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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por Danko Sáb Jun 06, 2015 12:42 am

    He aquí un muy riguroso y detallado análisis que desmonta el carácter supuéstamente científico del marxismo. El texto en cuestión -bastante extenso- se centra en desmontar la Teoría Laboral del Valor (TLV) o teoría del valor-trabajo de Karl Marx. También menciona los fracasos que se derivan de la planificación estatal de la economía, tales como el control de precios. El autor es un economista que se autodefine como socialdemócrata y neo-keynesiano.

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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por MolotoK Sáb Jun 06, 2015 1:18 pm

    Danko escribió:He aquí un muy riguroso y detallado análisis que desmonta el carácter supuéstamente científico del marxismo. El texto en cuestión -bastante extenso- se centra en desmontar la Teoría Laboral del Valor (TLV) o teoría del valor-trabajo de Karl Marx. También menciona los fracasos que se derivan de la planificación estatal de la economía, tales como el control de precios. El autor es un economista que se autodefine como socialdemócrata y neo-keynesiano.

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    Por lo que llevo leído, ya comete un error al confundir "Valor de uso" con "lo que subjetivamente valoramos los bienes y servicios". De mantener esta definición en el resto del artículo, ya está errado su análisis. No obstante el artículo parece interesante.

    Un bien o servicio, contiene propiedades físicas y químicas intrínsecas, esas propiedades cubren necesidades físicas y químicas a un ser humano. Y estas propiedades son independientes de la mente de ese ser humano. Da lo mismo que estemos en medio del desierto y estemos dispuestos a vender a nuestra abuela por un vaso de agua, el agua que contiene ese vaso sigue manteniendo las mismas propiedades fisico-químicas al margen de nuestra subjetiva valoración por nuestra imperiosa necesidad de sed. Necesitaremos más agua porque nuestro cuerpo está más deshidratado, no porque valoremos subjetivamente el agua hasta escalas estratosféricas.

    Además, si las cosas "valen lo que nosotros estimemos", ¿por qué nunca se da el curioso caso de que yo en un supermercado compro huevos y al cajero le digo "esto no me vale 1,2 euros, subjetivamente vale 0,9 euros y es lo que estoy dispuesto a pagar". Obviamente el cajero solo va a aceptar el precio de la etiqueta. Y dado que existe abundancia de huevos en el mercado, nadie va a regatear por subir el precio de los huevos para así comprarlo por delante de mí (como si fuera una subasta), ni siquiera cuando solo quede una docena de huevos. Lo cual demuestra que el valor objetivamente está sujeto a su coste de producción, y subjetivamente a la oferta y demanda, además del poder adquisitivo del comprador/vendedor.

    Chemazdamundi le vi en otro artículo explicar, si mal no recuerdo, que la estadística era capaz de medir la "utilidad marginal" de las cosas, poniendo de ejemplo un vaso de agua, que a partir de X vaso bebido, ya estás harto de beber agua y por lo tanto, el valor del agua es subjetivo. Cuando precisamente eso lo que demuestra es que el vaso contiene unas propiedades fisico-químicas que han cubierto nuestras necesidades biológicas (sed de agua) cuando ya no queremos más, pero esas propiedades siguen ahí perennes al margen de nuestra sed y nuestra valoración subjetiva del agua.

    Esperaré a la parte que cuestiona el "trabajo" y la "fuerza de trabajo", pero ya digo que si su artículo comienza con ese análisis, me espero una tergiversación de la teoría del valor de Marx.

    EDIT: Lo que yo me temía:

    Chemazdamundi escribió:Marx utiliza el concepto de trabajo-tiempo abstracto socialmente necesario para introducir una perspectiva social distinta de la que empleaban sus predecesores y los economistas neoclásicos. Los demás economistas hacen uso de teorías desde el punto de vista del individuo, mientras que Marx utiliza la perspectiva de la sociedad en su conjunto. Con “producción social” se refiere a una complicada e interrelacionada división del trabajo de una amplia variedad de personas que dependen unos de otros para su supervivencia y prosperidad.

    Traducido al castellano de Valladolid: Marx dice que las cosas valen no por el trabajo que haya costado producir una cosa (como decía más o menos Ricardo, que se refería a las horas individuales de trabajo) sino por el trabajo (intelectual o físico) que a la sociedad en su conjunto le haya costado producir esa cosa.

    Por ahí pretendía “escaquearse” de la acusación que todo hijo de vecino le podía hacer: que a mí me importan un pimiento las horas, el tiempo, el esfuerzo intelectual o los kilojulios de esfuerzo físico que haya costado producir una sartén, no voy a basar el precio que estoy dispuesto a pagar por ella sólo en eso (si es que me digno valorar eso).

    No valoro la cantidad de trabajo humano que contiene una mercancía, porque sí, porque yo lo valgo. Y luego dice que es un "economista científico", que reparte "sabiduría científica a hostias si hace falta" (sic)... Y sin embargo cualquier productor, consciente del sudor que le ha costado producir sus mercancías, no le importa un pimiento valorar eso. Para poder ofrecer algo en el mercado, primero hay que producirlo. Esto es volver a cuestiones básicas como por qué es más valioso el diamante frente al agua, cuando la utilidad del diamante es ridícula frente a la del agua. No valoro ni conozco las propiedades físico-químicas de bienes y servicios como el vaso de agua en el desierto, pero bien satisfecho quedo cuando las consumo. El método científico de Chemazdamundi acaba de demostrar que el valor subjetivo transforma la realidad objetiva.

    En fin, terminaré el artículo, que igual luego lo aclara, pero de momento ya digo yo que me espero una tergiversación de la teoría del valor de Marx.

    PD: Otro asunto que me choca es que él mismo reconoce que no sabe del todo bien qué es Trabajo Socialmente necesario, "ni falta que hace saberlo" dice en su artículo. No sé, su rigor científico me decepciona. Digo yo que para cuestionar algo primero hay que saber qué estás cuestionando.
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    Mensaje por Jordi de Terrassa Sáb Jun 06, 2015 2:58 pm

    Utilidad, valor de uso y valor de cambio
    En general cuando los ideólogos del utilitarismo marginal critican la teoría del valor objetivo de las mercancías, basado en el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dicha mercancía, lo que realmente critican es un batiburrillo de teorías del valor; la de Ricardo, la de Proudhon, la de Rodbertus fundamentalmente. Obviando la demoledora crítica hecha por la ciencia de la economía política, a dichas teorías por idealistas y utópicas, es decir, subjetivas en el fondo;
    Frederich Engels en Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la filosofía escribió:El socialismo moderno, cualquiera que sea su tendencia, en la medida en que toma como punto de arranque la economía política burguesa, suscribe casi sin excepciones la teoría del valor de Ricardo. De los dos postulados que Ricardo proclamara en 1817 en las primeras páginas de sus Principles: 1) que el valor de toda mercancía se determina única y exclusivamente por la cantidad de trabajo necesario para producirla, y 2) que el producto de todo trabajo social se divide entre tres clases: los propietarios de la tierra (renta), los capitalistas (ganancia) y los obreros (salario), de estos dos postulados se hicieron en Inglaterra ya a partir de 1821 deducciones socialistas, y a veces con tal vigor y decisión que esa literatura, hoy casi completamente olvidada y en gran parte redescubierta por Marx, no fue superada hasta la aparición del Capital...

    Cualquiera que conozca, a poco que sea, el desarrollo de la economía política en Inglaterra —dice Marx—, no puede por menos de saber que casi todos los socialistas de este país han propuesto, en diferentes épocas, la aplicación igualitaria (es decir, socialista) de la teoría ricardiana...
    “Si el valor de cambio de un producto equivale al tiempo de trabajo cuajado en él, el valor de cambio de la jornada de trabajo es igual a su producto. O sea que el salario debe ser igual al producto del trabajo. Y sin embargo, en realidad ocurre lo contrario”. Marx escribió a este respecto la siguiente nota: “Esta objeción de los economistas burgueses contra Ricardo fue recogida más tarde por los socialistas. Admitiendo la exactitud teórica de la fórmula, acusaban a la práctica de estar en contradicción con la teoría e instaban a la sociedad burguesa a hacer prácticamente la supuesta deducción de su principio teórico. De este modo, cuando menos, los socialistas ingleses volvieron la fórmula del valor de cambio de Ricardo contra la economía política”…

    La susodicha aplicación de la teoría de Ricardo —a saber: que a los obreros, como únicos productores efectivos, les pertenece el producto social integro, su producto— lleva directamente al comunismo. Pero, como indica Marx en las líneas citadas, esta conclusión es formalmente falsa en el sentido económico, ya que representa una simple aplicación de la moral a la economía política. Según las leyes de la economía burguesa, la mayor parte del producto no pertenece a los obreros que lo han creado. Cuando decimos que es injusto, que no debe ocurrir, esto nada tiene de común con la economía política. No decimos sino que este hecho económico se halla en contradicción con nuestro sentido moral. Por eso Marx no basó jamás sus reivindicaciones comunistas en argumentos de esta especie, sino en el desmoronamiento inevitable del modo capitalista de producción, desmoronamiento que adquiere cada día a nuestros ojos proporciones más vastas; Marx habla sólo del simple hecho de que la plusvalía se compone de trabajo no retribuido…

    de la teoría del valor de Ricardo se pueden hacer además, y se han hecho, otras conclusiones. El valor de las mercancías se determina por el trabajo necesario para producirlas. Sin embargo, en nuestro mundo pecador las mercancías se venden, ya por encima, ya por debajo de su valor, y esto no se debe solamente a las oscilaciones originadas por la competencia. La cuota de ganancia tiene la tendencia a reducirse a un mismo nivel para todos los capitalistas, de la misma manera que los precios de las mercancías tienen la tendencia a identificarse mediante la oferta y la demanda con el valor del trabajo cristalizado en ellas. Pero la cuota de ganancia se calcula en proporción con todo el capital desembolsado en una empresa industrial. Y como en dos ramas distintas de industria el producto anual puede plasmar cantidades idénticas de trabajo y representar, por tanto, valores iguales dado un mismo nivel de salarios —bien entendido, sin embargo, que los capitales empleados en una rama pueden ser, y a menudo lo son, dos o tres veces mayores que en la otra—, la ley del valor de Ricardo se halla en este caso en contradicción, abierta ya por el mismo Ricardo, con la ley de la cuota igual de ganancia. Si los productos de ambas ramas de industria se venden por sus valores, las cuotas de ganancia no pueden ser iguales; y siendo iguales las cuotas de ganancia, los productos de ambas ramas no siempre pueden venderse por sus valores. Aquí tenemos, pues, una contradicción, una antinomia de dos leyes económicas, resuelta de ordinario en la práctica, a juicio de Ricardo (cap. I, secciones 4 y 5), a favor de la cuota de ganancia y en perjuicio del valor…

    En la moderna sociedad burguesa cada capitalista industrial produce por su cuenta y riesgo: lo que quiere, como quiere y cuanto quiere. Pero las necesidades sociales son para él algo ignoto, tanto con respecto a la calidad y el género de los artículos que se requieren, como en cuanto a su cantidad. Lo que hoy no puede ser producido con la celeridad debida, mañana puede ser ofrecido en cantidades muy superiores a las necesarias. Sin embargo, de uno u otro modo, bien o mal, las necesidades son satisfechas en definitiva y la producción se encarrila en general hacia los artículos que se precisan. ¿Cómo se resuelve esta contradicción? ¿Por la competencia? ¿Y cómo consigue resolverla la competencia? Obligando simple y llanamente a que los precios de las mercancías no adecuadas en un momento dado por su clase o por su cantidad a las necesidades de la sociedad desciendan por debajo del valor del trabajo materializado en ellas, la competencia hace sentir por esta vía indirecta a los productores que sus artículos no son necesarios o que lo son, pero que han sido producidos en una cantidad superior a la requerida, en demasía. De aquí se desprenden dos deducciones.

    Primera: que las continuas desviaciones de los precios de las mercancías con respecto a sus valores constituyen la condición necesaria en virtud de la cual, y sólo por ella, puede manifestarse el propio valor de la mercancía. Sólo gracias a las oscilaciones de la competencia, y por lo mismo de los precios de las mercancías, se abre paso la ley del valor de la producción mercantil y se transforma en una realidad la determinación del valor de la mercancía por el tiempo de trabajo socialmente indispensable. Y aun cuando la forma de manifestación del valor —el precio— sea por lo común algo distinta del valor que ella manifiesta, en tal caso el valor sigue la suerte de la mayoría de las relaciones sociales. También el monarca es la mayor parte de las veces completamente distinto de la monarquía que él representa. Por eso, en una sociedad de productores que intercambian sus mercancías, querer establecer la determinación del valor por el tiempo de trabajo, prohibiendo que la competencia realice esta determinación del valor mediante la presión sobre los precios, es decir, por el único camino por el que esto puede ser logrado, sólo significa demostrar que, al menos en este terreno, se adolece del habitual menosprecio de los utopistas por las leyes económicas.

    Segunda: en una sociedad de productores que intercambian sus mercancías, la competencia pone en acción la ley del valor, inherente a la producción mercantil, instaurando así una organización y un orden de la producción social que son los únicos posibles en las circunstancias dadas. Sólo la desvalorización o el encarecimiento excesivo de los productos muestran de modo tangible a los diferentes productores que y cuanto se necesita para la sociedad y que no se necesita. Pues bien, este regulador único es precisamente el que la utopía representada también por Rodbertus quiere que sea suprimido. Y si preguntamos ahora que garantías hay de que cada artículo será producido en la cantidad necesaria y no en una cantidad mayor, que garantías hay de que no habremos de sentir necesidad de pan y de carne mientras nos vemos aplastados por montones de azúcar de remolacha y nadando en torrentes de aguardiente de patata, o de que no sufriremos escasez de pantalones para cubrir nuestras desnudeces, mientras abundan a millones los botones para tales prendas, Rodbertus nos remitirá solemne a su famoso ajuste de cuentas, el cual indica que por cada libra sobrante de azúcar, por cada barril de aguardiente no vendido, por cada botón no cosido a los pantalones se ha entregado un bono exacto, ajuste de cuentas en el que todo coincide a la perfección y merced al cual “todas las pretensiones serán satisfechas y liquidadas de un modo justo”. Y quien no lo crea puede dirigirse al contable X de la caja central de la Hacienda Pública de Pomerania, que ha comprobado las cuentas, las ha encontrado en toda regla y merece plena confianza como hombre que ni una sola vez ha incurrido en un error de caja.

    Fijemos ahora la atención en la ingenuidad con que Rodbertus piensa suprimir con su utopía las crisis comerciales e industriales. Cuando la producción mercantil alcanza las dimensiones del mercado universal, la correspondencia entre la producción de los diferentes productores, guiados por sus cálculos particulares, y el mercado, para el cual producen, más o menos desconocido para ellos en lo que respecta a la cantidad y a la calidad de las necesidades del mismo, se establece por medio de una tempestad en el mercado mundial, por medio de la crisis comercial. Impedir que la competencia haga saber a los diferentes productores el estado del mercado mundial mediante el alza y el descenso de los precios, equivale a cerrarles los ojos. Organizar la producción de mercancías de modo que los productores no puedan conocer en absoluto la situación del mercado para el que producen, es, desde luego, una panacea para la enfermedad de las crisis que podría envidiar a Rodbertus el propio doctor Eisenbart.

    Ahora se comprende por qué Rodbertus determina el valor de la mercancía simplemente por el “trabajo”, admitiendo todo lo más distintos grados de intensidad del mismo. Si hubiese investigado por medio de qué y cómo el trabajo crea y, por lo tanto, determina y mide el valor, habría llegado al trabajo socialmente indispensable: indispensable para cada producto tanto en relación con otros productos de la misma clase como respecto a la demanda de toda la sociedad. Esto le habría conducido a examinar cómo se adapta la producción de los diferentes productores de mercancías a toda la demanda social, y a la vez habría hecho imposible su utopía. Esta vez ha preferido realmente “abstraerse”, y “abstraerse” ni más ni menos que apartándose de la esencia misma del problema…

    No es preciso llamar la atención de los lectores sobre la circunstancia de que los términos empleados en esta obra no coinciden del todo con la terminología de  El Capital. Por ejemplo, en vez de  fuerza de trabajo (Arbeitskraft), en este libro se habla todavía de  trabajo (Arbeit) como mercancía, de la compra y venta de trabajo...
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    La definición clásica de utilidad, valor de uso y mercancía, o valor de cambio es de Marx;
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo I escribió:La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción. […]

    La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esa utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, y no existe al margen de ellas. El cuerpo mismo de la mercancía, tal como el hierro, trigo, diamante, etc., es pues un valor de uso o un bien. Este carácter suyo no depende de que la apropiación de sus propiedades útiles cueste al hombre mucho o poco trabajo. Al considerar los valores de uso se presupone siempre su carácter determinado cuantitativo, tal como docena de relojes, vara de lienzo, tonelada de hierro, etc. Los valores de uso de las mercancías proporcionan la materia para una disciplina especial, la merceología. El valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o en el consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. En la forma de sociedad que hemos de examinar, son a la vez los portadores materiales del valor de cambio.

    En primer lugar, el valor de cambio se presenta como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase, una relación que se modifica constantemente según el tiempo y el lugar. El valor de cambio, pues, parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía (valeur intrinsèque) es exactamente tanto como lo que habrá de rendir, pues, sería una contradictio in adiecto [contradicción entre un término y su atributo].

    Una mercancía individual, por ejemplo un quarter de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas. No obstante su valor de cambio se mantiene inalterado, ya sea que se exprese en x betún, y seda, z oro, etc. Debe, por tanto, poseer un contenido diferenciable de estos diversos modos de expresión.
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    Las cualidades que debe reunir una mercancía para serlo son;
    • “Toda mercancía es en primer lugar un valor de uso, bien material que satisface necesidades humanas ya sean reales o imaginarias.
    • Toda mercancía es un gasto de fuerza de trabajo humana sin consideración a la forma en que se gastó la misma. Una mercancía nos hacen presente que en su producción se empleó fuerza humana de trabajo, se acumuló trabajo humano. En cuanto cristalización de esa sustancia social común a ellas, es valor de cambio.
    • Una cosa puede ser valor de uso o bien y no ser valor de cambio o valor. Es éste el caso cuando su utilidad para el hombre no ha sido mediada por el trabajo.
    • Una cosa puede ser útil, y además producto del trabajo humano, y no ser mercancía. Quien, con su producto, satisface su propia necesidad, indudablemente crea un valor de uso, pero no una mercancía. Para producir una mercancía, no sólo debe producir valor de uso, sino valores de uso para otros, valores de uso sociales. {F. E. --Y no sólo, en rigor, para otros. El campesino medieval producía para el señor feudal el trigo del tributo, y para el cura el del diezmo. Pero ni el trigo del tributo ni el del diezmo se convertían en mercancías por el hecho de ser producidos para otros. Para transformarse en mercancía, el producto ha de transferirse a través del intercambio a quien se sirve de él como valor de uso.}
    • Ninguna cosa puede ser valor de cambio si no es un valor de uso. Si es inútil, también será inútil el trabajo contenido en ella; no se contará como trabajo y no constituirá valor alguno”.
      Cualquier sustancia material (Sm) es un recurso natural (Rn) cuando sus cualidades tienen utilidad en la satisfacción de una necesidad humana. Cuando una norma o costumbre social no impide el aprovechamiento de las utilidades de un bien, éste se transforma en un valor de uso (Vu) que puede ser consumido directamente, o incorporando fuerza de trabajo (Ft) puede ser utilizado como medio de producción. Cuando el valor de uso para satisfacer las necesidades humanas, debido a su escasez o cualquier otra circunstancia, incorpora fuerza de trabajo, puede adquirir un valor de cambio (Vc):
    {Mp ∪ Vc} ⊂ Vu ⊂ {Rn∪Ft} ⊂ Sm
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    La utilidad es concreta y particular, depende de las cualidades físico-químicas de la sustancia objeto de uso. La utilidad de una sustancia es independiente del usuario, porque las cualidades de un objeto son independientes del sujeto que lo usa, de su conocimiento y de su voluntad.

    Entre las cualidades del petróleo está la de ser útil como materia prima para producir gasolina, esto es independiente de la voluntad, del conocimiento y de los usuarios de la sustancia gasolina. Entre otras de las múltiples utilidades del oxígeno está en ser comburente, en la combustión de la gasolina en un motor de explosión interna, esta cualidad le convierte en valor de uso independientemente de la voluntad, del conocimiento y de los usuarios de la sustancia gasolina, sin embargo, al contrario que la gasolina, y el petróleo, el oxígeno no tiene valor de cambio. Tanto la gasolina como el oxígeno son útiles en satisfacer necesidades humanas, lo que convierte a ambas sustancias en valores de uso. No obstante la gasolina se convierte en valor de cambio y el oxígeno no, lo que las diferencia a una y otra sustancia es que la gasolina, para transformarse en valor de uso, necesita incorporar trabajo humano y el oxígeno no. Este descubrimiento científico hecho por Adam Smith es lo que ocultan, los ideólogos subjetivos del utilitarismo marginal, con toda la absurda teoría sobre el valor subjetivo sobre la utilidad marginal por parte del consumidor.

    Es esa utilidad en satisfacer necesidades humanas lo que transforma a ciertos objetos en valores de uso. Cabe preguntarse ¿por qué los ideólogos del utilitarismo marginal niegan esta evidencia? Porque en realidad lo que pretenden ocultar es el carácter objetivo del valor de cambio. Cuando los seres humanos obtienen los valores de uso directamente de la naturaleza, estos valores de uso no tienen valor de cambio alguno, pero no por ello dejan de ser útiles en satisfacer necesidades humanas. De hecho los seres humanos desconocían la existencia del oxígeno hasta el año 1774, y no por dicho desconocimiento, el oxígeno, dejaba de ser un valor de uso objetivo que satisfacía necesidades humanas, independientemente de la voluntad, del conocimiento y de los usuarios de dicha sustancia material.

    Saludos.

    Jordi de Terrassa
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    Mensaje por Jordi de Terrassa Sáb Jun 06, 2015 3:21 pm

    La utilidad marginal y función empresarial
    J.B. Say en Tratado de Economía Política, tomo I, capítulo XV escribió:Usted pretende que es en el dinero en lo que está interesado: yo mismo le digo que es en realidad en otros productos. En efecto ¿para qué quiere usted el dinero? ¿No es acaso con el propósito de obtener materias primas para su industria o comestibles para su boca? Ve ahora, que son esos bienes los que le hacen falta y no el dinero.
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    En contra de lo establecido por la ciencia de la economía política, para el subjetivismo marginal el valor de cambio de una mercancía está determinado por la valoración subjetiva de la utilidad marginal que tiene la mercancía para el consumidor. El subjetivismo marginal para justificar que el precio de mercado de una mercancía lo determina la apreciación subjetiva de la utilidad marginal del demandante, ha creado la función matemática de la utilidad en los siguientes términos;
    Dado un consumidor cuyas preferencias sean completas, reflexivas, transitivas y monótonas en sentido fuerte, debe decidir gastar su ingreso disponible entre n bienes con algún criterio de optimización. Existe una función escalar (U) definida para cada consumidor sobre el conjunto de combinaciones de n bienes, que mide la utilidad o satisfacción total (Ut) que obtendrá el demandante después de haber consumido una combinación de bienes dada por las cantidades (q1,..., qn):
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    Se define la utilidad marginal asociada a un bien como el aumento de la utilidad total al consumir una unidad adicional de dicho bien. La utilidad marginal (u) es igual al incremento de la satisfacción total (∂U) que produce el consumo de n unidades de una mercancía, o combinación de mercancías, dividida por el aumento de unidades consumidas (∂qi):
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    Donde U es siempre, por definición, desconocido.

    Para el subjetivismo marginal la utilidad de una mercancía está en el demandante, no se halla en el valor de uso, en el objeto, sino que se encuentra en la función de utilidad marginal que posee el demandante, en el sujeto, y sobre esta utilidad no podemos saber nada en cuanto a su naturaleza o intensidad, salvo que, de forma misteriosa, coincide con el costo marginal más el beneficio medio de producir la última unidad del bien referido. Hay que creer en ella por fe praxeológica.
    El valor de uso es explicado por el subjetivismo marginal del siguiente modo; supongamos que disponemos de 7 raciones de 100 gr de arroz, consumir la primera ración proporciona una determinada utilidad, el consumo de la segunda ración aumentará la utilidad en una determinada cantidad, este aumento es la utilidad marginal (Um) de esta ración, que sumada a la utilidad de la primera ración da la utilidad total (Ut), y así sucesivamente:
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    La utilidad promedio de una mercancía es igual a la razón entre la utilidad total y el consumo de n unidades de dicha mercancía:
    Up = Ut/n

    Siendo n la cantidad de unidades consumidas. En el ejemplo, la mayor utilidad total se obtiene consumiendo 5 o 6 unidades. El consumo de una ración es la cantidad de inflexión, a partir de esta cantidad la utilidad marginal comienza a decrecer y el consumo de 6 raciones es la cantidad de saturación, a partir de esta cantidad la utilidad marginal se torna negativa. Pero esto solo es aplicable a un consumidor, en un instante determinado e irrepetible, por lo que la función de utilidad carece de valor de uso y, en consecuencia, no tiene valor científico alguno.

    Para el subjetivismo marginal el valor de cambio está determinado por la utilidad marginal, por lo que en el subjetivo mercado de utilitarismo marginal el valor de cambio de 7 raciones de arroz debería ser menor que el de 5 o 6 raciones, y tener el mismo valor de cambio que el de 4 raciones. Como en el mercado real esto no sucede, todas las unidades se pagan al mismo precio independientemente de la utilidad marginal decreciente, los teóricos del utilitarismo marginal han inventado una noción; el excedente del consumidor, es decir, el comprador paga más baratas, en este ejemplo las cuatro primeras unidades, ya que solo paga la utilidad marginal que le proporciona la quinta unidad.
    Ante esta noción cabría preguntarse si se adquiere una sexta unidad, por la cual el comprador no obtiene utilidad marginal alguna, ¿no le costarían nada las seis unidades?, y por una séptima unidad, donde la utilidad marginal es negativa, ¿debe entonces percibir alguna retribución el comprador por parte del vendedor?

    Si consideramos muchos bienes en lugar de uno, el argumento sigue siendo el mismo porque la utilidad marginal de todos los bienes consumidos tiende a igualarse.

    Para la economía política la mercancía, para serlo, debe ser un valor de uso. Los valores de uso contienen sustancias objetivas que tienen utilidad en satisfacer necesidades humanas reales, y lo hacen en un grado determinado, en el caso de 100 gr arroz, las describe la biología:
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    Consumir 200 gr aporta el doble de estas sustancias y satisface el doble de necesidades, 300 gr el triple, etc… Estas necesidades y su satisfacción son objetivas e independientes de las utilidades marginales que cada cual pueda tener ¿Cómo percibe cada individuo, en una determinada mercancía, las propiedades físico-químicas que estimulan sus sentidos?, ¿cómo su cerebro interpreta estos estímulos? y ¿cómo el consumir arroz sacia su sensación de hambre? es tarea de la neurología y la biología. Si es mejor una paella que un arroz tres delicias, o arrojarlo a los novios en una boda, depende en primer lugar de una cuestión cultural y luego del cocinero. Los hábitos culturales de una sociedad pueden determinar qué valores de uso que se producen, pero en nada influyen en su valor de cambio.

    La función de utilidad no es directamente medible, depende de la forma subjetiva de los gustos y deseos de cada demandante, ni indirectamente ya que no existe unidad (¿X?) de medida de la utilidad, es decir, no se puede comprobar de forma objetiva si los precios de mercado de los valores de cambio se forman en base a esta función. Con lo cual, la función matemática escalar U no tiene utilidad, ni marginal ni total. Si no existe unidad de medida de la utilidad marginal es, tal vez, porque no hay nada que medir y la utilidad total y la utilidad marginal no son conceptos científicos, no interpretan de forma objetiva la realidad, son nociones y categorías ideológico-filosóficas.

    Sobre estas bases las grandes escuelas subjetivas del utilitarismo marginal, tanto keynesianos, monetaristas como austríacos, pretenden haber construido una ciencia.

    Los "economistas" de la escuela austríaca, ante la evidencia de la imposibilidad de explicación matemática de la función de utilidad, postularon la imposibilidad de hacer cálculos matemáticos en economía, es decir, que las matemáticas, el lenguaje de la ciencia, no se pueden utilizar en la ciencia de la economía. La escuela austríaca explica su concepción con el siguiente ejemplo imaginario, siguiendo la subjetiva tradición del utilitarismo marginal como, por otra parte, no podía ser de otra forma. El razonamiento es;
    Si alguien posee un bien, lo usará para satisfacer alguna necesidad o deseo. ¿Cuál? La que tenga más prioridad. Eugen von Böhm-Bawerk ilustró esto con el ejemplo de un granjero que tiene cinco sacos de grano. Con el primero, hará pan para sobrevivir. Con el segundo, hará más pan, suficiente para trabajar. Con el próximo, alimentará a sus animales de la granja. El próximo se usará para hacer el whisky, y el último lo dará a las palomas. Si roban una de esas bolsas, él no reducirá cada una de sus actividades en un quinto; en cambio él dejará de alimentar a las palomas. Así el valor de una bolsa de grano es igual a la satisfacción que él recibe de alimentar las palomas. Si él vende esa bolsa y olvida las palomas, el uso menos prioritario del grano restante es hacer el whisky, y así el valor de una bolsa más de grano es el valor de su whisky. Solo si pierde cuatro bolsas de grano comenzará a comer menos; ése es el uso más productivo del grano. La última bolsa valdría su vida.

    En el ejemplo, los sacos de grano son un valor de uso que tienen distintas utilidades pero no son mercancías, no son valores de cambio, ya que el granjero no los ha producido para venderlos en el mercado. Se supone que el granjero es el propietario de los medios de producción con los que ha cosechado los sacos de grano, ya que si ha comprado los sacos de grano en el mercado cada saco le ha costado lo mismo, independientemente del uso subjetivo que después les quiera dar, justo lo contrario que el ejemplo pretende ilustrar. Es exactamente lo mismo si son de producción propia para vender, cada saco tendrá al mismo precio en el mercado, no regalará el primero e irá subiendo el precio de los sacos conforme los venda. Todas las mercancías producidas para la venta tienen el mismo valor de uso para su productor, que es nulo. El valor de cambio de cada saco es igual al valor de producción total, el valor del trabajo socialmente necesario en la producción del grano dividido por la cantidad de sacos producidos, en este caso X/5. Si el año hubiera sido peor el valor de cambio sería X/4 o X/3, de la misma forma si el año hubiera sido mejor el valor de cambio sería X/6 o X/7. En los años de buena cosecha los sacos valen menos no por la mayor cantidad de grano, sino porque cada saco contienen menor cantidad de fuerza de trabajo, de forma directa y de forma indirecta.

    Por más veces que se intercambien los sacos de grano por diferentes cantidades de dinero, no aumenta la cantidad de grano ni la cantidad de dinero que existen en la sociedad, y en consecuencia no puede aumentar el capital social, aunque a base de intercambiar las mercancías un cambista se haga con todo el grano y todo el dinero. Esto es un hecho objetivo e independiente de la información que pueda transmitir el mercado, o del nivel de conciencia sobre la naturaleza del intercambio que tengan los cambistas.

    Francamente, sostener que la ganancia del capital proviene del intercambio es considerar a los capitalistas poco más que unos cambistas “trileros”. La realidad es que en el modo de producción capitalista se multiplica la riqueza social, salvó los períodos de crisis, como en ningún otro modo de producción hasta ahora.

    Es en la producción de valores de uso y en su distribución donde el capitalista obtiene la ganancia, no engañando en el intercambio de mercancías, aunque al engaño se le llame; diferente valoración subjetiva de la utilidad marginal.

    Cuando los teóricos del utilitarismo marginal trata de explicar la formación de los distintos precios en el mercado, por las distintas funciones individuales de utilidad, acaba explicando las diferentes funciones de utilidad por los diferentes precios de mercado.

    Jesús Huerta de Soto; Escuela austríaca y función empresarial escribió:La que la ganancia capitalista proviene del intercambio en el mercado de valores productividad del uso menos productivo de un bien es su utilidad marginal. De lo que se deduce subjetivamente desiguales, de la compra de insumos más baratos y su posterior venta más caros.
    Para los teóricos de la utilidad marginal es en la circulación de las mercancías donde el capitalista obtiene la ganancia, aunque para explicarlo recurren a ficciones y mitos como; la función empresarial, de la subjetiva escuela austríaca de utilidad marginal. Para explicar el beneficio empresarial el profesor Huerta de Soto utiliza una ilustración naíf, ilustración que omite una circunstancia; una vez que la función empresarial del cambista C ha descubierto el beneficio en comprar el recurso al productor B y venderlo al productor o consumidor A, y el libre mercado ha generado la información, que impide a la función empresarial tanto de A como de B ponerse en contacto directamente, y vender B más caro en 3’5 u. m., comprar A más barato en 3’5 u. m., repartiéndose el beneficio empresarial que obtiene C.
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    Los subjetivos ideólogos de la utilidad marginal analizan la circulación de las mercancías al margen de su producción, olvidando que para intercambiar mercancías antes hay que producirlas.

    Saludos.

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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por Jordi de Terrassa Sáb Jun 06, 2015 3:30 pm

    Valor de cambio y fuerza de trabajo
    Si se analiza una serie de sustancias y compuestos; oxígeno, agua, arroz, harina, molino, vestido, tela, telar, libro, papel, imprenta, el sol, desde el punto de vista de sus utilidades, propiedades físicas y químicas, todas estas sustancias son bienes que satisfacen sensaciones y emociones, necesidades humanas, unas lo hacen de una forma directa como bienes de consumo, otros lo hacen de una forma indirecta como medios de producción, es decir, son valores de uso. Los valores de uso los crea la naturaleza, o lo que es lo mismo, son recursos naturales, para transformar algunos bienes en valores de uso es necesaria la fuerza de trabajo humana, lo que les confiere un valor de cambio. Por lo que se puede afirmar que todo valor de cambio (Vc) es:
    Vc = Rn+Ft

    Recursos naturales (Rn) más fuerza de trabajo (Ft) Por otro lado también podemos afirmar que:
    x arroz = y vestidos = z libros

    Esto significa que algunos valores de uso se pueden intercambiar en determinadas proporciones entre ellos, es decir, tienen un valor de cambio, son bienes económicos, son mercancías que por definición son producto del trabajo humano. Lo que tienen en común todos estos valores, lo que hacen posible esta igualdad, que se puedan intercambiar entre ellos en distintas proporciones, es la fuerza de trabajo humano usada en producirlos. Todas las mercancías son valores de uso, pero no todos los valores de uso se transforman en mercancías. No todos los valores de uso son valores de cambio y no todos los valores de cambio, en las sociedades de clase, son producto de trabajo humano, la fuerza de trabajo entre ellos.

    • Hay sustancias que son valores de uso, cuya utilidad es de vital importancia para la vida humana, que no tienen valor de cambio alguno, esto se debe a que son superabundantes y no incorporan fuerza de trabajo humana, son consumidos directamente de la naturaleza, por lo que no se pueden transforman en mercancías y, como consecuencia, carecen de valor de cambio. El oxígeno que respiramos tiene un gran valor de uso, sin embargo no tiene valor de cambio porque no ha incorporado fuerza de trabajo. Un diamante no tiene una gran utilidad en satisfacer necesidades humanas, sin embargo hace falta mucha fuerza de trabajo para transformarlo en un valor de uso. El utilitarismo marginal justifican la ausencia de valor de cambio de estos valores de uso en que son de libre uso debido a la superabundante cantidad en la que existen en la naturaleza.
    Un ejemplo es el oxígeno en la Tierra, carece de valor de cambio por su superabundancia y es un valor de uso libre, pero en Marte, para el utilitarismo marginal, al no ser superabundante tendría valor de cambio. No obstante, en la Tierra el oxígeno goza de la misma “libertad” de uso y existe en la misma cantidad cuando un trabajador lo coloca dentro de una botella, y se utiliza como comburente del acetileno en el oxicorte, o como medio de subsistencia bajo el nivel del mar, sin embargo ese oxígeno ha adquirido valor de cambio, sin que haya variado su grado de “libertad” y su cantidad. Tenemos que la cantidad de oxígeno permanece constante, mientras que el trabajo humano se ha hecho necesario y con él el oxígeno ha adquirido valor de cambio.

    • Existen valores de cambio que son recursos naturales, no son superabundantes y no son reproducibles por el trabajo humano. El valor de cambio de los recursos naturales escasos que no son producto del trabajo humano, es impuesto por el estado mediante el uso de la fuerza de las armas, otorgando la propiedad sobre los recursos naturales a unos pocos, y privando a la mayoría de la propiedad sobre dichos recursos naturales. La propiedad sobre los recursos naturales es la base del modo de producción feudal. La economía oficial los denomina insumos de oferta inelástica de primer orden.

    • Al mismo tiempo, existen valores de uso escasos que no son recursos naturales y pueden ser reproducidos por el trabajo humano, pero son una concesión monopolista y su valor de cambio es impuesto por el estado que mediante el uso de la fuerza de las armas, a este grupo también pertenecen las bulas y dispensas eclesiástica, etc. Esta es la base del primitivo capitalismo comercial basado en el gremio y la manufactura. También forman parte de este grupo los valores de uso que el estado prohíbe, el mercado es satisfecho tradicionalmente mediante la producción clandestina y el contrabando, aumentando el valor de cambio de dichas mercancías y empeorando su calidad, aunque esto último es una tendencia de la producción capitalista en general, siendo un ejemplo la obsolescencia programada.

    • De la misma forma, existen valores de uso escasos que no son recursos naturales, y no pueden ser reproducidos por el trabajo humano legalmente, un ejemplo de este grupo lo constituyen las obras de arte, un vino de tal cosecha, etc. En esta clase de valores de uso, solo la imposición monopolista del estado es capaz de impedir su reproducción, mediante leyes contra el plagio, la copia ilegal, etc. Su valor de cambio está determinado por el poder adquisitivo del demandante, es decir por las leyes objetivas de circulación y distribución de bienes, y no por consideraciones subjetivas acerca de la utilidad de dichos bienes. Cualquier obra de arte es producto de la fuerza de trabajo humana, en consecuencia tiene unos costes de producción, regidos por leyes objetivas de producción de bienes, y no por consideraciones subjetivas acerca de la utilidad de dichos bienes. El vino añejo es usado por el utilitarismo marginal, de forma recurrente, como ejemplo de aumento de valor de cambio sin aumento de fuerza de trabajo en su producción, por lo que pretenden demostrar que el valor de cambio no depende del valor de la fuerza de trabajo. Pero el subjetivismo utilitarista marginal “olvida” la fuerza de trabajo contenida en los medios de trabajo, bodegas más toneles, estantes, etc., más la fuerza de trabajo contenida en el correcto envejecido del caldo y, por último, la fuerza de trabajo contenida en la merma de la cantidad obtenida de dicho caldo, producto de errores en el proceso de envejecido o por acción de agentes atmosféricos o biológicos.
    Si se supone que una botella de vino joven tarda un año en producirse, se vende por 1 €, de los cuales 0’2 € es fuerza de trabajo bajo la forma de ganancia capitalista, 0’2 € es fuerza de trabajo bajo la forma de capital variable y 0’6 € es fuerza de trabajo bajo la forma de capital constante, con lo que el capitalista por una inversión 0’8 € obtiene una ganancia de 0’2 €, o lo que es lo mismo un 25 % de ganancia anual. Por otro lado, a un vino añejado 3 años le suponemos un coste en fuerza de trabajo adicional en capital constante y capital variable del 10 % anual, con lo que se obtiene un valor de la botella de 0’8 € por 1’1 por 3 años igual a 2’64 €, si le añadimos una merma del 10 % obtenemos unos costos de producción de 2’90 € por botella, si el capitalista por la inversión de 2’90 € obtiene un 25 % de beneficio anual, el precio de la botella es de 5'08 €, o 5'67 € si se aplica en el cálculo interés compuesto. Pero aun suponiendo que el añejado del vino no necesite un aumento en medios de producción, ni en fuerza de trabajo y sin merma del producto, se obtiene un precio por botella de vino añejo de 0’8 por 3 años es igual a 2’4 € de inversión, que con un ganancia del capital del 25 % anual el precio de la botella es 4’2 €, o 4'35 € si se aplica en el cálculo interés compuesto.

    • Por último, El valor de cambio de un bien escaso y que puede ser reproducido por el trabajo humano, es igual al valor de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producirlo. Esta es la base del capitalismo industrial.

    Como demostró Piero Sraffa cuando se produce un excedente las mercancías de lujo no afectan al establecimiento general de precios;
    Piero Sraffa en Produciendo mercancías por medio de mercancías escribió:6 Es preciso advertir un efecto de la aparición de un excedente. Anteriormente, todas las mercancías estaban en pie de igualdad, puesto que cada una de ellas aparecía tanto entre los productos como entre los medios de producción, - como consecuencia, cada una de ellas entraba directa o indirectamente en la producción de todas las demás, y cada una jugaba un papel en la determinación de los precios. Pero ahora cabe la existencia de una nueva clase de bienes de «lujo» que no son utilizados ni como instrumentos de producción ni como artículos de subsistencia en la producción de las demás mercancías.

    Estos productos no tienen papel alguno en la determinación del sistema. Su papel es puramente pasivo. Si una innovación viniera a reducir a la mitad la cantidad de cada uno de los medios de producción que son necesarios para producir una unidad de un bien de «lujo» de este tipo, el precio de esta mercancía descendería a la mitad, pero no se registrarían consecuencias ulteriores; las relaciones de precios de los otros productos y el tipo de beneficio permanecerían inalterados. Pero si tal ocurriera en la producción de una mercancía del tipo opuesto, que entra en los medios de producción, todos los precios resultarían afectados y el tipo de beneficio variaría. Esto puede verse si eliminamos del sistema la ecuación que representa la producción de un bien de «lujo». Puesto que al hacer esto eliminamos una incógnita (el precio de este bien), que sólo aparece en esa ecuación, las restantes ecuaciones continuarán formando un sistema determinado que será satisfecha por las soluciones del sistema más amplio. Por otra parte, si elimináramos una de las otras ecuaciones correspondientes a bienes que no son de «lujo», el número de incógnitas no resultaría reducido puesto que la mercancía en cuestión aparece como medio de producción en las otras ecuaciones, y el sistema se haría indeterminado. Lo que acabamos de decir sobre el papel pasivo de los bienes de lujo puede fácilmente extenderse a aquellas otras «superfluidades» que son solamente utilizadas en su propia reproducción, bien directamente (por ejemplo, los caballos de carreras), o indirectamente (por ejemplo, los avestruces y los huevos de avestruz), o simplemente para la producción de otras «superfluidades» (por ejemplo, seda bruta).

    El criterio consiste en si una mercancía entra (directa o indirectamente) en la producción de todas las mercancías. Las que lo hacen serán denominadas productos básicos, y las que no lo hacen serán denominadas productos no básicos.
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    Las mercancías se pueden intercambiar directamente entre ellas, lo que se conoce como trueque, utilizando otra mercancía como patrón de cambio, las más utilizadas han sido el oro, la plata y el bronce, pero puede utilizarse cualquier otra mercancía, es lo que se conoce como dinero-mercancía. En la actualidad se utiliza el papel moneda, que por lo general no es convertible en mercancía alguna y su valor viene determinado por imperativo legal, es el llamado dinero-fiduciario.

    Desde el punto de vista del valor de uso:
    x kg de arroz ≠ y vestidos ≠ z libros

    Y desde el punto de vista del valor de cambio:
    x kg de arroz = y vestidos = z libros

    En las mercancías que contienen una cantidad de energía aportada por la fuerza de trabajo, la magnitud del valor de cambio varía en proporción directa a la cantidad de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producirlo y de forma inversa al desarrollo de la fuerza productiva que emplea dicha fuerza de trabajo. Cuanto más desarrolladas están las fuerzas productivas, menos fuerza de trabajo es necesaria para producir una mercancía, por lo que disminuye su valor de cambio, aunque los trabajadores asalariados que las producen estén mejor retribuidos.

    La ecuación que expresa el valor de cambio de un bien es:
    M = Mt + Op +Ft

    Dónde; M es el valor de producción del bien, Mt son los medios de trabajo, herramientas y maquinaria que utiliza el trabajador que no se consumen en un único proceso de producción y transmiten una parte de su valor al bien producido, Op son los objetos de producción, materias primeras y secundarias que se consumen íntegramente en un proceso productivo y transmiten todo su valor al bien producido y Ft es la fuerza de trabajo. En la producción de un bien también participan los recursos naturales y en las sociedades de clase tienen valor. En situaciones de libre mercado el valor de cambio y el valor de producción tienden a igualarse. En el proceso de producción de mercancías la fuerza de trabajo es el trabajo vivo y los medios de producción son fuerza de trabajo muerta, en el proceso de circulación toda la fuerza de trabajo es trabajo muerto.

    Bajo el régimen capitalista de producción cualquier aumento del valor de la fuerza de trabajo usada indirectamente, como medio de trabajo, en la producción de una mercancía, implica una disminución mayor de fuerza de trabajo empleada directamente en la producción de dicha mercancía. El valor de cambio de una mercancía viene determinado por el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producirlo. Si un capitalista para producir una mercancía, por usar tecnología atrasada u obsoleta, necesita emplear más fuerza de trabajo que la socialmente necesaria, verá reducida o perdida su ganancia. Para que un capitalista le salga rentable invertir en la compra y el uso de una máquina, tiene que representarle un ahorro en el valor de la fuerza de trabajo que emplea. De lo contrario vería reducida de su tasa de ganancia, ya que:
    g’ = g/(Mt+Op+Ft)


    Donde g’ es la tasa de ganancia y g es la ganancia. Un capitalista, si aumenta el valor de su inversión en capital fijo (Mt) para aumentar su tasa de ganancia, permaneciendo fijo el precio de mercado y en consecuencia la ganancia, ha de disminuir su inversión en capital variable (Ft) y en capital circulante (Mt) en mayor proporción, para obtener un aumento en su tasa de ganancia.

    Saludos.


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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por Jordi de Terrassa Sáb Jun 06, 2015 3:43 pm

    Trabajo y fuerza de trabajo
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo V escribió:El uso de la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. El comprador de la fuerza de trabajo la consume haciendo trabajar a su vendedor. Con ello éste último llega a ser "actu" [efectivamente] lo que antes era sólo “potentia” [potencialmente]: fuerza de trabajo que se pone en movimiento a sí misma, obrero. […]

    El trabajo es, en primer lugar, un proceso entre el hombre y la naturaleza, un proceso en que el hombre media, regula y controla su metabolismo con la naturaleza. El hombre se enfrenta a la materia natural misma como un poder natural. Pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida. Al operar por medio de ese movimiento sobre la naturaleza exterior a él y transformarla, transforma a la vez su propia naturaleza. Desarrolla las potencias que dormitaban en ella y sujeta a su señorío el juego de fuerzas de la misma. No hemos de referirnos aquí a las primeras formas instintivas, de índole animal, que reviste el trabajo. La situación en que el obrero se presenta en el mercado, como vendedor de su propia fuerza de trabajo, ha dejado atrás, en el trasfondo lejano de los tiempos primitivos, la situación en que el trabajo humano no se había despojado aún de su primera forma instintiva. Concebimos el trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre. Una araña ejecuta operaciones que recuerdan las del tejedor, y una abeja avergonzaría, por la construcción de las celdillas de su panal, a más de un maestro albañil. Pero lo que distingue ventajosamente al peor maestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la celdilla en su cabeza antes de construirla en la cera. Al consumarse el proceso de trabajo surge un resultado que antes del comienzo de aquél ya existía en la imaginación del obrero, o sea idealmente. El obrero no sólo efectúa un cambio de forma de lo natural; en lo natural, al mismo tiempo, efectiviza su propio objetivo, objetivo que él sabe que determina, como una ley, el modo y manera de su accionar y al que tiene que subordinar su voluntad. Y esta subordinación no es un acto aislado. Además de esforzar los órganos que trabajan, se requiere del obrero, durante todo el transcurso del trabajo, la voluntad orientada a un fin, la cual se manifiesta como atención. Y tanto más se requiere esa atención cuanto menos atrayente sea para el obrero dicho trabajo, por su propio contenido y la forma y manera de su ejecución; cuanto menos, pues, disfrute el obrero de dicho trabajo como de un juego de sus propias fuerzas físicas y espirituales. […]

    Veamos el caso más de cerca. El valor diario de la fuerza de trabajo ascendía a 3 chelines porque en ella misma se había objetivado media jornada laboral, esto es, porque los medios de subsistencia necesarios diariamente para la producción de la fuerza de trabajo cuestan media jornada laboral. Pero el trabajo pretérito, encerrado en la fuerza de trabajo, y el trabajo vivo que ésta puede ejecutar, sus costos diarios de mantenimiento y su rendimiento diario, son dos magnitudes completamente diferentes. La primera determina su valor de cambio, la otra conforma su valor de uso. El hecho de que sea necesaria media jornada laboral para mantenerlo vivo durante 24 horas, en modo alguno impide al obrero trabajar durante una jornada completa. El valor de la fuerza de trabajo y su valorización en el proceso laboral son, pues, dos magnitudes diferentes. El capitalista tenía muy presente esa diferencia de valor cuando adquirió la fuerza de trabajo. Su propiedad útil, la de hacer hilado o botines, era sólo una conditio sine qua non, porque para formar valor es necesario gastar trabajo de manera útil. Pero lo decisivo fue el valor de uso específico de esa mercancía, el de ser fuente de valor, y de más valor del que ella misma tiene. Es éste el servicio específico que el capitalista esperaba de ella. Y procede, al hacerlo, conforme a las leyes eternas del intercambio mercantil. En rigor, el vendedor de la fuerza de trabajo, al igual que el vendedor de cualquier otra mercancía, realiza su valor de cambio y enajena su valor de uso. No puede conservar el uno sin ceder el otro. El valor de uso de la fuerza de trabajo, el trabajo mismo, le pertenece tan poco a su vendedor como al comerciante en aceites el valor de uso del aceite vendido. El poseedor de dinero ha pagado el valor de una jornada de fuerza de trabajo; le pertenece, por consiguiente, su uso durante la jornada, el trabajo de una jornada. La circunstancia de que el mantenimiento diario de la fuerza de trabajo sólo cueste media jornada laboral, pese a que la fuerza de trabajo pueda operar o trabajar durante un día entero, y el hecho, por ende, de que el valor creado por el uso de aquélla durante un día sea dos veces mayor que el valor diario de la misma, constituye una suerte extraordinaria para el comprador, pero en absoluto una injusticia en perjuicio del vendedor.

    Nuestro capitalista había previsto este caso, que lo hace reír. Por eso el obrero encuentra en el taller no sólo los medios de producción necesarios para un proceso laboral de seis horas, sino para uno de doce. Si 10 libras de algodón absorbían 6 horas de trabajo y se convertían en 10 libras de hilado, 20 libras de algodón absorberán 12 horas de trabajo y se convertirán en 20 libras de hilado. Examinemos ahora el producto del proceso laboral prolongado. En las 20 libras de hilado se han objetivado ahora 5 jornadas de trabajo: 4 en la masa de algodón y husos consumida, 1 absorbida por el algodón durante el proceso de hilar. Pero la expresión en oro de 5 jornadas de trabajo es de 30 chelines, o sea [sterling] 1 y 10 chelines. Es éste, por tanto, el precio de las 20 libras de hilado. La libra de hilado cuesta, como siempre, 1 chelín y 6 peniques. Pero la suma de valor de las mercancías lanzadas al proceso ascendía a 27 chelines. El valor del hilado se eleva a 30 chelines. El valor del producto se ha acrecentado en un 1/9 por encima del valor adelantado para su producción. De esta suerte, 27 chelines se han convertido en 30. Se ha añadido un plusvalor de 3 chelines. El artilugio, finalmente, ha dado resultado. El dinero se ha transformado en capital.

    Se han contemplado todas las condiciones del problema y en modo alguno han sido infringidas las leyes del intercambio de mercancías. Se ha intercambiado un equivalente por otro. El capitalista, en cuanto comprador, pagó todas las mercancías a su valor: el algodón, la masa de husos, la fuerza de trabajo. Hizo, entonces, lo que hacen todos los demás compradores de mercancías. Consumió el valor de uso de las mismas. El proceso por el cual se consumió la fuerza de trabajo y que es a la vez proceso de producción de la mercancía, dio como resultado un producto de 20 libras de hilado con un valor de 30 chelines. El capitalista retorna ahora al mercado y vende mercancía, luego de haber comprado mercancía. Vende la libra de hilado a 1 chelín y 6 peniques, ni un ápice por encima o por debajo de su valor. Y sin embargo, extrae de la circulación 3 chelines más de los que en un principio arrojó a ella. Toda esta transición, la transformación de su dinero en capital, ocurre en la esfera de la circulación y no ocurre en ella. Se opera por intermedio de la circulación, porque se halla condicionada por la compra de la fuerza de trabajo en el mercado. Y no ocurre en la circulación, porque ésta se limita a iniciar el proceso de valorización, el cual tiene lugar en la esfera de la producción. Y de esta manera "tout [est] pour le mieux dans le meilleur des mondes possibles" [todo va de la mejor manera en el mejor de los mundos posibles]
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    Éste es uno de los puntos en que la teoría del valor de Marx se desliga de la de la escuela clásica de economía política y la profundiza. Hasta que Marx introdujo esta distinción, en la economía política se trataba al trabajo mismo como una mercancía, pero, ya que el trabajo es la medida de todos los valores, esto conducía a una contradicción tautológica, pues no se podía determinar el valor del trabajo, una hora de trabajo es igual a una hora de trabajo, y a otra serie de paradojas y errores teóricos. En cambio, al introducir la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, se da cuenta Marx que la solución a las paradojas y contradicciones al respecto estriba en determinar el valor de la fuerza de trabajo y que lo que los economistas hasta ahora denominaban coste del trabajo o costo de producción del trabajo, en realidad era el costo de producción de la fuerza de trabajo en tanto mercancía, o sea, el costo de producir al propio obrero viviente. Lo que el trabajador asalariado vende al capitalista no es su trabajo sino que vende el usufructo de su fuerza de trabajo. El trabajador asalariado se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario futuro, equivalente al valor de producción de su fuerza de trabajo, es decir al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia. La fuerza de trabajo es un bien y su uso crea bienes con un valor de cambio añadido. El valor de cambio de la fuerza de trabajo, al igual que el de cualquier otro valor de uso, es igual a la cantidad de fuerza de trabajo socialmente necesario para producirlo. Al alcanzar un determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, el valor de cambio de los bienes creados por el uso de la fuerza de trabajo es mayor que el valor de cambio de la fuerza de trabajo usada en la producción de dichos bienes.

    Saludos.
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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por MolotoK Sáb Jun 06, 2015 5:14 pm

    Ya he terminado de leer el artículo, y me he quedado con cara de "devuélveme las horas que me has quitado". Sus conclusiones basicamente son:

    1- El marxismo no es científico porque no tiene en cuenta las iniciativas individuales.
    2- El marxismo no es científico porque ignora la "científica" utilidad marginal.
    3- El marxismo no es científico porque la ciencia evolucionó a partir de la teoría objetiva del valor, y los marxistas se quedaron anclados en esa teoría del siglo XIX.
    4- El marxismo no es científico porque margina la fase de la circulación y el intercambio del mercado para descubrir el valor de una mercancía.
    5- El marxismo no es científico porque es incompatible con otras ciencias como la biología y la neurología (basándose en el primer punto).
    6- El marxismo no es científico porque Cuba esto, Venezuela lo otro...

    Todas estas conclusiones están muy debatidas y refutadas en el foro, aparte de que ya lo dije más atrás, desde el principio ya partía de un error al considerar "valor de uso" como "lo que subjetivamente valoremos", ignorando las propiedades materiales del objeto o servicio, por lo que ya el resto del artículo está errado desde sus bases. Y que no hace falta saber y comprender "trabajo socialmente necesario" para refutar a Marx ya era el colmo, es como si no me hiciera falta saber y comprender el utilitarismo marginal para refutar el liberalismo o el keynesianismo. Al final ha criticado la teoría económica de Marx inventándosela...

    Por cierto, la prepotencia de Chemazdamundi da miedo...
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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por saphet Sáb Jun 06, 2015 8:01 pm

    No vale la pena debatir mucho.
    Dice que no es una ciencia, pero no define lo que es una ciencia. No parece conocer lo básico de epistemología (la rama de la filosofía que estudia la ciencia, el método científico).

    Por ultimo parece tener una vaga concepción de ciencia con un único método, cuando en las ciencias hay luchas intestinas por los diferentes métodos científicos que se disputan al interior.
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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 1:52 am

    Hay un método científico... si los marxistas se inventan su propio método y lo quieren llamar científico, bien por ustedes pero eso no lo vuelve científico para los demás.

    Por otro lado su forma de establecer "valores" basados en la cantidad de trabajo que tiene cada mercancía fuera del sector industrial es casi inservible, si los resultados contradicen la hipótesis, descartan la hipótesis y formulan una nueva, no se dedican a ignorar los datos que la contradicen o a acomodarlos según les convenga.

    Ahora bien, ya que están convencidos de antemano, no les importa que nadie use su método para establecer el precio de ninguna mercancía en el mundo real (su objeto de estudio), ni les interesa.
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    Mensaje por saphet Miér Jun 10, 2015 2:24 am

    Sion escribió:Hay un método científico... si los marxistas se inventan su propio método y lo quieren llamar científico, bien por ustedes pero eso no lo vuelve científico para los demás.

    Comparto que hay la ciencia es ciencia por tener un método, ahora lo que no existe es un único método científico.
    Por cierto, todos los métodos científicos son inventados.

    Sion escribió:
    Por otro lado su forma de establecer "valores" basados en la cantidad de trabajo que tiene cada mercancía fuera del sector industrial es casi inservible, si los resultados contradicen la hipótesis, descartan la hipótesis y formulan una nueva, no se dedican a ignorar los datos que la contradicen o a acomodarlos según les convenga.

    Estas usando el falsacionismo Popperiano. El falsacionismo es solamente UNA posicion dentro de cientas de la epistemología.
    Según Kuhn o Neurath es seria completamente falso, uno no descarta una hipótesis por una contradicción, puede perfectamente crear una hipótesis ad-hoc para salvar su teoría.

    Sion escribió:Ahora bien, ya que están convencidos de antemano, no les importa que nadie use su método para establecer el precio de ninguna mercancía en el mundo real (su objeto de estudio), ni les interesa.

    Me parece que vos estas convencido de antemano de tener la verdad de la ciencia.
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    Mensaje por Kirtash Miér Jun 10, 2015 4:02 am

    Wikipedia escribió:El método científico es un método de investigación usado principalmente en la producción de conocimiento en las ciencias. Para ser llamado científico, un método de investigación debe basarse en la empírica y en la medición, sujeto a los principios específicos de las pruebas de razonamiento. Según el Oxford English Dictionary, el método científico es: «un método o procedimiento que ha caracterizado a la ciencia natural desde el siglo XVII, que consiste en la observación sistemática, medición, experimentación, la formulación, análisis y modificación de las hipótesis».
    El método científico está sustentado por dos pilares fundamentales. El primero de ellos es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un determinado experimento, en cualquier lugar y por cualquier persona. Este pilar se basa, esencialmente, en la comunicación y publicidad de los resultados obtenidos (por ej. en forma de artículo científico). El segundo pilar es la refutabilidad, es decir, que toda proposición científica tiene que ser susceptible de ser falsada o refutada (falsacionismo). Esto implica que se podrían diseñar experimentos, que en el caso de dar resultados distintos a los predichos, negarían la hipótesis puesta a prueba. La falsabilidad no es otra cosa que el modus tollendo tollens del método hipotético-deductivo experimental. Según James B. Conant, no existe un método científico. El científico usa métodos definitorios, métodos clasificatorios, métodos estadísticos, métodos hipotético-deductivos, procedimientos de medición, entre otros. Y según esto, referirse a el método científico es referirse a este conjunto de tácticas empleadas para constituir el conocimiento, sujetas al devenir histórico, y que eventualmente podrían ser otras en el futuro. Ello nos conduce tratar de sistematizar las distintas ramas dentro del campo del método científico.

    En nuestro caso es la historia donde podemos observar si nuestras hipotesis son ciertas o no.
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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 4:41 am

    saphet

    Comparto que hay la ciencia es ciencia por tener un método, ahora lo que no existe es un único método científico.
    Por cierto, todos los métodos científicos son inventados.

    Lo siento pero método científico hay uno
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    Adaptado a cada ciencia, pero hay uno, si se inventa otra cosa y se pretende hacerlo pasar por ciencia, entonces es otra cosa, pseudociencia.

    Estas usando el falsacionismo Popperiano. El falsacionismo es solamente UNA posicion dentro de cientas de la epistemología.
    Según Kuhn o Neurath es seria completamente falso, uno no descarta una hipótesis por una contradicción, puede perfectamente crear una hipótesis ad-hoc para salvar su teoría

    Precisamente la filosofía (en el caso del segundo primordialmente un político) no es una ciencia, no utiliza el método científico y estos sujetos no son científicos, son filósofos.

    Me parece que vos estas convencido de antemano de tener la verdad de la ciencia.

    Pues de hecho, si y no es que sea ningún iluminado, la teoría de la utilidad marginal, sobre que el valor de las cosas es subjetivo y donde los precios se establecen en el mercado y no tiene nada que ver con la cantidad de trabajo socialmente necesario que contienen donde los precios se establecen durante el proceso de producción, como en la teoría del valor-trabajo.

    2 ejemplos, el precio del barril del petróleo, varía de acuerdo al nivel de los inventarios y a la oferta de petróleo de los productores... si un productor importante tiene problemas, o si la demanda de los principales países importadores aumenta los precios suben, si hay nuevos productores o aumenta la oferta (fracking y Arabia Saudita llenando de petróleo el mercado) los precios bajan. A la hora de establecer el precio, al productor por supuesto que le interesan sus costos de producción y saber a partir de que precio su actividad es rentable, pero al resto del mercado no le importan los costos de producción.
    Si no pueden explicar satisfactoriamente el precio de la mercancía más importante en el comercio internacional, su teoría no sirve...

    Otro, si tenemos 2 libros de exactamente el mismo material, con el mismo número de páginas, producidos en la misma imprenta, pero uno es de Milton Friedman y el otro de Carlos Marx, ustedes como miembros del foro comunista, por cual de los dos libros estarían dispuestos a pagar más?

    Si están dispuestos a pagar más por el libro de su autor favorito, como se explica esta diferencia?? Si ambos libros contienen la misma cantidad de trabajo socialmente necesario porque hay quien pagaría más por un libro que por el otro?

    Y finalmente vayan al mundo real en cualquier, la tiendita de la esquina por ejemplo y preguntenle al tendero como es que establece sus precios, verán que el proceso de producción ni lo menciona.

    Si la hipótesis se demuestra falsa, se formula una nueva, no se ignora la realidad y se sigue de frente como si nada.

    No son los únicos que hacen eso, pero el que otros actúen al margen de la ciencia, no los vuelve a ustedes científicos. Básicamente los únicos que consideran al marxismo científico, son los propios marxistas... por algo será.
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    Mensaje por saphet Miér Jun 10, 2015 5:18 am

    Sion escribió:
    Precisamente la filosofía (en el caso del segundo primordialmente un político) no es una ciencia, no utiliza el método científico y estos sujetos no son científicos, son filósofos.

    La rama de la filosofía que determina el método científico NO es ciencia ni puede ser ciencia, una ciencia fundamentando la ciencia seria lo menos científico del mundo. Como justamente lo que determina el método científico es su fundamentacion epistemológica es que cada marco teórico posee su propia epistemología.

    Tu esquema es el modelo típico de experimentación de las ciencias naturales, ese es UN método científico que ni siquiera es aplicable a todas las ciencias naturales, ¿o alguna vez viste un astrónomo experimentando con un planeta, estrella o galaxia?.
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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 6:41 am

    mmm mi error, repetido


    Última edición por Sion el Miér Jun 10, 2015 7:01 am, editado 1 vez
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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 6:55 am

    saphet

    La rama de la filosofía que determina el método científico NO es ciencia ni puede ser ciencia, una ciencia fundamentando la ciencia seria lo menos científico del mundo. Como justamente lo que determina el método científico es su fundamentacion epistemológica es que cada marco teórico posee su propia epistemología.

    Tu esquema es el modelo típico de experimentación de las ciencias naturales, ese es UN método científico que ni siquiera es aplicable a todas las ciencias naturales, ¿o alguna vez viste un astrónomo experimentando con un planeta, estrella o galaxia?.

    Hay un método científico... insisto si quieren inventar otro método, adelante, pero NO ES CIENTÍFICO, si crees que la filosofía determina al método científico, claramente estamos hablando de cosas distintas y si insisten en declararse como científicos, sin serlo, pues son pseudocientíficos.

    Por otro lado, claro que es aplicable a todas las ciencias naturales y se puede obtener evidencia física de otras estrellas y galaxias, en forma de luz.

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    Entiendes que las propiedad químicas y físicas de los elementos no cambian si un material esta en tu cocina o esta en el sol?? Recordar tu curso de física elemental vendría bien...


    Ahh no se sientan mal, no son los únicos economistas que hacen pseudociencia, que es lo que pasa cuando se antepone la ideología que el resultado de las observaciones. Por más que no puedan aplicar en el mundo real, (donde si actuaran de forma científica deberían validar sus teorías) la teoría del valor-trabajo, la necesitan por motivos ideológicos.

    Primero para mantener su teoría sobre la explotación y la extracción de plusvalía y en segundo lugar para negar por puro orgullo que todos los demás economistas fuera de su escuela puedan tener algo de razón, si han mantenido durante 150 años contra viento y marea que el valor de las cosas no es subjetivo, yo no soy tan soberbio como para creer que les pueda hacer entrar en razón.

    Por cierto, no explicas desde la teoría del valor-trabajo el comportamiento del precio del petróleo o porque estarían dispuestos a pagar más por un libro que contenga la misma cantidad de trabajo socialmente necesario, pero que sea de un autor de su preferencia... será que ustedes sin saberlo, le asignan un valor subjetivo a las cosas????

    Por no hablar del sector servicios... como establecen el precio de un masaje?? o de una auditoría contable???
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    Mensaje por saphet Miér Jun 10, 2015 7:10 am

    Sion escribió:Hay un método científico... insisto si quieren inventar otro método, adelante, pero NO ES CIENTÍFICO, si crees que la filosofía determina al método científico, claramente estamos hablando de cosas distintas y si insisten en declararse como científicos, sin serlo, pues son pseudocientíficos.

    Por otro lado, claro que es aplicable a todas las ciencias naturales y se puede obtener evidencia física de otras estrellas y galaxias, en forma de luz.

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    Entiendes que las propiedad químicas y físicas de los elementos no cambian si un material esta en tu cocina o esta en el sol?? Recordar tu curso de física elemental vendría bien...

    No hay un ÚNICO MÉTODO CIENTÍFICO. Y por supuesto que todos los métodos son una invención humana.
    Los métodos son científicos (o no) de acuerdo a los criterios epistemológicos que utilice.

    Simplemente no hay nada de científico en dibujar una linea divisoria entre lo falsable y no falsable y decir "esto no es ciencia, esto si". La experimentación y replicación de resultados (imposible de llevar a cabo en ciencias sociales) o la idea de que por un resultado adverso uno "descarta su hipotesis y empieza de nuevo" estan basados en una concepcion del conocimento y como debe ser el conocimiento no en una concepción probada empíricamente.
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    Mensaje por Kirtash Miér Jun 10, 2015 9:08 am

    Sion, hay muchos metodos que se enmarcan dentro del metodo cientifico. No es lo mismo un biologo (yo estudio biologia) que practicamente todo lo que hacemos es utilizar el empirismo que no un físico que tienen que utilizar el metodo deductivo y la abtracción muchísimo más. Y tanto la biologia como la física se estudian con un metodo científico, aunque sean diferentes.
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    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Jun 10, 2015 11:03 am

    Sion escribió:2 ejemplos, el precio del barril del petróleo, varía de acuerdo al nivel de los inventarios y a la oferta de petróleo de los productores...
    Apreciado Sion ¿quién es el sujeto que a través de su valoración el precio del barril de petróleo?

    Sion escribió:Otro, si tenemos 2 libros de exactamente el mismo material, con el mismo número de páginas, producidos en la misma imprenta, pero uno es de Milton Friedman y el otro de Carlos Marx, ustedes como miembros del foro comunista, por cual de los dos libros estarían dispuestos a pagar más?
    Gratis total los dos. Como todos los demandantes de mercancías, y sin embargo la valoración subjetiva como demandantes no establece el precio de mercancía alguna.

    Sion escribió:Y finalmente vayan al mundo real en cualquier, la tiendita de la esquina por ejemplo y preguntenle al tendero como es que establece sus precios, verán que el proceso de producción ni lo menciona.
    Ahora resulta que ya no es la valoración subjetiva sobre la utilidad marginal del demandante la que establece el precio de la mercancía. Ahora es la valoración subjetiva del oferente de mercancías la que establece el precio de mercado, y lo hace sin tener en cuenta los costos de producción de la mercancía. Vamos que es pura casualidad que establezca el precio por encima del precio de costo.

    Estimado Sion ¿en esto consiste el método científico que usted defiende?

    En general cuando los ideólogos del utilitarismo marginal critican la teoría del valor, y del precio de mercado, objetivo de las mercancías, basado en el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dicha mercancía, lo que realmente critican es un batiburrillo de teorías del valor; la de Ricardo, la de Proudhon y la de Rodbertus fundamentalmente;
    Frederich Engels en Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la filosofía escribió:Pero de la teoría del valor de Ricardo se pueden hacer además, y se han hecho, otras conclusiones. El valor de las mercancías se determina por el trabajo necesario para producirlas. Sin embargo, en nuestro mundo pecador las mercancías se venden, ya por encima, ya por debajo de su valor, y esto no se debe solamente a las oscilaciones originadas por la competencia. La cuota de ganancia tiene la tendencia a reducirse a un mismo nivel para todos los capitalistas, de la misma manera que los precios de las mercancías tienen la tendencia a identificarse mediante la oferta y la demanda con el valor del trabajo cristalizado en ellas. Pero la cuota de ganancia se calcula en proporción con todo el capital desembolsado en una empresa industrial. Y como en dos ramas distintas de industria el producto anual puede plasmar cantidades idénticas de trabajo y representar, por tanto, valores iguales dado un mismo nivel de salarios —bien entendido, sin embargo, que los capitales empleados en una rama pueden ser, y a menudo lo son, dos o tres veces mayores que en la otra—, la ley del valor de Ricardo se halla en este caso en contradicción, abierta ya por el mismo Ricardo, con la ley de la cuota igual de ganancia. Si los productos de ambas ramas de industria se venden por sus valores, las cuotas de ganancia no pueden ser iguales; y siendo iguales las cuotas de ganancia, los productos de ambas ramas no siempre pueden venderse por sus valores. Aquí tenemos, pues, una contradicción, una antinomia de dos leyes económicas, resuelta de ordinario en la práctica, a juicio de Ricardo (cap. I, secciones 4 y 5), a favor de la cuota de ganancia y en perjuicio del valor…
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    Saludos.
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    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Jun 10, 2015 11:09 am

    Karl Marx en El Capital, tomo 1, capítulo IV escribió:Desde luego, en el mercado no hay más que poseedores de mercancías, y el poder que estas personas pueden ejercer unas sobre otras es, pura y simplemente, el poder de sus respectivas mercancías. La diversidad material de las mercancías es el motivo material a que responde el cambio y hace que los poseedores de mercancías dependan los unos de los otros y viceversa, puesto que ninguno de ellos tiene en sus manos el objeto que necesita, y en cambio todos poseen el que necesitan los demás. Fuera de esta diversidad material, de sus valores de uso, entre las mercancías no media más diferencia que la que existe entre su forma natural y su forma transfigurada, o sea entre la mercancía y el dinero. He aquí por qué los poseedores de mercancías sólo se distinguen los unos de los otros como vendedores o poseedores de mercancías y compradores o poseedores de dinero.

    Supongamos que, gracias a un misterioso privilegio, al vendedor le sea dado vender la mercancía por encima de su valor, a 110 por ejemplo, a pesar de que sólo vale 100, es decir, con un recargo nominal del 10 por ciento. El vendedor se embolsará, por tanto, una plusvalía de 10. Pero, después de ser vendedor, se convierte en comprador. Ahora, se enfrenta con un tercer poseedor de mercancías que hace funciones de vendedor y que goza, a su vez, del privilegio de vender su mercancía un 10 por ciento más cara. Nuestro hombre habrá ganado 10 como vendedor, para volver a perder 10 como comprador. Visto en su totalidad, el asunto se reduce, en efecto, a que todos los poseedores de mercancías se las vendan unos a otros con un 10 por ciento de recargo sobre su valor, que es exactamente lo mismo que si las vendiesen por lo que valen. Este recargo nominal de precios impuesto a las mercancías con carácter general produce los mismos efectos que si, por ejemplo, los valores de las mercancías se tasasen en plata en vez de tasarse en oro. Las expresiones en dinero, es decir, los precios de las mercancías, crecerían, pero sus proporciones de valor permanecerían invariables.

    Supongamos, por el contrario, que es el comprador quien tiene el privilegio de comprar las mercancías por debajo de su valor. No hace falta siquiera recordar que el comprador será, a su vez, cuando le llegue el turno, vendedor. Mejor dicho, lo ha sido ya, antes de actuar como comprador. Por tanto, antes de ganar, como comprador, el 10 por ciento, habrá perdido la misma suma como vendedor. No habrá cambiado absolutamente nada.

    Por eso los que mantienen consecuentemente la ilusión de que la plusvalía brota de un recargo nominal de precios, o sea de un privilegio que permite al vendedor vender la mercancía por más de lo que vale, parten de la existencia de una clase que compra sin vender, o, lo que es lo mismo, que consume sin  producir. Ateniéndonos al punto de vista en que estamos colocados, al punto de vista de la circulación simple, la existencia de esa clase es, para nosotros, por el momento, un hecho inexplicable. Pero, adelantemos un poco lo que habrá de exponerse en su lugar. El dinero de que se sirva esa clase para sus continuas compras deberá afluir a ella directamente y de un modo constante desde los poseedores de mercancías, sin cambio, gratuitamente, en virtud de determinados títulos jurídicos o por obra de la violencia. Vender esta clase las mercancías por más de lo que valen equivale sencillamente a rembolsarse por el engaño de una parte del dinero arrebatado sin dar nada a cambio. Así por ejemplo, las ciudades del Asia Menor pagaban a Roma todos los años un tributo en dinero. Con este dinero, Roma les compraba mercancías, pagándolas por más de su valor. Los habitantes de las ciudades conquistadas engañaban a los romanos, arrancando a sus conquistadores, por medio del comercio, una parte del tributo. A pesar de esto, los engañados seguían siendo ellos, los vendedores, puesto que los romanos les pagaban sus mercancías con su propio dinero. No es éste, evidentemente, un método para enriquecerse ni para crear plusvalía.

    Puede ocurrir que el poseedor de mercancías A sea tan astuto, que engañe a sus colegas B o C y que éstos, pese a toda su buena voluntad, no sean capaces de tomarse la revancha. A vende a B vino por valor de 40 libras esterlinas y recibe a cambio trigo por valor de 50 libras. Mediante esta operación A habrá convertido sus 40 libras en 50, sacando más dinero del que invirtió y transformando su mercancía en capital. Observemos la cosa más de cerca. Antes de realizarse esta operación, teníamos en manos de A vino por valor de 40 libras esterlinas, y en manos de B trigo por valor de 50 libras, o sea, un valor total de 90 libras esterlinas. Realizada la operación, el valor total sigue siendo el mismo: 90 libras. El valor circulante no ha aumentado ni un átomo: lo único que ha variado es su distribución entre A y B. Lo que de un lado aparece como plusvalía, es del otro lado minusvalía; lo que de una parte representa un más, representa de la otra un menos. Si A hubiese robado abiertamente las 10 libras a B, sin guardar las formas del intercambio, el resultado sería el mismo. Es evidente que la suma de los valores circulantes no aumenta, ni puede aumentar, por muchos cambios que se operen en su distribución…
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    Mercado y utilidad marginal
    David Ricardo en Principios de Economía Política y Tributación escribió:Cuando los precios de las mercancías bajan en un mercado debido a una oferta abundante, a una disminución de la demanda o a un alza del valor del dinero, un industrial acumula naturalmente una extraordinaria cantidad de artículos manufacturados, y no está dispuesto a venderlos a precios depreciados. Para hacer frente a sus pagos ordinarios, a los cuales atendía con la venta de sus mercancías, trata ahora de tomar el dinero en préstamo, y a menudo se ve obligado a pagar por él un interés elevado. Pero esto sólo es temporal, pues o bien las esperanzas del industrial estaban bien fundadas, o bien descubre que la demanda ha disminuido de modo permanente y no se resiste más al curso de las cosas: los precios bajan y el dinero y el interés recobran su valor real
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    La forma más democrática de asignar recursos a la producción es el libre mercado,  siempre y cuando los demandantes partan del mismo poder adquisitivo. Aunque el libre mercado no siempre es la más eficiente forma de asignar dichos recursos, ya que la eficiencia depende que las decisiones se adopten de forma planificada y consciente, basadas en el conocimiento científico de las necesidades sociales y los recursos disponibles.

    Se define como libre mercado aquel en el que existe un gran número de compradores y vendedores de una mercancía, además de que se ofrecen productos similares. Igualmente existe libertad absoluta para los compradores y vendedores y no hay control sobre los precios ni reglamento para fijarlos. Lo que implica necesariamente una formación social con ausencia de estado y un limitado desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, una sociedad con escasez de recursos, de “comunismo” primitivo o en la primera fase de desarrollo del comunismo. Las condiciones con las que debe cumplir son;
    • Homogeneidad del producto. Las mercancías ofertadas deben ser iguales o muy parecidas
    • Movilidad de recursos sin restricciones; los recursos deben poder movilizarse sin ningún problema entre usos alternativos, y los bienes y servicios deben ser vendibles donde quiera que el precio sea más alto.
    • Información de los agentes económicos; los cambistas conocen los precios de todos los productos, sus características y la existencia de posibles sustitutos.
    • Libre concurrencia; para que haya libre concurrencia es imprescindible la libertad de entrada y salida en las industrias, es decir, que no haya barreras que impidan a cualquier ser humano dedicarse a producir cualquier cosa.

    El perfecto libre mercado, en general, es democrático y eficiente en la asignación de recursos, siempre y cuando los demandantes de mercancías tengan los mismos votos, es decir recursos, y estén perfectamente informados, cuestiones éstas que no han ocurrido, ocurren, ni pueden ocurrir. Los ideólogos subjetivos del capitalismo dedican una gran cantidad de energías a explicar cómo funciona teóricamente algo que ni ha existido, ni existe ni puede existir en una sociedad dividida en clases sociales; el perfecto libre mercado, lo que les convierte en filósofos perfectamente idealistas.

    Todo intercambio en el mercado se puede dar porque se encuentran en él dos cambistas, que a la vez son oferentes y demandantes de mercancías. Un cambista ofrece una mercancía y demanda otra, que otro cambista ofrece demandando la mercancía del primer cambista. Si un cambista tiene la capacidad de aumentar el 10 % el precio de su mercancía ¿qué motivo impide al otro cambista aumentar su mercancía en otro 10 % o más? Todo cambista compra la mercancía del otro cambista con la suya, el primer cambista con su dinero compra el arroz del segundo y el segundo cambista con su arroz compra el dinero del primero. Solo el fetichismo del dinero, del economista vulgar, le impide comprender que el dinero es una mercancía cuyo valor de mercado está regido por las mismas leyes de producción y circulación que el resto de mercancías. En la compraventa de mercancías se traspasa la propiedad sobre el valor de uso, el valor se intercambia, cada cambista conserva el valor de cambio bajo otra forma de valor de uso.

    Existe otra condición para que exista intercambio en el mercado; que el bien para el oferente no tenga valor de uso, ya que si se usa no se puede cambiar, o si se cambia, no se puede usar. Si se come el arroz ya no se puede cambiar, de igual modo si se intercambia el libro ya no se puede leer. En el mercado libre se intercambian valores de uso diferentes con un valor de cambio equivalente. Por lo usual nadie intercambia 1 Kg de arroz por 1 kg de arroz, ni un billete de 5 € por un billete de 5 €, pero si se cambia un billete de 5 € por 5 Kg de arroz o un billete de 5 € por cinco monedas de 1 € para utilizar una máquina expendedora, valgan como ejemplo de valor de cambio equivalente con valor de uso diferente.

    Todos los cambistas de mercancías conocen este hecho fundamental, que para el oferente sus mercancías tienen el mismo valor de uso y este valor de uso es igual a cero. Independientemente del valor de uso que tiene para los oferentes sus mercancías, tienen un valor de cambio equivalente al de una tercera mercancía, que ya no podrán intercambiar por la suya, los teóricos del utilitarismo marginal lo llaman costo de oportunidad, 5 € pongamos por caso, con lo que el valor de cambio resulta ser también igual, para ambos cambistas. Resumiendo, desde el punto de vista del valor el cambio es idéntico para los cambistas, desde el punto de vista del valor de uso, para los cambistas, como oferentes es igualmente idéntico ya que carecen de valor de uso alguno y por eso lo enajena, y como demandantes, puede ser igual o diferente, un mismo bien puede satisfacer diferentes necesidades usándose de forma diferente, no se puede comparar.

    En la compraventa de la fuerza de trabajo el capitalista no usa la fuerza de trabajo en el mercado. En el ámbito de la circulación la fuerza de trabajo no tiene valor de uso alguno ni para el trabajador ni para el capitalista. Al carecer de medios de producción la propia fuerza de trabajo no tiene valor de uso para el trabajador asalariado, motivo por el cual el trabajador se ve en la necesidad de alquilarla, y el capitalista la puede comprar por debajo del valor que por el uso de dicha fuerza de trabajo espera obtener. El capitalista puede usar la fuerza de trabajo del trabajador una vez ha sido intercambiada, en el ámbito de la producción. Cuando se formula que la ley de la plusvalía es igual al valor de uso de la fuerza de trabajo menos su valor de cambio hay que entender el proceso; el trabajador alquila su fuerza de trabajo en el mercado, aquí la fuerza de trabajo es un valor de cambio y no un valor de uso, el capitalista usa la fuerza de trabajo del obrero en la producción de una mercancía, aquí se transforma en un valor de uso y deja de ser un valor de cambio, el capitalista vende la mercancía, a la que el trabajador ha incorporado su fuerza de trabajo, aquí la fuerza de trabajo vuelve a ser valor de cambio y deja de ser valor de uso. La extracción de plusvalía por parte del capitalista no se produce en un acto instantáneo de intercambio sino en distintos actos diferenciados en el tiempo y en el espacio. El capitalista invierte su capital en fuerza de trabajo con el objetivo de obtener una plusvalía y aumentar su capital. El trabajador vende su fuerza de trabajo con lo que obtiene el dinero necesario con el que comprar los valores de uso necesarios para poder reproducir su fuerza de trabajo. El capitalista alquila fuerza de trabajo ajena en el mercado y su uso en la producción le reporta un beneficio subjetivo que no se puede medir, pero también con la venta en el mercado de lo producido le reporta un beneficio objetivo; la ganancia o plusvalía que se puede calcular y contar, entre otros sitios, en sus cuentas bancarias.  

    En el mercado existen leyes, la oferta y la demanda, que regulan las oscilaciones de los precios de mercado en torno a su valor de cambio y las leyes del mercado son independientes de la voluntad subjetiva de nadie. La mano invisible del Adam Smith se transforma en Marx en el conocimiento objetivo de las leyes que rigen el libre mercado y que en el intercambio de valores no se produce plusvalía ni se aumenta el capital social.

    En el mercado no solo aparecen cambistas con preferencias subjetivas sobre el precio que están dispuestos a pagar por una mercancía, sino que los cambistas tienen un poder adquisitivo y unos costes de producción reales, regidos por leyes objetivas. De lo que podemos deducir que en condiciones de libre mercado, el precio máximo al que tiende una mercancía es igual al menor poder adquisitivo que tiene uno de los demandantes, hasta completar la oferta de dicha mercancía, y se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que esta ley objetiva del mercado se corresponderá con el valor subjetivo que los cambistas percibirán con el paso del tiempo. De igual modo desde el punto de vista de la oferta el valor mínimo de una mercancía vendrá determinado por el valor de producción de la mercancía que es igual al precio de coste más la ganancia media. Pero independientemente de la función empresarial o de lo que subjetivamente piense cada cambista la realidad objetiva es que con el intercambio de bienes en el mercado no se crea nueva riqueza, no se produce plusvalía y por tanto no se aumenta el capital social.

    Los teóricos de la utilidad marginal caen en una contradicción teórica, al tratar de explicar la formación de los precios de mercado, por la valoración subjetiva de la utilidad marginal que tiene el demandante sobre la mercancía. El valor de cambio de la fuerza de trabajo equivale al valor de los artículos socialmente necesarios que el trabajador asalariado necesita para mantenerse y reproducirse, teniendo en cuenta que el que usa y demanda fuerza de trabajo es el capital, en consecuencia lógica; es la voluntad subjetiva del capitalista la que determina el poder adquisitivo de la fuerza de trabajo, he aquí el verdadero propósito de los subjetivos teóricos de la utilidad marginal, pero, al determinar de forma directa el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados determina de forma indirecta los precios de los artículos de consumo para trabajadores asalariados, por lo que resulta que es la voluntad subjetiva de los capitalistas la que determina la ganancia del capital, ya que en las sociedades modernas son los capitalistas los que ofrecen esos productos en el mercado. En consecuencia es la voluntad subjetiva de los capitalistas la que determina el valor de cambio de las mercancías actuando unas veces como demandantes de fuerza de trabajo, otras como oferentes de las mercancías que consume la fuerza de trabajo, al mismo tiempo que determina la ganancia del capital. Por el contrario, si es la voluntad subjetiva de los trabajadores asalariados actuando como demandantes de las mercancías que consumen, los que determinan su valor de cambio, teniendo en cuenta que la fuerza de trabajo es un factor de producción, es el valor de producción quien subjetivamente determina el valor de cambio de las mercancías que produce, por lo menos el valor de las mercancías que consumen los trabajadores asalariados. Situación a la que se oponen los subjetivos teóricos de la utilidad marginal.

    Saludos.
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    ¿Es el marxismo “científico”, como asegura? - Página 4 Empty Re: ¿Es el marxismo “científico”, como asegura?

    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Jun 10, 2015 11:17 am

    Ley de la oferta y la demanda y ley de la tendencia a la igualación de la tasa de ganancia
    Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:Lo que lleva a cabo la competencia, cuando menos en una esfera, es el establecimiento de un valor de mercado y un precio de mercado uniforme a partir de los diversos valores individuales de las mercancías. Pero sólo la competencia de los capitales en las diversas esferas fija el precio de producción, que nivela las tasas de ganancia entre las diferentes esferas. Para esto último se requiere un desarrollo superior del modo capitalista de producción que para lo anterior. Para que las mercancías de la misma esfera de producción, de la misma índole y aproximadamente de la misma calidad se vendan a sus valores, son necesarias dos cosas:

    Primero, los diversos valores individuales deben estar nivelados para formar un solo valor social, el valor de mercado arriba expuesto, y para ello se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual ofrezcan conjuntamente sus mercancías. A fin de que el precio de mercado de mercancías idénticas, cada una de las cuales, sin embargo, ha sido producida bajo circunstancias individuales ligeramente diferentes, corresponda al valor de mercado y no diverja de él, no aumentando por encima del mismo ni disminuyendo por debajo de él, se requiere que la presión que ejercen mutuamente los diversos vendedores sea lo suficientemente grande como para lanzar al mercado la masa de mercancías que exigen las necesidades sociales, o sea la cantidad por la cual la sociedad puede pagar el valor de mercado. Si la masa de productos excediese dichas necesidades, habría que vender las mercancías por debajo de su valor de mercado; a la inversa, habría que venderlas por encima de su valor de mercado si la masa de productos no fuese lo suficientemente grande o, lo que es lo mismo, si la presión de la competencia entre los vendedores no fuese lo suficientemente poderosa como para obligarlos a llevar esa masa de mercancías al mercado. Si se modificase el valor de mercado, se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales (que aquí son siempre necesidades con capacidad de pago), pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben masas menores de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado
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    Las leyes de la oferta y de la demanda son explicadas por los subjetivos teóricos de la utilidad marginal como sigue;
    • Ley de la oferta; todo aumento o disminución en la oferta de una mercancía, manteniéndose constante el resto de factores, hace que aumente o disminuya su valor de cambio.
    • Ley de la demanda; todo aumento o disminución en la demanda de una mercancía, manteniéndose constante el resto de factores, hace que aumente o disminuya su valor de cambio. Los subjetivos teóricos de la utilidad marginal hacen prevalecer de forma determinante la demanda sobre la oferta.

    En economía política el valor de cambio de una mercancía está determinado por el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir la mercancía. En condiciones de libre mercado el precio de venta de las mercancías acaba por coincidir con su valor de producción, valor que es la suma del precio del coste de producción más la ganancia media. Las leyes de la oferta y la demanda operan este proceso y es independiente de la voluntad subjetiva de los cambistas;
    • Si en la producción y venta de una mercancía la ganancia está por encima de la media, los capitales afluirán a la producción de dicha mercancía, aumentará la oferta de la mercancía lo que provoca la bajada del precio de mercado, haciendo descender la ganancia hacia su tasa media.
    • De igual forma, si en la producción y venta de una mercancía la ganancia es menor que la ganancia media los capitales emigrarán, la oferta de la mercancía disminuirá subiendo el precio de mercado de la mercancía, haciendo subir la ganancia hacia su tasa media.

    La tasa de ganancia capitalista es lo que determina, en última instancia, la oferta de una determinada mercancía. El poder adquisitivo de los demandantes de una mercancía determina, en última instancia, la demanda de dicha mercancía. En el corto plazo la variación en la relación entre la oferta y la demanda, sobre una mercancía, tiende a aumentar o disminuir el precio de las mercancía, en el largo plazo aumenta o disminuye la cantidad producida de dicha mercancía.

    Este comportamiento, de las leyes de la oferta y la demanda, fue “descubierta” para la economía oficial por Alfred Marshall. Como las leyes de la oferta y la demanda hacen oscilar el precio de mercado entre el pecio de producción y la capacidad adquisitiva de los demandantes, ha sido estudiado por Paul Samuelson bajo el concepto de elasticidad-precio de la demanda:
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    Donde ED es la elasticidad de la demanda, ∆Q y ∆P son las variaciones en las cantidades vendidas y los precios de venta respectivamente, P1 y Q1 representan el precio y la cantidad originales y P2 y Q2 el precio y la cantidad nuevos.

    Y con el concepto de elasticidad-precio de la oferta:
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    Determinando que el precio de las mercancías no varía las necesidades de los usuarios, en consecuencia no altera la demanda, por el contrario, las necesidades no cubiertas de los demandantes, al bajar los precios, y convertirse en asequibles, aumentan las ventas, y demostrando, de paso, con el descubrimiento de la existencia de mercancías con escasa elasticidad de demanda, o con gran elasticidad de oferta, en las cuales el precio de mercado no es función de la demanda, es decir, que la utilidad marginal del consumidor no afecta al precio de la mercancía.
    Paul Samuelson y Willlam D. Nordhaus en Economía, capítulo 4 escribió:La paradoja de la cosecha abundante tiene aquí una aplicación interesante. Algunos estados intentan ayudar a los agricultores reduciendo su producción. ¿Cómo podría esta medida beneficiar a los agricultores? Si el Departamento de Agricultura obliga a todos los agricultores a reducir su producción, la curva de oferta se desplaza hacia arriba y hacia la izquierda. Como la demanda de alimentos es inelástica, las restricciones a las cosechas no solamente elevan los precios de los cultivos sino que también tienden a aumentar los ingresos y las ganancias totales de los agricultores. De la misma manera en que las cosechas abundantes dañan a los agricultores, las restricciones a la producción tienden a aumentar los ingresos agrícolas. Por supuesto que dichas restricciones y precios mayores afectan negativamente a los consumidores, de la misma manera en que lo haría una inundación o una sequía que ocasionara escasez de alimento. […]

    Alguna vez la agricultura fue la industria estadounidense más grande. Hace cien años, la mitad de la población de ese país vivía y trabajaba en granjas, pero ese número se ha reducido a menos de 3% de la fuerza laboral en la actualidad. Al mismo tiempo, los precios de los productos agrícolas se han reducido en relación con los ingresos y otros precios de la economía.
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    Se mantienen los ingresos de las empresas agrícolas sobre la base de desabastecer el mercado, eliminando el libre mercado. Samuelson demuestra que el libre mercado tiende a destruir la producción capitalista, por otro lado, también demuestra como el descenso de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir una mercancía, reduce el valor de cambio de dicha mercancía. Lo que viene a corroborar lo expuesto por Marx en EL CAPITAL.

    Algunos teóricos de la utilidad marginal niegan que sea la concurrencia entre capitalistas, en el mercado, la que establece los precios de las mercancías, y que esta concurrencia tiende a igualar la tasa de ganancia capitalista, establecen que es la percepción subjetiva de los consumidores sobre la utilidad marginal de las mercancías, y por lo tanto, del precio que están dispuestos a pagar, la que tiende a igualar la tasa de ganancia del capital. El precio de mercado lo establece la voluntad subjetiva del demandante, salvo en los mercados reales donde los oferentes de mercancías desconocen las categorías de la subjetiva utilidad marginal, o las ignoran para desventura de los demandantes. El aumento en la oferta de mercancías es función de la tasa de ganancia y el aumento en la demanda de valores de uso está en función del poder adquisitivo de la demanda.

    Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:El precio de producción incluye la ganancia media. Le hemos dado el nombre de precio de producción; de hecho, es lo mismo que Adam Smith denomina natural price [precio natural], Ricardo, price of production, cost of production [precio de producción, costo de producción], los fisiócratas prix nécessaire [precio necesario] aunque ninguno de ellos haya desarrollado la diferencia entre el precio de producción y el valor, porque a la larga es la condición de la oferta, de la reproducción de la mercancía de cada esfera de la producción en particular. También se comprende por qué los mismos economistas que se revuelven contra la determinación del valor de las mercancías por el tiempo de trabajo, por la cantidad de trabajo contenido en ellas, siempre hablen de los precios de producción como de centros en torno a los cuales oscilan los precios de mercado. Pueden permitírselo porque el precio de producción es una forma ya totalmente enajenada y prima facie no conceptual del valor mercantil, una forma tal como aparece en la competencia, es decir en la conciencia del capitalista vulgar, y que por consiguiente también existe en la de los economistas vulgares.
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    Saludos.
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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 8:47 pm

    Kirtash

    Sion, hay muchos metodos que se enmarcan dentro del metodo cientifico.

    No soy biólogo, ni pretendo conocerlo todo, supongo que cada ciencia adaptará el modelo a sus necesidades, pero si no siguen el esquema, observación-hipótesis-experimentación/comprobación... simplemente no es ciencia, será otra cosa y se intenta presentar como ciencia, es un fraude.

    Utilizar la dialéctica como método de razonamiento me parece perfecto dentro de la filosofía, pero decir que sus deducciones tienen la misma validez que conclusiones obtenidas mediante el método científico, es decir que tienen certidumbre del 100%, es un error y si se hace conscientemente es un engaño.

    Esto no quita que el marxismo haya impulsado la lucha por muchas causas justas o que todos sus conceptos sean erróneos, pero no son científicos, los únicos que consideran científicos a los marxistas, son ustedes mismos.

    Mira el materialismo aplicado a la biología en lo que resultó....

    Lysenko

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    Tiene tiempo que trabaje en Walmart, pero lo mismo se puede decir de cualquier otra empresa fuera del sector industrial... no utilizan ni por error la teoría del valor-trabajo, para establecer precios. Las teorías de los economistas deben representar la realidad o una aproximación lo más cercana posible del objeto de estudio, en este caso de la economía real. Si en la realidad su teoría no se utiliza, luego entonces su teoría es un error y deben volver a formularla, no tratar de que la realidad se adecue a su teoría.

    Es como si los físicos quisieran cambiar a la gravedad porque esta no es como la describen, pues no los físicos deben describir la gravedad como es, aunque no les guste.

    Jordi de Terrassa

    Tu respuesta es bastante más compleja y el tiempo que le dedicaste, se agradece, pues enriquece el debate, pero si quiero contestarla seriamente, requiero de más tiempo.


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    Mensaje por saphet Miér Jun 10, 2015 9:14 pm

    Sion escribió:
    No soy biólogo, ni pretendo conocerlo todo, supongo que cada ciencia adaptará el modelo a sus necesidades, pero si no siguen el esquema, observación-hipótesis-experimentación/comprobación... simplemente no es ciencia, será otra cosa y se intenta presentar como ciencia, es un fraude.

    El hecho de si otras ciencia debe o no adaptarse al modelo estándar de las ciencias naturales es una polémica sin fin.
    La sociedad es un objeto de estudio radicalmente diferente de la gravedad. No se puede recrear las condiciones que llevaron a la comuna de parís para verificar una hipótesis, no se pude experimentar con agentes sociales.

    Sion escribió:
    Utilizar la dialéctica como método de razonamiento me parece perfecto dentro de la filosofía, pero decir que sus deducciones tienen la misma validez que conclusiones obtenidas mediante el método científico, es decir que tienen certidumbre del 100%, es un error y si se hace conscientemente es un engaño.

    El Materialismo Dialéctico es el método científico marxista, lo que es mas criticable es exportar algo pensado primariamente para ciencias sociales a las ciencias naturales.

    ¿Quien te dijo que las conclusiones obtenidas del método científico tiene una certidumbre del 100%?.
    Según el mismo Popper el conocimiento siempre seria hipotético, no completamente certero.

    Sion escribió:
    Es como si los físicos quisieran cambiar a la gravedad porque esta no es como la describen, pues no los físicos deben describir la gravedad como es, aunque no les guste.

    Agarra una lapicera, soltala. La lapicera termina en el piso.
    Esa prueba empirica comprueba tan efectivamente la gravedad como la fisica aristotelica.


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    Mensaje por Sion Miér Jun 10, 2015 9:42 pm

    Jordi de Terrassa

    Apreciado Sion ¿quién es el sujeto que a través de su valoración el precio del barril de petróleo?

    El que lo compra, sea un estado o una empresa.

    Gratis total los dos. Como todos los demandantes de mercancías, y sin embargo la valoración subjetiva como demandantes no establece el precio de mercancía alguna.

    Si como demandantes, que el precio tendiera a cero sería lo mejor, pero entonces los oferentes no estarían dispuestos a ofrecer sus servicios o mercancías. En el momento en el que un demandante, considera que le es más útil determinado bien o servicio que la posesión de su dinero, se produce la venta. El ejemplo sigue siendo válido, se puede dar el caso de dos bienes con la misma cantidad de trabajo socialmente necesario que tengan precios distintos... debido a que subjetivamente les damos más o menor valor.


    Ahora resulta que ya no es la valoración subjetiva sobre la utilidad marginal del demandante la que establece el precio de la mercancía. Ahora es la valoración subjetiva del oferente de mercancías la que establece el precio de mercado, y lo hace sin tener en cuenta los costos de producción de la mercancía. Vamos que es pura casualidad que establezca el precio por encima del precio de costo.

    No, es el juego entre la oferta y la demanda, pero cualquier oferente debe considerar cuanto están dispuestos a pagar sus potenciales clientes y en que nivel de precios maximizan su ganancia.

    Estimado Sion ¿en esto consiste el método científico que usted defiende?

    Exacto, se observa el comportamiento de la economía, se plantea una hipótesis, en este caso que les asignamos valor a las cosas por su utilidad subjetiva, se trata de experimentar con todas las limitaciones que tiene la economía o se observa si la hipótesis se adecua en a la realidad... en lugar de tratar de que la realidad se adecue a su hipótesis.


    Es evidente que la suma de los valores circulantes no aumenta, ni puede aumentar, por muchos cambios que se operen en su distribución…

    En efecto el comercio, no crea riqueza por si mismo, pero si impulsa a los actores económicos a crearla, todo el siglo XX es evidencia de que una economía abierta al comercio internacional, es en el mediano plazo más prospera que una economía que busca la autarquía... la constante queja de Cuba sobre el embargo norteamericano, no es otra cosa que la queja de Cuba sobre que le impidan comerciar libremente sus productos en el mercado internacional y pueda comprar sin restricciones los que considere indispensables.

    Se define como libre mercado aquel en el que existe un gran número de compradores y vendedores de una mercancía, además de que se ofrecen productos similares. Igualmente existe libertad absoluta para los compradores y vendedores y no hay control sobre los precios ni reglamento para fijarlos.

    Y esto no existe, un mercado perfectamente competitivo es un modelo, una abstracción de la realidad, no es la realidad misma, ni lo explica todo y para aquel que haya estudiado microeconomía, se explican las distorsiones del mercado, el poder del monopolio, de precios mmínimos y máximos, de un monopsodio, etc.

    Determinando que el precio de las mercancías no varía las necesidades de los usuarios, en consecuencia no altera la demanda, por el contrario, las necesidades no cubiertas de los demandantes, al bajar los precios, y convertirse en asequibles, aumentan las ventas, y demostrando, de paso, con el descubrimiento de la existencia de mercancías con escasa elasticidad de demanda, o con gran elasticidad de oferta, en las cuales el precio de mercado no es función de la demanda, es decir, que la utilidad marginal del consumidor no afecta al precio de la mercancía

    Si el precio aumenta, la cantidad demandada disminuye y a la inversa, es decir, la elasticidad debe ser negativa. No se me ocurre el ejemplo de un bien que sea totalmente inlelástico, es decir, que su demanda sea inmune a las variaciones de precio. Incluso de los alimentos, si un precio aumenta a cierto nivel, se van a buscar bienes sustitutos o la demanda se desploma.

    Se mantienen los ingresos de las empresas agrícolas sobre la base de desabastecer el mercado, eliminando el libre mercado. Samuelson demuestra que el libre mercado tiende a destruir la producción capitalista, por otro lado, también demuestra como el descenso de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir una mercancía, reduce el valor de cambio de dicha mercancía. Lo que viene a corroborar lo expuesto por Marx en EL CAPITAL.

    Por lo que yo entendí, lo que Samuelson demuestra es que una asociación de productores, es decir un cartel u oligopolio pueden tener poder de precio para modificar el mercado a su favor, lo cual elimina el libre mercado.

    Sobre el blog de donde sacaron el artículo del primer post, encontré esto

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    Va a responder mejor que yo y con más detalle.
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    Mensaje por Jordi de Terrassa Jue Jun 11, 2015 6:26 am

    Sion escribió:El que lo compra, sea un estado o una empresa.

    Si como demandantes, que el precio tendiera a cero sería lo mejor,…
    Apreciado Sion, ¿es la valoración subjetiva sobre la utilidad marginal del demandante de la mercancía quién establece el precio de mercado?, o ¿es la valoración subjetiva del oferente de la mercancía quien establece el precio de mercado? Porque unas veces afirma una cosa y otras veces otras, y las dos a la vez no pueden ser, so pena de dejar de ser la valoración subjetiva de algún cambista la que establece el precio de mercado de un valor de uso.

    Por otro lado, si lo mejor para el demandante, objetivamente y según su propia valoración subjetiva, es que el precio de una mercancía sea cero, frente a este hecho objetivo, debemos concluir, como un hecho científicamente demostrado, que la valoración subjetiva del demandante no interviene en la formación del precio de la mercancía, puesto que en caso de ser cierto que, dicha valoración subjetiva sobre la utilidad marginal del demandante, es la que establece el precio de mercado del valor de uso, dicho precio sería cero.

    Por cierto, los estados y las empresas de tipo soviético establecen de forma “subjetiva” los precios de mercado tanto de los valores de uso que compran como de los valores de uso que venden. Y es que cuando el subjetivismo se impone en cualquier organización los resultados son catastróficos.

    Sion escribió:…pero entonces los oferentes no estarían dispuestos a ofrecer sus servicios o mercancías.
    Estimado Sion, ¿por qué? ¿Por qué no se puede producir por debajo del valor de producción? Si el precio de mercado no cubre el valor de producción, precio de costo más la ganancia media, ¿la mercancía dejará de producirse? y, en consecuencia, de ofrecerse a la venta y tener un precio de mercado. En otras palabras, si el precio de mercado no cubre el valor de la fuerza de trabajo necesaria para producir dicha mercancía ésta deja de producirse, y si no se produce carece de precio. Por lo que el valor de la fuerza de trabajo juega un papel determinante en el precio de mercado de cualquier mercancía. Determinante no quiere decir único factor en establecer el precio de mercado de un valor de uso, cuestión que no solo no ha planteado nunca la teoría sobre el valor comunista, sino que la ha criticado vehementemente. Otros factores que intervienen son la competencia entre sí de oferentes de mercancías, la competencia entre sí de demandantes de mercancía y finalmente la competencia entre oferentes de mercancías por un lado y demandantes de mercancías por otro. Le recuerdo la teoría del valor comunista;

    En general cuando los ideólogos del utilitarismo marginal critican la teoría del valor objetivo de las mercancías, y del precio de mercado, basado en el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dicha mercancía, lo que realmente critican es un batiburrillo de teorías del valor; la de Ricardo, la de Proudhon y la de Rodbertus fundamentalmente, aunque a veces lo que critican es la propia concepción subjetivista cuando quien la aplica es el estado, o empresas, de tipo soviético;
    Frederich Engels en Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la filosofía escribió:Pero de la teoría del valor de Ricardo se pueden hacer además, y se han hecho, otras conclusiones. El valor de las mercancías se determina por el trabajo necesario para producirlas. Sin embargo, en nuestro mundo pecador las mercancías se venden, ya por encima, ya por debajo de su valor, y esto no se debe solamente a las oscilaciones originadas por la competencia. La cuota de ganancia tiene la tendencia a reducirse a un mismo nivel para todos los capitalistas, de la misma manera que los precios de las mercancías tienen la tendencia a identificarse mediante la oferta y la demanda con el valor del trabajo cristalizado en ellas. Pero la cuota de ganancia se calcula en proporción con todo el capital desembolsado en una empresa industrial. Y como en dos ramas distintas de industria el producto anual puede plasmar cantidades idénticas de trabajo y representar, por tanto, valores iguales dado un mismo nivel de salarios —bien entendido, sin embargo, que los capitales empleados en una rama pueden ser, y a menudo lo son, dos o tres veces mayores que en la otra—, la ley del valor de Ricardo se halla en este caso en contradicción, abierta ya por el mismo Ricardo, con la ley de la cuota igual de ganancia. Si los productos de ambas ramas de industria se venden por sus valores, las cuotas de ganancia no pueden ser iguales; y siendo iguales las cuotas de ganancia, los productos de ambas ramas no siempre pueden venderse por sus valores. Aquí tenemos, pues, una contradicción, una antinomia de dos leyes económicas, resuelta de ordinario en la práctica, a juicio de Ricardo (cap. I, secciones 4 y 5), a favor de la cuota de ganancia y en perjuicio del valor…
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    Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:Primero, los diversos valores individuales deben estar nivelados para formar un solo valor social, el valor de mercado arriba expuesto, y para ello se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual ofrezcan conjuntamente sus mercancías. A fin de que el precio de mercado de mercancías idénticas, cada una de las cuales, sin embargo, ha sido producida bajo circunstancias individuales ligeramente diferentes, corresponda al valor de mercado y no diverja de él, no aumentando por encima del mismo ni disminuyendo por debajo de él, se requiere que la presión que ejercen mutuamente los diversos vendedores sea lo suficientemente grande como para lanzar al mercado la masa de mercancías que exigen las necesidades sociales, o sea la cantidad por la cual la sociedad puede pagar el valor de mercado. Si la masa de productos excediese dichas necesidades, habría que vender las mercancías por debajo de su valor de mercado; a la inversa, habría que venderlas por encima de su valor de mercado si la masa de productos no fuese lo suficientemente grande o, lo que es lo mismo, si la presión de la competencia entre los vendedores no fuese lo suficientemente poderosa como para obligarlos a llevar esa masa de mercancías al mercado. Si se modificase el valor de mercado, se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales (que aquí son siempre necesidades con capacidad de pago), pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben masas menores de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado.
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    Sion escribió:No, es el juego entre la oferta y la demanda…
    Ahora afirma una tercera forma de establecer el precio de mercado de un valor de uso. Pues si el precio de mercado se establece por medio de la ley objetiva de la oferta y la demanda, ley defendida por la teoría del valor comunista, no es la valoración subjetiva del oferente ni la valoración subjetiva del demandante de mercancías quien establece el precio. Le vuelvo a recordar la teoría comunista sobre el valor;

    En  general cuando los ideólogos del utilitarismo marginal critican la teoría del valor objetivo de las mercancías, y del precio de mercado, basado en el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dicha mercancía, lo que realmente critican es un batiburrillo de teorías del valor; la de Ricardo, la de Proudhon y la de Rodbertus fundamentalmente, aunque a veces lo que critican es la propia concepción subjetivista cuando quien la aplica es el estado, o empresas, de tipo soviético;
    Frederich Engels en Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la filosofía escribió:Fijemos ahora la atención en la ingenuidad con que Rodbertus piensa suprimir con su utopía las crisis comerciales e industriales. Cuando la producción mercantil alcanza las dimensiones del mercado universal, la correspondencia entre la producción de los diferentes productores, guiados por sus cálculos particulares, y el mercado, para el cual producen, más o menos desconocido para ellos en lo que respecta a la cantidad y a la calidad de las necesidades del mismo, se establece por medio de una tempestad en el mercado mundial, por medio de la crisis comercial. Impedir que la competencia haga saber a los diferentes productores el estado del mercado mundial mediante el alza y el descenso de los precios, equivale a cerrarles los ojos. Organizar la producción de mercancías de modo que los productores no puedan conocer en absoluto la situación del mercado para el que producen, es, desde luego, una panacea para la enfermedad de las crisis que podría envidiar a Rodbertus el propio doctor Eisenbart.
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    Por otro lado, si el precio se establece por medio de la ley objetiva de la oferta y la demanda, el precio de mercado se establece de forma social, es decir el valor de cambio es un valor socialmente establecido, tesis sostenida por la teoría del valor comunista, y no por la valoración subjetiva de individuos, ya sean estos demandantes u oferentes de mercancías, o sean ideólogos del liberalismo económico o del monopolio económico, aunque éste sea de tipo soviético.

    Respetado Sion, no parece un método muy científico explicar un mismo fenómeno, la formación del precio de mercado, con tres hipótesis distintas y las tres excluyentes entre sí; por la valoración subjetiva de la utilidad marginal del demandante de mercancías, por la valoración subjetiva del oferente de mercancías y, finalmente, por la objetiva ley de la oferta y la demanda, y rematándolo con preguntar al tendero de la esquina sobre la veracidad de las diferentes hipótesis.

    Sion escribió:En efecto el comercio, no crea riqueza por si mismo,…
    Efectivamente los valores no se crean en la circulación de mercancías, tesis sostenida por la teoría comunista del valor, y por lo mismo, dichos valores no pueden ser creados por una apreciación subjetiva en el intercambio de mercancías.

    Los valores son creados en la producción, y en la producción solo intervienen recursos naturales y fuerza de trabajo, y dichos valores junto con sus precios de mercados son creados de forma social.

    Sion escribió:Y esto no existe, un mercado perfectamente competitivo es un modelo, una abstracción de la realidad,…
    Si el libre mercado no existe en la realidad objetiva, el concepto que define el libre mercado no es un concepto científico, por lo que el concepto de libre mercado, en la sociedad de clases, no deja de ser una noción ideológica de los teóricos del capitalismo. Entre ellos, de forma especial, los mercados “libres” de recursos naturales, que son apropiados violentamente por el monopolio de la fuerza que ejercen los estados, y el “libre” mercado de la fuerza de trabajo ya que el estado expropia a los trabajadores asalariados de todo recuso natural, para que “libremente” alquilen su fuerza de trabajo.

    Sion escribió:Si el precio aumenta, la cantidad demandada disminuye y a la inversa, es decir, la elasticidad debe ser negativa…
    Apreciado Sion, mucho me temo que se confunde. Si el precio de un valor de uso aumenta lo que disminuye no es la demanda, sino la demanda solvente de dicho valor de uso, es decir, con el aumento del precio no disminuye la necesidad social de un valor de uso, sino que lo que disminuye son los individuos que, en dicha sociedad, pueden satisfacer su necesidad de dicho valor de uso, un ejemplo puede ser la denominada pobreza energética. De igual forma, si la necesidad social está satisfecha, por más que disminuya el precio de una determinada mercancía, no aumentará su demanda, recuerde que el oxígeno que respiramos, a pesar de su vital importancia como valor de uso, no tiene precio y a pesar de ello nadie acapara oxígeno o respira más oxígeno del que necesita y a nadie le preocupa.

    Sion escribió:Va a responder mejor que yo y con más detalle.
    Permítame recordarle de nuevo que en general cuando los ideólogos del utilitarismo marginal critican la teoría del valor objetivo de las mercancías, y del precio de mercado, basado en el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dicha mercancía, lo que realmente critican es un batiburrillo de teorías del valor; la de Ricardo, la de Proudhon y la de Rodbertus fundamentalmente, aunque a veces lo que critican es la propia concepción subjetivista cuando quien la aplica es el estado, o empresas, de tipo soviético.

    Saludos.
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    Mensaje por saphet Jue Jun 11, 2015 6:47 am

    Por cierto, si bien es mas que cuestionable exportar el Materialismo Dialéctico a la Ciencia Natural sin mas, si se puede desacreditar a el método por un mal uso o desconocimiento de un solo individuo esto debería alcanza para refutar el método experimental:

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