Proclama difundida por los Comunistas (bolcheviques) Revolucionarios Soviéticos en 1967, reproducido por el PCP y con Prólogo a la Edición mimeografiada de 1968 del PCP Impreso en Edit. Impulso — García Naranjo 448. LIMA—PERÚ.
La unica observacion es que no subi el prologo que hiciera el PCP en la versión mimeográfica y unas citas que el PCP pusiera.
Para el interesado del prologo del PCP y las citas dejo el enlace original donde esta subido el texto completo, donde pueden descargarlo el texto en PDF.
Enlace: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
La unica observacion es que no subi el prologo que hiciera el PCP en la versión mimeográfica y unas citas que el PCP pusiera.
Para el interesado del prologo del PCP y las citas dejo el enlace original donde esta subido el texto completo, donde pueden descargarlo el texto en PDF.
Enlace: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
LOS AUTENTICOS REVOLUCIONARIOS DE LA URSS
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
PROCLAMACION PROGRAMATICA DE
LOS COMUNISTAS (Bolcheviques)
REVOLUCIONARIOS
SOVIETICOS
LOS CABECILLAS OPORTUNISTAS DEL PCUS BAJO LA MASCARA DEL MARXISMO
Hoy en el desarrollo del movimiento comunista se acerca el mo-mento decisivo. En condiciones en que todo partido comunista debe adoptar una resolución histórica y pasar al camino del marxismo revolucionario o del oportunismo, es necesario que los comunistas de todo el mundo escuchen también la voz de sus camaradas soviéticos.
Actualmente se pretende que su opinión está expresada por aquellasresoluciones y declaraciones emanadas por la actual dirección delPCUS. Pero, quien conoce, por máspoco que sea, la vida interna de nuestro país, quienquiera que se haya puesto en contacto, por más poco que sea, con las masas de nuestro pueblo y con los simples miembros del Partido, no puede dejar de saber que todas estas resoluciones y declaraciones, no sólo reflejan las convicciones y las verdaderas aspiraciones de la abrumadora mayoría de las gentes soviéticas, de la gran mayoría de los miembros del PCUS, sino que están en plena contradicción con ellas.
Los comunistas de China y Albania han mostrado una profunda adherencia a los principios y una abnegación revolucionaria en eldesenmascaramiento del oportunismo moderno. En los documentos delPCCh y del Partido del Trabajo de Albania se ha comprobadoenteramente el camino del reniego y la traiciónde los intereses de la revolución socialista, en el cual se ha introducido la dirección delPCUS después de la muerte de Stalin. Así que, a menudo, nosotros sólo repetiremos y concretizaremos las tesis de los camaradas chinos yalbaneses. Pero, consideramos como nuestro más importante deber eldescubrimiento de las causas que provocaron el antagonismo entre la dirección del PCUS, por una parte, y las masas de comunistas soviéticos del pueblo soviético, por la otra. Los dirigentes oportunistas del PCUS se deben desenmascarar desde la retaguardia, desde el punto de vista de su posición social en el interior de la Unión Soviética, allí donde ellos, en efecto, han usurpado el poder y se han puesto contra el pueblo.
Comprender esta situación muy complicada desde el exterior es extremadamente difícil. Pero es absolutamente indispensable que esta situación sea comprendida, tanto desde el punto de vista práctico como teórico. Aquí nos encontramos con un fenómeno que representa en sí mismo el peligro "interno", peligro todavía más serio para el movimiento comunista, con un fenómeno tal que nos amenazará durante todo el periodo de la transición del capitalismo al comunismo. La comprensión de la situación de los oportunistas en el interior de la Unión soviéticaayudará a los partidos comunistas y obreros del mundo a evaluar más correctamente también sus actos en la arena internacional, su hipocresía en relación con los movimientos revolucionarios y de liberación, la deformación por su parte de la idea de la lucha por la paz.
Pensamos que no es necesario comprobar que todo el nudo de las contradicciones en el actual movimiento comunista se concentra en el problema del "culto a la personalidad". Cada una de las partes de la fidelidad al marxismo-leninismo. Y estoes natural, ya que se trata del primer experimento de la dictadura del proletariado. Es evidente que sin esclarecer esta cuestión, el movimiento comunista no puede avanzar hacia adelante.
Hubo un momento (inmediatamente después del XX Congreso delPCUS) en que los críticos del "culto a la personalidad" engañaron a muchos comunistas con el carácter sensacional y aparentemente verdadero de sus desenmascaramientos. Pero tampoco entonces losoportunistas no lograron ganarse a los luchadores proletarios másresueltos y más experimentados, también entonces camaradas tales —y en primer lugar los comunistas de China y de Albania— comprendieron el carácter infame y calumniador de la campaña desencadenada por la dirección del PCUS. Los años posteriores demostraron el inmenso daño que le causaron al movimiento comunista los actos de los oportunistas, quienes no estaban en absoluto en condiciones de dar una solución positiva a los urgentes problemas que se planteaban ante el movimiento comunista. Los acontecimientos de los últimos tiempos ponen claramente en evidencia la esencia demagógica de los alaridos oportunistas sobre el "culto a la personalidad", su carácter antirrevolucionario y antimarxista.
En realidad, los oportunistas comenzaron con la critica al "culto a la personalidad" de Stalin y terminaron con la crítica al "culto a la personalidad" de Jruschov, a quien los oportunistas lo exaltaban como un "gran marxista" y no tenían intención de dárselo a ningún otro, resultó él mismo culpable de aquel pecado por el cual criticaba a Stalin. Se trata de que, en el ejemplo de Jruschov, se hizo muy evidente la absurdidad de la misma actitud de los oportunistas, de la misma patraña sobre el "culto a la personalidad", cuando, en vez de la explicación social de las formas de la dictadura del proletariado, se pone la concepción subjetiva sobre la dominación de una persona en el Estado socialista. Tales cosas laspueden decir sólo los que han perdido toda noción sobre el materialismo histórico. La personalidad titánica deStalin le daba aún al mito oportunista la apariencia de una verdad. Pero lo que sucedió con Jruschov desacreditó definitivamente a los revisionistas. No se puede pensar que Jruschov tenía alguna personalidad, algún mérito personal. Esto en la Unión Soviética lo saben incluso los niños. Para nadie es un secreto que el culto a Jruschov fue creado (y con grandes esfuerzos) por su círculo. La base social de la autoridad personal en este caso se manifiesta muy claramente. Para los marxistas es comprensible que las cualidades del dirigente se determinan directamente por el ambiente social que lo saca. Y nosotros tenemos mucho qué decir si comparamos, en ese sentido, a Stalin y a Jruschov.
Pero es un hecho, dirán los oportunistas, que por un largo tiempo Stalin fue el dirigente todopoderoso del Estado Soviético y del PartidoComunista de la Unión Soviética y que a él se le cantaban himnos. Ynosotros no tenemos ninguna intención de negarlo. Pero, ¿cómo esposible que personas que se autoproclaman marxistas afirmen que esto fue algo casual, que estas cosas se hacían en oposición con la voluntaddel Partido y del pueblo, que el Partido y el pueblo construían el socialismo en oposición con Stalin y sin él? ¿Cómo pue-den ellos conciliarse con la opinión de una persona, quien no se basaba en ningún grupo social, que no representaba a ninguna clase, sólo con la fuerza de su mente y de su carácter por 30 años consecutivos manejaba a todo un partido y a todo un pueblo? Los mismos críticos del "culto a la personalidad", que creen en la posibilidad de una semejante arbitrariedad extraordinaria e impune, elevan a Stalin al nivel de un superhombre, se alejan del marxismo y se concilian en la teoría con el "culto a la personalidad". Bajo la pluma de estos traidores al marxismo, la clara historia de la lucha de clase de 30 años del pueblo soviético por el socialismo, pierde todo su majestuoso sentido social y se convierte en el misterio del palacio de Madrid, en una chismografía obscura, infame y repugnante, en la cual la calumnia engendra la calumnia. El cuadro que presentan los oportunistas se le puede imponer a la imaginación de un pequeño-burgués, le puede gustar extraordinariamente al intelectual burgués, quien se mueve continuamente alrededor de su personalidad y, por eso, con mucho gusto está dispuesto a atribuirlo todo en este mundo a la voluntad personal. Pero los marxistas no pueden contentarse con las patrañas de la voluntad personal del pequeño-burgués y, naturalmente, deben analizar los motivos sociales de una semejante situación.
Es de señalar que la necesidad de un semejante análisis social lacomprende claramente la mayoría de los comunistas soviéticos; tambiénaquí ha hecho su efecto la gran escuela de educación comunista queellos han pasado. Inmediatamente después del XX Congreso, en lareuniones generales de las organizaciones de base del PCUS tuvieronlugar expresiones en masa de los simples miembros del Partido quereclamaban que el Comité Central le hiciese una evaluaciónverdaderamente marxistaa la actividad de Stalin. Estas llamadas fuerontan insistentes que la dirección del PCUS se vio obligada a pasar a laspersecuciones contra los distintos miembros del Partido y a ladisolución de una serie de organizaciones de partido que obraban demanera particularmente compacta. Más tarde, en 1957, en las reunionesde partido obligaron a arrepentirse a todos los que anteriormente habíancriticado las resoluciones del XX Congreso. Pero, incluso en el silenciola opinión pública fue tan terrible con su unidad, que los oportunistas recurrieron a las medidas extremas. Contrapo-niendo a la "brutalidad" de Stalin su ''humanismo", ellos, sin ninguna verificación, sin ningún procedimiento jurídico, rehabilitaron a los encarcelados políticos, jugando con sus sentimientos ofendidos y dándoles el derecho de voto en la sociedad. Pero, siendo que esto no fue suficiente, se proclamaron nuevamente amnistías generales en favor de elementos bandidos que más de una vez habían aterrorizado a la sociedad. Toda esta llamada política fue coronada con el encuentro celebrado por Jruschov con uno de los bandidos arrepentidos y con una generosa recompensa por el motivo que este último, al fin, había decidido convertirse en una persona honrada. La indignación general obligó a la prensa oficial a poner fin rápidamente a las descripciones llenas de admiración de este "acto humanitario". Pero, en general, en el límpido arroyo se echaron tantas inmundicias que por cierto tiempo sus aguas se enturbiaron un poco. No influenciaron poco en este sentido aquellos residuos de la vieja sociedad, los cuales por 40 años consecutivos fueron obligados a esconder sus opiniones y verdaderos sentimientos y que ahora, de imprevisto, lograron la posibilidad de expresar abiertamente su indignación contra la dictadura del proletariado. Arena principal para el desarrollo de su actividad se hizo la literatura. Allí se dirigieron también las nuevas podredumbres.
Pero, por más activos que se mostraron estos luchadores contra el"culto a la personalidad", los oportunistas no podían dejar de com-prender que no todos podían caer en una semejante trampa, que lacritica contra Stalin se debía reforzar a toda costa con argumentos talesque se pareciesen a los argumentos marxistas. La persona que esculpable de tantos pecados no puede quedarse marxista-leninista en la teoría. En caso contrario, éste seria el fenómeno más sorprendente en el mundo. Conscientes de ello, los oportunistas y sus servidores instruidos hace más de 10 años buscan en las obras de Stalin teorías, y si no teorías, por lo menos tesis particulares, y si no tesis particulares, por lomenos alusiones particulares, que estén en contradicción con el marxismo-leninismo. Buscan pero no encuentran nada.
Comenzaron por burlarse del capitulo filosófico del curso abre-viado de Stalin "Historia del Partido Comunista (b) de la URSS" y todo consistió en el hecho de que el número de particularidades indicadas por Stalin fue aumentando de 4 a 12, las cuales no es difícil sólo aplicarlas, sino también recordarlas. Se pusieron al trabajo para criticar la obra de Stalin "Problemas Económicos del Socialismo en la Unión Soviética". Nada pudieron descubrir, se quedaron callados. Atacando en todo sentido, con palabras, a los artículos de Stalin sobre los problemas de lingüística, llegaron a la conclusión que en estos artículos había algunas deformaciones. Operaron de esta manera decenas y decenas de veces en los campos más diversos: gritos, informes triunfantes, pero, por último, vemos a los liliputienses haciendo fuerzas a los pies de Gulliver.
Nos dirán que ahora ha sido echada abajo una de las tesis más importantes de Stalin, sobre la cual él se basaba en sus actos, es decir la tesis según la cual, con la aproximación al comunismo, la lucha de clases va agudizándose y tomando formas cada vez más complicadas. Pero, por el momento, dejemos aparte la teoría, señores oportunistas. ¿Cómo ustedes mismos definirían aquella lucha que estalló en la URSS después de la muerte de Stalin, en la cual ustedes mismos están participando tan activamente? ¿Acaso no es ésta lucha de clases? Quizás su carácter violento no sirve como la mejor prueba de la justeza de Stalin? Al responder a estas demandas, a los oportunistas no les queda otra vía de salida que ponerse de acuerdo con nosotros o volverse ridículos ante todos los marxistas.
Así, pues, si los críticos del "culto a la personalidad" quieren mantener una actitud más o menos seria hacia el problema y convencer a los demás sobre su justeza, deben explicar la sorprendente circunstancia de que Stalin, quien —según ellos— había ido tan lejos en el sentido de los errores prácticos, en la teoría había quedado un marxista ortodoxo. Para nosotros semejante incompatibilidad no existe, ya que consideramos que la actividad de Stalin encuentra una plena explicación y justificación. Y, si en ella ha habido errores, Stalin históricamente no podía comprenderlos ni evitarlos.
Cabe preguntar: ¿por qué los oportunistas se aferran a un punto devista cuya absurdidad no constituye ningún gran secreto? A los que están en favor del análisis social del "culto a la personalidad", los oportunistas los acusan demagógicamente de que, supuestamente, quieren ligar el "culto a la personalidad" con la misma naturaleza del sistema socialista. Pero, ¿por qué entonces todas estas exageraciones? Por qué estos o aquellos aspectos de la actividad de Stalin no podían condicionarse, no por la esencia del socialismo en general, sino por las condiciones históricas concretas en las cuales actuaba Stalin Aquí no se puede dejar de sospechar que la critica al "culto a la personalidad" de Stalin es necesaria a los oportunistas para sus intereses egoístas, que esta crítica se aprovecha por los oportunistas como cortina de humo, detrás de la cual esconden su verdadera faz y sus monstruosos actos. Semejante conclusión se deduce aún más por el hecho de que han pasado más de 10 años desde la muerte de Stalin, pero la dirección oportunista del PCUS hasta el presente se ve obligada a probar su valor, no con éxitos reales, sino criticando a los que desde hace algún tiempo no viven más.
A pesar de eso, en este caso, la expulsión de Jruschov explica muchas cosas. Todo el mundo sabe que este enano charlatán puso en práctica todos los programas políticos y particularmente económicos propuestos por su grupo. Ahora resulta que él solo es culpable por todos los fracasos del "gran decenio". No cabe duda que, en este caso, los cabecillas oportunistas del PCUS sacrificaron a Jruschov en aras de la opinión pública de la URSS,borrando con un simple rasgo de pluma los deplorables resultados de su actividad común decenal y echando la culpa para todo esto al cabrón-mandadero Jruschov. Pero sintiendo instintivamente que esta explicación era inestable y llevaba a conclusiones muy poco satisfactorias, los oportunistas ahora intentan en general, no poner el acento sobre la expulsión de Jruschov.
En realidad, comparando a Stalin y Jruschov, no podemos dejar derecordar las palabras de Marx de que la historia se repite dos veces, peroen principio se nos presenta en forma de tragedia, mientras que después en forma de comedia. Lo que sucedió con Jruschov no es sino unaparodia de la campaña oportunista del desenmascaramiento del "culto a la personalidad" de Stalin: traicionando en la persona de Jruschov a un bufón y un renegado, en la persona de Stalin ellos han traicionado a un guía y un gran pensador revolucionario.STALIN Y LA DEMOCRACIA PROLETARIA
Si hacemos un resumen de todas las acusaciones que los oportu-nistas le hacen a Stalin, en general todas se pueden incluir en un rubro — Violación de la democracia proletaria. Según las afirmaciones de los oportunistas, Stalin había usurpado el poder en el país y en el Partido, había liquidado a los mejores y más idóneos cuadros de los trabajadores del Partido y del Estado.
Criticando a Stalin, los oportunistas a él le contraponen Lenin,creyendo que éste es el argumento mejor y más evidente para ellos.También nosotros estamos de acuerdo que esta comparación ayuda a lacuestión, pero sólo que cae sobre la cabeza de los mismos . oportunistas."Intransigencia", "brutalidad", comportamiento dictatorial, ¿dónde seencontró todo ese léxico? ¿Estamos acaso citando el editorial de "Pravda"de los últimos años dedicado al "culto a la personalidad"? No, éstos soncalificativos ordinarios que los oportunistas han hecho a la actividad deLenin durante toda la revolución rusa. ¿Por qué la actual dirección delPCUS no se da cuenta que ahora se está repitiendo hacia Stalin todo loque en el pasado se le atribuía a Lenin? ¡Y qué metamorfosis! Según eltratamiento de los oportunistas contemporáneos, Lenin se nos presentasostenedor de la tesis "no te opongas al mal con la violencia". Paradenigrar la táctica revolucionaria de Stalin, cuya crítica para ellos tienedirecta y vital importancia, los oportunistas están dispuestos a olvidar elpasado y presentar a Lenin en una forma "ennoblecida", según su puntode vista. "Somos los jacobinos del proletariado" — Estas palabras de Lenin se las deben recordar bien todos los que quieren ahora disfrazar a Lenin, para darle el aspecto de Jesucristo.
Pero, ¿existía alguna diferencia en el carácter de las acciones de Lenin y Stalin? Sí. Comparando a estos dos dirigentes revolucionarios, los oportunistas (en plena concordancia con su concepción burguesa) todo lo reducen a las cualidades personales de estos dos hombres. Pero es evidente que la actividad de Lenin y de Stalin como dirigentes del Partido y del Estado corresponde a dos diferentes periodos de desarrollo de nuestra revolución; periodos que difieren radicalmente el uno del otro. La muerte de Lenin coincidió aproximadamente con la conclusión del periodo de la ofensiva revolucionaria europea, así que sobre las espaldas de Stalin recayó la tarea de la dirección del primer Estado proletario en el momento de su pleno aislamiento en la arena mundial, en las condiciones de la falta de alguna base considerable para la construcción del socialismo. La ruptura del débil eslabón en la cadena del capitalismo fue una debilidad también de la misma revolución, "...un país atrasado puede comenzar fácilmente, ya que su adversario está podrido, —escribía Lenin—porque su burguesía no está organizada, pero, para continuar, él debe abrir cien mil veces más los ojos, debe tener cien mil veces; más cuidado y paciencia. En la Europa occidental esto será diferente, allí es inmensamente más difícil comenzar, es inmensamente más fácil proseguir más allá... la revolución en un país atrasado, a quien los acontecimientos en unamedida considerable, gracias al atraso de este país, lo han puesto, naturalmente por un breve tiempo y, naturalmente, en las cuestiones parciales, ante los otros países adelantados, naturalmente esta revolución está destinada inevitablemente a atravesar momentos de los más difíciles y, en un próximo futuro, también los más amargos..." (discurso "Sobre las Tareas Inmediatas del Poder Soviético"). No es sorprendente que en esta situación desesperada también las medidas adoptadas por el Partido bolchevique dirigido por Stalin tenían un carácter desesperado y extraordinario. El frente económico era casi más peligroso y, en todo caso, mucho más complicado que los frentes de la guerra civil.
En realidad la revolución alemana condujo, no a la victoria delproletariado, sino a la victoria de la burguesía; y con, esto desvanecié-ronse las esperanzas de la ayuda directa revolucionaria muy esperada por parte de Europa; la NEP ayudó a salvar al país del hambre, pero no resolvió el problema del financiamiento de la construcción de la gran industria de las maquinarias, sin la cual no puede haber socialismo. El socialismo se debía construir totalmente con los recursos internos del país. Base material de toda la construcción socialista debía ser la agricultura. Pero su paso a este camino estaba relacionado con inmensas dificultades políticas y organizativas.
Después del triunfo de la revolución, después de su afirmación definitiva, la agricultura estaba desorganizada, no controlada y sus recursos estaban esparcidos en la pequeñas economías privadas. La especulación que prosperaba sobre esta base, la infección de una parte del proletariado por el egoísmo de la propiedad. Tal era el reflejo del elemento pequeño-burgués que asolaba el país.
Sólo una férrea organización, sólo la vigilancia y el más riguroso control, la más rigurosa disciplina en el trabajo podían salvar a la revolución socialista en estas circunstancias. ¿Podía, acaso realizarse todo esto mediante medidas democráticas?
Absolutamente lo mismo debía suceder también en el terreno de lolucha ideológica, Debemos llamar la atención sobre el hecho de que laposibilidad de la realización de la revolución proletaria en Rusia fue asegurada porque, en un momento dado, la pequeña burguesía, después de haber comprendido que los medios burgueses para la solución de lastareas vitales inmediatas eran inútiles, osciló de la parte delproletariado, aceptando prácticamente su incapacidad política. Precisamente "osciló" es un término de Lenin, Pero al igual que una persona débil, que en el momento del peligro se confía enteramente a una persona más fuerte y, pasado el peligro, comienza inmediatamente a gloriarse y a jactarse y además a atribuirse a sí misma la victoria,también la pequeña burguesía, desde el momento del derrocamiento delzarismo y de la gran burguesía, se hizo inmediatamente fuerte y exigente. Y al mismo tiempo, como consecuencia de su debilidadnerviosa, comprendía la victoria del socialismo sólo bajo la forma de unrespaldo inmediato idílico a Rusia por parte de la Europa insurrecta. Enel momento en que se desvaneció la esperanza de la revolución "mundial", en que se hizo evidente que el socialismo se debía construircon las propias fuerzas y los propios medios, desaparecieron sin dejarhuellas los últimos ímpetus revolucionarios de los ideólogos pequeño-burgueses y se rompieron sus lazos con los bolcheviques. Aquícomenzaron las dudas "profundas" y clarividentes, se oyeron gritos parasalvar por lo menos una parte de las conquistas revolucionarias mediante la capitulación ante el imperialismo europeo, se escucharonacusaciones contra los bolcheviques "extremistas", en una palabra,comenzó aquella corriente de palabrería que, de ordinario, tiene como fin enmascarar en el pequeño-burgués su espíritu de cobarde.
Naturalmente, la mejor arma para los demagogos pequeño-burgueses de aquel tiempo era la demanda de la democracia, la demanda de "dirigirse a las masas". Y les aconsejaríamos a los oportunistas contemporáneos que recordaran que no fue Stalin sino Lenin el que escribió en aquel entonces:
"Cuando los mencheviques se desgañitan gritando contra "el bo-napartismo" de los bolcheviques (que, según ellos, se apoyan en el ejército y en el aparato estatal contra la voluntad de la "democracia"), de esta manera ellos expresan muy bien la táctica de la burguesía... La burguesía ha comprendido justamente que las fuerzas reales de la "clase obrera" están constituidas actualmente por la poderosa vanguardia de esta clase (el Partido Comunista de Rusia, el cual, no inmediatamente sino con sus obras durante una lucha de 25 años, se aseguró el papel, el título y la fuerza de "vanguardia" de la única clase revolucionaria), más los elementos debilitados mayormente por el desclasamiento, quienes más fácilmente pueden caer en los tambaleamientos mencheviques y anarquistas... Bajo la consigna "más confianza en la fuerza de la clase obrera", se está trabajando prácticamente para la consolidación de las influencias mencheviques y anarquistas; en la primavera de 1921, Kronstad comprobó y demostró esto muy bien.... Nuestra consigna es: ¡Abajo los charlatanes! ¡Abajo los servidores inconscientes de los guardias blancos!... Aprontémonos al trabajo práctico y concreto, comprendamos bien las particularidades del momento actual y las tareas que éste plantea! No queremos palabras, sino obras!" ("Tiempos Nuevos, Errores Viejos en una Nueva Forma").
Los ideólogos pequeño-burgueses se esforzaban en convertir tam-bién la democracia interna del Partido en un tal amparo para su actividad oportunista. Basta recordar las innumerables discusiones que losmencheviques y los socialrevolucionarios le impusieron al Partido en lomomentos más críticos para la revolución, gastando fuerzas y tiempomuy preciosos. Y no fue Stalin, sino Lenin el promotor de la famosaresolución del X Congreso del Partido que prohíbe todo fraccionalismo en el Partido. Y desde el punto de vista formal, esto era sin duda unaviolación de la democracia.
Para comprender cómo y por qué se concentró en las manos de Stalin un poder tan grande, es significativa la situación creada en el XV Congreso del Partido. Leyendo el estenograma del congreso, sin quereruno se sorprende de lo que ocurrió allí. Los opositores demandan, ruegan y suplican para que haciaellos se tenga una actitud democráticaelemental, piden un simple intercambio de opiniones, mientras todo elcongreso grita: "¡Abajo los opositores, Viva Stalin!" Y allí sucedió, noel aplastamiento de la democracia proletaria, sino su afirmación. Elcongreso defendía la causa revolucionaria contra la fraseología pequeño-burguesa. Y el representante de esta causa revolucionaria era Stalin, quien por primera vez planteó resuelta y definitivamente el problema de la construcción del socialismo en un solo país, mostró la resolución histórica de encauzar la agricultura en los carriles de laconstrucción socialista mediante la colectivización general y guió a la industrialización del país.
El Partido y el pueblo confiaron en Stalin. ¿Era necesaria en esta etapa una tal confianza hacia los dirigentes? Quien quiera que se llame marxista debe aceptar que nosotros debemos ver la democracia, al igual que todos los fenómenos sociales, de manera histórica y concreta. En su primera etapa, la democracia proletaria (particularmente en un país como la Rusia atrasada se debía expresar en la más fuerte centralización ante el peligro de muerte, en las condiciones de la lucha muy violenta de clases al igual que se aplica en el frente la disciplina militar. Preguntamos: ¿Es necesaria la confianza en el comandante, en cuyas manos en un momento decisivo se encuentra el destino del ejército revolucionario? Es evidente que bajo la máscara de las frases oportunistas sobre la democracia se encubre el individualismo burgués y el intento de asegurar a tiempo la posibilidad de desertar. Quien quiere luchar no puede prescindir del comandanto. Y si ahora no vive Stalin nosotros lucharemos en los batallones de Mao Tsetung y Enver Hoxha.
Analicemos esta cuestión desde el punto de vista de la organización del trabajo. Es evidente que en aquel nivel de desarrollo económico que tenía Rusia, la distribución del trabajo no sólo podía debilitarse sino que ni siquiera estaba desarrollada en una medida suficiente. La función del poder comouna de las funciones de la actividad social, adquiría particular importancia en su independencia. Y esto no era una negación de la democracia. Las masas populares les trans-firieron conscientemente el poder a los representantes elegidos por ellas, quienes en la lucha revolucionaria demostraron su temple marxista y su fidelidad al pueblo.
Lenin decía que nosotros tendremos que pagar por nuestra igno-rancia bajo las más diferentes formas. En este caso él ponía de relieve la necesidad de tomar al serviciodel proletariado a los viejos especialistas burgueses. Pero el tributo a pagar por nuestra ignorancia debía tomar, al parecer, también otras formas más complicadas. Esto se puede comprender fácilmente si las cosas se ven concretamente. Así, por ejemplo, el budionista de ayer, que había sido designado secretario del comité de distrito, no podía resolver él mismo, en el plano general, los problemas políticos y económicos El decía: "Denme el decreto y lo se lo introduciré en la oreja de quien quiera con el máuser". De esta manera el poder efectivo se concentró legalmente en las manos de los que tenían la sabiduría, la experiencia revolucionaria y la autoridad. ¿Era bueno esto desde el punto de vista de los ideales socialistas abstractos? Supongamos que esto era. malo. ¿Pero, qué objeción pueden tener en relación a esto las personas que verdaderamente quieren la realización del socialismo de la teoría a la práctica? Y precisamente esta retirada (y no sólo la toma al servicio de los viejos especialistas burgueses) fue el "tributo" pagado al viejo orden de cosas como consecuencia de nuestra ignorancia general, la retirada de la completa igualdad socialista, lo que era inevitable en las condiciones de nuestro atraso cultural. A los oportunistas les gusta hacer fraseología en relación con sus adversarios, diciendo que supuestamente éstos son más izquierdistas que el sentido común. Pero, ¿dónde se encuentran ellos mismos cuando no quieren comprender la lógica del desarrollo social real? Además, es evidente que ellos quieren ser más católicos que el Papa, más demócratas que las mismas masas populares que, mucho antes que los demócratas de los gabinetes, han solucionado el problema de saber si son necesarios los dirigentes en la lucha y si hay que obedecerles.
Listos a aceptar la necesidad del centralismo en la teoría, estospseudo-marxistas no la pueden aceptar en absoluto en la práctica yconciliarse con su reflejo ideal en la cabeza de las gentes. Construir elsocialismo con el material humano que tenemos en realidad y, por consiguiente, también con las condiciones que existen en la sociedad actual, ésta era la recomendación de Lenin. Los bolcheviques, guiados por Stalin, han cumplido esta recomendación.
Naturalmente aquí no se trata en absoluto de la pureza cristalina y de la santidad de los oportunistas. Después de una actitud servil durante40 años consecutivos ante la dictadura del proletariado, ellos deimproviso adquirieron la posibilidad de discutir sus méritos y susdeficiencias y descubrieron uno de los puntos "débiles" en la ideología de la sociedad socialista en construcción. Pues, ¡dichosos de ustedes! Nosotros en efecto estamos constituidos sólo de puntos débiles, porquesomos la vida latente. Mientras que ustedes están de cabo a rabo llenosde virtudes, porque han salido de la tumba política, ustedes son doncellas envejecidas, incapaces de cometer pecados y de fecundarse.
Naturalmente estos enemigos del marxismo no pueden compren-der que, si se habla del "culto a la personalidad", éste ha comenzado entonces cuando Lenin fue sepultado en el Mausoleo y Stalin prestó juramento sobre su ataúd. Entonces, ¡vayamos hasta el fin, señores! ¿Tendrán ustedes el coraje de violar este "culto" y este juramento? Acaso no son ustedes los que, siendo más indignos que cualquier otro para hacerlo, juran cada día y cada hora sobre Lenin? ¿Dónde está aquí el principismo? Nosotros juramos sobre Lenin y sobre Stalin, pero no somos gente de dos caras. Declaramos abierta y públicamente que el proletariado tiene sus guias en los cuales nosotros vemos la más alta realización de las posibilidades de nuestra clase y de la humanidad en general, en la exaltación de los cuales, en efecto, afirmemos lo mejor que tenemos.
El juramento prestado a Lenin era un testimonio de que había acabado el periodo ofensivo de la revolución. Ahora la lógica del desarrollo revolucionario no podía dejar de eclipsarse por las contradicciones sociales muy complicadas, ella no se les descubría a las masas en su forma natural y viva. Esta lógica debía ser comprendida y explicada por los dirigentes. Ahora todo se debía edificar confiando en lo que se había adquirido, confiando en los dirigentes. Nos referimos al mismo hecho de la revolución como una manifestación de grandiosidad. Y esto era justo. Así hemos evaluado también a los hombres que hicieron esta revolución. Pero la canonización del presente. Stalin lo comprendía muy bien y hablaba siempre de esto de manera lacónica y precisa. Stalin es bandera del pasado.
El poder que Stalin recibió del Partido y del pueblo se basaba sólo en la aceptación de sus cualidades de gran pensador y combatiente revolucionario, en la confianza general en él, ya que en él quedó el resuelto portador del leninismo aun bajo los golpes de los "de-rechistas", de los "izquierdistas" y de toda clase de oportunistas. Ha-blar hoy del "culto a la personalidad" de Stalin como de la violación de la democracia, como de un desconocimiento de la voluntad del Partido y del pueblo, es la mayor ofensa a los sentimientos más sagrados de nuestras gentes, ofensa que la pueden hacer sólo los que no estuvieron con nosotros en nuestra primera marcha hacia el so-cialismo, o los que no pueden olvidar la férrea mano de la dictadura del proletariado que probaron sobre sus propias espaldas.
Y aquí venimos a la cuestión de las "represiones" cometidas por Stalin. Los señores oportunistas, esforzándose en esconder la base so-cial de estas represiones, intentan presentar a Stalin como persona que consideraba como inteligente y sensata. Naturalmente, esto es completamente infundado incluso en relación con sus colaboradores más cercanos. De lo contrario, por ejemplo, los miembros de la ca-marilla oportunista tendrían que aceptar que ellos vivieron en los tiempos de Stalin sólo porque desde el punto de vista mental no me-recían ninguna atención. Es completamente absurdo explicar de tal manera las represiones que se les hicieron a los trabajadores respon-sables de base, a quienes Stalin en su mayoría, naturalmente, jamás había conocido personalmente. La actitud malévola de los oportunistas se ve precisamente en el hecho de que ellos, afirmando que Stalin fue sanguinario y cruel, jamás se han esforzado seriamente en comprender los motivos de las represiones.
Para todos los que no predican el principio "no te opongas al mal" es comprensible el rebote físico contra el golpe físico. Pero la cuestión se complica mucho más cuando nos dirigimos a la política, donde los resultados directos de este o aquel acto quizás se harán sentir después de decenas de años. ¿Se debía construir la industria en la Unión Soviética con el precio de increíbles esfuerzos y privaciones? ¿Tenia razón Stalin cuando decía: o debemos hacer esto o nos aplastarán? Opinamos que la mejor respuesta a estas preguntas pueden dársela los soldados de la guerra patriótica, quienes tenían en sus manos las armas forjadas por las industria staliniana. Y precisamente contra la industrialización se levantaban los mencheviques y los social-revolucionarios. Ellos gritaban que se estaba sacrificando la agricultura en aras de la industria. Objetivamente, pues, querían que los campesinos rusos se pusieran bajo la esclavitud fascista. Stalin perseguía a la masa principal de los ideólogos pequeño-burgueses que no eran sino personas que cambiaban de color y se infiltraban en las filas bolcheviques. En esto consiste la esencia de los famosos "procesos de Moscú". Stalin liberó a Rusia de la "quinta columna".
Para comprender cuán verdadero es esto, cuánto Stalin tenía en cuenta en sus actos el problema del desarrollo del fascismo, llamaremos la atención sobre el hecho de que el fascismo, como movimiento social, fue una directa respuesta de la burguesía europea a la Revolución de Octubre.
No se pueden escuchar sin indignación y sin repugnancia los es-fuerzos de los dirigentes oportunistas del PCUS por presentar comoinocentes a los traidores mencheviques y social-revolucionarios, por negar los hechos de sus relaciones con los fascistas alemanes. Losoportunistas no mencionan el nombre de Trotski, él era demasiado co-nocido como uno de los eventuales führers rusos. Pero, en los tiempos de Jruschov, las conversaciones secretas para la rehabilitación deBujarin se desarrollaban tenazmente. El valor que tienen las rehabilitaciones efectuadas por los revisionistas se puede demostrar con unejemplo muy claro. En la actualidad ha sido rehabilitado Tujachevski,este verdadero aventurero político, a quien, ningún otro sino preci-samente Trotski y Bujarin, lo llamaban hombre de "pasta napoleónica". Se dice que losmateriales de Tujachevski, falsificados por el serviciosecreto alemán, se le entregaron a Benes, quien los transmitió a Stalin. Pero, por qué no se dice que Tujachevski fue procesado no en base delos materiales del espionaje, sino por su participación en el complot trotskista-bujarinista, en el cual una serie de altas personalidades militares soviéticas acaudilladas por Tujachevski, constituían el grupo especial de choque para el derrocamiento por las armas del gobierno de Stalin. En el proceso conclusivo en Moscú, en relación a esto depusieron detalladamente no los representantes del servicio secreto alemán, sino el mismo Bujarin. He aquí sus auténticas palabras: "Siendo que se trata de un golpe de Estado Militar, por la misma lógica de las cosas,el peso especifico precisamente del grupo militar de los complotistas será extraordinariamente grande. Y de ahí puede nacer un típico peligro bonapartista, y los bonapartistas, —yo tenía presente, entre otros, a Tujachevsky—ante todo arreglarán las cuentas con sus aliados, con los así llamados inspiradores, según el modelo napoleónico". Y asi por el estilo. ¿Por qué los revisionistas, al rehabilitar a Tujaehevsky, no citan estos hechos? Inclusive en la prensa extranjera, personas con tendencias antifascistas escribían con preocupación y con sorpresa que Tujachevsky durante sus viajes a Berlín y a otras capitales- europeas, desacreditaba la fuerza de nuestro ejército y ensalzaba al Wermacht fascista, lo que era inadmisible para una persona que estaba al frente del estado mayor general del Ejército Rojo. ¿Por qué los oportunistas, que se jactan tanto de su amor a la justicia, no se acuerdan que los procesos de Moscú, más que a cualquier otro, golpeaban a Trotsky que se encontraba en el extranjero, mientras que el fusilamiento de Tujaehevsky y de sus colaboradores venció definitivamente el espíritu de "Judas de la revolución rusa".
Así, pues, podemos sacar la conclusión que las represiones que la dictadura del proletariado, la dictadura staliniana, hizo hasta 1934, se dirigían directamente contra los oportunistas pequeño-burgueses que estaban contra la construcción del socialismo en nuestro país, contra la colectivización y la industrialización. ¿Se podía y se debía obrar así según el punto do vista de Lenin? He aquí su respuesta:
"Que se golpeen el pecho y que griten los martovs, los chernovs ysus compañeros, los filisteos sin partido, diciendo: "Gracias a Dios queno soy como 'ellos', estoy y he estado siempre contra el terror". Estostontos "están contra el terror" porque han escogido para sí el papel defieles sirvientes de los guardias blancos para engañar a los obreros y alos campesinos. Los social-revolucionarios y los mencheviques "están contra el terror", porque han tomado para si la tarea de embaucar a las masas con la bandera del "socialismo", para ponerlas bajo los golpes del terror de los guardias blancos. Esto lo demostró el régimen de Kerensky y Kornilov en Rusia, el de Kolchak en Siberia, el menchevismo en Georgia; esto lo demostraron los héroes de la Segunda Internacional y de la Internacional "II y media" en Fin-landia, Hungría, Austria, Alemania, Italia, Inglaterra, etc. Dejemos a los sostenedores serviles del terror de los guardias blancos que se jacten de que niegan toda clase de terror. Mientras nosotros diremos abiertamente la amarga pero indudable verdad: en los países que atraviesan una crisis sin precedentes, en los países donde las viejas relaciones se derrumban y la lucha de clases se agudiza, después de la guerra imperialista de los años 1914-1918 —tales son todos los países del mundo—, no se puede prescindir del terror, independientemente de lo que podrán decir los hipócritas y los charlatanes. O el terror de los guardias blancos, el terror burgués de tipo norteamericano, inglés (Irlanda), italiano (los fascistas), alemán, húngaro, etc., o el terror rojo, proletario. No hay camino intermedio, no hay ni puede haber un "tercer camino". ("Sobre el Impuesto en Especie").
Pero en los tiempos dé Lenin, dirán los oportunistas, las represiones eran menores. Esto es verdad. Pero la cuestión es que en los tiempos deLenin la lucha entre las fuerzas proletarias y contrarrevolucionarias del país aún no habían alcanzado la fase definitiva. La verdadera batalladebía desarrollarse con los ideólogos pequeños-burgueses en relación con la colectivización. Y precisamente aquí ellos fueron desbaratadospor los bolcheviques guiados por Stalin. Y esto sucedió porque elcampesinado ruso se mostró más revolucionario que sus ideólogos. Estemomento es bastante importante, por esto le dedicamos una atención particular. En efecto, las masas campesinas de la Rusia soviética, quehabían pasado por tres revoluciones, que se habían acostumbrado aconfiar en los bolcheviques gracias a sus obras, en vísperas de la colectivización habían sentido la tendencia de su diferenciación. A pesar de que los kulaks rusos aún no habían alcanzado un espesorconsiderable (lo que les da actualmente a los oportunistas el pretextopara hacer juicios estériles de que supuestamente en nuestro país no había quien fuese expropiado como kulak), la incompatibilidad de estos embriones de la burguesía con el poder soviético demostró perfectamente al campesinado lo que le espera en el camino deldesarrollo sobre la base de la propiedad privada. Precisamente por esto,a pesar de que la colectivización se realizó, por las necesidades, muchoantes de lo que se debía efectuar en condiciones favorables, a pesar de que los empleados soviéticos apresurados aceleraron los pla-zos de su realización violando las directivas del Partido, aunque hubo también casos particulares en que se obró contra la colectivización, el campesinado de Rusia en general entró en koljoses y no respondió a la colectivización con la insurrección, para la cual le hacían llamados los mencheviques y los social-revolucionarios. El campesinado siguió la vida y la revolución prácticamente. Pero esto no podían hacerlo sus ideólogos instruidos, ya que ellos eran la personificación de las posibilidades teóricas de la conciencia campesina, la personificación de la debilidad de la clase obrera. Por eso, su liquidación se hacía igualmente en interés del proletariado y en interés del campesinado.
Pero bien, dirán los oportunistas, a pesar de que intentamos re-habilitar a Bujarin, a pesar de que tenemos intención de erigir un monumento a Tujaehevsky, no criticamos a Stalin por las represiones realizadas hasta 1934. Pero ¿cómo se pueden justificar las de 1937? Nada se puede encontrar cerca de Lenin para explicar estas represiones. Los oportunistas en vano se alegran de que supuestamente ahora no tendrán nada qué hacer con Lenin. Lenin los desbaratará también esta vez.
Para hacerles una evaluación de clase a las represiones de 1937 essuficiente formular la pregunta:¿qué clase sufrió estas represiones? ¿Elproletariado? No. Fueron arrestadas algunas personas salidas de su senoy que ocupaban altos cargos. Pero la misma clase estaba fuera de todoatentado. Por el contrario, siendo que las represiones en gran medidacorrespondían a la cuestión del origen social, el origen y la posiciónproletarias servían como la mejor garantía contra las represiones. Por esta razón, muchas personas salidas de las altas capas de la Rusia zaristaiban entonces a trabajar en las usinas. Y eso las salvaba continuamente. ¿Quizás en 1937 sufrió el campesinado? No, tampoco él. Y si los campesinos particulares guardan amargos recuerdos, estos recuerdos serelacionan con el año 1929 cuando fueron expropiados como kulaks.¿Acaso los arrestos en general no tenían carácter de clase y no expresaban los intereses de clase de alguien? Precisamente esteconcepto los oportunistas intentan introducirlo a escondidas y,justamente por esta razón, intentan atribuir a Stalin casi también la esquizofrenia y explicar con esta enfermedad las represiones. Pero es evidente que una opinión tal no pude servir sino de prueba de que ellos están desequilibrados.
Las represiones de 1937, desde el punto de vista social, tenían una dirección absolutamente determinada: estaban dirigidas contra el apa-rato burocrático existente, contra los residuos de las clases explotadoras y una parte de la intelectualidad. Ahora es evidente el motivo por qué precisamente estas capas atacan tan furiosamente el "culto a la personalidad" y por qué nuestras masas trabajadoras manifiestan un sorprendente cariño, desde el punto de vista de los oportunistas, ante el recuerdo de Stalin. Los señoras oportunistas con su megalomanía hablan sobre "nuestra naturaleza de esclavos", dicen que nuestro pueblo tiene necesidad de un zar y otras semejantes infamias y tonterías. Pero, como se ve, la cuestión es muy simple, la cuestión consiste en el olfato de clase del pueblo. Este, en realidad, también antes pensaba que los burócratas y los "ex-burócratas" se debían desbaratar, también ahora mantiene ese punto de vista. Stalin, como es sabido, obraba sobre sólidas bases en este asunto. Por esto: el pueblo siente que Stalin es "suyo", que es .representante del pueblo.
Pero, ¿eran verdaderamente necesarias la represiones? Los opor-tunistas, refiriéndose a la situación interna del país, dicen que no eran necesarias. Al hacer esto cierran los ojos "como ingenuos" ante el hecho no esencial según ellos, de que al occidente el fascismo se levantaba como una nube de tempestad y declaraba abiertamente que se dirigía contra la Unión Soviética. Los oportunistas, que no olvidan las bofetadas recibidas por Stalin, han comenzado a sufrir de amnesia cuando se trata de la historia, y dejan de lado el hecho de que precisamente en los años 1936-1937 el peligro de guerra era particularmente grande. ¿Era, pues, necesario, en vísperas de la guerra, depurar una vez más la retaguardia de todos los elementos indecisos y peligrosos, en vísperas de la guerra en la cual los imperialistas querían ver a la Unión Soviética a merced de la Alemania hitleriana? Esta respuesta la dieron los Vlasovs rusos, los Benderes ucranianos, los verdugos de Crimea que quedaron sin ser fusilados en 1937.
Pero ¿debemos acaso creer a los oportunistas que dicen que en1937 fueron fusilados no los que se debían fusilar? Los oportunistas están particularmente afectados porque, según ellos, fue liquidada la mejor parte del aparato del Partido y del Estado. Para aclarar esto, dirijámonos a Lenin. "¿Por qué hacemos tonterías? —preguntaba Lenin—. Esto es comprensible: primero, nosotros somos un país atrasado; segundo, la instrucción en nuestro país es mínima; tercero, nosotros no recibimos ayudas. Ningún Estado civilizado nos ayuda. Por el contrario, todos ellos actúan contra nosotros. Cuarto, por culpa de nuestro aparato estatal; hemos heredado el viejo aparato estatal y esto ha sido una desgracia para nosotros. El aparato estatal muy a menudo trabaja contra nosotros. La cuestión fue así: en 1917, después de que nos apoderamos del poder, el aparato estatal nos saboteaba. Entonces tuvimos gran temor y les dijimos: 'Les rogamos que retornen a nosotros'. Y he aquí, todos retornaron y esto fue una desgracia para nosotros".
Pero todo el mal consistía en el hecho de que la cuestión no se limitaba en absoluto a la lucha contra los residuos y las tradiciones del viejo aparato. Estas tradiciones le daban, como decir, sólo el "aroma" al nuevo burocratismo que crecía en un nuevo terreno. El burocratismo se había convertido en una plaga para la revolución, en un enemigo peligroso e inasible.
El número de los burócratas de tipo capitalista en nuestro país no se debía limitar sólo a las personas salidas directamente de las viejas clases, del viejo aparato. Las condiciones eran tales que hacia el burocratismo podían resbalar también los comunistas que no sabían preservarse en una situación social tan complicada. Pero la re-comendación leninista de la actitud hacia los burócratas, al parecer debía de ser extendida aún más a los comunistas degenerados. Y, de esta manera damos respuesta a la pregunta: ¿Tenía razón Stalin efectuando la depuración del aparato burocrático durante toda su actividad y particularmente en vísperas de la guerra?
Las objeciones en relación con su política, como se ve, pueden te-ner sólo carácter parcial, pueden referirse a la justicia de decisionesparticulares. Pero todo el asunto consiste en el hecho de que los opor-tunistas quieren echar abajo a Stalin en principio. Ellos han rehabilitado a todos los que alguna vez; habían sufrido de la mano de Stalin. Lasbandas contrarrevolucionarias que participaron en las expediciones punitivas de 1905, los renegados que robaban el dinero del pueblo, los policías alemanes.. todos llevan hoy en la frente el sello de mártires. A todos ellos los besó, sea en sentido figurativo o en sentido directo, el "gran marxista" Jruschov y los oportunistas contemporáneos se atribuyen, como anteriormente, el mérito de haberlos liberado. Acaso, hay que maravillarse si los historiadores podían entrar en los archivos del Ministerio del Interior "sólo con la autorización personal de Jruschov? Este gran "defensor de la verdad" tenia miedo de poner sobre la mesa aquellos documentos falsos. Sus sucesores prosiguen la misma triste misión y ahora intentan comprobar las más monstruosas acusaciones contra Stalin, las cuales Jruschov las inventó pero no pudo probarlas. En todo caso, ¿hubo víctimas injustificables durante las represiones? Opinamos que ha podido haber. Pero, ¿quién fue culpable de eso? En primer lugar allí tiene responsabilidad la burocracia. Quizás algunos acontecimientos de 1937 están determinados por el hecho de que el aparato burocratizado en aquel tiempo también la lucha contra el burocratismo y las tendencias pequeño-burguesas la llevaba de manera burocrática, por el hecho do que la misma pequeña burguesía con sus denuncias, provocaba su propia ruina. Los señores intelectuales denunciaban, calumniaban, saldaban los cuentas, se convertían en falsos testigos... Y, naturalmente, algunas veces contra personas honradas y fieles. ¡Y precisamente estas arañas ahora llevan luto por el humanismo atropellado y cometen una profanación!
La actitud de Stalin ante los excesos que sucedían en aquel enton-ces mejor que en cualquier otra ocasión se ven en el hecho de que fusiló a su comisario del interior Yejov por el solo motivo del burocratismo durante las depuraciones. Hay que tener presente que Stalin no tenía otros brazos que este aparato burocrático y prácticamente podía actuar sólo a nivel de este aparato.
Pero, ¿quién se atreverá a acusar a la dictadura del proletariado porlas víctimas? Cuarenta siglos de historia humana, conocidos pornosotros, son la historia que demuestra cómo los opresores mataban,saqueban, torturaban y violaban a los oprimidos; durante cuarentasiglos los opresores no hicieron más que esforzarse en ofuscar la con-ciencia de los oprimidos, privándolos del desarrollo elemental, de lasexpresiones elementales de la actividad social. Y he aquí ahora, cuando los oprimidos finalmente se han apoderado del poder, cuando ellos en las condiciones más difíciles del bloqueo general, sin instrucción, sin experiencia, sin suficientes recursos materiales, bajo la amenaza de la guerra devastadora, se han visto obligados a construir su sociedad se les exige que esto lo hagan sin errores, con guantes blancos. ¿A quien puede venir la idea de una semejante exigencia sino a los opresores, a la burguesía, que, después de su derrota, improvisamente se convirtió en fogoso defensor del humanismo y de la pureza moral? Si el poder soviético es culpable hacia alguno de sus dignos hijos, en este caso, señores, no tienen ustedes por qué identificarse con ellos. Estos hijos han estado listos en todo momento a donar su vida por el poder popular. Y si ellos tuviesen la posibilidad de escucharlos hoy, las cosas no irían bien para ustedes
El stalinismo, si se le da una definición general, representa en símismo el carácter de la acción de la dictadura del proletariado, un conjunto de medidas utilizadas por la dictadura del proletariado en lascondiciones de un país de pequeños campesinos para la construcción de las bases del socialismo. Encontrándose, de hecho, en un terreno económico hostil para él, terreno quereanima incesantemente y en másamplia escala al capitalismo, el proletariado no puede dejar de poneracción a su dictadura con todos los medios y a toda costa.Particularmente dura y asociada con algunos errores inevitables debía deser esta lucha del proletariado contra el carácter burgués en Rusia,donde estalló por primera vez. Sin duda esta difícil experiencia aliviará mucho y hará más racionales los actos de la clase obrera de los demáspaíses en tales condiciones. Esta experiencia ayudará también a evitar la situación que se ha creado hoy en la Unión Soviética. En efecto, eldesarrollo de la burocracia ha hecho que, entre el centro revolucionarioy el pueblo, se cree gradualmente una capa burocrática que los separa, que los obstaculiza a actuar en plena unidad. Creando y consolidando el aparato estatal y cumpliendo así un trabajo de trascendencia históricamuy grande, que aseguró nuestro éxitos económicos en todo el camino de la construcción de las bases del socialismo, Stalin se hallaba en el terreno de este aparato burocrático, luchaba contra él con la ayuda deeste mismo aparato y, por esta razón, no podía vencerlo definitivamente.El veía cómo iba creciendo la hidra de la burocracia, a pesar de que lecortaba inexorablemente las cabezas que le renacían. En sus esfuerzospor una pureza revolucionaria, él no confiaba (y es difícil afirmar que no tenia razón) en todos los que lo circundaban, (sólo Mololov resultó su digno compañero de armas). La personalidad de Stalin es verdaderamente una personalidad heroica y sagrada. Stalin se yergue en la historia como modelo para los revolucionarios, como una advertencia para los indecisos y como terror para los enemigos.
Última edición por leooonidas el Sáb Ene 29, 2011 6:05 am, editado 6 veces