LAS GUERRILLAS Y LAS CONSTRUCCIONES DE PODER POPULAR
por Mario Aguilera Peña
Profesor del Departamento de Historia, Facultad de Ciencias
Humanas, investigador Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia
En la estrategia de las FARC de la Guerra Popular Prolongada, en la que parece ser menos evidente el énfasis en la acción política dentro del movimiento popular17, se distinguen tres etapas:
- En la primera, dominaría la guerra de guerrillas, se buscaría acumular fuerzas y consolidar las guerrillas y los "embriones de paraestados".
- En la segunda, se pasaría a la guerra de movimientos, habría una ofensiva "táctica y estratégica", se crearían cuerpos de ejército y zonas de retaguardia, y habría una utilización amplia de recursos bélicos.
- En la tercera, se desarrollaría la guerra de posiciones, la ofensiva revolucionaria combinaría "la insurrección urbana con la guerra rural", sobreviniendo la toma del poder político.
Las FARC, tomarían el concepto de Guerra Popular Prolongada, ligándolo al llamado "programa agrario guerrillero", discutido, ampliado y actualizado en su VII y VIII Conferencias, celebradas en 1982 y 1993, respectivamente.
En su plan agrario, las FARC proponían:
- la liquidación de todo tipo de "explotación atrasada de la tierra,
los sistemas de aparcería y el arriendo en especie y en dinero";
la confiscación de las tierras de los grandes propietarios y "de las compañías imperialistas";
la presión sobre los dueños de los predios sujetos a reforma para que estos los abandonaran; la promoción a la ocupación directa de tierras;
la destrucción de los documentos que probaban las deudas de los campesinos con la Caja Agraria
y la reimplantación de los colectivos de producción.
La idea, al parecer, tuvo diversos grados de desarrollo práctico en algunas zonas de Urabá, el Magdalena Medio, el Meta, Caquetá, Vichada y Putumayo18.
La nueva articulación de los aparatos armados a las comunidades campesinas, y el
interés de desarrollar embriones de organización y poder popular, se derivaba en gran
medida de las experiencias revolucionarias centroamericanas.
Desde mediados de los años ochenta, la guerrilla comienza a perder influencia en las
formas tradicionales de organización social urbana, es decir en los sindicatos, las
organizaciones estudiantiles y en algunos agrupaciones juveniles de los barrios populares.
Su acción política y social se recorta aún más con la crisis del socialismo que afecta en diversa medida a la guerrilla y a la izquierda en general. A ese panorama se agrega que sus intentos de formar frentes populares no prosperaron o fueron exterminados por la "guerra sucia", como lo evidencia el genocidio contra la Unión Patriota entre 1985-2004.
Frente a ese panorama, la insurgencia parece abandonar los objetivos políticos en el orden nacional para concentrarse en la disputa del poder local. Para 1994, el proceso de municipalización de la guerrilla se observa cuantitativamente con su presencia en más de 600 municipios.
EL REPLIEGUE GUERRILLERO: ¿EXTINCIÓN DE LOS PODERES POPULARES?
La acción del paramilitarismo en las zonas con presencia o influjo guerrillero, y la reorganización o fortalecimiento de las fuerzas militares a partir de 1998, condujo al repliegue de la guerrilla hacia sus zonas de retaguardia. Desde los años ochenta el paramilitarismo desplegó varias estrategias dirigidas a contrarrestar la creciente actividad guerrillera:
En el plano militar, el paramilitarismo logra un importante crecimiento y una rápida expansión territorial debido a su creciente vinculación con la economía de la droga y a la poca preocupación del Estado por frenar su desarrollo.
La disputa con la guerrilla no fue por la vía del enfrentamiento militar sino por el asesinato selectivo de los presuntos simpatizantes o militantes de la insurgencia; se llevó también a cabo por el cierre de corredores estratégicos y el recorte de las posibilidades de maniobra militar y de obtención de recursos.
La guerrilla perdió terreno no sólo por la significativa expansión paramilitar registrada entre el gobierno de Pastrana y el de Uribe Vélez, sino también por el fortalecimiento de las fuerzas armadas beneficiadas desde 1998 por la ayuda militar norteamericana a través del Plan Colombia...
Las guerrillas frenaron su expansión territorial, se replegaron sobre sus zonas de retaguardia, cuidando de mantener abiertas sus corredores estratégicos. Lo que se advierte en ese repliegue, en lo que concierne a las FARC, es que, luego de haber dado pasos hacia una etapa ofensiva en la guerra de movimientos, ha tenido que retornar o regresar a un modelo de guerra que creía haber superado y que estaba centrada en la guerra irregular defensiva (Eduardo Pizarro León-Gómez, "Las FARC-EP: ¿Repliegue estratégico, debilitamiento o punto de inflexión?")...
A manera de conclusión:
En medio del conflicto, los embriones de poder popular han permanecido engarzados y estancados a una fase de guerra de guerrillas, quedando con ello expuestas a la atrocidad paramilitar y la represión estatal. Sus reductos, si acaso han logrado sobrevivir a la violencia y al desplazamiento, es probable que se hayan amparado dentro de la legalidad o hagan parte de los aparatos políticos clandestinos de la insurgencia. Hacia el futuro es probable que esas pequeños organizaciones y capitales políticos, sean decisivos, bien para reanudar una nueva etapa de la guerra o para convertirse en la base social de un movimiento político que surja de un eventual proceso de paz.