Abandonemos la idea del filósofo abstraído de la sociedad, autoenajenado, que piensa sin estar condicionado.
Debemos abandonarla, por varias razones; el idealismo, y, más aún, la escuela idealista alemana (surgido de Kant a finales del siglo XIX, y perpetuado por Schelling, Schulze o Hegel, entre otros), están totalmente refutados. Está totalmente fuera de lugar seguir creyendo que el pensar no está condicionado, que es producto de la genialidad. El pensar es un efecto de lo social, y cuanto antes lo asumamos, mejor. Cada filósofo es el reflejo de la sociedad en la que le tocó vivir; Marx, Engels, Deleuze y demás materialistas así lo demuestran, en sus obras.
Además, tenemos ejemplos prácticos. Sin irnos muy lejos, ¿es que es el mismo Sartre que escribió El ser y la nada, de antes de la II Guerra Mundial, que el Sartre que escribió la Crítica de la Razón dialéctica, tras entrar en guerra con la Alemania nazi y ser recluido por dos semanas en un campo de concentración? La respuesta es clara y concisa: No.
En El ser y la nada nos muestra una visión de la realidad tremendamente individualista, hablando de la total libertad del individuo, aún cuando es prisionero (haciendo un guiño al idealismo).
En la Crítica de la Razón dialéctica, 17 años después (1960), tras ser obligado en el ejército francés, permuta su filosofía, al igual que su vida. Torna en una visión filosófica realista, materialista, crítica, analítica.
Vemos, pues, como el filósofo está expuesto a la realidad.
La filosofía, y el ejercicio del pensar en general, están vinculados con el momento histórico, y eso es innegable.
En la actualidad, ligado a la visión materialista de la realidad observamos otro ejemplo de ello; los medios de comunicación de masas. Éstos condicionan totalmente las ideas (culturales, morales, pero principalmente políticas) de las masas. Y esto es aplicable tanto para el conocido como "pensamiento único" como de pensamientos alternativos. Ambos son productos de la clase dominante, opresora.
Que el pensamiento único es producto de la clase opresora está claro; así, en esta etapa del capitalismo (tras un capitalismo mercantil, y uno de producción), que es conocida como de consumo, la burguesía extiende la ideología dominante por la clase oprimida, por las masas. ¿Por qué esto también es aplicable a los pensamientos alternativos? Porque sin ideología dominante,las ideas alternativas no serían necesarias, para mejor o para peor.
Llegados a este punto, y tras esta breve explicación de la situación (Marx, Deleuze o Chomsky lo exponen de una manera magistral), debemos asumir la responsabilidad, la conciencia de clase. Reconozcánomos con orgullo como proletarios, como clase oprimida que quiere escribir la historia, sin olvidar que las condiciones sociales cambian (una de las armas de la burguesía es su constante evolución en cuanto a las relaciones de producción). Reconozcámonos como libertarios, como antifascistas, y como
visionarios.
¿Es que no es lícito luchar por una sociedad sin clases, sin explotación?
¿Es que no es lícito liberarnos de las cadenas coercitivas?
¿Es que no es lícita acaso una Revolución que busca fines tan justos?
¿No debemos evitar que haya 950 millones de hambrientos?
¿No debemos evitar que haya 4.750 millones de pobres?
¿No debemos evitar que haya 1.000 millones de desempleados en el mundo?
¿No debemos evitar que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable?
¿No debemos evitar que 3.000 millones de personas no tengan servicios sanitarios mínimos?
¿No debemos evitar que haya 875 millones de adultos analfabetos?
¿No debemos evitar que 113 millones de niños no tengan acceso a la educación?
¿No debemos evitar que 12 millones de niños mueran al año a causa de enfermedades totalmente curables?
Reflexionen ustedes mismos...
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Debemos abandonarla, por varias razones; el idealismo, y, más aún, la escuela idealista alemana (surgido de Kant a finales del siglo XIX, y perpetuado por Schelling, Schulze o Hegel, entre otros), están totalmente refutados. Está totalmente fuera de lugar seguir creyendo que el pensar no está condicionado, que es producto de la genialidad. El pensar es un efecto de lo social, y cuanto antes lo asumamos, mejor. Cada filósofo es el reflejo de la sociedad en la que le tocó vivir; Marx, Engels, Deleuze y demás materialistas así lo demuestran, en sus obras.
Además, tenemos ejemplos prácticos. Sin irnos muy lejos, ¿es que es el mismo Sartre que escribió El ser y la nada, de antes de la II Guerra Mundial, que el Sartre que escribió la Crítica de la Razón dialéctica, tras entrar en guerra con la Alemania nazi y ser recluido por dos semanas en un campo de concentración? La respuesta es clara y concisa: No.
En El ser y la nada nos muestra una visión de la realidad tremendamente individualista, hablando de la total libertad del individuo, aún cuando es prisionero (haciendo un guiño al idealismo).
En la Crítica de la Razón dialéctica, 17 años después (1960), tras ser obligado en el ejército francés, permuta su filosofía, al igual que su vida. Torna en una visión filosófica realista, materialista, crítica, analítica.
Vemos, pues, como el filósofo está expuesto a la realidad.
La filosofía, y el ejercicio del pensar en general, están vinculados con el momento histórico, y eso es innegable.
En la actualidad, ligado a la visión materialista de la realidad observamos otro ejemplo de ello; los medios de comunicación de masas. Éstos condicionan totalmente las ideas (culturales, morales, pero principalmente políticas) de las masas. Y esto es aplicable tanto para el conocido como "pensamiento único" como de pensamientos alternativos. Ambos son productos de la clase dominante, opresora.
Que el pensamiento único es producto de la clase opresora está claro; así, en esta etapa del capitalismo (tras un capitalismo mercantil, y uno de producción), que es conocida como de consumo, la burguesía extiende la ideología dominante por la clase oprimida, por las masas. ¿Por qué esto también es aplicable a los pensamientos alternativos? Porque sin ideología dominante,las ideas alternativas no serían necesarias, para mejor o para peor.
Llegados a este punto, y tras esta breve explicación de la situación (Marx, Deleuze o Chomsky lo exponen de una manera magistral), debemos asumir la responsabilidad, la conciencia de clase. Reconozcánomos con orgullo como proletarios, como clase oprimida que quiere escribir la historia, sin olvidar que las condiciones sociales cambian (una de las armas de la burguesía es su constante evolución en cuanto a las relaciones de producción). Reconozcámonos como libertarios, como antifascistas, y como
visionarios.
¿Es que no es lícito luchar por una sociedad sin clases, sin explotación?
¿Es que no es lícito liberarnos de las cadenas coercitivas?
¿Es que no es lícita acaso una Revolución que busca fines tan justos?
¿No debemos evitar que haya 950 millones de hambrientos?
¿No debemos evitar que haya 4.750 millones de pobres?
¿No debemos evitar que haya 1.000 millones de desempleados en el mundo?
¿No debemos evitar que el 45% de la población mundial no tenga acceso directo a agua potable?
¿No debemos evitar que 3.000 millones de personas no tengan servicios sanitarios mínimos?
¿No debemos evitar que haya 875 millones de adultos analfabetos?
¿No debemos evitar que 113 millones de niños no tengan acceso a la educación?
¿No debemos evitar que 12 millones de niños mueran al año a causa de enfermedades totalmente curables?
Reflexionen ustedes mismos...
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