Estimados amigos:
Presento aquí una intuición, más que una hipótesis, sobre por donde se podría esbozar una crítica marxista a los postulados de Santiago Armesilla y su grupo. Son unos lineamientos muy básicos y a respaldar con profundidad e investigación.
1. El nacionalismo es una ideología burguesa. No como se entiende tradicionalmente, como una ideología (una «conciencia nacional») que acompaña al ascenso de la burguesía frente a las trabas feudales y absolutistas (lo que sería ver el fenómeno del nacionalismo desde un punto de vista «superestructuralista») sino internamente, estructuralmente burguesa como ideología.
2. La ideología del nacionalismo está articulada bajo dos pilares de la época de la burguesía: Propiedad y Recursos. El nacional (el «ciudadano español») se entiende, según el nacionalismo, como propietario de la Nación. Esto es, propietario de sus recursos.
3. Los recursos, como explicaba Cardoso, no pre-existen a la ciencia y a la tecnología que permite transformar la materia en explotaciones económicas. En otra palabra, es el auge de la burguesía el que implica que los campos se transformen en grandes explotaciones agrícolas o los ríos en explotaciones hidráulicas. La concepción nacionalista implica que el nacional es Propietario (privado: frente a los «otros») de los recursos de la Nación.
4. La burguesía y su dominio están ligados al Estado moderno. El nacionalismo siempre reclamará un Estado, de manera que esos recursos que entiende como «propios» sean jurídico y militarmente respaldados. Esta concepción de propiedad se opone (o al menos, es distinta) a la de «Posesión» territorial de un linaje en el feudalismo y el absolutismo.
5. Santiago Armesilla ha escrito: «España, antes facha que rota». Detrás está la concepción nacionalista, que entiende que los trabajadores españoles son propietarios de su Nación (un «progreso» frente a las sociedades del Antiguo Régimen). Por eso llega a diferenciar entre «obreros nativos y obreros no nativos». Y a colocar como sujeto de la Revolución, el Estado-nación. La nación española como un «preferidor racional», que opta por el socialismo porque es un buen negocio para ella misma (para «los españoles») y que, conquistado el poder, actuará mediante la «realpolitik» por y para los españoles.
Presento aquí una intuición, más que una hipótesis, sobre por donde se podría esbozar una crítica marxista a los postulados de Santiago Armesilla y su grupo. Son unos lineamientos muy básicos y a respaldar con profundidad e investigación.
1. El nacionalismo es una ideología burguesa. No como se entiende tradicionalmente, como una ideología (una «conciencia nacional») que acompaña al ascenso de la burguesía frente a las trabas feudales y absolutistas (lo que sería ver el fenómeno del nacionalismo desde un punto de vista «superestructuralista») sino internamente, estructuralmente burguesa como ideología.
2. La ideología del nacionalismo está articulada bajo dos pilares de la época de la burguesía: Propiedad y Recursos. El nacional (el «ciudadano español») se entiende, según el nacionalismo, como propietario de la Nación. Esto es, propietario de sus recursos.
3. Los recursos, como explicaba Cardoso, no pre-existen a la ciencia y a la tecnología que permite transformar la materia en explotaciones económicas. En otra palabra, es el auge de la burguesía el que implica que los campos se transformen en grandes explotaciones agrícolas o los ríos en explotaciones hidráulicas. La concepción nacionalista implica que el nacional es Propietario (privado: frente a los «otros») de los recursos de la Nación.
4. La burguesía y su dominio están ligados al Estado moderno. El nacionalismo siempre reclamará un Estado, de manera que esos recursos que entiende como «propios» sean jurídico y militarmente respaldados. Esta concepción de propiedad se opone (o al menos, es distinta) a la de «Posesión» territorial de un linaje en el feudalismo y el absolutismo.
5. Santiago Armesilla ha escrito: «España, antes facha que rota». Detrás está la concepción nacionalista, que entiende que los trabajadores españoles son propietarios de su Nación (un «progreso» frente a las sociedades del Antiguo Régimen). Por eso llega a diferenciar entre «obreros nativos y obreros no nativos». Y a colocar como sujeto de la Revolución, el Estado-nación. La nación española como un «preferidor racional», que opta por el socialismo porque es un buen negocio para ella misma (para «los españoles») y que, conquistado el poder, actuará mediante la «realpolitik» por y para los españoles.