MERICA LATINA: GUERRA POPULAR
Grandes Victorias, Brillante Perspectiva
"La guerra revolucionaria es la guerra de las masas,
y sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas".
"Nuestro principio es: El partido manda al fusil,
y jamás permitiremos que el fusil mande al partido".
Mao Tsetung
La situación mundial ha entrado en una nueva época: la del pensamiento Mao Tsetung. Bajo este signo hemos vivido en los últimos años hechos que han transformado enormemente el mundo.
Las luchas de Liberación Nacional han avanzado inconteniblemente, la Gran Revolución Cultural Proletaria de China ha obtenido grandiosas victorias, el Movimiento Comunista Internacional se ha fortalecido, y las masas en todo el mundo, inclusive dentro de los países imperialistas y socialimperialistas, han desatado furiosas tormentas revolucionarias, remeciendo todo el caduco y podrido sistema de explotación del hombre por el hombre.
El mundo arde hoy por sus cuatro costados. Las chispas de la Guerra Popular incendian las praderas y el fuego violento de la revolución se extiende devorando para siempre al viejo mundo, sumiendo en la desesperación a todos los reaccionarios y abriendo nuevas y más próximas esperanzas para toda la humanidad.
América Latina es el "traspatio" del imperialismo norteamericano. Aplicando su política semicolonialista, el imperialismo ha penetrado con mayor ferocidad en los países latinoamericanos acelerando el despojo y la esquilmación de los recursos naturales, oprimiendo y arruinando a las masas populares cada vez más,principalmente obreras y campesinas.
Aplicando su estrategia global contrarrevolucionaria, los imperialistas prestan importancia al "fortalecimiento" de los regímenes títeres y lacayos. "Fortalecer" la posición de los terratenientes-feudales y los capitalistas burocráticos exige la centralización del control de la economía, de los medios de propaganda, el uso máximo del engaño político, adoptando poses "nacionalistas" y pseudoantiimperialistas, y la preparación mayor y el desarrollo sistemático del ejército reaccionario, la modernización de su armamento y aparatos de represión, el perfeccionamiento de sus métodos de asesinato, y el incremento de sus reservas materiales.
Para desatar una sangrienta guerra civil, en la que se enfrenten "nativos contra nativos", se pretende asegurar los gobiernos, no ya de venales y débiles políticos reaccionarios, sino de comandantes de ejército mucho más corruptos y sanguinarios, sin aspavientos para ensangrentar al pueblo.
A los ojos de los imperialistas son los regímenes fascistas, policiacos, los que brindan más "seguridad" y "eficacia" en el resguardo de sus intereses y en la represión violenta de la Guerra Popular. Los "golpes" militares, bajo el directo control de los imperialistas y su "agencia CIA", han sido innumerables en la última década y han sometido bajo la bota sangrienta del fascismo a la mayor parte de los países latinoamericanos.
Nuestro Partido Comunista ha señalado varias veces el carácter preventivo de estos planes imperialistas. El verdadero propósito de la modificación de determinadas estructuras es el de adecuarlas a sus planes semicolonialistas, seguros de que habrán de serles más "productivas" antes del estallido y brote de los brotes guerrilleros y la lucha armada. Apuntan, pues, a contener el avance impetuoso de la Guerra Popular.
La represión violenta siempre ha constituido el arma principal que usan los imperialistas y reaccionarios. A la menor manifestación de gérmenes guerrilleros se lanzan frenéticamente tratando de destruirlos por completo.
"Quemar todo, destruir todo, matar a todos" es la política usada contra las masas y los sectores patrióticos, "guerra sin cuartel y sin prisioneros" es su consigna ante los guerrilleros heridos y capturados.
Muestras bárbaras de ferocidad con la población y los luchadores capturados son continuas. Se usan métodos de asesinato masivo y las formas mas refinadas y crueles de liquidación física.
Los reaccionarios han alentado y sostienen, principalmente en las ciudades, a grupos secretos de criminales y degenerados, los que con el apoyo público de las autoridades reaccionarias han provocado la muerte violenta de miles de patriotas y progresistas.
La guerra popular emprendida por los pueblos latinoamericanos ha de enfrentar condiciones sumamente duras y en su desarrollo tendrá que vencer las dificultades más grandes que haya conocido la historia. Mas los imperialistas y los reaccionarios no son invencibles. Nuestros pueblos contribuirán a enterrar definitivamente a todos los explotadores.
Los socialimperialistas soviéticos y los demás revisionistas, mostrando su rostro de traidor y contrarrevolucionarios, principales cómplices del imperialismo norteamericano, actúan agitando sus '"transiciones pacíficas" (sumisión, servilismo, y adoración a los imperialistas), colaborando al mismo tiempo a sostener económica y militarmente a los deshechos y moribundos Estados terrateniente-burocráticos, aplaudiendo el engaño político y aclamando por la represión violenta de las masas.
Bajo la batuta de sus repugnantes cabecillas, los revisionistas en América Latina han realizado sucesivas y permanentes actividades contrarrevolucionarias, de sabotaje y traición desvergonzadas a la revolución y a la Guerra Popular.
En sus desesperados intentos de conseguir el "beneficio" de la legalidad no han vacilado en lanzar los más rabiosos ataques contra los partidos marxista-leninistas y la violencia revolucionaria.
Los revisionistas han cumplido "servicios" en favor del enemigo, y en la medida en que prosperan las acciones armadas y ellos son incapaces de obstruir su crecimiento desde fuera, se introducen o infiltran en sus filas, luego de hipócritas manifestaciones de apoyo, para capturar la dirección y utilizar a los grupos guerrilleros en sus negociados políticos pro "legalidad".
La experiencia de América Latina ha confirmado aun más la acción contrarrevolucionaria del trotskismo y la total falacia dañina de sus tesis de lucha "anticapitalista decisiva".
Son muchos los asesinatos por la policía "gracias" a la delación de los revisionistas y trotskistas. La sangre de esos luchadores es una deuda que tendrán que saldar necesariamente con el pueblo.
Con el triunfo de la revolución armada en Cuba, a partir de 1959, y la actividad del movimiento castrista, Latino América ha sufrido una errónea y perniciosa influencia por parte del tercerismo pequeño burgués.
El tercerismo es una versión remozada de los vanos intentos de la pequeña burguesía por sustituir al proletariado como factor dirigente de la revolución y arrebatarle su hegemonía.
Los terceristas y sus ideólogos, difunden su llamado particularismo de la revolución en América Latina, atacando furiosamente el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, preconizando su caducidad, así como la de las leyes universales de la Guerra Popular.
Los terceristas pequeño burgueses suplantan la política proletaria por una política burguesa, niegan la dirección de la clase obrera y de su partido político, y confían en las acciones de un grupo de héroes pequeño burgueses más que en la acción de las masas populares. Propagadores de una línea militar burguesa, rinden culto a las armas, rechazan el prolongado y sistemático trabajo político entre las masas, especialmente campesinos, propugnan los "focos guerrilleros" para la acción de las bandas errantes, y cultivan el espontaneísmo, iniciando sus acciones militaristas sin considerar las condiciones políticas y el deseo subjetivo de las masas, actuando por sobre la conciencia de ellas.
Todos los intentos del tercerismo han terminado, como tenía que suceder, en la derrota. Sus afanes vanguardistas, que los empujaron al aventurerismo, los han conducido de fracaso en fracaso, y a sufrir pérdidas dolorosamente grandes.
Todos los revolucionarios tienen la perentoria obligación y necesidad de sistematizar las experiencias adquiridas hasta hoy. Continuar la lucha lo exige.
La mejor receta para asesinar la revolución es coludiéndose con el revisionismo y el trotskismo. La mejor receta para llevar a la revolución al fracaso es conduciéndola por el camino del tercerismo pequeño burgués. Estas son las lecciones que han costado la sangre de numerosos combatientes.
En Venezuela, por ejemplo, los terceristas pequeño burgueses analizando erróneamente las condiciones, se opusieron, al principio, a tomar el camino de cercar las ciudades desde el campo. Limitándose a movilizar a reducidos sectores pequeño burgueses, llevaron adelante las acciones guerrilleras urbanas, rindiendo culto a la espontaneidad, a la lucha de los elementos aislados. Su falta de capacidad para ligar el trabajo revolucionario al movimiento obrero y campesino y la violenta represión desatada en las ciudades por la reacción, tuvo que obligarlos a abandonar las ciudades, o a descomponerse pasando a la legalidad, tras concesiones, o a subir a las montañas a continuar la lucha en las zonas rurales.
Los revisionistas, obligados por las circunstancias a unirse a tales grupos, sirvieron de agentes de corrosión política de los combatientes, y terminaron, como en otros casos de América Latina, ofreciendo a las guerrillas a cambio de su reconocimiento legal, traicionando al fin cobardemente, colocándose a la cola de la reacción, y gritando sus estúpidos "desarrollo democrático y pacífico, participación en las elecciones, etc.
El apoyo de Castro a los terceristas, como ha sucedido en otros casos en América Latina, se hallaba condicionado a su sometimiento a orientaciones dadas por él o por pseudo organismos constituidos con tal fin, es decir centros de dirección exteriores, desconociendo el principio marxista-leninista de que la revolución la hacen los pueblos de cada país, bajo la dirección de los estados mayores, los Partidos Comunistas.
El caso de Colombia es otro de los ejemplos, la lucha armada surge allá en respuesta a una de las más brutales represiones contra el pueblo que se conozcan en toda América. Las acciones reaccionarias se personifican en la "violencia reaccionaria" que asesina sistemáticamente a miles de patriotas, y ensangrienta Colombia.
Los revisionistas y los terceristas juegan el mismo papel que en Venezuela. Sabotean y traicionan desvergonzadamente, los primeros; conducen al fracaso a los grupos guerrilleros los segundos.
Tras la traición de Vicira y los duros golpes del ejército reaccionario, los grupos se desintegran, degenerando algunos en el bandolerismo, mientras otros constituyen lo que se ha dado a conocer como "repúblicas independientes de Marquetalia y el Pato". Aislados de los grandes sectores populares, sin extender en mayor medida su influencia, y fortalecerse mediante la movilización de masas, son fáciles presas de la contrarrevolución.
En los últimos años la lucha guerrillera se ha avivado en Colombia, más ahora con la gran particularidad de orientarse hacia una concepción proletaria de la guerra popular, en la medida que tal posición avance la lucha en Colombia alcanzará éxitos para su pueblo y ser gran aporte al movimiento revolucionario latinoamericano.
En el Perú, los grupos guerrilleros que iniciaron sus acciones en 1965, bajo las influencias nocivas del tercerismo, dispersan sus fuerzas para combatir con la ilusión de así dispersarlas del enemigo. Bandas errantes, con casi ningún vínculo con las masas campesinas, aplican las reglas de oro del tercerismo: desconfianza constante, seguridad constante, vigilancia constante; en esencia desconfianza y desprecio hacia las masas campesinas. Mientras tanto, las guerrillas del Cuzco adoptan la táctica de defensa pasiva, de defender el terreno pulgada por pulgada, rechazando la defensa activa, un consecuente concepto marxista-leninista, y única guía correcta para que los pueblos logren la victoria en sus guerras revolucionarias; además construyen sus campamentos en regiones montañosas, aislados de los centros de mayor concentración campesina, considerándolos ingenuamente inexpugnables.
El caso de las guerrillas bolivianas constituye una muestra típica de acción de los terceristas pequeño burgueses en América Latina, y uno de los más importantes actos de aventurerismo cometidos por el castrismo. Cultores del espontaneísmo confiaron más en el "prestigio" que en el trabajo de movilización política de las masas, trastocaron el verdadero concepto del internacionalismo proletario, e iniciaron sus acciones esperanzados en bases logísticas exteriores, desdeñando la línea marxista-leninista de basarse en los propios esfuerzos.
El fracaso del ELN, en Bolivia, y la muerte de Guevara y los hermanos Peredo, significan para América Latina, la bancarrota total del tercerismo pequeño burgués. Es además, una nueva muestra de la traición de los revisionistas, y del falso apoyo preconizado por Castro. La errónea orientación política, y consecuentemente la errónea línea militar, el aislamiento de las masas, la pérdida de las perspectivas revolucionarias y el abandono del trabajo revolucionario, ha conducido a una parte de los terceristas a las actividades terroristas, en las ciudades, reduciéndose a tales falsos métodos, mientras un sector de aquellos se aproximan paulatinamente, y a costa de tan dolorosas y sangrientas experiencias, al camino de la Guerra Popular, al del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung.
El proletario "no solo necesita una justa justa línea política marxista sino también una justa línea militar marxista." Sin la guía de una correcta línea política, es imposible tener una correcta línea militar, y sin una correcta línea militar es también imposible aplicar y llevar a cabo una correcta línea política.
Esta verdad ha venido siendo comprendida por los partidos marxista-leninista de América Latina, los que han hecho esfuerzos por prepararse para la Guerra Popular y atreverse a llevar adelante la Guerra del Pueblo, de acuerdo a la línea militar proletaria del camarada Mao Tsetung.
Gracias a la correcta orientación de los partidos marxista-leninistas y la poderosa influencia del Movimiento Comunista Internacional, ha prendido fuertemente en las masas la idea de que el poder nace del fusil, preciosa enseñanza del camarada Mao Tsetung, y es mayor y más profunda la comprensión de las ideas básicas sobre la Guerra Popular y el Ejército Popular: Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo.
Comprendiendo el camino de la Guerra Popular, y bajo la dirección de sus Partidos Comunistas, los marxista-leninistas de América Latina han ido consecuentemente a las zonas rurales a desarrollar trabajo político entre las masas campesinas, y a desarrollar las guerras revolucionarias.
La dirección de los Partidos Comunistas, marxista-leninistas, es un importantísimo y necesario factor para el triunfo de la Guerra Popular en América Latina. Solo tales Partidos, armados con el invencible pensamiento Mao Tsetung, podrán con toda seguridad conducir adelante y victoriosamente las luchas revolucionarias hasta el final.
Nuestro glorioso Partido Comunista es un firme partido marxista-leninista. En el seno de nuestro Partido siempre han habido agudas y encarnizadas luchas, en cada etapa histórica del desarrollo de la revolución, entre las dos líneas militares diametralmente opuestas. Nuestro Partido ha sabido defender exitosamente la línea militar proletaria, contribuyendo poderosamente al descrédito de las falsas teorías del revisionismo contemporáneo y el tercerismo pequeño burgués. En especial la presente lucha interna, contra los liquidadores, ha puesto a nuestro Partido en inmejorables condiciones y nos ha aproximado a la brillante realidad de la Guerra Popular.
Nuestro Partido Comunista está decidido a contribuir a la lucha de los pueblos de América Latina con el desarrollo de la lucha del pueblo peruano, y a mantenerse firmemente al lado de los partidos hermanos de Latino América, y a realizar mayores contribuciones para la victoria total del movimiento comunista en el mundo.
Sólo combatiendo en forma decidida al revisionismo, al trotskismo, a todos los revisionistas, al tercerismo pequeño burgués, desacreditándolos total y completamente, podremos combatir verdadera y resueltamente al imperialismo y al feudalismo.
Debemos destruir enérgicamente la línea militar burguesa y erradicar su venenosa influencia en América Latina. Debemos dar prioridad a la política proletaria, es decir al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung al pensamiento de José Carlos Mariátegui, a la línea política de nuestro Partido.
Debemos persistir en armar a nuestros cuadros, militantes, a las masas, con el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung.
La década del 60 ha sido una etapa de victoria para el marxismo-leninismo en América Latina y en el mundo entero.
La nueva década del 70 habrá de significar mayores victorias aún para la revolución mundial.
Hemos logrado grandes victorias. Saludemos fervorosamente a la nueva década. Las perspectivas son brillantes.
¡VIVA EL TRIUNFO DE LA GUERRA POPULAR!
¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO PENSAMIENTO MAO TSETUNG!
¡ABAJO EL MILITARISMO PEQUEÑO BURGUES!
Comité Central
Partido Comunista del Perú
(Publicado en Bandera Roja, número 42. Mayo de 1970)