Varios apuntes rápidos.
1. Está claro que la violencia no debe ser el
método para crear consciencia de clase, sino la
consecuencia y el
arma de tal consciencia. No podremos acercarnos a las masas, estar en ellas, sin una aproximación real; sin abrir espacios de debate, sin dilucidar nuestros esquemas de forma comprensible, sin aprender de ellas. Además, en todo este proceso no debe renunciarse jamás a un uso disciplinado de la violencia revolucionaria para salvaguardar los avances hechos o, simplemente, los derechos inmediatos de las trabajadoras y trabajadoras ―sin caer en tácticas izquierdistas―. Ahora bien, a medida que la consciencia de clase de las masas trabajadoras se fortalezca, ¿no habrá oposición capitalista, ya sea abiertamente reaccionara o, por otro lado, socialdemócrata? ¿Acaso el Estado capitalista dejará crecer, sin impedimento alguno, la cohesión ideológica y organizativa del proletariado? La respuesta es evidente. La reacción capitalista no fruncirá el ceño para utilizar todos los métodos legales e ilegales, pacíficos y violentos, para contrarrestar nuestra función. En ese aspecto debemos estar preparados y ser conscientes de todas las dificultades, como ilegalizaciones, manipulaciones mediáticas, arrestos, etc., para crear consciencia de clase y para dirigir sus consecuencias.
Enver Hoxha, «El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen los comunistas», 11 de mayo de 1966; pág. 24, Tomo IV, Obras Escogidas; Editorial 8 Nëntori, Instituto de Estudios Marxista-Leninistas adjunto al CC del PTA, Tirana, 1980 escribió:La burguesía y la reacción toleran la actividad de los revolucionarios mientras no constituya un peligro para el poder de clase de la burguesía. Cuando este poder está en peligro, o cuando la reacción encuentra el momento propicio, sofoca las libertades democráticas, recurre a todos los medios, sin ningún escrúpulo moral ni político, para destruir las fuerzas revolucionarias. En todos los países en los que se ha permitido a los partidos comunistas militar abiertamente, la burguesía y la reacción aprovechan esta situación para conocer toda la actividad, las personas, los métodos de trabajo y de lucha de los partidos marxista-leninistas y los revolucionarios. Por eso, los comunistas y sus partidos auténticamente marxista-leninistas cometerían un error fatal si tuvieran confianza en las «libertades» burguesas que les proporciona la conjetura, si lo hicieran todo abiertamente y no guardaran el secreto de su organización y de sus planes. Los comunistas deben aprovechar las condiciones del trabajo legal, incluso para desarrollar un amplio trabajo propagandístico y organizativo, pero, al mismo tiempo, deben estar preparados para el trabajo clandestino.
2. Relacionado con las trabas capitalistas al auge del movimiento marxista-leninista, ahora debe mirarse el proceso en sí, en su momento concreto y práctico, de la Revolución Socialista. El estudio de la Historia, que jamás debe ignorarse, nos enseña que cualquier forma de transformación del capitalismo, o de cualquier otro sistema socio-económico, por medio de reformas o desde su interior ha sido un fracaso completo. Ni los Estados Generales de Francia absolutista del siglo XVIII; ni el Zemski Sobor ni la Duma de la Rusia zarista fueron la forma política ni el objetivo de las revoluciones burguesas y comunistas, respectivamente. En el contexto del capitalismo, sólo aquellos episodios revolucionarios con la clase trabajadora como sujeto activo han conseguido romper las cadenas del capitalismo y poner las bases de la nueva economía socialista, del camino del apoderamiento de los actualmente oprimidos y oprimidas. Dicho de otra forma, en la transformación revolucionaria de la sociedad, ¿el capitalismo y sus vestigios no reaccionarán, y más aun en el contexto actual que monopolizan toda forma de violencia y disponen de un verdadero arsenal armamentístico? ¿No habrá una oposición violenta, tanto interna como externa, al proceso revolucionario? ¿Cómo se combaten?
En la Unión Soviética de Repúblicas Socialistas, el primer gran Estado obrero y campesino de la Historia, las masas apoyaban ampliamente el proceso socialista. De hecho, sin el franco y masivo apoyo popular no se pueden realizar victoriosamente las Revoluciones Socialistas. Pero, en la URSS, los elementos capitalistas del campo y de la ciudad, los vestigios semi-feudales del zarismo y toda la burguesía mundial ofrecieron la más abnegada y cruel resistencia. Más de 4 000 organizaciones de sabotaje se registraron en el campo, mayoritariamente en Siberia, a lo largo del Primer Plan Quinquenal y más de 20 potencias capitalistas intervinieron en territorio ruso durante la Guerra Civil. Por otro lado, en Cuba, por ejemplo, solamente en la primera mitad del año 1962 se producieron 5 780 acciones terroristas y 716 sabotajes industriales, organizados la mayoría de ellos por la CIA.
Aparte, todos los intentos para alcanzar el socialismo realizados valiéndose de los mecanismos que ofrece el propio capitalismo, es decir, a través únicamente de ellos, han terminado en un desastre. Indonesia, Chile, República Dominicana, etc., son ejemplos muy aclaradores.
Como se puede comprobar, las viejas relaciones socio-económicas de poder no se desplazan de su posición sin ofrecer una verdadera resistencia.
Iósif Stalin, «Entrevista con Helbert Wells», 23 de julio de 1934; pág. 7, Tomo XV, Obras; Edición Lenguas estrangeras, Moscu, 1953 escribió:Aquellas clases que tienen que abandonar el escenario de la historia son las últimas en creer que su juego ha terminado. Es imposible convencerlas de ello. Creen que los resquicios en la putrefacta estructura del viejo orden podrían ser remendadas, que la estructura temblorosa del viejo orden podría ser arreglada y salvada. Por eso mismo, las clases que se están hundiendo acuden a las armas y utilizan cualquier método para mantenerse como clase dominante.
Repitiendo lo que he dicho anteriormente, ninguna transformación verdaderamente revolucionara a lo largo de la Historia ha renunciado a la violencia de clase, de más o menos intensidad e implícita en la formación de un Estado, como herramienta esencial para salvaguardar el interés de la clase social revolucionaria. El mismo capitalismo se ha establecido como sistema nacional y mundial después de una revolución sangrienta como la Revolución Francesa, infinitud de Guerras Civiles y Guerras Imperialistas a lo largo de los últimos tres siglos. Una revolución se caracteriza innegablemente por la superación radical y sin condiciones del estado actual de cosas, atacando sus bases económicas, políticas y culturales. Tal proceso será más acentuado en la Revolución Socialista, que tiene la función histórica de suprimir las clases sociales, es decir, la explotación socio-económica y la opresión social, y no
cambiar su forma.
Friedrich Engels, «De la autoridad», marzo de 1873; pág. 120, Tomo II, Obras Escogidas; Edición Progreso, Moscú, 1980 escribió:Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto mediante el cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de bayonetas y cañones, medios autoritarios si hay, y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios. ¿La Comuna de París habría durado puede ser un solo día de no haber utilizado esta autoridad del pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos, por el contrario, recriminarle el hecho de no haber servido lo bastante de ella?
Finalmente, para convergir todos los puntos aquí expresados y ofrecer un análisis general marxista:
Iósif Stalin, «Sobre el materialismo histórico y el materialismo dialéctico», setiembre de 1938 escribió:Una vez las nuevas fuerzas productivas están en formación, las relaciones existentes y sus representantes, las clases dominantes, se convierten en ese obstáculo insuperable que sólo puede eliminarse por medio de la actuación consciente de las nuevas clases, por medio de la acción violenta de estas clases, por medio de la revolución. Aquí se destaca con gran nitidez el papel inmenso de las nuevas ideas sociales, de las nuevas instituciones políticas, del nuevo poder político, llamados a liquidar por la fuerza las viejas relaciones de producción. Sobre la base del conflicto entre las nuevas fuerzas productivas y las viejas relaciones de producción, sobre la base de las nuevas exigencias económicas de la sociedad, surgen nuevas ideas sociales. Estas nuevas ideas organizan y movilizan a las masas; las masas se funden en un nuevo ejército político, crean un nuevo poder revolucionario y utilizan este Poder para liquidar por la fuerza el viejo régimen establecido en el campo de las relaciones de producción y ratificar el nuevo régimen. El proceso espontáneo de desarrollo deja el lugar a la acción consciente del hombre, el desarrollo pacífico a la transformación violenta, la evolución a la revolución.
3. En definitiva, el proceso de fortalecimiento de la consciencia de clase no requiere de la violencia como medio principal y debe adaptarse, con los medios que sea, a las dificultades que el capitalismo y sus instituciones brindarán. Por otro lado, cuando tal consciencia de clase se exprese en forma de Revolución Proletaria, entonces ya abiertamente se debe emplear sin dudar la violencia disciplinada y de clase, así como el Estado obrero y campesino, para salvaguardar los logros que las trabajadoras y trabajadores alcancemos.
Saludos.