EPPK saluda la movilización y reclama una solución integral
El Colectivo se siente «muy orgulloso de nuestro pueblo» y cree que Madrid y París han visto que tienen a Euskal Herria enfrente. Reitera que «se equivocan» al insistir en fórmulas individuales y les traslada que «la idea de amnistía significa para nosotros resolución democrática integral».
Los presos, contentos por los familiares y ávidos de información
En las cárceles, la manifestación se vivió con expectación durante, pero también antes y después, según ha podido saber GARA a través de los mensajes de familiares y de los propios presos durante esta semana. Y hasta «con nervios la víspera, por saber cómo saldría aquello», indica uno de los más veteranos, retenido en prisión por la llamada «doctrina Parot».
Desde Curtis (A Coruña), donde actualmente hay quince prisioneros políticos vascos, subrayan que en realidad la movilización de Egin Dezagun Bidea era monotema ya desde unos días antes. El mismo sábado percibieron por los medios españoles que aquello había sido grande, muy grande. Y el domingo, uno de los que pudo telefonear a casa conoció la cifra por la que todos se interesaban: 110.000. El impacto se puede imaginar. Uno de los presos vascos en Castelló, con 25 años de cárcel a sus espaldas, bromea con que «mi tío era portero en San Mamés hace años, y cuando me decía que allí se metían 50.000 personas, me parecía una pasada. Pues el sábado, fueron más del doble. Increíble. Es como si hubiera reventado algo que llevaba muchos años llenándose y llenándose», compara.
Los presos de Zuera (Zaragoza) tampoco podían contener la curiosidad. Para las 9.00 de la mañana del domingo habían llamado a casa, narran sus allegados. Y el sábado a la noche ya habían hecho bromas con un «corte» de una televisión española que hablaba de «cientos de miles de manifestantes», pero que a la vez fue un indicador de que la movilización había sido muy potente: «Se veía claro que aquello era exagerado». Esta vez no ha habido distorsión posible, porque también todos los diarios españoles han admitido el éxito de la movilización.
A los de Puerto (Cádiz) les ha costado más hacerse una idea exacta. Cuentan que el sábado lo pasaron en vilo tratando de que llegara hasta allí alguna onda perdida de Euskadi Irratia, como suele ocurrir a ciertas horas del día. Casualidad o mala baba, durante esta semana apenas han podido hacer llamadas a casa; desde la prisión alegaban que el teléfono estaba averiado.
Todos coinciden en que tras el primer subidón, la recepción de los ejemplares de GARA entre semana (a Andalucía y Levante no llegaron hasta el jueves), ha sido otro segundo impacto por la contundencia de las imágenes y de los detalles del recuento. Pero también por las pequeñas historias que encierra cada foto. Un preso de Curtis destaca que «la emoción no es tanta por nosotros, sino por nuestros familiares y amigos. Cuando nosotros les vemos llegan aquí solos, ésa es la circunstancia que conocemos y que vivimos, y cuando ves las fotos de la manifestación con tanta gente aplaudiendo a su paso es cuando compruebas todo el apoyo que reciben en la calle, en Euskal Herria. Es eso lo que más nos llena de alegría». A partir de ahí, todos los consultados destacan su satisfacción plena, pero con los pies en el suelo, conscientes de que en este tema no cabe echar campanas al vuelo.
Las llamadas telefónicas de esta semana han servido para ir conociendo más detalles, porque la sed de información resulta insaciable en las celdas, galerías y patios. Uno de los encerrados en Zuera apunta que sintieron especial alegría cuando los familiares les contaban que vieron mucha gente nueva en la manifestación, incluidos otros miembros de la familia o conocidos que habitualmente no participaban en estas movilizaciones... hasta ahora. «Las llamadas se nos han quedado muy cortas, así que les hemos pedido a todos que nos escriban cartas contándonos más cosas».
Ayer, siete días después, en los locutorios fue una tarde de emociones, por doble motivo. Por un lado, porque los presos volvieron a recibir las visitas de sus familiares y amigos, que hace una semana quedaron canceladas para reforzar la cita de Bilbo. Y, en paralelo, porque con ello tuvieron más datos directos de cómo lo vivió cada uno, de con quién estuvo, a quién saludó, con quién rió y lloró... un sinfín de anécdotas de una jornada muy especial para los de fuera, y más aún para los de dentro.
Los políticos tuvieron que correr a incluir el tema en sus discursos
10.00 de la mañana del domingo en Madrid. En la calle Ferraz se celebra la última reunión de la Ejecutiva de Zapatero. El tema del día es la confirmación de las candidaturas de Rubalcaba y Chacón a la sucesión, pero para los delegados vascos hay otro asunto de interés, o más bien de preocupación. Uno de ellos se interesa por si a alguno de los periodistas presentes estuvo en Bilbo y «si fue tan grande como parece». A su llegada, tanto Patxi López como Rodolfo Ares saben que el tema ya no se puede obviar. El lehendakari evita a toda costa situarse en contra de la manifestación, y más bien parece ubicarse a su lado cuando habla de que «en Euskadi hay consenso generalizado de que otra política penitenciaria es posible».
17.00 del domingo en Bilbo. No es raro que en la tarde dominical Iñigo Urkullu, presidente del PNV, publique un artículo en su blog, pero sí lo es que lo dedique en exclusiva a una movilización sobre la que no ha abierto la boca en todas las semanas precedentes, y que además evite la tentación de entrar en reproches a la izquierda abertzale. Apenas 24 horas después del llenazo de Bilbo Urkullu se descuelga con su mayor alegato conocido contra la dispersión: «No hay motivo ni razón que no sea política para mantener una estrategia de excepcionalidad con ningún colectivo de presos. No hay motivo ni razón que justifique que el Gobierno de Rajoy no aborde de forma rápida y decidida algo tan aparentemente sencillo, democrático, justo y necesario como que todos los presos, independientemente de la motivación de los actos que les ha llevado a prisión, tengan el mismo tratamiento jurídico y se le apliquen las mismas leyes y normas».
Lunes, 11.30, Gasteiz. El nuevo ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, acude a la toma de posesión de Carlos Urquijo como nuevo delegado del Gobierno español. Los periodistas tienen claro que la pregunta que toca es sobre política carcelaria, un tema que ha permanecido siempre fuera de agenda salvo en casos muy puntuales y mediáticos como el de la huelga de Iñaki de Juana. Sin embargo, esta vez no hace falta esperar al turno de preguntas. Es el propio ministro el que se adelanta a fijar su posición sobre los presos vascos. Es consciente que la opinión pública vasca espera una respuesta tras la manifestación de Bilbo... aunque no sea exactamente la que él da.
La opinión pública de Estados Unidos descubre a los presos vascos
Una de las novedades de la movilización de Egin Dezagun Bidea es algo más que formal: el lema de la repatriación aparece escrito también en inglés. Ello ayuda a que muchos lectores estadounidenses capten de un golpe de vista el objetivo de la movilización. En cualquier caso, la gran culpa de que la noticia salte hasta ese lado del Atlántico es de la agencia Asociated Press, que elabora una nota sobre la manifestación que acaba en las páginas de diarios del impacto de "The New York Times" o "The Washington Post", además de otras decenas y decenas de diarios de estados o directamente locales.
La información, como corresponde a una agencia, es escueta, pero aporta los datos fundamentales para que la opinión pública estadounidende descubra un problema de mucho calado. Indica que en la marcha han participado «decenas de miles de personas», que encierra una pugna entre «los separatistas y el gobierno conservador del PP», que hay unos 700 presos entre los estados español y francés, que solo algunas decenas están en cárceles vascas y que la dispersión se prolonga durante 22 años ya. Cita también la decisión de ETA y la compara con la del IRA que abrió camino al proceso de paz y solución irlandés.
A "The New York Times" se le estima una difusión de 1,4 millones de ejemplares los domingos; en el caso de "The Washington Post", son cerca de 900.000.
La prensa europea permanece esta vez menos atenta. La noticia entra en menos medios de lo que merecería la mayor movilización política conocida en Euskal Herria, pero sí hay algunos detalles nuevos significativos, como la presencia en Bilbo de un equipo de la cadena pública alemana ARD1. La movilización se refleja también en medios de Portugal, Brasil, Chile...
Los medios españoles no cuestionan esta vez el carácter multitudinario de la marcha. Los franceses se muestran más esquivos, o cabe intuir que más parciales, porque la agencia oficial AFP sí les brinda un teletipo amplio con datos impactantes, como que se han manifestado más que las 65.000 personas de 2011 o que han desfilado 3.000 familiares. "Liberation" es la excepción positiva.
Los convocantes, desbordados por la masa y también por la emoción
La ola también revienta las propias previsiones de Egin Dezagun Bidea. Beñat Zarrabeitia detalla que «sí preveíamos algo muy importante por el número de autobuses con- tratados, por los vídeos que llegaban de pueblos muy pequeños o de pueblos en que ni siquiera hay presos... Pero antes de empezar me tocó bajar de la primera fila hasta al final, cuando los familiares ya estaban formados, y ahí me di cuenta de todos los que había, más que nunca. El segundo impacto fue cuando llegamos a Zabalburu y vimos que todo estaba lleno también hasta abajo, que había otra mani delante de la mani».
Unas 500 personas integraban el dispositivo de seguridad. Y pese a la multitud, no se produjo más que el problema puntual de una persona aparentemente desequilibrada que arrojaba objetos desde una ventana y se resolvió enseguida. A Manu Ugartemendia le impresionó toda esa tranquilidad: «Después del auto de Marlaska, se demostró que este pueblo saber estar donde debe».
Ambos se quedan con la imagen de la alegría de los familiares en la intervención de Fermín Muguruza, «con las banderolas al viento». Zarrabeitia vio muchas lágrimas, y a él también se le cayó alguna. Luego hubo ocasión de celebrarlo, e incluso de recibir la invitación de taberneros de la zona, ellos también muy contentos. En su opinión, «está claro que esto ha conectado con la gente. Lemas como 'kontatu nirekin' se han sentido no como una interpelación, sino como un ofrecimiento a sentirse parte». Ugartemendia ve una puerta abierta a implicar a todos en esta labor, «con diferentes niveles de compromiso. Cada uno puede aportar algo».
El Colectivo se siente «muy orgulloso de nuestro pueblo» y cree que Madrid y París han visto que tienen a Euskal Herria enfrente. Reitera que «se equivocan» al insistir en fórmulas individuales y les traslada que «la idea de amnistía significa para nosotros resolución democrática integral».
Los presos, contentos por los familiares y ávidos de información
En las cárceles, la manifestación se vivió con expectación durante, pero también antes y después, según ha podido saber GARA a través de los mensajes de familiares y de los propios presos durante esta semana. Y hasta «con nervios la víspera, por saber cómo saldría aquello», indica uno de los más veteranos, retenido en prisión por la llamada «doctrina Parot».
Desde Curtis (A Coruña), donde actualmente hay quince prisioneros políticos vascos, subrayan que en realidad la movilización de Egin Dezagun Bidea era monotema ya desde unos días antes. El mismo sábado percibieron por los medios españoles que aquello había sido grande, muy grande. Y el domingo, uno de los que pudo telefonear a casa conoció la cifra por la que todos se interesaban: 110.000. El impacto se puede imaginar. Uno de los presos vascos en Castelló, con 25 años de cárcel a sus espaldas, bromea con que «mi tío era portero en San Mamés hace años, y cuando me decía que allí se metían 50.000 personas, me parecía una pasada. Pues el sábado, fueron más del doble. Increíble. Es como si hubiera reventado algo que llevaba muchos años llenándose y llenándose», compara.
Los presos de Zuera (Zaragoza) tampoco podían contener la curiosidad. Para las 9.00 de la mañana del domingo habían llamado a casa, narran sus allegados. Y el sábado a la noche ya habían hecho bromas con un «corte» de una televisión española que hablaba de «cientos de miles de manifestantes», pero que a la vez fue un indicador de que la movilización había sido muy potente: «Se veía claro que aquello era exagerado». Esta vez no ha habido distorsión posible, porque también todos los diarios españoles han admitido el éxito de la movilización.
A los de Puerto (Cádiz) les ha costado más hacerse una idea exacta. Cuentan que el sábado lo pasaron en vilo tratando de que llegara hasta allí alguna onda perdida de Euskadi Irratia, como suele ocurrir a ciertas horas del día. Casualidad o mala baba, durante esta semana apenas han podido hacer llamadas a casa; desde la prisión alegaban que el teléfono estaba averiado.
Todos coinciden en que tras el primer subidón, la recepción de los ejemplares de GARA entre semana (a Andalucía y Levante no llegaron hasta el jueves), ha sido otro segundo impacto por la contundencia de las imágenes y de los detalles del recuento. Pero también por las pequeñas historias que encierra cada foto. Un preso de Curtis destaca que «la emoción no es tanta por nosotros, sino por nuestros familiares y amigos. Cuando nosotros les vemos llegan aquí solos, ésa es la circunstancia que conocemos y que vivimos, y cuando ves las fotos de la manifestación con tanta gente aplaudiendo a su paso es cuando compruebas todo el apoyo que reciben en la calle, en Euskal Herria. Es eso lo que más nos llena de alegría». A partir de ahí, todos los consultados destacan su satisfacción plena, pero con los pies en el suelo, conscientes de que en este tema no cabe echar campanas al vuelo.
Las llamadas telefónicas de esta semana han servido para ir conociendo más detalles, porque la sed de información resulta insaciable en las celdas, galerías y patios. Uno de los encerrados en Zuera apunta que sintieron especial alegría cuando los familiares les contaban que vieron mucha gente nueva en la manifestación, incluidos otros miembros de la familia o conocidos que habitualmente no participaban en estas movilizaciones... hasta ahora. «Las llamadas se nos han quedado muy cortas, así que les hemos pedido a todos que nos escriban cartas contándonos más cosas».
Ayer, siete días después, en los locutorios fue una tarde de emociones, por doble motivo. Por un lado, porque los presos volvieron a recibir las visitas de sus familiares y amigos, que hace una semana quedaron canceladas para reforzar la cita de Bilbo. Y, en paralelo, porque con ello tuvieron más datos directos de cómo lo vivió cada uno, de con quién estuvo, a quién saludó, con quién rió y lloró... un sinfín de anécdotas de una jornada muy especial para los de fuera, y más aún para los de dentro.
Los políticos tuvieron que correr a incluir el tema en sus discursos
10.00 de la mañana del domingo en Madrid. En la calle Ferraz se celebra la última reunión de la Ejecutiva de Zapatero. El tema del día es la confirmación de las candidaturas de Rubalcaba y Chacón a la sucesión, pero para los delegados vascos hay otro asunto de interés, o más bien de preocupación. Uno de ellos se interesa por si a alguno de los periodistas presentes estuvo en Bilbo y «si fue tan grande como parece». A su llegada, tanto Patxi López como Rodolfo Ares saben que el tema ya no se puede obviar. El lehendakari evita a toda costa situarse en contra de la manifestación, y más bien parece ubicarse a su lado cuando habla de que «en Euskadi hay consenso generalizado de que otra política penitenciaria es posible».
17.00 del domingo en Bilbo. No es raro que en la tarde dominical Iñigo Urkullu, presidente del PNV, publique un artículo en su blog, pero sí lo es que lo dedique en exclusiva a una movilización sobre la que no ha abierto la boca en todas las semanas precedentes, y que además evite la tentación de entrar en reproches a la izquierda abertzale. Apenas 24 horas después del llenazo de Bilbo Urkullu se descuelga con su mayor alegato conocido contra la dispersión: «No hay motivo ni razón que no sea política para mantener una estrategia de excepcionalidad con ningún colectivo de presos. No hay motivo ni razón que justifique que el Gobierno de Rajoy no aborde de forma rápida y decidida algo tan aparentemente sencillo, democrático, justo y necesario como que todos los presos, independientemente de la motivación de los actos que les ha llevado a prisión, tengan el mismo tratamiento jurídico y se le apliquen las mismas leyes y normas».
Lunes, 11.30, Gasteiz. El nuevo ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, acude a la toma de posesión de Carlos Urquijo como nuevo delegado del Gobierno español. Los periodistas tienen claro que la pregunta que toca es sobre política carcelaria, un tema que ha permanecido siempre fuera de agenda salvo en casos muy puntuales y mediáticos como el de la huelga de Iñaki de Juana. Sin embargo, esta vez no hace falta esperar al turno de preguntas. Es el propio ministro el que se adelanta a fijar su posición sobre los presos vascos. Es consciente que la opinión pública vasca espera una respuesta tras la manifestación de Bilbo... aunque no sea exactamente la que él da.
La opinión pública de Estados Unidos descubre a los presos vascos
Una de las novedades de la movilización de Egin Dezagun Bidea es algo más que formal: el lema de la repatriación aparece escrito también en inglés. Ello ayuda a que muchos lectores estadounidenses capten de un golpe de vista el objetivo de la movilización. En cualquier caso, la gran culpa de que la noticia salte hasta ese lado del Atlántico es de la agencia Asociated Press, que elabora una nota sobre la manifestación que acaba en las páginas de diarios del impacto de "The New York Times" o "The Washington Post", además de otras decenas y decenas de diarios de estados o directamente locales.
La información, como corresponde a una agencia, es escueta, pero aporta los datos fundamentales para que la opinión pública estadounidende descubra un problema de mucho calado. Indica que en la marcha han participado «decenas de miles de personas», que encierra una pugna entre «los separatistas y el gobierno conservador del PP», que hay unos 700 presos entre los estados español y francés, que solo algunas decenas están en cárceles vascas y que la dispersión se prolonga durante 22 años ya. Cita también la decisión de ETA y la compara con la del IRA que abrió camino al proceso de paz y solución irlandés.
A "The New York Times" se le estima una difusión de 1,4 millones de ejemplares los domingos; en el caso de "The Washington Post", son cerca de 900.000.
La prensa europea permanece esta vez menos atenta. La noticia entra en menos medios de lo que merecería la mayor movilización política conocida en Euskal Herria, pero sí hay algunos detalles nuevos significativos, como la presencia en Bilbo de un equipo de la cadena pública alemana ARD1. La movilización se refleja también en medios de Portugal, Brasil, Chile...
Los medios españoles no cuestionan esta vez el carácter multitudinario de la marcha. Los franceses se muestran más esquivos, o cabe intuir que más parciales, porque la agencia oficial AFP sí les brinda un teletipo amplio con datos impactantes, como que se han manifestado más que las 65.000 personas de 2011 o que han desfilado 3.000 familiares. "Liberation" es la excepción positiva.
Los convocantes, desbordados por la masa y también por la emoción
La ola también revienta las propias previsiones de Egin Dezagun Bidea. Beñat Zarrabeitia detalla que «sí preveíamos algo muy importante por el número de autobuses con- tratados, por los vídeos que llegaban de pueblos muy pequeños o de pueblos en que ni siquiera hay presos... Pero antes de empezar me tocó bajar de la primera fila hasta al final, cuando los familiares ya estaban formados, y ahí me di cuenta de todos los que había, más que nunca. El segundo impacto fue cuando llegamos a Zabalburu y vimos que todo estaba lleno también hasta abajo, que había otra mani delante de la mani».
Unas 500 personas integraban el dispositivo de seguridad. Y pese a la multitud, no se produjo más que el problema puntual de una persona aparentemente desequilibrada que arrojaba objetos desde una ventana y se resolvió enseguida. A Manu Ugartemendia le impresionó toda esa tranquilidad: «Después del auto de Marlaska, se demostró que este pueblo saber estar donde debe».
Ambos se quedan con la imagen de la alegría de los familiares en la intervención de Fermín Muguruza, «con las banderolas al viento». Zarrabeitia vio muchas lágrimas, y a él también se le cayó alguna. Luego hubo ocasión de celebrarlo, e incluso de recibir la invitación de taberneros de la zona, ellos también muy contentos. En su opinión, «está claro que esto ha conectado con la gente. Lemas como 'kontatu nirekin' se han sentido no como una interpelación, sino como un ofrecimiento a sentirse parte». Ugartemendia ve una puerta abierta a implicar a todos en esta labor, «con diferentes niveles de compromiso. Cada uno puede aportar algo».