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Entrevista a Esther Vivas, dirigente de Izquierda Anticapitalista
Los resultados electorales de IA, el binomio PP/PSOE, Libia y el futuro de la izquierda antisistema....
1. ¿Qué balance haces de los resultados de Izquierda Anticapitalista?
Creo que la campaña que hemos hecho ha sido buena, con un perfil combativo y planteando la necesidad de construir una alternativa de izquierdas al margen de los partidos tradicionales. Aunque está claro que los resultados, en número de votos, han sido muy modestos y muy por debajo de lo que sería necesario en un contexto como el actual. Y es que mucha gente prefiere todavía hacer “voto útil” hacia opciones como IU o abstenerse, ante la dificultad de una opción anticapitalista como la nuestra para obtener representación parlamentaria. Construir una alternativa anticapitalista es un proceso que llevará tiempo y perseverancia.
2. ¿Qué sensación te produce que la llamada izquierda anticapitalista (en sus diversas organizaciones) se haya quedado nuevamente fuera del Parlamento?
Bueno, ¡ya contábamos con esto! Sabemos que las elecciones no son un terreno neutral y vienen determinadas por el dinero, la cobertura mediática y las palancas institucionales. Conseguir representación institucional siempre es difícil para las opciones que irrumpimos desde fuera del sistema de partidos. Abrir una brecha electoral y conseguir traer voces anticapitalistas a las instituciones para utilizarlas como altavoz no es cosa de un día, es una tarea a medio plazo.
3. Causó cierta polémica (comentarios, artículos...) en la prensa alternativa (Rebelión, Kaos, inSurGente, La Haine...) la posición de Izquierda Anticapitalista sobre lo ocurrido en Libia... ¿te sientes una “ni ni” como decían muchos comentarios?
No se trata de ser “ni ni” sino de tener posiciones políticas que sepan responder a realidades complejas y tener una visión dialéctica de la realidad, sin caer en posiciones “campistas” que simplifican las cosas. La situación en Libia se caracterizaba primero por contar con un gobierno dictatorial y despótico, aliado además desde la última década con Europa y los Estados Unidos, y que por lo tanto no puede defenderse. Segundo, una rebelión contra este régimen pero dirigida por sectores sin credibilidad y que no representan una alternativa de izquierdas. Tercero, una intervención por parte de la OTAN y el imperialismo con el objetivo de tutelar la caída del régimen y asegurarse el control del petróleo en la era post-Gadafi. En un escenario así creo que lo correcto ha sido apoyar desde el principio la rebelión popular, pero sin apoyar a la dirección de las fuerzas rebeldes del Consejo Nacional de Transición, y oponerse a la intervención militar imperialista.Y más en general me parece que hay que alentar las rebeliones contra todos los regímenes despóticos del mundo árabe y oponerse a los intentos, tanto de estos regímenes (o sus restos) como del imperialismo (por vía militar o diplomática), de ahogar estas protestas.
4. ¿Ves diferencias sustanciales entre el PP y el PSOE?
En el terreno económico PP y PSOE defienden básicamente las mismas políticas que consisten en transferir el coste de la crisis a las y los trabajadores y gobernar en función de los intereses empresariales. La socialdemocracia, convertida al social-liberalismo, no tiene una agenda propia de salida a la crisis diferente de la derecha. Y aunque en temas como la familia, la sexualidad, etc. tienen posturas distintas, las posiciones del PSOE quedan supeditadas a los intereses empresariales. La alternancia PP-PSOE, y conservadores y social-liberales que se da en los países europeos, se ha convertido en una alternancia similar a la de demócratas y republicanos en Estados Unidos. Al final, independientemente de quien gobierne, es el capital financiero el que manda. Otra cosa es que la base social de ambos partidos no es la misma y que la percepción social que se tiene de ellos tampoco.
5. ¿No tienes la sensación de que la actividad militante y reivindicativa de organizaciones como IA, luego la canalizan electoralmente otros?
Es verdad que en las elecciones opciones como IU, ICV y otras tienen una fortaleza que no se corresponde con su implantación social real ni, aún menos, con su participación e implicación en las luchas. Y, al revés, los colectivos más activos en las luchas sociales tenemos poca incidencia electoral. Justamente se trata de intentar romper esta situación y no dejar que la representación electoral sea monopolio de fuerzas con pocos vínculos con las luchas o con vínculos muy supra-estructurales.
6. IA tuvo negociaciones con IU para acudir juntos a las elecciones, ¿por qué fracasaron?
IU convocó a varias fuerzas para hablar del 20N. Nosotros sacamos una “carta abierta” dirigida también al conjunto de la izquierda. Defendíamos que cualquier candidatura unitaria a la izquierda del PSOE debía basarse en un proyecto con un programa anticapitalista, estuviera vinculado a las luchas sociales, dispuesto a utilizar su presencia parlamentaria en beneficio de las movilizaciones, hiciera un balance crítico de su paso por gobiernos con el PSOE (como el caso del tripartito catalán) y, sobre todo, que estuviera representado y encarnado por activistas, trabajador@s, parad@s y no por políticos profesionales. Una propuesta que representara un proyecto nuevo, al margen del sistema de partidos convencionales y con voluntad de ser una alternativa. Y vimos como IU tenía otro planteamiento distinto al nuestro. Consideramos que con fuerzas como IU hay que trabajar en lo que estamos de acuerdo, en actividades sociales donde coincidamos, etc., pero está claro que tenemos proyectos de izquierda distintos.
7. ¿Qué le dirías a las personas que han votado a IU, e incluso al PSOE o Equo, pensando que lo hacen a organizaciones revolucionarias o de izquierdas?
Les diría que para cambiar las cosas es necesario trabajar día a día en las luchas y que no cambiaremos este mundo desde las instituciones, como bien demuestra la historia. Y que llegados a unas elecciones es mejor apoyar a organizaciones políticas que tienen su centro de gravedad en la calle y no en las instituciones. Apoyar a organizaciones que no pactarán con el social-liberalismo como otras de las que tu citas han hecho o están dispuestos a hacer como demuestran sus organizaciones hermanas. Pero es comprensible que mucha gente vote a estas formaciones, aunque espero que la experiencia práctica pueda ir rompiendo espejismos. No tenemos que culpabilizar a nadie por apoyar a estas fuerzas, sino persuadirles de la necesidad de hacer otra apuesta.
8. ¿Cómo es posible que gobiernos autonómicos que han tomado decisiones tan impopulares, el 20N hayan subido en número de votos?
No hay que perder de vista que la mayor parte de la ciudadanía no ha votado ni al PP en el Estado español ni a CiU en Catalunya, y aún menos han votado los recortes. El PP consiguió el apoyo del 30,27% del electorado del Estado, pero esto es sólo un 0,97% superior al que consiguió en el 2008. Y en Catalunya, CiU ganó las elecciones con tan solo el apoyo de un 18,8% del censo electoral. Hay que recordar estas cifras frente al mantra que dice que los resultados electorales legitiman sus políticas de recortes. Sin por eso dejar de constatar que la derecha posee una base social significativa y sólida.
9. ¿Será posible algún día un gran Frente de Izquierdas que aglutine a todas las personas que cuestionan de arriba a abajo el capitalismo?¿Se trabaja para ello?
Tenemos el reto colectivo de construir una alternativa anticapitalista, lo más fuerte y amplia posible, que pueda llegar a tener incidencia social. No hay atajos para ello y queda mucho trecho por recorrer, pero creo que es una voluntad compartida entre muchas organizaciones, colectivos y personas.