 42)
No es de extrañar, además, que la animadversión hacia el PCE tuviera que ver con la amistad de éste con países como la Yugoslavia de Tito, la China de Mao o la Rumanía de Ceaucescu.
Entre los aspectos generales que critica del eurocomunismo, señala lo siguiente:
· Los eurocomunistas realizan sus acciones dentro de la legalidad burguesa:“Ahora bien, ¿a dónde pretenden llevar a la clase obrera italiana los revisionistas de Berlinguer? «Luchemos, afirman, en el marco de la Constitución republicana». Y la burguesía les dice: «Dentro de los barrotes de mi Constitución, luchen cuanto quieran, esto poco me importa». (…)Este partido se ha transformado en una institución del Poder burgués para apagar el espíritu revolucionario de la clase obrera, eclipsarle la perspectiva socialista, impedir que se haga consciente de la situación lamentable en que se encuentra y se alce en una resuelta lucha para derrocara la burguesía.” (Ídem, p. 53)
· El eurocomunismo concibe un socialismo en el que se entrelazan elementos socialistas y capitalistas:
“En su «socialismo» habrá cabida para la «propiedad socialista» y para la propiedad capitalista, existirán pues clases explotadoras y explotadas, a la par del partido de la clase obrera existirán también partidos burgueses, la ideología proletaria convivirá con las otras ideologías, el Estado en dicho «socialismo» será un Estado donde todas las clases y todos los partidos tendrán poder.” (Ídem, p. 56)
· El eurocomunismo apoya la OTAN. Erróneamente acusa a Carrillo de apoyarla, aunque en los otros dos casos acertó:
“Ahora los revisionistas italianos no sólo insisten en que Italia siga en la OTAN, sino que se han hecho más atlantistas que los democristianos y los otros partidos burgueses pronorteamericanos. «La permanencia de Italia en la Alianza Atlántica, dicen los revisionistas italianos, se debe a la necesidad de conservar el equilibrio de potencia del cual depende la salvaguardia de la paz en Europa y en el mundo.» (Ídem, p. 72)
“Tampoco los revisionistas franceses se diferencian de sus hermanos italianos en lo que respecta a su fidelidad a la OTAN, pero para ir al unísono con los giscardianos o los gaullistas defienden también la posición preferencial que debe tener Francia en estas organizaciones. A su vez, el partido de Carrillo no ceja en sus intentos de convertirse en el abanderado del ingreso de España en la OTAN. Así, el frustrado sueño de Franco podría realizarse al fin.” (Ídem, p. 73)
· El eurocomunismo, al contrario de lo que pensaba Lenin, no concibe al Estado como la estructura de poder de la burguesía:
“Carrillo intenta «demostrar» que el actual Estado de los países capitalistas no representa el Poder de la burguesía, su aparato represivo para proteger su propiedad y su dominación, sino un Poder por encima de las clases, de todas las clases. No consiguiendo hacer pasar lo negro por algo completamente blanco, admite que en todo caso existe una cierta preponderancia de la burguesía en este Poder, que la considera una reminiscencia de las condiciones históricas en que ha surgido este Poder, pero que en los actuales momentos puede remediarse.” (Ídem, p. 96)
Finalmente, Hoxha llama la atención al respecto de la publicidad que los medios de comunicación burgueses realizan para los partidos eurocomunistas, que no es precisamente casual:
“La publicidad que la gran prensa burguesa, los trusts de publicaciones, la radio y la televisión han desplegado en torno a los escritos, los libros, los discursos y los congresos de los revisionistas, es realmente sorprendente. Tipos como Berlinguer, Marchais, incluso Carrillo, han sido transformados por la gran máquina propagandística en personajes que aventajan no sólo a las «estrellas» de cine, sino también a los papas y a los jefes de Estado de los más grandes países. (…)
Toda esta publicidad, todo este ruido testimonia el gran júbilo de la burguesía, que ha encontrado celosos servidores dispuestos a combatir, desde la izquierda, como ellos dicen, al comunismo, en unos momentos en que sus armas del anticomunismo declarado estaban oxidadas y eran inservibles.” (Ídem, p. 45)