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    Teorías sobre el Estado: una síntesis historiográfica

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    Teorías sobre el Estado: una síntesis historiográfica Empty Teorías sobre el Estado: una síntesis historiográfica

    Mensaje por VanVan Vie Ene 21, 2011 4:00 pm

    TEORÍAS CRÍTICAS CON EL ESTADO
    MARXISMO Y ESTADO

    Asomándose tímidamente a la Academia a partir del siglo
    XX, pero movilizador y revolucionario en la vida social
    de todo el mundo, la concepción marxista del Estado constituye
    el principal contrapunto respecto a las propuestas anteriores.
    Así, mientras que éstas promueven discursos legitimadores
    del hecho estatal, el marxismo desvela la realidad
    socioeconómica explotadora y clasista a la que sirve el Estado;
    aquélla que alimenta la segregación y la competencia,
    la jerarquía y la desigualdad, la coerción y la explotación a
    manos de una clase dominante con licencia para matar. El
    Estado pasa a entenderse como una organización política
    enraizada en unas condiciones materiales históricamente
    determinadas. Niega, por tanto, que constituya una condición
    intrínseca de la vida social, una necesidad ineludible
    o una aspiración ética de la razón humana y, en cambio, lo
    sitúa en el punto de mira de unos objetivos revolucionarios
    que han de desembocar en su extinción tras construir una
    sociedad sin clases.
    La principal razón del influjo de la obra de Karl Marx en
    la historia y el pensamiento contemporáneo reside en haber
    promovido un compromiso dialécticamente relacionado
    con el conocimiento científico de la realidad social, por un
    lado y, por otro, con la praxis política. Marx elaboró la última
    propuesta emancipadora surgida de Occidente, encaminada
    a eliminar la explotación capitalista para alcanzar
    una sociedad más justa. Pretendía acabar, igualmente, con
    la filosofía especulativa e inaugurar la ciencia de la Historia
    de la mano de un estudio materialista de la sociedad que
    hoy conocemos como materialismo histórico. En virtud de
    este planteamiento, el pensamiento y la voluntad son resultado
    y no motor de la experiencia material (la producción
    de la vida en sociedad), de la tensión y contradicciones establecidas
    entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las
    relaciones de producción vigentes en un momento dado, y
    del lugar de los grupos sociales en la organización de dicha
    producción.
    El significado de la categoría «Estado» en los textos de
    Marx varió desde sus primeras obras teñidas de humanismo
    idealista de raíz hegeliana, hasta los escritos en que la producción
    material cobra el protagonismo de la historia,
    cuando la propiedad privada deja de contemplarse como el
    sustento y sujeto del Estado, y se supedita al trabajo enajenado,
    que es causa y consecuencia de la riqueza y de la
    miseria. A partir de este momento, la categoría «Estado» y
    otros conceptos políticos perdieron centralidad en la obra de
    Marx, pues la determinación social no residiría más en las
    formas de gobierno ni en las constituciones políticas, sino
    en la producción material de la sociedad, estudiada desde la
    economía política, no desde el humanismo filosófico.
    Uno de los principales objetivos de Marx al incluir en su
    análisis etapas pretéritas del desarrollo humano era mostrar
    que el trabajo asalariado característico del capitalismo es un
    producto histórico y no una condición inherente al género
    humano. Empleó las categorías «formas de propiedad» y,
    tardíamente, «modos de producción» para figurar la expresión
    histórica de la producción social en ciertos lugares y
    épocas, figuras a las que correspondía, o no, una organización
    política de tipo estatal. No se trata de categorías absolutas,
    sino de diagnósticos de situación referidos a una
    realidad dinámica que hay que descubrir empíricamente.
    En La Ideología Alemana y, posteriormente, en las Formen
    (11), el hilo conductor corresponde al desarrollo de la
    división del trabajo, que lleva consigo distribuciones distintas
    y, a veces, desiguales del trabajo y de los productos del
    mismo, lo que se traduce en formas de propiedad diferenciadas
    (más adelante, «modos de producción»), A partir de
    esta premisa, Marx definió varias formas de propiedad entre
    las sociedades precapitalistas (tribal, antigua y feudal en La
    Ideología Alemana; comunitaria, asiática, antigua, germánica
    y feudal en las Formen). El Estado aparece como la institución
    política propia de tan sólo algunas de ellas y adquiere
    diferente ropaje no en función de motores idealistas como
    el progreso de la razón, el avance de la libertad de la mano
    del espíritu en cada época o la voluntad de felicidad o de
    poder de los individuos, sino en virtud de las formas de
    propiedad que vehiculan la producción en diferentes momentos
    históricos.
    Hemos señalado que el afianzamiento del papel protagonista
    de la producción en el pensamiento de Marx siguió un
    camino inversamente proporcional al de la importancia de
    la noción de «Estado». Desde la segunda mitad de la década
    de 1840 en adelante, este tema no llamó su atención más
    que de forma breve y en ocasiones puntuales, casi siempre
    a propósito del relato y comentario de acontecimientos
    históricos contemporáneos, o bien en contextos relacionados
    directamente con su activismo político. En un escrito
    de este género, «Crítica del Programa de Gotha», Marx
    expuso cómo concebía críticamente la política en relación
    al Estado y predijo el futuro histórico de esta institución. La
    critica de Marx defiende un objetivo revolucionario que excluía
    toda complicidad reformista con el Estado burgués y
    auguraba a corto o medio plazo la desaparición de la propia
    institución estatal en el marco de una sociedad comunista
    sin clases. Para Marx, la prioridad consistía en subvertir de
    manera revolucionaria, violenta, las condiciones materiales
    de producción capitalistas, de las cuales el Estado es sólo
    un instrumento que garantiza la propiedad y el monopolio
    burgués de los medios de trabajo. Antes de la implantación
    plena de una sociedad comunista, Marx vaticinó una etapa
    transicional, la dictadura revolucionaria del proletariado,
    en la que el Estado subsistiría con el único objetivo de de-
    fender por la fuerza un orden social ya dominado por el
    proletariado hasta la completa eliminación de la explotación
    capitalista (la apropiación del trabajo asalariado). En
    ese momento, extinguidas las clases, el Estado perdería su
    razón de ser y se extinguiría.
    La crítica del Estado realizada por Marx tuvo un peso
    considerable en el pensamiento social y en la acción política
    posterior. Sus enunciados principales son:
    • El Estado es un producto histórico, una especificidad
    en el campo de la organización política que
    se desarrolló en los lugares y épocas en que la producción
    generó la división de la sociedad en clases
    antagónicas, y cuando dicho antagonismo alcanzó
    un determinado grado de conflicto.
    • El Estado, como factor decisivo de la vida política
    en las sociedades clasistas, no constituye, sin
    embargo, el motor de su devenir. El protagonismo
    corresponde, como siempre, a la producción social
    de las condiciones materiales para la vida.
    • La actividad política podría calificarse como
    un ceremonial carente de autonomía. En este sentido,
    no conviene confundir «tipos de Estado» con
    «formas de gobierno». Los primeros vienen adjetivados
    por la relación social prioritaria que dicta la
    producción de los medios de vida (Estado esclavista,
    feudal, capitalista, etc). Las segundas («monarquía»,
    «aristocracia», «democracia», «república», etc.), en
    cambio, designan la concreción de las instituciones
    estatales dentro de cada tipo de Estado. Un mismo
    tipo de Estado puede tolerar diversas formas de gobierno.
    Para el proletariado revolucionario, el objetivo
    no debería residir en reemplazar unas formas de
    gobierno por otras más «justas», «libres» o «progresistas
    », sino en acabar con las relaciones de explotación
    que determinan la existencia del tipo de Estado
    capitalista.
    Las aportaciones posteriores a Marx, es decir, las propiamente
    marxistas, comenzaron por Friedrich Engels,
    quien, en El Origen de la Familia, la Propiedad Ptivaday el
    Estado, reiteró el papel del Estado como instrumento
    de la clase explotadora para mantener los antagonismos
    irreconciliables de clase dentro de un orden a su conveniencia.
    A Engels corresponde, además, el haber llamado la
    atención sobre varios aspectos que enriquecen la definición
    del Estado, independientemente de los tipos y formas que
    adopte a lo largo de la historia.
    1. Dimensión territorial. A diferencia de la organización
    gentilicia, el Estado agrupa a los individuos
    según divisiones territoriales limitadas por fronteras.
    2. Institucionalización de una fuerza pública
    armada. Dicha fuerza está formada por grupos de
    hombres armados, auxiliados por medios coercitivos
    que resultan inéditos en las sociedades no estatales.
    3. Una burocracia capaz de recaudar impuestos
    con los que mantener la fuerza pública represora y a
    sí misma como administración.
    Burocracia y ejército permanente, como instituciones
    básicas de cualquier Estado, fueron características que Engels
    y, años más tarde, Lenin, subrayaron con especial
    énfasis. Pese a la censura sufrida por el marxismo en gran
    parte del mundo académico occidental, su influencia resulta
    palpable y decisiva en la obra de investigadores de enorme
    influencia en el estudio de las primeras civilizaciones, como
    Veré Gordon Childe.

    Revista de Historiografía, N.° 9, V(2/2008), pp. 4-18. Vicente Lull y Rafael Micó

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